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PRUEBA ESCRITA

Convocatoria de febrero (25/1/2021)


HISTORIA DE LA LENGUA I
Grado en Filología Hispánica

1. Indique cómo se crea la yod y explique con precisión la 1.ª y la 4.ª, según la
tipología de Ramón Menéndez Pidal.
La yod que escribiremos como i̯ o y no existía originalmente en latín, pero
se produjo de varias formas. Primero la i o e en hiato con una vocal siguiente,
que formaba sílaba por sí en la pronunciación cuidada, tendía a perder su
carácter silábico, pasando a ser semiconsonante. La yod también surgió por
vocalización de una consonante velar agrupada (ej. factum > fai̯ tu) i por pérdida
de una vocal o una consonante (ej. majorinum > maj(o)rinu > mai̯ rinu) o por
atracción de una vocal de la silaba siguiente (ej. Caldaria > caldai̯ ra). La yod al
ser articulación semivocálica carrada, suele contagiar su cerrazón a la vocal
precedente cerrándola un grado. De este modo, en las vocales palatales, la a pasa
a e, la ȩ pasa a ẹ, la ẹ pasa a i; en las vocales velares, la ǫ pasa a ọ y la ọ pasa a u.
Tanto la u como la i, son las vocales más cerradas, no pueden cerrarse más y,
por tanto, no sufren inflexión. Dado esto, vemos como las siete vocales
acentuadas se reducen a cuatro: e, i, o y u. La acción de la yod es menos
señalada sobre la vocal átona inicial (caso en el que las vocales inacentuadas se
reducen a tres: e, i, u).
La yod no solo influye en cerrar o inflexionar la vocal, sino que pataliza
además la consonante inmediata y su influjo sobre la vocal está subordinado a su
acción sobre la consonante.
En la yod primera, la patalización del grupo latino TY o CY en ç o z es la
más antigua de todas. Habiéndose formado temprano las consonantes ç o z, la
yod desapareció sin haber ejercido influjo alguno sobre la vocal. Por ejemplo los
verbos –er, -ir siguen normas aparte: mētio mido, inflexionó la vocal y no
palatalizó la consonante, todo lo contario que en las palabras no conjugables. En
malĭtia > [maˈleti̯ a] > «maleza» no ha habido inflexión y la ĭ ha evolucionado,
según lo esperable, a e.
La cuarta yod es la que se origina de un mayor número de grupos y la que
más inflexiona (todas las vocales excepto casos como strĭctu > «estrecho»). Se
da en grupos de tres tipos:
 Del primer tipo de grupo tenemos, por ejemplo, lĕctu > l[ɛ]cto >> l[ei̯ ]to
> l[ei̯ tʃ]o > «lecho», y no *liecho como habríamos esperado sin
inflexión.
 El segundo tipo es el resultado de la metátesis de yod, muy frecuente en
ri > [i̯ ɾ], por ejemplo en matĕria > mat[ɛ]ria >> mat[ei̯ ]ra > «madera», no
*madiera.
 En el último grupo aparece una yod por la diptongación de un hiato tras
una síncopa, por ejemplo en tēpidu > t[e]pe(d)o > t[e]pio >> tipio >
«tibio», no *tebio.

2. Desarrolle en profundidad el concepto de lenición (incluya las teorías para


su justificación), indicando los diferentes paradigmas que pueden
observarse en este proceso.
La lenición es un proceso de cambio fonético descrito a veces como
«debilitamientos» (proviene del latín LĒNIS que significa ‘débil’) donde casi
todas las consonantes intervocálicas y todas las geminadas se vieron afectadas
en estos cambios. Algunos autores vieron en ellas la influencia celta sobre el
latín hablado; mientras que otros como Alarcos, han buscado explicaciones en la
misma lengua latina y determinaron un aumento de la frecuencia de las
geminadas en latín vulgar. Este desequilibrio fue compensado mediante la
simplificación de las geminadas, lo cual conllevó a la reacción de otros cambios
como la sonorización de las intervocálicas sordas y la fricativización y pérdida
de las intervocálicas sonoras. Tras estas modificaciones, las consonantes
intervocálicas experimentaron una serie de cambios interrelacionadas que se
pueden esquematizar del siguiente modo:
Proceso Entrada Salida ejemplos
Simplificación Consonantes geminadas simples Lat. vulg. /kk/ > esp.
Med. /k/ GUTTA >
gota
Sonorización Consonantes sordas sonoras Lat. vulg. /k/ > esp.
Med. /g/ TŌTU > todo
Fricativización Oclusivas sonoras Fricativas Lat. vulg. /g/ > esp.
sonoras Med. /ɣ/ SEDĒRE >
se(e)r‘sentar(se)’,
Pérdida Fricativas sonoras cero Lat. vulg. /ĵ/ esp.
Med. //

