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CAPÍTULO I

Ideario
Las Flores del Mal es la obra que da inicio a la poesía moderna, se considera de esta

manera por los aspectos y características que adoptaros distintos autores futuro a esta

época. Charles Baudelaire, era consciente de su singularidad y de su gran originalidad, en

1857, año publicó este libro de poemas. Pero esta originalidad, que le convierte en el

precursor de las dos vertientes de la poesía moderna; la de los artistas del verso como

Verlaine, Mallarmé y Valéry y la de los alquimistas del verbo, Rimbaud, Lautréamont, los

surrealistas, sin embargo, también le ha sido condenado a una soledad paradójica y a la

incomprensión y fuerte crítica de sus contemporáneos. A pesar de esta originalidad, la obra

de Baudelaire recibe la influencia de nuevas ideas estéticas que se gestan en el siglo de las

algunas revoluciones políticas y sociales que inauguran la Edad Moderna.

El análisis que se hace sobre Baudelaire abarca desde su vida y su carácter sutil y su

bien refinada vida bohemia, a pesar de ser reprobada por la doctrina ideal de la época se

sobrevaloró pero se recuperó la divulgación precipitadamente por el círculo de escritores

que compartían el mismo proceso de creación artística que Baudelaire, ante esto la decaída

de los futuros géneros o corrientes literarias que nacerían no se vio afectada.

El surgimiento de nuevas corrientes literarias que nacen a través de Baudelaire son

importantes para retomar como nuevos modelos o métodos de investigación en el campo de

la Crítica Literaria, puesto que determinan nuevos márgenes estéticos, nuevas maneras de

interpretación, surge una nueva apreciación sobre el mal y la belleza de lo absurdo.

El analizar la vida y obra del autor crea un panorama distinto si intentamos darle un

nuevo sentido a las novelas o poemas que futuramente leamos, puesto que ellas está
expuesta la teoría simbolista, estructuralista y modernista, géneros que influyen en autores

que le son sucesores al término, autores que también sufrieron el rechazo de esta sociedad

ambivalente que determina lo real con lo propio y humano.

|El camino de estos géneros también hace conocer diversos autores que aunque no

literarios trabajan temas filosóficos de los cuales Baudelaire expresa en su poesía. Gracias a

estos nuevos géneros los escritores adoptan una nueva identidad, única e íntima, su poesía

sucumbe en el dolor de estar vivo, y de esta suerte elogiar su sabor celestial y divino para

componer el desorden de su existencia, la búsqueda de la poesía pura se vuelve un remolino

que atrae y no exhala, que crea y no destruye a la generación que le sigue en este camino

pedregoso con un infinito escondido.

Nuevos ensayos sobre la creación artística, y análisis literarios se ven favorecidos

por este surgimiento, por eso es importante también interpretar la obra Las flores del mal

desde un ángulo crítico que señale las características que son parte de la corriente literaria

que están creando y de cómo esas características son parte también de los nuevos cánones

que surgen gracias a ellas y de cómo se va generando esta acoplación a los nuevos caminos

de la Historia de la Literatura.

La literatura contemporánea que hoy en día se interpreta suele tener argumentos

subjetivos que llevan a redundancias que son presentes en las interpretaciones de las obras

según el lector que las analice, también debe ponerse énfasis en la perspectiva en que es

analizada la obra, ya que en diferentes campos humanísticos se le puede dar diferente

dirección al desciframiento que esconden las obras.


Se puede caer en el error de asimilar que una obra puede tener siempre una misma

interpretación, muchas veces se comete el error de analizar y pensar que la obra es la

expresión psicológica plasmada por el autor, cuando no es más que un símbolo que

pertenece a la cultura en general y al lector. Al momento de narrar, de escribir, la voz real

de autor desparece, entonces, cómo se puede tratar de escuchar leyendo al artista creador de

cualquier obra, para que sus palabras cobren mayor sentido dentro de su real significado. Al

escribir no se define a quién va dirigida la obra, y la cultura, la sociedad, o un ente de

personas que comparten ciertas ideologías en común se muestran de cierta manera

ambiciosos, capturan la obra y la transfiguran sus significados por la adaptación intelectual

de nuestra época, esto podría ser un factor en el cual está involucrado el posmodernismo.

