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GUÍAS SCHMITT – GRAMSCI (UNIDAD 3 Y 4)

Carl Schmitt: El concepto de lo político.

1. ¿En qué se funda la legitimidad de las decisiones políticas?

Schmitt explica que el Parlamento “no es ya el lugar donde recae la decisión política” sino que se convierte
en una especie de autoridad que decide en deliberación secreta y que anuncia el resultado del acuerdo en
forma de votación en una sesión pública.

Las decisiones esenciales no se adoptan en forma pública y el Parlamento pierde así su carácter
representativo y su legitimidad. El poder no reside en el pueblo, sino en las facciones o partidos que se
imponen.

Así, la legitimidad de las decisiones políticas se funda, para Schmitt, en la identidad entre gobernantes y
gobernados, es decir, en la democracia. Para el autor, el poder de decidir está tanto en el gobernante como
en el pueblo reunido en la calle. Por ende, si hay diferenciación, no hay democracia, y no hay legitimidad de
las decisiones políticas.

2. ¿Qué concepción de democracia trabaja?

Mientras que la noción de representación es característica del Estado de Derecho, la democracia se


caracteriza por el principio de identidad. Es decir, en la lógica de la democracia no hay distinción entre
gobernantes y gobernados, sino dominación del pueblo sobre sí mismo.

De forma que la representación es el aspecto no democrático de la democracia parlamentaria, pues no


propicia la identidad entre gobernantes y gobernados.

Tal principio de identidad está asociado a otros dos conceptos que definen a la democracia para Schmitt:
igualdad y homogeneidad. Veamos. Schmitt entiende la democracia como identidad entre gobernantes y
gobernados, entre los que mandan y obedecen, entre dominantes y dominados. Una identidad que solo
puede basarse en un concepto específico de igualdad, es decir, en una igualdad sustancial que significa la
homogeneidad de los sujetos que conforman el cuerpo político:

“La democracia política no puede basarse en la indistinción de todos los hombres, sino sólo en la pertenencia
a un pueblo determinado, si bien cabe que sea determinada esa pertenencia a un pueblo por muy diversas
notas (ideas de raza, de fe comunes, de destino y tradición comunes).”

De modo que, hacia adentro de un Estado democrático, son iguales todos los sujetos. Pero no iguales en
cuanto a la igualdad común que tienen todos los seres humanos, por el solo hecho de serlo, pues ésta sería
una igualdad no política y sería indiferente, sin valor. En cambio, deberá existir una sustancia a la cual la
igualdad democrática esté referida y que entrañe la completa homogeneidad de los integrantes de la
comunidad política.

Establecer una diferencia o distancia entre gobernantes y gobernados, sería ir en contra de la homogeneidad
de la democracia.

3. ¿Por qué el criterio que define a lo político no es lo estatal?

En su trabajo acerca del concepto de lo político, Carl Schmitt se ocupa de establecer algún criterio capaz de
diferenciar qué es político de aquello que no lo es.

Ese criterio que define a lo político, dirá Schmitt, no es lo estatal, en la medida en que “todas las instancias
que antes eran estatales se vuelven sociales y (...) todas las instancias que antes eran `meramente´
sociales se vuelven estatales”.
Las transformaciones en la organización política provocaron que ámbitos antes `neutrales´ -religión, cultura,
educación, economía- dejan de ser neutrales en el sentido de no estatales y no políticos.

Por lo tanto, la ecuación estatal = político se vuelve incorrecta e induce a error en la medida en la que el
Estado y sociedad se interpretan recíprocamente. En esta modalidad de Estado todo es al menos
potencialmente político, y la referencia al Estado ya no está en condiciones de fundamentar ninguna
caracterización distintiva de lo político.

4. ¿Cuál es el criterio específico de lo político? ¿Cuál es su sentido?

Lo político tiene que hallarse en una serie de distinciones propias últimas a las cuales pueda reconducirse
todo cuando sea acción política. Supongamos que en el dominio de lo moral, la distinción última es la del bien
o mal, que lo estético lo es la de lo bello y la de lo feo y en lo económico, lo rentable y lo no rentable.

El criterio específico de lo político, aquel al que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos,
es la distinción de amigo y enemigo. Esta tiene por sentido “marcar el grado máximo de intensidad de una
unión o separación, de una asociación o disociación”

El enemigo en términos políticos no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo, no hace falta que se
erija en competidor económico. El enemigo político es solo un conjunto de hombres que siquiera
eventualmente, esto es, de acuerdo con una posibilidad real, se opone combativamente a otro conjunto
análogo. El enemigo, entonces, es siempre el enemigo público.

El enemigo nunca es individual y no hace falta odiarlo personalmente. El enemigo es el otro, el extraño.

5. ¿Qué concepción de Estado contrapone al Estado liberal clásico?

En el Estado liberal clásico del Siglo XIX era relativamente lógico equiparar lo político con lo estatal, pero
eso se ha transformado en la medida en que todas las instancias que antes eran estatales se vuelven
sociales y todas las instancias que antes eran `meramente´sociales se vuelven estatales, cosa que es
inevitable en una comunidad organizada democráticamente.

Las transformaciones en la organización política provocaron que ámbitos antes `neutrales´-religión, cultura,
educación, economía- dejan de ser neutrales en el sentido de no estatales y no políticos.

En un esquema de Estado democrático se elimina la oposición entre Estado y sociedad (entre lo político y
lo social). En el Siglo XX todas las actividades y asociaciones de la vida estarán mediadas por el Estado.

6. ¿A qué refiere el autor cuando dice que el enemigo puede ser lindo, bueno y justo?

El enemigo en términos políticos no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo, no hace falta que se
erija en competidor económico. El enemigo puede ser lindo, bueno y justo,

y esto porque la objetividad y autonomía propias del ser de lo político quedan de manifiesto en esta misma
posibilidad de aislar una distinción específica como la de amigo-enemigo respecto de cualesquiera otras y
de concebirla como dotada de consistencia propia.