En primer lugar, las geminadas se redujeron a consonantes intervocálicas


simples: /kk/ > /k/ (ej. BUCCA > boca). Esta simplificación forzó a las antiguas
consonantes del latín vulgar a cambiar, por lo que las intervocálicas simples
sordas se convirtieron en sonoras. Los fonemas intervocálicos sordos, una vez
sonorizados, hubiesen confluido con los fonemas sonoros existentes si estos
últimos no se hubiesen convertido en fricativos para evitar la confusión. La
reacción en cadena se completó cuando para evitar la indistinción con las nuevas
fricativas sonoras, la fricativa sonora /ĵ/ se eliminó.
El proceso de sonorización puede darse aisladamente: la –s- del latín vulgar,
una vez convertida en /z/ no sufre cambios posteriores (ej. Casa= /kása/ esp.
Med. CASA= /káza/). No obstante, el resultado del proceso de sonorización
puede verse afectado por el proceso de fricativización: por lo tanto, la /k/ sufre
dos cambios, sonorización y fricativización, y aparece en el español medieval
como /ɣ/ (ej. SECARE> segar). El proceso de fricativización puede llevarse a
cabo sin guardar relación con otros procesos, como el tratamiento de la –b-
latino vulgar, fricativizada, pero no perdida (ej. NŪBĒS > nuves). Con todo ello,
el resultado de este último puede participar del proceso de la pérdida de
fricativas sonoras como por ejemplo /g/ que llega a perderse en la mayoría de los
casos tras haber sido fricativizada (ej. LEGERE > leer). Este último proceso
puede operar incluso aisladamente también como ocurrió en el caso de la
fricativa palatal sonora /ĵ/ que desapareció.

3. Exponga las características que definen el latín hablado en Hispania.

El latín comenzó a usarse en Hispania como resultado de su gradual


incorporación al Imperio Romano. La romanización comenzó en el año 218 a. C,
durante la Segunda Guerra Púnica. Fue un proceso lento que avanzó en
dirección oeste y noroeste durante los dos siglos siguientes y acabó con la
conquista de la costa Cantábrica. La fase de conquista y asentamiento dio paso a
la latinización. El uso del latín no fue impuesto sino que las poblaciones lo
aprendieron por conveniencia y prestigio del idioma de los colonos romanos,
comerciantes, etc. Es relevante considerar la manera en el latín hablado en
Hispania que difería del hablado en otras provincias. Esto no quiere decir que el
latín de Hispania fuera uniforme, pero es defendible a la idea de que comparte
características con la mayoría de las variedades del romance peninsular que
contrastan con los correspondientes rasgos del galorromance. Los investigadores
de diversas épocas han caracterizado el latín de Hispania por los siguientes
rasgos:
Arcaísmos y conservadurismos que se refiere a la pervivencia de formas o
vocablos del latín clásico que se han mantenido mientras que han desparecido en
otras lenguas como por ejemplo: cova > «cueva», fermoso > «fermoso»,
cuius/a/um > «cuyo/a», ombro > «hombro», sanar > «sanare»… El español
sigue preservando formas del latín clásico que no se registran hoy fuera de la
península, salvo en otras áreas alejadas de los centros de irradiación cultural.
El dialectismo es otro rasgo que dio comienzo a la latinización en España.
Pervivían aún el osco y el umbro, competidores itálicos del latín que se hablaba
en el sur y centro de Italia. Hay evidencias que demuestran que el osco se
mantuvo hasta el siglo I d.C. porque muchos de los soldados y colonos romanos
llegados a España procedían de zonas de bilingüismo, lo cual conllevó a que el
latín de estos hablantes estaba impregnados de rasgos. Menéndez Pidal atribuyó
a este origen cambios fonológicos de modo que las vocales latinas han sido
explicadas como producto de la interferencia entre el latín y las formas
emparentadas oscas y umbras. No obstante, ninguno de los ejemplos aportados
puede considerarse prueba inequívoca de la supuesta influencia osco-umbra, ya
que no existe un acuerdo general sobre su origen.
El último rasgo es la existencia de la innovación que incluye la fusión total
de la segunda y tercera conjugación latina, lo cual provocó que los modelos de
infinitivo, originalmente distintos (como DĒBĒRE y VENDĔRE), se hicieran
idénticos (deber, vender), en lugar de permanecer separados como en otras
variedades románicas (como ocurrió en francés: devoir, vendre). Entre otras
innovaciones encontramos la formación de derivación (ej. CIBUM «comida»
CIBĀRIA > cibera), la innovación en un cambio de significado propio del latín
de Hispania (ej. CAPTĀRE «coger» > catar «mirar») y de sus descendientes y
también la introducción de préstamos de las lenguas prerromanas de la
península.

