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Jorge Mario Pedro Vargas Llosa.

(Arequipa, Perú, 28 de
marzo de 1936). Escritor, político y periodista peruano. Premio
Nobel de Literatura 2010.

Mario vivió con su familia materna en Arequipa hasta que un año


después del divorcio de sus padres, cuando su abuelo materno fue
nombrado cónsul honorario de Perú en Bolivia y se trasladaron a
Cochabamba, donde pasó los primeros años de su infancia.

Pasa su infancia entre Bolivia y Perú y al terminar sus estudios


primarios colabora en los diarios  La Crónica y La Industria. En
1952 escribe una obra de teatro titulada La huida del Inca, que
se estrena en un teatro de Lima.
Estudia Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos y empieza a colaborar profesionalmente en
periódicos y revistas, siendo editor de los Cuadernos de
Composición y la revista Literatura.
En 1958 le conceden la beca de estudios "Javier Prado" en la
Universidad Complutense de Madrid, donde obtiene el título de
Doctor en Filosofía y Letras. Un año más tarde se traslada a
París, y allí trabaja en diferentes medios hasta que logra entrar
en la Agencia France Press y, más tarde, en la Radio Televisión
Francesa, donde conoce a numerosos escritores
hispanoamericanos.

En 1965 se integra en la revista cubana Casa de las


Américas  como miembro de su consejo de redacción y
permanece en ella hasta 1971. En esos años actúa varias veces
como jurado de los premios Casa de las Américas.
Posteriormente viaja a Nueva York, invitado al Congreso Mundial
del PEN Club, e instala su residencia en Londres, donde trabaja
como profesor de Literatura Hispanoamericana en el Queen
Mary College.

Durante este periodo trabaja además como traductor para la


UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar; hasta 1974 su vida y
la de su familia transcurre en Europa, residiendo en París,
Londres y Barcelona.

En 1975 inicia una serie de trabajos cinematográficos, y en


marzo de ese año es elegido Miembro de Número en la Real
Academia Peruana de la Lengua. En 1976 es elegido presidente
del PEN Club Internacional, cargo que ocupa hasta 1979.

En Perú presenta el programa televisivo La Torre de Babel y en


1983 preside la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay,
dedicado a resolver el asesinato de ocho periodistas. A finales
de los ochenta entra en el mundo de la política en Perú y en
1990 regresa a Londres, donde retoma su actividad literaria.

En marzo de 1993 obtiene la nacionalidad española, sin


renunciar a la peruana. Colabora en el diario El País  y con la
revista cultural Letras Libres.

En 1994 es nombrado miembro de la Real Academia Española y


ese mismo año gana el Premio Miguel de Cervantes;
posteriormente es reconocido doctor honoris causa en
numerosas universidades. Su obra ha sido traducida a más de
30 idiomas.
En 2013 le conceden el premio Columnistas de El Mundo, en
reconocimiento a su faceta periodística.
 

Mario Vargas Llosa


(Arequipa, Perú, 1936) Escritor peruano. Con la publicación de la
novela La ciudad y los perros (1963), Mario Vargas Llosa quedó consagrado
como una de las figuras fundamentales del «boom» de la literatura
hispanoamericana de los años 60. Al igual que otros miembros del
mismo grupo, su obra rompió con los cauces de la narrativa tradicional
al asumir las innovaciones de la narrativa extranjera (William
Faulkner, James Joyce) y adoptar técnicas como el monólogo interior, la
pluralidad de puntos de vista o la fragmentación cronológica, puestas
por lo general al servicio de un crudo realismo.

Por otra parte, se deben también al novelista peruano importantes


aportaciones críticas y hondas reflexiones sobre el oficio de escribir,
como su teoría sobre los "demonios interiores", que intenta explicar la
escritura como un acto de expulsión, por parte del creador, de los
elementos de la conciencia capaces de incubar perturbaciones que sólo
el hecho de escribir puede exorcizar. La concesión del Nobel de
Literatura en 2010 coronó una trayectoria ejemplar.

