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Szasz y Hollender

Szasz y Hollender propusieron tres modelos básicos en la relación paciente/dentista;

▪ Actividad pasividad

▪ Guía-cooperación

▪ Participación mutua

En la primera el dentista le hace algo al paciente, el que a su vez sólo cumple con el rol de
recibir el tratamiento, en este modelo se reconstituye la dinámica padre -hijo. En el segundo el
dentista le dice al paciente lo que le va a hacer, señalando éste su acuerdo, nuevamente se
establece una relación padre-hijo. En la tercera el dentista le sugiere y negocia con el paciente
el tratamiento a realizar, en una clara relación entre adultos de igual condición. En esta última
modalidad el dentista reconoce el potencial del paciente y comprende que éste no es un
ignorante respecto a lo que se le debe hacer como tratamiento, sino que siempre sabe algo. En
esta interacción la alianza de tratamiento se fortalece, favoreciendo en definitiva una mayor
responsabilidad del paciente sobre su propia salud oral.

Laín entralgo
De acuerdo con Laín Entralgo, cuya obra fundamental nos sirve de guía, dice que la relación
entre el médico y el enfermo adopta en el mundo actual formas muy distintas según que la
atención se realice en un consultorio privado, la sala de un hospital, el consultorio en un
establecimiento de la primera línea de atención, o el campo de batalla, entre otros, pero, sea
como sea, cuando es correcta, dicha relación tiene como fundamento lo que podría
considerarse un modo de amistad, la amistad médica, en la cual una de las partes pone s u
saber y su voluntad de ayuda técnica, y la otra su menesterosa confianza en la medicina y en el
médico que la atiende. Y ello es válido aun aceptando que la complejidad de la medicina
contemporánea implica una serie de actos médicos realizados por diversos miembros del
equipo de salud, puesto que, en algún momento, se establece siempre una relación
interpersonal.

Ahora bien, una relación de ayuda puede ser la de los camaradas, quienes colaboran
mutuamente en pos de lograr un bien objetivo exterior a cada uno de ellos, constituyendo lo
que se llama un dúo; pero también puede adoptar la forma de aquellos que, más allá de un
determinado bien objetivo, aspiran a establecer una comunión, vale decir, una relación más
intensa, que puede denominarse diádica, sea esta amistosa o erótica. La relación médico
paciente se situaría entre el dúo de la camaradería y la díada de la amistad genuina y la
relación amorosa, que se da entre dos personas que aspiran a establecer un lazo personal, un
vínculo afectivo poderoso, una comunión.

Laín Entralgo le asigna a la relación médico paciente el carácter de una ‘cooperación cuasi
diádica de ayuda’, orientada hacia el logro, por parte del paciente, del hábito psicosomático
que solemos llamar salud. En ella se articulan las operaciones objetivantes, que apuntan a
tornar objetivas las manifestaciones o signos de la enfermedad, y las operaciones empáticas o
coejecutivas, que implican el situarse bajo el marco de referencia del paciente para sentir, aun
cuando sea brevemente, lo que el paciente siente y penetrar en el sentido que le da a su
padecimiento.
Para Laín una auténtica relación médico–paciente constituye una verdadera filantropía, es
decir, la expresión secularizada del amor cristiano por el prójimo, en la cual se integran la
amabilidad, la procura del bienestar del amigo, la confidencia y el respeto por la dignidad de la
persona humana.

Estructura de la relación médico–enfermo


Desde otra perspectiva, Laín distingue en la estructura de la relación médico–enfermo cuatro
aspectos principales: el fin propio de la relación, el modo de la convivencia que en ella se
establece, el vínculo propio de la relación y, finalmente, la comunicación propia entre el
médico y el paciente.

El fin propio de la relación clínica es la salud del paciente. Aquí, precisa Laín, contrariamente a
lo que sostienen algunos, el fin último del médico no puede ser la bondad moral del ser
humano o su felicidad. Estas no son consecuencia necesaria de la salud y dependen, por un
lado, de lo que cada persona haga por sí misma en ejercicio de su libertad para hacer realidad
su proyecto vital y, por el otro, de esa enigmática determinación de la vida humana
representada por el azar.

El modo propio de la relación médico paciente consiste en la equilibrada combinación de las


operaciones objetivantes y las operaciones empáticas necesarias para el diagnóstico y
tratamiento y, en suma, para el acompañamiento del paciente durante el proceso de
enfermedad. Dado que la relación médica–paciente es ante todo un encuentro interpersonal,
el médico debe intentar siempre aprehender el sentido que para la persona tiene la
enfermedad que padece, teniendo en cuenta que hay peculiaridades en función del modo de
enfermar, sea que estemos ante una enfermedad aguda, una crónica, una
predominantemente somática o predominantemente psíquica.

