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Introducción
El objetivo del presente documento es presentar una breve aproximación al estado del
conocimiento teórico y empírico de la idea de investigación que he propuesto para aspirar
al título de Doctor en Estudios Sociales, la cual gira en torno al estudio de las tendencias
que describe la dinámica demográfica del departamento de Nariño en el periodo 1951-
2014, así como su relación con los procesos de modernización y desarrollo que viene
experimentando la región desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente.
Antes de dar comienzo a este informe, es preciso comentar algunos aspectos que faciliten la
comprensión de su contenido: primero, esta idea de investigación aborda un tema de
actualidad, que está siendo estudiado ampliamente en muchos lugares del mundo y del país,
no solo por investigadores universitarios e independientes, sino también por funcionarios de
organismos multilaterales y de organizaciones no gubernamentales que tienen como
finalidad la búsqueda del desarrollo socioeconómico de los países periféricos. Sin embargo,
en el departamento de Nariño solo existen tímidas y, algunas veces, erróneas
aproximaciones al problema considerado, hecho importante que justifica la realización de
este trabajo en una región con serios vacios de conocimiento sobre la relación entre la
población y el desarrollo social y económico.
Sustentadas estas precisiones, el texto que se presenta a continuación está compuesto por 3
secciones: la primera, es el estado del conocimiento teórico de la idea formulada por esta
investigación. Las perspectivas identificadas provienen de la economía, la demografía y la
sociología. Desde el punto de vista económico, este informe expone, de manera somera, las
fases de la discusión sobre la incidencia del crecimiento demográfico en el desarrollo
económico, las cuales han atravesado la economía clásica, neoclásica y la economía
contemporánea, y en las cuales la característica es la oposición entre posiciones extremas.
En la tercera y última parte de este informe, se presenta una síntesis de los aspectos más
importantes de este ejercicio. El aporte principal de esta síntesis, es la primera versión del
planteamiento del problema de investigación, lo que significa un avance en este proceso,
dado que la idea inicial se convertirá en un problema más preciso y estructurado.
Discusiones sobre la relación y desarrollo: una mirada desde la economía.
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Las teorías económicas se enfatizan en el crecimiento demográfico y sus consecuencias en
el desarrollo material, consecuencias que para algunos son positivas, y para otros tienen
efectos negativos sobre la capacidad productiva de la sociedad; también hay espacio en esta
discusión para otro tipo de argumentos que sostienen que el desarrollo económico no
depende exclusivamente del tamaño de la población, sino también del concurso de otros
factores. A continuación se rescatan las fases más importantes de esta polémica.
Más adelante, a finales del XVIII y a lo largo del siglo XIX, los economistas clásicos
vincularon el estudio de la dinámica demográfica a sus preocupaciones sobre el futuro del
desarrollo económico, lo que trajo consigo un ambiente intelectual polémico y discursivo.
A diferencia de Adam Smith, los economistas clásicos se caracterizan por tener una visión
pesimista del crecimiento de la población y su relación con el desarrollo económico y
social. El pesimismo más extremo lo representa Thomas Robert Malthus, mientras que
David Ricardo y John Stuart Mills expresan un negativismo moderado.
Adam Smith consideraba a la población como una fuente de riqueza, ya que aumentaba, en
su opinión, la fuerza productiva del hombre, la cual era la base de la división del trabajo
asalariado que era el verdadero origen de la riqueza (Sánchez, 2008: 74). Cuando la
demanda de trabajadores aumenta, también aumentan los ingresos, y esto estimula
necesariamente los matrimonios, el crecimiento de la población y, en general, el nivel de
vida.
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sostenerla, la dificultad de adquirir alimentos debe estar actuando constantemente como
un freno contra el aumento de población…” (Malthus, 1977: 8).
Siguiendo la misma línea de Malthus, pero de una forma menos extrema, se encuentran los
postulados de David Ricardo y John Stuart Mills. David Ricardo se ubicaba en la línea
malthusiana, pero pensaba que la pobreza no estaba relacionada con el crecimiento de la
fecundidad, sino que era una consecuencia del sistema económico. Para él el tamaño de la
población depende del monto de los salarios; si los salarios son altos la población tendera a
incrementarse, mientras que si éstos bajan disminuirá el crecimiento demográfico. Para que
haya equilibrio, su teoría pregona la estabilización de los salarios a un nivel justo y
necesario para que los trabajadores sobrevivan y se perpetúen sin incrementos ni
disminuciones (Sánchez, 2008).
Para la escuela neoclásica si hay razones para pensar que el crecimiento de la población
favorece el desarrollo económico. Desde el punto de vista demográfico esta escuela
desarrolló sus principales aportes en el contexto de la crisis de los años 30 y la transición
demográfica de las sociedades industrializadas. En esta escuela se tenía la sensación de que
el crecimiento de la población genera bienestar social e individual, así como el desarrollo
de la racionalidad. Además, la disminución de las tasas de fecundidad estaba desvirtuando
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con hechos reales la teoría de Malthus. Alfred Marshall y John Meynard Keyness son los
principales teóricos de esta corriente.
Marshall defendió algunas tesis maltusianas, pero se distanció de ellas porque consideraba
que el comportamiento reproductivo de los hombres estaba regido por la razón. Pensaba
que el crecimiento demográfico podía ser frenado animando a los padres de todas las clases
sociales a aumentar la inversión en la educación de sus hijos, pues al incrementarse el gasto
en su enseñanza disminuía, en su opinión, el tamaño de la familia. De igual manera,
opinaba que los procesos migratorios representaban una esperanza para el futuro
económico de la sociedad.