4. Explique y ejemplifique los cambios que no afectan al sistema fonológico.


Los cambios que no afectan al sistema fonológico se sitúan en el plano de
los alófonos. Las transformaciones se deben a una necesidad no consciente de
ahorrar energía articulatoria, adoptando distintas formas:
Asimilación: se refiere al proceso en el que los movimientos articulatorios
de un sonido se propagan a otro sonido vecino (que se asimila, por tanto al
anterior). Puede ser: regresiva, cuando el sonido asimilador precede al asimilado
(mb ˃ m: “palumba” > “paloma”; regresiva, cuando el asimilado precede al
asimilador (pt > tt > t: “septe” > “siete”; recíproca, cuando dos sonidos se
influyen entre sí (ai > ei > e: “carraria” > “carraira” > carreira”.
Disimilación: proceso mediante el que dos sonidos iguales o semejantes
cercanos tienden a distanciarse como por ejemplo “formosum” > “hormoso” >
“hermoso”. En el paso del latín al español este cambio es frecuente en la
disimilación de líquidas y nasales.
Epéntesis: consiste en la adición de un sonido en medio de la palabra,
normalmente para facilitar la pronunciación de sonidos contiguos. Ejemplo:
m’n > mbr, “ómine” > “óm’ne” > “ómbre”.
Metátesis: consiste en cambiar el lugar de los sonidos dentro de una palabra,
atraídos o repelidos por otros. Ejemplos: “parábola” > “palabra”, “vidua” >
“viuda”, “integrare” > “entregar”, etc.

5. Siguiendo el esquema de profesor Ariza Viguera, indique cuáles son los


cambios fundamentales que se producen entre la cuarta y la quinta etapa
que indica (nombre las cinco que establece).
En la evolución del consonantismo sobresalen cinco etapas: la primera de
ellas corresponde al latín hablado o vulgar; la segunda a la época visigoda, la
tercera a la época protorromance; la cuarta el siglo XIV; y la quinta el Siglo de
Oro.
Entre los cambios fundamentales que se dan en la segunda mitad del siglo
XIV encontramos: la diferencia entre /b/ y /ƀ/ que pasa de ser fonológica a ser
fonética [b], [ƀ]; se ensordece la /z/, con lo que confluye en /s/; se consonantiza
la /ḭ/ por /y/: y surgen los primeros casos de yeísmo. Con lo que respecta a las
nasales y líquidas, en algunas zonas se perdió la /ḽ/ al evolucionar a /y/.
Al seguir siendo el esquema irregular debido a la abundancia de palatales
frente a las velares o el aumento de los fonemas africados en las dentales, se
produjo una serie de cambios en la última etapa donde las dentales silbantes /ŝ/ y
/ẑ/ se convirtieron en fricativos /ş/ y / ẓ/ y se siguió extendiendo el
ensordecimiento de /z/ y /ž/ hasta el punto de llegar a confundirse, pues los tres
eran silbantes, fricativos y sordos. Para remediar con esto, el castellano adelantó
la articulación de /ş/ en /θ/, y de /š/ en /x/, lo cual sigue vigente en la actualidad.
Por otro lado, en el español meridional no se produjo la interdetalización de /ş/
por lo que acabó confluyendo con /s/, dando lugar de esta forma al seseo y
ceceo. También al retrasarse la articulación de la /š/ confluyó en la aspirada
existente, por lo que se reduce un fonema menos en las palatales y que el fonema
velar fricativo sordo es una aspirada /h/.