7. ¿Es la guerra el único escenario posible de lo político?

Dirá Schmitt que no debe entenderse a la guerra como el único escenario posible de lo político. En este
sentido, apuntará el autor que su definición sobre lo político no es belicista o militarista, ni imperialista ni
pacifista.

Sino que presupone que la guerra, en tanto momento extremo de la enemistad entre dos unidades políticas
organizadas constituye el presupuesto que está siempre dado como posibilidad real.

La guerra no es sino la realización extrema de la enemistad. Los conceptos de amigo, enemigo y lucha
adquieren su sentido real por el hecho de que están y se mantienen con la posibilidad real de matar
físicamente. La guerra es el medio político extremo que revela la posibilidad de esta distinción entre amigo
y enemigo.

8. ¿Qué distingue a las palabras políticas?

Todos los conceptos, ideas y palabras políticas, según Schmitt, “tienen un sentido polémico” y son
formuladas con vistas a un antagonismo concreto, cuya consecuencia última es una agrupación según
amigos y enemigos (que se manifiesta en guerra o revolución).

Es imposible comprender palabras como estado, república, sociedad, soberanía, derecho, absolutismo,
estado neutral, estado total, etc. si no se sabe a quién en concreto se trata en cada caso de afectar, de
combatir, negar y refutar con tales términos.

9. ¿Existe un contenido específico de lo político?

Lo político puede extraer su fuerza de los ámbitos más diversos de la vida humana, de antagonismos
religiosos, económicos, morales, etc. Por sí mismo, lo político no acota un campo propio de la realidad, sino
sólo un cierto grado de intensidad de la asociación o disociación de hombres.

Sus motivos pueden ser de naturaleza religiosa, nacional, económica, etc. y tener como consecuencia en
cada momento y épocas uniones y separaciones diferentes. Es política siempre toda agrupación que se
orienta por referencia al caso “decisivo”, por eso es la agrupación política la que marca la pauta.

10. ¿Qué significa que la organización política es la que marca la pauta? ¿Qué distingue a la
comunidad política de cualquier asociación?

Según Schmitt, es la agrupación política la más fuerte de todas las agrupaciones y por eso es la decisiva.
Es la agrupación humana que marca la pauta en el caso decisivo y en ese sentido, es soberana, ya que
será sobre la base de esa agrupación que se tomarán las decisiones.

Lo que decide la agrupación política es siempre y solo en caso de conflicto. Para Schmitt la soberanía
cosiste en decidir la contienda, determinar con carácter definitivo qué son el orden y la seguridad pública,
cuando se han violado, etc.

Por ende, la agrupación política y soberana, es la que decide la agrupación de amigos y enemigos.

Y justamente ese carácter soberano de la comunidad política la distingue de otras asociaciones. Lo que la
distingue es que es solo ella la que determina la unidad social, que decide en casos de conflicto y
determina la agrupación decisiva de amigos y enemigos.

11. ¿Cuál es la diferencia entre su concepción de lo social y lo político y la de los liberales? ¿Qué
crítica realiza a la Teoría pluralista del Estado?

Carl Schmitt se mostrará crítico de la llamada Teoría pluralista del Estado, ya que ese pluralismo consiste
en negar la unidad soberana del Estado en tanto propone que el individuo particular desarrolla su vida en el
marco de numerosas vinculaciones y asociaciones sociales.

Es decir, que cada individuo puede formar parte de una comunidad religiosa, de una nación, de un sindicato,
un club, una familia, etc., que lo vinculan a una pluralidad de obligaciones y lealtades, sin que quepa decir
de alguna de estas asociaciones que es la incondicionalmente decisiva y soberana.

Esta visión del Estado deja huérfana la respuesta acerca de cuál es entre todas esas asociaciones la que
determina la unidad social, que decide en caso de conflicto y determina la agrupación decisiva de amigos y
enemigos. Para Schmitt la unidad política es por su esencia la que marca la pauta. Si el Estado es esa
unidad es porque reposa sobre su carácter político.
La teoría pluralista del Estado dirá Schmitt que se queda pura y simplemente en un individualismo liberal,
dado que confía la resolución de todo problema o conflicto a la decisión del individuo. El Estado aparece
como una asociación política junto a las de tipo religioso, cultural, económico y demás, incluso en
competencia con ellas.

En cambio, Schmitt plantea que “no existe ninguna sociedad o asociación política y lo que sí existe es una
unidad política, una comunidad política, que marca la pauta, más allá de lo meramente social-asociativo,
una unidad que es específicamente diferente y que frente a las demás asociaciones tiene un carácter
decisivo.

12. ¿Por qué no podría existir un Estado Mundial?

La unidad política presupone la posibilidad real del enemigo y con ella la existencia simultánea de otras
unidades políticas, de ahí que mientras haya sobre la tierra un Estado, habrá también otros, y no puede
haber un Estado mundial que abarque a toda la tierra y a toda la humanidad.

El mundo político es un pluriverso, no un universo.

Entonces, humanidad no es un concepto político y no le corresponde tampoco unidad o comunidad política


ni posee status político. Si existiera un “Estado mundial” que llegara a abarcar toda la tierra y a todos los
hombres, no sería ya unidad política.

13. ¿Qué significa el axioma Protego ergo obligo?

El axioma Protego ergo obligo, tiene que ver con la tarea del estado de ser el “protector” del pueblo, la tarea
de determinar quién es el amigo y quien es el enemigo.

Es al Estado a quien le corresponde una “atribución inherente”, que consiste en la posibilidad real de
llegado el caso, determinar por propia decisión quién es el enemigo y combatirlo. Es sólo el Estado en tanto
unidad política, quien concentra la posibilidad de declarar la guerra, y en consecuencia de disponer
abiertamente de la vida de las personas.

A esto se refiere el axioma, Protego ergo obligo, “protejo, luego obligo”. Los seres humanos son ciudadanos
sólo si la legitimidad de la organización política descansa en su capacidad de garantizar seguridad a los
gobernados.