Tuvo muchos y variados intereses, entre los que se destaca la cuestión demográfica. Antes
de escribir su obra más importante, “Teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero”, era muy cercano ideológicamente a las ideas de Malthus. Pero cambió esta
perspectiva durante la gran depresión de los años 30; durante esos días le preocuparon las
bajas en los niveles de fecundidad, y alertó sobre los peligros que traería consigo un
mercado débil a consecuencia de la reducción de la población (Sánchez, 2008).
Descubrió que el consumo era uno de los factores determinantes de la economía. Al asociar
esta idea a la demografía teorizaba que: “a mayor población, mayor demanda efectiva
potencial; a mayor demanda efectiva, mayor mano de obra ocupada; cuanto mayor sea el
nivel de empleo, mayor será el bienestar social e individual” (Sánchez, 2008: 83). Para
este autor, el crecimiento demográfico estimula la actividad económica en los negocios, las
inversiones y el empleo.
En las teorías de los autores que sostienen que el crecimiento demográfico tiene efectos
negativos sobre el desarrollo económico se encuentran dos posiciones: una extrema y otra
moderada. La extrema, representada por Kingsley Davis, Asley Johnson y Edgar Malone
Hoover, argumenta que las tasas de fecundidad tienen que bajar drásticamente para
mantener un alto nivel de consumo, y minimizar la congestión y la destrucción de los
recursos naturales (Sánchez, 2008: 97). Además el crecimiento de la población demanda
mayores proporciones de inversión económica que se podrían destinar para la creación de
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empleo y la producción industrial. Mantener una alta dependencia económica y un alto
nivel de consumo en los hogares desvía recursos monetarios que se pueden invertir en
programas educativos, laborales y sociales con los cuales se puede alcanzar un mayor
progreso y bienestar social.
La postura moderada, defendida por el Banco Mundial, deja ver que la caída de las tasas de
fecundidad no es razón suficiente para garantizar el desarrollo de un país o una sociedad en
particular. Para esta postura, el desarrollo económico no es el fin sino el medio para
alcanzar un mejor nivel de vida, por lo que sería contraproducente bajar intencionalmente
el crecimiento poblacional. De igual manera, este organismo internacional reconoce que no
se puede responsabilizar al crecimiento de la población de la pobreza de regiones como el
tercer mundo (Sánchez, 2008:101).
Para los teóricos que tienen una visión optimista, la relación entre crecimiento demográfico
y desarrollo económico se caracterizar por la defensa de la libertad de los mercados, por la
defensa del capitalismo, por la disminución del papel intervencionista del estado en la vida
económica y social, y por las fuertes críticas al socialismo, a las economías planificadas y a
las políticas demográficas y económicas de corte coercitivo, como las efectuadas por
algunos países orientales, como China e India. Muchos de sus análisis se centraron en el
crecimiento demográfico de los países en desarrollo, donde por lo general se encuentran
posiciones maltusianas que explican la pobreza de estas regiones.
Según la opinión de teóricos reconocidos como Ester Boserup y Julián Lincón Simón, el
crecimiento demográfico ha desempeñado un papel muy importante en los avances
tecnológicos y científicos. La densidad demográfica, por la complejidad que comporta, ha
estimulado la creatividad y el ingenio de la sociedad para resolver problemas que se
presentan a medida que la población se va tornando más voluminosa y problemática
(Sánchez, 2008: 127).
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Muy cercana a esta postura se encuentra la teoría de Friederich August Von Hayeck. Para
este teórico, el crecimiento demográfico incide positivamente en el desarrollo económico,
ya que cuando al mercado concurren mayores volúmenes de población se fomenta la
diversidad y la especialización, lo que a su vez significa que la población pueda aprovechar
mejor sus recursos económicos. La gran variedad de individuos ha diversificado el mercado
y la sociedad, lo que a su vez vuelve a los individuos y a la sociedad dependientes de esta
diversidad. Para el autor hemos accedido a la civilización gracias al aumento del número de
pobladores en el mundo (Sánchez, 2008: 126).
Por su parte, Amartya Senn, Peter Thomas Bauer y George Reisman creen que para que el
crecimiento demográfico pueda fortalecer la economía de los países, se necesita que los
individuos, las empresas y las instituciones tengan mayores grados de libertad y autonomía.
Para estos autores, nada justifica la puesta en marcha de políticas antinatalistas, por el
contrario, para ellos lo que se debe hacer es apoyar a la gente de menos recursos para que si
desean tener menos hijos lo puedan hacer a través de medidas educativas, sanitarias,
económicas y sociales. Pero esa libertad no solo tiene lugar a nivel micro, sino también a
nivel del libre mercado comercial. Para que haya desarrollo económico, debe haber libre
flujo de personas que fortalezca la división internacional del trabajo y el comercio
internacional.
Finalmente, una de las posturas más importantes dentro de esta corriente optimista del
crecimiento de la población, es la que asocia este fenómeno demográfico a una mayor
inversión en el recurso humano. Para Theodore William Schultz y Gary Stanley Becker la
inversión de capital en educación, capacitación, salud y calidad de vida es mucho más
importante que el crecimiento económico y la acumulación de capital. No solamente el
consumo y la producción son aspectos centrales del desarrollo.
Según esta teoría, se propone un modelo diferente y opuesto al que formuló Malthus en el
siglo XIX. Se invierte en la gente para que adquiera conocimientos que le permitan
aumentar sus ingresos, su capacidad de ahorro y de acumulación de capital. Dicha inversión
se devolverá en el largo plazo con rendimientos que amplíen el capital para capacitar a más
gente. El ingenio y la creatividad desarrollaran sistemas eficientes de tipo tecnológico para
invertir recursos económicos en sociedades cada vez más voluminosas.