El vínculo propio de la relación médico–paciente es aquel en el que adquieren una realidad


concreta los actos objetivantes y empáticos antes mencionados. Si bien este vínculo muestra
un abanico de distintas posibilidades, cuando la relación es óptima, el vínculo que une entre sí
al médico y al enfermo es el eros terapéutico, la filantropía, vale decir el amor al prójimo. Laín
nos recuerda que Paracelso escribía que es el amor lo que nos hace aprender el arte de la
medicina, y fundamentalmente nuestra vocación por cuidar la vida y la salud del prójimo. Años
después Freud dará el nombre de ‘transferencia’ a la intensa relación personal que se da en el
curso de la atención médica, sobre todo cuando se trata de enfermedades de evolución
prolongada.

El cuarto aspecto estructural de la relación médico–paciente es la comunicación, esto es, el


conjunto de los recursos técnicos, entre los cuales figura principalmente –aunque no
exclusivamente– la palabra, a los que el médico apela en el diálogo transubjetivo en virtud del
cual se actualizan las operaciones objetivantes y empáticas.

Robert Veatch (1972)


describe cuatro modelos de relación médico-paciente. La basa en la bioética.

● Modelo paternalista. Es el más antiguo. El médico diagnostica. Decide el tratamiento mejor


para su paciente. El enfermo, por motivos sociales, emocionales, etc. no está en condiciones
de decidir por sí mismo. El médico busca “objetivamente el bien del enfermo”. Este criterio
puede llegar a vulnerar la autonomía del paciente.
● Modelo Informativo. El médico se comporta como un técnico o experto. Diagnostica y
propone un tratamiento. Se espera de él que actúe con eficiencia e idoneidad. No se siente
responsable ni comprometido. El paciente toma la decisión.

● Modelo Interpretativo. El médico “interpreta” los valores del paciente. Informa al paciente y
le ayuda a elegir una opción coherente con los principios de este. Es como un consultor o
consejero. Se pueden pasar por alto los valores ocultos, tanto del médico como del paciente.

● Modelo de compromiso o confianza recíproca. Se establece una discusión sobre los valores
del paciente. Prevalece la confianza que debe de haber entre el médico y el paciente. Se
comportan como socios. No hay asimetría en el rol. Se comparten las decisiones y la
responsabilidad.

Casi nunca las relaciones son puras. Todos los modelos tienen aspectos criticables. Muchas
veces se actúa según cómo está el paciente. La conducta es distinta en una situación de riesgo
vital, una enfermedad aguda o una crónica.

Talcott Parsons
analizó desde la perspectiva sociológica funcionalista la relación entre los médicos y los
pacientes. Partía de que a los enfermos se les podía denominar desviados, pues su
enfermedad les impedía realizar sus funciones necesarias para el funcionamiento de la
sociedad, el papel del médico era el de restablecer cuanto antes la salud de esos individuos
para que se reincorporaran lo antes posible a cumplir con las funciones que la sociedad le
había encomendado.

Es decir, la institucionalización de la medicina suponía por una parte un control social de los
ciudadanos y por otra otorgarle a los médicos un poder sobre los enfermos. El poder de esos
profesionales no sólo estaba garantizado por diversas instituciones (políticas, médicas, ), sino
también por su autoridad –autoritas-, basada en sus conocimientos y aptitudes; ello le hacía
situarse por encima de la mayoría de los mortales ejerciendo un liderazgo en muchas
ocasiones carismático. En el desarrollo de

la medicina a lo largo de todo el siglo XX estas relaciones entre médicos y pacientes han
variado hacia un mayor control social por parte de la institución médica, Foucault sostiene que
la medicina es un poderoso medio de disciplina y control social.

“Tres C”
Si bien es cierto que la vocación nace, la empatía se cultiva, crece y desarrolla, Mathiassen
describe como se puede aprender y potenciar la habilidad empática en los estudiantes de
medicina a través de la reflexión sobre el propio sufrimiento, con métodos variados orientados
hacia la actitud como a la habilidad, desarrollando nuestra capacidad intuitiva; para lo cual
ofrecemos algunos concejos como obtener una buena empatía: al tener el primer contacto,
saludar, presentarnos y animarle a que nos cuente sus dolencias, mostrarnos sonrientes y con
la capacidad de escuchar con sinceridad y tranquilidad hablar lo necesario, llamar por su
nombre al paciente, responder a las inquietudes del enfermo y sus familiares, pues nos
encontramos frente a diversos rasgos de personalidad, con mundos angustias y necesidad
diferentes.
La relación médico - paciente se basa, también, en el derecho del paciente a conocer o no
desear conocer la realidad de su situación, por lo cual el médico debe dar las explicaciones
convincentes más adecuadas a la verdad.,basadas en las “Tres C”

