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Evolución de la relación médico-paciente

Desde la medicina hipocrática y por muchos siglos la medicina se fundamentó en el respeto a la


naturaleza con un concepto de enfermedad como la pérdida del equilibrio de lo natural y con
intervenciones médicas basadas principalmente en la sabiduría y experiencia personal del médico.
El enfermo, llamado así por su falta de firmeza (del latín in firmus = no firme) y también llamado
paciente (de patiens = sufriente), era infantilizado pues se le suponía incapaz de comprender. Por
lo tanto el enfermo era tratado como alguien que no necesita saber ni entender lo que le ocurre,
sino recibir ayuda y seguir obedientemente las indicaciones. Es el modelo paternalista de acuerdo
con el cual el médico, actuando como un padre con su hijo, protege al paciente, le indica las
medidas terapéuticas, de higiene y de cuidado, pero sólo le informa un mínimo para evitarle
mayor sufrimiento y asumiendo su limitada capacidad para comprender. En este modelo el
médico decide por el paciente y por su mayor bien, pero éste no decide ni participa en las
decisiones que se toman para su tratamiento. Es el médico quien decide, el enfermo confía y se
“pone en sus manos”, término frecuentemente expresado de manera literal.

En los siglos 18 y 19 surge la preocupación por la persona del enfermo, se incorpora la dimensión
social y psicológica de la medicina, comienzan a desarrollarse las especialidades médicas, y la
medicina evoluciona hacia la búsqueda de fundamentos científicos. La sola experiencia del médico
o maestro se considera insuficiente y se espera que las decisiones y procedimientos médicos
tengan una base experimental. La medicina se hace ciencia y a la vez la ciencia se percibe en una
esfera diferente a la de los valores. Es el avance del positivismo. De esta manera la medicina
contemporánea mantiene su confianza, a veces excesiva, en la investigación científica y se
reemplaza el concepto de enfermedad como desorden interno del equilibrio natural por un
modelo más científico que está caracterizado por la infección como una agresión externa que la
medicina busca derrotar.

Pero no sólo cambia la medicina y sus fundamentos, cambia también el paciente que evoluciona
hacia ser una persona que, en lo referente a su enfermedad, es capaz de tomar decisiones o al
menos de participar en ellas. El cambio es hacia un ciudadano capaz de comprender lo que le
ocurre y quien además tiene derecho a decidir, cambiando así de ser un ente pasivo a ser un
agente moral capaz de decidir. De esta manera el médico ya no es considerado como un sabio o
un chamán con un rol casi sacerdotal, sino como un técnico especializado con formación y base
científica. A lo anterior se agregan el hecho del rápido crecimiento de los métodos diagnósticos,
nuevas tecnologías y más alternativas de procedimientos, cada una de las cuales tiene costos
económicos que aumentan de manera antes inimaginable. La medicina ya no se puede ejercer de
manera aislada sino en instituciones que son despersonalizadas, de alto costo, y a las cuales ya no
acuden pacientes confiados sino “clientes” exigentes y demandantes. Ha cambiado, por lo tanto,
radicalmente el médico, ha cambiado el enfermo, ha cambiado la relación entre ellos y han
cambiado el contexto y las condiciones en que se ejerce la medicina.

https://medicina.udd.cl/centro-bioetica/files/2016/11/JP-Beca-Relacion-clinica-boletin2015.pdf
MODELOS DE LA RELACION MEDICO Y PACIENTE

En la atención de los enfermos hemos señalado, un aspecto primordial es la relación médico-


paciente, cuyas bases se encuentran en los principios mismos de la bioética. La relación médico-
paciente es el contrato, generalmente no escrito, establecido por personas autónomas libres de
iniciar, continuar o romper esta relación.

En la interacción del enfermo con el médico y el equipo de salud, basada en la comunicación y la


disposición para conseguir objetivos comunes, como son la prevención de enfermedades,
preservación y recuperación de la salud, con rehabilitación y reintegración al núcleo familiar, social
y en ocasiones laboral, existen varios modelos de relación médico-paciente.

Según Emanuel EJ y Emanuel LL, las últimas décadas han estado marcadas por el conflicto entre la
autonomía del paciente y sus valores, y los valores del médico. Dicha confrontación engloba tanto
las expectativas de médicos y pacientes como los criterios éticos y legales de los códigos médicos,
lo que plantea interrogantes acerca de la relación médico paciente ideal.

Los autores antes mencionados postulan la existencia de cuatro modelos de la relación médico–
paciente:

1. El modelo Paternalista

Este modelo presupone la existencia de un criterio objetivo que permite discernir lo que sea mejor
para el paciente, sin que la opinión de este sea la determinante. Se fundamenta en la suposición
de que la enfermedad coloca al paciente en una situación de necesidad y de incompetencia moral,
pues el dolor excesivo o la ansiedad y otras manifestaciones de la enfermedad perturban el buen
juicio del paciente y su capacidad para tomar decisiones. Por tanto, el médico actúa como el tutor
del paciente, como un buen padre que sabe qué es lo mejor para el paciente, sin que sea
necesario la participación de este, pero cuidando de situar los intereses del paciente por encima
de los propios, expresión de un acendrado altruismo.

2. El modelo informativo

Llamado también modelo científico o modelo técnico. En él la obligación del médico es


proporcionar al paciente la información relevante para que, dentro de los cursos de acción
posibles, sea él mismo quien seleccione aquel que mejor se ajuste a su sistema de valores. En este
modelo, el papel del médico parece reducirse al de un suministrador de información veraz y de un
sujeto técnicamente competente en su especialidad.