El lenguaje es el que habla, no el autor, ya por sí mismo el lenguaje de la escritura,

es quien revela lo que el autor nos describe en sus obras, por ello la frase anterior, y escribir

consiste en alcanzar, a través de una previa impersonalidad ese punto en el cual sólo el

lenguaje actúa. El autor nunca es nada más él que el que escribe, del mismo modo que yo

no es otra cosa que sino el que dice yo: el lenguaje conoce un sujeto, no una persona y ese

sujeto logra que el lenguaje se mantenga en pie, es decir, logra agotarlo por completo.

La obra de Baudelaire, no es ajena a los cambios que se presentaban en su tiempo,

por ejemplo la perspectiva de la vida rural que obtuvo por el contexto burgués de su familia

renovó en él su visión totalmente cosmopolita y con ello referenciaba en sus obras el

desarrollo industrial de las ciudades, y sobre todo, la gran transformación urbanística y su

nueva visión romántica de la ciudad, de París, de esta manera contribuyó al desarrollo

económico y comercial de la nueva clase dirigente, la burguesía. A partir de este mundo


adquiere la referencia de un gandi este término se le otorga y se le atribuye la manera de

vestir de la vida burgués, perteneciente a este panorama, las drogas y el alcohol adquieren

sentido común y una entidad y se dividen, como en la sociedad en diferentes clases

sociales, la mención anterior adquiere como atribución al estilo de vida dividido, el alcohol

para el que goza la vida y el trabajo arduo, y el opio y el hachís para la gente refinada, estilo

de vida que adquiere una nueva versión social conocido como la bohemia de aquí se partirá

otro punto que enfoca el nacimiento del término y sus características.

El lazo que une a estos escritores es la bohemia, que simboliza el rechazo de los

valores burgueses por parte de diversos grupos de jóvenes artistas que compartían la misma

desilusión por la revolución política de 1830. La sociedad permanecía en estado decadente.

La bohemia francesa es por una parte una continuación del romanticismo, como sueño de

evasión y de viajes hacia tierras remotas, pero por otra parte, es una ruptura con el

romanticismo en la medida en que sustituye la belleza natural por la belleza del arte.

Los poetas románticos franceses se alían con el liberalismo político, pero el

posterior desencanto político produce en el seno del romanticismo unos movimientos de

rebeldía y de protesta contra la burguesía que dio lugar a la bohemia, y que define la

situación del artista marginado en la ciudad. La bohemia defiende hasta las últimas

consecuencias el individualismo romántico, aunque implica un cierto distanciamiento

respecto al primer romanticismo comprometido políticamente con la sociedad de su tiempo.

En la época en la que Baudelaire empieza su carrera literaria se produce la gran

crisis de la poesía romántica y el nacimiento de nuevas escuelas artísticas y literarias como

el arte por el arte y el realismo. Por otro lado, la pintura empieza a predominar sobre la

poesía, hasta el punto en que Baudelaire considera a Eugéne Delacroix como el jefe de la
escuela romántica y no a Víctor Hugo como el poeta del progreso y defensor de las ideas

democráticas. Baudelaire se enfoca entonces a la perspectiva romántica que hay detrás de la

pintura. En algunos de sus poemas se refleja la gran influencia de las artes plásticas aunque

es, sin duda, la pintura el arte al que Baudelaire dedica una especial atención. Baudelaire

inaugura la búsqueda moderna de la poesía a través de la estética, retomando el ideal

romántico de la síntesis entre las artes, lo cual constituye una confirmación de su estética de

la analogía y de la correspondencia.

La poesía, para Baudelaire, no es un género como los demás sino una forma de

sentir un camino hacia dolerse. Sin embargo, Baudelaire termina padeciendo en su vida la

marginación de la poesía frente al auge de la novela y del teatro. A pesar de su escasa

creatividad en el ámbito de la novela y del teatro, Baudelaire consigue desarrollar, al

margen de la poesía, un trabajo notable como traductor de obras y trabajos de teoría

literaria de Edgar Poe. Baudelaire ejerce como crítico de arte y crítico literario.

La influencia del cristianismo sobre Baudelaire determina el sentido trágico su vida

como poeta, no logra alcanzar la tranquilidad ni la felicidad de los sabios y filósofos

antiguos. La filosofía cristiana remite a una experiencia interior que destruye la armonía y

la unidad entre el hombre y la naturaleza. Baudelaire se distancia de la sabiduría antigua

cuando experimenta el dolor que surge de la imposibilidad de alcanzar el bien que desea.