Biografía
Mario Vargas Llosa pasó su infancia entre Cochabamba
(Bolivia) y las ciudades peruanas de Piura y Lima. El
divorcio y posterior reconciliación de sus padres se tradujo
en frecuentes cambios de domicilio y de colegio; entre los
catorce y los dieciséis años estuvo interno en la Academia
Militar Leoncio Prado, escenario de su novela La ciudad y los
perros. A los dieciséis años inició su carrera literaria y
periodística con el estreno del drama La huida del Inca (1952),
pieza de escaso éxito.
Poco después ingresó en la Universidad de San Marcos de
Lima, donde cursó estudios de literatura. Desempeñó
múltiples trabajos para poder vivir sin abandonar sus
estudios: desde redactor de noticias en una emisora de
radio hasta registrador en el Cementerio General de Lima.
En 1955, el escándalo que provocó al casarse
clandestinamente con su tía política Julia Urquidi (episodio
que inspira la novela La tía Julia y el escribidor) agravó aún más
su situación, y hubo de recurrir a algunos amigos para
aliviar su penosa situación doméstica.
En la capital peruana fundó Cuadernos de Composición (1956-
1957), junto con Luis Loayza y Abelardo Oquendo, y luego
la Revista de Literatura (1958-1959), erigiéndose en estas
publicaciones como abanderado de un grupo que
reaccionaba contra la narrativa social y documentalista de
aquel entonces. A finales de los años 50 pudo finalmente
viajar y establecerse en Europa, donde empezó a trabajar
en la Radio Televisión Francesa y fue profesor en el Queen
Mary College de Londres.
Publicó su primera obra, Los jefes (1959), con veintitrés años
apenas, y con la novela La ciudad y los perros (1963) se ganó
ya un prestigio entre los escritores que por aquel entonces
gestaban el inminente «boom» literario iberoamericano.
Vargas Llosa acabaría figurando entre los autores
esenciales de aquel fenómeno editorial, y se le situó por su
relevancia en primera línea, junto a narradores de la talla
del colombiano Gabriel García Márquez, los mexicanos Juan
Rulfo y Carlos Fuentes, los argentinos Jorge Luis Borges, Julio
Cortázar y Ernesto Sábato, los cubanos José Lezama
Lima y Guillermo Cabrera Infante o el uruguayo Mario Benedetti.

El éxito de esta novela y el espaldarazo que supuso a su


carrera literaria le permitió dejar atrás una etapa de
precariedad y bohemia. En el viejo continente, Vargas Llosa
estableció su residencia primero en París y luego en
Londres (1967), de donde se trasladó a Washington y a
Puerto Rico.

La labor de Mario Vargas Llosa como crítico literario se


refleja en ensayos como García Márquez: historia de un
deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame
Bovary (1975). En 1976, con José María Gutiérrez, codirigió
la versión cinematográfica de su novela Pantaleón y las
visitadoras. En 1977 fue nombrado miembro de la Academia
Peruana de la Lengua y profesor de la cátedra Simón
Bolívar en Cambridge.
En el terreno político, su ideario sufrió con los años
profundas mutaciones. El rechazo visceral a toda dictadura
y el acercamiento a la democracia cristiana caracterizaron
su juventud; en los años 60 pasó desde un explícito apoyo
a la Revolución cubana del Che Guevara y Fidel Castro hasta
un progresivo distanciamiento del comunismo, llegando a la
ruptura definitiva con el gobierno de Fidel Castro (1971) a
raíz del llamado Caso Padilla.
Con el tiempo acabó convertido en un firme defensor del
liberalismo, aunque sin renunciar a los avances sociales
conseguidos por el progresismo, y en los 80 llegó a
participar activamente en la política de su país. Impulsor
del partido Frente Democrático, cuyo programa combinaba
el neoliberalismo con los intereses de la oligarquía
tradicional peruana, Mario Vargas Llosa se presentó como
cabeza de lista en las elecciones peruanas de 1990, en las
que fue derrotado por Alberto Fujimori.
Decidió entonces trasladarse a Europa y dedicarse por
completo a la literatura; publicó artículos de opinión en
periódicos como El País, La Nación, Le Monde, Caretas, The New
York Times y El Nacional. En 1993 obtuvo la nacionalidad
española, y un año después fue nombrado miembro de la
Real Academia Española. Mario Vargas Llosa ha sido
distinguido, entre otros muchos galardones, con los
premios Príncipe de Asturias de las Letras (1986),
Cervantes (1994) y Nobel de Literatura (2010). El máximo
galardón de las letras universales le llegó como
reconocimiento a "su cartografía de las estructuras del
poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la
revuelta y la derrota individual".
La obra de Mario Vargas Llosa
Formado en el marco generacional del cincuenta (su primer
libro es de 1959: la colección de cuentos titulada Los jefes),
Mario Vargas Llosa es uno de los novelistas
hispanoamericanos de mayor fama mundial, y acaso el que
ha escrito el mayor número de novelas de altísima calidad.
Como narrador, Vargas Llosa maduró precozmente: La
ciudad y los perros (1963) es la primera novela peruana
completamente "moderna" en recursos expresivos. La Casa
Verde (1966), Los cachorros (1967) y Conversación en La
Catedral (1969) lo ungieron como uno de los protagonistas
del «boom» de la novela hispanoamericana de los años
sesenta y como el más característicamente neorrealista del
grupo, con un virtuosismo técnico de enorme influencia
internacional.
Sus novelas posteriores, excepción hecha de la más
ambiciosa de todas, La guerra del fin del mundo (1981, agudo
retrato de la heterogeneidad sociocultural de América
Latina), abandonaron el designio de labrar "novelas totales"
que hasta entonces lo obsesionaba, y optaron por la
reelaboración (irónica o transgresora) de formas o géneros
subliterarios o extraliterarios, planteando con gran
frecuencia una reflexión sobre los límites de la realidad y la
ficción que recrea aspectos de la literatura fantástica y el
experimentalismo narrativo, sin caer en ellos totalmente: la
farsa, en Pantaleón y las visitadoras (1973); el melodrama,
en La tía Julia y el escribidor (1977); la política-ficción
anticipatoria, en Historia de Mayta (1984); el relato de crimen
y misterio, en ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986) y Lituma en
los Andes (1993); la narrativa erótica, en Elogio de la
madrastra (1988) y Los cuadernos de don Rigoberto (1997); y la
política, en La fiesta del chivo (2000).
Obra narrativa
No cabe duda de que la narrativa ocupa el lugar central de
su abundante producción. Su magistral destreza técnica, su
capacidad para hacer de cada una de ellas un mundo sólido
capaz de autosostenerse y el hecho de otorgar una total
autonomía al quehacer narrativo son sus virtudes centrales.
En todos sus libros, inclusive los que como Pantaleón y las
visitadoras o La tía Julia y el escribidor podrían ser considerados
menores, la forma adquiere el más alto grado de
importancia.
Su producción narrativa se inició en 1959 con los cuentos
de Los jefes y alcanzó resonancia internacional con la
novela La ciudad y los perros (1963, premio Biblioteca Breve de
1962), reflejo y denuncia de la organización paramilitar del
Colegio Leoncio Prado, donde el autor había realizado sus
estudios secundarios. El ambiente cerrado y opresivo de
aquel colegio militar de Lima parece compendiar toda la
violencia y corrupción del mundo actual; los "perros" del
título son los alumnos del primer año, sometidos a crueles
novatadas por parte de los mayores.

