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Y LA CATEQUESIS
ACLAREMOS TÉRMINOS:
Iniciación cristiana
El término iniciación significa entrar en un proceso realizado por
etapas, para que la persona se convierta en un verdadero cristiano.
Este proceso lleva al descubrimiento, antes o después del bautismo,
del ser cristiano y del ser Iglesia; lleva a seguir un camino en el que
se abandona el estilo de vida presente para comenzar a vivir algo
nuevo; lleva a la apropiación de un sistema de valores, principios y
actitudes que manifiestan ser discípulo en la escuela de Cristo. (Cfr.
CPV Cat. 57).
…por eso iniciar a los creyentes en la vida cristiana equivale a llevarlos al encuentro vivo con El.
(Cfr. Dcat. 4.)
El proceso de la Iniciación cristiana requiere de la libre decisión de la persona. Cf. AIDM. 62c.
Catequesis:
La catequesis es la acción eclesial que trata de fundamentar la fe de todo cristiano. No trata sólo de
preparar para recibir un sacramento, sino de acompañar al creyente en el crecimiento de su fe hasta
llegar a la madurez. No es una mera enseñanza, sino un aprendizaje, un noviciado que inicia a la totalidad
de la vida cristiana. Sin ella no se sostiene ni se desarrolla la vida cristiana. (Cfr. CPV Cat. 3).
La catequesis es un acto de naturaleza eclesial, nacido del mandato misionero del Señor (Cf. Mt 28,19-20) y
cuyo objetivo, como su nombre lo indica, es hacer que el anuncio de su Pascua resuene continuamente en
el corazón de cada persona, para que su vida se transforme. (Cfr. DC, 55)
Catecumenado
La palabra catecumenado procede del verbo griego katejéin,
que significa resonar, hacer sonar en los oídos y, por extensión,
instruir, catequizar. Así catecúmeno es el que está siendo
instruido, catequizado; más en concreto, el que está siendo
iniciado en la escucha de la Palabra de Dios.
De allí, que es el tiempo de cambio de vida, por eso no se tiene
prisa y puede durar un tiempo prolongado. (Cf AIDM 47)
En síntesis, podemos decir que la iniciación cristiana en el catecumenado primitivo supone un camino o proceso
de formación por etapas en el que se integran la instrucción catequética, la conversión y el cambio radical de la
vida, la experiencia litúrgica y de oración, la formación espiritual, la celebración de los sacramentos del bautismo,
confirmación y eucaristía, por los que los candidatos son incorporados al misterio de Cristo y a su Iglesia.
EN LOS SIGLOS POSTERIORES.
¨Esta iniciación ha variado mucho a lo largo de los siglos y según las circunstancias…¨(Cf CIC 1230)
Las grandes transformaciones operadas en la sociedad y en la Iglesia a partir de los siglos V y VI, van a influir
decisivamente en la orientación y práctica de la iniciación cristiana. La conversión generalizada de los pueblos
a la fe cristiana, la consideración positiva del cristianismo por parte del pueblo y de sus gobernantes y la fuerte
organización eclesiástica serán, entre otros, factores decisivos que llevarán a la Iglesia a centrarse en otras
urgencias pastorales, a orillar la evangelización sólida de los adultos y a desdibujar en parte el significado y
alcance de la iniciación cristiana. Sin embargo, si bien con caracteres distintos a los de los primeros siglos, y a
veces entre imprecisiones y sombras, se mantuvo en la Iglesia la práctica de la iniciación cristiana. La cuaresma
será considerada como el tiempo y el espacio propio de la iniciación cristiana, en cuanto preparación para la
pascua: el nuevo nacimiento de los hijos de Dios.
La práctica de la iniciación cristiana pasará por largos períodos de
oscuridad, debido especialmente a la división de la catequesis y de la
liturgia, así como a su desorientación. Cuando la liturgia se ritualiza y la
catequesis se desvanece en virtud de una situación de cristiandad, la
iniciación cristiana acabará perdiendo su valor y sentido originario.
A partir del Renacimiento se irá avanzando en la recuperación del sentido
de la iniciación cristiana, bajo formas distintas, al crecer el interés tanto
teológica como pastoralmente.
EL VATICANO II Y LA INICIACIÓN CRISTIANA.
Finalmente, merece ser destacado el nuevo Directorio general para la catequesis, publicado por la
Congregación para el clero, en 1997. A diferencia de otros documentos anteriores el nuevo Directorio se decanta
claramente por una catequesis al servicio de la iniciación cristiana, hasta el punto de hacer de esta dimensión
catecumenal e iniciática el centro y vértice de la propia catequesis. En ambiente español, no hay que olvidar el
mencionado documento La iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones, publicado por la LXX Asamblea
plenaria de la Conferencia episcopal española el 27 de noviembre de 1998.