Baudelaire no tiene poder para satisfacer plenamente sus aspiraciones de felicidad en este

mundo. Este dolor va acompañado de un sentimiento de pérdida de libertad y de dignidad

que puede llevar a la desesperación y a la desmoralización por todos los asuntos humanos.

La voluntad misma del hombre obstaculiza las iniciativas de la acción humana para

progresar hacia el bien, y la virtud basada en las buenas acciones no garantiza la felicidad.
El cristianismo supone una transmutación de los valores considerados vulgares, un ejemplo

de ello serían los griegos, el alma es mortal mientras que la naturaleza es eterna. En

cambio, para los cristianos, el mundo tiene un principio y un final, y el alma individual

aspira a la vida eterna. La filosofía antigua establece una correspondencia entre la virtud y

la felicidad

Baudelaire sustituye la religión de la naturaleza del siglo XVIII por el dandismo que

constituye un culto al yo, entre otras corrientes, pero afirma a través del dandismo la

superioridad del espíritu humano sobre la naturaleza. El dandismo implica, por tanto, un

desprecio por la naturaleza a favor del arte gratuito que procede del hombre ocioso,

elegante y distinguido por sus maneras exquisitas de drogarse y su forma de vestir. Se

produce de este modo un giro importante en el pensamiento de Baudelaire que implica una

ruptura importante con la tradición romántica, con la estética, con la religión y la política,

contra la moral y contra el juicio.

El dandismo de Baudelaire se basa en la elección de uno mismo como sujeto

fundamental de la experiencia estética. Desde este punto de vista, el dandismo de

Baudelaire no admite ningún valor superior al individuo que persigue el placer de la

existencia. No obstante, Baudelaire no excluye el dolor desde un punto de vista religioso,

sino por el contrario, lo incluye en la propia dinámica de la experiencia estética.

El término sugiere ciertas características, se opone al mal vulgar y natural que

deriva del amor entre hombre y mujer, es decir, el pecado de la carne y representa el mal

satánico que no se realiza sino que permanece en estado virtual en un mundo imaginario en

el que el hombre puede afirmar su superioridad sobre la naturaleza, más allá del mundo real

que amenaza con el fracaso. En la ciudad, el dandy experimenta el spleen, es decir, una
sensación de reclusión y aislamiento en un mundo sin escapatoria posible. No obstante, el

poeta no abandona el deseo de huir de la realidad que le oprime y le ahoga a través de un

viaje que le llevaría más allá de lo conocido y de lo existente.

Baudelaire toma del romanticismo la pasión por los viajes, el sentido místico y el

estado en trance, que surgen de la necesidad de escapar del presente que produce horror y

tedio, sin embargo, rechaza completamente la naturaleza que los románticos habían

asociado con la bondad y la belleza espiritual.

Baudelaire se opone a la doctrina de la bondad natural del hombre como en la teoría

de Rousseau donde relativamente compara el pensamiento humano con al paisaje natural y

por otro lado, se opone a la doctrina del progreso de Voltaire que implica el dominio de la

razón sobre las pasiones. Baudelaire defiende contra Voltaire sobre todo, la doctrina del

pecado original, según la cual el hombre que ha desobedecido la ley divina y este no realiza

el bien que desea y añora sino el mal que aborrece y encarcela y que sin embargo, le atrae,

descubre la inmensidad de lo bello a través de los ojos más malignos.

Baudelaire incorpora filosofías religiosas y cultamente filosóficas como en San

Agustín y en Pascal, con el fin de apoyar su tesis sobre la maldad natural del hombre.

Baudelaire es un heredero de la tradición ilustrada del siglo XIX que ha expulsado a Dios

del reino de la naturaleza, del pensamiento del hombre Sin embargo, el poeta defiende

contra la Ilustración la omnipotencia divina a través del mito del pecado original. El

hombre que ha sido expulsado para siempre del paraíso está condenado a caminar en busca

de un ideal que nunca podrá alcanzar.