Dejando a un lado su problemática social y ética, la novela


muestra una asombrosa madurez por el trazo ambiguo y
mudable de los personajes, por la precisa descripción de los
ambientes urbanos, por su trama sinuosa y por el hábil
tratamiento del tiempo narrativo. Lejos de atenuar, el
experimentalismo y la superposición de tiempos,
personajes y acciones intensifica su brutal e impactante
realismo y el retrato de una violencia explícita o
subyacente.

Su consolidación literaria llegó con La casa verde (1966),


verdadera exhibición de virtuosismo literario cuya prosa
integra abundantes elementos experimentales, tales como
la mezcla de diálogo y descripción y la combinación de
acciones y tiempos diversos. El relato, que transcurre
principalmente en un burdel, presenta varias historias
paralelas con un montaje sumamente complejo, con
yuxtaposición de planos temporales y cambios de punto de
vista.
Tales recursos se emplean también en parte en Los
cachorros (1967), cuyo asunto, un internado, nos remite en
su fase inicial a la temática de La ciudad y los perros; y
en Conversación en La Catedral (1969), amplio retablo histórico-
político del Perú (con sugerencias de libelo contra el
régimen del dictador peruano Manuel Odría) compuesto a
través de los diálogos sostenidos entre un periodista y el
guardaespaldas negro de un dictador. Tales diálogos tienen
lugar en "La Catedral", nombre del modesto bar de Lima en
el que comparten sus vidas fracasadas.
En las dos novelas siguientes, Vargas Llosa pareció
renunciar a los grandes temas para abordar una vía más
lúdica, en busca de nuevas posibilidades para su
narrativa. Pantaleón y las visitadoras (1973) es una sátira
humorística de la burocracia militar que añade a su siempre
lúcida visión del poder un componente brutal y grotesco,
emparentable con el esperpento hispano. La tía Julia y el
escribidor (1977), acaso influida por los relatos del
argentino Manuel Puig, desarrolla en contrapunto las
vivencias sentimentales y el mundo de los seriales
radiofónicos.
La guerra del fin del mundo (1981), en cambio, pretende ser de
nuevo una obra "total". En ella abordó la problemática
social y religiosa de Hispanoamérica a través del relato de
una revuelta de fondo mesiánico; la obra se inspira en un
clásico del periodismo brasileño de principios de siglo, el
libro Os Sertões de Euclides da Cunha, a partir del cual
reconstruye y elabora la trama novelesca.

