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¿Por qué millones de personas desde principios del siglo XIX emigraron masivamente, dejando
sus países de origen para establecerse en tierras lejanas?
¿Cómo se combinaron los factores estructurales es decir, las condiciones de los países de origen y de
destino con las estrategias de los propios migrantes, es decir cómo decidían emigrar en función de
sus proyectos, de la información de la cual disponían y de sus relaciones sociales primarias: amigos,
parientes, paisanos?. En primer término, las circunstancias internacionales durante ese período
hicieron posible la emigración de europeos hacia América. Los rasgos particulares que tuvo la "gran
emigración" fueron en cierta medida la continuación de una movilidad geográfica anterior, dentro de
Europa, pero que presentó características que la convirtieron en un fenómeno diferente, por la
masividad del fenómeno, y por la preeminencia de destinos más allá de los océanos.
Desde esta perspectiva, fueron diversas las vías por las cuales los emigrantes potenciales obtenían
noticias de las posibilidades que ofrecían los eventuales países de destino, y opciones concretas a
partir de las cuales tomar sus decisiones. Por un lado, la información proporcionada por agentes del
gobierno, de las compañías de colonización o de las compañías de navegación, y de aquella que los
emigrantes obtenían a través de sus relaciones con parientes, amigos y vecinos. Por otro, de las
propias redes utilizadas por los migrantes en función de objetivos prácticos como la obtención de
trabajo y alojamiento.
Asimismo, las motivaciones que empujaron a abandonar la patria, incluso en el cuadro predominante
de la pobreza y de la ausencia de ofertas satisfactorias, podían ser varias: el deseo de mejorar las
propias experiencias profesionales; la búsqueda de ahorros para impedir la proletarización del grupo
familiar en el pueblo de origen; o el malestar por una marginalidad social o política sin perspectiva
de adecuadas salidas locales, en comparación con ocasiones más apetecibles en otros lugares y
demasiado a menudo largamente ensalzadas.
Cuales fueron los países desde los cuales partieron más emigrantes?
Ello fue variando con el tiempo. Durante la mayor parte del siglo XIX, los mayores contingentes de
emigrantes salieron de Europa Nord-occidental, con las Islas Británicas -incluyendo a Irlanda- a la
cabeza, seguida por Alemania (más correctamente los estados que constituirán en futuro imperio
alemán) y en tercer lugar por los países escandinavos.
Durante los primeros decenios del siglo XIX, la emigración del noroeste europeo se dirigió a
América del Norte, lo que ayudó a consolidar el origen anglosajón ya instalado en aquellas tierras
del nuevo mundo. Los flujos menos intensos, procedentes de España, Italia, Portugal y, en menor
medida, de Polonia y Rusia (que tomó importancia luego de que Estados Unidos cerrara la
inmigración a estos grupos en 1921) se concentraron en América Latina, manteniéndose una
característica diferenciación en la población de las dos áreas americanas.
Desde la segunda mitad del siglo XIX los principales países de emigración fueron los de Europa del
Sud - Italia y España- y de Europa centro-oriental, zonas que adquirieron una neta predominancia en
los movimientos transoceánicos, incluidos aquellos hacia Norteamérica.
Los países que, como los Estados Unidos, recibieron inmigrantes desde comienzos del siglo XIX,
fueron el destino privilegiado de la "vieja emigración" de Europa del Norte; aquellos que, como la
Argentina, abrieron más tardíamente las puertas a la inmigración, recibieron en cambio
mayoritariamente a europeos del Sud y del Este. Durante la primera fase, de la "old inmigration" , la
que se dirigió a Norteamérica y Australia, los factores de expulsión parecen predominar sobre los
factores de atracción, aún en su estrecha interdependencia recíproca. Los componentes cualitativos,
el papel de guía de los primeros inmigrantes, y las políticas gubernativas, ejercieron una función
determinante en la orientación de los flujos migratorios.
En la segunda mitad del siglo XIX maduran las condiciones para la entrada de otros países europeos
que hasta el momento habían permanecido al margen del fenómeno migratorio. La consolidación de
las economías americanas, en particular de la estadounidense, tras la guerra de secesión (1861-1865),
y la revolución en los transportes marítimos, favorecen un éxodo desde Europa de proporciones
gigantescas. La producción industrial del mundo aumenta siete veces en este período, permitiendo
una fuerte acumulación de capital y la progresiva conformación de un mercado mundial.
Los economistas del siglo XIX, a diferencia de los del siglo precedente, que consideraban
negativamente los procesos migratorios, los ven ahora de modo positivo, como instrumento para
descargar las poblaciones excedentes y las tensiones sociales en otros territorios, así como para crear
nuevos mercados. Se suelen considerar predominantes en esta fase los factores de atracción para la
formación de un verdadero mercado internacional del trabajo. También Argentina y el Brasil
adoptarán, a partir de los años ochenta, políticas gubernativas e incentivos dirigidos a atraer
trabajadores europeos para el desarrollo de sectores enteros de su economía. Durante los últimos
veinte años del siglo, los dos países latinoamericanos, logran absorber más de un quinto de toda la
corriente migratoria europea.
Parte del excedente de población emigró dentro de Europa: en algunos casos se trataba de
movimientos migratorios entre regiones de un mismo estado nacional, en otros de emigración hacia
otros países europeos. Francia, por ejemplo, fue un país desde el cual se emigró muy poco, ya que el
crecimiento de su población a lo largo del siglo XIX fue el más bajo de Europa. Fue en cambio un
país de inmigración.
Para los emigrantes el viaje comenzaba en el momento en que partían de su pueblo natal para
dirigirse a los puertos. La partida solía ser un acontecimiento colectivo, en el que eran protagonistas
grupos de parientes y paisanos que se dirigían al exterior de acuerdo a un itinerario prefijado.
