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CONTRIBUCIONES DE TRES ENFOQUES METODOLÓGICOS DE LAS

CIENCIAS SOCIALES A LA IDEA DE INVESTIGACIÓN

Por: Francisco Javier Villamarín M1

El objetivo del presente ensayo es identificar los aportes de tipo metodológico que el
materialismo histórico, el positivismo y la teoría de la complejidad le brindan a la idea de
investigación que se pretende desarrollar en el doctorado, la cual gira en torno al estudio de
las tendencias que describe la dinámica demográfica del departamento de Nariño en el
periodo 1951-2014, así como su relación con los procesos de modernización y desarrollo
que viene experimentando la región desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente.

Se han seleccionado estas tres corrientes para orientar la metodología con que se va a
desarrollar esta idea de investigación, especialmente por la pertinencia de sus aportes en
aspectos como la misma concepción del método, el control de las ideologías y los valores
en el trabajo científico, la observación relacional, la necesidad de definiciones conceptuales
precisas, la explicación, el análisis, la formulación de leyes y la construcción teórica del
objeto de estudio. Aspectos que le dan claridad a la forma como se debe abordar el objeto
de estudio, y que anticipan algunas consecuencias metodológicas futuras que deben ser
asumidas con compromiso por parte del investigador.

De igual manera, por la naturaleza del objeto de estudio, el cual comporta dimensiones
teóricas y empíricas, objetivas y subjetivas, estructurales y agenciales y sincrónicas o
diacrónicas, los tres enfoques mencionados ofrecen las perspectivas metodológicas más
adecuadas, por el momento, para la ejecución de este proyecto, y para sus propuestas de
intervención y transformación social

Antes de pasar revista por los aportes de cada una de estas tres corrientes a la idea de
investigación que pretende desarrollar en el doctorado, es preciso hacer algunos
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Estudiante de primer semestre. Doctorado en Estudios Social. Facultad de Ciencias Humanas. Universidad
Externado de Colombia. 2013
comentarios, con el propósito de darle un mejor entendimiento al contenido de este ensayo:
los aspectos metodológicos sobre los cuales estas corrientes metodológicas realizan sus
aportes, no han sido elegidos arbitrariamente por el observador, sino que han emergido del
estudio de las fuentes consultadas. Para identificar su contribución se las ha presentado sin
un criterio de orden o jerarquía, con lo que desde ya se colocan en práctica algunas
enseñanzas metodológicas aprendidas del materialismo histórico y de la teoría de la
complejidad.

Por otro lado, para complementar las contribuciones del positivismo de Comte frente a los
aspectos mencionados, se ha acudido a algunas reglas metodológicas desarrolladas por unos
de sus principales seguidores, el sociólogo francés Emile Durkheim. Su trabajo es una
interesante adaptación del método científico de las ciencias naturales a las necesidades de
conocimiento y generalización de las ciencias sociales. Este autor, diferencia de la vanidad
y las especulaciones que caracterizaron las posturas epistemológicas y metodológicas de
Comte, aplicó su método en el estudio de problemas reales como el suicidio, las formas
elementales de la vida religiosa y el cambio social, entre otros, lo que le permitió posicionar
las ciencias sociales al nivel de las ciencias exactas.

Aportes de las tres corrientes metodológicas a la idea de investigación

Para el materialismo histórico y para la teoría de la complejidad no hay método de


investigación. No hay un camino dado, ni un procedimiento ordenado y secuencial para
producir conocimiento. El método, según el segundo enfoque principalmente, depende del
investigador y de su capacidad para solucionar problemas, y para reorganizar el
conocimiento.

Para el materialismo histórico lo metodológico no tiene que coincidir con el orden de las
observaciones y de los interrogantes. Las etapas metodológicas secuenciales no tienen
importancia en el proceso de investigación; la significación de las etapas de investigación
no se define por el momento y el lugar que ocupan en una secuencia lógica (Zuleta, 1972:
76), su orden depende de las categorías y problemas que la estructura social considera
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determinantes, y determinadas. Así que no siempre se comienza por el origen, sino por lo
que resulta determinante.

El positivismo, por el contrario, según las enseñanzas de Comte (1979), ha derivado su


método de las ciencias naturales, y para ubicarlo en un nivel superior lo ha denominado “el
método de la investigación histórica”. Dicho método, es una secuencia de pasos que inician
con la observación, después pasan a la experimentación y luego finalizan con la
comparación, desarrollando una secuencia similar a la evolución de los organismos.

