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En algunas iglesias los creyentes son recibidos como miembros al ser bautizados. En otras
aun siendo bautizados no son recibidos como miembros sino hasta cierta edad. Además en
algunas iglesias bautizan a los creyentes inmediatamente después de hacer una confesión de
fe, mientras que en otras les exigen cumplir una serie de requisitos que van desde el
conocimiento bíblico hasta el testimonio de cambios notables en su vida con relación al
abandono del pecado. En realidad muchos llegan a ser miembros de la iglesia sin entender lo
que implica. Pienso que necesitamos educar a la gente sobre este asunto. Creo que algunos
pastores e iglesias en el afán de aumentar su membrecía no le dan importancia a la calidad
de sus miembros, sino que solo se dejan llevar por los números. Pero si analizamos la gran
comisión, dando por sentado que un creyente se hace miembro al ser bautizando, vemos que
el mandato principal del Señor no es bautizar a toda persona, sino hacer discípulos. Pablo lo
entendió bien y así lo afirmó a los hermanos de la iglesia en Corinto: “No me envió Cristo a
bautizar, sino a predicar el evangelio” (1Corintios 1:17). Los discípulos son los que deben
ser bautizados. Más adelante tendremos una lección completa para entender lo que es ser un
discípulo, pero es necesario entender que el discípulo debe ser consciente de sus
responsabilidades como parte del cuerpo de Cristo. En ese sentido podemos decir que al
recibir a Jesús llegamos a ser miembros de la familia de Dios. “Por eso, ya no sois
extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de
Dios” (Efesios 2:19). Pero también somos parte de un cuerpo que tiene su manifestación en
la iglesia local. “En el Nuevo Testamento, el término iglesia en singular se refiere a alguna
congregación local y específica (véase Hch. 11:22; 13:1), pero a veces también se refiere a
varias congregaciones (véase Gá. 1:13; Hch. 9:31), y en algunos casos también puede
referirse a la totalidad universal de los creyentes a lo largo de la historia” 1 (véas 1 Co. 10:32;
11:16; Gá. 1:13, 22).
1
Wilton M. Nelson, Nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (Thomas Nelson Incorporated,
1998), p. 636.
Dios lo ha llamado a usted para que forme parte de una iglesia local.
Algunas de las responsabilidades que debe tener como miembro podemos verlas en el
cuadro que se nos presenta en libro de los Hechos sobre la iglesia primitiva. “Y
perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). “Perseverando unánimes cada
día en el templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez
de corazón, alabando a Dios…” (Hch. 2: 46-47).
También podemos aprender sobre nuestras responsabilidades tomando en cuenta las
exhortaciones del apóstol Pablo a las iglesias. Me limito a mencionar dos ejemplos.
Los miembros deben vivir una vida digna del Señor apartados de la idolatría.
Pablo dijo a los miembros de la iglesia de Corinto: “No podéis beber la copa del
Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la
mesa de los demonios” (1 Corintios 10:21).
Los miembros deben huir de la inmoralidad sexual. “¿No sabéis que vuestros
cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré
miembros de una ramera? Y responde “¡de ninguna manera!” (1Corintios 6:15).
Miembros comprometidos con el buen testimonio. No podemos ser miembros que
solo nos acercamos a la iglesia cuando hay una reunión administrativa, porque
queremos intervenir u opinar en los asuntos de la iglesia como si fuera un sindicato.
Cuando uno es miembro de una iglesia la representa en cualquier lugar donde esté. Si
su testimonio es malo la gente va a hablar de la iglesia de la cual usted es miembro. El
Señor en su juicio al rey David por medio del profeta Natán le reprendió y castigó por
su mal testimonio. “Pero, por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los
enemigos de Jehová”… (2Samuel 12:14). Si su testimonio es bueno la gente
glorificará a Dios. “Mantened buena vuestra manera de vivir entre los gentiles, para
que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el
día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1Pedro 2:12). Los
hermanos de José tenían mala fama y eso no era agradable delante de su padre. De
igual manera no puede ser grato delante de Dios que tengamos mala fama o mal
testimonio. El testimonio de vida es importante porque abre o cierra puertas a los
que están afuera sin fe, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
Pacto: “Habiendo sido guiados por el Espíritu de Dios a recibir al Señor Jesucristo como
nuestro Señor y Salvador y, bajo nuestra profesión de fe, habiendo sido bautizados en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nosotros ahora estamos en la presencia
de Dios.
Y de esta asamblea solemne gozosamente entramos en un pacto el uno con el otro como
cuerpo en Cristo.
Nosotros prometemos, guiados por el Espíritu Santo, andar juntos en amor cristiano,
promover el crecimiento de esta iglesia en conocimiento, santidad y salud. Promover su
prosperidad y espiritualidad, mantener su adoración, ordenanzas, doctrinas y disciplina.
Contribuir gozosa y regularmente a sostener el ministerio, los gastos de la iglesia, la
ayuda a los pobres y extender el evangelio por todas las naciones.
Nos dedicamos a cuidarnos unos a otros en amor fraternal, a orar los unos por los otros,
a ayudarnos mutuamente en enfermedad y en dificultad, a cultivar la simpatía cristiana
en nuestros sentimientos y la cortesía en el hablar, a ser tardos para ofendernos, a estar
siempre listos para la reconciliación y a seguir las enseñanzas de nuestro Señor para
buscarla sin demora.
También declaramos que cuando nos mudemos de este lugar procuraremos tan pronto
como nos sea posible unirnos a otra iglesia donde podamos llevar a cabo el espíritu de
este pacto y los principios de la Palabra de Dios”2.
Soy miembro de una iglesia local. Muchos ignoran la importancia de esto y se excusan
diciendo: Vi el culto por televisión o internet, asisto a cualquier iglesia sin pertenecer a
ninguna. La televisión, la radio y la literatura pueden ser herramientas útiles para ayudar
a la obra de la iglesia local, pero jamás pueden sustituirla. Somos llamados a ser
miembros de una iglesia local. No somos el cuerpo, somos un miembro del cuerpo
(véase Ro. 12:4-5). Es cierto que somos templos de Dios, pero un solo miembro no es el
cuerpo de Cristo. Somos miembros del cuerpo de Cristo. Algunos para justificar el
hecho de no ser miembros de una iglesia local y no congregarse dicen: “Yo soy la
iglesia, donde yo esté está la iglesia y no necesito congregarme”. Pienso que esa es una
interpretación diabólica acerca de la iglesia para engañar a los creyentes.
No podemos ser miembros que hacen bulto, calintabancos o espectadores que ven a los
demás actuar y solo miran sin participar. Pero qué bueno es ser miembros
comprometidos como aquellos de la iglesia primitiva que tuvieron como prioridad en su
vida que el evangelio fuera compartido desde Jerusalén hasta lo último de la tierra.
Como Bernabé miembro fiel de la Iglesia de Jerusalén cuya generosidad era notoria
en la iglesia. Él vendió sus propiedades y bienes para compartir y los trajo a la iglesia
para el sostenimiento de su obra. “Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por
sobrenombre Bernabé (que significa "Hijo de consolación"), levita, natural de Chipre,
vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los
apóstoles” (Hechos 4:36-37).
Como Filemón miembro fiel de la iglesia de Colosas cuyo amor para con los
hermanos era evidente. “Porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús
y para con todos los santos” (Flm. 1:5). Filemón Confortaba a los hermanos: “…pues
tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, hermano, han sido
confortados los corazones de los santos” (Flm. 1:7). Él perdonó a su esclavo Onésimo y
lo recibió como a un hermano en la fe. “Te lo envío de nuevo” (Flm. 1:12) “…recíbelo
como a mí mismo” (Flm. 1:17). “…no ya como esclavo, sino como más que esclavo,
como hermano amado…” (Flm. 1:16).
Como Timoteo miembro fiel de la iglesia de Listra, que era un joven de buen
testimonio. ¡Cuánto anhelamos que nuestros jóvenes miembros sean como él! “Y daban
buen testimonio de él los hermanos que estaban el Listra y en Iconio” (Hechos 16:2).
2
El pacto de una iglesia bautista por Junta Norteamericana de Misiones Nacionales
(NAMB).
Como Eprafrodito miembro fiel de la Iglesia de Filipos (véase Fil. 2:25), que le
llevaba los donativos a Pablo y estuvo dispuesto a morir sirviendo al Señor y a los demás
“Porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para
suplir lo que os faltaba en vuestro servicio por mí” (Filipenses 2:30).
Miembros que se amen unos a otros, así como Cristo nos amó (véase Jn. 13:34; 3:12;
4:9).
Miembros que se visiten unos a otros, que cuando uno sufre, ellos también sufren, que
gozan con los que gozan y lloran con los que lloran (véase Ro. 12:15).
Que cuando no ven a un hermano en el servicio dominical o en otro servicio, se
preocupan por él, lo llaman, le envían un mensaje, lo visitan (véase 1 Co. 12:25).
Que si está pasando por dificultades lo ayudan, y que luchan por hacer algo a favor de
los hermanos. “Así que según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos,
mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:10).
Miembros que se cuidan unos a otros, que si ven a su hermano en algún peligro saben
persuadirle, aconsejarle o ayudarle a detenerse para que no caiga en el mal (véase Ro.
12:10).
Miembros capaces de corregir con mansedumbre a los que cometen faltas o pecan
(véase Gá. 6:1).
Que hablen la verdad en amor (véase Ef. 4:15).
Que se soportan los unos a los otros en amor (véase Efesios 4:2).
Mujeres mayores que enseñan a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus
hijos (véase Tit. 2:4).
Que si ven algún hermano padecer necesidad no cierren contra él su corazón (véase 1
Jn. 3:17). Que más bien como Filemón ayuden a muchos creyentes (véase Flm. 1:5,7,
9).
Miembros que trabajen abnegadamente por el buen desarrollo y crecimiento de la
iglesia (véase Ro. 16:12).
Miembros que se estimulen unos a otros al amor y las buenas obras (véase He. 10:24;
1 Tesalonicenses 4:18; 5:11).
Miembros que se sirvan unos a otros (véase Gá. 5:13).
Miembros que se perdonen unos a otros (véase Colo. 3:13).
Miembros que oren unos por otros (véase Stg. 5:16).
“Cada uno según...” Todo creyente tiene uno o más dones espirituales (véase Ef.
4:7).
“El don que ha recibido…” Los dones son dados por Dios de acuerdo a su voluntad,
y no elegidos por nosotros (véase 1 Co. 12:11,18).
“Minístrelo a otros…” Los dones son para la edificación del cuerpo de Cristo (véase
Ef. 4:12).
“Buenos administradores…” Los dones pueden ser desarrollados o desperdiciados
(véase 2 Ti 1:6), y de ello se nos pedirá cuenta (véase 1 Co. 4:2).
“De la multiforme gracia de Dios”. No son premios otorgados por algún esfuerzo
especial o distribuidos según los méritos de los creyentes.
Sirva Dios con base en las necesidades. La actitud del creyente hacia el servicio
cristiano no debe ser motivada por lo que le gusta hacer, sino por las necesidades que
hay en la obra de Dios. Si lo hacemos así el enfoque no estará en nosotros sino en Él.
No buscaremos nuestra propia satisfacción, sino su gloria. Sabemos de muchos
creyentes que se excusan del servicio cristiano porque según ellos no han descubierto
su don, y algunos hasta mueren en esa triste espera. El creyente debe identificar las
necesidades, y así conocerá la misión de Dios y de su participación. Y lo más
probable es que descubrirá su don espiritual. En el libro Mi Experiencia con Dios el
autor lo explica de la siguiente manera: “Por lo general una persona no conocerá su
don espiritual si no recibe primeramente una misión. Cuando Dios asigna una misión
y la persona obedece, él lleva a cabo lo que tenía en su propósito hacer a través de ella
… es muy probable que una persona que nunca aceptó una misión no conozca o sepa
identificar sus dones espirituales”³.
“Los dones espirituales son habilidades o poderes dados por el Espíritu Santo para ser
manifestados en su servicio para el bien de otros” 4. En 1 Corintios 12, Romanos 12 y
Efesios 4 encontramos las listas de dones espirituales enunciados por el apóstol
Pablo, y en 1 Pedro 4:10 por el apóstol Pedro. Es importante servir a Dios según los
dones y también dedicar cada talento al servicio de la iglesia y usar todas las
habilidades para el engrandecimiento del reino de Dios.
SEA UN MIEMBRO FIEL
Ser miembro de una iglesia local no es asistir solamente los domingos al servicio. Hay
creyentes que no participan en la escuela dominical, y apenas llegan cuando va a
comenzar el servicio de adoración. Otros no asisten a los servicios de oración. Otros no
participan en las organizaciones de la iglesia. Otros no participan en las actividades de
compañerismo y adoración, y hay quienes no asisten a las reuniones administrativas.