14. ¿Qué concepción de hombre presupone definir así lo político?

15. ¿Qué quiere decir que el amigo es circunstancial?

16. Sintetice las principales críticas de Schmitt al liberalismo.

● El liberalismo, aunque nunca haya negado radicalmente el Estado, como es el caso de los anarquistas,
tampoco ha hallado una teoría positiva ni una reforma propia del Estado, sino que tan sólo ha procurado
vincular lo político a una ética y someterlo a lo económico.

● La fe en la bondad del hombre que profesa el liberalismo solamente constituye un argumento para
colocar el Estado al servicio de la sociedad y decir que la sociedad posee un propio orden y que el Estado
le está subordinado.

● El autor afirma que el liberalismo ha arrastrado consigo una singular y sistemática transformación y
desnaturalización de todas las ideas y representaciones de lo político.

● Sostiene Schmitt, que no es cierto que el liberalismo se haya sustraído completamente de lo político
dado que es un movimiento humano de consideración y que en los países liberales han hecho política
igual que las demás personas.
● Sólo concibe al poder político de manera negativa y dirige su diatribas contra las limitaciones
estatales, eclesiásticas o de cualquier otro género impuestas a la libertad individual, lo cual constituye “una
crítica liberal a la política” pero “lo que no hay es una política liberal de carácter general”.

● Solamente aporta toda una serie de métodos para inhibir y controlar ese poder al servicio de la
protección de la libertad individual y de la propiedad privada.

17. ¿Cómo describe la relación entre economía y política?

Sucede entonces, que los antagonismos económicos se han vuelto políticos, y la emergencia del concepto
de `posición de poder económica´ demuestra que lo político puede ser alcanzado a partir de la economía
exactamente igual que a partir de cualquier otro ámbito. La política es el “destino” dice Schmitt, y lo único
que ha ocurrido es que la economía se ha transformado en un hecho político y se ha convertido así en
`destino´.

18. Sintetice las diferencias entre los conceptos de adversario y enemigo

El imperialismo económico dispone de medios técnicos para infligir la muerte física por la violencia, armas
modernas de gran perfección técnica. Eso sí, para la aplicación de tales medios se crea un nuevo
vocabulario esencialmente pacifista.

Este vocabulario no conoce ya la guerra sino únicamente ejecuciones, sanciones, expediciones de castigo,
pacificaciones, protección de los pactos, medidas para garantizar la paz. Así, el adversario ya no se llama
enemigo, pero en su condición de estorbo y ruptura de la paz se lo declara “fuera de ley”, “fuera de la
humanidad”.

La diferencia entre ambos conceptos reside en el carácter “pacifista” del adversario.

Gramsci. Cap. 1: “Cuestiones preliminares de filosofía” ( La formación de los intelectuales, Segunda


Parte)

En el bloque histórico podemos distinguir, por una parte, una estructura social –las clases– que depende
directamente de las relaciones de fuerzas productivas y, por la otra, una superestructura ideológica y
política. La vinculación orgánica entre estos dos elementos la efectúan ciertos grupos sociales cuya función
es operar no en el nivel económico sino en el superestructural: los intelectuales

Efectivamente, los intelectuales orgánicos tienen la tarea de consolidar el bloque histórico y estos mantienen
un vínculo de solidaridad inmediata con la clase que representan. Tales intelectuales cumplen un papel
crucial en la capacidad hegemónica del grupo social, tienen una función organizativa y directiva, (y por
ende, educativa). De hecho, “no hay organización sin intelectuales, es decir, sin organizadores y dirigentes”

1- ¿Qué explica Gramsci sobre la concepción que tenemos del mundo?

El nuevo bloque histórico sería unificado por una ideología o visión del mundo compartida que aúne las
clases subalternas bajo la dirección hegemónica de un grupo fundamental.

La ideología otorga soporte y unidad a un bloque social puesto que es la “concepción del mundo que se
manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones
de la vida individual y colectiva”; supone un conjunto de valores culturales que integra al complejo social.
Por lo tanto, la lucha por la hegemonía se da, fundamentalmente, en el terreno de las ideologías. Es lucha
política, pero, sobre todo, cultural.

Esto nos lleva a otro concepto desarrollado por Gramsci, el de sentido común, el cual se encuentra en
relación a la cultura popular. Gramsci dice que es “la filosofía de los no filósofos” puesto que consiste en la
concepción del mundo absorbida acríticamente de los varios ambientes culturales en medio de los cuales
se desarrolla la individualidad moral del hombre medio.
En resumidas cuentas, el sentido común es el punto de partida para la elaboración de un nuevo sentido, un
sentido crítico, consciente y político. De ahí que un grupo social que aspire a la hegemonía, debe apuntar a
la superación del sentido común y a “hacer intelectualmente independientes a los gobernados de los
gobernantes, para destruir una hegemonía y crear otra”. Se trata pues de “elaborar la propia concepción del
mundo consciente y críticamente” y así “participar activamente en la producción de la historia del mundo”

“Por la concepción peculiar que se tiene del mundo se pertenece siempre a un determinado agrupamiento,
precisamente al de los elementos sociales que comparten el mismo modo de ver y de obrar.

Cuando la concepción del mundo no es crítica y coherente sino ocasional y dispersa, se pertenece,
simultáneamente, a una multiplicidad de hombres-masa y la personalidad propia está compuesta de raro
modo.

Criticar la peculiar concepción del mundo significa, hacerla unitaria y coherente, elevarla al punto de unión
con el pensamiento universal más avanzado. Significa, criticar también a toda la filosofía existente hasta el
momento.

La propia concepción del mundo responde a determinados problemas planteados por la realidad,
establecidos y “originales” en su actualidad. Sucede que grupos sociales que en algunos aspectos muestran
el más desarrollado avance, en otros se presentan con retraso respecto a su posición social, resultando, por
tanto, incapaces de obtener total autonomía histórica.