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Transición demográfica: un modelo explicativo de la demografía
Durante la primera mitad del siglo XX, los estudiosos de la demografía han formulado la
teoría de la transición demográfica para explicar la dinámica decreciente de los patrones
demográficos de la natalidad y la mortalidad a medida que la sociedad se va modernizando,
y su impacto en el crecimiento poblacional llevándolo, a medida que se avanza en el
proceso de transición, a índices cada vez más bajos. Aunque en la actualidad es el marco
teórico más adecuado para explicar la dinámica demográfica de las sociedades modernas,
no escapa a las críticas debido a su carácter etnocéntrico y a las generalizaciones
apresuradas que produce a partir de la experiencia poblacional de las sociedades más
desarrolladas.
La transición demográfica es el marco teórico más importante para explicar los cambios en
las pautas poblacionales de nacimientos, muertes y crecimiento de la población. También es
una estrategia conceptual y metodológica para evaluar el grado de modernización
socioeconómica de la sociedad. Según John Weeks, comenzó como una descripción
cuantitativa de los cambios demográficos acaecidos a lo largo del tiempo en los países
desarrollados. Concretamente describe el paso de altas tasas de natalidad y mortalidad a
bajas tasas de natalidad y mortalidad.
Sin embargo, su obra no llego muy lejos, ya que se desarrolló en momentos en que la
preocupación por los problemas de la población no estaba muy extendida. Según Weeks, en
ese momento, esta propuesta “…era simplemente una descripción del cambio demográfico,
no una teoría” (Weeks, 1981: 67).
En el año de 1945 el estadounidense Frank Notestein retomó las tesis de Thompson, y les
proporciono nuevos nombres a los tres tipos de dinámicas poblacionales que este autor
había identificado. Al grupo A lo denomino “descenso incipiente”, “al grupo B lo
denomino “crecimiento transicional”, y al grupo C lo denomino alta capacidad de
crecimiento”.
Gracias a Frank Notenstain, entre los años 40 y 60 del siglo XX, la teoría de la transición
demográfica pasó de ser un escueto modelo numérico y categórico a una teoría científica de
la dinámica de la población, cuyo fundamento principal era la experiencia demográfica de
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los países más desarrollados, donde las tasas de mortalidad y natalidad descendieron a
medida que estas sociedades se iban modernizando y desarrollando.
Esta teoría contradice la versión mathusiana del crecimiento poblacional, ya que entiende
que el desarrollo económico y social es el precursor de la baja fecundidad, y no los frenos
preventivos y positivos al crecimiento de la población y la pobreza. Solo puede producirse
decrecimientos en el tamaño de la población, cuando se presenta un mejoramiento en el
nivel de vida, que se traduzca en familias más reducidas y planificadas (Weeks, 1981).
Durante su desarrollo científico, teórico y empírico esta teoría ha sido objeto de críticas.
Dentro de los principales cuestionamientos que afronta se encuentran su marcado
etnocentrismo, pues se postula como un paradigma de la evolución y el progreso occidental
que todos los países y regiones, sin importar su grado de desarrollo económico y social,
deben seguir para alcanzar la superioridad y la perfección, anulando las diferencias
socioculturales que caracterizan a cada país.
Por el lado de la sociología, las teorías alusivas al tema se encuentran tanto en pensadores
clásicos como en contemporáneos, estos últimos provenientes de la sociología
latinoamericana. Cabe aclarar que ninguno de ellos ha desarrollado una teoría específica
que hable de la dualidad población y desarrollo, o población y modernización social, sin
embargo en algunos apartados de sus obras se pueden encontrar referencias conceptuales
que pueden explicar los problemas y la morfología de esta relación.
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Karl Marx fue un economista y sociólogo alemán del siglo XIX que estudio críticamente el
capitalismo. En su opinión, cada modo de producción tiene una ley históricamente
determinada para explicar el comportamiento demográfico. En el capitalismo esta ley se
denomina “Ley de superpoblación relativa”. Esta teoría sostiene que el avance de las
fuerzas productivas crea un excedente de mano de obra que queda desocupada, mano de
obra que el autor denomina “Ejército industrial de reserva”; las máquinas creadas por los
propios obreros los desplazan de sus lugares de trabajo, y hacen que se vuelvan
innecesarios, ampliando de este modo las masas de desocupados que se sumen en la miseria
(Sánchez, 2008).
También criticaba la idea de Malthus según la cual los alimentos crecen en menor
proporción que la población. Pensaba que la riqueza que había en Inglaterra en la época en
que vivió este economista era suficiente para satisfacer las necesidades de alimentación de
toda la sociedad. Desde su perspectiva, el problema eran las inequitativas relaciones
sociales de producción burguesas, en las cuales los capitalistas se quedaban con gran parte
de la producción, y por ello grandes masas obreras vivían cada vez más sumidas en la
pobreza. La dificultad que había que superar no era demográfica, sino económica (Weeks,
1981:59).
Para el autor las causas de primer orden que explican el progreso de la sociedad son el
crecimiento del volumen y la densidad social de la población. El volumen hace referencia
al crecimiento cuantitativo y su concentración en un mismo espacio, y la densidad social se
refiere al incremento de las interacciones y contactos que traban los individuos que
conforman la sociedad. Los dos factores determinan en la misma medida y grado el
desarrollo de la división del trabajo de la sociedad; o dicho de otro modo, el aumento de la
población y su dinámica determina el desarrollo económico, social y moral de la sociedad.
(Durkheim, 1982: 300).
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muy débil y fragmentaria. Por esto, para solidificar la integración de la población, otro
factor complementario es la densidad moral, es decir la integración resulta de la necesidad
que tienen los individuos de mantenerse unidos de modo constante, manteniendo un
contacto íntimo. Las ciudades son el centro donde la masa poblacional estrecha sus
vínculos íntimamente. Por esta necesidad de vivir en sociedad, las gentes que antes vivían
separadas en el campo ahora migran a la ciudad, para así alcanzar mayores niveles de
civilización (Durkheim, 1982: 302).