Las tres corrientes en su conjunto, aportan una visión del método que precisa la manera
como se debe ejecutar la observación del objeto de estudio de la presente propuesta de
investigación. De acuerdo a la teoría de la complejidad y el materialismo histórico la
investigación no siempre comienza por una pregunta de investigación o una serie objetivos,
depende de la manera cómo llegue la idea de investigación y la información al investigador,
y de la capacidad que tiene de asumir y sistematizar la realidad. En el caso concreto de la
investigación en curso, su origen se encuentra en las necesidades y vacios de conocimiento
que han dejado algunos trabajos previos, y de algunas hipótesis que se ha derivado de ellos.
Por su parte, el legado del positivismo se convierte en una guía para no perder el carácter
sistemático, racional, normativo y operativo que la observación del vínculo entre las dos
variables debe comportar para no rebasar los objetivos propuestos.

Por otro lado, los tres enfoques hablan de tener precauciones con las apariencias, los mitos
y la ideología. Esto es de gran utilidad para la investigación, porque según las enseñanzas
del materialismo histórico, las apariencias nos muestran los hechos separados de su
contexto histórico y de su dinamismo (Zuleta, 1972: 2). Por lo general, las ideas tienden a
ocultar lo que existe más allá de los fenómenos observados. Con seguridad, la relación
entre dinámica demográfica y modernización social y económica en el Departamento de
Nariño en el periodo 1951-2014, no es una relación evidente que se explique por sí sola,
sino que detrás de ella están latentes una serie de tensiones, conflictos, interacciones y
consensos que estas variables establecen con el contexto histórico y social de la región, del
país y del mundo, algunas conocidas y otras desconocidas, que pueden ayudar a una
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interpretación más amplia y dialéctica de esta relación. Otra invitación de este enfoque es a
no conformase con saber que la realidad se presenta como apariencia, sino explicar por qué
se presenta de ese modo, y por qué es necesario que se presente así, lo que significa todo un
reto y nuevas posibilidades de conocimiento, porque el tratamiento teórico de los datos
pude dar lugar interrogantes que pueden suscitar reflexiones y posibles hipótesis que
extiendan el trabajo investigativo.

En este sentido, el positivismo manifiesta una postura similar. Para esta orientación en el
trabajo científico hay que descartar sistemáticamente las prenociones, las cuales son una
especie de velo que se interpone entre quien observa y la realidad observada (Durkheim,
1986). La ciencia no trabaja con conceptos que se han formado por fuera de ella. Esta regla
es pertinente para el trabajo de investigación para no dar por supuesta la relación entres
estas dos variables ni su dirección de sentido. Hay que estudiar el fenómeno, como dice
Durkheim, como si se partiera de cero, sin supuestos previos.

La teoría de la complejidad ofrece una visión contraria y complementaria. Para esta


orientación es importante no pasar por alto en el análisis los valores, la irracionalidad y la
subjetividad si se quiere alcanzar un conocimiento objetivo. La complejidad no consiste en
erradicar los misticismos, la contemplación y la religión para escapar de ella, por el
contrario su carácter científico radica en la integración de conocimientos científicos y no
científicos. Esto asegura la objetividad del conocimiento que se vaya a producir. Esta
anotación es esencial, porque el objeto de estudio de esta investigación no solo depende del
las condiciones empíricas y objetivas de la realidad observada, sino también del gusto y del
cariño que siente el investigador por el fenómeno de su predilección. Afortunadamente, con
este sustento metodológico, se valida que no es suficiente con observar la relación entre
población y modernización, sino que es necesario e indispensable para su desarrollo, sentir
gusto, placer y devoción por su estudio.

Por otro lado, un hábito metodológico que buscan promover las tres corrientes
metodológicas es observar la realidad en términos relacionales; el materialismo histórico y
la teoría de la complejidad son baste amplios en este sentido, mientras que el positivismo es
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un poco restringido. Sin embargo, este último énfasis, con sus oportunidades y las
restricciones, es muy funcional para el análisis que se pretende realizar en esta
investigación.

Para la corriente materialista, el objeto de estudio está compuesto por un conjunto de


relaciones y articulaciones reciprocas entre sí, que no siempre se caracterizan por su
armonía y consenso, sino por los conflictos y tensiones que las atan. Esta visión relacional
es la que define la realidad como un proceso histórico. Con seguridad, conociendo esta
acotación metodológica, la relación objeto de este estudio se asimila de una manera
distinta, ya que no solo tiene que ver con lo demográfico, con lo social y con lo económico,
sino con otro conjunto de factores políticos, ambientales, culturales, éticos, biológicos y
técnicos que influyen sobre ella, y que es preciso identificar e interpretar en el curso del
estudio.