Escritor de oficio y trabajador infatigable, que ha sido


galardonado con numerosos premios a lo largo de su
carrera, su prosa fue adquiriendo en sus posteriores
novelas un tono medio o periodístico, que tal vez suponga
cierto descenso respecto a obras anteriores, pero que ha
incrementado su audiencia entre el público lector.
En esa dirección cabe destacar Historia de Mayta (1984),
encuesta sobre un antiguo compañero del colegio que, en
1958, protagonizó una sublevación en una localidad
andina; ¿Quién mató a Palomino Molero? (1986), que es en sí
mismo un proceso narrativo bajo pretexto de una
investigación policial; y El hablador (1987), sobre un
contador de historias entre las tribus primitivas de
Latinoamérica. Esta última obra reveló su fascinación por la
tradición oral de la selva, región que siempre ha motivado
su imaginación literaria; resulta llamativa tal comunión con
las raíces indígenas en un escritor normalmente tan
cosmopolita.
Su novela Lituma en los Andes (1993) mereció el Premio
Planeta; un año después recopiló sus colaboraciones
periodísticas en Desafíos a la libertad (1994). En 1997 apareció
su novela erótica Los cuadernos de don Rigoberto, en la misma
línea de su anterior Elogio de la madrastra (1988). En la
tradición de la novela de dictadores, Vargas Llosa publicaría
también una obra ambiciosa y total, La fiesta del chivo (2000),
en la que reconstruye con absoluta maestría la dictadura
de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Seis
años después dio a la imprenta Travesuras de la niña
mala (2006), una historia entre lo cómico y lo trágico en la
que el amor se muestra dueño de mil caras. El héroe
discreto (2013) es por ahora su novela más reciente.
Ensayo y teatro
Aparte de su obra narrativa, Vargas Llosa ha desarrollado
una sostenida labor crítica y es autor de originales y
profundos estudios sobre diversos autores y cuestiones
literarias. Entre ellos destacan García Márquez: historia de un
deicidio (1971), dedicado a una singular interpretación del
autor de Cien años de soledad; La orgía perpetua: Flaubert y Madame
Bovary (1975), sobre el novelista francés Gustave Flaubert, el
gran estilista del realismo; La verdad de las mentiras (1990),
una colección de ensayos sobre veinticinco novelistas
contemporáneos; La utopía arcaica: José María Arguedas y las
ficciones del indigenismo (1996), donde analiza la vida y
obra José María Arguedas; Cartas a un novelista (1997), una
especie de propedéutica de la novela, dirigida
especialmente a escritores jóvenes, y El viaje a la ficción. El
mundo de Juan Carlos Onetti (2008), donde analiza en
profundidad la vida y la obra del escritor uruguayo Juan
Carlos Onetti .
Su incursión en el teatro, aunque menos exitosa, ha sido
frecuente: La señorita de Tacna (1981), Kathie y el
hipopótamo (1983), La chunga (1986), El loco de los
balcones (1993), Ojos bonitos, cuadros feos (1996), Odiseo y
Penélope (2007) y Al pie del Támesis (2008) son las piezas
dramáticas que ha publicado hasta hoy y en las que
explora, preferentemente, destinos individuales. Los tres
volúmenes de Contra viento y marea (1983-1990) recogen una
selección de sus crónicas, artículos y otros trabajos
periodísticos. En 1993 apareció El pez en el agua, libro de
memorias en el que traza un doble relato: las peripecias de
su campaña presidencial en 1990 y un recuento desde su
infancia hasta el momento en que decide partir a Europa
para consagrarse a la escritura.

Estudios
Durante el gobierno del presidente de Perú, José Bustamante y
Rivero, su abuelo obtuvo un cargo diplomático en la ciudad costera
peruana de Piura y la familia regresó a Perú. Allí asistió a la escuela
primaria en la academia religiosa Colegio Salesiano.

En 1946, a la edad de diez años, se trasladó a Lima donde se reunió


con su padre por primera vez; se le hizo creer que su progenitor había
muerto. Sus padres restablecieron su relación y vivieron en
Magdalena del Mar, Lima, durante sus años de adolescencia. En
Lima, estudió en el Colegio La Salle, una escuela secundaria cristiana,
de 1947 a 1949.

Cuando tenía catorce años, Mario Vargas Llosa ingresó en la


Academia Militar Leoncio Prado de Lima; a los dieciséis, antes de su
graduación, empezó a trabajar como periodista aficionado en
periódicos locales.

Tras salir de la academia terminó sus estudios en Piura, donde trabajó


para el periódico, La Industria, y representó su primera obra teatral: La
huida del Inca. En 1953, se inscribió en Lima de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Derecho y Literatura.

Sabías que...
En sus años de residencia en París, trabajó como traductor para la UNESCO,
en Grecia, junto a Julio Cortázar.

Obras seleccionadas
Los Jefes (1959)
La ciudad y los perros (1963)
La casa verde (1966)
Los cachorros (1967)
Conversación en La Catedral (1969)
Pantaleón y las visitadoras (1973)
La tía Julia y el escribidor (1977)
La guerra del fin del mundo (1981)
Historia de Mayta (1984)
¿Quién mató a Palomino Molero? (1986)
El hablador (1987)
Elogio de la madrastra (1988)
Lituma en los Andes (1993)
Los cuadernos de don Rigoberto (1997)
La Fiesta del Chivo (2000)
El paraíso en la otra esquina (2003)
Travesuras de la niña mala (2006)
El sueño del celta (2010)
El héroe discreto (2013)
Cinco esquinas (2016)
Tiempos recios (2019)

Ensayo

Bases para una interpretación de Rubén Darío, tesis universitaria (1958)