Para que la población se torne dinámica, no solo basta con que la sociedad cuente con
muchos individuos, sino que es preciso además que se hallen en contacto muy íntimo para
poder vivir en sociedad. El progreso del volumen no acelera los progresos de la división del
trabajo social, sino solo cuando la masa se contrae al mismo tiempo y en igual medida. Por
lo anteriormente expuesto por el autor se puede formular la siguiente hipótesis:
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especializados y más modernos es por efecto de estos dos factores. Sin embargo, hay que
recordar que esta explicación tiene un tono de generalidad y no infalibilidad.
El autor propone un modelo de transición por etapas para entender y tratar de tipificar el
complejo y diferenciado proceso de modernización en América Latina. No se propone
elaborar una cronología histórica de los acontecimientos que han hecho posible el cambio,
sino “las muchas transiciones producidas por la dilución universal del nuevo complejo
industrial moderno” (Germani, 1969: 17), su fin es más modesto: “proporcionar un
panorama de la transición, sumamente simplificado, que puede ser útil para ilustrar
algunas de las características principales del proceso “tanto como un fenómeno endógeno
y exógeno”.
“La modernización social se concibe, sobre todo, como una categoría residual
ilustrada (antes que definida) mediante una enumeración … de los subprocesos
que la componen, tales como 1) la “movilización social” de una creciente
proporción de población; 2) la urbanización, o sea, la creciente concentración
demográfica en las zonas urbanas (…); 3) otros cambios demográficos, tales
como la disminución de las tasas de mortalidad y natalidad, y los consecuentes
cambios en la estructura de edad, (…)” (Germani, 1969: 20)
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La necesidad de un discurso demográfico posmoderno: Alejandro Canales Cerón
Para este sociólogo mexicano los cambios sociales y demográficos de fines del siglo XX
inauguran una nueva época histórica que exige revisar las bases mismas sobre las que se ha
construido el discurso demográfico, y en general, el discurso de las ciencias sociales
modernas.
Para construir este modelo de análisis posmoderno, el autor hace una breve referencia
crítica a los momentos más importantes del discurso demográfico de la modernidad, como
la transición demográfica, la noción de población y desarrollo y el enfoque histórico
estructural. Momentos diferenciados y opuestos donde la dinámica de la población era
causa y consecuencia de la modernización social y la acumulación capitalista era el
elemento común, especialmente en los países del tercer mundo donde la explosión
demográfica adquirió volúmenes importantes.
Sin embargo, a finales del siglo XX se configuraron nuevas tendencias al terminar la última
fase de la transición demográfica, en ese momento se evidenció la emergencia de diferentes
problemáticas como las inequidades en las relaciones de género, en las relaciones
intergeneracionales, en las migraciones y en las diferencias étnicas, comportamientos que
ocurren dentro del marco de la globalización económica y cultural que involucra a toda la
población en su conjunto. Este cambio coincide, según este autor, con la transición de la
sociedad moderna a la sociedad posmoderna.
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demografía de la desigualdad se enfoca a la comprensión y el análisis de los
acontecimientos estructurales e históricos en los cuales la diferenciación, la diversidad, la
particularidad y el sentido subjetivo de los sujetos demográficos son los principales centros
de interés.
Desde el punto de vista metodológico, no todos los estudios dan cuenta del diseño de
investigación y de las técnicas de recolección y de análisis empleadas. Sin embargo, en su
mayoría se trata de estudios descriptivos de tipo de tipo empírico y longitudinal, que tienen
como técnica fundamental el análisis secundario de estadísticas oficiales e institucionales
de tipo demográfico. También comienzan a abrirse campo en el ámbito de las
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investigaciones demográficas los estudios hermenéuticos de tipo teórico e histórico, cuyos
diseños metodológicos son etnográficos y de revisión de documentos históricos2.
Estos estudios, aunque abarcan temas muy relacionados entre sí, insisten, como rasgo
preponderante, en la heterogeneidad y diferenciación existente entre continentes, países y
regiones a nivel de los indicadores de la dinámica demográfica como las tasas de
fecundidad, mortalidad, migraciones, estructuras de la población por edad, así como los
diferentes niveles de desarrollo socioeconómico asociados con estos procesos
poblacionales. Dentro de estos estudios se puede mencionar (Schkolnick y Chackiel, 1998),
(Cepal, 2008), (Brito, 2008), (Peláez Herreros, 2012), (Lanza y Valeggia, 2012), (Vera,
2012) y (Algorta Plá, 2008)
Un segundo rasgo común reportado por estos trabajos es su preocupación por estudiar los
fenómenos poblacionales en relación con los procesos de modernización social y desarrollo
económico3. Modernización y desarrollo económico que pueden observarse en sociedades
urbanizadas, con altos niveles de industrialización, que crean las condiciones para que la
población se capacite, para que acceda a programas de salud, para que se vincule a la oferta
laboral, y para que postergue algunos momentos vitales que la sociedad considera
importantes, como el matrimonio, la procreación y el cuidado de los hijos, especialmente en
el caso de las mujeres.
Es importante mencionar que los estudios abordados no trazan una línea de causalidad entre
modernización y dinámica demográfica, sino una correlación que no establece jerarquía y
dirección. Es más, algunas investigaciones evidencian que no es la modernización la que
dinamiza los procesos demográficos, sino que, por el contrario, son estos procesos los que
ocasionan el cambio y la modernidad de la sociedad.
Un tercer rasgo que señalan estos estudios, es que la gran mayoría de los países del mundo
ya han iniciado el proceso de transición demográfica4; es decir en muchas sociedades del
globo se observa el paso de altas tasas de natalidad y mortalidad a bajas tasas. En los países
desarrollados en este proceso se está superando, y en algunos casos ya ha finalizado, por lo
que algunas investigaciones comienzan a hablar de una segunda transición demográfica
(Vera, 2012). En los países en desarrollo, en cambio, dicho proceso apenas está
comenzando o está en curso.
