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Nombre: Pablo Andrés Martinez Ico

Código: 602027221
Asignatura: Historia de las ideas políticas – 6023121802 – 2022-1
Facultad: Derecho
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca – 2022
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¿Qué son las emociones para Martha Nussbaum?

De entrada, se afirma que las emociones para dicha autora son juicios de valor. Para entender dicho
postulado hay que acercarse de manera obligatoria a la definición de juicio. Véase de la siguiente manera:
los humanos, desde nuestra capacidad de hablar y referirnos al mundo que habitamos, haciendo uso de la
lengua establecemos comunicación. Procuramos comunicar respecto de los objetos que son externos a
nuestro cuerpo, de las cosas que pasan y en determinadas ocasiones, de lo que pensamos sobre esas cosas
que están y que pasan frente a nosotros.

Así, la primera forma de comprender el concepto de “juicio” no se configura en una definición abstracta,
sino en el acto mismo de habla. Relacionar dos conceptos permite formular un juicio. Como bien lo enseña
la filosofía clásica, no se habla del mundo por medio de indeterminaciones, sino que, en sentido estricto,
decimos que las cosas que están en el mundo o las cosas que pasan en el mundo “son o no son”. En función
de ello, decimos de modo taxativo que los juicios pueden ser en primera instancia afirmativos, o por el
contrario, negativos.

En virtud de lo anterior, puedo relacionar dos conceptos y si en dicho ejercicio se da una relación con lo
que, entre comillas, “se enuncia del mundo”, se dirá que aparece el concepto de verdad por
correspondencia. Por ejemplo, si existe un sujeto llamado Juan y goza de la característica de ser alto
(digamos que mide dos metros) y alguien relaciona los conceptos “Juan es alto”, se diría entonces que ese
alguien acaba de formular un juicio afirmativo verdadero. Si dice “Juan no es bajito” diríase que formuló un
juicio negativo. Sin más.

Como ejercicio de enunciación, existen muchos tipos de juicios, unos atienden a la cantidad (universales,
particulares, singulares); otros atienden a cualidades (si afirma o niega la cópula); otros juicios atienden a
los tipos de relaciones posibles entre dichos conceptos (Apodícticos, asertóricos y problemáticos). Todas esas
modalidades y posibilidades de formulación de juicios configuran nuestro entendimiento sobre la vida, sobre
lo que experimentamos, sobre lo que percibimos, pero también sobre lo que pensamos.

Con esa aburrida introducción ya podemos entender lo que es un juicio de valor. Son enunciaciones que no
se refieren exclusivamente a la relación entre dos conceptos, sino que, en su formulación se ven cargados de
opiniones sobre las cosas, configuradas a partir de nuestra forma de ver la vida y el lugar que habitamos; en
función de esto, los juicios de valor dicen más sobre quién los emite que sobre aquello a lo que se refieren.

Dado que las emociones son fenómenos que están presentes en nuestra vida cotidiana, vale la pena señalar
que estas se han entendido a lo largo del tiempo como reacciones involuntarias, impulsos mecánicos y
automáticos lejanos del ámbito de la voluntad. Sin embargo, para Martha Nussbaum una emoción, en tanto
juicio de valor, corresponde a un ámbito donde lo cognitivo y lo evaluativo son nutridos por el tipo de
educación que se reciba ¿Esto qué significa? Que las emociones son objeto de educación, se les puede
intervenir para lograr cada vez una mejor construcción de juicios de valor respecto a las cosas y la vida. Por
ejemplo, un sujeto A jamás se ha preocupado por el modo como se expresa y considera que todo lo que dice
es verdad, afirmando tajantemente en la tienda de su barrio “Todos los costeños son muy fastidiosos”. El
tendero, que para el ejemplo es el sujeto B, quien goza de formación y educación en su habla, por medio de
una revisión racional de lo dicho, no estaría dispuesto a aceptar como verdadera la relación entre los
conceptos “costeño” y “fastidioso”.

Las emociones están ligadas a las interpretaciones y evaluaciones que hacemos de la realidad que
habitamos, la propuesta de Nussbaum intenta mostrar cómo al entender las emociones como juicios nos
obligamos a revisar nuestras emociones a modo lingüístico y en función de ese ejercicio, actuar de otra
manera en el mundo cívico y político.

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