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LA IMPORTANCIA DE LA MEMBRESÍA

Ser un miembro bíblico de una iglesia bíblica hoy en día es todo un desafío y
humanamente imposible. Pues vivimos en una cultura permeada por el individualismo,
los intereses personales se ponen por encina de todo, todos estamos dispuestos y
disponibles para nosotros mismos y nuestros intereses individuales, y estamos
extremadamente ocupados en nuestros asuntos. Pensar en el bien de los demás,
sacrificarse por otros sin recibir nada a cambio, darse a otros de manera incondicional
es algo que no nos interesa, no nos llama la atención o si se nos llama la atención,
preferimos que otros asuman esa responsabilidad.

El individualismo también está dentro de las iglesias cristianas en cierto grado. Todos
los creyentes genuinos somos egocentristas e individualistas en recuperación; antes de
se creyentes éramos esclavos de la vana manera de vivir por nosotros y para nosotros,
pero de ahí hemos sido rescatados por la gracia de Dios mediante la fe en Cristo Jesús;
pero aún hay en nosotros remanentes del individualismo que hace que sea todo un
reto vivir bíblicamente como miembros de la iglesia de Cristo. Nos cuesta pensar, creer
y aceptar que la familia en la fe es más importante que nuestra familia carnal que no
es creyente, nos cuentas pensar en los hermanos, sacrificarse por la familia de la fe,
darse así mismo y dar de lo que tenemos al hermano en la fe; preferimos que nos
sirvan en vez de servir. (si eso no es un problema aquí, quizás este sermón está
descontextualizado, pero si lo es, entonces tenemos necesidad de arrepentimiento e
instrucción bíblica al respecto.).

Hay personas que vienen a la iglesia pero no quieren tener mucha relación con los
hermanos, no quieren comprometerse mucho con la iglesia, tienen una especie de
alergia a los hermanos, prefieren usar una especie de repelente espiritual contra los
todos los que desean acercase para tener compañerismo. Estas personas dicen que
tienen comunión con Cristo, pero no les gusta su esposa, dicen que son hijos de Dios
pero no les cae bien hijos de Dios, dicen que son miembros de la iglesia universal pero
de ninguna manera un miembro comprometido con una iglesia local; eso hasta les
suena poco espiritual; entonces van visitando iglesias pero sin tener ningún
compromiso con una de ellas.

Estas personas vanamente afirman con vehemencia que son miembros de la iglesia
universal de Cristo sin tener compromiso alguno con la iglesia local. No es que haya
dos iglesias, una local y otra universal. Los que entienden así, no han entendido
correctamente la el asunto. Dios tiene un solo pueblo, la iglesia, la novia de Cristo, el
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conjunto de todos los elegidos de todos los tiempos y lugares, esta es la iglesia
universal que se manifiesta o que se hace visible por medio de las iglesias locales,
constituidas bíblicamente, compuesta por una pluralidad de pastores – ancianos y
miembros renacidos por el Espíritu Santo.

Estas personas que pretenden ser parte de la iglesia universal sin ser parte
comprometida de la iglesia local no han entendido lo que dice Salmo 133:1-3:

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es


Habitar los hermanos juntos en armonía!
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras;
Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna”.

Amados hermanos, si queremos ser miembros bíblicos de la iglesia de Cristo y


glorificar a Dios con nuestras relaciones dentro de la familia de la fe, entonces
tenemos que cambiar de actitud y pensar bíblicamente acerca de la membresía.
Tenemos que aprender que sin miembros no hay iglesia ni miembros sin iglesia.
La iglesia de Cristo tiene miembros y los miembros son parte de la iglesia y fuera de la
iglesia no hay salvación. Así como no existe iglesia sin miembros ni miembros in iglesia
local; el individualismo no quepa en la iglesia del Señor Jesucristo.

En este sermón, veremos lo que la Biblia enseña acerca de ser un miembro de la iglesia
y su importancia.

¿Por qué es importante ser miembro de una iglesia local? Porque…

I. La Biblia estable que todo creyente es hecho parte de un cuerpo o


comunidad, que es la iglesia.

Esta verdad la encontramos en 1 Corintios 12:12-13: “ 12 Porque así como el cuerpo es


uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos,
son un solo cuerpo, así también Cristo. 13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos

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bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos
dio a beber de un mismo Espíritu”.

Según la enseñanza de estos versículos. Todos los creyentes genuinos somos parte o
miembros la iglesia universal, porque fuimos bautizados (sumergidos en o unidos a)
en el cuerpo de Cristo, una vez y para siempre, de manera irreversible e inalterable por
la obra del Espíritu Santo. Nosotros que en otro tiempo estuvimos unidos al primer
Adán y representados por él, fuimos cortados definitivamente de ser representados
por el primer Adán y fuimos introducidos y hechos por el Espíritu Santo miembros del
cuerpo del último Adán, quién es Cristo Jesús, nuestro representante, Señor y salvador.