6. Indique las diferencias fundamentales entre cultismo, semicultismo, palabra


popular o patrimonial. Defina el concepto de transmisión doble.
Las palabras populares son aquellas que se han trasmitido en una lengua
determinada y han ido pasando de generación en generación, es decir, de boca
en boca, desde el latín al español moderno y que han sufrido una evolución de
cambios tanto fonológicos como fonéticos a lo largo de ese camino hasta llegar a
nuestro idioma. Por ejemplo, FABULĀRĪ > hablar.
Las palabras cultas se refiere a aquellas que se han tomado en préstamo del
latín a través de la escritura y a diferencia de las populares, estas apenas sufrido
pequeñas modificaciones para ajustarse a las escrituras morfológicas del español
como por ejemplo FABULA > fábula.
Las palabras semicultas han sido heredadas oralmente del latín vulgar y han
experimentado una remodelación durante el periodo medieval debido a la
influencia del latín religioso. Los semicultismos han conocido algunos cambios
propios de las voces populares, pero no todos y esto se debe a su transmisión
oral. Ejemplo INFERNU > infierno. No obstante, el semicultismo también se
usa para palabras que se hayan trasmitido al español mediante la escritura, pero
que han sufrido algún cambio fonológico como ocurre con REGULA > regla.
Los dobletes hacen referencia a las palabras que han llegado hasta nosotros
por diversos caminos. En este sentido, se refiere a los casos de doble trasmisión,
que en general muestran una diferencia semántica, por lo que se suele asociar la
forma popular con el significado evolucionado, mientras que la forma culta o
semiculta conserva su sentido latino. Ejemplo: DELICATUS > delicado y
delgado.