Si es cierto que todo lenguaje contiene los elementos de una concepción del mundo y de la cultura,
también será verdad que por el lenguaje de cada cual puede enjuiciarse la mayor o menos complejidad de los
mencionados conceptos. Una gran cultura puede traducirse al idioma de otra gran cultura: un idioma nacional,
puede interpretar otra gran cultura, ser expresión de lo mundial.” - Gramsci.

2        - ¿Qué examina respecto de la relación entre el pensar y el obrar al largo del capítulo?

Este constante entre el pensar y el obrar, es decir, la coexistencia de dos concepciones del mundo, una
defendida de palabra y otra manifestándose en el efectivo obrar, no siempre es producto de la mala fe. En
algunos individuos en particular o en grupos más o menos numerosos, la mala fe puede constituir una
explicación satisfactoria, pero no lo es cuando la diferencia se presenta en la vida de grandes masas, en cuyo
caso es la expresión del más profundo contraste de las características histórico-sociales. Y quiere decir que
un grupo social con conciencia propia, aunque embrionaria por razones de sometimiento y subordinación
intelectual, ha tomado prestada la concepción de otro grupo y la afirma de palabra y cree seguirla porque la
sigue en “tiempos normales” cuando la conducta no es independiente y autónoma, sino precisamente
subordinada, sometida. De ahí que no se pueda separar la filosofía de la política y que se demuestra que la
elección y la crítica de una concepción del mundo es también un hecho político.

3 - ¿Qué significado le da Gramsci al concepto de ideología? ¿Cuál es su función?

La ideología otorga soporte y unidad a un bloque social puesto que es la “concepción del mundo que se
manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica, en todas las manifestaciones
de la vida individual y colectiva”, supone un conjunto de valores culturales que integra al complejo social.
Por lo tanto, la lucha por la hegemonía se da, fundamentalmente, en el terreno de las ideologías. Es lucha
política, pero, sobre todo, cultural.

4- ¿Qué señala respecto de la unidad entre intelectuales y ‘simples’ a lo largo del texto?

La fuerza de las religiones consistió y consiste en que experimentan poderosamente la necesidad de la


unión doctrinal de toda masa de “creyentes” y bregan porque las capas intelectualmente superiores no se
alejen de las inferiores.

La Iglesia romana ha sido siempre la más tenaz en sus esfuerzos por impedir que se formen dos religiones:
la de los “intelectuales” y la de las “almas sencillas”. Esta lucha resalta la capacidad organizadora del clero
en la esfera de la cultura y de la relación abstractamente racional y cabal que la Iglesia, en su círculo, ha
sabido establecer entre intelectuales y simples creyentes.

Está asegurada por la política la relación entre el catolicismo de los intelectuales y el de los “simples”. La
iglesia debería hacer frente al problema de los “simples”, que en la comunidad de los “fieles” se ha producido
una ruptura que no puede ser solucionada elevando a los “simples” al nivel de los intelectuales, sino
ejerciendo una disciplina de hierro sobre los intelectuales para que no sobrepasen ciertos límites en la
diferenciación, haciéndola catastrófica e irreparable.

SI SE AFIRMA LA NECESIDAD DEL CONTACTO ENTRE INTELECTUALES Y SIMPLES ES PARA


CREAR UN BLOQUE INTELECTUAL-MORAL QUE HAGA POSIBLE UN PROGRESO INTELECTUAL DE
LA MASA Y NO UNICAMENTE A REDUCIDOS GRUPOS INTELECTUALES.

Por otra parte, solo se podía obtener la organización del pensamiento y la solidez cultural si entre
intelectuales y “simples” hubiera existido la misma unidad exigible entre teoría y práctica, es decir, si los
intelectuales lo hubieran sido orgánicamente de aquella masa, si hubieran elaborado los principios y
problemas que la misma planteaba con su actividad práctica, constituyendo de esta forma un todo cultural y
social. Solamente por esta conexión deviene “histórica” una filosofía, se depura de elementos
intelectualísimos y se hace vida.

5- ¿Cómo caracteriza al sentido común?

El sentido común, el cual se encuentra en relación a la cultura popular, según Gramsci es “la filosofía de los
no filósofos” puesto que consiste en la concepción del mundo absorbida acríticamente de los varios
ambientes culturales en medio de los cuales se desarrolla la individualidad moral del hombre medio.

Gramsci explica que “el sentido común es la concepción del mundo difundido en una época histórica en la
masa popular”. Se forma al interior de la filosofía espontánea, y es un saber inmediato, contradictorio,
multiforme, acrítico y dogmático. Como es resultado del devenir histórico se presenta en formas
innumerables, es decir que su rasgo fundamental es el de ser una concepción “disgregada, incoherente,
inconsecuente, conforme al carácter de las multitudes”.

Pero todo lo dicho “no significa que en el sentido común no haya verdades”. En realidad, si bien tiene un
aspecto conservador, el sentido común no tiene un carácter necesariamente negativo, ya que es un tipo de
conocimiento útil para resolver las distintas situaciones en la vida cotidiana. Por otra parte, en el sentido
común hay núcleos de buen sentido, el cual “merece ser desarrollado y hacérsele unitario y coherente”.

En resumidas cuentas, el sentido común es el punto de partida para la elaboración de un nuevo sentido,
un sentido crítico, consciente y político. De ahí que un grupo social que aspire a la hegemonía, debe
apuntar a la superación del sentido común y a “hacer intelectualmente independientes a los gobernados de
los gobernantes, para destruir una hegemonía y crear otra”. Se trata pues de “elaborar la propia concepción
del mundo consciente y críticamente” y así “participar activamente en la producción de la historia del mundo.

6- ¿Cómo se construye el sentido crítico?

El hombre activo de la masa trabaja prácticamente, pero no tiene una clara conciencia de su operar, no
obstante ser este obrar un conocimiento del mundo en la medida en que lo transforma. Su conciencia teórica
puede estar en contradicción histórica con su obrar. Se diría que tiene dos conciencias teóricas o una
conciencia contradictoria: una implícita en su obrar y que le una en verdad a sus colaboradores en la
transformación práctica de la realidad y otra explícita o verbal que ha heredado del pasado y recogido sin
critica.