Baudelaire toma del romanticismo la idea de viaje que nace de la nostalgia de una

edad de oro en la que el hombre vivía en comunión con la naturaleza en la plenitud y la

pureza de la infancia inocente. Sin embargo, autores de la corriente romántica que

ascienden a la doctrina religiosa, sienten la necesidad de seguir deambulando en busca de

un ideal inasequible. De igual modo, Baudelaire busca a través del arte, el amor, la ciudad y

el mal, el ideal imposible que termina produciendo su vida irremediable en el spleen. El

concepto con el Spleen de Baudelaire, no es el Mal ni el Abismo propiamente dicho, sino la

idea de viaje o de traslado que despierta en el hombre el ansia infinito de conocimiento, de

genialidad artística y de virtud.

El spleen representa el sentimiento interior que pone en evidencia la impotencia de

la voluntad para alcanzar el ideal. El sentimiento de desmoralización que implica el spleen

desemboca en la idea de que toda la naturaleza, incluido el hombre, está condenado al

fracaso y a la autodestrucción. Baudelaire afirma que la aniquilación de la voluntad es

causada por la propia voluntad que se devora a sí misma.

El concepto conductor para estudiar los diferentes temas baudelairianos es la idea de

viaje. El concepto de viaje implica la idea de movimiento pero también la idea de una

conciencia o yo que intenta dar un sentido a su existencia. Por otra parte, el viaje constituye

un concepto que permite conservar la interrelación entre el yo y el mundo. De esta forma, el

viaje de Baudelaire se desarrolla en la línea intermedia que separa al yo del mundo. Por un

lado, la autobiografía y por otro lado, la ciencia. El viaje de Baudelaire consiste, por tanto,

en la interpenetración de la ciencia y de la autobiografía. Desde este punto de vista, la obra

de Baudelaire, sin ser totalmente autobiográfica, no puede entenderse sin tener en cuenta la

perspectiva del yo que configura toda la experiencia y le da un sentido. El otro aspecto nada
desdeñable de la experiencia poética de Baudelaire es la constatación del mal en el mundo

que provoca la evaporación del yo en el abismo.

Los estudios que se han hecho sobre escritores del siglo XIX son extensos pero

intrínsecos, agotados, difíciles de conciliar para su estudio, puesto que las traducciones, la

crítica literaria, el avance de nuevas corrientes literarias que postulan nuevas formas o entes

de estudio, son transgresiones abruptas que difuminan este camino.

Es inefable concebir la escritura como medio puro y estético, es inútil depositar el

pensamiento en escrúpulos vanos de que el escribir es sólo un pasatiempo, cuando al

hacerlo existe y se genera cierta liberación o al menos, no conozco otro fin sino el expresar

por medio del arte las pasiones humanas. Los recuerdos, la imaginación, la creatividad, la

audacia, la osadía, y otros trabajan y se diluyen en la cabeza al escribir, pero el hombre

sólo soporta la plenitud un tiempo. Quien sabe el arte de evocar los minutos felices lo

saben. Tampoco se sabe que un estado interminable de felicidad no acabe produciendo

tedio o dolor, o que todo paraíso eterno no termine convirtiéndose en infierno, pues la dicha

del hombre se extingue en cuanto desaparece la novedad que mantiene despierto cierto

interés.

Hay un estigma íntimo que me mantiene cautivo, entre los versos que leo, entre

aquello que me sume en una irrealidad, entre el rechazo soberbio del tiempo y su espacio,

en la liberación de escribir y seguir viviendo para volver a caer en las líneas que

extrañamente revelan el espectro de la belleza.

Los esquemas moral- estético- catártico son reflejo de estos nuevos conceptos

literarios adoptados en otro contexto social y artístico, pero su función en el campo


analítico de las obras antecesoras resulta fundamental para crear una realidad más amplia y

significativa, puesto que los estudios a los que refiere este trabajo son retomados de una

generación futura que adopta los dogmas y cánones estéticos para formular sus posteriores

estudios.

Cabe reincidir en las líneas de Baudelaire, para profundizar en su visión y elogio del

mal, y la exaltación de lo realmente bello, situaciones que corresponden a su anatomía

filosófica, es prudente citar autores que transfieran esta esencia de un mal exaltado

plasmado en sus obras, de este desasosiego. Autores que inculcados por los valores

malentendidos, lograron vincular su arte con la de Baudelaire y su ideología sobre la

belleza, la moral, el bien y el mal, el amor y la melancolía entre otros conceptos.