2
Revisar en: (Verón, 2013), (Maclannes y Pérez Díaz, 2008), (Quilodrán y Juárez, 2009) y (Vera, 2012)
3
Revisar en: (Tapia Granados, 20), (Lanza y Valeggía, 2012), (PRB, 2012), (Algorta Plá, 2008), (Peláez
Herreros, 2012) y (Alcañiz, 2008)
4
Revisar en: (Tapia Granados, 2005), (Cepal, 2005), (Martín, 2007), (Brito, 2008), (Peláez Herreros, 2012)
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Otros resultados que llaman la atención de estos trabajos tienen que ver con el dinamismo
que están alcanzando los procesos migratorios en la modernidad globalizada, que por lo
general se realizan desde los países periféricos hacia los países centrales. A nivel interno se
observa que la migración del campo a la ciudad se está fortaleciendo cada vez más, hecho
que explica que en la actualidad un poco más de la mitad de la población mundial resida en
centros urbanos. Dentro de estas fuentes se puede mencionar (Cepal, 2005), (Guevara,
2005), (Vera, 2012), (Algorta Plá, 2008)
De igual manera, estos estudios están insistiendo, con algún grado de preocupación, en el
aumento de los porcentajes de adultos mayores en los países de América Latina y del
mundo, especialmente porque no existen políticas que les garanticen su bienestar social y
económico, (Canales, 2001), (Cepal, 2005), (Verón, 2013), (Algorta Plá, 20) y (Peláez
Herreros, 2012). Este fenómeno en el futuro, según los expertos consultados, puede
incrementar las tasas de dependencia económica, y afectar la estabilidad laboral,
institucional y productiva de las sociedades.
La revisión de algunas fuentes empíricas también advierte sobre el crecimiento que viene
experimentando la población mundial en los últimos años, (Cepal, 2005) y (Cepal, 2008).
Cada vez tarda menos la población en duplicarse, hasta el punto de que algunos informes
demográficos mundiales se evidencia que la población crece cada 10 años en mil millones
de personas (PRB, 2010). Estos crecimientos demográficos provienen, en su gran mayoría,
de los países del tercer mundo, generando incertidumbre y zozobra a nivel planetario,
especialmente por sus consecuencias económicas, sociales, naturales y ecológicas. Sin
embargo, si el fenómeno se observa por países, la dinámica del crecimiento tiende a
estabilizarse y decrecer.
Cabe destacar algunos aspectos novedosos y propositivos que revelan las investigaciones
internacionales. Aspectos novedosos como los dividendos demográficos, o “Bonos
Demográficos”, como se los conoce en ciencias sociales, que hacen alusión a las numerosas
cohortes que ingresan a la edad activa o productiva de la población (15 a 64 años), por
efecto de las altas tasas de natalidad del pasado. El Bono Demográfico significa un
aumento de la fuerza de trabajo de los países, aumento que si es bien aprovechado, puede
traer grandes dividendos económicos, sociales y educativos. Los estudios consultados a
nivel del mundo y de la región latinoamericana, (Cepal, 2005), (Cepal, 2010), (Verón,
2005), (Brito, 2008) y (Tapia, 2005), ya dan cuenta de este patrón demográfico y
económico, como un elemento que no se puede perder de vista a la hora de estudiar la
relación entre población y desarrollo.
Frente a los hechos propositivos, algunas de las investigaciones no solo buscan quedarse en
simples diagnóstico de problemáticas asociadas al plano demográfico y socioeconómico,
sino que quieren trascender, y convertirse en el sustento de políticas gubernamentales para
darle mayor utilidad a las ganancias demográficas, y atender las dificultades de los países y
grupos sociales rezagados del desarrollo económico y demográfico (Verón, 2012) y
(Peláez-Herreros, 2012).
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Por último, hay que advertir que dichos estudios presentan una serie de problemas y
dificultades que vale la pena comentar. En primer lugar, algunos presentan críticas e
inconsistencias de tipo teórico. Se critican los enfoques teóricos de la demografía, como la
teoría de la transición demográfica, pero dichos cuestionamientos carecen de sustento
debido a que las bases mismas de la crítica se soportan en los lineamientos esenciales de las
teorías en cuestión, (Maclannes y Perez-Diaz, 2008) y (Quilodrán y Juárez, 2009). En otros
casos, se observa algunos trabajos que se denominan así mismos demográficos, pero se
basan principalmente en teorías económicas, y en análisis que cubren dentro de este mismo
campo de estudio variables económicas y demográficas, o las abordan indistintamente
generando imprecisiones (Tapia, 2005) y (Algorta Plá, 2008).
Un aspecto que es común en todos los estudios abordados es que las referencias al método
empleado son descripciones de las técnicas que se emplean para la recolección y análisis de
la información demográfica obtenida, y no una construcción metodológica que tome como
referencia una teoría en particular. Es decir, se trata de trabajos que no contemplan la
construcción teórica del método con el que se va a indagar el objeto de estudio.
Otras observaciones se pueden sintetizar en los siguientes puntos: algunos estudios toman
información empírica que no se aprovecha en su totalidad, (Schkolnick y Chackiel, 1998),
otros retoman aspectos muy generales sin desagregar información que pueda ampliar de
mejor manera el panorama demográfico y social (Canales, 2001), y algunos son de corte
muy especializado (Tapia, 2005), como los ejercicios epidemiológicos, que reducen el
análisis y los alcances de la investigación solo a los intereses del enfoque de su interés.
Las investigaciones nacionales fueron el material que más se consultó en esta primera
versión del estado del conocimiento, pues son las referencias que, por el momento, más
arrojo el proceso de búsqueda y ubicación de información relacionada con el tema,
situación que para los fines que busca el problema de investigación planteado es muy
beneficiosa, sobre todo ante la escases de estudios regionales.