COMUNICACIÓN COMPRENSIÓN CONFIANZA


Además: integridad, ecuanimidad, respeto a la persona en ésta interacción médicamente
denominadas: Catarsis o transferencia, por la cual el paciente proyecta inconscientemente
sentimientos, vivencias, emociones, deseos y prejuicios desde infantiles a mayores evocando
su fenómeno de transferencia, que podrá ser Positiva cuando el medico pasa a ser una figura
simpática, digna de respeto y aceptación que favorece la relación médico - paciente, o podrá
ser Negativa, el medico pasa a ser una figura antipática, indigna, no fiable, despótica que no
llevan a una buena relación médico - paciente, la que deberá variar por la contra transferencia
- habilidad y capacidad para entender y comprender la reacción afectiva del paciente desde su
edad, sexo, comportamiento, situación social - económica, adecuación y reacción a la
enfermedad como el “buen” enfermo o el “mal” enfermo.

La relación Médico - paciente desde el punto de vista técnico, es un contrato de asistencia


técnica entre un experto que ofrece servicios con el usuario y sus familiares, naciendo
comportamientos de derechos y deberes actitudes e interacciones entre medico y paciente de
acuerdo a la enfermedad, aguda o crónica, física o psíquica con mayor o menor participación y
colaboración del paciente, habrá diferentes tipos y grados de participación del médico, así
como del paciente.

La relación médico - paciente basada en la Ética Paternalista con pasividad como la relación
madre - lactante, la cooperativa como la Padre - niño o la relativa como adulto -adulto con
participación mutua, debemos destacar las fases de la relación médico – paciente siendo la
Primera, de Llamada entre el hombre que sufre y el experto, la segunda fase de Objetivación,
el examen o estudio científico del proceso patológico y la tercera fase la más trascendente, de
Personalización ya que hecho el diagnóstico y el plan terapéutico, el médico se relaciona con
una persona enferma que “es su paciente” y el paciente acepta:

“Doctor haga lo que crea conveniente” con una actitud de dependencia y necesidad, sin que el
médico se atribuya en virtud de su competencia un autoritarismo, conde scendencia o
indiferencia, que no corresponden. En un nivel primario de la actividad del médico y la
pasividad del paciente es muy frecuente y común en la historia de la medicina. Cuando el
médico asume todo el protagonismo y responsabilidad en nombre del paciente, al que
considera un todo.

En un segundo nivel el médico dirige y el paciente coopera y contribuye con el tratamiento, en


un tercer nivel de participación ésta es mutua y recíproca entre el médico y el paciente que
puede tomar una participación activa y de cooperación entre personas adultas responsables
en las que se acepta las vulnerabilidades mutuas

Abordaje del paciente con patología terminal


Los cuidados para pacientes terminales son un conjunto de servicios dirigidos por esp ecialistas
médicos y administrados por un equipo interdisciplinario, que se centran en el paciente y su
familia. Los cuidados para pacientes terminales son el método por excelencia para cuidar de
las personas que están en la fase terminal de una enfermedad para la cual no existen más
terapias curativas o medios para prolongar la vida, o cuando el paciente o un familiar no quiere
recurrir a ellos. Los cuidados para pacientes terminales ayudan a la familia y a los familiares
cuidadores a que el paciente esté tan cómodo como sea posible, aprovechando al máximo los
tratamientos para el control del dolor y los síntomas, y aliviando cualquier sufrimiento físico o
espiritual, ya sea en el hogar o en un entorno parecido.

¿Son iguales los cuidados para pacientes terminales y los cuidados


paliativos de apoyo?
Los cuidados para pacientes terminales se centran en las necesidades del paciente y la familia
para asegurar que estén a gusto y sean tratados con dignidad en la etapa final de la vida del
paciente. En contraste, los cuidados paliativos de apoyo se enfocan en mejorar la calidad de
vida del paciente, mientras se buscan activamente y se utilizan tratamientos que podrían ser
curativos o prolongar la vida.

¿Dónde se prestan estos servicios?


Los cuidados para pacientes terminales ofrecen alivio del dolor, medidas para que el paciente
esté cómodo y apoyo a los pacientes y sus familiares. Los cuidados para pacientes terminales
se prestan en donde resida el paciente, pero normalmente se brindan en su casa. Esta es una
lista de algunos lugares donde se prestan los servicios:

• Su propio hogar

• Una casa de reposo

• Un centro de vida asistida

• Un centro de atención intermedia

• Un hogar en grupo

• Un centro para pacientes terminales internos

• Un hospital

¿Quién forma parte de mi equipo de cuidados para pacientes


terminales?
El equipo interdisciplinario de servicios para pacientes terminales (IDT) tiene un papel muy
importante en el cuidado. Esto incluye:

Equipo principal

• Médico

• Enfermero

• Trabajador social

• Ministro religioso o guía espiritual

Otros especialistas necesarios

• Auxiliar médico a domicilio

• Consejero
• Terapeuta

• Especialista certificado en vida infantil

• Voluntarios capacitados

• Otros especialistas según sea necesario

¿Qué hace el equipo de cuidados para pacientes terminales?