Desde mediados del siglo XIX el medio de transporte hacia los puertos fue el ferrocarril, y los barcos
a vela fueron siendo reemplazados por los vapores.
El extraordinario impulso que la navegación transoceánica recibió durante toda la segunda mitad del
siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial fue el vehículo, no sólo técnico - material sino también
económico de la gran emigración europea hacia el Nuevo Mundo. Los progresos en la navegación
contribuyeron a la integración del mercado mundial uniendo a mercados muy distantes entre sí,
alimentando el flujo creciente de personas y mercaderías a medida que decrecían los costos de
transporte. La revolución de los transportes marítimos provocó una reducción sostenida de los costos
de los pasajes: en 1885 el precio del pasaje entre Nueva York y Hamburgo era de 8 dólares, y esta
suma era a menudo inferior a la que debían pagar los emigrantes por el transporte a los puertos
atlánticos. Bajos costos y rapidez de los viajes transoceánicos permitieron ampliar el área de
reclutamiento de los emigrantes agregando a las tradicionales regiones de emigración Europa del
Norte, las zonas de Europa oriental y mediterránea. También hicieron posible, sobre todo a
comienzos de este siglo, una nueva forma de emigración, la emigración pendular o golondrina, una
emigración temporaria pero con destinos transoceánicos.
Los emigrantes se dirigían a los distintos puertos según la cercanía respecto a sus lugares de origen y
a las facilidades que las distintas compañías ofrecían. Partían mayoritariamente de Génova, Trieste,
Nápoles, El Havre, Burdeos, Hamburgo, puertos españoles. La emigración masiva fue un negocio
muy lucrativo para las compañías de navegación. Los armadores lograron obtener bajos costos de
transporte reduciendo la tripulación, sirviendo comida de escasa calidad, ofreciendo a los emigrantes
espacios reducidos y precarias condiciones de higiene a bordo. Los testimonios de los protagonistas
y de los médicos y funcionarios destinados al control sanitario ofrecen una imagen dramática del
viaje, acechado por enfermedades e incomodidades.
Las precarias condiciones de las naves llevaron a las autoridades de los diversos países a regular los
aspectos sanitarios del viaje, concentrando su atención en los requisitos que debían cumplir las
naves, para evitar la aparición y difusión de enfermedades infecciosas. La voluntad de los gobiernos
por garantizar buenas condiciones sanitarias contrastaba con los intereses de las compañías de
navegación. Para las compañías, el objetivo era el de embarcar el mayor número de pasajeros, sin
respetar las disposiciones legales. El viaje se transformaba para los emigrantes en una pesadilla de
gentío, de malos olores, de exceso de frío o de calor, según las estaciones, y más en general de
intolerable promiscuidad.
A medida que los gobiernos fueron regulando las condiciones del viaje, estas comenzaron a mejorar.
Parte de las características que describiremos en los párrafos que siguen corresponden al período
previo a la primera década del siglo XX, etapa en la que el viaje consistía en una experiencia de
rasgos fuertemente negativos. De todos modos, las condiciones variaban tambíen entre las distintas
compañías de navegación. Los buques que desembarcaban emigrantes en el puerto de Buenos Aires,
aparte de la tercera clase, disponían también de una confortable segunda -los inmigrantes eran
definidos por la ley argentina como aquellos que llegaban en segunda o tercera clase- y una lujosa
primera clase. En la tercera viajan la mayoría de los emigrantes; la segunda en cambio tiene
características menos definidas, emigrantes que han hecho fortuna y se pueden permitir un viaje más
cómodo, pequeños comerciantes, y el clero. En la primera están los ricos argentinos de regreso, y
luego franceses, españoles, brasileños. A éstos deben agregarse los médicos de a bordo, los oficiales,
los sacerdotes. Siguen el mismo itinerario pero constituyen trayectorias paralelas, divididas entre sí
por un abismo social. Durante el viaje, los pasajeros de primera y de segunda son preservados
rigurosamente de las incursiones de los de tercera, mientras que a ellos les está permitido, y con
poco riesgo, irrumpir en el otro territorio.
Las diferencias sociales se hacen evidentes desde el momento del embarque en los buques. Edmundo
De Amicis ha dejado un dramático testimonio de ello en su libro Sull'Oceano. Dice De Amicis: "El
contraste entre la elegancia de los pasajeros de primera clase, los guardapolvos, las sombrereras,
junto a un perrito, que atravesaban la multitud de miserables: rostros y ropas de todas partes de
Italia, robustos trabajadores de ojos tristes, viejos andrajosos y sucios, mujeres embarazadas,
muchachas alegres, muchachones achispados, villanos en mangas de camisa.(...) Como la mayor
parte habían pasado una o dos noches al aire libre, amontonados como perros en las calles de
Génova, no podían tenerse en pie, postrados por el sueño y el cansancio. Obreros, campesinos,
mujeres con niños de pecho, chicuelos que tenían todavía sobre el pecho, la chapa de metal del asilo
donde habían transcurrido su infancia, (...)sacos y valijas de todas clases en la mano o sobre la
cabeza; Fardos de mantas y colchones a la espalda y apretado entre los labios el billete con el
número de su litera(... Dos horas hacía que comenzara el embarque, y el inmenso buque siempre
inmóvil (... Pasaban los emigrantes delante de una mesilla, junto a la cual permanecía sentado el
sobrecargo, que reuniéndolos en grupos de seis, llamados ranchos, apuntaba sus nombres en una
hoja impresa (...) para que con ella en la mano, a las horas señaladas, fuera a buscar la comida a la
cocina.