Carta de batalla por Tirant lo Blanc, prólogo a la novela de Joanot Martorell
(1969)
García Márquez: historia de un deicidio (1971)
Historia secreta de una novela (1971)
La orgía perpetua: Flaubert y Madame Bovary (1975)
Entre Sartre y Camus, ensayos (1981)
Contra viento y marea. Volumen I (1962-1982) (1983)
La suntuosa abundancia, ensayo sobre Fernando Botero (1984)
Contra viento y marea. Volumen II (1972-1983) (1986)
Contra viento y marea. Volumen III (1964-1988) (1990)
La verdad de las mentiras: ensayos sobre la novela moderna (1990)
Carta de batalla por Tirant lo Blanc (1991)
Un hombre triste y feroz, ensayo sobre George Grosz (1992)
Desafíos a la libertad (1994)
La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del indigenismo (1996)
Cartas a un joven novelista (1997)
El lenguaje de la pasión (2001)
La tentación de lo imposible, ensayo sobre Los Miserables de Victor Hugo
(2004)
El viaje a la ficción, ensayo sobre Juan Carlos Onetti (2008)
La civilización del espectáculo (2012)
Piedra de Toque. Volumen I (1962-1983) (2012)
Piedra de Toque. Volumen II (1984-1999) (2012)
Piedra de Toque. Volumen III (2000-2012) (2012)
La llamada de la tribu (2018)

Teatro

La huida del Inca (1952)


La señorita de Tacna (1981)
Kathie y el hipopótamo (1983)
La Chunga (1986)
El loco de los balcones (1993)
Ojos bonitos, cuadros feos (1996)
Odiseo y Penélope (2007)
Al pie del Támesis (2008)
Las mil noches y una noche (2009)
Los cuentos de la peste (2015)

Memorias

El pez en el agua (1993)

Influencias y movimiento literario

Los grandes autores que lo influenciaron son en mayoría franceses, lo que explica su vínculo
fuerte con nuestro país, podemos citar a Víctor Hugo, Honoré de Balzac y Gustave Flaubert, el
autor que le permitió encontrarse como escritor, del cual copió la metodología o sea la
precisión y la perfección buscando la palabra más adecuada. Su primera novela, La ciudad y los
perros, publicada en 1963, como ya lo mencionamos, es la historia de unos estudiantes del
colegio militar de Lima y lo inscribe dentro del movimiento literario del “boom
latinoamericano”. Un movimiento que busca una renovación estructural, técnica y estilística de
la narrativa latinoamericana sin alejarse de los temas propios a la región. Pertenecen a él
grandes autores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Alejo Carpentier, sin tener
una línea precisa que todos siguen ya que, como lo dijo José Luiz Martín en una de sus
conferencias, son “una sola generación con variantes”. Se encontraron sin embargo alrededor
del mismo ideal que era él de no separar el fondo y la forma y de crear una literatura que
represente una realidad única, la suya, la realidad latinoamericana. Dentro de la forma
desarrollada por Vargas Llosa es preciso destacar su cuento Los cachorros (1967), por su
experimentalismo literario: propone una nueva escritura y mezcla en la misma frase diálogo,
narración, descripción, pensamientos y más. En general, la obra de Mario Vargas Llosa revela
una diversidad de técnicas muy importante, por lo tanto, no proponemos analizarlos todos
sino recorrer algunas de sus obras a través de los temas que abarcan, temas que tienen un
vínculo estrecho con su vida personal ya que, como él mismo dijo en una entrevista de France
Inter, se inspira directamente de sus experiencias personales. Presentaremos a continuación
algunas de sus novelas, mayormente las que fueron seleccionadas en la colección de “La
Pléiade”, una selección hecha por el autor mismo.

Temática novelística de Mario Vargas Llosa

Política e historia

Un rasgo importante de la temática de Mario Vargas Llosa es la presencia casi sistemática de


