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Lectura 9 – Ideas políticas II

El concepto de lo político (en alemán, Der Begriff des Politischen), de Carl Schmitt, publicado originalmente en 1927 y
con revisiones de 1932 y 1933, es una obra considerada como clásica dentro del pensamiento del autor, a la vez que
referencia para las contemporáneas reflexiones de lo político, lo constitucional y lo jurídico.

Contexto del momento de publicación

El contexto histórico de esta obra (aunque sus análisis no se limitan a ese contexto), es el de la ampliación de la
tradición histórica constitucional alemana, que incorpora ideas anteriores del pensamiento y el constitucionalismo
francés. Tal modelo constitucional heredado del siglo XIX atraviesa crisis de insuficiencia jurídica y falta de autoridad
Estatal en Alemania, en tiempos de la República de Weimar, luego del fracaso de la revolución del 48.
De la misma forma, el libro es publicado pocos años después de la firma del Tratado de Versalles, en una Alemania
debilitada que es obligada además a cumplir con duras sanciones económicas y de territorio. Desde la perspectiva de
Schmitt, dicho tratado no estaba en condiciones de “hacer realidad un concepto político como el de «paz», lo que obligó
una y otra vez a nuevos tratados”

Nociones principales

Delimitación del campo de lo político

Una de las primeras inquietudes del autor es encontrar aquello que define lo político, especialmente teniendo en cuenta
las dificultades del uso cotidiano del término, en donde este concepto se acerca al de Estado. Esta confusión se entiende
en tanto el Estado mantiene un cierto monopolio sobre lo político, pero es una definición que pierde utilidad en la
medida en que éste pretende abarcar cada vez más instancias que en otro momento se hubieran considerado de interés
de la Sociedad civil: Educación – Cultura – Economía. En ese sentido, no habría nada que escapara de ese ámbito
político.
Para delimitar lo político, o entender cuál es su dominio, Schmitt intenta hallar una serie de distinciones que puedan
servir como criterio para considerar un problema político. A modo de ejemplo, el dominio de lo moral es la distinción
entre lo bueno y lo malo, así como para el dominio de lo estético es lo bello y lo feo. En ese sentido, el criterio de lo
político es la distinción entre amigo – enemigo.
La principal ventaja de entender de esta forma la política es que otorga autonomía al concepto, es decir, evita recurrir a
otros criterios para la explicación de fenómenos.

Distinción Amigo - Enemigo

En consecuencia de entender lo político desde esta perspectiva autónoma, Schmitt afirma lo siguiente
El sentido de la distinción amigo-enemigo es marcar el grado máximo de intensidad de una unión o separación, de una
asociación o disociación. Y este criterio puede sostenerse tanto en la teoría como en la práctica sin necesidad de aplicar
simultáneamente todas aquellas otras distinciones morales, estéticas, económicas y demás. El enemigo político no
necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo; no hace falta que se erija en competidor económico, e incluso
puede tener sus ventajas hacer negocios con él. Simplemente es el otro, el extraño, y para determinar su esencia basta
con que sea existencialmente distinto y extraño en un sentido particularmente intensivo.
La tarea de determinar el criterio amigo-enemigo corresponde directamente a los implicados, quienes deben decidir en
últimas si la existencia del otro constituye una amenaza para el modo de existencia propio. De la misma forma, son los
implicados quienes deben determinar la acción a seguir, usualmente rechazarlo o combatirlo.
Es frecuente, y psicológicamente conveniente que se trate al enemigo como si también fuera malo y feo. Sin embargo,
enfatiza Schmitt, esto no resta autonomía a la distinción amigo-enemigo sobre las demás. En sentido contrario, lo bello,
lo bueno o lo rentable no son en sí mismos criterios para considerar a algo como amigo.
Schmitt suele ser ubicado como un pensador inscrito en el realismo político. En palabras del mismo autor, no es su
interés indagar sobre la esperanza o la posibilidad de una situación en la que no aplique más la distinción amigo-
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enemigo, ni considera que deba ser visto como algo negativo el que se aplique esta distinción. Simplemente afirma que
se refiere a una realidad ontológica en la que los pueblos se siguen organizando en la actualidad de acuerdo a la n
distinción política.

Crítica al liberalismo

El principal punto de disenso para Schmitt con el liberalismo son sus pretensiones de ser apolítico, pretensión que,
según el autor, solo puede tener un sentido político, especialmente por las alianzas liberales con “las fuerzas de
la democracia”. El liberalismo se conforma con presentar una crítica a las limitaciones de las instituciones estatales y
eclesiásticas, lo que en realidad lo lleva a su práctica política de ataque a toda forma de poder político, sin que la crítica
conduzca a una política liberal, ni a una teoría positiva del Estado.
Para Schmitt, el afán liberal de una situación desmilitarizada y despolitizada lo lleva a ver toda limitación al libre
mercado, la libre competencia o la propiedad privada como una forma de violencia, mala en sí misma. En
su individualismo, no considera que el Estado pueda solicitar, en tiempos de conflicto, el sacrificio de la propia vida. En
ese sentido, limita al Estado a cumplir su función de instaurar un poder de decisión efectivo que limite la posibilidad de
conflictos internos.