Asimismo, simultáneamente a los procesos de integración, también se desarrollaron, por los propios
inmigrantes, mecanismos o instituciones como forma de solidaridad y resguardo de sus tradiciones:
las mutuales, las asociaciones por nacionalidad, los núcleos de ayuda mutua, los clubes sociales y
deportivos. Este fue un ámbito excepcional para la integración de las distintas colectividades
organizadas en el país.
Pero también existió un cierto malestar social, derivado en parte de estas mismas condiciones de
trabajo, que sumadas a las nuevas ideas que los inmigrantes traían de Europa posibilitaron el
surgimiento del movimiento obrero organizado, como así también el anarquismo, el socialismo, el
sindicalismo. Esta consecuencia "no deseada" puede ejemplificarse con los conflictos más relevantes
de la época (1880 - 1914) como la huelga de 1909, y las medidas que tomó el Estado: las leyes de
"Residencia" y de "Defensa Social", junto con los informes sobre la clase obrera argentina y los
proyectos de establecimiento de códigos de trabajo.
El otro aspecto relevante es la cuestión de la participación de los inmigrantes en la cosa pública, qué
tipo de incorporación planteaban las elites argentinas de los mismos y qué representaba su
"nacionalización" a través de su permanencia y descendencia.
La influencia de inmigrantes en la conformación de nuestra tradición artística, sus aportes en la
plástica y la música, constituye un importante ítem dentro del tema, como así también en el campo
científico y técnico.
La Argentina fue uno de los países del Nuevo Mundo que más inmigrantes recibió en el período de
emigración de masas. Si bien en términos absolutos la cantidad de inmigrantes que se instalaron en
el país entre 1880 y 1930 fue inferior a la de los que se dirigieron a los Estados Unidos, la Argentina
fue el país que tuvo la mayor proporción de extranjeros con relación a su población total. De acuerdo
a los datos del censo de 1914, una tercera parte de los habitantes del país estaba compuesta por
extranjeros.
¿Por qué tantos inmigrantes decidieron instalarse en nuestro país? ¿Qué ofrecía la Argentina como
factores de atracción durante la época de las migraciones masivas?.
Hay que considerar que desde las últimas décadas del siglo pasado el país ingresó en una etapa de
expansión económica sin precedentes, acompañada por un proceso de pacificación política y de
consolidación de las instituciones.
Todo ello favoreció la llegada de inmigrantes, y convirtió a la Argentina en uno de los destinos
privilegiados.
La organización política e institucional y la modernización económica y social fueron los pilares en
los que se asentó el proceso de transformación. En este marco, la inmigración fue el resultado "de un
esfuerzo consciente de parte de las élites que dirigieron la organización del país para sustituir su
vieja estructura, heredada de la sociedad colonial, con una estructura social inspirada en los países
más avanzados de occidente" (G.Germani, 1965, p.180)
El propósito principal y explícito no era solamente el de "poblar el desierto", sino también el de
modificar sustancialmente la composición de su población, sumando a la población nativa la de
inmigrantes europeos, que debían transmitir sus valores al conjunto de los habitantes del país.
Estas ideas aparecieron ya explicitadas en la "Bases y puntos de partida para la Organización Política
de la República Argentina", de Juan Bautista Alberdi, cuya primera edición fue publicada en mayo
de 1852, a pocos meses de la derrota de Rosas en Caseros. Alberdi veía a la inmigración como "un
medio de progreso y de cultura para América del Sur" (Bases, ed.Jackson, 1953, p.77).
Para Alberdi, la Argentina debía recibir, a través de los inmigrantes, "el espíritu vivificante de la
civilización europea". (Bases, p.77). Ellos introducirían hábitos de orden y de buena educación,
hábitos de industria y de laboriosidad, y los transmitirían al conjunto de la población del país.
Alberdi veía en la inmigración una de las claves para el desarrollo de la Argentina, ya que los
habitantes de los países más industrializados, es decir los de Europa del Norte, al radicarse en
nuestro país harían posible que éste se transformara y se convirtiera en una nación avanzada. Alberdi
creía en lo que él designaba como "la educación de las cosas", que consistía en educar con el
ejemplo y con la enseñanza de habilidades concretas, más que con la enseñanza humanística y
formal.
Para fomentar la inmigración, Alberdi proponía una serie de medidas concretas. Por un parte, firmar
tratados con países extranjeros que garantizaran los derechos de propiedad, de libertad civil, de
seguridad, de adquisición y de tránsito. Veía a los tratados de amistad y comercio como "el medio
honorable de colocar la civilización sudamericana bajo el protectorado de la civilización del mundo"
(Bases, p.80). En segundo término, el gobierno debería fomentar la inmigración espontánea,
otorgando a los inmigrantes "franquicias que les haganO Occi olvidar su condicíon de extranjeros"
(p.82), siguiendo el modelo de los Estados Unidos. En tercer lugar, sostenía que la tolerancia
religiosa era un elemento clave: y presentaba para América española un "dilema fatal: o católica
exclusivamente y despoblada; o poblada y próspera, y tolerante en materia de religión" (p.83).
Excluir a los no católicos, principalmente los protestantes, era para Alberdi excluir a los pobladores
que más necesita este continente.
Sostenía también que la legislación civil y comercial debía facilitar la radicación de extranjeros, para
lo cual era necesaria una reforma de las leyes para adecuarlas a la nueva constitución.
Las "Bases" fue uno de los textos en los que se inspiró la Constitución de 1853, que en su artículo 25
establece que "El gobierno Federal fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar ni
gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por
objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes". Otros
artículos garantizan los derechos civiles de todos los habitantes de la Confederación (art.14), el
derecho de propiedad (art.17), la seguridad jurídica (art.18). El artículo 20 establece que "Los
extranjeros gozan en el territorio de la Confederación de todos los derechos civiles del ciudadano;
pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos;
navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No están
obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas extraordinarias."