La comprensión critica de sí mismo se produce mediante una lucha de “hegemonía” política, de rumbos
opuestos, primero en el campo de la ética, luego en el de la política para llegar a crear una concepción
superior del propio entendimiento de lo real. La unidad de la teoría y de la práctica no se establece
mecánicamente, sino a través de un devenir histórico que tiene su fase elemental y primaria en el sentido del
“distingo”, del “destacar”, de independencia apenas instintivo y que no florece hasta la posesión real y
completa de una concepción del mundo coherente y unitaria. He aquí por qué es necesario poner de relieve
que el desarrollo político del concepto de hegemonía representa un gran progreso filosófico, además del
político-práctico, porque forzosamente encierra y presupone unidad intelectual y ética conforme a una
concepción de lo real que ha superado al sentido común, convirtiéndose en crítica.

7- ¿Cómo problematiza y qué concluye acerca de la pregunta por el ser humano?

8- ¿Qué representa la hegemonía según Gramsci?

La caracterización gramsciana de Estado se encuentra vinculada a la hegemonía. Decíamos que un grupo


social se constituye en dirigente cuando consigue el consenso activo de los gobernados. Pero para que eso
suceda, para que ese consenso se obtenga, ese grupo social debe ceder algo. Tiene que hacer sacrificios
en el plano económico-corporativo. Si bien los intereses de dicho grupo prevalecen debe superar su interés
económico-corporativo y así lograr articular los intereses propios con los de los grupos subordinados.

De tal forma, la hegemonía supone una construcción, una forma de lucha política por parte de un grupo
social, que trasciende lo particular para constituirse en universal. Esto es así porque el grupo social
supera la instancia de reivindicación de lo meramente corporativo o particular, dando lugar a una fase
intelectual y moral en la dirección de otros grupos sociales (grupos subalternos).

Gramsci de la hegemonía:

“Es la fase en la cual las ideologías ya existentes se transforman en «partido», se confrontan y entran en
lucha hasta que una sola de ellas, o al menos una sola combinación de ellas, tiende a prevalecer, a
imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando además de la unidad de los fines económicos y
políticos, la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en torno a las cuales hierve la lucha
no sobre un plano corporativo sino sobre un plano «universal» y creando así la hegemonía de un grupo
social fundamental sobre una serie de grupos subordinados.”

Vemos que la hegemonía, para Gramsci, no sólo es la forma de construcción de la clase dominante, sino
también es la posibilidad de construcción de un orden nuevo, la formación de una "voluntad colectiva,
nacional y popular" con vocación hegemónica.

Gramsci. “Análisis de las situaciones. Relaciones de fuerzas” (Notas sobre Maquiavelo, sobre la
política y sobre el Estado moderno)

En dicho texto Gramsci brinda una serie de herramientas para el análisis político, y en particular, una
caracterización de hegemonía como momento superador en el desarrollo de una fuerza política.

¿De qué forma propone Gramsci analizar las situaciones? Comencemos señalando que en el escrito
mencionado vemos una preocupación por establecer los alcances y límites de lo político, esto es, por
determinar sobre qué aspectos de la realidad la lucha política puede incidir o, por el contrario, encuentra su
límite (esto es, se le imposibilita cumplir sus objetivos debido a fuerzas que son el resultado de la dialéctica
histórica y que lo trascienden).

Con este propósito, Gramsci subraya los dos principios generales que refieren a la dialéctica de la historia
que Marx ya había establecido en su Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política de 1859.
Dichos principios establecen que ninguna forma social desaparece y es sustituida por otra hasta que no se
hayan desplegado todas las formas de vida implícitas en el viejo orden y hasta que no estén dadas las
condiciones para la aparición del nuevo. Este es el punto de partida para examinar “el problema de las
relaciones entre estructura y superestructuras”, y en conexión con este tema, “la relación justa entre lo
orgánico y lo ocasional”.

1- ¿Qué señala Gramsci sobre las relaciones internacionales?


De acuerdo a Gramsci, en el examen de las situaciones concretas se evidencian complejos de fuerzas con
direcciones diversas y contrarias. Para poder comprender tales complejos, y la pluralidad de relaciones en
una situación dada, hay que analizar tanto las relaciones de fuerzas internacionales como las relaciones a
nivel nacional del país en cuestión.

Las relaciones internacionales siguen a las relaciones sociales fundamentales. Toda renovación orgánica
en la estructura modifica también orgánicamente las relaciones absolutas y relativas en el campo
internacional a través de sus expresiones técnico-militares.

Por otro lado, las relaciones internacionales inciden en forma pasiva o activa sobre las relaciones
políticas. Cuanto más subordinada a las relaciones internacionales está la vida económica inmediata de una
nación, tanto más un partido determinado representa esta situación y la explota para impedir el adelanto de
los partidos adversarios.

2- ¿Qué explica sobre las crisis?

Un grupo social se constituye en dirigente, es decir en hegemónico, cuando consigue que su dominación sea
concebida como de interés para el conjunto de la sociedad. Dicho grupo logra la unidad intelectual y moral
de grupos y sectores sociales. Tal unidad, según vimos, está conformada en el bloque histórico, como
vinculación orgánica, “unidad entre la naturaleza y el espíritu (estructura y superestructura), unidad de
los contrarios y de los distintos.

Ahora bien, puede acontecer una situación de crisis orgánica o crisis de hegemonía que conmociona el
bloque histórico. Esto sucede cuando la clase dominante deja de tener la dirección de las clases
subordinadas, y tanto su función económica (de avance y progreso de la sociedad) como su función
cultural (de supremacía intelectual) son puestas en tela de juicio.