¿Qué clase de miembro es usted?
¿Por qué el promedio de asistencia a los servicios de oración en algunas iglesias es de
uno por ciento de la membrecía total? ¿Por qué en otras la asistencia a las reuniones
ordinarias es menos de 50 por ciento? ¿Por qué pocos participan en las actividades
evangelísticas? ¿Será que nos hemos acostumbrado a que ser miembro es venir todos los
domingos al servicio y traer los diezmos? ¿Será que no somos conscientes de que
tenemos y podemos hacer mucho más que esto, y que Dios demanda más?
3
Henry T. Blackaby, Claude V. King, Mi experiencia con Dios (Casa Bautista de
publicaciones) p. 80.
4
Avery willis, jr. Base bíblica de las misiones (Casa Bautista de Publicaciones, 1987) p.
105.
Génesis 4:3-4 es la primera cita bíblica que registra un acto específico de adoración,
cuando Caín y Abel presentan ofrendas delante de Dios.
En Génesis 4:26 se introduce la adoración como asunto permanente con Enos nieto de
Adán. “…los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”.
Los primeros mandamientos tienen que ver con la adoración prohibiendo tener, hacer,
inclinarse y honrar a dioses falsos (véase Éx. 20:3-5 y Dt.6:13). Estos son citados por
Jesús en sentido positivo en la tentación como una respuesta contundente a la propuesta
de Satanás: “Al Señor tu Dios adorarás y sólo a Él servirás” (Mateo 4:10) y como el
principio fundamental que regiría su vida terrenal. Adorar a Dios debe ser la principal
convicción, el mayor ideal, la razón de vivir, la esencia de la vida, el pilar fundamental
del carácter cristiano. Somos llamados a vivir una vida centrada en Dios, no en nosotros
mismos. Adán y Eva fallaron en su adoración y cambiaron la gloria de Dios por su
deleite personal rindiéndose ante una serpiente extraña. Pablo les escribe a los romanos:
“…ya que habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios…” (Ro. 1:21a). El
pecado de la humanidad es no adorar a Dios, y vivir en la idolatría. “…y cambiaron la
gloria de Dios incorruptible por imágenes de hombres corruptibles, de aves, de
cuadrúpedos y de reptiles” (Ro. 1:23). Dios demanda adoración espiritual y verdadera.
En Juan 4:1-26 vemos que cuando la mujer samaritana vio a Jesús lo vio como a un
extranjero, pero después de oírlo lo vio como a un profeta, y finalmente lo reconoció
como el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios. ¿Qué produjo ese cambio de actitud? La
revelación de Dios. ¿Cómo se le reveló Jesús?
Le reveló el amor de Dios. “Cómo tú, siendo judío, me pides de beber…” (v. 9). No la
rechazó por su nacionalidad, ni por sus muchos pecados. Dios no hace acepción de
personas ni pone barreras para acercarse a nosotros.
Le reveló la gracia de Dios. “Si conocieras el don de Dios…” (v. 10). Si conocieras la
gracia de Dios para ti, el regalo de Dios para ti. El apóstol Juan dijo: “…la gracia y la
verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17). El don, el regalo o la dádiva de Dios
es Cristo mismo. (véase Ro. 6:23).
5
James Bartley, La adoración que agrada al altísimo (editorial Mundo Hispano, 2003),
p. 12.
6
Eduardo Nelson G. Que mi pueblo adore, (editorial Mundo Hispano, 1986) pp.10, 11.
Reveló su preeminencia y no negó su superioridad a los patriarcas: “¿Acaso eres tú
mayor que nuestro padre Jacob…?” (v. 12).
Reveló la insuficiencia e incapacidad humana: “Cualquiera que beba de esta agua
volverá a tener sed” (v. 13).
Reveló su aseidad. Sólo Dios existe por sí mismo y puede dar satisfacción plena: “…
el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás…” (v. 14).
Reveló su eternidad. Sólo un Dios eterno puede dar vida eterna: “…el agua que yo le
daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (v. 14).
Reveló su omnisciencia. Ella quiso evadir o negar su vida privada, sus problemas y
culpas, pero Jesús lo sabía todo: “Cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es
tu marido…” (v. 18).
Reveló que él era el Salvador. “La salvación viene de los judíos” (v. 22).
Reveló que él era el Mesías, el Cristo: “…Yo soy el que habla contigo” (v. 26).
También le enseñó que Dios demanda una adoración en Espíritu y en verdad (véase Jn.
4:24).
Acercarse a Él de la manera cierta o correcta. Solo hay una manera: mediante su Hijo
Jesucristo (véase Jn. 14:6, 21).
Nada vale más o es más importante que amar a Dios, nada trae mayor satisfacción al
hombre, nada nos trae mayor felicidad, placer y contentamiento. Con relación al tiempo
me gustaría destacar que Jesús dedicó 40 días. No le estoy sugiriendo a usted que haga
lo mismo. Pero es inconcebible que el creyente no tenga tiempo para Dios. Para orar,
para meditar en su Palabra, para congregarse, para salir a evangelizar, para realizar algún
viaje misionero por lo menos un fin de semana, para realizar un ayuno privado o
colectivo siquiera un día, para participar en una vigilia en el año.
Josué rindió su vida totalmente a Dios para servirle con su familia todos los días de
su vida. Por eso al final de su ministerio afirmó al pueblo que la demanda de Dios era
servirle solo a Él. Que no podían servir a dos señores (véase Jos. 24:15).
Abraham se rindió totalmente a Dios en obediencia al no rehusarse a ofrecer en
holocausto a su hijo Isaac en el Monte Moriah. “Abraham se levantó muy de mañana …
y fue al lugar que Dios le había dicho” (Gn. 22:1-3). Abraham iba a sacrificar a su hijo,
y llamó a ese acto adoración (véase Gn. 22:5). Adorar es ofrecernos a Dios en sacrificio
vivo. El sacrificio de Abraham no solamente era el sacrificio de su hijo, era el sacrificio
de su esperanza, de su amor, de su descendencia, de su futuro, de su vida. Todo estaba
representado en su hijo. Era el sacrificio de su plan. En Romanos 12:1-2 se nos dice que
debemos presentar una ofrenda a Dios, un sacrificio vivo, un holocausto, y no es un
cordero como lo hacían los antiguos, sino nuestra vida, nuestra voluntad para obedecer y
hacer la voluntad de Dios.
Pablo se rindió totalmente a Dios para glorificarle y lo enseñó con firmeza a los
creyentes: “Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de
Dios (1 Corintios 10:31; Colosenses 3:23).
Adoradores no son los cantantes famosos de música cristiana. Cuando se habla de dar
gloria a Dios incluye todos nuestros actos, pensamientos y sentimientos. Adorar es darle
a Dios el valor que tiene, es darle el primer lugar.
Preguntas
“La función del sacerdote era, fundamentalmente, la de llevar al pueblo una palabra de
Dios. El sacerdote también representa delante de Dios al pueblo. Nosotros tenemos esa
función y el privilegio de representarlo a Él ante la humanidad y a la humanidad ante
Dios”10. Sacerdote es uno que recibe las palabras de Dios, las imparte al pueblo y recibe
las palabras del pueblo y las transmite a Dios. Es un intercesor que tiene acceso a la
presencia de Dios por medio de Cristo, que representa a los hombres ante Dios y a Dios
ante los hombres.
Llamados a ser real sacerdocio. “Dios no dijo que era un reino con un pequeño grupo
selecto de sacerdotes. El dijo: “Vosotros sois real sacerdocio”. Todos y cada uno de los
creyentes somos sacerdotes para Dios11. Real significa sacerdotes de la realeza,
sacerdotes que pertenecen a la majestad del universo y al Rey de reyes y Señor de
señores (véase 1 Pedro 2:5, 9-10, Éxodo 19:4-6, Apocalipsis 1:6). El sentido aquí es el
de intercesor. Una de las cosas más importantes que hacemos en la oración es interceder
por otros. A veces nuestras oraciones están centradas en nosotros mismos. El centro de
la oración es Dios, y el más importante en la oración es el prójimo. Cuán diferente se
torna nuestra vida de oración, cuánto sentido cobra cuando oramos por lo demás. Cómo
cambia nuestra vida de oración. El apóstol Pablo al escribirles a los filipenses sobre el
gozo de la vida cristiana lo primero que enfatizó fue el gozo que sentía al orar por los
hermanos (véase Fil. 1:4). Usted también puede experimentar el gozo de ser un
intercesor.
Moisés oró por su pueblo cuando Dios se disponía a castigarlo por su pecado (véase Éx.
32:7-14; 31-32). Intercedió por sus hermanos Aarón y María cuando pecaron contra Él
(véase Nm. 12:13). Moisés y Samuel eran tan famosos delante de Dios que en una
ocasión el Señor los mencionó diciéndole al profeta Jeremías: “Aunque Moisés y
Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo” (Jeremías
15:1).
Hebreos 7:1-8:5 dice que Jesucristo es el sumo sacerdote perfecto y eterno. Necesitamos
entender que somos llamados para interceder por otros y que tenemos el ejemplo del
Señor en esta vida y en la eternidad. Qué bueno aprender de Él en su oración registrada
en Juan 17. Jesús oró por sus discípulos, por Jerusalén, por los pueblos gentiles e
intercedió más allá de su generación, “por los que han de creer”.
10, 11
Henry T. Blackaby, Claude V. King, Refrescante experiencia con Dios (Editorial
Mundo Hispano, 2000), p. 92.
El Apóstol Pedro estaba en la cárcel y la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él
(véase Hch. 12:5). Cada sacerdote funciona en el contexto de la iglesia. La iglesia estaba
cumpliendo fielmente su función sacerdotal al unirse en oración y súplica por Pedro y
los demás apóstoles.
Una de las funciones de los sacerdotes era ofrecer sacrificios. Nosotros no hacemos
sacrificios de animales como los sacerdotes levíticos, ni sacrificios por el pecado, porque
Cristo ya fue ofrecido como sacrificio por el pecado una vez para siempre (véase He.
10:12). Jesucristo es el sumo sacerdote perfecto (véase He. 10:19-21). Y nosotros
mediante Él, ofrecemos sacrificios espirituales y oramos a Dios por los hombres.
Nuestro testimonio o fruto del evangelismo. “…para que los gentiles le sean como
ofrenda agradable…” (Ro. 15:16).
Nuestro sacrificio y sufrimiento por causa de la obra del Señor. “Y aunque sea
Preguntas
2. Haga una lista de siete personas o familias por las cuales ora diariamente.
5. Escriba con su respectiva cita bíblica los seis sacrificios espirituales que somos
llamados a ofrecer como sacerdotes santos.
6. Escriba con su respectiva cita bíblica los nombres de cuatro intercesores que se
presentan en la lección y diga por quiénes intercedieron.
EL MINISTERIO DE LA VISITACIÓN
Unas de las funciones descritas acerca del ministerio del Señor Jesús es “sanar a los
quebrantados de corazón” (véase Lc. 4:18). Si bien es cierto que las circunstancias
difíciles que vivimos ablandan y sensibilizan el corazón de las personas, nada es más
reconfortante que una visita oportuna de un creyente, siervo o sierva de Dios. Prueba de
ello es la escena narrada en Juan capítulo 9 sobre el ciego de nacimiento donde la gente
preguntaba si su enfermedad era por causa de su pecado o el de sus padres. Jesús afirmó
que era una oportunidad para que las obras de Dios se manifestaran (véase v. 3). Creo
que, aunque lo dijo en esa situación específica, la muestra de su ministerio y la
experiencia cristiana por todas las generaciones nos han confirmado que las tragedias,
enfermedades, necesidades, fracasos, etc. son oportunidades para que las obras de Dios
se manifiesten en nosotros y para ver el poder y la gloria de Dios. Cuando David estaba
huyendo de su hijo Absalón oraba para ver el poder y la gloria de Dios en el desierto.
“…para ver tu poder y tu gloria así como te he mirado en el santuario” (Sal. 63:2).
¡Cuánto anhelaron Marta y María una visita de Jesús durante la grave enfermedad de su
hermano Lázaro! El reproche no se hizo esperar: “Si hubieras estado aquí mi hermano
no habría muerto”. Pero la respuesta de Jesús nos alienta a conocer las obras de Dios. “Si
crees verás la gloria de Dios” No podemos evitar que la gente nos espere cuando está en
situaciones difíciles, y no debemos defraudarla. Debemos apartar tiempo para la
visitación. Sé que no todos nos esperan, pero el Señor nos manda a ir. Hasta los que no
nos conocen esperan y anhelan una visita alentadora. No es asunto de si la persona ha
pecado o no. Una de las excusas más espirituales que usamos es que la persona está
sufriendo las consecuencias de su pecado y que hay que dejarla quieta.