Según el versículo 13 hay un sólo Espíritu y un solo cuerpo, y todos los que somos
salvos y absolutamente todos hemos sido hechos por ese único Espíritu en ése único
cuerpo, que es la iglesia. y otro detalle más; el vínculo que une a Cristo con nosotros
es el mismo Espíritu Santo, el cual habita en nosotros.

Empero, el Espíritu Santo no sólo nos une a Cristo y es el vínculo que une a Cristo con
nosotros, también es el vínculo que une a los miembros del cuerpo de Cristo entre sí,
romanos 12:4-5: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros,
pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos,
somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.”.

Por lo tanto, todo creyente verdadero en Cristo Jesús está ligado o unido al cuerpo de
Cristo y a sus hermanos en la fe de manera indisoluble y perpetua.

Pablo dice en Efesios 2:19-22: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino
conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el
fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo
Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser
un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados
para morada de Dios en el Espíritu.”

También en 4:15: “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido
entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad
propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”.

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Ahora, esta unión al cuerpo de Cristo efectuada por el ES que experimenta cada
creyente se manifiesta de la mera visible por medio de la unión de dicha persona a
una iglesia local bíblicamente constituida. La iglesia local es la asamblea o reunión de
creyentes que han sido identificados públicamente con Cristo por medio del bautismo
en (si algunos desean, con) agua, comprometidos a cuidarse unos a otros y se reúnen
para adorar a Dios en Espíritu y verdad y para participar de las ordenanzas bajo la guía
de un liderazgo bíblicamente constituido.

Una iglesia local, está bíblicamente organizada y esta compuesta por ancianos,
diáconos y todos los miembros, Filipenses 1:1 “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a
todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos”.

Los pastores son los que se dedican a cuidar, a alimentar, a guiar, disciplinar, proteger
a las ovejas.

1 Pedro 5: 1-3: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también
con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la
gloria que será revelada: 2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros,
cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta,
sino con ánimo pronto; 3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro
cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.”.

También en Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque


ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan
con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”.

Los diáconos son responsables del ministerio de misericordia, develar y en


coordinación con los pastores y los miembros en general socorrer a los hermanos que
más necesitan. Hechos 6:1-3: “En aquellos días, como creciera el número de los
discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de
aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a
la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de
Dios, para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete
varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo”.

Todos los miembros estamos para ayudarnos unos a otros en nuestro crecimiento
espiritual. Así como el cuerpo tiene muchos miembros y se necesitan unos a otros, del

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mismo modo nos necesitamos unos a otros en la iglesia, ningún miembro debe ser
menospreciado sino amado y cuidado por igual.

¿Cuál es la razón por lo que Dios nos ha unido a una iglesia local? La razón es nuestra
santificación, nuestro crecimiento espiritual; si queremos crecer espiritualmente y ser
transformados cada vez más en la semejanza de Cristo. Los cristianos que se aíslan de
sus hermanos y no buscan relacionarse con ellos, tener amistades con ellos pronto
caerán en un empobrecimiento espiritual. Dios nos ha puesto en una comunidad de
creyentes para fortalecer y crecen en la fe.

El hecho de ser partícipes de la comunidad visible del pacto en el NT después de haber


sido regenerado es bastante claro. Veamos algunos ejemplos:
La Biblia habla de la supervisión pastoral sobre los miembros. Hch. 20:28 a 32.
La Biblia habla de la disciplina en la Iglesia (sobre los miembros). Mateo 18:15 a 18.
La Biblia habla de unirse (hacerse miembro) a la Iglesia. Hch. 2:40 a 42.
La Biblia habla de que la Iglesia aumentaba en número (de miembros), es decir, tenían
una lista de miembros. Hch. 5:12 a 14.

Es más, como un resultado automático de su conversión, anhelará congregarse con sus


hermanos renacidos. La Biblia nunca presenta al verdadero cristiano llevando su vida
espiritual aislado, o separado, del resto del cuerpo.

Dicho eso, veamos algunas implicaciones de ser miembros de la comunidad visible del
Nuevo Pacto.

II. La Biblia estable las implicaciones de ser miembro de una iglesia local.

Como miembros del cuerpo de Cristo tenemos privilegios y deberes:


a. Derechos
Todos aquellos que han recibidos por Cristo como miembros de la iglesia
universal, tienen derecho a ser admitidos y recibidos en su iglesia local. Romanos
15:7 “Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para
gloria de Dios.”.