Tal crisis de hegemonía o “crisis del Estado en su conjunto” puede responder, o bien al fracaso de la clase
dirigente en algún proyecto o empresa política de magnitud (guerra, cambios por la evolución económica de
la estructura, etc.), o bien al hecho de que amplios sectores de la población pasan de la pasividad a la
actividad política por sus reivindicaciones. El caso es que la clase dominante ha perdido el consenso, las
grandes masas ya no creen en lo que creían, se ha roto el compromiso entre gobernantes y gobernados.

Se trata de una “crisis de autoridad"; la clase dirigente ahora solo es dominante, detentadora de pura
fuerza coercitiva. De tal forma que comienza una época de gran disgregación.

Pero la crisis puede tener derivaciones diversas. Si bien se abren oportunidades para la transformación
revolucionaria, o para la conformación de un nuevo sistema hegemónico por las clases subalternas,
puede pasar que la clase dominante se recomponga, se reacomode a la nueva situación y retome su
posición de dirigente, o también que dicha clase recurra a una salida dictatorial o a soluciones de tipo
bonapartistas o cesaristas (regresivas o progresivas).

Al respecto, una categoría trabajada por Gramsci, es la de revolución pasiva. Revolución pasiva refiere al
proceso en el que los grupos dominantes, en una situación de crisis de hegemonía, incorporan algunos de
los cambios demandados por los grupos subalternos, cooptando además sus intelectuales y quitándoles
toda la iniciativa. Dicho proceso es descripto por Gramsci como “reacción de las clases dominantes al
subversivismo esporádico, elemental, inorgánico de las masas populares con «restauraciones» que han
acogido una cierta parte de las exigencias de abajo …”

Incluso puede suceder que la crisis se extienda por un largo período, esta duración excepcional significa
que en la estructura se han revelado contradicciones incurables y que las clases dominantes realizan
esfuerzos para “la conservación y defensa de la estructura misma.

Estos esfuerzos incesantes y perseverantes se manifiestan el terreno de lo “ocasional”, sobre el cual se


organizan las fuerzas antagónicas que tienden a demostrar que existen ya las condiciones necesarias y
suficientes para que determinadas tareas puedan y por consiguiente deban ser resueltas históricamente.
3- ¿Qué diferencia señala entre movimientos orgánicos y movimientos coyunturales?

Por esto, en los complejos y prolongados procesos de crisis, al realizar el análisis de la estructura, es
necesario poder distinguir (“encontrar la relación justa”) entre los movimientos orgánicos (relativamente
permanentes) de los movimientos de coyuntura (y se presentan ocasionales, inmediatos, casi
accidentales).

Este análisis intenta clarificar si “existen ya las condiciones necesarias y suficientes para que determinadas
tareas puedan y por consiguiente deban ser resueltas históricamente”, en otras palabras, evaluar las
posibilidades de la acción política.

Los fenómenos de coyuntura dependen también de movimientos orgánicos, pero su significado no es de


gran importancia histórica; dan lugar a una crítica política mezquina, que se dirige a los pequeños grupos
dirigentes y a las personalidades que tienen la responsabilidad inmediata del poder. 

Los fenómenos orgánicos dan lugar a la crítica histórico-social que se dirige a los grandes agrupamientos,
más allá de las personas inmediatamente responsables y del personal dirigente.

4- ¿Cuáles son los dos errores frecuentes en el análisis histórico-político?

El error en que se cae frecuentemente en el análisis histórico-político consiste en no saber encontrar la


relación justa entre lo orgánico y lo ocasional. En efecto, los movimientos orgánicos y los de coyuntura son
aspectos que hay que poder diferenciar para no caer en un reduccionismo ideológico o en un
reduccionismo económico.

El primero implica un exceso de ideologismo, o sea, la adopción de una perspectiva voluntarista que
menosprecia el límite estructural de todo proceso histórico.

La segunda entraña el error economicista, “un doctrinarismo pedante”, que consiste en aferrarse
exclusivamente al análisis mecánico de los fenómenos históricos, pasando por alto todas aquellas fuerzas
políticas que operan. Dicho de otro modo, el economismo desconoce la relevancia de los fenómenos
políticos, por lo cual la lucha contra tal actitud o posición en la teoría y en la práctica política “puede y debe
ser conducida desarrollando el concepto de hegemonía”.

La distinción entre “movimientos orgánicos” y de “movimientos coyunturales” debe ser aplicada a todas
las situaciones, no solo a aquellas en donde se verifica un desarrollo regresivo o de crisis aguda, sino
también a aquellas en donde se verifica un desarrollo progresivo o de prosperidad y a aquellas en donde
tiene lugar un estancamiento de las fuerzas productivas. Y si el error es grave en la historiografía, es aún más
grave en el arte político, cuando no se trata de reconstruir la historia sino de construir la presente y la futura.

En la “relación de fuerza” es necesario distinguir diversos momentos o grados: relación de fuerzas


SOCIALES, relación de fuerzas POLÍTICAS y relación de fuerzas MILITARES.

5- ¿Cómo describe la relación de fuerzas sociales?

Una RELACION DE FUERZAS SOCIALES estrechamente ligadas a la estructura en la medida que


involucran el desarrollo de las fuerzas materiales de producción, las relaciones de producción y los grupos
sociales. Es objetiva, independiente de la voluntad de los hombres, que puede ser medida con los sistemas
de las ciencias exactas o físicas. 

Sobre la base del grado de desarrollo de las fuerzas materiales de producción se dan los grupos
sociales, cada uno de los cuales representa una función y tiene una posición determinada en la misma
producción.

Esta relación es lo que es, una realidad rebelde: nadie puede modificar el número de las empresas y de sus
empleados, el número de las ciudades y de la población urbana, etc. Esta disposición de fuerzas permite
estudiar si existen en la sociedad las condiciones necesarias y suficientes para su transformación. 
6- ¿Cómo caracteriza la relación de las fuerzas políticas?

Un momento sucesivo es la RELACION DE FUERZAS POLÍTICAS; es decir, la valoración del grado de


homogeneidad, autoconciencia y organización alcanzado por los diferentes grupos sociales. Este momento, a
su vez, puede ser analizado y dividido en diferentes grados que corresponden a los diferentes momentos de
la conciencia política colectiva.