Santiago afirma que “la religión pura y sin mancha … es esta: visitar a los huérfanos y a
las viudas … y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).
Uno de los juicios presentados en Mateo 25:43 tiene que ver con la falta de visitación.
“Estuve enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”.
EL VISITADOR Y EL VISITADO
Abraham tuvo muchos tiempos de intimidad con Dios. Pero creo que la visita más
especial e inolvidable que marcó su vida fue la registrada en Génesis capítulo 18. La
razón por la que afirmo esto es porque hacía 13 años que Abraham no recibía una visita
de Dios, y porque le traían la noticia más sorprendente y agradable: “…Al tiempo
señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo” (v. 14). De esta historia
podemos aprender algunas cosas sobre el visitador y el visitado.
El visitador siempre debe tener buena actitud. (v. 5). Aun cuando el motivo de la visita
sea anunciar el juicio de Dios sobre la persona por su pecado, hay una buena noticia: Si
te arrepientes serás perdonado. Natán en su visita a David lo confrontó con su pecado.
Le anunció el juicio de Dios, pero también su misericordia: “…no morirás…” (véase 2
S. 12:13-14). La actitud de Natán no era la de un enemigo. Él no se gozaba con lo que le
iba a tocar vivir a David.
El visitador debe tener una teología correcta. Un pequeño ejercicio sería importante.
Cuando Adán y Eva pecaron Dios estableció un régimen mixto de juicio y misericordia
por causa de su justicia y bondad.
Cuando Dios sacó a Adán y a Eva del huerto pensamos, fue juicio. Pero cuando dice que
lo hizo para que no alargaran su mano y comieran del árbol de la vida y así vivieran para
siempre (en su pecado) pensamos, fue misericordia (véanse vv. 22-24).
Cuando le dijo a Adán: “La tierra te producirá cardos y espinos”, pensamos, fue juicio.
Pero cuando vemos que la tierra produce caraotas, cambur, frutas y vegetales pensamos,
es misericordia (véanse vv. 17-19).
Cuando le dijo a Eva: “con dolor darás a luz lo hijos”, decimos, fue juicio. Pero cuando
vemos nacer los preciosos niños decimos, es misericordia (véase v. 16).
Cuando dice: “Tu marido se enseñoreara de ti”, y vemos mujeres sufriendo con hombres
infieles, abusadores y ausentes, pensamos es juicio. Pero cuando vemos mujeres felices
con esposos fieles, atentos y cuidadosos pensamos, es misericordia. Santiago afirma que
“…la misericordia triunfa sobre el juicio” (Stg. 2:13). Creo que esto se cumplió en
Cristo. El recibió juicio para darnos misericordia. Por eso debemos visitar llevando con
amor las buenas noticias del Señor (véase v. 16).
El visitador debe tener un propósito especial. Los varones de Dios que visitaron a
Abraham fueron a darle la noticia de que el próximo año Sara tendría un hijo (véase
Génesis 18:10). Luego fue a rescatar a Lot de Sodoma (véase Gn. 18:22). No use la
visita para llevar chismes, malos comentarios, veneno, cizaña o salpicar con su raíz de
amargura a otras personas, ni para criticar o desalentar. Que cuando termine la visita
quede la satisfacción de haber cumplido el propósito y la voluntad de Dios, que haya
edificado. Sea un enviado de Dios y no un mensajero de Satanás. La visita es para
hacernos presente, y uno de sus propósitos fundamentales debe ser el de llevar consuelo.
Los que reciben la visita deben ser solícitos, atentos y hospedadores. Abraham, Sara y el
criado ofrecieron lo mejor. ¡Qué buena atención recibieron los tres varones! (véase Gn.
18:6-8). Cuánto estimula un buen recibimiento, una buena acogida, una buena atención,
ser un buen anfitrión.
JESÚS Y LA VISITACIÓN
La venida del Señor Jesús se nos presenta como una visita. “Bendito el Señor Dios de
Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo y nos levantó un poderoso Salvador en la
casa de David, su siervo” (Lucas 1:67-79). Dios se despojó de su gloria, tomó forma de
siervo y se puso en la condición de hombre (véase Fil. 2:7). Fue la visita que cambió el
mundo.
Ya en su ministerio terrenal Jesús visitó la suegra de Pedro, que estaba enferma. (véase
Lc. 4:38-39). Visitó el estanque de Betesda donde yacían cantidades de enfermos (véase
Jn. 5:1-3). Eso equivale a los centros de salud hoy. Visitó la casa de Zaqueo (véase Lc.
19), la de Simón el fariseo (véase Lc. 7:36-50). La de Lázaro, María y Marta (véase Lc.
10:38-42), y como lo presenta Mateo, “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,
enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino y sanando toda
enfermedad y dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35). Son solo algunos ejemplos que nos
muestran la importancia y dedicación que Jesús le daba a la visitación.
PABLO Y LA VISITACIÓN
El apóstol Pablo cuya gran parte de su ministerio consistía en visitar hogares, lugares
públicos para anunciar el evangelio daba testimonio: “Y como nada que fuera útil he
rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas” (Hechos 20:20). Es
por eso que hablando a los hermanos de Tesalónica afirmó que: …“nuestra visita a
vosotros no fue en vano” (1 Ts. 2:1). Hay bendición en la visitación. “…¡Cuán hermosos
son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos
10:15). En esta afirmación la visitación está implícita.
Preguntas
1. Escriba en sus propias palabras una definición de visitador.
Abraham fue llamado por Dios amigo. “…Abraham mi amigo…” (Is. 41:8). Ser amigo
es algo importante. Si Dios llamó a Abraham su amigo fue para dar testimonio de que él
entendió el compañerismo o comunión a que Dios lo había llamado, y respondió
fielmente.
Un amigo es uno que ayuda. “…El Señor es mi ayudador…” (He. 13:6) “…le haré
ayuda idónea para él” (Gn. 2:18). Al recibir el hombre ayuda idónea, recibió una amiga
especial. Jesús fue llamado amigo de publicanos y pecadores. Ellos eran los
despreciados por la sociedad de aquel tiempo, por los religiosos, pero Jesús les ayudó a
encontrar salvación y perdón.
Un quinto elemento de la amistad es la lealtad. Jonatán sacrificó su posición
privilegiada en la vida como príncipe heredero. Se arriesgó por David y se mantuvo
firme en medio de situaciones complicadas. Como consecuencia de ser leal a su amigo,
su propio padre intentó matarlo porque para él había llegado a ser su enemigo. (véase 1
S. 20:33). Después de la muerte de Jonatán, David, que para entonces ya era rey, indagó
si quedaba alguien de la familia de su amigo Jonatán (véase 2 S. 9:1, 3,4). Cuando supo
que todavía vivía uno de los hijos de Jonatán, un chico que había quedado paralítico en
un accidente, lo mandó a llamar y lo trajo a su casa tratándolo como si fuera su propio
hijo (véase 2 S. 9:6-7, 11-12).
Un sexto elemento de la amistad es la Bondad. Jonatán le dio a David su túnica y otras
ropas, su espada, su arco y su cinto (véase 1 S. 18:4) En la parábola del mayordomo
infiel, Jesús nos manda: “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas…” (Lc.
16:9). El versículo 11 de este pasaje nos aclara que “riquezas injustas” no son
posesiones adquiridas por medios ilícitos como robo, estafa, etc., como a simple vista se
podría pensar, sino que es la manera como Jesús se refirió a las posesiones materiales en
general. “Si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿Quién os confiara lo verdadero?
Lo que nos enseña aquí es a administrar fielmente las riquezas usándolas para ganar
amigos para el reino de Dios. El hecho de usar nuestros recursos para bendecir a otros
nos abre puertas para compartir el evangelio. Eso fue lo que el apóstol Pablo hizo
especialmente con los Corintios: “Yo, con el mayor placer, gastaré lo mío, y aun yo
mismo me gastaré del todo por amor de vuestras alma, aunque amándoos más, sea
amado menos” (2 Corintios 12:15).
AMIGOS DE JESÚS
“…os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a
conocer” (v. 15).
Les mandó que se amaran unos a otros (véase v. 12).
Les dijo que la mayor demostración de amistad es dar la vida por sus amigos (véase
v.13).
Y les dijo que su demostración de amistad hacia él era hacer lo que él les había mandado
hacer (véase v. 14).
Es decir que para ser amigos de Jesús debemos entender y corresponder a su
revelación, dar la vida por nuestros amigos como Cristo dio la suya por nosotros, y
obedecer sus mandatos.
ENSEÑANZA DEL APÓSTOL PEDRO
7. Haga una evaluación personal de los ocho elementos calificando con 10 su punto más
fuerte, con 5 el punto medio y con 0 su punto más débil.
8. ¿Está de acuerdo con Jesús en que la mayor demostración de amistad es dar su vida
por sus amigos, o cree que es una exageración?
10. ¿Qué significa ganar amigos por medio de las riquezas injustas?
LLAMADOS A SER SIERVOS
En griego la palabra siervo es doulos, que significa esclavo. Pablo se llamaba a sí mismo
esclavo de Jesucristo (véase Ro. 1:1 y Fil. 1:1). Un esclavo no ejercía su propia
voluntad, sino que estaba totalmente bajo las órdenes de su amo. El servicio del esclavo
no es ocasional sino constante. Usted siempre debe estar sirviendo y ministrando sin
importar la hora, la tarea o la dificultad. Es siervo de Jesucristo a toda hora del día,
comisionado para suplir las necesidades de la gente. Debe ministrar y servir tal como lo
hizo Cristo.
“Servir al Señor Jesucristo es la tarea más importante del mundo” 16. No hay servicio
mayor que el de servir a otros por amor a Cristo. Por amor de aquel que se entregó y dio
su vida por usted (véase Gá. 2:20c). Servir es llevar la carga de las necesidades humanas
y llevarla de manera sacrificial y redentora. “Las personas a las que Dios nos llama a
servir tienen toda clase de necesidades, físicas, emocionales, relacionales, económicas
etc. Pero en el fondo su mayor necesidad es la de relacionarse correctamente con Dios y
su voluntad”17.
Servir es un distintivo cristiano. El guiar o dirigir no es estar por encima de los demás en
prestigio o en poder. No es la preeminencia sino la humildad, no es la excelencia sino la
fidelidad, no es la autoridad sino la obediencia, no es ser servido sino servir.
Este fue el principio que rigió su vida en la tierra. "Al Señor tu Dios adorarás y solo a él
servirás" (Mateo 4:10).
La esencia del ministerio terrenal de Jesús fue el servicio. Por eso Él afirmó: “…como el
Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en
rescate por todos” (Mt. 20:28). Él lo demostró de muchas maneras, pero una ocasión
especial fue cuando al ser invitados a cenar lavó los pies de sus discípulos (véase Jn.
13:6-10). De esta manera todos los creyentes o discípulos del Señor debemos tener claro
que somos llamados a servir. Esto forma parte de nuestra nueva naturaleza, de nuestra
nueva vida.
-El secreto de la verdadera grandeza. “…el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor” (Mt. 20:26).
16, 17,18.
Warren Wiersbe, Llamados a ser siervos de Dios. (Editorial Portavoz, 2002), pp
1, 13, 14.
-El servicio a Dios requiere exclusividad. "Ningún siervo puede servir a dos señores,
porque odiará al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No
podéis servir a Dios y a las riquezas" (Lucas 16:13).
-El servicio a Dios se manifiesta en atender las necesidades del prójimo (véase Gá.
6:10).
-En el servicio cristiano es absolutamente esencial tener un espíritu sensible y un
corazón tierno19.
Josué. El autor comienza el libro de Josué presentándolo como siervo de Moisés (véase
Jos. 1:1). Josué permaneció como siervo de Moisés durante 40 años. Al morir el gran
libertador y legislador, se necesitaba un gran conquistador, un hombre de gran carácter,
con vocación de siervo para reemplazarlo, y Josué estaba preparado para asumir tal
responsabilidad. Es triste que hombres y mujeres salen a prepararse académicamente
para un ministerio pensando o creyendo que son llamados al servicio, a ser grandes
líderes, a dirigir a otros sin haber sido enseñados a servir bajo sujeción y autoridad.
Algunos hasta salen en rebeldía porque no están dispuestos a ser dirigidos por otros.