3. El modelo interpretativo

En este modelo el médico ayuda al paciente a determinar los valores, que muchas veces no están
bien definidos. Para ello, el médico trabaja con el paciente en la clarificación de sus objetivos,
aspiraciones y responsabilidades, de modo que resulten evidentes aquellos cursos de acción que
se encuadren mejor en el marco de los valores del paciente, quien entonces se halla en mejores
condiciones para adoptar sus propias decisiones. En este modelo el médico actúa como un
consejero, asumiendo un papel consultivo.

4. El modelo deliberativo
En este modelo el médico ayuda al paciente a determinar y elegir de entre todos los valores que se
relacionan con su salud, aquellos que sean los que mejor sirvan de fundamento para tomar la
decisión más adecuada dentro de las diferentes alternativas posibles. En ello médico y paciente
trabajan conjuntamente, sin que el médico – quien actúa como un maestro o un amigo– vaya más
allá de la persuasión moral, evitando cualquier forma de coacción. La decisión final será el
resultado de un diálogo auténtico, signado por el respeto y la consideración mutuas.

A la luz de lo expuesto, los autores consideran que el modelo deliberativo es el que mejor se ajusta
a una relación ideal subrayando que un médico humanista en el curso de su quehacer profesional
debe ser no solamente un agente con capacidad científica técnica en su disciplina, sino también
una persona capaz de establecer una relación interpersonal que respete la dignidad de la persona
humana y sus valores, y con quien pueda hacer posible se tome una decisión que mejor se adecúe
a los sistemas de valores en juego.

http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2304-51322017000400007

https://www.medigraphic.com/pdfs/cirgen/cg-2011/cgs112c.pdf
Relación sanitario-paciente:

La relación entre el paciente y los profesionales es un elemento clave en la atención que reciben
las personas con cualquier enfermedad. Podríamos considerar dicha relación como un
prerrequisito – una de las bases en la que se apoyarían los diferentes elementos de la atención
sanitaria. En este sentido, a través de esta relación se va a establecer una alianza de trabajo – una
alianza terapéutica – dirigida al cuidado y si es posible a la mejora de la persona enferma: los
profesionales y el paciente van a trabajar con esta alianza más como un equipo.

Con el paso de los años ha habido un incremento en la tecnología que se aplica a las diferentes
enfermedades: hay mejores y más complejos sistemas de diagnóstico y de tratamiento. Ello no
debería llevarnos en absoluto a prestar una menor atención a la relación entre el paciente y los
profesionales, ni a disminuir su valor. Se trata de compaginar la tecnología con la atención a los
aspectos más humanos de la atención sanitaria.

Además, se ha pasado a que en un mayor número de casos intervengan diferentes equipos de


profesionales en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Estos equipos presentan sus
propias características del número de personas que participan en la atención, de tiempo que
pueden dedicar al paciente, de diferente grado en el que pueden conversar con el (Ej. es diferente
el papel de un profesional de laboratorio al del personal de enfermería de radioterapia, que puede
hablar con el paciente a diario durante varias semanas).

Por otro lado, los pacientes pueden ser atendidos en diferentes entornos, desde el centro de
Atención Primaria, los diferentes Servicios del Hospital o su propio domicilio. Estos lugares
presentan en mayor o menor medida características que pueden facilitar la relación entre el
paciente y el profesional: que haya sitios para sentarse y charlar con cierta privacidad, que el
entorno sea agradable, y otros.

https://zonahospitalaria.com/la-relacion-entre-el-paciente-y-los-profesionales-sanitarios/
Factores que influyen en la relación paciente-profesionales sanitarios

Existe una serie de factores, relacionados con la situación asistencial, así como con el contexto
social, familiar y cultural, que influyen de manera decisiva en la relación paciente-profesionales
sanitarios:

a. El avance de la tecnología en el ámbito de la Medicina : en las últimas décadas hemos


asistido al mayor avance de la Medicina de la historia, en cuanto a tecnología se refiere.
Sin embargo, la Medicina y su aplicación por parte de los profesionales se ha visto
resentida en algunos aspectos:

o Aumento de la subespecialización.

o La tecnología se vuelve un intermediario en la relación.

o Falta de contacto con los pacientes.

b. Cambios sociales y culturales: que se traducen en una mayor accesibilidad de los pacientes
a la información, en una tendencia a resolver los conflictos médico-pacientes por la vía
administrativa o judicial, en cambios en la percepción social del profesional sanitario, etc.

c. Cambios en el sistema asistencial: hace referencia a una reducción en la duración de las


consultas, mayor número de pacientes, multi-empleo de los profesionales sanitarios y
reducción de sus remuneraciones, entre otros aspectos.

d. Características del profesional sanitario : en ocasiones, falta de formación y de acceso a la


formación médica continua, estrés laboral, temor a ser demandado…

e. Características del paciente: fundamentalmente características relacionadas con su


personalidad o con sus características socioculturales (que difieran a las del médico), así
como poca cooperación, dificultades de adaptación y la solicitud de tratamientos
alternativos.

f. La influencia de la familia: para el paciente contar con su familia siempre supone un gran
apoyo. No obstante, en ocasiones, el que un familiar participe en la relación profesional
sanitario-paciente puede interferir en el manejo de la información que se le proporciona al
paciente. Otras veces también los familiares pueden asumir el rol de tomar decisiones por
él.

En este sentido, los expertos proponen, como una de las soluciones, el aprendizaje de técnicas de
comunicación que haga más eficaz y beneficiosa la relación entre ellos.

https://www.msdsalud.es/informacion-practica/comunicacion-pacienteprofesionales-
sanitarios.html

https://www.medigraphic.com/pdfs/conamed/con-2007/con071c.pdf

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