Entre las principales responsabilidades del equipo interdisciplinario de cuidados para pacientes
terminales están:

• Tratar el dolor y otros síntomas del paciente.

• Brindar apoyo emocional.

• Proporcionar medicamentos, artículos médicos y equipo necesarios.

• Orientar a los familiares cuidadores sobre cómo atender a su ser querido.

• Ofrecer a los familiares cuidadores un descanso de sus responsabilidades como tales


(servicios de respiro).

• Prestar servicios especiales, como terapia física y del habla cuando sea necesario.

• Proporcionar atención hospitalaria a corto plazo cuando el dolor o los síntomas sean
tan insoportables para tratarlos en casa.

• Brindar apoyo en el duelo a los seres queridos y amigos. El apoyo puede incluir
conversaciones con el paciente y los familiares, capacitación en habilidades para cuidar
del paciente, oración, acompañamiento, ayuda de voluntarios y llamadas telefónicas a
seres queridos, incluidos aquellos que viven lejos.

¿CÓMO DAR MALAS NOTICIAS?


Una mala noticia se podría definir como: "aquella que drástica y negativamente altera la
propia perspectiva del paciente, o sus familiares, en relación con su futuro". Presentado
consecuentemente alteraciones a nivel emocional y conductual en el receptor, que suele
persistir luego que la mala noticia fue recibida. Para que una mala noticia sea definida como tal
no depende tan solo del contenido de la información o la magnitud de esta, sino de la
repercusión que esta tendrá en sus receptores. Sin embargo, es difícil determinar esto último,
ya que dependerá del contexto de la vida de cada persona. En diversos estudios se ha
documentado que los estudiantes de medicina y los médicos no han recibido un
entrenamiento formal para poder brindar malas noticas de forma adecuada.

Existen cuatro condiciones básicas que, de ser tomadas en cuenta antes de dar una mala
noticia, podrían conllevar a un mejor resultado:

Contar con una evaluación completa y fidedigna de la gravedad y el pronóstico de la


enfermedad.

Tener presente la idiosincrasia de cada paciente.


Buscar el apoyo de la familia del paciente, brindándoles esperanza sin llegar a mentir.

Valorar la relación médico-paciente.

Una vez que contemos con las condiciones necesarias antes de dar una mala noticia es
importante recordar que al brindarla se podrían satisfacer cuatro objetivos distintos, además
del brindar información.

Buscar que la información sea lo más clara y precisa.

Identificar si hay deseos de persuadir al paciente de adoptar recomendaciones.

Minimizar el estrés del paciente y promover su satisfacción.

Minimizar el discomfort del personal de salud.

Enfermedad terminal
Paciente terminal es la persona que se encuentra en la etapa final de algunas enfermedades
crónicas, especialmente de las cancerígenas. Esta fase se inicia en el momento en que es
preciso abandonar los tratamientos de finalidad curativa, ya que no le aportan beneficios a su
estado de salud, para sustituirlos por otros cuyo objetivo es controlar y paliar los síntomas,
tanto físicos como psíquicos que origina la enfermedad.

A veces, se usa sólo la palabra "terminal". Es sinónimo de enfermo o paciente desahuciado.


Pero no debe confundirse con "enfermo o paciente agónico", que se refiere a la fase
de agonía de un paciente (la previa al fallecimiento).

Etapas
Cada paciente reacciona de manera diferente ante la noticia de que sufre una enfermedad
terminal. En general, casi todos los pacientes pasan por cinco etapas hasta aceptar su
dramática situación, según el modelo de Kübler-Ross, cuando se diagnostica una enfermedad
terminal o una pérdida catastrófica:45

➢ Negación. Es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es


generalmente remplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos
que son dejados atrás después de la muerte.

➢ Ira. El individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta
persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier
individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.

➢ Negociación. Involucra la esperanza de que el individuo puede, de alguna manera,


posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es
realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada.

➢ Depresión. Empieza a entender la certeza de la muerte. Debido a esto, el individuo puede


volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este
proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y
cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un
momento importante que debe ser procesado.
➢ Aceptación. Es la etapa final; llega con la paz y la comprensión de que la muerte está
acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere que la dejen sola. Además,
los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita
como el fin de la lucha contra la muerte.