7. Respecto al vocalismo, explique las diferencias fundamentales entre átono y


tónico, así como los esquemas que se producen en vocales acentuadas e
inacentuadas a partir del influjo de la yod.
El sistema vocálico del latín antiguo, en su variedad literaria, representada por el
latín clásico, se organizaba por tres rasgos distintivos: 1) la diferencia de posición de los
órganos, lengua y labios, que oponía vocales anteriores o palatales a vocales posteriores
o velares; 2) la diferencia de abertura de la cavidad bucal, que oponía vocales abiertas a
medias y cerradas; 3) la diferencia cuantitativa de duración, que oponía vocales largas a
vocales breves. La característica articulatoria de cada vocal se definía, entonces,
mediante una combinación de rasgos distintivos: lugar de articulación, abertura y
cantidad antiguo Por tanto, el sistema vocálico podría representarse en un esquema
triangular:
Anteriores Posteriores
Cerradas /i:/ /i/ /u:/ /u/
Medias /e:/ /e/ /o:/ /o/
Abiertas /a:/ /a/
Paulatinamente, la duración como rasgo fonológico se fue perdiendo, siendo
sustituida exclusivamente por la diferencia cualitativa de timbre, que hasta entonces era
solo redundante, acompañante a la cantidad. La vocal larga se pronunciaba
marcadamente más cerrada que la breve en cada par de fonemas. De modo que en la
lengua hablada los diez fonemas vocálicos se realizaban en pares, cinco como abiertos y
cinco como cerrados: /i/ /I/, /ɛ/, /e/, /a/, /ɑ/, /ɔ/, /o/, /ʋ/ /u/. Teniendo en cuenta los rasgos
cualitativos pertinentes de los nuevos fonemas, abertura y lugar de articulación, el
sistema vocálico del latín hablado quedó así: /I/, /ɛ/, /e/, /a/, /ɔ/, /o/, /ʋ/ /u/.
El segundo cambio ocurrido en el vocalismo del latín hablado guarda relación con
el acento. Como resultado del diferente grado de intensidad que tenían las distintas
sílabas de una misma palabra, las vocales evolucionan de forma diferente y por este
motivo estudiamos el comportamiento las vocales en posiciones diferentes: tónicas y
átonas.
En las vocales tónicas, el sistema de nueve vocales que surgió tras la pérdida del
rasgo de cantidad se considera inestable por la pequeña diferencia acústica entre los
sonidos. Por lo tanto, los nueve fonemas se redujeron a siete vocales distinguiendo
cuatro grados de abertura:
5. /i / /u/
4. /e/ /o/
3. /ɛ/ /ɔ/
2. /a/
1.
En lo referente a las grafías podemos observar como los fonemas escritos ĭ y ē había
neutralizado la oposición en /e/ e, al igual que los fonemas ŭ y ō que neutralizaron en
/o/.
El sistema vocálico tónico sufrió una nueva modificación en varias zonas, donde en
muchas variedades regionales del latín hablado se produjo un alargamiento de las
vocales tónicas que no afectó a las átonas. El alargamiento de las vocales tónicas fue el
cierre de la mayoría de ellas dando lugar a la creación de diptongos que encontramos en
los orígenes del español y que eran interpretados ya como secuencias bifonemáticas: por
ejemplo [eɛ] > [iɛ] > [je] (=/ie/): bene> [bɛne]> bien.
La semiconsonante [j] no podía ocupar la posición inicial de sílaba en castellano, la
yod resultante de la diptongación de la ӗ inicial de palabra se transformó en consonante
fricativa /ǰ/ + /é/: equa > yegua
De forma general, veremos que la diptongación se produjo del siguiente modo:
 /ē/ absorbe la i breve (ej.: cista>cesta, pilu > pelo) y el diptongo latino /OE/ (ej.:
poena > pena, foedu > feo).
 / Ĕ/ diptonga en /ie/ (ej.: petra > piedra, metu > miedo) y el diptongo latino AE
diptonga en /ie/ (ej. : caecu > ciego, caelu>cielo).
 /Ͻ/ diptonga en /ue/ (ej.: rota > rueda, nove > nueve, novu > nuevo).
 /Ō/ absorbe el diptongo latino /au/ (ej.: maure > moro, caule > col) y la u ŭ (ej.:
cubita > codo, Cuppa > copa).
El vocalismo átono, se hace más confuso, pues no diptongaron. La principal
diferencia respecto a las tónicas es que las breves e y o se confunden con las
correspondientes largas. De este modo, vemos que en las vocales finales, la /e/ es muy
inestable (ej. Mercede > merced, pane > pan mare > mar, mense > mese < mes, etc.) En
las vocales intertónicas las vocales interiores átonas se perdieron en el tiempo (ej.
Angulus > anglus, calida < calda, temporanu > temprano, manica > manega > manga,
etc.) A veces se tiene que reparar con un fonema, pues la palabra queda prácticamente
innombrable como ocurre con Homine > homne > homre > hombre. Con lo que
respecta al hiato, el resultado fue la pérdida de la vocal débil, esto sucedía de modo
sistemático cuando dos vocales eran idénticas en latín vulgar a causa de un cambio
regular (ej. Mortuu > muerto). No obstante, lo normal es que el hiato se destruya
convirtiéndose en el elemento más débil en una consonante. Como resultado a conseguir
este cambio, una de ellas (la más cerrada) se convirtió en una semiconsonante y la otra
de manera que se mantuvo como vocal. Esa semiconsonante fue la [i] (yod) cuando se
trataba de una palatal, mientras que si era la velar, era la labiodental [w] (waw).

8. Explique las diferencias que se pueden apreciar entre latín y español con
relación al acento.

La naturaleza del acento es compleja, ya que intervienen tres elementos


principales:
 El tono se refiere a la nota musical que adopta una vocal: la que lleva el
acento poseerá un tono más alto que las restantes de la palabra.
 La intensidad hace referencia a la energía muscular con que se expulsa
el aire durante la articulación: la que lleva el acento tenderá a ser más
fuerte que las otras.
 La duración: la vocal acentuada puede ser más larga que las restantes.