Si bien tanto el gobierno de la Confederación como el de la Provincia de Buenos Aires tomaron
diversas medidas para fomentar la inmigración, recién en 1876, durante la presidencia de
Avellaneda, se promulgó la ley nº 817, de "inmigración y colonización", sancionada el 19 de octubre
de dicho año.
LA EXPANSIÓN ECONÓMICA
Desde mediados del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial la economía argentina creció en
forma sostenida, a un ritmo que se aceleró a partir de la década de 1880.
El período 1880-1914 fue la etapa de mayor crecimiento económico del país. "Las tendencias que ya
se visualizaban con anterioridad a 1880 terminaron por generar un crecimiento irregular pero
vigoroso, orientado hacia las exportaciones, de un dinamismo inusual aún en aquellos años en los
que muchas de las regiones periféricas del mundo asistían a procesos en los que las exportaciones
constituían el motor del crecimiento. Ya sea que se compare el crecimiento experimentado por
Argentina con su propia evolución anterior o posterior, o con lo que estaba sucediendo en el resto del
mundo durante el período 1880-1913, puede calificárselo, sin lugar a dudas, de extraordinario" (Díaz
Alejandro, 1980, p.370). Entre 1880 y 1913 el producto bruto per cápita se más que duplicó. La
población total se cuadruplicó, elevándose de menos de dos millones de habitantes a comienzos de la
década de 1870 a más de ocho millones en 1914. Las tasas de crecimiento anual entre 1880 y 1914
fueron del 3.4% para la población y de entre 2 y 2.5 para el PBI.
La base de este crecimiento estuvo constituida por una serie de factores, entre los que se destacan la
expansión acelerada de la producción agropecuaria, el crecimiento de las exportaciones, la
modernización del sistema de transportes -en particular gracias a la construcción de los ferrocarriles
y el crecimiento de la población. Estos cambios afectaron la configuración del espacio y se
tradujeron en la formación de un mercado nacional, y en el desarrollo de una incipiente industria
vinculada a la ganadería y al agro.
Hasta fin de siglo la lana siguió siendo el principal producto de exportación del país, pero la cría de
ovinos fue declinando paulatinamente desde la década de 1880. Al mismo tiempo, las variedades
destinadas a la producción de lana -como el merino- se fueron desplazando desde la provincia de
Buenos Aires hacia el sur, reemplazadas por nuevas razas, que servían también para el
abastecimiento de carne a la naciente industria frigorífica.
Pero además, para fines de la década de 1880 ya estaba madurando otro proceso, que cambió
radicalmente el uso del suelo en la pampa húmeda. El vacuno, destinado a los frigoríficos, fue
reemplazando al ovino. Al mismo tiempo, se produjo una fuerte expansión de la agricultura, gracias
a la incorporación de nuevas tierras
"Hacia mediados los años 1876-79, la superficie que estaba en explotación en la zona pampeana
argentina alcanzaba a 54,6 millones de hectáreas. Entre esos años y el final de la década de 1880, esa
superficie llegaba a 83,8 millones de hectáreas. En una década se habían agregado unos 30 millones
de hectáreas, alcanzando la superficie explotable en la Pampa Húmeda sus dimensiones actuales. (...)
" (R. Cortés Conde, 1980, p.377). En los años ochenta la incorporación de tierras se debió sobre todo
a la campaña del desierto.
El crecimiento de la oferta de tierras permitió en primer lugar una gran expansión de la ganadería
vacuna, sobre todo en la provincia de Buenos Aires. A partir de la extensión del ferrocarril, comenzó
la expansión de la agricultura, que se aceleró en la década de 1890. En una primera etapa la
provincia de Santa Fe lideró este proceso, seguida por la de Buenos Aires, pero hacia 1914 la
producción cerealera de Buenos Aires superaba ampliamente a la de Santa Fe.
Si bien la primera línea ferroviaria comenzó a construirse en 1857, el aumento de las millas
construidas fue lento hasta la década de 1880. En 1880 la longitud total de las líneas ferroviarias era
de 1563 millas. Para 1890 de casi 6000, y para 1914 de más de 21.000. Las etapas de mayor
expansión fueron los años ochenta y la década previa a la primera guerra mundial. Para entonces
todas las líneas troncales estaban trazadas, y de allí en más el crecimiento fue muy lento.
http://www.ub.edu/geocrit/sn-94-31.htm
Scripta Nova.
Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788]
Nº 94 (31), 1 de agosto de 2001
The migrations to Argentina, specially the italian and spanish migrations are
analyzed from the very beginning. The discrimination of migrants is
discussed, up to some extent, wrecking the myth of the race heterogeneity.
Considering the extension only these two large European groups are referred
to who came to Argentina, and to the modern migrants of the neighboring
countries, while today, the Argentines migrate to Europe and the USA for a
better fate. Further consideration is give to the organizations, political and
economic problems in the countries of origin and of destination, concluding
with the modern migrants their problems and possible solution.
El único que parece darse cuenta es el Papa Juan Pablo, pero no así alguno de
sus obispos que aconseja que no lleguen musulmanes a Europa, como si desde
el siglo VIII, en mayor o menor medida, no estuvieran allí.
Por eso, perder la memoria histórica puede hacernos olvidar que esa
inmigración fue precedida por un racismo desprestigiante donde se idealizó lo
europeo pero antes se desprestigió nuestra propia población mestiza.
El Martín Fierro poema de José Hernández, es el reflejo de una realidad
social. Los cientistas de la época con Domingo Faustino Sarmiento y Carlos
Octavio Bunge a la cabeza, sostenían que había que mejorar la raza, porque
nuestra población era producto de un cruce negativo, de una raza paleolítica
con otra que no había superado la Edad Media.