Josué sirvió bajo autoridad durante muchos años, fue uno de los 12 espías, fue el
comandante del ejército y a pesar de enfrentar varios levantamientos y deserciones,
nunca se sumó a ellos. Josué aprendió a obedecer como servidor antes de comandar
como general. Primero fue siervo y después líder.
Eliseo. Cuando Eliseo fue llamado dejó todo y se fue tras Elías para servirle (véase 1 R.
19:21).
En cuanto al servicio del Señor debemos tomar en cuenta lo que enseñó Josué al pueblo
de Israel el día de su despedida: "Ahora, pues, temed a Jehová y servidlo con
integridad y verdad… (Jos. 24:14).
Servir a Dios con diligencia. “En lo que requiere diligencia, no perezosos…”(v. 11)
Servir a Dios con entusiasmo. “…Fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (v. 11).
Servir a Dios con gozo. “…gozosos en la esperanza…” (v. 12).
Servir a Dios con generosidad: “Compartid las necesidades de los santos y practicad la
hospitalidad” (v. 13).
Pablo les contó a los hermanos de Éfeso cómo se había conducido en medio de ellos
durante los 3 años de ministerio que tuvo allí. Su ejemplo es una buena lección para
nosotros.
Sirvió a Dios con buen testimonio. “Vosotros sabéis cómo me he comportado…” (v.18).
Sirvió a Dios con humildad. “Sirviendo al Señor con toda humildad…” (v. 19).
Sirvió a Dios con muchas lágrimas. “…no he cesado de amonestar con lágrimas a cada
uno” (v. 31).
Sirvió a Dios con muchas pruebas. “…pruebas que me han venido de las asechanzas de
los judíos” (v. 19). Les dijo que sabía que en el futuro le esperaban prisiones y
tribulaciones (v. 23).
Sirvió a Dios con idoneidad. Les anunció “…todo el consejo de Dios” (v. 27).
Sirvió a Dios con gozo. “…con tal que acabe mi carrera con gozo” (v. 24).
Sirvió a Dios con fidelidad. “…estoy limpio de la sangre de todos” (v. 26).
Sirvió con discernimiento. Les advirtió sobre los falsos hermanos y falsos maestros, y
los instó a velar (v. 28).
Sirvió con integridad. “Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado (v. 33).
Sirvió con generosidad. Ayudó a los necesitados y les recordó la enseñanza de Jesús.
“Más bienaventurado es dar que recibir” (v. 35).
Servir con buen ánimo. “A ninguno tengo del mismo ánimo” (v. 20, RV 1960). “…Tú
vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4). “…persona de doble ánimo e
inconstante en todos sus caminos” (Stg. 1:8). La crítica, la oposición, la falta de apoyo o
respaldo, la falta de recursos no debe desanimarnos.
Servir con interés sincero en los demás. “…todos buscan sus propios intereses…” (v. 20)
Se puede servir aprovechándose de las necesidades de otros para beneficio propio, para
conseguir reconocimiento, posición, títulos, honores y privilegios. Solo Timoteo
mostraba un amor sincero por los hermanos.
Servir con humildad (v. 22). Timoteo nunca se quejó diciendo: “Yo me mato trabajando
para nada, pues al final los reconocimientos se lo lleva Pablo. Al fin y al cabo él es el
apóstol y yo su ayudante”.
Servir a Dios con entrega total (véase v. 30). Epafrodito estuvo a punto de morir por
causa de la obra del Señor.
Según Efesios 2:10 fuimos “…creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Es por eso que todos debemos
entender que Dios tiene preparado con antelación lo que hemos de hacer, que nuestro
deber es descubrirlo y comprometernos con esa visión correspondiendo a su
llamamiento.
Sirva a Dios con sus habilidades y talentos. Dorcas, una honorable mujer que
“abundaba en buenas obras y limosna que hacía”. Era bien conocida por su ministerio, y
respetada por su incesante servicio a los pobres y necesitados. En su lecho de muerte las
viudas, llorando, mostraban las túnicas que ella había hecho. Enseguida Dios, mediante
Pedro, la levantó de los muertos y muchos creyeron en el Señor (véase Hch. 9:36-42).
Sirva a Dios con sus bienes. Cuando Pablo siguiendo la visión celestial fue a Filipos en
el lugar donde se reunían para la oración una discípula llamada Lidia dispuso su casa
para hospedarlos y congregar allí los creyentes. El equipo misionero estaba conformado
por Pablo, Timoteo, Lucas y Silas (véase Hch.os 16:13-15).
Sirva a Dios con su vocación u oficio. Cuán diferente sería nuestra sociedad si los
profesores dictaran sus clases como un servicio para Dios. Si los médicos y las
enfermeras cuando atienden a un paciente lo hicieran como un servicio para Dios. Si
cada funcionario público realizara su trabajo como un servicio para Dios. Sabemos que a
los que no tienen conocimiento y relación personal con el Señor les es difícil hacerlo.
Pero los hijos de Dios en el desempeño de sus labores, cualquiera que sea, somos
llamados a hacer todo como un servicio para Dios. Usemos textualmente las palabras de
Pablo: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” (Colosenses 3:17).
Sirva a Dios con base en los dones
Cada creyente recibió de Dios por lo menos un don espiritual para edificación del cuerpo
de Cristo. “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).
Sirva a Dios según las necesidades. He visto a muchos cristianos excusarse y evadir
algunas tareas basándose en el hecho de que ese no es su don. Otros que supuestamente
han descubierto su don espiritual no quieren hacer nada que no tenga que ver con él, y se
vuelven insensibles ante las necesidades que se presentan dentro de la iglesia.
Preguntas
Evangelizar es anunciar las buenas nuevas a pecadores perdidos. Las buenas nuevas de
que Jesucristo murió por sus pecados, que resucitó y que puede y desea salvar a aquellos
que quieren dejar su pecado, arrepentirse y confiar en él como su Señor y Salvador
(véase Mr. 16:15; Lc. 24:46-48; 1 Co. 15:1-4).
Algunos evangelizan por contactos mientras que otros lo hacen casa por casa. Yo no
puedo negar la importancia del evangelismo puerta a puerta porque mi familia no tenía
ningún pariente o amigo evangélico que estableciera una cita para venir a
evangelizarnos, ni para invitarnos a una iglesia evangélica. Pero, un día, la Primera
Iglesia Bautista en Acarigua envió a los misioneros Sangronis y Cordero a evangelizar
casa por casa a la Urbanización Baraure donde nosotros vivíamos, y ellos compartieron
el evangelio con mi familia.
El Señor movió a Felipe. “Un ángel del Señor habló a Felipe…” (v. 26). “El Espíritu
dijo a Felipe…” (v. 29). “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer
por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). Dios mueve. “El amor de Cristo nos
constriñe…” (2 Co. 5:14). El Apóstol Pedro recibió la comisión de ir y anunciar el
evangelio a Cornelio. Si estamos dedicados y consagrados al Señor seremos impulsados
a evangelizar.
El Señor le mostró la necesidad del etíope. “…había venido a Jerusalén para adorar,
volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías” (vv. 27, 28). “…y rogó a Felipe
que subiera y se sentara con él” (v. 31)”. Una de las excusas que los creyentes usan para
no evangelizar es porque según ellos, “la gente es muy dura, muy incrédula”. No
podemos negar que muchos rechazan el mensaje, pero otros están anhelando y
esperando que un discípulo de Cristo vaya y les predique el evangelio.
Si se nos ha confiado el evangelio no es para que nos quedemos en casa esperando que
alguien llegue a buscarnos expresándonos su necesidad de Dios. Pablo fue a Tesalónica
a llevar el evangelio y por eso dice: “…nuestra visita a vosotros no fue en vano” (v.1).
Los tesalonicenses visitaron Macedonia, Acaya y otros lugares. Por ejemplo, cuando
Pablo escribió a la Iglesia de Tesalónica expresó su asombro porque los hermanos
habían divulgado su fe más allá de su ciudad y provincia, y cuando el apóstol llegó a
algunos lugares a predicar dijo: “…no tenemos necesidad de hablar nada” (1 Ts. 1:8).
Debemos evangelizar con fidelidad. “…Dios, que prueba nuestros corazones” (v. 4).
“…Dios es testigo” (v. 5).
Debemos evangelizar sin adulación. “…nunca usamos de palabras lisonjeras…” (v. 5).
Creo que a veces en lugar de ser testigos de Cristo damos la impresión de ser mendigos
de él, pidiéndole a la gente que le dé un “lugarcito en el corazón”. Necesitamos tener
seguridad y firmeza al evangelizar (véase v. 5).
El evangelismo debe ser respaldado por el buen testimonio: “Vosotros sois testigos,
y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos…” (v. 10).
El evangelio es poder de Dios: “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las
tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en
mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26:18).
La forma en que murió John Harper nos muestra la pasión con que vivió para
evangelizar.
“En la noche del 14 de abril de 1912, el transatlántico británico Titanic recorría a toda
marcha las gélidas aguas marinas ignorando que iba rumbo a las páginas de la
historia. En el momento de la botadura, era el vehículo más grande creado por el
hombre hasta la fecha. A bordo se encontraban numerosas personas acaudaladas y
famosas. A las 11:40 de la noche, un iceberg perforó el casco por el costado de
estribor, dejando caer una lluvia de hielo sobre la cubierta y perforando de un tirón
seis compartimientos estancos. El agua entró a raudales. A bordo estaban John Harper
y su hija Nana de seis años. Según informes documentados, en cuanto se hizo patente
que la nave se iba a hundir, de inmediato John Harper llevó a su hija a un bote
salvavidas. Aquel predicador viudo podía haberse salvado fácilmente en el mismo
bote. Sin embargo, besó a su hija y le aseguró que algún día lo volvería a ver. (Se
cuenta que ella logró salvarse.) A los pocos minutos, se escuchó un ruido sordo que
provenía de las profundidades del buque. La mayoría pensó que se trataba de una
explosión. Lo que en realidad ocurrió fue que el gigantesco buque se había partido en
dos. En ese momento muchos saltaron de la cubierta a las gélidas y oscuras aguas.
Entre ellos Harper.
Se lo vio nadando frenéticamente hacia las personas que estaban en el agua,
encaminándolas a Jesús antes de que la hipotermia les causara la muerte. Se acercó a
un joven que iba sobre un pedazo del barco, y le preguntó con voz entrecortada: ¿Es
usted salvo?” El joven contestó que no. Harper intentó ayudarlo a aceptar a Cristo,
pero el joven (que estaba a punto de entrar en estado de shock) respondió que no.
Entonces John Harper se quitó el salvavidas que llevaba puesto, y le dijo: “Tome,
usted lo necesita más que yo”. Y se fue nadando a hablar con otras personas. Mientras
algunos intentaban comprar el asiento en un bote para salvarse, John Harper dio la
vida para que otros se salvaran”.
Jesús lo expresó con estas palabras: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su
vida por sus amigos”. John Harper fue sin duda un héroe del Titanic22.
La pasión de Pablo era tan grande que no solo estaba dispuesto a hacerse todo por todos,
(véase 1 Co. 9:22,23), sino que estaba dispuesto a sacrificar su propia vida a fin de que otros
fueran salvos”23 (véase Ro. 9:3-4).
¡Que el amor de Cristo nos impulse a vivir para él y, por amor a anunciar con fervor el
evangelio a cada persona! (véase 2 Co. 5:14-15). Y que “la evangelización sea la
preocupación fundamental de los que siguen a Cristo” 23.
Quisiera presentar el ejemplo especial de mi mamá, Justina Bermúdez. Nunca pudo ir a una
escuela, apenas sabía leer y escribir su nombre. Pero a sus 65 años después de asistir 10 años
a la iglesia, le vino el pensamiento de que pronto iba a morir, y se trazó la meta de
evangelizar en ese año a todos sus hijos, yernos y nueras, comenzó a orar para que Dios le
diera esa oportunidad. Ella no se puso a pensar si tenía o no el don de evangelista. No pensó
como muchos que afirman que no pueden compartir su fe con la familia, basándose en una
aplicación errónea del versículo que dice: “No hay profeta sin honra, sino en su propia
tierra…” (Mr. 6:4). Mi mamá entendió que sus hijos necesitaban el testimonio de su fe y que
ella tenía que obedecer la gran comisión. Así que cuando un hijo iba a visitarla se sentaba
con él y le pedía que la escuchara por unos minutos. De esa manera evangelizó a once de sus
catorce hijos. Porque los otros tres, incluyéndome a mí ya éramos cristianos. Como fruto de
esa labor dos de mis hermanas mayores ahora son miembros de la iglesia que pastoreo, y
una de ellas está en el campo misionero. Usted puede hacer lo mismo, explicar el evangelio
a otros y guiarlos a recibir a Jesús. Mi mamá ya cumplió 78 años y sigue compartiendo su
fe.
