¿Qué es el TDAH?

El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del

neurodesarrollo cuyos síntomas inician en la infancia y tienen continuidad hasta la edad
adulta. Caracterizado por dificultades en mantener la atención en una actividad durante
un periodo de tiempo continuado, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad
o dificultad en el control de los impulsos.

Según el DSMV algunos progenitores refieren que alguno de estos chicos lloraban más que
otros, que presentaban cólicos de forma más frecuente, se mostraban más irritables,
dormían menos, que incluso caminaban mucho antes que los demás, pueden ser
descuidados y tener problemas de coordinación.
 

El TDAH se asocia frecuentemente con otros trastornos comórbidos- principalmente

trastornos de ansiedad, trastorno negativista desafiante, trastorno de desregulación
disruptiva del estado del ánimo y trastorno depresivo. Todo ello hace que aumente la
gravedad y el impacto del TDAH haciendo disminuir la calidad de vida del paciente y sus
consecuencias se aprecian en diferentes aspectos de la vida del niño, no sólo en la escolar
sino también y en gran medida en las relaciones interpersonales, ya sea con la familia
como con los otros niños y educadores.

De carácter multietiológico pero con un importante patrón de herencia multigencia

compleja, no todas las personas que padecen un TDAH tienen el mismo cuadro clínico. En
algunas de ellas predominan los síntomas de falta de atención, en otras los
de hiperactividad e impulsividad y en otras encontramos los tres, dando lugar a lo que se
conoce como TDAH combinado.
 

Síntomas

Se puede sospechar que de la existencia de un TDAH cuando los síntomas se presentan de

manera reiterada y persistente en distintos ambientes, dos o más según los criterios
diagnósticos actuales, por ejemplo en casa y en el colegio, y aparecen antes de los 12 años
de edad (aunque se pueden dar casos en los que pase desapercibido llegando al
diagnóstico más tarde).
Síntomas de hiperactividad e impulsividad
 Inquietud: el niño se mueve constantemente siéndole difícil estarse
quieto en la mesa de trabajo o mientras come.
 El niño se levanta cuando debería estar sentado.
 Corre y salta sin ninguna necesidad y sin calcular los potenciales riesgos
o consecuencias.
 Tiene dificultades en estar un rato jugando a un mismo juego
necesitando cambiar de actividad sin acabar aquello que había iniciado.
 Su nivel de actividad es casi siempre excesivo (“como si tuviera un
motor en su interior).
 Necesita supervisión constante para que realice las cosas.
 Frecuentemente actúa antes de pensar.
 Se excita y altera con mucha facilidad.
 Habla excesivamente.
 Le cuesta esperar su turno de palabra, interrumpe las conversaciones o
los juegos muy frecuentemente.

Debe de tomarse en cuenta si alguno de los síntomas estaban presentes antes de los siete
años, si los síntomas se presentan en al menos más de dos contextos, deben existir
evidencias claras del deterioro de la conducta social y académica, los síntomas no
aparecen exclusivamente en un trastorno generalizado del desarrollo.

Síntomas de falta de atención

 No presta atención a los detalles, comete errores.
 Tiene dificultades en mantener la atención en juegos o actividades.
 A menudo parece que no escuche, que “desconecta”.
 No sigue las instrucciones y no acaba los trabajos.
 Tiene dificultades para organizarse.
 Evita trabajos que requieran un esfuerzo de concentración.
 Olvida las tareas, pierde cosas.
 Se distrae con facilidad delante de pequeños estímulos externos.
 A menudo llega tarde a los sitios.

La hiperactividad es muy a menudo el síntoma más llamativo (que no significa que sea el
más importante pero sí uno de los que genera mayor distorsión) del trastorno y ante el
cual la mayoría de profesores alertan a la familia.
Es importante destacar que la desmotivación en los trabajos tiene su origen y explicación
en la mayor dificultad para mantener la atención en ella y no en una falta de voluntad o
desgana como frecuentemente se atribuye.