7- ¿Cuáles son los dos primeros grados en la relación de las fuerzas políticas?

El primero y el más elemental es el económico-corporativo: un comerciante siente que debe ser solidario
con otro comerciante, un fabricante con otro fabricante, pero el comerciante no se siente aun solidario con el
fabricante. Digamos que es sentida la unidad homogénea del grupo profesional y el deber de organizarla,
pero no se siente aún la unidad con el grupo social más vasto.

El segundo es aquel en el que se logra la conciencia de la solidaridad de intereses entre todos los
miembros del grupo social, pero todavía en el campo meramente económico. Se plantea la cuestión de
Estado, pero sólo en el terreno de lograr una igualdad político-jurídica con los grupos dominantes, ya que se
reivindica el derecho a participar en la legislación y en la administración y hasta de modificarla, de reformarla,
pero en los cuadros fundamentales existentes.

8- ¿Cómo caracteriza el momento hegemónico?

Un tercer momento es el hegemónico, momento superador en el desarrollo de la fuerza política, aquel en el


que los intereses corporativos superan los límites de la corporación de grupo puramente económico y pueden
y deben convertirse en los intereses de otros grupos subordinados. Supone que la clase hegemónica
tenga en cuenta intereses y tendencias de las clases y sectores de clase sobre los cuales ejerce su
hegemonía.

Por eso la lucha por la hegemonía demanda la unificación de la voluntad disgregada de las clases
subalternas, requiere del esfuerzo organizativo que articule dichas clases y sectores subalternos en su
orientación hacia un mismo fin.

Es la fase más estrictamente política, es el que aporta sensiblemente a la teoría marxista, en la cual las
ideologías ya existentes se transforman en “partido”, se confrontan y entran en lucha hasta que una sola de
ellas tiende a prevalecer, a imponerse, a difundirse por toda el área social, determinando además de la
unidad de los fines económicos y políticos, la unidad intelectual y moral, planteando todas las cuestiones en
torno a las cuales hierve la lucha no sobre un plano corporativo sino sobre un plano “universal” y creando
así la hegemonía de un grupo social fundamental sobre una serie de grupos subordinados. 

El grupo dominante es coordinado concretamente con los intereses generales de los grupos
subordinados y la vida estatal es concebida como una formación y una superación continua de equilibrios
inestables entre los intereses del grupo fundamental y los de los grupos subordinados, equilibrios en donde
los intereses del grupo dominante prevalecen, pero hasta cierto punto, o sea, hasta el punto en que chocan
con el mezquino interés económico-corporativo.

Por consiguiente, la hegemonía tiene un doble aspecto: es económica y es ético-política.

Es económica porque tiene su fundamento en la clase, esto es, la clase hegemónica debe ser una clase
principal en la estructura de la sociedad: ejerce hegemonía sólo aquel “grupo social fundamental" que surge
sobre la base de una función esencial en el mundo de la producción económica.

Es ético política puesto que el grupo hegemónico debe tener una ascendencia cultural sobre el conjunto,
debe redefinir sus propios intereses e incorporar los intereses de los grupos subordinados, articulándolos en
una visión del mundo que le permita convertirse en el elemento director de la voluntad colectiva, esto es, ser
aceptado por aquellos sobre los que ejerce su dirección.

9- ¿Qué plantea acerca de los dos grados en las relaciones de las fuerzas militares?
También aquí se pueden distinguir dos grados: uno militar en sentido estricto, o técnico-militar, y otro que
puede denominarse político-militar. Lo significativo en este punto es que lo militar queda supeditado a lo
político-militar ya que “Sólo la política crea la posibilidad de la maniobra y del movimiento”. Estos dos grados
se presentaron en una gran variedad de combinaciones.

Un ejemplo típico, es el de la relación de opresión militar de un Estado sobre una nación que trata de lograr
su independencia estatal. La relación no es puramente militar, sino político-militar; y en efecto, un tipo tal de
opresión sería inexplicable sin el estado de disgregación social del pueblo oprimido y la pasividad de su
mayoría, por lo tanto, la independencia no podrá ser lograda con fuerzas puramente militares, sino militares y
político-militares. Si la nación oprimida, para iniciar la lucha por la independencia, tuviese que esperar que el
Estado hegemónico le permita organizar un ejército propio en el sentido estricto y técnico de la palabra,
tendría que esperar bastante.

La nación oprimida, opondrá inicialmente a la fuerza militar hegemónica una fuerza “político-militar” que
posea la virtud de determinar reflejos de carácter militar en el sentido: 1) de que sea eficiente para disgregar
íntimamente la eficacia bélica de la nación hegemónica; 2) que constriña a la fuerza militar hegemónica a
diluirse y dispersarse en un gran territorio, anulando en gran parte su capacidad bélica.

Portantiero. “La reflexión desde la derrota” (Los usos de Gramsci)

1- ¿Qué explica Portantiero sobre la concepción de Estado en Gramsci?

El punto de arranque lógico es la definición del Estado como combinación de coerción y consenso, como
articulación entre sociedad civil y sociedad política, porque ella supone, simultáneamente, la base para
su teoría de revolución, entendida como guerra de posiciones.

El Estado, en la concepción gramsciana, no es solo el aparato de gobierno, el conjunto de instituciones


públicas encargadas de dictar las leyes y hacerlas cumplir. El Estado bajo el capitalismo es un Estado
hegemónico, el producto de determinadas relaciones de fuerza sociales, “el complejo de actividades
prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no solo justifica y mantiene su domino sino también logra
obtener el consenso activo de los gobernados.”

2- ¿Qué importancia tienen, en esta concepción, las instituciones de la sociedad civil?

Integran el Estado capitalista, como “trincheras” que lo protegen de “las irrupciones catastróficas del
elemento económico inmediato”, el conjunto de instituciones llamadas “privadas” agrupadas en el concepto
de sociedad civil y que corresponden a la función de hegemonía que el grupo dominante ejerce en la
sociedad.