El latín hablado sufre un cambio acentual, pasando de tonal a otro que se


denomina intensidad o acento de intensidad, que caracteriza a las lenguas
romances. El nuevo acento tuvo otro efecto: la completa destrucción del hiato.
Lo cierto es que los casos de hiato eran frecuentes en los comienzos del latín,
pero muy pocos han sobrevivido en las palabras patrimoniales españolas. Para
ello, hubiese sido necesario que las vocales que lo constituían tuviesen grados
similares de intensidad. Sin embargo, esta condición no se cumplía en el latín
hablado y el hiato se redujo a una pronunciación monosilábica.
Respecto a la posición del acento, este se ha mantenido en español en la
misma sílaba que ocupaba en latín. No olvidemos que en esta última lengua, el
acento recaía sobre la primera sílaba en las voces que solo poseían dos, mientras
que en las palabras de tres o más sílabas la longitud de la penúltima determinaba
su colocación: Si era larga caía sobre ella; si era breve caía en la antepenúltima.
Hay tres categorías acentuales:
 La penúltima vocal es larga, por lo que el acento recae sobre ella →
Molinu > molino.
 La penúltima vocal es breve, pero va seguida de dos o más consonantes,
por lo que el acento recae en la penúltima → Sagitta > saeta.
 La penúltima vocal es breve y va seguida de una única consonante o
ninguna, por lo que el acento recae en la sílaba precedente → Viridis >
verde.
Se deduce que la posición del acento latino venía determinada por la
estructura fonológica de la palabra, de forma que no se dan casos en los que el
acento se pueda situar libremente en una determinada sílaba para lograr algún
cambio de significado. En español, en cambio, la posición es libre y tiene un
valor fónico. Ej. continúo, continuo, continuó.

9. De manera general, indique cómo funciona el principio de economía en el


sistema vocálico y en el sistema consonántico en la transición del latín al
español.
Para empezar, cabe destacar que el principio de economía alude a la ley del
mínimo esfuerzo, es decir, a obtener el máximo esfuerzo a partir del mínimo
esfuerzo.
Como bien sabéis el sistema vocálico del latín arcaico estaba constituido por
diez fonemas que luego se redujeron a siete debido a la pérdida del rasgo
distintivo de cantidad y la confusión entre las vocales breves y largas y, más
tarde, quedaron reducidas a cinco vocales átonas, coincidiendo con el sistema
castellano de cinco vocales tónicas. Entre los cambios más relevantes de la
evolución del latín al español encontramos los siguientes:
Las vocales altas breve se hacen vocales medias (u > o, i > e; ej. lupus>lobo,
minus>menos);
Las vocales medias breves, que se pronunciaban como abiertas, se convierten en
diptongos en posición acentuada (e > ie, o > ue). Ejemplo: terra > tierra, focu >
fuego. Hay algunas excepciones de esta regla cuando se producen en contacto
con ciertos sonidos palatales, que impiden su diptongación. Ejemplo: la palabra
nocte evoluciona a noche y no a “nueche”.
La vocal final -e se pierde precedida por una sola consonante dental o alveolar.
La -e- en plural no se pierde, pues no está a final de palabra. Ejemplo: pane >
pan.
Los diptongos latinos evolucionan de la siguiente manera: au > o, ae > e, > oe >
e. Ejemplo: tauru > toro, poenam > pena, praemium > premio.
El acento recae sobre la última o penúltima sílaba, así muchas veces la vocal de
la sílaba pretónica o postónica se pierde. Ejemplo: tabula > tabla.
Hay terminaciones que pierden su vocal interna y dan lugar a evoluciones
especiales. La terminación -mine evoluciona así: -mine > mne > mre (proceso de
disimilación) > mbre (epéntesis). Ejemplo: homine > homne > homre > hombre.
Con lo que respecta al sistema consonántico clásico del latín hablado se
organizaba en tres órdenes y seis series definidos por el modo y punto de
articulación. Veremos de forma general los cambios que se han producido:
Las consonantes geminadas han pasado al español las consonantes simples
correspondientes. Ejemplo: bucca>boca, gutta>gota. Hay, sin embargo, tres
excepciones, los de las consonantes alveolares geminadas -nn-, -ll- y -rr-. La -
nn- geminada se convierte en la nasal palatal -ñ-, la -ll- en la lateral palatal -ll- y
la -rr- se mantiene como vibrante múltiple en oposición a la vibrante -r-.
Ejemplo: annu>año.
Las oclusivas sordas simples se hacen sonoras en posición intervocálica o entre
vocal y líquida. Ejemplo: acutam > aguda, lupu > lobo. Cuando nos encontramos
con una consonante oclusiva sorda en español deducimos que vendrá la
evolución de una geminada y no de una oclusiva sorda. Ejemplo: cupa > cuba
frente copa > copa.
El fonema labiodental /v/ no existía en latín. Diferencia entre /b/ oclusiva
medieval procedente de la /p/ latina y la /β/ originaria entre la unión de /b/ y /u/
latinas.
Las oclusivas sonoras intervocálicas se pierden frecuentemente. Ejemplo:
frigidu > frío.
La “f-” inicial latina se aspira en el castellano medieval y se pierde en el
español. Ejemplo: farina > [harína] > [arína] harina, ficum > higo.
Los grupos consonánticos pl, cl y fl en posición inicial evolucionan a ll.
Ejemplo: pluvia > lluvia, clamare > llamar, flama > llama. En algunas palabras
el grupo fl- se mantiene.
Ante otra consonante, la /k/ final de sílaba ante otra consonante se debilita en la
semivocal [i], que a su vez palataliza a ciertas consonantes. Ejemplo: nocte >
/nói̯ te/ > noche, factu > /fai̯ to/ > /fei̯ to/ > hecho.
El grupo “-li-” y “-le-” antes de vocal evoluciona por palatalización y
deslateralización a /ʒ/, luego ensordece a /ʃ/ y al final evoluciona a /x/. Ejemplo:
filia > /fíli̯ a/ > /fíʎa/ > /híʒa/ > /íʃa/ > /íxa/ hija.
El grupo “-ni-” y “-ne-” antes de vocal evoluciona a “ñ”. Ejemplo: vinea > viña.