El evangelismo se da más en un contexto informal que en uno formal con citas programadas.
Es por eso que he desarrollado este método de evangelizar a través de una historia bíblica. El
primer día que lo usé pude compartir el evangelio con 17 personas en su lugar de trabajo, y
lo estoy usando para capacitar a los discípulos para evangelizar.
22
(Tomado de The Titanic's Last Hero, George Harper y Bill Guthrie; Moody Press; 1997).
23
Impulsados por el amor. Ed Stetzer, Philip Nation. (New hope publishers, 2008), p. 13624.
24
Richard Sisson, Esteban Ditmore, David Powell Prepárese para evangelizar (Editorial
Mundo Hispano, 1984), p 2.
Introducción. Cuando Jesús enseñó se esforzó para que la gente le entendiera. Fue por eso
que usó las parábolas. Una de las más conocidas es la del hijo pródigo. ¿La conoce usted?
"También le dijo: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos dijo a su padre: "Padre,
dame la parte de los bienes que me corresponde". Y les repartió los bienes. No muchos días
después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada, y allí
desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Cuando todo lo hubo malgastado, vino una
gran hambre en aquella provincia y comenzó él a pasar necesidad. Entonces fue y se arrimó
a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara
cerdos. Deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le
daba. Volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de
pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: "Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como uno
de tus jornaleros. Entonces se levantó y fue a su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su
padre y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello y lo besó. El hijo le
dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo".
Pero el padre dijo a sus siervos: "Sacad el mejor vestido y vestidle; y poned un anillo en su
dedo y calzado en sus pies. Traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta,
porque este mi hijo muerto era y ha revivido; se había perdido y es hallado". Y comenzaron
a regocijarse" (Lucas 15: 11-24).
Primera verdad. Que todos somos pecadores. Ese joven nos representa a nosotros. La
Biblia dice: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su
camino…” (Is. 53:6). Así hemos vivido nosotros, apartando a Dios de nuestras vidas,
siguiendo nuestros propios caminos, viviendo a nuestra manera sin considerar la voluntad de
Dios para nosotros. “…todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23).
El joven se fue en busca de libertad, placer y felicidad, pero encontró esclavitud, ruina,
soledad y culpa. Ni siquiera le permitieron alimentarse con la comida de los cerdos. Así
también nosotros experimentamos las consecuencias del pecado. La Biblia dice: “…todo
aquel que practica el pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34). Tarde o temprano
comenzamos a experimentar la ausencia de Dios en nuestras vidas, la insatisfacción o falta
de contentamiento y la agobiante culpabilidad.
Jesús pudo haber terminado la historia diciendo: “Y el joven murió a causa del sufrimiento”.
Pero por el contrario siguió: El joven regresó a su padre, humillado, reconociendo su
responsabilidad. “He pecado contra el cielo y contra ti”. Regresó asumiendo la
responsabilidad de su pecado.
Así también lo hizo en otro tiempo el Rey David cuando confesó": Contra ti, contra ti solo
he pecado; y he hecho lo malo delante de tus ojos…” (Sal. 51:4). Lo mismo hizo el ladrón
crucificado al lado de Jesús. “…justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos…” (Lc. 23:41).
La Biblia dice: “Dios manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos
17:30).
Él murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día. Él vive. Si usted quiere volverse a
Dios sólo hay un camino, y es la persona de Jesús.
“Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan
14:6).
El Apóstol Pedro predico: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Pablo predicó: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” (Hechos 16:31).
“…todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo” (Ro. 10:13).
“…para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla… y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor…” (Fil. 2:10 y 11).
Cuarta verdad. Las bendiciones que recibe el que se vuelve a Dios por medio de
Jesús.
1. Dios nos espera, nos recibe y nos da todo su amor. Cuando el padre vio al hijo, corrió
hacia él, lo abrazó y lo besó. Significa que Dios todos los días espera que nos volvamos a Él.
La Biblia dice: que el Espíritu de Dios nos anhela celosamente. Dios espera por usted hoy,
Él quiere abrazarlo, manifestarle su amor, misericordia y bondad.
2. Dios nos devuelve los derechos y dignidad de hijos. El padre al poner anillo en el dedo
de su hijo le estaba diciendo: “No te voy a recibir como un simple jornalero, sino como a mi
hijo”. Puedes pertenecer de nuevo a la familia. Eso mismo hace Dios con nosotros cuando
nos volvemos a él, nos recibe como a hijos.
La Biblia dice: “A todos los que le recibieron … les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios” (Jn 1:12).
“Mirad cuál amor nos ha dado el padre, para que seamos llamados hijos de Dios…” (1 Jn.
3:1).
Ese anillo representa el Espíritu Santo con el cual Dios sella la nueva relación que
tendremos con él para siempre. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el
Espíritu de su hijo…” (Gá. 4:6).
3. Hay una gran celebración. El padre dijo: “Maten el becerro gordo y hagan una gran
fiesta”.
La Biblia dice: “…hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se
arrepiente” (Lc. 15:10). “…habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…”
(Lc. 15:7).
No solamente en el cielo hay un gozo especial, también dentro de nosotros comienza una
gran celebración, ya que experimentamos el gozo de la salvación, la presencia de Dios en
nosotros, el gozo de ser perdonados y la vida eterna que Dios nos da.
4. Nos da una nueva vida. Imagínese la siguiente escena: Una gran fiesta preparada, un
becerro gordo siendo preparado para comer, muchos invitados y el invitado de honor, aquel
a quien se va a honrar en la fiesta, con un vestido roto y maloliente. El padre al verlo dijo:
“Quítenle ese vestido y pónganle el mejor vestido”. De igual manera, Dios tiene una fiesta
preparada para nosotros en los cielos. Dios tiene muchas bendiciones para nosotros en la
tierra, y no podemos participar de ella con el vestido que representa nuestra vida rota,
inmunda y maloliente por todos los pecados que hemos cometido en nuestra vida. Cuando
nos volvemos a Dios por medio de Jesús en arrepentimiento y fe Él nos promete un nuevo
vestido, una nueva vida. “…seréis purificados de todas vuestras impurezas.., os daré un
corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros (Ez. 36:25, 26).
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas
son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Hoy usted puede volverse a Dios, pedirle perdón por sus pecados y confesar a Jesús como
su Salvador y Señor.
Jesús le dijo a Zaqueo: “…hoy ha venido la salvación a esta casa…” (Lc. 19:9).
El Señor dice: “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a
él…” (Ap. 3:20).
¿Quiere volverse a Dios para comenzar una nueva vida con Él, confesando a Jesús como su
salvador?
Señor Jesús, gracias porque tu amor es más grande que mis pecados, y gracias por darme
la oportunidad para comenzar una nueva vida al morir en la cruz por mis pecados y
resucitar al tercer día. Perdona mis pecados y entra a mi vida, te confieso como mi
Salvador y Señor, quiero amarte, obedecerte y servirte todos los días de mi vida.
¡Felicitaciones!
Si ha creído en Jesús haciendo esta oración, tenga la seguridad que hay fiesta en los cielos y
en su corazón. Que Dios le ha recibido como su hijo, que ha puesto en usted su Espíritu
como garantía de que nunca será separado de Él, y le ha vestido con una nueva vida para que
le ame y le sirva.
Hay un consejo para todos los que reciben a Jesús, y es que deben seguir su camino sin
desmayar. "…de la manera como habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (Col.
2:6). El Apóstol Pablo dijo: “…vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a
sí mismo por mí (Gá. 2:20).
Preguntas
5. Con base al encuentro de Felipe y el Etíope, escriba cinco afirmaciones acerca del
evangelismo.
7. Escriba las cuatro verdades principales que se presentan en la parábola del hijo pródigo.
8. ¿Cree usted que Jhon Harper hizo bien al entregar su salvavidas y morir evangelizando a
las víctimas del Titanic? ¿Por qué?
La palabra discípulo viene del griego mathetes. Esta palabra se encuentra 269 veces en
los evangelios y en el libro de los Hechos. Significa alguien que ha sido “enseñado” o
“capacitado”25. Discípulo de Cristo es “un aprendiz de Jesús que acepta la enseñanza de
su maestro no solo como una creencia, sino como un estilo de vida”26.
Abraham dejó su tierra y su parentela para recibir la promesa de una nueva tierra, una
familia innumerable y una descendencia que bendeciría a todas las familias de la tierra
(véase Gn. 12:1-3). El apóstol Pablo dijo que: “…sería heredero del mundo…” (véase
Ro. 4:13), y …que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham (Gá. 3:7).
Moisés dejó a Egipto para ser el libertador, gobernador, legislador y profeta del pueblo
de Dios (véase Hch. 7:35-37).
El Apóstol Pedro dijo al Señor: “Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido…”
(Mt. 19:27).
El apóstol Pablo respondió a ese llamado, y en reiteradas ocasiones da testimonio de
ello: “…ni estimo preciosa mi vida para mí mismo…” (Hch. 20:24). “Pero cuantas cosas
eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente,
aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a
Cristo” (Filipenses 3:7-8).
Renuncia y entrega es crucificar la carne con sus pasiones y deseos, es llevar la cruz
cada día, es ser crucificado juntamente con Cristo, es “ser obediente hasta la muerte”, es
morir al yo para que Cristo viva en nosotros (véase Gá. 2:20).
25
Waylon B. Moore, Multiplicación de discípulos (Casa Bautista de publicaciones 2000),
p. 19.
26
J. Oswald Sanders, Discipulado espiritual, (Editorial Portavoz, 2008), p. 6.
27
LeRoy Eims, el arte perdido de discipular (Editorial Mundo Hispano, 2006).
Seguir a Jesús es dependencia. Es cerrar los ojos y no ver un túnel oscuro o una luz azul,
sino solo a Cristo, que va adelante de nosotros despejando y marcando el camino por
donde debemos andar.
Seguir a Jesús es imitarlo. El mismo dijo: “…Aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón…” (Mt. 11:29). “Que os améis unos a otros; como yo os he amado…” (Jn.
13:34). El apóstol Juan dice: “El que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo” (1 Juan 2:6).
Seguir a Jesús es sufrir por él. Jesús dijo a sus discípulos: “Seréis odiados por todos por
causa de mi nombre…” (Mt. 10:22). “…El siervo no es mayor que su Señor”. “Si a mí
me han perseguido, también a vosotros os perseguirán…” (Jn. 15:20). El apóstol Pedro
dijo: “…Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas” (1
P. 2:21). El que no está dispuesto a padecer por la causa de Cristo, no es digno de ser su
discípulo. “Para el creyente del segundo siglo ser discípulo podría incluir caminar en las
huellas empapadas de sangre que Cristo dejó bajo la cruz”28.
La exigencia de seguir a Jesús significa que todos deberían unírsele para lograr lo que
vino a hacer, lo cual nos reitera constantemen29. “El Hijo del hombre … para dar su
vida en rescate por todos” (Mr. 10:45). El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido” (Lucas 19:10).
Mientras compartía este estudio con un grupo de seis misioneros les pregunté qué
método de estudio bíblico estaban usando o cómo estaban leyendo la Biblia. Cuatro de
ellos respondieron que lo hacían libro por libro. Los otros dos no tenían ningún plan.
Cuando les pregunté a los dos cuál texto de la Biblia habían leído ese día respondieron
que no la leían sistemáticamente, ni con disciplina. Yo les dije: “Ustedes no califican
para ser misioneros, ni son verdaderos discípulos”.
Para vivir en la Palabra debemos ser enseñables, sentarnos a los pies del Maestro. Un
discípulo no es el que piensa que todo lo sabe, sino el que siempre está dispuesto a
aprender.
La Biblia presenta a Josué como siervo de Moisés. Josué aprendió a obedecer a Moisés
como siervo antes de comandar como general. Primero fue siervo y después líder (véase
Nm. 11:28 y Josué 1:1). Eliseo también fue siervo de Elías (véase 1 R. 19:21).
Vivió en el nombre del Padre (véase Jn. 5:43 y 5:22, 24, 26, 30).
En el Nuevo Testamento hay muchos ejemplos, comenzando con los doce discípulos,
pero quiero compartir sobre Timoteo como hijo en la fe y discípulo del apóstol Pablo.
Timoteo es un ejemplo impresionante acerca de lo que es un discípulo. Pablo dice de él
tres cosas importantes (véase Fil. 2:19-22).
“A ninguno tengo del mismo ánimo” (v. 20a. RV. 1960) Él comparte mis sentimientos.