les hechos importantes que marcaron la historia de Latinoamérica en el siglo XX. Leyendo sus
novelas casi podemos conocer toda la historia de Perú de la segunda mitad del siglo pasado, o
sea del periodo que pudo conocer el autor desde su juventud. Empecemos por Conversación
en la Catedral (1969) que transcurre durante la dictadura del general Manuel Apolinario Odría
que duró entre 1948 y 1956. Fue una dictadura militar de alta censura, se encarcelaron o se
exiliaron a los opositores, no se admitió ningún partido ni otro tipo de organización cívica.
Además de ser un gobierno con mucha corrupción y violencia. Mario Vargas Llosa, en el
prólogo de esta novela que escribió en 1998 para la edición de sus obras completas por Galaxia
Gutenberg y Círculo de lectores, confiesa que fue la novela que le costó más trabajo, la más
difícil de escribir pero que “si tuviera que salvar del fuego una sola de las que [ha] escrito,
salvaría ésta”. El resultado es una obra compleja, pero de gran interés, una novela que mezcla
varias historias, que presenta diálogos a varias voces y varias temporalidades (que la crítica
llama “diálogos telescópicos”). Se puede notar, como en muchas de sus obras, un gran trabajo
de investigación profunda para presentar un trabajo serio, testigo de la realidad y lo más fiel
que pueda. La novela empieza con la famosa frase del protagonista principal, Santiago, que
dice “¿En qué momento se había jodido el Perú?” y trata de buscar una respuesta en el relato
de una historia personal entrecortado por la historia del país. Otra novela que retoma un
episodio importante de la historia del Perú es Lituma en los Andes (1993) sobre el periodo del
terrorismo de Sendero Luminoso que duró desde los años 1980 hasta 2000. La novela nos
relata la historia del Cabo Lituma, habitante de la costa peruana, que fue mandado a la sierra
en el pueblo de Naccos para vigilar esa zona y proteger a los habitantes de los terroristas.
Lituma y su acompañante tienen que investigar sobre tres desapariciones que sospechan ser
actos terroristas. Esta novela se focaliza en la vida de los militares y de los habitantes durante
el periodo del terrorismo, más que en las acciones terroristas. Así la base de la novela es el
relato de todas las víctimas de este periodo, lo cual, sin embargo, insiste en la violencia y la
injusticia con las cuales actuaban los terroristas. Por fin, su última novela, Cinco esquinas
(2016) vuelve a los últimos años de la dictadura de Fujimori denunciando el uso inmoral que
hizo de la prensa y la corrupción en el poder político. Sus novelas no siempre narran la historia
de Perú sino que podemos encontrar también relatos centrados en hechos ocurridos en otras
países latinoamericanos. Así, La guerra del fin del mundo (1981) regresa sobre la sublevación
milenarista de la región de Canudos en Brasil a finales del siglo XIX y La fiesta del chivo (2000)
sobre el asesinato del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo en 1961. Por otra parte, la
política fue también importante en la vida de Mario Vargas Llosa, aunque haya reconocido, en
una entrevista reciente, que no era su vocación y que él prefería dedicarse a la literatura. Pero
fueron las circunstancias que lo llevaron a presentarse a las elecciones presidenciales de su
país de origen – lo dice él. Así en 1990 llegó a segunda vuelta frente al candidato Alberto
Fujimori en un momento en el que su país tenía que enfrentar el terrorismo – como lo
mencionamos justo antes –. Infelizmente, no llegó a ser presidente y Fujimori estuvo en el
poder 10 años antes de terminar en la cárcel condenando por actos propios a un dictador.
Mario Vargas Llosa se presentó como liberal, sin embargo, en su juventud había sido más
extremista. En efecto, perteneció al partido comunista y apoyó la revolución cubana hasta
desilusionarse por ambas cosas – por el comunismo y por la revolución –. Desarrolló entonces
una ideología liberal, de derecha – a partir de los años 80 y a raíz de su estancia en Washington
y de lecturas liberales – pero siguió defendiendo sus mismos valores apoyando, por ejemplo, el
aborto o el matrimonio homosexual. En sus novelas, la política está presente gracias a
personajes que tienen un estrecho vínculo con ella. Podemos presentar como ejemplo a
Santiago Zavala, protagonista de Conversación en la Catedral, cuyo padre es miembro del
gobierno militar de Odría mientras que él se opone a todo lo que representa y hace su padre.
Así se matricula en la universidad estatal San Marcos – muy conocida por ser politizada, de
(extrema) izquierda – donde conoce a dos jóvenes comunistas. Se habla así de los principales
partidos peruanos de la época que se oponían a los odriastas que son el partido comunista y el
partido aprista (el APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana, es uno de los mayores
partidos izquierdistas de Latinoamérica, creado en Perú en 1924 por Víctor R. Haya de la
Torre). Lo que cabe subrayar en las novelas de Mario Vargas Llosa acerca del tema político es
que todas son muy críticas de las instituciones peruanas, principalmente de las instituciones
que representan la autoridad (el Ejército y la Iglesia, en particular). Vargas Llosa ama
profundamente su país pero critica el desorden con el cual se gobierna.