10. A partir de la lectura de la obra de Ralph Penny (únicamente aquellos


capítulos tratados a lo largo de las clases), enumere las diferentes lenguas
que influyeron en el desarrollo del español actual, caracterizando su influjo.
La llegada de los visigodos no influyó demasiado en el idioma pues ya
estaban bastante latinizados, pues el latín continuo siendo la lengua de cultura y
administración durante el periodo visigodo. Dejando de lado a un número
determinado de préstamos léxicos, su aportación se limita a una serie de rasgos
morfológicos: introducción de un nuevo modelo de declinación de sustantivos
en nominativo –Ā, junto a los tres tipos existentes en el latín hablado tardío;
adopción del sufijo –engo para adjetivos denominales; y quizá la introducción de
los sufijos ez, oz, iz, etc. de los apellidos Fernández, Rodríguez, Ruiz.
La invasión musulmana del año 711 está llena de consecuencias lingüísticas
que no solo causó el contacto entre el latín hispánico y sus descendientes con
otras culturas, sino que creó generó importantes préstamos léxicos y semánticos
procedentes del árabe para la modificación del romance hispánico tanto en su
sintaxis como en su fraseología.
También fue de gran importancia la Reconquista cristiana en la península
que avivó la conciencia de la identidad individual del habla castellana.
Alfonso X el Sabio (1252-1284) fue decisivo para la modalidad estándar del
español (hasta entonces los textos contienen bastantes dialectalismos como
ocurre en El poema de mío Cid). Ya que la preocupación del monarca por su
corrección lleva a su desarrollo. En síntesis, en el momento de la expansión del
español fuera de la península rivalizaban dos normas principales, la de Toledo y
la de Sevilla. Madrid, continuadora de Toledo sirvió de norma a la literatura
española durante el Siglo de Oro. Fue en este periodo cuando el castellano de
convirtió en la lengua literaria y culta de Galicia y las zonas catalano hablantes,
provocando la aparición en esas áreas de fenómenos de bilingüismo que fue
agudizando progresivamente a causa del uso casi exclusivo del español como
lengua vehicular de la educación.

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