La primera impresión que deja esta experiencia es que la bibliografía colombiana sobre el
estudio de la relación entre dinámica demográfica y modernización y desarrollo es copiosa
y variada, lo que deja ver el interés que el tema está cobrando en sus regiones, en sus
municipios y en algunas localidades urbanas, como la localidad de Puente Aranda en
Bogotá. Este primer acercamiento muestra que en las regiones que presentan las fases más
avanzadas de la transición demográfica y los indicadores más altos de desarrollo social y
económico hay una alta producción de investigaciones alusivas al tema, mientras que en las
regiones rezagadas casi no existen indagaciones.
Por otra parte, hay que mencionar que no solo se abordó fuentes recientes (2013) sino
también estudios lejanos que datan de 1966, esto último debido fundamentalmente a la
abundante información empírica que comportan estas referencias para nutrir el contexto
17
histórico, demográfico, social y económico de la presente propuesta de investigación que se
ubica en el Departamento de Nariño entre los años de 1951 y 2015.
La mayor parte de estas investigaciones son de alcance nacional, es decir, brindan análisis e
interpretaciones de información demográfica del país en su totalidad. A este grupo lo
siguen una serie de indagaciones que se han desarrollado recientemente en los
departamentos del Valle del Cauca, Antioquía, Cauca y Tolima. Y en último lugar,
aparecen estudios realizados a nivel urbano y local, como los trabajos producidos en la
ciudad de Barrancabermeja y en la localidad de Puente Aranda en Bogotá.
Desde el punto de vista de los métodos empleados en estos ejercicios empíricos, como en el
caso de las fuentes internacionales, prevalecen los estudios de tipo empírico, descriptivo y
longitudinal que abordan la observación de los procesos de transición demográfica en la
corta, mediana y larga duración. Sin embargo, es interesante indicar que la búsqueda
información arrojó trabajos que van más allá de lo descriptivo y lo analítico para proponer
medidas propias, como el índice de transición demográfica (Grajales y Cardona, 2011) y el
índice de eficiencia migratoria (Murad, 2003), y por formular también análisis de tipo
correlativo y explicativo, que recurren al análisis econométrico, al análisis de varianza
(Arce et, al, 2012), y al modelo Bit Pase para incorporar variables económicas, sociales y
políticas al análisis demográfico (Muñoz, 2013).
Como en el caso anterior, los aspectos más frecuentes que describen estos estudios son el
proceso de transición demográfica que se ha iniciado en el país desde los años 30 del siglo
XX, el cual es catalogado por algunos expertos como “espectacular” (Flores, 2000), debido
a su rapidez e intensidad, y la preocupación por la desigualdad que se evidencia en las
regiones y los departamentos en el progreso de la transición demográfica, y en algunos
indicadores sociodemográficos asociados a ella, que dejan ver que Colombia a nivel
poblacional es un país de profundas brechas y contrastes; entre estos estudios se encuentran
(Banguero y Castellar, 1993), (Banguero, et, al, 2005), (Carmona-Fonseca, 2005),
Banguero, 2005), (Pérez, 2006), (Sardi, 2007), (Arias, et, al, 20), (ENDS, 2010), (Morales,
eta, al, 2011), (Grijales, 2011), (Hertas, 2012), (Arce, et, al, 2012), (Martínez, 2013),
(Murad, 2003) y (Guttman, 2001)
Al igual que los estudios latinoamericanos y mundiales, otro rasgo frecuente es la atención
que ponen estas investigaciones en la dinámica del crecimiento de la población, (Banguero
y Castellar, 1993), (Banguero, 2005), (Morales, 2011) y (Guttman, 2001). De acuerdo a los
datos suministrados por los censos del siglo XX y el censo del año 2005, la población del
país se ha multiplicado por 10, pasando de los 4 millones de personas en el año 1905 a 43
millones en el año 2005. Sin embargo, a pesar de ser un crecimiento que parece bastante
alto, se trata de un incremento moderado que tiende a descender en los próximos años.
19
demográfico y social que más preocupa a una proporción importante de los investigadores
sociales del país en la actualidad.
Frente a los comentarios positivos se puede rescatar, en primer lugar, que hay estudios que
a pesar de su antigüedad son vigentes a nivel metodológico y explicativo, pues no tienen un
tono determinista, sino que por el contrario acuden a factores de tipo biológico, geográfico,
histórico, demográfico, económico y social para ampliar el entendimiento sobre la dinámica
demográfica del país en el siglo XX (Guhl, 1966).
De igual manera, son textos que invitan a hacer comparaciones entre grupos, departamentos
y países para ampliar el espectro explicativo del problema investigado. Se trata de estudios
que no se conforman con el análisis sincrónico y diacrónico de la dinámica demográfica en
un espacio y tiempo determinado, sino que sobrepasan los límites geográficos inmediatos
para encontrar en la diversidad de dinámicas poblacionales elementos novedosos que le den
nuevas hipótesis y nuevos rumbos a la investigación nacional. En este sentido, se trata
también de ejercicios que alcanzan este fin con la integración de diversas disciplinas (Guhl,
1966), (Flórez, 2000), (Carmona-Fonseca, 2005), (Dulcey, 2006) (Arce, et, al, 2012) y
(Martínez, 2013).
Es importante mencionar que se encuentran textos que invitan a vincular las observaciones
de la dinámica demográfica con las interacciones, tensiones y conflictos sociales,
económicos, políticos y ambientales propios del contexto histórico particular que ha
caracterizado al país y sus regiones en las últimas décadas. Esta recomendación no solo se
considera importante para el análisis de la información que se vaya a recopilar para esta
investigación, sino también para resignificar el concepto “dinámica demográfica” desde la
propia experiencia demográfica y social de la nación (Muñoz, 2013) y (Guttman, 20).