La recomendación de la teoría de la complejidad también es observar todo en relación en


un contexto complejo, donde el orden involucre al mismo tiempo el desorden, y donde la
seguridad involucre al mismo tiempo la incertidumbre. De igual manera, para afrontar la
complejidad que hoy caracteriza a la realidad, el investigador debe involucrarse con la
realidad estudiada, ya que este tipo de realidades no se las puede experimentar desde afuera
como pretende el positivismo. Estos aportes advierten sobre el tipo de realidad a la cual se
va a enfrentar la propuesta de investigación, donde hay que producir conocimiento
sistemático y organizado sobre la relación entre población y desarrollo en medio del
desorden social, institucional e informacional que impera en los sistemas de conocimiento
nacional y departamental. Del mismo modo, también advierten sobre la necesidad de no
solo conformarse con la observación y sistematización de los datos en el computador, sino
de ir más allá bajando al terreno de los hechos reales donde lo cuantitativo le abre un lugar
a lo cualitativo a través de la búsqueda de testimonios, historias de vida, identificación de
archivos históricos, ejercicios de observación, complemento metodológico que busca
reducir en alguna medida la incertidumbre y la inseguridad de la realidad compleja.
Por su parte, el método positivista recuerda que progresos como la civilización son el
resultado de acontecimientos consecutivos lejanos en el tiempo. Para Comte, no se puede
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entender los hechos del presente sino se los encadena con los acontecimientos del pasado, y
con los efectos futuros. A pesar de presentar la realidad como un eslabón de una cadena
evolutiva, desconociendo los conflictos y las revoluciones que suceden en ella, el enfoque
es interesante porque no solo se centra en el pasado y en la actualidad, sino también en las
consecuencias futuras de dichos momentos, lo cual no solo es pertinente para el análisis y la
explicación de la relación entre población y desarrollo sino también para su proyección en
la mediana y larga duración.

Para las tres corrientes el conocimiento científico requiere de definiciones precisas


construidas a partir de la experiencia; en el positivismo y en el materialismo histórico esta
fase metodológica es una exigencia; en la teoría de complejidad hay más flexibilidad. Tanto
para el positivismo como para el materialismo histórico la ciencia no nace de definiciones
abstractas ni preconcebidas, sino de hechos concretos y reales. En el positivismo la
cuestión es la siguiente: definir el objeto de estudio a partir de caracteres que puedan ser
visibles, y que arrojen significados reales (Durkheim, 1986). En el materialismo histórico
esta tarea tiene una finalidad: definir los conceptos y las relaciones asociadas a ellos para
modificarlos en la experiencia, con el fin de que sean útiles para el análisis.

La teoría de la complejidad está de acuerdo con las definiciones científicas, pero a


diferencia de los dos enfoques anteriores, aboga, por una parte, por asumir una actitud
complementaria y, por otro, lejana de todo extremo. El objetivo es integrar categorías
antagónicas y complementarias, pero ubicándose por fuera de ellas sin inclinar la balanza a
favor de ningún extremo. Para la complejidad los extremos son perniciosos, pues una
categoría se puede definir con elementos científicos y no científicos. Para no caer en ningún
extremo, el enfoque propone la existencia de conceptos intermedios. Por ejemplo, entre la
ciencia y la no ciencia, hay puntos intermedios que están en conflicto. Entre la ciencia y la
no ciencia está el filósofo, el epistemólogo, el historiador, el sacerdote y el brujo, todos
generando tensiones y consensos para el desarrollo y problematización de la ciencia
(Morin, 1990, 140).

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La necesidad de definiciones precisas y empíricas en la ciencia genera una serie de
compromisos intelectuales para la investigación. La primera de ellas, es que de aquí en
adelante las definiciones de los conceptos “dinámica demográfica” y “modernización
social” ya no se las puede encontrar en las significaciones metafísicas de los diccionarios,
las enciclopedias físicas y virtuales, y en la imaginación del investigador, hay que buscarlas
en las investigaciones previas que se realizado sobre el tema, o acudiendo a la teoría y sus
categorizaciones, o lanzándose a proponer nuevos significados a partir de los hechos
observados, asegurándose de poseer un amplio bagaje teórico. Después de encontrarlas, es
oportuno resignificarlas y operacionalizarlas constantemente a medida que se las aplica.
Segundo, no hay que olvidar que las definiciones no comprenden realidades extremas y
absolutas, de ellas también se puede deducir definiciones intermedias o subcategorías que
pueden darle mayor poder de análisis y explicación a la investigación, como se desprende
de la teoría de la complejidad.