Aun el hermano que ha sido excomulgado, si de verdad ha mostrado arrepentimiento,


tiene derecho a ser perdonado y recibido nuevamente comomiembro de la iglesia de
Cristo, 2 Corintios 2:5-8: “Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado
solo a mí, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. 6 Le basta a tal

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persona esta reprensión hecha por muchos; 7 así que, al contrario, vosotros más bien
debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. 8
Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. 9 Porque también para este
fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo”.
Probablemente esta persona del cual Pablo habla es el hombre de 1 Corintios 7 que
vivía con la esposa de su padre, el cual fue entregado a Satanás, pero que luego de
verdad se arrepintió y fue admitido nuevamente como miembro en plena comunión
con Dios y su iglesia.

Según Hechos 2:41 donde dice: “Entonces los que habían recibido su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil almas”. Presupone que, en la iglesia
del primer siglo, habían lista de miembros que se aumentaba a media que los
miembros crecía.

Según este texto, la base para ser admitidos como miembro de la iglesia no son
asuntos culturales, académicos, raciales, etc, sino, el hecho de ser regenerados,
convertirse al Señor y ser bautizado.

Tiene el privilegio de ser pastoreados por el mismo Cristo, el buen pastor de las
ovejas, quien cuida a su pueblo por su Espíritu y a través de hombres que él
mismo llamó para sean pastores - ancianos.

Esto encontramos en Juan 10:14: ” Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las
mías me conocen,”. De las ovejas dice 27-29 así: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las
puede arrebatar de la mano de mi Padre”.

Este pastor de Pastores, cuida, protege y nutre a sus ovejas por medio hombres que él
mismo dio a su iglesia, Efesios 4:11-13: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;”

Los pastores, como dice Pedro tiene en deber de apacentar, cuidar, proteger, nutrir,
dirigir con diligencia, ánimo pronto y voluntariamente, esforzadamente el rebaño
sobre los cuales el Espíritu de Cristo los ha puesto por obispos.

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Los miembros de la iglesia también tienen el privilegio de recibir los sacramentos
o las ordenanzas como el bautismo y la cena del Señor. En Mateo 28:19 las
autoridades eclesiásticas, primeramente, los apóstoles luego los pastores y/o ancianos
son ordenados por mandato de Cristo a administrar el bautismo a los que han
respondido con fe y arrepentimiento a la predicación del evangelio; el texto dice: “Por
tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”.

Los miembros de la comunidad del pacto también tienen el privilegio de participar de


la mesa del Señor, es decir, del partimiento del pan y del vino que son
representaciones visibles del cuerpo y la sangre de Cristo, signo y sello del nuevo
pacto en Cristo. Esta práctica vemos en 1 Corintios 11 :23-26.

Los creyentes también tienen el privilegio de ejercer sus dones en el contexto de


la iglesia local para el beneficio mutuo, a fin de edificar la iglesia de Dios.
Recuerden que Dios ha capacitado a sus hijos con dones espirituales como él quiere,
no para autopromocionarnos, sino para la edificación del la iglesia a fin de que Dios
sea glorificado, 1 Corintios 11:7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del
Espíritu para provecho.” También en Ro. 12:6: “De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida
de la fe”.

Tiene el privilegio de ser sometido a la disciplina eclesiástica cuando persiste en


algún pecado a fin de ser restaurado a la comunión de los santos. Si, esto es un
privilegio, aunque doloroso, en último análisis es un privilegio; la iglesia por medio de
su liderazgo no tiene el permiso para abandonar o tolerar a un miembro que anda
desordenadamente dando un mal testimonio de Cristo, si que es su deber confrontar,
llamar al arrepentimiento y restaurar a la plena comunión de los creyentes; nosotros
encontramos en Mateo 18: 15-20.

Los miembros de la comunidad visible del pacto, tienen el privilegio de participar


de la presencia especial de Dios cada vez que los creyentes se reúnen como
iglesia en la adoración pública. Amados hermanos, hay promesas en la palabra de
Dios que pueden ser disfrutados de manera muy especial solamente en medio de un
culto de adoración al Cordero. Dios ha prometido manifestar su presencia especial
cuando su pueblo se reúne como iglesia para adorarlo. Esto podemos ver en Ex. 19
y 20. Cuando Dios manifestó su presencia especial en el Monte de Sinaí; luego Dios

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manifestó su presencia especial cuando fue terminado el tabernáculo, lo cual era un
símbolo de la presencia especial de Dios em medio del pueblo, así también pasó
cuando Salomón terminó de edificar el templo, Dios llenó aquél con su presencia
especial.

Por esta razón decía el salmista dice en salmo 84 estas palabras:


¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!

Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;

Bienaventurados los que habitan en tu casa;
Perpetuamente te alabarán. Selah
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Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.