En lo relacionado con las críticas, las mayor parte de las fuentes citadas comparten las
mismas dificultades con la investigación internacional en lo referente a que son documentos
muy descriptivos y analíticos que no articulan los resultados expuestos ni con la teoría
citada, ni con el contexto histórico y social donde estos hechos tienen lugar. También son
20
textos que, en su generalidad, carecen de diseños metodológicos que se deduzcan de una
teoría social, económica o demográfica en particular, son solo investigaciones que
referencian los aspectos técnicos y operativos con los que les dan respuesta a sus preguntas
de investigación. (Banguero, 2005), (Carmona-Fonseca, 2005), (Dulcey, 2006), (ENDS,
2010), (Grijales y Cardona, 2011), (Arce, et, al, 2012), (Muñoz, 2013) y (Guttman, 2001)
Es muy poca la información encontrada hasta el momento en este nivel, por lo que se puede
asegurar que en la región la relación entre población y desarrollo se ha explorado muy
poco. Pero se pueden decir algunas cosas: primero, la búsqueda de material bibliográfico
arrojó por el momento 6 referencias que se las puede caracterizar de la siguiente forma: 3
abordan el tema de forma sintética y, en algunos casos arbitraria, en boletines e informes
institucionales que datan de la primera mitad del siglo XX, que compendian información
general del departamento, y en los cuales la relación entre población y modernización es un
asunto secundario o complementario; las 3 restantes son estudios científicos realizados por
docentes universitarios y por funcionarios de organizaciones multilaterales, como la
CEPAL, que han sido publicados en revistas arbitradas e informes especializados; segundo,
la referencia más antigua data de 1939, y la más reciente de 2010.
Tercero, la mayor parte de la bibliografía localizada y consultada (Chávez, et, al, 1959),
(CEPAL/CELADE, 2006) y (Ortega y Villamarín, 2008), abarca aspectos
sociodemográficos del departamento de Nariño en general. Dos de las referencias
estudiadas, (Ortiz, 1939) y (Miranda, 1946), se concentran en el municipio de Pasto, capital
del departamento, y una, (Ortega y Villamarín, 2010), se focaliza en una de las subregiones
del departamento: la zona andina de Nariño; y cuarto, todos los trabajos revisados en esta
dimensión se basan en métodos de tipo empírico, descriptivo y de tendencia: los más
antiguos, (Ortiz, 1939), (Miranda, 1946) y (Chávez, et, al, 1959), podrían considerarse una
recopilación y clasificación de datos demográficos, mientras que los más recientes,
(CEPAL/CELADE, 2006), (Ortega y Villamarín, 2008) y (Ortega y Villamarín, 2010), son
estudios científicos más avanzados que aplican técnicas de análisis demográfico, como
tasas de natalidad y mortalidad, y pirámides de población cuya interpretación está
acompañada de indicadores de sexo y de edad.
Uno de los aspectos más importantes que revela esta primera y provisional búsqueda y
revisión de investigaciones regionales y locales, es que en el periodo que va entre 1959 y
2005, es decir en los últimos 46 años, no hay ningún trabajo sistematizado, analítico,
desagregado, comparativo, histórico y de tendencia que dé cuenta de la realidad
sociodemográfica y su dinámica en el departamento de Nariño, ni menos aun
investigaciones que tengan como interés prioritario el estudio de la relación entre la
dinámica demográfica regional y los procesos históricos de modernización y desarrollo que
han influido sobre ella. Se puede decir, sin temor a especular, que hay un vacío de
conocimiento sobre el tema que se puede extender hasta la actualidad.
21
Pero a pesar de esta circunstancia, los pocos estudios regionales consultados hasta el
momento no se alejan del panorama descrito por las investigaciones nacionales e
internacionales reseñadas anteriormente. Con ellas concuerda en que la diferenciación
demográfica y social es uno de los rasgos más evidentes en la región, ya que Pasto, su
capital, y otros municipios como Ipiales, concentran los mayores avances a nivel
poblacional y socioeconómico, mientras los demás municipios y subregiones se encuentran
en una situación rezagada.
Otros de los aspectos que comparte con estos referentes en el énfasis en la relación de la
dinámica demográfica con los procesos de modernización y desarrollo económico y social,
la preocupación por el comportamiento del crecimiento de la población, y el interés por el
progresivo incremento de la población longeva de 65 años y más, especialmente en el
municipio de Pasto.
Por otra parte, hay que mencionar que en este pequeño grupo de investigaciones hay
espacio para el estudio de la demografía de los grupos étnicos. Hay ensayos de demografía
histórica que buscan hacerle un seguimiento progresivo a la dinámica de la población del
municipio de Pasto y sus alrededores en la larga duración, especialmente al fenómeno de la
disminución de la población indígena a causa de los problemas que les trajo la civilización
española y sus enfermedades. Después de la independencia, esta clase de estudios se
centran en la observación del crecimiento de la población en esta ciudad, valiéndose de la
información suministrada por los censos de los siglos XIX y XX. Lamentablemente, solo se
trata de ejercicios que se concentran en el crecimiento de la población y en su morfología
étnica, y no en la indagación de patrones demográficos más concretos como la fecundidad,
22
las defunciones, los movimientos poblacionales y las referencias a la estructura de la
población. Esta circunstancia puede ser atribuida a dos factores principalmente: primero, al
escaso o nulo desarrollo del discurso demográfico y sus técnicas de análisis en la elite
intelectual de la región; y, segundo, por las escasas fuentes de información histórica,
especialmente la información censal del siglo XIX, que además se caracteriza por las pocas
posibilidades de análisis, desagregación, contrastación y comparación que ofrece.