Sociedad peruana

Leer a Mario Vargas Llosa también es leer el Perú. Además de su historia y política, el autor nos
presenta la sociedad de este complejo país tal como es. Para entender todas las referencias en
sus libros es necesario tener algunos datos acerca del Perú. En primer lugar, el país se divide en
tres zonas: la costa, la sierra y la selva. En la costa están las principales ciudades del país entre
las cuales, Lima – la capital –, Arequipa y Trujillo. Más que zonas geográficas son zonas raciales
y sociales lo que justifica que Arequipa se considere como ciudad de costa cuando se
encuentra en la sierra (a 2 300 metros de altura). En efecto, la costa representa a los
habitantes más ricos y más importantes del país, mayormente de “piel blanca” o menos oscura
digamos. Mientras que, en la sierra, suelen tener la piel morena al igual que en la selva. Es en
estas dos otras zonas – que son las más grandes por otro lado – donde se encuentra la mayor
pobreza del país. Y Mario Vargas Llosa logra representar todas estas zonas, por ejemplo, en La
casa verde (1965) la trama empieza en Piura (costa) y luego sigue en la selva en Santa María de
Nieva. Lituma en los Andes, al contrario, presenta la zona de la sierra y sus habitantes.
Entender esta división es primordial para entender uno de los puntos más importantes en la
sociedad peruana que es el racismo. Los costeños son muy racistas hacia los más morenos,
principalmente hacia los serranos, y vice versa. Muchas grandes familias en Lima tienen
sirvientes que muchas veces vienen de la sierra y a los que desprecian porque hablan mal el
español – para muchos el idioma materno es el quechua – por ejemplo. En la obra de Mario
Vargas Llosa se habla de este tema principalmente en Lituma en los Andes con el cabo Lituma,
piurano enviado a la sierra para una misión, que no deja de repetir su desprecio hacia los
serranos y sus costumbres que encuentra extrañas y bárbaras; pero también en La ciudad y los
perros en la cual se puede notar el racismo dentro de la escuela militar. Esas dos novelas que
acabamos de citar giran alrededor de un tema del cual habla ampliamente Mario Vargas Llosa
que es el Ejército en el Perú. Su experiencia en el colegio militar no le gustó para nada y
propone en La ciudad y los perros un retrato oscuro del Ejército, donde sobresalen la violencia,
la sumisión y el abuso del poder. La novela presenta la vida de los jóvenes de este colegio
militar, todos tienen apodos: el Esclavo es castigado por un robo que otro cometió y ya no
puede salir del colegio, así que le pide al Poeta que traiga una carta de amor a su enamorada.
El Poeta lo hace, pero se enamora de la chica y termina robándola a su amigo el Esclavo. La
chica deja de escribirle al Esclavo que, para terminar con su castigo y salir a verla, delata al
verdadero responsable del robo y termina muerto, oficialmente por accidente, pero según el
Poeta por venganza por haber delatado. Otro tipo de violencia se expone en La casa verde, la
violencia sexual, hacia las mujeres, revelando así dos rasgos más de la sociedad peruana que
son la explotación del sexo y el machismo. “La casa verde” es el nombre de un prostíbulo que
Mario vio cuando era niño en la ciudad de Piura y que es uno de los lugares centrales de su
novela. Don Anselmo es su propietario en Piura también, pero por algunos problemas, lo tiene
que cerrar. Años después su hija abre otro burdel con el mismo nombre. Se entrecruza esta
historia con la del militar Lituma que suele ir a la casa verde y que después de ejercer como
sargento en la selva regresa a su ciudad costeña con una mujer con quien se casa, pero él
termina en la cárcel y su mujer tiene que prostituirse en la casa verde. Cuando sale de prisión
no hace nada para ayudarla, al contrario, aprovecha de ella junto con sus amigos. Por fin, se
entrecruza también la historia de Fushía, contrabandista de origen japonés que roba cerca de
la frontera ecuatoriana y que tiene a una mujer de la selva con él a quien maltrata hasta que
ella se escape con otro. Así, además de presentar la importancia de un prostíbulo en una
ciudad peruana, Vargas Llosa relata la violencia hacia las mujeres. Esos hombres son machistas
y buscan demostrar su virilidad a través de la violencia. Es desafortunadamente algo que aún
se puede ver en el Perú.