Ejemplos de enfermedades terminales

• Cáncer

• VIH/SIDA

• Enfermedades del corazón avanzadas

• Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

• Enfermedad renal crónica (Insuficiencia renal crónica terminal)

• Enfermedades neurológicas avanzadas o que no tienen tratamiento como la mayoría


de las demencias (como la de tipo Alzheimer)

Eutanasia
La eutanasia es la intervención aceptada voluntariamente por el paciente y re alizada por un
profesional médico, que acelera la muerte de un paciente desahuciado, con la intención de
evitar sufrimiento y dolor innecesario.

Sin embargo, desde el punto de vista científico o médico viene a ser la ayuda del médico a
morir al paciente. Claro está, que este tiene que sufrir una enfermedad incurable, numerosos
dolores permanentes y un sufrimiento insoportable para vivir. En la eutanasia siempre tiene
que estar un equipo de médicos para administrar los fármacos al paciente que no quiere segu ir
con su vida.

Características
la persona que deseé morir dignamente deberá ser un enfermo terminal ( esto lo decide el
médico tratante) y debe ser mayor de edad.

-en caso de estado vegetativo debe consultarse con la familia y dejarlo estipulado de forma
verificable.

-no se realizará eutanasia a menores de edad, personas que tengan una enfermedad
degenerativa y deseen someterse a este procedimiento ni a quienes no se puedan verificar
que estaban de acuerdo con las mismas

Tipos de eutanasia: La Eutanasia puede ser clasificada desde diversos puntos de vista:
➢ Eutanasia voluntaria: La decisión la toma el paciente directamente o terceros,
obedeciendo a los deseos que el paciente ha expresado con anterioridad.

➢ Eutanasia involuntaria: La decisión la toma un tercero sin pedir el consentimiento de un


paciente capaz de expresar su elección o en contra de su voluntad.

➢ Eutanasia activa (o positiva): por acción (administración de sustancia letal).


➢ Eutanasia pasiva (o negativa): por omisión (abstención o retiro de terapias).

➢ Eutanasia directa: la acción u omisión intenta la muerte del paciente.

➢ Eutanasia indirecta: la acción u omisión no busca la muerte del paciente, pero se es


consciente que esta puede producirse como efecto secundario no deseado de dicha acción
u omisión.

➢ Eutanasia psicoterapéutica: Moreno Ceballos introduce este concepto para designar el


proceso de acompañamiento psicológicamente orientado, en un enfermo terminal,
buscando aliviar su angustia y eliminar su agonía.

Papel del médico en la eutanasia:


Sin duda alguna, podemos decir que todo ser humano tiene derecho inalienable a la vida, a
una vida digna. Sin embargo, hay ocasiones en las que nuestras condiciones de salud no son
las mejores y nos vemos encerrados en situaciones lamentables, en las que es necesario ser
llevado a una unidad de cuidados intensivos, sin saber si se saldrá vivo, porque la enfermedad
que se padece es irreversible, y la continuidad de la vida depende de "medios extraordinarios",
a veces con una agonía incesante pues nuestra existencia está atada a un "ventilador pulmonar
artificial". En momentos así... ¿Eutanasia?

La enfermedad puede considerarse como una crisis, debido a la capacidad que tiene para
desorganizar un sistema familiar, al igual que pudiera hacerlo una separación, la pérdida de
algún miembro, el nacimiento del primer hijo. El desajuste ocurre en diferentes intensidades,
las cuales van a estar influenciadas por el tipo de enfermedad y la dinámica del grupo familiar
en torno a ella.

La atención al enfermo en esta fase terminal constituye una de las funciones más importantes
e ineludibles del personal médico, que inician un nuevo tipo de asistencia, cuya meta ya no es
liberar al paciente de su enfermedad, sino ayudarle a morir en paz o, más bien, a vivir
dignamente hasta que le llegue la muerte.

Los síntomas y complicaciones que afectan al enfermo terminal se tratan con los
denominados Cuidados Paliativos, o cuidados tipo Hospice. Estos consideran tres aspectos
organizados como: tratamientos o cuidados específicos, asistencia psicosocial, y cuidados
continuados y previsiones de asistencia.

Cuando no se puede ofrecer al enfermo el alivio de su sufrimiento, algunos pueden desear que
les adelantemos la muerte para no seguir sufriendo. Es entonces cuando la tentación de
la eutanasia como solución precipitada se da cuando un enfermo solicita ayuda para morir
cuanto antes y se encuentra con la angustia de un médico que quiere terminar con su
sufrimiento porque lo considera intolerable y cree que no tiene más que ofrecerle. Los
médicos tenemos que aprender a aliviar el sufrimiento de las personas sin que para ello
tengamos la necesidad de eliminar a quien sufre.