De igual manera, se destacan estudios recientes que analizan la situación social, económica
y demográfica de la población afrodescendiente e indígena de la región, en los que se
sostiene en términos comparativos, que la población afrodescendiente tiene condiciones
materiales de existencia bastante difíciles en Nariño en comparación con las poblaciones
afro de otros departamentos y regiones del país. Mientras que con la población indígena
pasa lo contrario, para este grupo étnico sus condiciones de vida mejoran en el plano
departamental, pero empeoran a nivel nacional.
Los estudios más antiguos, quizá por abordar un tema novedoso sin la suficiente
fundamentación técnica y científica, parten de juicios apriorísticos que no tienen como
soportarse con hechos reales. En general, todos los trabajos son muy analíticos y nada
relacionales, carecen de referencias alusivas al entono histórico y social, y no reseñan las
tensiones, conflictos y antagonismos de todo tipo que vienen ocurriendo en la región en la
corta, mediana y larga duración. Los estudios más recientes analizan los fenómenos
demográficos, como la transición demográfica, en el último periodo intercensal, el cual
cobija un periodo muy corto para identificar los principales cambios poblacionales y su
relación con procesos modernos.
En lo referente al aspecto teórico, lo que nos muestra este primer acercamiento a las
perspectivas económicas, sociales y demográficas que explican el problema propuesto, es
un panorama muy interesante y complejo a partir del cual se pueden formular algunas
apreciaciones. Lo que prevalece en las teorías económicas, y lo que ha permitido su
desarrollo y construcción, es la discusión y el debate suscitado en torno a cómo debe
entenderse esta relación. Estos desencuentros no solo oponen y enfrentan escuelas y
posturas al interior de cada una de las disciplinas mencionadas, sino que también proponen
diferencias entre ellas.
Se trata de una de una discusión histórica que no tienen como dirimirse en los próximos
años, debido a la sensibilidad que despierta todo lo que tiene que ver con la población y su
impacto en el desarrollo socioeconómico y en la sostenibilidad del medio ambiente;
polémica que desde el siglo XIX viene polarizando a los estudiosos de estos temas en
posiciones extremas, más aún ahora cuando lo que está en juego es la seguridad y
estabilidad del planeta.
23
Un primer acercamiento a estas discusiones muestra que la balanza no está equilibrada.
Esto ocurre concretamente en las diferentes etapas de la polémica de las escuelas
económicas donde se puede observar que son más los autores y las teorías que evidencian
que el crecimiento de la población es una condición necesaria para el desarrollo económico
y social. Sin embargo, esto no significa que se hayan superado las diferencias, ya que el
neomaltusianismo gana posiciones en el estado suprancional que en la actualidad están
conformado las superpotencias mundiales, y que toma decisiones sobre las políticas
sociales y demográficas de los países periféricos.
Desde la demografía se encontró que la teoría que comprende de forma relacionada las
variables de población y desarrollo es la transición demográfica. Según la opinión de
algunos expertos de esta disciplina, (Sánchez, 2008) y (Weeks, 1981), se trata del cuerpo
teórico más adecuado para explicar la dinámica demográfica de las sociedades modernas.
Sin embargo, desde finales del siglo XX, se ha convertido en objeto de críticas, ya que en
su afán de generalizar las tendencias decrecientes de los nacimientos, las defunciones y el
crecimiento de la población, ha dejado de lado la particularidad de la historia y el mundo
simbólico y cultural de los sujetos demográficos, especialmente de los países en vías de
desarrollo, los cuales son la excepción de la regla. En la literatura especializada ya formula
propuestas teóricas y metodológicas para reemplazar este enfoque con conceptos
posmodernos como, revolución reproductiva, eficiencia demográfica (Maclannes y Perez,
2008), dinámica demográfica con enfoque de género (Vera, 2012), segunda transición
demográfica (Van de Kaa, 1986) y tercera transición demográfica (Coleman, 2006).
Las características generales y las tendencias emitidas por estas investigaciones no están
alejadas entre sí, concuerdan en aspectos comunes como la heterogeneidad en la realidad
demográfica y social de los continentes, países, regiones ciudades y localidades urbanas; el
avance del proceso del proceso de transición demográfica de la gran mayoría de países y
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regiones del mundo; y su énfasis en el estudio de la dinámica de la población en relación
con los procesos de desarrollo económico y social asociados al capitalismo y la
globalización.
Sin embargo, también se observan diferencias en cuantos a los rasgos más generales que
revelan estos estudios. A nivel internacional se destaca la insistencia de estos trabajos por
advertir sobre una serie patrones demográficos novedosos, como el “Bono demográfico”,
los cuales, si son bien administrados, pueden generar dividendos económicos y sociales a
las poblaciones con altos porcentajes de población en edad de trabajar. A nivel nacional, los
estudios prenden las alarmas sobre la incidencia negativa del desplazamiento forzado por la
violencia en la dinámica demográfica, social y económica del país, particularmente la de las
poblaciones jóvenes y activas. Por su parte, las pocas referencias regionales aluden
principalmente a los cambios que experimenta la estructura de la población por sexo y edad
por efecto de la transición demográfica, así como también al interés por el estudio detallado
de la realidad demográfica y social de los grupos étnicos del departamento.
Por último, en esta síntesis también hay un espacio para la crítica, la cual, combinada con
otros elementos conflictivos que se han mencionado anteriormente en el plano teórico,
puede brindar elementos muy importantes para la investigación, específicamente para el
planteamiento del problema.
Por su parte, en los estudios nacionales es importante mencionar que se encuentran textos
que invitan a vincular las observaciones de la dinámica demográfica con las interacciones,
tensiones y conflictos sociales, económicos, políticos y ambientales propios del contexto
histórico particular que ha caracterizado al país y sus regiones en las últimas décadas, pero
no lo hacen, se quedan en el plano de la descripción y el análisis solamente.
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