Baudelaire también adopta nuevas formas estilísticas, nuevas dimensiones, y se ve

influido por igual de diversos escritores que le antecedieron. Aunque más que anteceder son

contemporáneos del autor. Fue una época en la que escritores rechazados por dogmas

sociales y religiosos compartían en gran particularidad una ideología similar, por lo tanto se

ven influenciados unos con otros y de esta manera efervescen las corrientes literarias como

el simbolismo y en carácter ideológico el Dadaísmo, el Parnasianismo, el cubismo, etc. Por

la cuestión anterior se debe retomar a los autores paralelos de Baudelaire, para fungir en el

estudio de su arte y de la esencia de su poesía.

Paralelismo
El realismo constituye el intento por representar la vida cotidiana tal y como lo ve y lo

siente el artista sin necesidad de recurrir a los temas tradicionales. Tanto es así, que el

realismo se ha caracterizado por eliminar el tema como pilar fundamental del arte. El ideal

de un arte sin temática, basado Únicamente en sus propios mecanismos de representación

es un ideal irrealizable que el realismo comparte con el romanticismo. La desaparición del

tema garantiza la verdad o la veracidad de los objetos o personajes representados. El tema

siempre implica una manipulación de la realidad, y por el contrario, el concepto de realismo

significa la aceptación del mundo tal y como es. Flaubert define el realismo en función a la

desaparición del tema, lo cual le conduce a la valoración del estilo y de la forma del

lenguaje en detrimento de su función referencial

Por condición bibliográfica el pensamiento filosófico; lo irreal de lo real, de este

autor está trastocado por Edgar Allan Poe, maestro del Relato Corto, puesto que de él añade

a su vida y su obra los tintes obscuros que le da forma a el horror de sus relatos, a la magia

de su poesía.

En 1846 o 47 conocí algunos fragmentos de Edgar Poe, experimenté una conmoción singular; sus
obras completas no fueron ensambladas en una edición única hasta después de su muerte, así que tuve la
paciencia de hacer contacto con unos americanos que vivían en Paris, para pedir prestadas las colecciones de
los periódicos editados por Poe. Y entonces –créame si quiere- encontré poemas y cuentos en los que había ya
pensado, pero de un vago, confuso, y desordenado modo, y que Poe había sido capaz de combinar a la
perfección. Fue eso lo que originó en mi entusiasmo y mis largos años de paciencia. 1

Los ensayos de Poe le dan un sentido sobrevalorado a lo que futuramente haría

Baudelaire como en su obra llamada Filosofía de la composición un ensayo que realizó el

autor en el que explica cuál fue el proceso para crear su obra «El cuervo» publicado por

primera vez en Graham’s Magazine de Filadelfia en abril de 1846. En él explica la teoría

acerca del método de escritura que todo autor debería usar para causar la respuesta deseada

1
Charles Baudelaire, carta a Armand Fraisse, 18 de febrero, 1860 en Edgar Allan Poe 1973
en el lector. Utiliza su creación El cuervo de esta manera va descubriéndose en la obra, va

explicando cada paso que da para desarrollarla antes de ponerse a escribirla, este método es

completamente contrario como se menciona en el método de la creación espontánea, como

un chispazo artístico por el tiempo preciado que otorga el ocio, un momento de apreciación.

Barthes señala en sus estudios semióticos la importancia inapreciada de los detalles

que se han se han ido perdiendo tras el transcurrir de la monotonía en la vida cotidiana, y lo

hace metaforizando varios conceptos de la vida rural que adoptó en alguna parte de su vida.

Por ejemplo en El mundo del catch de su libro Mitologías se puede apreciar la

manera en que Barthes señala de alguna u otra manera, aquella forma particular en la cual,

nosotros como seres humanos nos vemos perturbados e inconscientemente hasta

conmovidos por tal acto como lo es en el catch, por la manera de analizar la justicia y la

lealtad en la lucha. Por otra parte también hace mención sobre la moralidad del espectador

ante las situaciones que van surgiendo en el espectáculo, haciendo como referencia el

deporte del catch como situaciones de riesgo o de apreciación en la vida cotidiana, esta

moralidad genera el deseo de que las reglas y que todo generalmente se haga de acuerdo a

las normas y se hagan correctamente las cosas, pero por otra parte esta esa tentación de

morbosidad o de intriga por lo prohibido, a liberarse en sí de ese régimen opresor de leyes,

todo aquello que conlleve riesgo o alteración de lo común por lo general suele ser más

excitante y llamativo para el espectador.