Tiene el mismo sentir. Pablo sabía que Timoteo no se desanimaría ante ninguna
circunstancia por adversa que fuera. Los discípulos deben tener el ánimo del Señor. “…
tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (véase Sal. 23). Cuando actuamos así nada
nos detendrá, nos desanimará ni impedirá que cumplamos nuestra comisión. A Pablo
nada lo detenía. En su discurso final ante los hermanos de Éfeso, les manifestó que iba a
Jerusalén y que el Espíritu Santo le daba testimonio de que le esperaban prisiones y
tribulaciones, pero él dijo: “De ninguna cosa hago caso…” (Hch. 20:24). Así era
Timoteo y así continuó hasta el final. Hay creyentes que cualquier circunstancia los
desanima, los apaga, pero los discípulos son fortalecidos y cobran ánimo en las pruebas.
“…no tengo a ninguno que comparta mis sentimientos y que se interese tan
sinceramente por vosotros” (v. 20). Los demás estaban ocupados en sus intereses
personales, no en lo que es de Jesucristo. Timoteo no estaba interesado en ganancias o
recompensas, ni tampoco en reconocimientos, en deleites personales o simplemente en
cumplir una actividad, sino por el contrario, le interesaban los creyentes, los amaba y se
gozaba sirviéndoles.
Sirvió bajo sujeción “como hijo a padre…” (v. 22) Al respecto dice Pablo que esos eran
los méritos de Timoteo, que como hijo a Padre había servido con él en el evangelio.
¡Cuánto necesitamos seguir este ejemplo! En las iglesias abundan los que quieren ser
maestros sin antes ser discípulos. Los que quieren ser pastores sin antes ser ovejas y los
que ansían un ministerio sin haber aprendido a trabajar en equipo. El mismo Pablo que
afirmó haber recibido el evangelio directamente del Señor sin intervención de los
discípulos, nunca pudo negar que recibió las primeras instrucciones de parte de un
discípulo llamado Ananías, y que fue encaminado al ministerio por Bernabé. Fue
Bernabé quien le ayudó a ser reconocido por los Apóstoles y hermanos de Jerusalén
(véase Hch. 9:27). Él lo buscó en Tarso donde se encontraba, lo tomó y le invitó a
trabajar con él en la formación y desarrollo de la iglesia de Antioquía, y de ahí salieron
juntos a su primer viaje misionero (véase Hch. 13:2-3). Es importante que entendamos la
necesidad de ser guiados por otros siervos del Señor. Uno de los problemas más graves y
severos de la vida cristiana es la cantidad de creyentes que crecen o se forman sin ser
discípulos, sin aprender disciplina, sin estar sumisos o bajo la dirección de otros. Se oye
mucho decir: yo no obedezco ni me someto a hombres sino solo a Dios, pero esto se
hace para justificar la rebeldía, la falta de disciplina y sujeción.
Ejemplos actuales
Juan Aguín, un joven universitario, el primer discípulo que tuve en la iglesia que
pastoreo actualmente. Siempre estaba dispuesto a hacer de la mejor manera posible todo
lo que se le mandaba. Yo podía asignarle confiadamente una tarea, y él no regresaba
hasta cumplirla. Algunos murmuraban y decían que era mi esclavo, pero hoy es pastor y
tiene un ministerio fructífero en la ciudad de Guanare.
Juan Carlos Ojeda. Un médico de Cuba que vino en una misión médica a nuestro país.
Cuando comenzó a congregarse en la iglesia me impresionó su capacidad y actitud de
sumisión y de discípulo dispuesto a aprender y a servir. Por ejemplo, cuando yo
necesitaba ausentarme de la iglesia por compromisos con la Convención Nacional u
otras responsabilidades, se presentaba y me pedía que le asignara alguna tarea para
ayudarme y cubrirme en mi ausencia. Estaba dispuesto a sacar tiempo después de
regresar del trabajo para visitar a todas las personas que le asignara sin importar la
distancia, los costos u otras dificultades. El último año de su estadía nos ayudó
apoyando a una pareja misionera en la plantación de una nueva iglesia en una ciudad
importante.
HACEDOR DE DISCÍPULOS
El imperativo en la gran comisión, es haced discípulos (véase Mt. 28:18-20). Usted debe
y puede ser un hacedor de discípulos.
Podemos hacer discípulos porque Él nos ha dado el poder para testificar. Por eso dijo:
“Recibiréis poder…” (Hch. 1:8).
Podemos hacer discípulos mientras vamos. “…id y haced discípulos…” (Mt. 28:19).
Este mandato no es solo para los misioneros de carrera, todos podemos hacer discípulos
por donde quiera que vayamos. Cuando visitamos nuestra familia extendida, en nuestro
trabajo, en el colegio y la universidad, en todo lugar podemos hacer discípulos porque su
presencia irá y permanecerá con nosotros. “Yo estoy con vosotros”.
Podemos hacer discípulos porque su presencia irá y permanecerá con nosotros. “Yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). Su Espíritu nos
capacita, nos guía, nos impulsa y nos da aliento.
Avery Willis dice: “Satanás parece tener una estrategia de cuatro pasos para sabotear el
plan de Dios. Primero ciega a los hombres ante el evangelio para impedir que crean en
Cristo. Segundo, tienta a los nuevos convertidos para impedirles que obedezcan a Cristo
y se conviertan en verdaderos discípulos. Tercero, engaña y desanima a los discípulos
para que no se reproduzcan. Cuarto, distrae a los hacedores de discípulos y les impide
capacitar a otros hacedores de discípulos”32.
30
John Piper, Alégrense las naciones, (Editorial Clie, 2007), p. 193.
31
Avery Willis, Jr. La Base bíblica de las misiones (Casa Bautista de publicaciones,
1987), pp. 77-78.
32
Avery Willis, jr. La Base bíblica de las misiones Casa Bautista de publicaciones,
1987), pp. 78,79.
2. Sea paciente. Puedo dar testimonio de varios creyentes a quienes les dediqué todo un
año para discipularlos y que no asistieron al templo ni una sola vez durante todo ese
tiempo. Pero después decidieron ir, y ahora son excelentes discípulos. Una de esas
parejas, Henry y Nancy, son los directores de finanzas de la iglesia y él es el constructor
que edificó nuestro templo. Otra pareja, Enrique y Zuly, ahora pastorean una de las
nuevas iglesias que estamos fundando. Dos ejemplos de paciencia tomando como
referencia al labrador son importantes. “El labrador para participar de los frutos, debe
trabajar primero” (2 Timoteo 2:6), y “espera el precioso fruto de la tierra…” (Stg. 5:7).
3. Sea responsable. La persona que me discipuló: Emilia Lucena, fue una maestra muy
responsable. Me citó a las 2:00 p. m. para darme la enseñanza, y permaneció allí hasta
que yo llegué después de esconderme por 2 horas. Compartió conmigo semana tras
semana la guía: “Mi crecimiento en Cristo” de James Crane, sin faltar a ninguna de las
citas.
4. Tenga fe. Espere grandes cosas de Dios, no espere mucho de los nuevos creyentes.
Ellos a veces se asustan al ver las expectativas tan altas que usted tiene acerca de ellos.
Tenga la mejor expectativa hacia Dios. Él hará una gran obra en el nuevo creyente.
10. Si quiere ver fruto atienda varios nuevos creyentes a la vez. No hay garantía de que
el nuevo creyente responda con fidelidad. Yo mismo he dedicado todo mi tiempo y mi
vida a una persona que al final no ha dado fruto digno de arrepentimiento. Pero otros sí
han permanecido fieles hasta hoy.
11. No se limite. Trabaje a tiempo y fuera de tiempo. El grupo de discipulado que mayor
satisfacción me ha dado en mi ministerio lo atendí fuera de tiempo. A las nueve de la
noche terminaba mis labores en la zona misionera local donde se realizan servicios en
los hogares. Pasaba a mi casa y a las 9:30 me esperaba un grupo que atendía hasta las
11:00 p. m. Estaba entusiasmado porque cada día encontraba nuevas personas en el
grupo para evangelizar. Eran más de diez nuevos creyentes más la pareja principal del
grupo, Carlos Rodríguez y su esposa Betty. Al poco tiempo fueron bautizados, se
unieron al equipo misionero de la iglesia, se formó una escuela dominical en su casa, y
han servido al Señor como misioneros a tiempo completo por diez años. En este
momento Carlos y Betty están pastoreando una iglesia en una ciudad de San Carlos-
Cojedes, y desarrollando un gran proyecto misionero.
12. Sea formal o informal. Puede hacerlo con o sin una cita anticipada o planificada.
13. Sea buen ejemplo para sus discípulos. Ellos deben sentirse inspirados a imitarlo “…
en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Ti. 4:12).
14. Siempre que sea posible realice los estudios en la casa de los nuevos creyentes. Eso
le permitirá conocerlos más y estrechar la relación.
15. Haga que el nuevo creyente lea la Biblia durante el estudio. Algunas personas
supersticiosas necesitan perder el miedo de tomar la Biblia en sus manos y leerla en voz
alta.
17. Conozca las necesidades de los nuevos creyentes. Las necesidades de ellos serán
oportunidades para que usted les muestre el amor de Dios.
18. Sea humilde. Póngase al nivel del nuevo creyente. Mostrar o pretender que usted es
santo y él pecador, usted es sabio y él ignorante, usted es fuerte y él débil, usted es
maduro y él inmaduro dañará cualquier buena intención que usted tenga de ayudarle a
crecer.
19. Sea optimista. En el proceso de discipulado abundarán las situaciones que producen
desaliento en el discipulador. No se desanime aunque no vea resultados inmediatos. Siga
siendo fiel, Dios le recompensará su constancia.
21. Demuestre interés genuino por las personas. Si no encontró al creyente que le tocaba
visitar y darle el estudio el día señalado no diga: “la próxima semana vendré”. Vaya el
siguiente día y encuéntrelo. Si el diablo se lo esconde, recuerde que Dios es
omnipresente, encuéntrelo.
22. Sea sufrido hasta que Cristo sea formado en los nuevos creyentes. “…Es necesario
que a través de muchas tribulaciones entren en el reino de Dios” (Hch. 14:22). Cristo
dijo: “Si a mí me persiguieron, también a vosotros os perseguirán.
EL MODELO DE ACARIGUA.
En el año 1986 ingresé al equipo de evangelismo de la Primera Iglesia Bautista de
Venezuela en Acarigua. Éramos 8 misioneros a tiempo completo. El pastor Manuel De
Armas Gómez se dedicó a formarnos para el ministerio. La mayoría duró entre diez y
quince años en este proceso, evangelizando, discipulando y estableciendo más de diez
nuevas iglesias en el centro-occidente del país. Han pasado casi 20 años desde que cada
uno fue establecido en una iglesia en alguna ciudad, y estos son los resultados: Desde
Turen Ramón Moreno ha formado más de diez pastores y fundado diez iglesias.
Esposorio Sangronis en la ciudad de Guanare ha formado más de siete pastores, y
fundado 4 iglesias. Lorenzo Cordero en Acarigua tiene un equipo de trece misioneros a
tiempo completo que está formando para el ministerio, y su iglesia tiene más de 600
miembros. Pedro Hernández en Piritu tiene un buen equipo de misioneros. Rafael Prado
en San Felipe ha formado más de 6 pastores y fundado cuatro iglesias. Este servidor que
está formando un equipo de diez misioneros, ha fundado cinco iglesias y tiene nueve
misiones. En otra generación se destacan Carlos Rodríguez en San Carlos, y Juan Aguín
en Guanare. En la actualidad el pastor Gómez sigue formando discípulos para el
ministerio en su llamada Escuela de Profetas. Usted me preguntará: ¿Como lo hizo?
Cualquier respuesta que le dé se quedará corta. De cinco a siete de la mañana estaba
todos los días en el templo con nosotros orando, alabando y predicando expositivamente
la Palabra de Dios. De 7:00 a 8:00 de la mañana íbamos a su casa y compartíamos
aspectos importantes de nuestras vidas y la obra, y desayunábamos juntos. De 9:00 a
11:00 de la mañana nos enviaba y muchas veces iba con nosotros a evangelizar y
discipular, y lo mismo hacía de 2:00 a 5:00 de la tarde. Por las noches estábamos en el
templo o en los hogares donde éramos designados para hacer servicios… Nos enseñó a
trabajar, a realizar un oficio, preferiblemente de construcción o albañilería. Juntos
edificábamos los templos de las nuevas iglesias que fundábamos. Se dedicó a ayudarnos
a crecer en nuestra vida familiar, nos enseñó y nos inspiró a estudiar, a prepararnos
teológicamente en el instituto bíblico etc. etc. Dedicó su vida junto con su esposa Plácida
y sus hijos a nuestra formación integral. Fue con nosotros a las otras ciudades donde
comenzamos nuevas iglesias, nos enseñó a amar a Dios, a amarnos unos a otros, a amar
la familia, a amar la Palabra de Dios, a amar la iglesia, a amar la obra misionera y a ver
el ministerio como un todo en nuestra vida.