Por otro lado, los tres enfoques ofrecen elementos para entender la explicación. Para el
materialismo histórico, la explicación es una operación lógica y metodológica, que nace de
la crítica de los teóricos que defienden la explicación multicausal. Para este enfoque, los
fenómenos que son explicados por varios factores son hechos falsamente interpretados,
mientras que la explicación que requiere la ciencia es determinista, tienen como única causa
el modo de producción y de cambio (Zuleta, 1972: 35).

En el positivismo también defiende la explicación monocausal. Cuando se va a explicar un


hecho social es preciso averiguar la causa eficiente que lo produjo, y la función que viene a
llenar. Se habla de función en esta corriente metodológica para determinar si existe
correspondencia entre el hecho observado y las necesidades del organismo social. Lo que
dicho de otro modo significa que la causa que produce los hechos sociales no se debe
encontrar en los individuos, ya que en la sociedad todo está asociado, y esta asociación es la
que explica la vida en sociedad. Es decir, la estructura social es el origen de los hechos
sociales (Durkheim, 1986:121).

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En la complejidad la explicación es, como su nombre lo indica, un asunto complejo. No se
centra en un solo factor sino en la integración de varios factores. En la unificación del
orden con el desorden puede encontrarse la razón de los fenómenos complejos. Para darle
un tono multicausal a la explicación, este enfoque desarrolla la siguiente fórmula:
“orden/desorden/interacción/organización”, en la interacción de estos momentos se puede
identificar las causas y los efectos de la complejidad. Esta lógica explicativa puede ayudar a
comprender que el proceso de modernización social y económica de la región puede incidir,
con sus avances y retrocesos, en la heterogeneidad de los patrones demográficos y en los
diferentes ritmos de la dinámica poblacional.

Otra acción metodológica tan importante como la explicación es el análisis. Para el


materialismo histórico, este procedimiento consiste en pasar de una secuencia desordenada
de hechos a una unidad ordenada desde la cual se puede ver ese caos de la realidad como un
conjunto organizado. A través de esta unidad de lo diverso se puede caracterizar, clasificar
y estructurar las relaciones y articulaciones que componen el hecho observado.

Para el positivismo, consiste en descomponer el hecho social hasta encontrar su unidad


básica y elemental, aquella que no contiene en su seno divisiones anteriores, y a partir de
allí volver a reconfigurar todo lo desestructurado para tipificar y clasificar los diversos tipos
sociales que arman la estructura del hecho considerado (Durkheim, 1982: 99-100).

En el enfoque de la complejidad, por contrario, el análisis no tiene nada que ver con la
observación superficial de la morfología de los fenómenos observados, sino con la
búsqueda de aquello que no se puede ver a simple vista (Morin, 1990: 144). Para la
complejidad no hay análisis científico, sino análisis de lo oculto. Detrás de lo real se
esconde un “trans-mundo” que, según Morin (1990), es más real que el mundo real.

Las propuestas de análisis de las tres corrientes metodológicas son interesantes para el
ejercicio de investigación planteado. Desde la perspectiva del materialismo histórico, los
conceptos de estudio, “dinámica demográfica” y “modernización social”, son también
herramientas heurísticas de análisis, toda vez que permiten organizar y clasificar los hechos
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que en la realidad se encuentran desordenados, aislados y dispersos. Según el positivismo,
cada uno de estos componentes hay que estudiarlos por separado, descomponiéndolos hasta
encontrar los elementos básicos de su composición, y volver a configurarlos para entender
su estructura y su evolución. Por su parte, la teoría de la complejidad insiste en que hay que
escudriñar en profundidad la relación entre población y desarrollo, para encontrar aspectos
ocultos que no se manifiestan directamente a la observación.

Sobre las leyes científicas también hacen referencia las tres propuestas metodológicas.
Quizá el positivismo es la postura que más ha insistido que el conocimiento científico deber
convertirse en explicaciones universales. Para Comte, son reflexiones racionales
desarrolladas sobre relaciones relativamente constantes de fenómenos que el investigador
construye a través de la observación y la experimentación. Sin embargo, el autor sostiene
que no son tan absolutas e invariantes como se cree, ya que las transformaciones del
organismo social las tornan relativas. Las leyes abordan la generalidad pero también las
excepciones que se presentan en los fenómenos. Esta acotación es de mucha utilidad para
los propósitos explicativos de la investigación y su carácter relativo y provisional, pues la
teoría que se formule con este ejercicio, no solo verá amenazada su vigencia por los
cambios ocurridos en la sociedad, sino también por la crítica y refutación que reciba cada
vez que se contraste con la realidad. Siguiendo los consejos de Popper (1973), será una
teoría cuya pertinencia científica se soportará en la crítica y la falsación.

