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4 PASOS PARA EDUCAR EN LOS LÍMITES A PARTIR DEL JUEGO

Para los padres:

- Tienen que encontrarse en un momento donde sepan que van a tener paciencia, y
tiempo para desarrollarlo.
- Que se encuentren en un momento de querer hacerlo y no tanto de 'tengo que
hacerlo'. Es decir, con buena disposición.
- Confiar y conocer lo que van a hacer.

Lo primero de todo es explicar el juego, qué tenemos que hacer y cómo hacerlo. En este caso
no debemos confundir el jugar con los premios o los castigos. Vayamos a un ejemplo concreto.

1. Establecer cuál es el límite o la normal que queremos poner


Vamos a marcar una norma para unos niños de 3 años, el límite es: 'A mamá y a papá
no se les grita, ni se les pega'.

2. Explicar con claridad el límite que deseamos pone


'A mamá y a papá no se les grita ni se les pega'. Ese podría ser una norma o límite,
pero estaría mal redactada. Necesitaríamos que estuviera explicada en positivo para
que esté cargada de valor. No podemos olvidar que el lenguaje y cómo les hablamos a
nuestros hijos es muy importante.

Por lo tanto, podríamos establecer que la norma sería: 'A mamá y a papá se les habla
con cariño y se les abraza'.

3. Repetimos la norma hasta que todos los miembros de la familia la conocen


Una vez que tenemos la norma o límite formulada en positivo y se la hemos dicho a
nuestro hijo/a, lo que hacemos, como si fuera un juego, es que cada miembro de la
familia debe repetirla 3 veces una primera vez con su propia voz y las otras dos con la
voz de alguien conocido (un abuelo, una abuela, un personaje de dibujos, un primo
etc.). Así, en plan de diversión, la norma va calando en la familia y sobre todo en el
niño.

4. Establecemos las consecuencias de no cumplir con la regla


Una vez que la hemos repetido y nos la sabemos, pasamos al siguiente punto que
sería: ¿qué consecuencia tendría incumplirla? Y ahí, en modo asambleario, que es un
sistema muy conocido por los niños de Educación Infantil (ya que es una herramienta
que se utiliza mucho en las escuelas), lo hablaríamos entre todos los miembros de la
familia para acordar la consecuencia que tendrá no respetar esa norma.

Para ello, y hacerlo de una forma amena y diferente, podemos formar el consejo indio
de las consecuencias, y así de esta forma nos sentamos en círculo con las piernas
cruzadas y adoptamos el rol como si fuésemos indios que van a tomar una decisión
importante. De esta forma, mientras jugamos estamos imponiendo la norma o
límite que queremos hacer.
El niño o la niña, por un lado, ha pasado un extraordinario momento con los padres, y
por otro, le hemos enseñado una norma o límite básico que debe aprender y qué
consecuencia tendría no hacerlo.

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