Familia, iglesia, escuelas, sindicatos, partidos, medios masivos de comunicación, son algunos de estos
organismos, definidos como espacio en el que se estructura la hegemonía de una clase, pero también
donde se expresa el conflicto social. Las instituciones de la sociedad civil son el escenario de la lucha
política de clases, el campo en el que las masas deben desarrollar la estrategia de la guerra de posiciones.

3- ¿En qué consiste una situación de crisis orgánica?

En las sociedades capitalistas, donde sus instituciones son como “trincheras en la guerra moderna”, la
ruptura del sistema no se produce por el estallido de crisis económicas, ellas solo pueden crear un terreno
más favorable en la difusión de ciertas maneras de pensar y resolver las cuestiones.

¿Cuándo puede decirse que un sistema ha entrado en crisis? Solo cuando esa crisis es social, política,
“orgánica”, solo cuando se presenta una crisis de hegemonía, crisis del estado en su conjunto. Estas crisis
orgánicas, que pueden o no tener como estímulo a una crisis económica, se originan casi siempre por la
convergencia entre el fracaso de los viejos grupos dirigentes en alguna gran empresa para la que
convocaron las masas populares y el crecimiento de la movilización de sectores sociales hasta ese
momento pasivos.
4- ¿Qué posibles resoluciones (o salidas) de las crisis se mencionan en el texto?

La presencia de la crisis hegemónica no garantiza la revolución, sus resultados pueden ser diversos,
dependen de la capacidad de reacción y reacomodamiento que tengan los distintos estratos de la población;
en suma, de las características que adopte la relación entre las fuerzas.

Una salida es el cesarismo, la emergencia de algún grupo que se mantuvo relativamente independiente de la
crisis y que opera como árbitro de la situación. De la relación concreta entre los grupos enfrentados depende
que el cesarismo sea progresivo o regresivo.

Otra salida es el transformismo, la capacidad que las clases dominantes poseen para decapitar a las
direcciones de las clases subalternas y para integrarlas a un proceso de revolución-restauración. Ambas son,
salidas “impuras” que suponen compromisos.

5- ¿Qué consideraciones realiza Portantiero sobre el bloque histórico según su interpretación de lo


planteado por Gramsci?

La teoría de la crisis se enlaza de tal modo con la estrategia para la constitución de un “bloque histórico”
alternativo, capaz de sustituir la dominación vigente e instalar un nuevo sistema hegemónico.

Ese nuevo bloque histórico, orgánico, en el que estructura y superestructura se articulan en una unidad
dialéctica, supone, como base, la conformación de una coalición política de las clases subalternas, bajo la
hegemonía del proletariado. “La alianza de clases” sería la consideración objetiva acerca de los clivajes
estructurales que, en función de intereses, se plantean en una sociedad entre las distintas clases y fracciones
de clase, más allá de la percepción de los actores.

6- ¿Cuál es la relación que el autor encuentra en el enfoque de Gramsci entre hegemonía y bloque
histórico?

La realización del bloque histórico solo es pensable desde el poder, como construcción de un nuevo
sistema hegemónico, en el que una clase dirige y domina a la totalidad social desde las instituciones de la
sociedad política (estado-gobierno) y las instituciones de la sociedad civil (estado-sociedad). Sin
hegemonía el bloque no existe, porque éste no equivale a una agregación mecánica de clases.

La hegemonía aparece como la potencialidad para dirigir a las otras clases subalternas a través de la
elaboración de un programa de transición y de la construcción de instituciones aptas para estimular y abarcar
sus movilizaciones “espontaneas”

La hegemonía tiene como espacio de constitución a la política: grupo hegemónico es aquel que representa
los intereses políticos del conjunto de los grupos que dirige. La hegemonía se realiza a partir de aparatos
hegemónicos que articulan cada bloque, instituciones de la sociedad civil que contienen en su interior el
despliegue de las relaciones de fuerza o si se prefiere, de la lucha de clases en todos sus niveles.

7- ¿Qué expresa Portantiero acerca de los intelectuales y el partido?

Una masa humana no se distingue y no se torna independiente sin organizarse y no hay organización sin
intelectuales, o sea sin organizadores y dirigentes > una capa de personas especializadas en la
elaboración conceptual y filosófica.

La historia de las clases subalternas es una función disgregada y discontinua de la sociedad civil: no podrán
unificarse realmente mientras no se constituyan en estado y para ello necesitan, como primer paso, la
producción de intelectuales orgánicos capaces de otorgarles la conciencia de su propia función no solo en el
campo económico sino también en el social y el político. En las sociedades modernas, esa función se
corresponde primordialmente con la que realizan los partidos políticos.

8- En el texto citado por Portantiero en el último párrafo, ¿cómo describe Gramsci la relación de
representación?
El elemento popular siente, pero no siempre sabe. El elemento intelectual “sabe” pero no “siente”. El error
del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin sentir ni ser apasionado. Esto es, que el intelectual
pueda ser tal si se halla separado del pueblo-nación, o sea, sin sentir las pasiones elementales del pueblo,
compartiéndolas y, por lo tanto, explicándolas y justificándolas por la situación histórica determinada.

Sin esa vinculación sentimental entre intelectuales y pueblo-nación, las relaciones entre ellos son o se
reducen a relaciones de orden puramente burocrático, formal: los intelectuales se convierten en una casta o
un sacerdocio.

Si las relaciones entre intelectuales y pueblo-nación, entre dirigentes y dirigidos son dadas por una adhesión
orgánica en la cual el sentimiento-pasión deviene comprensión y, por lo tanto, saber, solo entonces la
relación es de representación y se produce el intercambio de elementos individuales entre gobernantes y
gobernados, entre dirigentes y dirigidos: solo entonces se realiza la vida de conjunto, la única que es fuerza
social. Se crea el “bloque histórico”.

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