En éxodo 20:24 Dios prometió manifestar su presencia para bendecir a su pueblo: “En
todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te
bendeciré.” Esta misma promesa encontramos en Mateo 18:20 hizo por el Señor
Jesucristo; la promesa dice: “Porque donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

En el nuevo testamento, la iglesia congregada es la casa de Dios donde Dios


manifiesta su presencia especial para bendecir a su pueblo. Eso no existe en otro lugar
que no sea iglesia; y cuando nos reunimos como iglesia para adorar a Dios subimos a
la presencia de Dios en espíritu por Jesucristo, Hebreos 12:22-23: “sino que os habéis
acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la
compañía de muchos millares de ángeles, 23 a la congregación de los primogénitos
que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos
hechos perfectos.”

Cuando adoramos a Dios en el culto público Cristo esta con nosotros alabando a Dios
Hebreos 2: 12 “ diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, En medio de la
congregación te alabaré.”. ¡Que privilegio!

Pero también hay deberes que cumplir, y que de ninguna manera es como carga
pesada si de verdad hemos experimentado el evangelio en nuestras vidas. Cuando
hemos entendemos que fuimos amados por Dios con amor eterno e inalterable, los
deberes que tenemos como miembros del cuerpo de Cristo, se convierte en un deleite,
y podemos decir como el salmista en Salmo 119:97: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo

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el día es ella mi meditación”; también en el v. 127: “Por eso he amado tus
mandamientos Más que el oro, y más que oro muy puro.”.

b. Responsabilidades

¿Cuáles son los deberes de los miembros?

Si somos un solo cuerpo, como dice 1 Corintios 12:12, entonces todo nos necesitamos
unos a otros, cada miembro tiene a una función en la iglesia y es necesario para el
crecimiento de toda la comunidad redimida. Así como en nuestro cuerpo hay muchos
miembros y cada uno con su respectiva función y todos son necesarios.
Para cumplir nuestra función en el cuerpo de Cristo, Dios no bendijo a cada uno de
nosotros con diferentes dones como dice Pablo en 1 Corintios 12:7. “Pero a cada uno
le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.

Por lo tanto, es deber de cada miembro descubrir su don y poner al servicio del
crecimiento del reino de Dios. para su crecimiento.

Asistir a las reuniones de adoración señaladas especialmente guardar el día del Señor.
Hebreos. 10:25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” Puede haber razones
justificables para faltarse de la iglesia, eso se entiende. Pero tenemos que ser miembros
comprometidos con asistir a las reuniones que tenemos como iglesia.

Apoyar en lo económico para el sostén del ministerio, del edificio y de otros asuntos
necesarios. Gálatas. 6:6 “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al
que lo instruye.” 1 Corintios 9:3-14.

Es deber de cada miembro sujetarse, obedecer, orar por el liderazgo de la iglesia y seguir su
ejemplo. Hebreos 13:7 “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de
Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”. El
versículo 17 dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan
por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y
no quejándose, porque esto no os es provechoso.”

Las otras responsabilidades son:


Ámense entrañablemente unos a otros (1 Ped. 1:22).
Vivan en paz unos con otros (1 Tes. 5:13).
Prefiéranse unos a otros (Rom. 12:10).
Edifíquense unos a otros (Rom. 14:19).
Acéptense unos a otros (Rom. 12:16).
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Amonéstense unos a otros (Rom. 15:14).
Preocúpense unos por otros (1 Cor. 12:25).
Sírvanse unos a otros (Gál. 5:13).
Sopórtense con paciencia los unos a los otros (Ef. 4:2).
Sean bondadosos y compasivos unos con otros (Ef. 4:32).
Perdónense unos a otros (Col. 3:13).
Canten unos a otros (Ef. 5:19; Col. 3:16).
Anímense unos a otros (1 Tes. 4:18).
Confiesen sus pecados unos a otros (Sant. 5:16).
Oren unos por otros (Sant. 5:16).
Hospédense unos a otros (1 Ped. 4:9).
Salúdense unos a otros (Rom. 16:16; 1 Cor. 16:20).
¿Qué hemos aprendido hoy?
Que no hay iglesia sin miembros ni miembros sin iglesia local; Dios nos unido a un
cuerpo a una comunidad, con privilegios y responsabilidades.

Por lo tanto:
Por la gracia de Dios comprometámonos a cumplir a gozar y disfrutar de los privilegios
que tenemos como miembros y también a cumplir nuestras responsabilidades de dar,
servir, ayudar y ser bendición para nuestros hermanos en la fe.

Visita tus hermanos en la fe y ayúdale en su vida espiritual. Si hay un hermano que


llega siempre tarde a la iglesia ayúdale.

Cuando te hermano peca, no lo condenes y no lo critiques, ayúdale a volver al camino


correcto.

Si tu hermano en la fe pasa necesidad, ve y ayúdale.

Gozaos con los que se goza y llorad con los que lloran.

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