A su vez encontramos en este mito aquella doble partitura que escondidamente

permanece dentro de esa vertiente que encarcela en paradigmas al ser humano. Cuando se

habla de justicia, y cuando hay ausencia de ésta, un placer vengativo se presenta en nuestra

dolencia para ser curada por una mano que no esté apegada a ciertas normas.
Inclusive existen obras fuera de este panorama social y literario que revela ciertos

argumentos similares a la de la Literatura Francesa, Manuel Payno, escritor y novelista

mexicano, en El hombre de la situación añade con sutileza algunos ideales dadaístas y

simbolistas, inclusive modernistas en donde determina la analogía del hombre omnisciente

pero iluso que cree tenerlo todo cuando no lo es así, donde el hombre suele caer en un

estado mental complejo al de un mitómano, pues suele creer cosas imaginativas que alteran

y transgreden la mente y la realidad, cosa fascinante que también logra la poesía, pero este

en un estado íntimo narra un método en el personaje principal para sobresalir y ser

apreciado ante la imposición de quienes se creen superiores por los estatus sociales cuestión

definible en el dadaísmo.

La ignorancia puede llevar consigo múltiples casos trágicos, inclusive esta puede

definir al sujeto, su modo de vida, inclusive su región, o nacionalidad. Esto lleva una

problemática implícita, tanto al vulnerable como al provocador, el que representa la

ignorancia representa consigo su proveniencia, y por ende se pude clasificar a un lugar por

la presentación de un individuo como representante de dicho lugar.

Sutil belleza

La mujer es un ser ambiguo que alimenta los sueños y los deseos del poeta. La mujer ocupa

un lugar central. en la obra poética de Baudelaire, pues representa la sabiduría antigua que

consiste en hacer perder al hombre la conciencia a través de los sueños de evasión y de

viajes exóticos hacia lo desconocido. Autores como Carlos Fuentes exhibe el surrealismo a

través de la mujer en su novela Aura añadiendo en el prefacio la siguiente frase;

El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda
visión, las- alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación... Los dioses son como
los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer... JULES MICHELET
La mujer constituye la fuente del mal, pero también una vía de evasión a través del

arte que transforma la naturaleza corrompida en un objeto de culto denominado

sobrenaturaleza. A través del arte de la apariencia, la mujer promete al hombre un paraíso

en la tierra, que por medio del olvido y la embriaguez de los sentidos, el artista logra

recrear en su imaginación. En el poema en prosa titulado “El deseo de pintar”, Baudelaire

expresa su deseo de pintar el mal que le hace desgraciado, pero que por el contrario, le hace

feliz como artista, Baudelaire descubre que el dolor que siente por el ideal de belleza

inaccesible forma parte de la belleza; Baudelaire no concibe la belleza sin tristeza ni

melancolía. Fundamento de dicha tristeza, es la muerte que destruye la belleza efímera que

sólo sobrevive en el recuerdo del poeta.

Ardiendo estoy por pintar a la que tan raras veces se me apareció para huir tan de prisa, como una cosa bella
que se ha de echar de menos tras el viajero arrebatado en la noche. ¡Cuánto tiempo hace ya que desapareció!

Es hermosa y más que hermosa: es sorprendente. Lo negro en ella abunda; y es nocturno y profundo cuanto
inspira. Sus ojos son de astros en que centellea vagamente el misterio, y su mirada ilumina como el
relámpago: es una explosión en las tinieblas.

La compararía a un sol negro si se pudiese concebir un astro negro capaz de verter luz y felicidad. Pero hace
pensar más a gusto en la luna, que indudablemente la señaló con su temible influjo; no en la luna blanca de
los idilios, semejante a una novia fría, sino en la luna siniestra y embriagadora, colgada del fondo de una
noche de tempestad y atropellada por las nubes que corren; no en la luna apacible y discreta, visitadora del
sueño de los hombres puros, sino en la luna arrancada del cielo, vencida y rebelde, a quien los brujos tesalios
obligan duramente a danzar sobre la hierba aterrorizada.2

La mujer representa aquí el ímpetu del sol, la irradiación solemne, que

siniestramente oculta la belleza en su maldad, y la maldad en su pureza, que evoca y seduce

con sutileza un trasfondo místico que mutila al hombre ante la irrealidad de su erotismo

inusitado, Baudelaire es consciente de que una parte del genio poético proviene de la mujer,

que a través del mal despierta en el hombre el deseo de absoluto y de infinito.