Lo podemos hacer con cuidados paliativos. Unos cuidados que dignifican la vida del enfermo.
Cuidados que no tienen como objetivo la muerte, sino que cuidan la vida mientras é sta llega a
su tiempo, evitando el sufrimiento. Para evitar este sufrimiento se realiza un control adecuado
y enérgico de los síntomas, aunque con los tratamientos para dicho control se pudiera
adelantar la muerte de manera no intencionada. Evitando aquellos tratamientos que serían
inútiles en esa situación clínica, tratamientos que les harían sufrir más que la propia
enfermedad. Siempre respetando los valores del enfermo. Y si aún no hubiéramos conseguido
aliviar su sufrimiento recurriremos a la sedación paliativa para garantizar una muerte serena.

Los médicos, ante el sufrimiento del enfermo, no le abandonamos mirando hacia otro lado,
asumimos su alivio con nuestra competencia profesional y nuestro acercamiento humano. Se
puede objetar a administrar la muerte y continuar acompañando al enfermo durante su
proceso de morir si él desea que le acompañemos a pesar de que le hayamos anticipado que
no le adelantaremos la muerte. Esto es compatible con los cuidados paliativos. Nada
justificaría nuestro abandono. No sería coherente abandonar al enfermo que nos pide ayuda
en esos momentos tan difíciles y únicos para él porque nuestra conciencia no coincida con la
de quien nos solicita adelantar su muerte
¿Que es abstinencia?

Término utilizado para describir los síntomas físicos y mentales de una persona cuando deja de fumar
o reduce de manera repentina el consumo de una sustancia adictiva, como los opiáceos y los opioides,
los productos de nicotina o las bebidas alcohólicas.

Los síntomas de abstinencia que presentan las personas dependen de muchos factores, como el tipo de
sustancia, la frecuencia de su uso y el período de tiempo durante el que se ha consumido. También se
llama cuadro de abstinencia y síndrome de abstinencia.

Tipos de síndromes de
abstinencia

Síndrome de abstinencia según el tiempo de adicción:


Síndrome de abstinencia agudo. Los síntomas aparecen inmediatamente después de consumir el
consumo de la sustancia.
Síndrome de abstinencia tardío. Las secuelas del consumo se mantienen en el tiempo a pesar de
haber superado la adicción.
Síndrome de abstinencia psicológico. Aparecen síntomas del síndrome agudo porque el adicto se
expone a estímulos y situaciones similares a cuando era consumidor.

Síndrome de abstinencia según la sustancia consumida:

Síndrome de abstinencia alcohólica. La persona adicta al alcohol durante mucho tiempo puede
experimentar, una vez lo deja, taquicardia, insomnio, temblor de manos, ansiedad o agitación.
Síndrome de abstinencia de nicotina. Dejar de fumar provoca frustración, ira, inquietud y un
aumento del apetito o de peso, entre otros síntomas.
Síndrome de abstinencia de cannabis. Su consumo es muy común, sobre todo en jóvenes. Las
personas adictas a la marihuana que se encuentran en proceso de abstinenciaexperimentan
náuseas, irritabilidad, pérdida de peso y alteraciones en el sueño.
Síndrome de abstinencia de estimulantes. Por estimulantes nos referimos a sustancias como la
cocaína o las anfetaminas. La abstinencia de ello provoca problemas de sueño, fatiga, aumento del
apetito y humor disfórico.
Síndrome de abstinencia de cafeína. El consumo frecuente y diario de cafeína puede generar
dependencia. Cuando se deja, causa dolor de cabeza, sueño, cansancio y náuseas.
Causa del síndrome de abstinencia
La causa directa es el cese o reducción súbita de consumo, que se ha realizado de tal manera en el
cuerpo de la persona. El organismo se ha habituado a la sustancia, generando una tolerancia a esta
(que a su vez es la que provoca que los consumos vayan aumentando en cantidad y frecuencia), y
acostumbrándose el cuerpo a funcionar con dicha sustancia.

Síntomas
A rasgos generales, con la mayoría de sustancias adictivas el afectado por síndrome de abstinencia
presentará deseo irrefrenable de volver a consumir la sustancia, irritabilidad, cambios en el carácter o
dificultad para concentrarse.

Control de abstinencia
Deseo irresistible de fumar:
Espere. Las ganas de fumar se irán en unos minutos y recuerde las ganas de fumar no se van
fumando un cigarro.
Distráigase: cambie de lugar o situación, permanezca ocupado con alguna afición
Beba agua.

Irritabilidad:
Haga técnicas de relajación, respiración,…
Distráigase con actividades placenteras para usted.
Controle el consumo de café o bebidas excitantes.
Pasee, haga ejercicio.