Corresponde no dejar de señalar que esta América morena que le reza a Dios
en luso y español, es la más increíble síntesis de un proceso sincrético de
culturas marginadas y subordinadas, la interacción de prácticamente toda la
marginación planetaria. Así fueron subordinados y marginados los indios y los
propios colonizadores que en general provenían del sur de la península,
muchos de ellos árabes convertidos a garrotazos. Como lo fueron los judíos
que lograron pasar a través de Portugal para llegar aquí y que tenían que
ocultar su condición de cristianos nuevos; también se marginó a los negros del
Golfo de Guinea traídos como esclavos, ocurrió lo propio con los chinos a
quienes trajeron por el Pacífico cuando se acabaron los negros esclavizados;
por último fueron marginados nuestros abuelos y bisabuelos a los que
expulsaron de Europa, porque el sistema productivo no tenía donde meterlos.
La inmigración italiana
Los orígenes.
En esa época el puerto de Buenos Aires estaba bloqueado por la flota francesa,
obligando a los genoveses de la Boca para eludirlo, a ondear en sus mástiles el
pabellón de la Casa de Saboya, lo que al Gobernador de Buenos Aires y
Representante de las Relaciones Exteriores de la Confederación, D. Juan
Manuel de Rosas, le resultaba de gran utilidad (6).
Por otra parte, la elite porteña había sufridos cambios importantes merced a la
conquista del desierto, hasta los años 1880 en poder del indio, haciendo
fortuna los terratenientes —medida ésta con parámetros mundiales— que les
permitía aún a los menos opulentos mantener una vida ociosa y
ampulosamente cosmopolita.
Cuadro 1.
Distribución de italianos en el censo de 1914.
Lugar Cantidad de italianos % de inmigrantes % de italianos
s/ población total s/ población total
Capital Federal 320.000 49 19,8
Buenos Aires 285.000 34 13,8
Santa Fe 164.000 35 18,3
Córdoba 83.000 20 11,3
Mendoza 28.600 32 10,3
Fuente: Elaboración propia, tomando como base el Censo Nacional de 1914.
Tampoco son ajenas a este fenómeno migratorio las penurias en el campo por
la falta de moneda, a punto que con la ganancia de los emigrados se pagaban
los arriendos agrícolas, tal como ocurría en Irlanda o los impuestos
territoriales como en Alemania (10). Algo semejante acontece hoy día en que
la inmigración incide en la economía de varios países de Asia, donde el dinero
enviado por los trabajadores desde el exterior alcanzó en 1995 un total de 75
mil millones de dólares, bastante más que los 54 mil millones que ese mismo
año recibieron de ayuda exterior. Los filipinos que emigran legalmente están
obligados a enviar parte de sus ganancias a las islas, lo que se calcula en unos
8 mil millones de dólares por año, casi tres veces la suma que el país recibe de
financiación y créditos del Banco Mundial. Según datos del Instituto para el
Tercer Mundo, el 8 por ciento de los ingresos de divisas por parte de países
como Egipto y Pakistán, proceden de remesas de los trabajadores emigrados,
en tanto en Jordania y Yemen el dinero que envían los suyos es casi la única
fuente de moneda extranjera que circula.
Cuadro 2.
Inmigrantes nacidos en Italia y total de extranjeros, en los tres censos de población, a la época de las
grandes oleadas inmigratorias a la Argentina.
Años 1869 1895 1914
Total de italianos 71.442 492.676 928.860
Totales extranjeros 211.992 1.004.527 2.357.952
Total de población 1.736.923 3.954.911 7.885.237
Los que decidieron quedarse
Años 1921-1930 Saldo: 878.000 inmigrantes
Años 1931-1940 Saldo: 72.700 inmigrantes
Años 1941-1946 Saldo: 33.000 inmigrantes
Años 1947-1954 Saldo: 747.000 inmigrantes * *
Porcentaje de extranjeros en los últimos años
Año 1930 estimación: 30,8 %
Año 1940 estimación: 22,5 %
Año 1947 Censo Nacional: 18,1 %
Año 1954 estimación: 17,8 %
Fuente: Elaboración propia, tomando en consideración Censos nacionales y estimaciones del
INDEC
** Adviértase la gran acogida de extranjeros en la inmediata posguerra
Esas inmensas llanuras hasta el río Negro en plena Patagonia, hubieron de ser
colonizadas las más de las veces con ovinos y en ellas más que la inmigración
italiana tuvieron gran importancia por la acumulación de tierras, la irlandesa y
la vasca, muchas de las veces adquiridas las tierras a bajo precio a soldados
que las habían recibido en pago de sus salarios.
Esto llevó a una política de acuerdos con el gobierno argentino (1894), pues la
clase dirigente italiana había llegado a asimilar este tipo de peligrosidad, sea
que se tratara de un profesional de la política o de un trabajador politizado que
emigraba. Recordaban que el mismo Mazzini antes de la unificación se había
empeñado en formar colonias en el exterior, que pudieran ser utilizadas en el
momento oportuno para derrocar violentamente a los diferentes reinos de la
península e implantar la república (15). Siendo que el propio G. Garibaldi,
había tenido desde su llegada a Montevideo, luego de una fracasada
insurrección en el Piamonte, gran participación político - militar tanto en las
Repúblicas del Plata y como en el hoy Estado Brasileño de Río Grande do
Sul, tomando parte en revolución de lasfarrophilas y bautizando a su barco
corsario precisamente con el nombre de Mazzini.
La inmigración española
Casi un siglo más tarde, en el ya citado Censo de 1914, el 10 por ciento de los
habitantes (829.701), eran españoles, y sólo Cuba —con el 8,5— se acercaba
cinco años después a esa proporción. Buenos Aires contaba con 306.000
residentes españoles, con lo que en número sobrepasaba al de toda otra ciudad
de la Península, salvo Madrid y Barcelona.