Preguntas
Esdras era un escriba diligente de la Ley de Moisés (véae Esd. 7: 6, 7, Nehemías 8:13).
Dirigió el segundo de tres regresos a Jerusalén después de la cautividad babilónica. Fue
un hombre que Dios usó grandemente para restaurar la vida espiritual del pueblo que
regresó del cautiverio en Babilonia (véase Neh. 8:7-8).
Somos enviados a enseñar, pero llenos de miedo presentamos excusas similares a las de
Moisés cuando Dios lo llamó desde la zarza ardiente (véase Éx. 3: 3; 4:1-17).
2. No estoy preparado. “…me preguntarán... Entonces ¿qué les responderé?” (v. 13).
3. No me creerán (Éxodo 4:1).
5. Hay otros mejores que yo, y ellos pueden hacerlo. “Envía a cualquier otra persona” (v.
13).
Mientras callamos la verdad que nos ha sido encomendada enseñar, esto es lo que sigue
sucediendo: “…se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones, y apartarán
del la verdad el oído…” (2 Ti. 4:2-4). Por eso el llamado de Pablo a Timoteo es: “…que
prediques la palabra y que instes a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende,
exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2). Nuestra herramienta es la
Palabra de Dios. Con ella podemos enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia fin
de que el hombre de Dios sea capaz de ser lo que es llamado a ser, “perfecto” y a hacer
lo que es llamado a hacer, “Toda buena obra” (véase 2 Ti. 3:16-17). Dok S Campbell
dice en su libro el maestro eficiente: “El sublime mandamiento de Cristo de enseñar a
todas las gentes, bautizarlas y enseñarles que guarden todo lo que Él ha mandado, es,
hasta donde las capacidades y oportunidades individuales lo permitan. Obligatorio para
todos los creyentes del mundo entero”33.
En el tiempo devocional con la familia (véase Dt. 6). “Estas palabras que yo te mando
hoy estarán sobre tu corazón … y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en
casa…”
Hayward Armstrong en su libro Bases para la educación cristiana enseña: “Los que
ocupan lugares específicos de responsabilidad en la educación formal de la iglesia deben
conocer a sus alumnos, para que exista un ambiente familiar en su clase. Deben
visitarlos en sus hogares, llamarlos por su nombre, orar por ellos, conocer a sus
familiares y las circunstancias de su vida diaria. Él explica que los discípulos sintieron
una hermandad y un ambiente familiar en sus relaciones interpersonales con Jesús como
maestro porque Él “andaba con ellos, comía con ellos, oraba con ellos, predicaba con
ellos, lloraba con ellos, se gozaba con ellos y hablaba del futuro con ellos” 35.
No permitamos que nos pase lo que les pasó a los creyentes hebreos. Muchos estamos en
la condición de ellos: “Debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis
necesidad que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de la palabra
de Dios…” (He. 5:12).
33
Dok S Campbell, El maestro eficiente (Editorial Clie, 1990), p.17.
34
Howard Hendricks, Enseñando para cambiar vidas (Editorial Unilit, 1990), pp. 13, 14.
35
Hayward Armstrong, Bases para la Educación Cristiana (Editorial Mundo Hispano,
1989), p. 131.
“Jesús practicaba las artes literarias. Demostró su habilidad de leer en la sinagoga (véase
Lc. 4:16-20). Demostró su familiaridad con la habilidad de escribir (véase Jn. 8:6). Y sus
palabras dichas en la cruz (véase Mt. 27:46) indican que conocía el idioma vernáculo
arameo y también el idioma de los patriarcas, el hebreo.
Jesús creía en la enseñanza (véase Jn. 13:13), y fue un maestro por excelencia.
Jesús estaba familiarizado con las tradiciones y leyes orales de su pueblo (véase Mt. 5:
21, 27, 31, 38, 43).
Jesús tenía una comprensión tan profunda de la naturaleza humana, que le ayudó a
discernir los sentimientos y pensamientos íntimos de las personas con las que se
encontraba (véase Mt. 9:4; Jn. 1:47; 2:25).
Jesús enseñaba con autoridad (véase Mt. 7:28 y 29).
Jesús encarnó la verdad (véase Jn. 14:6)36.
J.M. Price nos muestra los propósitos de Jesús al enseñar:
3. Conversión a Dios.
4. Relacionar a otros.
Y Laurie Beth Jones en su libro Enseñe a su equipo a pescar, desarrolla los logros de
Jesús como líder y maestro38.
1. “Los emocionó
3. Los transformó y
4. Los liberó
36
Hayward Armstrong, Bases para la Educación Cristiana (Editorial Mundo Hispano,
1989), p. 30.
37
J.M .Price, Jesús el Maestro. (Casa Bautista de Publicaciones, 1950) pp. 48-64.
38
Laurie Beth Jones Enseñe a su equipo a pescar, (Casa Creación, 2005), pp. 9 y 10.
Preguntas
5. ¿Qué enseña el Dr. Amstrong acerca de de lo que debe ser un maestro cristiano?
9. ¿Cree usted que nuestra pasividad en la enseñanza cristiana es una de las causas para
que haya tantos falsos maestros y falsas doctrinas? Explique.
“La obra misionera es elección de Dios. Los misioneros van a los campos en obediencia
al mandato del Señor soberano, no por sus propios caprichos y deseos. Nadie es
candidato a misionero si Dios no lo elige” 39. En nuestro contexto se entiende como
misionero a una persona que va a llevar el evangelio a un grupo de una cultura distinta.
Actualmente se entiende como misionero el plantador de iglesias, sea que lo haga en su
propio contexto o en un país o cultura distintos. Uniéndome a algunos quiero presentar
una opción bíblica diferente. Cada creyente es un misionero. La misión de Dios es ir
donde está la gente para ofrecerle la salvación. Misionero es el que cumple la misión
dada por Dios de “Id y haced discípulos a todas las naciones… (Mt. 28:19). Misionero
es el que cumple la Gran Comisión. Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando el
evangelio. Para hacerlo más específico podríamos decir: “El que sale de su casa, va y
lleva el evangelio a otra persona o familia, el que sale de su sector y va otro a compartir
su fe, el que sale de su ciudad y va a otra a predicar el evangelio”, ese es un misionero.
Un “Misionero es aquel que propaga su fe religiosa entre personas que profesan una fe
diferente o ninguna40. Todos podemos ir. No podemos limitar la obra misionera a los que
están dedicados tiempo completo a esa labor. Todo creyente es llamado a ser misionero.
“El campo es el mundo…” (véase Mt. 13.38). Los que lo hacen en la misma ciudad, en
otra ciudad del Estado, departamento o provincia, en otro estado del país, en otro país, a
personas de su misma cultura o de otra.
1. Constituir iglesias con menos de diez personas. Al tener una o dos familias en un
barrio, decir ¡esta es una iglesia! Y así establecer diez grupos de seis o siete personas,
nombrar un líder y constituir diez iglesias. Podemos hacer eso con una motivación
equivocada, para figurar como plantadores de iglesias, para solicitar ayuda de agencias
misioneras o iglesias de EE. UU. Pero en la realidad esos grupos no están desarrollados
y el día de mañana muchos de ellos desaparecerán. Sucede como algunos lugares que
conozco donde quedaron templos, pero no hay iglesias, y muchos de esos lugares son
usados con otros propósitos.
2. El otro extremo es ser tan exigentes en los requisitos para constituir iglesias, que si no
se tienen templos o buenas instalaciones y todo lo necesario para funcionar como iglesia
promedio, no se constituye y pasan quince o veinte años como misión antes de ser
constituida como iglesia.
Un consejo final. Las iglesias nuevas mantengan una buena relación con la iglesia que la
constituye, y las iglesias que constituyen una nueva iglesia no la abandonen.
El siguiente es el modelo que nosotros usamos para establecer nuevas iglesias. Sé que no
es perfecto, pero ha sido de gran ayuda para nosotros.
1. Crecimiento numérico
2. Crecimiento espiritual
3. Crecimiento de líderes
4. Crecimiento económico
5. Crecimiento misionero
6. Crecimiento en la obra social
Crecimiento numérico
Veinte miembros bautizados
Un plan para el Crecimiento numérico:
-Evangelismo casa por casa y por contactos.
-Movilización mensual o trimestral de equipos de voluntarios.
-Realización de clases bíblicas para niños y escuela bíblica de vacaciones.
-Realización de recepciones familiares.
-Presentación de videos musicales y películas.
-Celebración de días especiales.
-Otros.
Crecimiento espiritual
Veinte miembros deben haber recibido los niveles 1, 2 y 3 de discipulado y los 16
módulos de doctrina.
Crecimiento Económico
-Que más de la mitad del grupo diezme con fidelidad y que los ingresos por concepto de
diezmos y ofrendas del grupo sean equivalentes al monto de un salario mínimo mensual.
-Adquirir un local alquilado o propio para realizar las actividades.
Crecimiento de Líderes
-Tener una escuela dominical organizada con tres departamentos y miembros en cada
departamento como maestros principales y maestros auxiliares.
-Tener organizada la Unión Femenil, Unión de jóvenes y Movimiento Varonil con
líderes principales o auxiliares del nuevo grupo.
-Tener una estructura básica para el desarrollo de la iglesia.
Crecimiento Misionero
-Tener visión de ser una iglesia misionera.
-Visión de llamar y formar misioneros.
-Lugares en oración con proyección para plantar nuevas iglesias en el futuro.
Crecimiento en la obra social.
-Recoger bolsas de alimentos.
-Canastillas para mujeres embarazadas.
-Realizar actividades para beneficio de la comunidad y proyección de la iglesia.
Es necesario que el misionero entienda que es enviado no solo a un grupo local, sino a
los confines de la tierra. Debe ir a hacer discípulos a todas las naciones (grupos étnicos)
(véase Mt. 28:19). Ser testigo hasta lo último de la tierra. (véase Hch. 1:8). Predicar el
arrepentimiento para perdón de pecados a todas las naciones (véase Lc. 24:45-47).
Bendecir a todas las familias de la tierra (véase Gn. 18:18; 22:18, 26:4).
Predicar el evangelio del reino en todo el mundo (véase Mt. 24:14; Ap. 5:9).
Por muchos años en Venezuela la obra misionera fue realizada por los misioneros de la
junta misionera foránea y los misioneros de la junta de misiones y evangelización
(JUME) de la Convención Nacional Bautista de Venezuela (CNBV). Las iglesias locales
no tenían misioneros, con la excepción de la Primera Iglesia Bautista de Venezuela en
Acarigua y quizás otras pocas iglesias. Hoy el número de misioneros sostenidos por las
iglesias locales supera en número a los misioneros de DIME (Dirección de Misiones de
la CNBV) que sostiene a unos cincuenta misioneros nacionales. Los planes misioneros
que más han aumentado son los planes mixtos donde los misioneros son sostenidos por
la iglesia local y apoyados por DIME. Esto sumado al número de iglesias está
desarrollando su proyecto misionero y las asociaciones regionales que también están
apoyando un buen número de misioneros en cada región del país. Esto nos llena de
grandes expectativas sobre el presente y futuro desarrollo de la obra misionera nacional
y el envío de misioneros y voluntarios a otros países.
NUESTRO PROYECTO MISIONERO
Me he sentido motivado a incluir esta parte porque veo el entusiasmo que hay
actualmente en muchas iglesias de Venezuela, que están trabajando para tener su
proyecto misionero. Pienso que lo que estamos haciendo muestra que sí es posible que
cada iglesia tenga su proyecto misionero, algo que muchos todavía piensan que es
responsabilidad y solo posible para las agencias misioneras.
Preguntas
3. ¿Le gustaría realizar un viaje misionero con un equipo de voluntarios a alguna otra
ciudad o país?
6. Escriba acerca de las barreras que existen para la plantación de nuevas iglesias.
9. ¿Cuáles son los dos extremos que deben evitarse en la plantación de iglesias?