Dificultad de concentración
No se exija demasiado durante un par de semanas.
Duerma más
Evite bebidas alcohólicas
Haga deporte

Insomnio
Evite café, té, bebidas excitantes, especialmente por las tardes.
Aumente el ejercicio físico.
Tómese antes de acostarse una tila, infusión de valeriana.
Evite siestas,
Sea regular con los horarios de sueño.

Cansancio, desánimo.
Mantenga su actividad
Intente tener pensamiento positivo.
Prémiese
Haga cosas que le gusten.
Duerma más
Busque compañía de amigos.

Estreñimiento
Camine, haga ejercicio
Aumente la fibra en su dieta
Beba agua.
Abordaje en pacientes con síndrome de
abstinencia

Es difícil sin importar si es por decisión personal o si lo recomienda o requiere el sistema judicial, la
familia o un empleador. El primer paso para recibir el tratamiento adecuado es someterse a una
evaluación exhaustiva. Esta incluye lo siguiente:
Una evaluación completa del uso actual que hace la persona.
Una revisión del uso de sustancias en el pasado y los antecedentes de tratamientos.
Un historial médico físico.
Una evaluación de la situación social de la persona.
Identificación de las metas del tratamiento.

Tratamiento del síndrome de abstinencia


El tratamiento consiste en terapia y procedimientos
El tratamiento incluye cuidados generales y medicamentos para tratar los síntomas y evitar las
complicaciones.

Procedimiento médico
Desintoxicación de drogas

Medicamentos
Sedante, Tratamiento para dejar de fumar y Narcótico

Terapias
Orientación

Riesgo del síndrome de abstinencia


Entre los factores que aumentan el riesgo de tener este síndrome están: antecedentes familiares de
adicción, la presión social, trastornos de salud mental, el consumo excesivo de cualquier sustancia y
enfermedades psicológicas, entre otros factores.

Es importante mencionar que algunos síntomas del síndrome de abstinencia pueden llegar a ser
mortales si no se tratan a tiempo. En este sentido, el cese abrupto del alcohol, las benzodiacepinas y los
opiáceos con sus derivados (morfina, heroína, oxicodona, codeína), pueden causar un fallo
cardiorrespiratorio.
Tratamiento farmacológico en pacientes con
síndrome de abstinencia al alcoholismo.
Los pacientes con síndrome de abstinencia alcohólica grave o delirium tremens deben ser tratados en
una unidad de cuidados intensivos hasta que estos síntomas desaparezcan. Para prevenir el síndrome
de Wernicke–Korsakoff y otras complicaciones, el tratamiento puede incluir:
❖ Tiamina IV
❖ Benzodiazepinas

La tiamina, 100 mg IV, se administra para prevenir el síndrome de Wernicke–Korsakoff.


Los benzodiacepinas son el pilar del tratamiento. La dosificación y la vía de administración dependen
del grado de agitación, los signos vitales y el estado mental.
El diazepam, administrado en una dosis de 5 a 10 mg IV o por vía oral cada hora hasta que se
produzca la sedación, es una intervención inicial de rutina.

La presencia de una convulsión, si es breve y aislada, no precisa tratamiento específico; sin embargo,
algunos médicos administran en forma sistemática una dosis única de lorazepam, 1 a 2 mg IV, como
profilaxis contra otra crisis convulsiva.

El clordiazepóxido, 50 a 100 mg por vía oral cada 4 a 6 h, con disminución gradual, es una
alternativa más antigua aceptable para los casos menos graves de abstinencia.

El fenobarbital puede ayudar si los benzodiacepinasson ineficaces, pero la depresión respiratoria es un


riesgo con el consumo simultáneo.

La carbamacepina, pertenece al grupo de medicamentos denominados antiepilépticos también se


emplea en el síndrome de abstinencia por alcohol. uso 200 mg por vía oral 4 veces al día, puede
utilizarse como alternativa y, después, disminuirse en forma gradual.

Los pacientes que no responden a las dosis altas de benzodiacepinas podrían responder al
fenobarbital,120 a 240 mg IV cada 20 minutos.

Los benzodiacepinas pueden causar intoxicación, dependencia física y abstinencia en pacientes con
trastorno por ingestión de alcohol; por lo tanto, no deben continuarse después del período de
desintoxicación.

Tratamiento farmacológico en pacientes con


síndrome de abstinencia por drogadicción.

La metadona, buprenorfina y naltrexona son las



medicinas que se usan para tratar el abuso y
adicción de opioides.

❖ La metadona y la buprenorfina pueden disminuir los síntomas de abstinencia y las ansias que
provoca la adicción. Funcionan actuando sobre los mismos receptores del cerebro que otros opioides,
pero sin el placer que causan los opiáceos restauran el equilibrio en las partes del cerebro afectadas por
la adicción.