De igual forma que los destinos parecían estar concentrados, ocurría lo propio
con los puntos de origen. El norte de España y Canarias proporcionaban las
tres cuartas partes de las salidas. Si bien los catalanes habían tomado la
delantera, abriéndose horizontes con sus barcos y forjándose una tupida red de
intereses comerciales, debido a la vocación exportadora de su agricultura, la
experiencia marinera de los hombres de la costa mediterránea y la creciente
necesidad de importar desde los puertos americanos algodón en rama para sus
industrias, hicieron de la emigración catalana en América una verdadera
diáspora mercantil (19). Por ser el referido autor, profesor de la Universidad
de Barcelona remito a sus trabajos, lo que me exime de mayor extensión en
este punto de la comunicación.
En la misma época que Cuba atraía mucha mano de obra, también en el caso
argentino, los viajes estaban focalizados luego de los meses de septiembre,
salvo durante los años 1914-1918, marchaban aquí, luego de concluidas las
faenas en el campo español, a recoger las cosechas de la Pampa, lo cual es un
indicador de los llamados inmigrantes temporarios o golondrina. Además
desde 1889 el gobierno austral había destinado grandes recursos para financiar
pasajes subvencionados, dando lugar a una triplicación de las salidas desde
España, que como es lógico se repartieron, no con la estacionalidad que era
habitual, sino a lo largo del año y con fines de radicación.
La inmigración gallega, mayoritariamente de las provincias de A Coruña y
Pontevedra, gozó de las ventajas de un proceso temprano, con un crecimiento
en el siglo XIX muy gradual, siendo contratados o llamados para desempeñar
actividades en donde sus predecesores se habían instalado y generado una
cierta capacidad empleadora, lo que se conoció con el nombre de sobrinismo,
en que se ofrecía un trabajo y se pagaba el pasaje a un paisano de la Galicia
natal (20).
En tanto que los navarros mucho tiempo antes, habían tenido conocimiento
del Río de la Plata, por noticias llegadas desde el norte de los Pirineos, por el
camino que une a Pamplona con Bayona, en esa época principal puerto de
salida en el Golfo de Vizcaya hacia esta parte de América, siendo que esta
información se diseminó desde la montaña al resto de la provincia a través de
muchos mecanismos donde no estaba ausente el "kontrebandistak" y sus
canciones (21).
Cuadro núm. 3
Trabajadores vascos en Chascomús 1869-1895
Ocupación 1869 % 1895 %
Jornalero 83 12,18 128 20,81
Peón 178 26,13 82 13,33
Trab. domésticos 63 9,25 40 6,5
Trab. rurales 115 16,88 91 14,79
Trab. urbanos 84 12,33 24 3,9
Comer. e indust. 58 8,51 61 9,91
Profesionales 6 0,97
Ganaderos 21 3,08 117 19,02
Peq. agricultores 6 0,88 36
Empleados 21 3,08 22
Artesanos 51 7,63 8
TOTALES 681 100 615 100
Fuente: Cédulas Censales: Primer y Segundo Censo Nacional. Sacado de Iriani, op. cit, p. 105.
La elite política gallega fue la que más actuó en tal sentido, destacándose la
colonia de exiliados españoles de la Primera República, que junto a su
republicanismo con ideas interclasistas y funcionales a los intereses de la
colectividad, los acercó cada vez más al regionalismo gallego de Buenos
Aires. Una segunda generación de republicanos llega a estas costas en las dos
primeras décadas del siglo XX, entre los cuales podemos contar al pedagogo
krausista formado en el Instituto Libre de Enseñanza D. Ignacio Ares Parga,
promotor en Buenos Aires de la Liga Republicana y del Centro Republicano.
Pero es necesario admitir también, la gran influencia que esta parte de
América ejerció sobre Galicia, donde por cada revista o periódico que llegaba
de Madrid, lo hacían cinco o seis de Buenos Aires (25).
Sin embargo resulta una paradoja, que muchos argentinos muestren hoy sus
quejas con las normas de extranjería españolas, cuando nuestro país tiene
tantos trámites lo que indica que ya es hora de abordar real y sincerarse el
tema ya que aquella legislación ha despertado inquietud entre nuestros
compatriotas indocumentados, que temen tener dificultades para permanecer
en la Península.
Pero peor es la sensación que tienen gran parte de nuestra gente, de que no
hay expectativas como para que la situación pueda cambiar en el corto plazo,
con lo que la decisión que toman, no es un gesto de coyuntura, sino que surge
del convencimiento vivido en la realidad de los últimos años, en que nos
transformamos en una imaginara Belindia: un país con un 10 por ciento con
un nivel de vida como el de Bélgica y un 90 por ciento como de la India,
sacrificando a nuestra gente en el ara del mercado. De ahí el deseo de emigrar.
Pese a las promesas oficiales y a los dichos del otrora ministro D. Jaime
Mayor Oreja, es un hecho que esa norma no regula la inmigración sino que
torpemente reprime derecho humanos básicos a los inmigrantes, pero a estos
la nueva ley no les deja muchas alternativas o se vuelven a su país de origen o
eligen vivir en la sombra y el silencio, como ciudadanos de cuarta. Por
ello: go home. Así, ha circulado estos días el relato de una periodista que viajó
a España para casarse con un antiguo novio y en las oficinas del Régimen
General de Extranjeros, le colocaron en el pasaporte el sello de salida
obligatoria con cinco días para abandonar el país; contaba la periodista, que
en su angustia no andaba sola sino que la acompañaban cubanos con unas
gorras enormes de lana, mujeres marroquíes con sus bebés a cuestas, unas
chicas muy rubias con hablar de Europa del Norte y unos centroamericanos
con sombreros traídos primorosamente como para conservar algo del país que
ya no puede darles nada. Andaban todos igualados por el temblor, el sello y la
urgencia de tener que desarmar una vida (32).