Concepto de Estado

Schmitt se identifica con la postura de Burckhardt , que imagina un Estado que “Tiene que poder todo lo imaginable,
pero nada le debe estar permitido […] Mientras la forma del Estado se vuelve cada vez más discutible, el ámbito de su
poder es cada vez más extenso”. Sin embargo, Schmitt considera un error generalizar el concepto de Estado hasta
asemejarlo al de cualquier organización humana en general.
El Estado total es aquel que desconoce la existencia de algo que no pueda considerarse político desde ninguna
perspectiva, es decir, aquel que incluye dentro de sí las esferas de la Educación, la Cultura o la Religión, entre otras.
Schmitt presenta este concepto en contraposición la tendencia a la despolitización del siglo XIX, en la que se pretende
pensar en una economía libre (apolítica).
Si bien es posible hablar de amigos y enemigos privados, la distinción sólo tiene sentido en la medida en que se refiere a
una distinción de interés público. En esa medida, corresponde al Estado, como unidad política organizada, decidir como
un todo sobre la distinción.

EL CONCEPTO DE LO POLITICO
No es Estado. Político supone Estado.

Casi siempre lo político se equipará a lo estatal.

Conceptualización con estado – proviene de la necesidad de la practica jurídica.

Estado ostenta el monopolio de lo político.

Para conceptualizar lo político – primero se deben saber cuáles son las categorías específicamente políticas.

Distinción política especifica – distinción de amigo y enemigo. Pueden reconducirse todas las acciones y motivos
políticos.

No determina su concepto – pero si su criterio

El sentido de la distinción amigo y enemigo es marcar el grado máximo de intensidad de una unión o separación, de una
asociación o disociación.

El enemigo político no necesita ser moralmente malo., ni estéticamente feo.


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Es el otro, el extraño, existencialmente distinto.

3.

Pueblos se agrupan como amigos y enemigos – posibilidad real – para que todo pueblo exista políticamente.

Enemigo no es cualquier competidor o adversario.

Enemigo es solo un conjunto de hombres que se oponen combativamente a un conjunto análogo.

Solo es enemigo, el enemigo público. Requiere un carácter público.

Lengua no distingue entre enemigos privados y políticos. Malentendidos.

A un enemigo en sentido político no hace falta odiarlo.

Estado: unidad política organizada, decide por si misma como un todo sobre amigo y enemigo

Guerra es una lucha armada entre unidades políticas organizadas, y guerra civil es una lucha armada en el seno de una
unidad organizada.

Enemigo – Lucha. No significa competencia, ni la pugna. Toda vida humana no deja de ser una lucha.

La definición de lo político no es belicista o militarista, ni imperialista ni pacifista.

La guerra no es objetivo o contenido de la política.

Lucha: consecuencia agrupación política

Un mundo sin la distinción amigo enemigo es carente de política.

Guerra es un medio político extremo

4.

Lo político puede extraer su fuerza en los ámbitos religioso, económicos, morales.

Lo político no acota un camp0o propio de la realidad, sino solo un cierto grado de intensidad de la asociación o
disociación de hombres.

5.

Estado unidad esencialmente política determinante. Competencia aterradora: posibilidad de declarar la guerra y
disponer abiertamente de la vida de las personas.

Necesidad de pacificación dentro del Estado.

Desaparición de pueblo débil – negación de enemigos

6.

Estado como unidad política presupone la posibilidad real del enemigo y con ella la existencia simultanea de otras
unidades políticas – no puede haber un estado mundial.

La humanidad no puede hacer la guerra – carece de enemigos en este planeta. Concepto de humanidad excluye el del
enemigo.

La humanidad no es un concepto político.


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La sociedad de naciones de ginebra no suprime la posibilidad de guerra. No cancela los estados. Introduce nuevas
posibilidades de guerra.

7.

¿Hombre bueno o malo?

8.

El pensamiento liberal elude o ignora al Estado y a la política.

Pensamiento liberal utiliza contra el estado la política el reproche de la violencia.

Utilizan ética y economía para despolitizar el mundo.

Política ha sido y es y seguirá siendo el destino, lo que ocurre es que la economía se ha transformado en un hecho
político y se ha convertido en un destino.

Imperialismo económico impone sus medios para ejercer violencia.

LA ERA DE LAS NEUTRALIZACIONES Y DE LAS DESPOLITIZACIONES.

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