✓ Metadona, un agonista opioide de acción lenta. La metadona se administra por vía oral y por eso
llega al cerebro lentamente, amortiguando la euforia que se genera con otras vías de administración y
evitando a la vez los síntomas de abstinencia.
Buprenorfina, un agonista opioide parcial. La buprenorfina alivia el deseo intenso de consumir drogas
sin producir la euforia o los efectos peligrosos de otros opioides.

❖ La naltrexona funciona en forma diferente a la metadona y la buprenorfina. No ayuda con los


síntomas de abstinencia o sus ansias. En cambio, bloquea el efecto que normalmente se siente al tomar
opioides. Por esto, se puede tomar naltrexona para prevenir una recaída, pero no como tratamiento
para dejar los opioides.

Abordaje de paciente que presenta SAA.

Primer paso: Examen físico y diagnóstico del SAA.


Segundo paso: Diagnóstico diferencial, TAC o RM para descartar lesión cerebral de otro origen y
EEG para descartar otras causas de convulsiones.
Tercer paso: Tratamiento recomendado según la gravedad del cuadro. Esto va a depender si el SAA
es leve, moderado, grave o resistente.
Si el SAA es leve:
• Internar al paciente.
• Evaluar al paciente: escalas RASS o SAS.
• Cuidado de soporte en un ambiente calmado y tranquilo.
• Observación, al menos, por 36 horas.
• No se requiere medicación.
• Si hay factores de riesgo, administrar fármacos.
Si el SAA es moderado:
• Internar al paciente.
• Observación, al menos, por 36-48 horas.
• Evaluar el paciente: escalas RASS o SAS.
• Dosis farmacológica según los síntomas.
Si el SAA es grave:
• Internar al paciente.
• Evaluar el paciente: escalas RASS o SAS y CAM-ICU.
• Iniciar dosis de carga farmacológica.
• Continuar tratamiento farmacológico según los síntomas.
• En caso de sobre sedación, usar fármaco correspondiente.
Si el SAA es resistente:
• Internar al paciente.
• Evaluar el paciente: escalas RASS o SAS y CAM-ICU.
• Predictores: disminuir o cesar inmediatamente las benzodiacepinas, dependencia de otras
drogas,patología de la personalidad, diagnóstico de pánico.
• Evaluar para evitar toxicidad por benzodiacepinas.
Abordaje de paciente que presente SAD.

Las drogas pueden producir síntomas de abstinencia a solo horas después de la última dosis, y los
síntomas pueden durar más de una semana. Puede ser que la abstinencia sin ayuda no le amenace la
vida, pero puede resultar en una recaída.

Opciones de Desintoxicación.

La desintoxicación médica abarca metodologías tanto del tratamiento farmacológico como del
psicológico permaneciendo bajo estrecha supervisión de especialistas médicos y de salud mental en
un entorno residencial seguro y reconfortante, mientras que una desintoxicación estándar puede
ser realizada de forma ambulatoria
La desintoxicación médica puede proporcionar la forma más segura y fluida de desintoxicación.

Los signos vitales, como la presión sanguínea, los niveles respiratorios, la temperatura corporal, y
el ritmo cardiaco, se pueden vigilar de cerca en un centro de desintoxicación médico que use
medicamentos para regular las funciones cerebrales y corporales.

Profesionales de salud mental también pueden evaluar y estabilizar a los individuos durante la
desintoxicación médica.

La desintoxicación médica normalmente dura 5-7 días.

Se pueden usar fármacos durante la desintoxicación médica para controlar los síntomas de
abstinencia más difíciles.

Los médicos ayudan al individuo a dejar de depender de las drogas bajando o disminuyendo
lentamente la dosis. Esto mantiene llenos los receptores de opiáceos y previene el comienzo de
síntomas graves de abstinencia.

Los deseos de drogas y la abstinencia se pueden manejar reemplazando un opioide de acción corta
como la heroína con otro de acción más prolongada como la metadona.

Aunque alguien trate de tomarse una droga como la heroína mientras está tomando un
antagonista, lo droga no producirá los efectos deseados y envés puede causar un síndrome de
abstinencia precipitada.

El síndrome de abstinencia precipitada es la aparición repentina y rápida de síntomas de abstinencia,


los cuales pueden ser intensos y pueden servir para evitar que alguien quien tome un antagonista trate
de abusar un agonista opioide a la misma vez.

El Vivitrol se usa para ayudar a prevenir la recaída después de completar la desintoxicación y después
que las drogas estén completamente eliminadas del cerebro y del cuerpo.

La intención de la desintoxicación es estabilizar al individuo dependiente de los opioides, tanto


emocional como físicamente, y la desintoxicación puede usar métodos de terapia farmacológicos y
psicológicos para lograr esto.

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