Sin duda que el problema, será el gran problema de los años venideros: los
capitales se desplazan a costo cero hasta encontrar mano de obra esclava y
como es natural, ésta trata de desplazarse hasta donde le paguen mejor. La
globalización glorifica el primer desplazamiento y condena el segundo, en su
afán por hacer que el navío espacial Tierra selle sus bodegas de esclavos, para
que no perturben a los pasajeros de primera que toman sol en la piscina de
cubierta. Pero cunde la alarma porque los negros aparecen en la piscina (33).
Es que no hay forma posible de sellarlas, no es que por tejano bruto, el
presidente de Estados Unidos quiera privilegiar la relación con México, sino
porque sabe, que si no logra elevar el nivel de vida de los mexicanos, en una o
dos generaciones tendrá un candidato a presidente de EEUU, que andará en
guaraches y comerá tacos y enchiladas, lo que no es tan ilógico si ya tienen un
Secretario de Estado negro, impensable hace años en una administración
republicana.
Es además una cuestión de ricos y pobres, de clases sociales, no de países
ricos y pobres, y México, integrante del Tratado de Libre Comercio de las
Américas (NAFTA), es un buen ejemplo al respecto, mientras su economía
crece y se pronostica que el PBI aumentará a un 5 por ciento anual, coexisten
más de 40 millones de pobres, donde el 50 cien PBI se concentra en
trescientas familias de una Nación de 100 millones de habitantes.
Ello así por cuanto la actual etapa tecnológica provoca equiparación salarial
con los niveles más bajos del planeta y desocupación estructural para los
restantes, en un ejercicio de poder planetario (globalización) que se desplaza
de los estados a monopolios u oligopolios trasnacionales. El estado queda
reducido a una función recaudadora (34); se lo concibe como una empresa
regida por criterios de eficacia.
Los voceros del racismo vernáculo no hacen a este respecto más que fraguar
datos falsos, proselitismo xenófobo y racista, pese a que muchos de sus
apellidos como es común entre nosotros denotan orígenes migratorios, ellos
no pretenden disminuir la inmigración sino la legalizada. Lo que acarrea
consecuencias graves: 1) porque esta es una población vulnerable a toda
forma de explotación, desde laboral hasta sexual; 2) genera un problema de
seguridad, porque en varios años se acumula gente que por no estar
documentada no se puede controlar. Por razones de humanidad, pero también
de sana política, es necesario aclarar las ideas y lo mejor que podemos hacer
es facilitar los trámites migratorios, exigiendo fundamentalmente certificados
de antecedentes penales (35). De ese modo tendremos la posibilidad de
expulsar a los que traen precedentes de criminalidad y acoger al resto, pero
registrados, documentados y más aún, bueno sería facilitarles el acceso a la
ciudadanía lo más rápido posible. Manera esta de eliminar el negocio de los
gestores de radicación de la que hablaba el diputado español, evitar la
presencia de indeseables pues su expulsión sería perfectamente legítima;
estarían mejor individualizados, habría una población totalmente documentada
y, por ende, controlada. De esta manera podríamos incorporarla al país en
forma más rápida; evitando la criminalidad que la explota y
fundamentalmente aumentando nuestra población. ¿O es que no nos damos
cuenta que tenemos un país despoblado, con lugares cuya densidad no alcanza
a 0,5 hab/km2? ¿Que estamos esperando? ¿Que alguna catástrofe del medio
ambiente, en otra parte del mundo haga que nos pueblen el país de repente y
sin preguntarnos mucho?
Pese a los 52 años pasados ello no resulta fácil, cuando según el Banco
Mundial, sólo el 15 por ciento de los más de seis mil millones que pueblan la
Tierra viven en 22 países con ingresos altos, en promedio 25.000 U$S anuales
per capita. Mientras en el resto, el ingreso anual es cercano o inferior a los
cuatro mil dólares anuales, lo que obliga a muchos al desplazamiento, pero
eso tampoco es nuevo si tenemos en cuenta que Francia en los setenta, en sólo
cinco años, aumentó el porcentaje de inmigrantes africanos en un 65 por
ciento, con los consiguientes problemas de adaptación y consiguiente
discriminación a la que magistralmente refiere Pierre Bourdieu (37).
Notas
(1) Diario Página / 12. - Buenos Aires, febrero 4 de 2001. p. 14.
(2) Modernamente han de tenerse en cuenta las tesis de: J. Artur. Conde de Gobineau, diplomático,
filósofo y político francés, cuya teoría racial impregnada de antisemitismo, fue empleada como
justificación filosófica del racismo nazi; Gobineau en su conocido Ensayo sobre la desigualdad de las
razas humanas (1853-55) afirma la existencia de una jerarquía entre las mismas, lo que según él, puede
probarse por la historia, la antropología y la filología. Tampoco debemos olvidar a figuras como E. Renan
(1823-1892) de quien Sarmiento fuera primer traductor en el Río de la Plata, de G. Le Bon (1841-1931),
H. Taine (1828-1893) y H. S. Chamberlain (1855-1927) yerno de Wagner. Por su parte M. Foucault,
en: Genealogía del racismosugiere que, el concepto de racismo fue reapropiado en los siglos XIX y XX,
como un mecanismo que volvió posible desarrollar el poder del Estado para quitar la vida a sus
ciudadanos, por medio del discurso biológico que coloca a las víctimas como responsables de una
progresiva "degeneración" de la raza y que por lo tanto, exige su desaparición como modo de garantizar
la salud del conjunto social.