2
BAUDELAIRE Charles. SPLEEN De París, El deseo de pintar Poema n°36. TEZONTLE. México 2000
El ideal de Baudelaire surge del contacto sensual y erótico con la mujer soñada. Sin

embargo, este ideal es una simple máscara y un artificio que utiliza la mujer para embrujar

al hombre según el autor. El ser que Baudelaire reduce a la condición natural y animal en

Mi Corazón al Desnudo, se transforma por medio del arte en una divinidad que posee un

poder sobrenatural sobre el hombre. Baudelaire desarrolla el culto de lo femenino, antes de

desarrollar su elogio sobre el maquillaje, la musa se convierte entonces en un mundo

distante que fascina por su carácter misterioso.

Este ente femenino ocupa un lugar central en la obra poética de Baudelaire. Cada

mujer representa un aspecto de la vida íntima del poeta. La mujer satánica, ciego

instrumento del mal, provoca los sueños de evasión hacia un más allá soñado pero

inaccesible y por otro lado, la rebeldía impotente y frustrada contra el mundo real. La

mujer, es referenciada como fuente de dolor y de remordimiento, por el sometimiento

escusado del hombre a su voluntad, hundiéndole de este modo en el abismo de su infierno.

Sin embargo, el hombre caído no pierde totalmente la conciencia, y en su situación de

vulnerabilidad, no recae ante la barrera del arte.

La divinización de la mujer, a través de la figura de la madre, permite al poeta

prolongar indefinidamente su estado de inferioridad, interpretado como culpa o pecado,

pero por otro lado, le permite conservar el sentimiento de su propia diferencia y

singularidad en un mundo cada vez más homogéneo y uniforme.

El pesimismo del poeta sobre el amor, por el mal amor, se transforma en un gran

optimismo respecto a las perspectivas del arte y la literatura. Baudelaire, sin abandonar el

amor por las mujeres, descubre el amor por el arte.


La literatura y el arte se convierten en una vía de consuelo que redime al poeta del

mundo real. Por medio del arte, el poeta es capaz de superar y analizar los aspectos de la

realidad que no se corresponden con el mundo ideal. Baudelaire busca el ideal de belleza en

el arte, en las mujeres, en el satanismo, en la virtud, en la medida en que no se deja engañar

por la belleza natural idealizada por el romanticismo. Baudelaire se opone al lirismo

romántico, es decir, a la expresión espontánea y natural de los sentimientos, pues descubre

que detrás de la artificialidad del amor, se esconde el engaño, la mentira, el egoísmo y la

incuestionable tregua por el poder.

El arte, al igual que el amor, es una vía de fuga ante la realidad. Baudelaire descubre

a través del arte, un espacio ideal que le permite superar su decepción por la vida y el

mundo real en el cual le ha tocado vivir. No obstante, el arte no implica una ruptura con la

vida sentimental del autor, pues el arte, al igual que el amor, conlleva a una salida de sí

mismo que Baudelaire define como prostitución. La prostitución del cuerpo se corresponde

a la expansión del alma que destruye los fundamentos de un yo centralizado y unificado.

Baudelaire identifica la prostitución del alma con la evaporación del yo que implica la

disolución de la unidad humana.

Baudelaire no pierde totalmente el contacto con la realidad social. A través del

dolor, Baudelaire encuentra un camino que hace posible la reconciliación entre el artista y

el público. Esta reconciliación no tiene lugar en un ideal utópico que manifiesta, sino en la

conciencia que toda la sociedad comparten por el mal, siendo él la cúspide de lo prohibido,

de lo inédito, y concediendo el aburrimiento como la fuente de todos los males. Pero

oponiendo al ocio como estado purificador para la revelación artística.


La belleza para Baudelaire está vinculada a una experiencia mística en el ámbito del

arte, aunque su raíz es la decepción o fracaso en el ámbito ético o moral y religioso. La

amargura por el fracaso precedente desemboca la consolación de la vida a través del arte.

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