10. Escriba los seis elementos presentados en el plan para establecer una nueva iglesia.
LLAMADOS A SER MAYORDOMOS
“La mayordomía cristiana es el servicio que el cristiano rinde a Dios, reconociendo que
todo lo que es y tiene es un regalo de Él y debe ser administrado de acuerdo a su
voluntad y para su gloria”42. (véase Stg. 1:16-17 y 1 Corintios 4:7). Somos responsables
de administrar todo de acuerdo a la voluntad de Dios, y su voluntad es que el evangelio
sea predicado en todo el mundo (véase Mt. 24:14). Somos responsables de administrar
todo para su gloria, y su gloria es que toda rodilla se doble y toda lengua confiese a Jesús
como el Señor de su vida (véase Fil. 2.10-11). Los miembros de la iglesia somos
responsables de sostener la obra de la iglesia del Señor. Recuerdo siempre el pacto de los
embajadores del Rey, y nunca se me olvida la última parte que dice: “Dar todo lo que
pueda para el sostenimiento de las misiones”. Prometo fidelidad a Jesucristo, pues mi
deseo es vivir por Él y servirle siempre.
El templo era el lugar donde se llevaban los diezmos (véase Dt. 12:5-12). Eso evitaba
que cada quien hiciera con los diezmos lo que bien le pareciera. Como parece que era lo
que el pueblo hacía antes de entrar a la tierra prometida. (v. 8). Creo que esto nos sirve
como base y ejemplo para afirmar que los diezmos deben ser llevados a la iglesia local,
y no deben ser usados a nuestro parecer. Si usted quiere ayudar algún ministerio, alguna
persona o institución, hágalo con el noventa por ciento restante, pero no es correcto que
lo haga con el diez por ciento que le pertenece al Señor y que Él ha establecido que sea
entregado a la iglesia local (véase Mal. 3:10 y 1 Corintios 16:2). Sé de miembros que
son muy colaboradores en la iglesia local, que aparentan ser muy generosos, pero
cuando se revisan los registros de diezmadores no aparecen. Ellos son colaboradores,
pero infieles diezmadores que están robando al Señor (véase Mal. 3:8-9). “Las
enseñanzas de Malaquías indican que cuando dejamos de dar el diezmo, no solo le
estamos robando a la iglesia, a los ministros y a los maestros cristianos, sino a Dios
mismo”45.
42
Guillermo D. Tailor, Mijangos, La familia auténticamente cristiana (Editorial
Portavoz 2002), p. 121.
43, 44
W. A. Criswell El pastor y su ministerio (Editorial Mundo Hispano, 1998), pp. 157,
158.
45
R. C. Sproul, Cinco cosas que todo cristiano necesita para crecer, (Editorial Portavoz,
2007), p. 74.
ABRAHAM, EJEMPLO PARA DIEZMAR (Génesis 14:17-24).
Que los diezmos son para sostener el ministerio del Señor. Abraham no le dio los
diezmos a cualquier persona, sino a Melquisedec, que era “sacerdote del Dios
altísimo” (v. 18) (véase He. 7:2-4).
Que el diezmar es una respuesta a la bendición de Dios. “Y lo bendijo, diciendo:
Bendito sea Abraham del Dios altísimo” (v. 19). La bendición de Dios siempre
precede al dar.
Que el diezmar es un acto de adoración. “…bendito sea el Dios altísimo” (v. 20).
Abraham adoró a Dios reconociéndole como “…Dios altísimo, creador de los cielos y
de la tierra (v. 22).
Que los diezmos deben ser completos. Abraham le dio los diezmos de todo el botín.
Los patriarcas nunca consideraron que el diezmo o la décima parte fuera demasiado.
Sé que a algunos en la actualidad les gustaría negociar con Dios a ver si rebaja el
porcentaje, porque consideran que la décima parte es demasiado para entregarle.
Que las riquezas y la gloria provienen del Señor. Abraham no quiso tomar nada del
rey de Sodoma, para que no dijera luego: “Yo enriquecí a Abraham” (v.23).
Que los buenos mayordomos son íntegros, sinceros y honrados. “Que ni un hilo, ni
una correa de calzado tomaré de todo lo que es tuyo…” (v. 23).
Aunque algunos ven a Jacob aquí con una actitud que no ejemplifica lo que debe ser un
cristiano y, estoy de acuerdo con ellos en el hecho de que no somos nosotros los que
ponemos las condiciones a Dios para diezmar o no diezmar. Sin embargo, no podemos
negar que este pasaje muestra la conversión de Jacob, y como lo afirma B.H Carolll en
su Comentario de Génesis: Una de las evidencias de su conversión además de reconocer
la presencia divina es “el propósito fijo que nació en su corazón de servir a Dios desde
ese tiempo en adelante y honrarlo con sus primicias” 46. Analizando su compromiso
aprendemos lecciones importantes…
El dar es una responsabilidad personal de cada uno. “Cada uno”. Es decir, todos.
Nadie debe presentarse delante de Dios con las manos vacías. No voy a discutir con
usted, pero hay muchos miembros que ya están acostumbrados a llegar con las manos
vacías y no hacen ningún esfuerzo para dar. Pienso que si primero no está la
“voluntad dispuesta”, no tendremos nada para dar (véase 2 Co. 8.12).
El dar es proporcional. La norma aquí, no es dar cualquier cosa, no son las sobras, es
“según haya prosperado”. A algunos no les gusta dar proporcionalmente. Establecen
una cantidad fija que a veces ni siquiera supera el uno por ciento de sus ingresos.
Aunque usted no lo crea eso fue establecido por Dios tanto en el antiguo como en el
nuevo pacto.
El dar es consagrado. “Ponga aparte algo”. Se requiere prioridad y disciplina. Apartar
es antes de hacer cualquier uso del dinero recibido. Separarlo del resto de dinero será
una disciplina importante en nuestra vida. La infidelidad para dar los diezmos
comienza cuando no apartamos lo que es del Señor.
El dar es regular, sistemático. “Cada primer día de la semana”. Con relación a esto,
creo que si solo diezmamos del salario fijo que recibimos, lo haremos de acuerdo a
como lo recibimos, semanal, quincenal o mensual, pero si diezmamos de todo lo que
recibimos, lo más probable es que tengamos diezmos cada primer día de la semana.
Dieron como una obra de gracia (v. 1). Dar es una gracia porque su esencia es Cristo
mismo. “…se dio a sí mismo” (véase 1 Ti. 2:6). La forma en que el Señor Jesús se dio
a sí mismo es la motivación y medida de toda dádiva.
“…en las grandes tribulaciones con que ha sido probadas, la abundancia de su gozo y
su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” (v. 2). ¿Deben las
grandes tribulaciones privarnos de dar el diezmo? Algunas veces dejamos de diezmar
cuando nos enfermamos, perdemos el empleo, los negocios van mal o enfrentamos
cualquier otra situación difícil. Es cierto que las enfermedades y otras situaciones
inesperadas pueden alterar nuestro presupuesto, aumentar nuestros gastos, pero no
deben alteran nuestra fidelidad y el gozo de dar nuestros diezmos al Señor.
“…en la profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad (v. 2).
Dieron con esfuerzo, “…más allá de sus fuerzas (v. 3). El mes pasado echamos el piso
de granito en nuestro templo con la colaboración y el aporte de los miembros de la
iglesia. El costo total era de 30.000 bolívares. La última semana nos hacían falta
10.000 para completar el pago de los obreros. Pedimos a algunos hermanos que ya
habían aportado que prestaran cantidades de 500 o 1.000 bolívares para completar el
pago. Días después uno de los hombres que prestó 500 fue a mi casa y me dijo:
“Pastor, pienso que no estamos dando con esfuerzo”. “Yo di 200 bolívares y pensé
que ya había dado suficiente”, pero “yo podía dar mucho más”. Entonces decidió
ofrendar el dinero que había prestado. Otros siguieron su ejemplo. También podemos
citar la ofrenda de la viuda (véase Lc. 21:1-4).
Dieron considerándolo como un privilegio (v. 4). El rey David no permitió que nadie
lo privara del privilegio de comprar el terreno donde iba a ser edificado el templo del
Señor (véase 1 Cr. 29:1-25).
Se dieron primeramente al Señor considerando que esta era la voluntad de Dios (v. 5).
Dieron diligentemente (v. 8).
Aprendí del Dr. Lin Brister lo que dice Proverbios 3:15: “Honra a Jehová con tus
bienes y las primicias de todos tus frutos”. El Dr. Brister y su esposa Clair tienen una
clínica de ojos en Tulsa. EYECARE FOR TULSA. Y el ciento por ciento de lo que
ganan en la clínica lo invierten o lo dan para la obra de Dios apoyando misioneros e
iglesias en muchas partes del mundo. Oramos para que cada día Dios levante hombres
y mujeres así, que sientan el peso de la obra de Dios, que ayuden a sostenerla, que
apoyen a las iglesias que están haciendo obra misionera, que inviertan en desarrollar
nuevos líderes. He tenido el apoyo de ellos y su ministerio First Fruits Ministry
durante más de diez años. El año pasado me apoyaron en mi viaje a Perú, y este año a
Honduras para compartir con algunos pastores este programa de discipulado.
El rey David cuyo mayor deseo fue edificarle templo al Señor, compró el terreno y
consiguió todos los materiales para construirlo. En su discurso final al entregar la
encomienda y los materiales a su hijo Salomón, con su ejemplo y la respuesta del
pueblo nos enseña cosas importantes acerca del dar.
Dar con esfuerzo y generosidad. Con todas mis fuerzas he preparado para la casa de
mi Dios, oro... plata… en abundancia” (v. 2).
Dar con amor. “…por cuanto tengo mi afecto en la casa de Dios, yo guardo en mi
tesoro particular oro y plata… para la casa de mi Dios” (v. 3).
Dar voluntariamente. “Y luego preguntó al pueblo ¿Quién quiere pues, hacer hoy
ofrenda voluntaria a Jehová? “Entonces los jefes de familia los príncipes de las tribus
de Israel… ofrendaron voluntariamente (vv. 5-8). “…ha dado para ti
espontáneamente” (v. 17).
Dar con alegría y de todo corazón (véase v. 9).
Dar con adoración. “Las riquezas y la gloria proceden de ti” (vv. 10-13).
Dar como un privilegio. “Quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiéramos
ofrecer cosas semejantes?...” (v.14).
Dar con gratitud. “Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (v. 14).
Dar con la motivación correcta. “…Yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te
he ofrecido todo esto…” (v. 17).
Sé que algunos enfatizan que no se debe invertir en construir templos. Pero creo que la
mala experiencia que puedan tener algunos misioneros, o la iglesia en un determinado
lugar no debe desanimarnos para construir templos donde se adore y proclame el
evangelio de Jesucristo. Los lugares de reunión siempre serán necesarios para el
extendimiento del reino de Dios, así como fueron útiles las sinagogas en el tiempo de la
cautivad babilónica, en el tiempo de Cristo y los apóstoles. Vemos que Pablo supo
aprovechar esos lugares de reunión porque cuando iba a una ciudad a comenzar una
nueva iglesia acudía primero a la sinagoga para predicar allí. El problema está en el
orden que se ha seguido en algunos lugares. Se construye primero un templo para
edificar una iglesia. Eso ha sido un rotundo fracaso. Debemos asegurarnos de que la
iglesia sea establecida primero y luego el templo.
En conclusión nuestro compromiso debe ser: Diezmar para sostener a los obreros del
Señor, ofrendar para las misiones locales, regionales, nacionales y mundiales y ofrendar
para edificar templos o lugares de adoración. George Sweeting en su libro, Cómo iniciar
la vida cristiana, cita al Dr Herchel Hobbs: “Las nueve décimas partes ponen a prueba el
amor del hombre, mientras que la décima pone a prueba su obediencia legal”. Haz que tu
dinero llegue a ser inmortal. “…haceos tesoros en el cielo…” (Mt. 6:20)47.
47
George Sweeting, Cómo iniciar la vida cristiana (Editorial Portavoz, 1977), p. 135.
Esta es la manera como los fieles mayordomos planean para el futuro, no gastando su
corta vida en la búsqueda estéril de seguridad en la tierra, sino en un apasionado
esfuerzo por verse rodeados en el cielo por amigos que fueron ganados para Cristo con
su dinero. Dinero que fue transformado en Biblias, testamentos, porciones, tratados y
otra literatura cristiana. Dinero que ayudó a financiar programas radiales y otras dignas
actividades cristianas. En suma, dinero que fue usado para extender el evangelio por
cualquier método. “La única manera en que podemos depositar nuestros tesoros en el
cielo es invirtiendo en algo que va ir al cielo”48.
48
El verdadero discipulado William MacDonald (Editorial Clie., 2007), p. 31.
Preguntas:
5. ¿Ha apoyado a alguien cubriendo los costos de pasaje en algún viaje misionero?
7. Escriba las ocho afirmaciones acerca del dar basado en el ejemplo de David y el
pueblo de Israel.
9. ¿Qué persona ha impactado su vida y le ha inspirado a dar para la obra del Señor?
10. ¿Tiene su iglesia un templo? ¿Tiene un plan continuo de aportes para edificar el
templo?