(3) Sobre los temas generales de dicha inmigración se puede consultar: BROSSAR, A. Consideraciones
históricas y políticas sobre las Repúblicas del Plata en sus relaciones con Francia e Inglaterra. París,
1850. Camara italiana de Comercio de Buenos Aires. La presenza dell´Italia in Argentina. Buenos Aires:
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(4) Ver: AAVV. Extranjeros en la Argenta. Pasado, presente y futuro. Buenos Aires: CONICET, Prigeo,
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Argentina. Buenos Aires: Claridad. 1966.
(11) La amplitud de las cifras es debida a la llamada inmigración golondrina iniciada en 1895 con la
afirmación del negocio de cereales y que, en esos años tuvo su punto de máxima expansión.
(14) El ya citado trabajo de María Rosa Ostuni, ilustra acabadamente sobre la correspondencia
diplomática referente a los movimientos de los anarquistas y republicanos italianos en Buenos Aires.
(15) Sobre el tema ver: Mazzini, G. – Scritti editi de inediti. Volumen XVII. Imola, 1914. p- 325.
Correspondencia a dirigida a Luigi Amadeo Melegari, en fecha 30 de diciembre de 1838.
(16) Conf.: ASMAE Serie política (1891/1916) b.323. Argentina. Reporte Polici (1902) Buenos Aires a
MAE. 1/12/1902, en nota 61 de Ostuni, ya citado.
(21) Para un estudio sobre el valle desde los albores de la inmigración transoceánica masiva, puede verse:
Arizcum Cela, A.– Economía y sociedad en un valle pirenaico del Antiguo Régimen. Baztan 1600-
1841. Pamplona: Institución Príncipe de Viena. 1988.
(26) Sobre el tema es necesario recordar y así lo recomiendo, aquella vieja película en blanco y negro del
cine hispano, en que trabajaba el recordado Manolo Morán: Bien venido Mr. Marshall.
(27) Argentina realiza actualmente sus censos cada diez años, siendo el de 1991 el último. El
correspondiente a este año, está en proceso por parte del INDEC. Todo lo cual me lleva a pensar que al
hacer el nuevo, el deterioro económico de algunos de nuestros vecinos países, limítrofes o no, hará que la
cantidad de sus emigrantes sea muy superior al del último. Sobre todo por las diferencias cambiarias, que
les permiten, con un peso argentino anclado al dólar norteamericano, girar dinero a sus países de origen y
verse favorecidos por las diferencias cambiarias.
(28) Ha de tenerse en cuenta que a la fecha del último censo, la mayoría de ellos eran Croatas refugiados
políticos desde que el Mariscal Tito tomara el poder en la Federación Yugoeslava, Hoy tras el
desmembramiento de ella, la cantidad de migrantes de otras etnias y religiones ha aumentado, en tanto
que muchos de aquellos colaboracionistas, han regresado a Croacia.
(29) Diario Clarín. Editorial: Los expulsados de la Argentina. Buenos Aires, 30/01/2001. / Clarín. Com:
http://ar.clarín.dom/diario/hoy/o-01601.htm.
(30) Aguinis, M. – En la última década gobernó la escoria. En: Revista Tres Puntos. Buenos Aires,
1/02/2001, p.36
(31) W. G. España, negros pero limpitos. En: Revista Veintitrés. Año 3 número 133. Buenos Aires, 25 de
enero de 2001, p.60.
(32) Ferrari, T. – Yo soy una ilegal en Madrid. – El drama de los argentinos que pueden ser deportados de
España. En: Revista Gente y la actualidad. Año 36 número 1854. enero 30 de 2001, p. 52.
(34) Bergalli, R./ Resta, E. Soberanía: Un principio que se derrumba. Aspectos metodológicos y jurídico
- políticos. Barcelona, 1996 citado por Zaffaroni. 2000, p. 133 nota 141.
(36) Sobre el tema la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha recomendado, en su 54º periodo de
sesiones. Tema 12 del programa provisional. E/CN. 4/1998/77/Add.1 (22/12/97) Original en español,
inglés y francés, (como Informe del Secretario General al Seminario de Ginebra) que: El derecho de los
individuos y los grupos a ser diferentes, proclamado e el párrafo 2 del artículo 1 de la Declaración sobre
la raza y los prejuicios raciales de la UNESCO de 1978, debe ser respetado por todos. En la concepción
de una política de integración de los inmigrados, los Estados de acogida deben garantizar la preservación
de la integridad cultural de los migrantes como garantía de su derecho a la diferencia en armonía con la
legislación del país de acogida. De tal manera que los gobiernos deberán invertir en programas educativos
formales e informales como medio eficaz de promover el entendimiento cultural. Además la legislación
que establece los derechos civiles y de otra índole no siempre constituye una protección eficaz de los
migrantes en circunstancias vulnerables.
(37) A. A. V. V. Bajo la dirección de P. BOURDIEU – La miseria del mundo. México, Buenos Aires,
Madrid: Fondo de Cultura Económica. México DF., 1999.
(38) En tal sentido, el referido informe de ONU (nota 37) ha dicho que, los gobiernos deberían establecer
procedimientos de recurso adecuados, eficaces y accesibles para las víctimas del racismo, la
discriminación racial y la xenofobia. Se reconoció así mismo la importante función que los medios de
comunicación desempeñan a la hora de ayudar a la sociedad tanto a combatir como a aceptar el racismo y
la discriminación. Y se elogió allí a los representantes y a los sindicatos de los medios de comunicación
que han cooperado e la redacción de códigos de conducta de este sector. El seminario señaló además la
atención de los Estados a los importantes trabajos que está realizando la OIT sobre el tema y con relación
a trabajadores migrantes, pidiéndoles que apoye a dicha Organización e el desarrollo de este programa y
en la prestación de asesoramiento a sus Estados miembros sobre la forma de luchar con mayor eficacia
contra la discriminación en el empleo.
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36.
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