En el caso del materialismo histórico, las leyes están asociadas a la explicación, la cual,
como se menciono más arriba, depende de las determinaciones de los modos de
producción. Es decir, la generalidad de los objetos depende de las leyes que produzca una
forma de producción históricamente determinada. Con esto queda claro que la validez de la
teoría que resulte de la observación de la relación entre dinámica demográfica y
modernización cobrará legitimidad científica, si es compatible con las circunstancias
históricas y materiales imperantes en el momento de su formulación. Según este enfoque, la
validez de este ejercicio empírico será dada por su crítica a los antagonismos y conflictos
sociales e históricos que rodean su desarrollo y ejecución.

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Por otro lado, la complejidad asume una visión compleja de las leyes científicas: la ciencia
no está llena de generalidades, sino de particularidades y singularidades. El concepto de ley
al estilo positivo es bastante problemático dado que la realidad está compuesta por sujetos
muy diferentes. Esta anotación es fundamental especialmente para aquellos fenómenos que
necesitan un análisis en profundad, como los mismos sucesos históricos, los testimonios,
las historias de vida, con los cuales todo intento de formulación de leyes generales pierde
sentido.

Por último, los tres enfoques brindan elementos para la construcción del objeto de estudio.
Para el materialismo dicha construcción tiene un carácter crítico; para el positivismo tiene
un carácter teórico; y para la teoría de la complejidad un carácter complejo. Para los tres
enfoques metodológicos queda claro que el objeto se construye no solo acudiendo a los
hechos.

Según el materialismo histórico, la crítica de la experiencia es el fundamento de la ciencia;


no hay experiencia que sea en sí misma una interpretación. En el caso del positivismo, es
una mala costumbre intelectual construir conocimiento concentrándose en la práctica y
dejando de lado la teoría (Comte, 1979; 21). La ciencia no se puede confundir con la falsa
erudición que solo acumula hechos, sin tener en cuenta perspectivas de los sabios. La
construcción teórica de los hechos permitirá elevar las ciencias sociales al nivel de las
ciencias naturales. Para la complejidad dicha construcción es problemática dado que no hay
una realidad unidemensional, sino multidimensional. Un conjunto de hechos no puede ser
interpretado por una teoría, sino por un conjunto de teorías, como usualmente sucede en las
ciencias sociales.

Sobre las tres referencias metodológicas y su pertinencia para el desarrollo de la


investigación del doctorado, hay que decir algunas cosas: definitivamente es necesaria la
construcción teórica del objeto, para alejar el sentido común y la especulación de este
propósito. Esta construcción no solamente es básica en la etapa de la formulación del
proyecto sino también en el análisis y la explicación. Sin embargo, de las acotaciones de la
teoría de la complejidad se pueden extraer las enseñanzas más pertinentes, debido a que una
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primera aproximación al conocimiento teórico que se ha realizado sobre la relación entre
dinámica demográfica y modernización deja ver que existe varios marcos teóricos que
explican de manera distinta y conflictiva las características y particularidades de esta
relación.

En resumen, a través de este ensayo se pudo conocer el aporte del materialismo, el


positivismo y la teoría de la complejidad frente a algunos aspectos metodológicos del
proyecto de investigación que se pretende desarrollar durante el doctorado. Esta primera
reflexión muestra que en algunos aspectos hay acercamientos entre tres corrientes, mientras
que otros hay diferencias, donde lo más novedoso y curioso los ofrece la teoría de la
complejidad. De esta experiencia también se desprende que este ensayo no se queda allí,
hay que seguirlo nutriendo y discutiendo con los desafíos e incertidumbres que vayan
apareciendo a medida que avanza la investigación.

Bibliografía

COMTE, Augusto (1979). La Filosofía Positiva. México: Editorial Porrúa. 303p


DURKHEIM, Emile (1986). Las reglas del método sociológico. Madrid: Editorial Morata.
149p.

MARX. Karl (1971). Elementos fundamentales para la crítica de la economía política


(Borrador 1857-1858). Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

MORIN, Edgar (1990). Introducción al pensamiento complejo. Madrid: Gedisa.

POPPER, Karl (1973). La Lógica de las ciencias sociales. En ADORNO, Teodoro La


disputa del positivismo en la sociología alemana. Barcelona: Grijalbo. Págs. 101 – 119
ZULETA, Estanislao (1990). Comentarios a la introducción a la crítica de la economía
política (Manuscritos de 1857). Medellín: Universidad de Antioquia. 119p.

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