Las mujeres y el amor

Mario Vargas Llosa tuvo varias mujeres importantes en su vida y es conocido como un hombre
que aprecia a las mujeres, por lo cual es inevitable hablar de la figura femenina en sus textos.
Cuando tenía 18 años, Mario conoció a “la tía Julia”, hermana de la esposa de su tío, mayor
que él y divorciada. Se enamoraron y se casaron en 1955, lo que fue un escándalo para su
familia. Luego se mudaron juntos a París. Se divorciaron y cuando Mario regresó a Perú se casó
con su prima Patricia Llosa, en 1965. Tuvieron tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana. Hoy en
día, Mario Vargas Llosa y Patricia están separados y el famoso autor tiene una nueva pareja:
Isabel Preysler. Además de sus parejas, otra mujer importante en la vida de Vargas Llosa es
Carmen Balcells, su agente literaria, a quien – según confesó en una entrevista reciente –
confía la primera lectura de sus manuscritos. En esta misma entrevista, confesó también que
casi todos los editores que tuvo eran mujeres, o sea que a nivel profesional también las
mujeres están muy presentes en su vida. Por lo cual, no parece extraño que haya dedicado
varias de sus novelas a protagonistas femeninos, entre los cuales citaremos a La tía Julia y el
escribidor (1977) y Travesuras de la niña mala (2006). La tía Julia y el escribidor es la primera
novela abiertamente autobiográfica que escribió Mario Vargas Llosa. Relata su encuentro con
Julia Urquidi, su primera esposa como ya lo mencionamos, y así relata también su juventud y
sus primeros pasos en el mundo literario – en particular gracias a su relación con “el
escribidor” Pedro Camacho –. Su matrimonio con Julia duró 8 años. En respuesta a esta novela,
Julia Urquidi escribió Lo que Varguitas no dijo (1983) para subrayar que ella ayudó mucho a
que Mario Vargas Llosa se convirtiera en un escritor famoso. Esta novela fue adaptada al cine
en 1982 por Jon Amiel titulada Tune in tomorrow con Keanu Reeves protagonizando a
“Varguitas”. Otra novela de importancia en este tema es Travesuras de la niña mala que
presenta temas amorosos y eróticos. La “niña mala” es una joven de la cual se enamora el
protagonista principal – Ricardo Somocurcio – en Lima. La niña se hace llamar Lily y hace creer
que es chilena tiñéndose el pelo de rubio cuando en realidad es peruana, de un barrio pobre
de Lima. Al ser descubierta su mentira – en la cual participaba también su hermana Lucy – se
muda, pero Ricardo sigue enamorado. Volverán a encontrarse varias veces en su vida y Lily
usará más de una vez a Ricardo: acercándose a él en las malas situaciones, abandonándolo
cuando se encuentra mejor. El relato de la femme fatale, linda e inteligente pero tramposa.
Ricardo descubrirá su verdadera historia – junto con su verdadero nombre: Otilia – solamente
después de que ella muera. Mario Vargas Llosa creó el personaje de Lily inspirándose del de
Emma Bovary, siendo Flaubert el autor que más influyó su escritura. Emma era una de sus
heroínas favoritas junto con Flora Tristán (personaje real de la historia franco-peruana y a la
que dedicó un libro: El paraíso en la otra esquina, 2003), mujeres que admiraba por ser libres e
independientes. Literatura y periodismo Mario Vargas Llosa se define a sí mismo, en la
entrevista de Prisa Radio, primero como novelista, luego dramaturgo y, en fin, ensayista. Pero
admite que al mismo tiempo que empezó a ser escritor, empezó también a ser periodista – a
los 15 años – y ha desarrollada siempre esta actividad en paralela como una “sombra de su
vocación literaria”. Así en esta parte queremos poner hincapié su obra periodística, la cual fue
muy amplia para varios periódicos entre los cuales el famoso El País de España. Se publicó una
obra que reagrupa todas sus columnas periodísticas de 1962 a 2012. Y su experiencia del
periodismo, como todas sus experiencias personales, es una fuente de inspiración en sus
novelas, un tema recurrente. En efecto, muchos de sus personajes son periodistas o tienen
experiencias periodísticas. Y su última novela de la cual ya hablamos un poco, Cinco esquinas,
presenta la “prensa amarilla” que usó Alberto Fujimori para controlar los medias durante su
dictadura. La prensa amarilla es ese tipo de periódicos que presenta titulares catastróficos con
muchas fotografías sobre accidentes, crímenes y adulterios principalmente. Una prensa sin una
verdadera reflexión periodística atrás. En su novela, Vargas Llosa se propone denunciarla.
Mario Vargas Llosa es un genio de la literatura, ha pasado por varias etapas de escritura pero
siempre ha buscado crear algo nuevo. Se ha documentado mucho para escribir, es muy
meticuloso, escribió muchos ensayos cuyos temas principales son políticos y literarios. Así en
los años 60, escribió acerca de sus maestros en literatura: Albert Camus (1962), Jean-Paul
Sartre (1964), Víctor Hugo (1964), Ernest Hemingway (1964) o Simone de Beauvoir (1964),
entre otros. También escribió sobre Gabriel García Márquez (1971), con quien tenía una
relación personal estrecha – entre odio y respecto – y José María Arguedas (1996), el gran
indigenista peruano. En fin, podemos citar uno de sus últimos ensayos, de gran éxito, Cartas a
un joven novelista (2011) donde se dirige a aquél que buscar escribir, en forma epistolar. Su
lenguaje busca la perfección – y dice en una entrevista que lo prefiere, más que escribir, es
releer y reescribir para alcanzarla – y la estructura de sus novelas es siempre innovadora.
Puede ser un rompecabezas para el lector – que tiene que descifrar entre las múltiples voces,
por ejemplo – pero así lo coloca en el lugar donde varios autores del “boom latinoamericano”
lo quisieron colocar, es decir, como actor de la novela y no como espectador. Se siente una
fuerza incontrolable en sus novelas, como si Mario Vargas Llosa no pudiera parar de escribir. Y
es que seguramente no lo puede, aún después de festejar sus 80 años; ya que ha sido, es y
seguirá siendo un gran rebelde. «La literatura es fuego […] significa inconformismo y rebelión,
[…] la razón de ser del escritor es la protesta, la contradicción y la crítica.» (La literatura es
fuego, discurso al recibir el premio internacional de la novela “Rómulo Gallegos” en 1967

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