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Propuesta de Comunicación ALFA VI 2022

Santiago, Chile

● Título: Resonancia ecológica: la necesidad de un cambio de modelo en


neurociencias

● Resumen del trabajo:

La psicología ecológica surgió como un programa de investigación que


pretendía desafiar el computacionalismo y representacionalismo hegemónicos en
ciencias cognitivas y neurociencias. Sin embargo, los esfuerzos de esta quizás han
estado más centrados en esclarecer el concepto clásico de mutualismo entre
agente-entorno y no tanto en indagar en una neurociencia genuinamente ecológica.
La motivación de esta comunicación es romper con esta desdicha y estudiar de qué
modo las affordances y la neurociencia pueden unificarse bajo un nuevo marco
conceptual basado en las nociones de resonancia y disposición que así lo posibilite.

Actualmente el computacionalismo es el marco teórico principal dentro de las


ciencias cognitivas y las neurociencias debido a su gran capacidad de explicar los
estados cognitivos desde dentro de un vocabulario naturalista (Milkowski 2013). El
computacionalismo sostiene que los estados cognitivos son estados mentales que
resultan tras la manipulación (o computación) de representaciones mentales por
medio de una serie de mecanismos neuronales. Según esta hipótesis, la
información sobre el mundo externo fluye codificada a través del cerebro y existen
una serie de mecanismos neuronales que decodifican el contenido de dicha
información dando, así, respuestas conductuales a estímulos externos (Ramsey
2016; Frankish y Ramsey 2012; Boone y Piccinini 2016).

Sin embargo, otros programas de investigación, como la propuesta


enactivista (O’Regan y Noë 2001; Hutto y Myin 2013, 2017) o la psicología ecológica
(Gibson 1966, 1979; Chemero 2009), han hecho frente al cognitivismo y a su
vocabulario computacionalista desde lo que se conoce como enfoque corporeizado
(embodied) de la cognición. Ahora bien, estos nuevos programas de investigación
anti-computacionalistas, a pesar de proponer un innovador vocabulario para
reinterpretar y dar cuenta de los procesos de cognición y la percepción, debido a su
enfoque anti-reduccionista han fallado, no obstante, en su comunión a la hora de
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establecer relatos explicativos satisfactorios con el sistema nervioso central o las


neurociencias.

Teniendo en cuenta lo dicho hasta ahora, la tesis principal de esta propuesta


de comunicación trata de acercar posturas entre el enfoque de la psicología
ecológica y las neurociencias. Para lograr hacerlo, el recorrido que debemos seguir
queda especificado en los siguientes apartados.

En primer lugar nos dedicaremos a establecer el estado actual de la cuestión.


Para ello especificaremos brevemente la postura predominante hasta el momento,
que es la del computacionalismo, poniendo especial interés en la explicación de sus
nociones centrales tales como la de “vehículo representacional”, “procesamiento de
información”, “contenido” y “mecanismo neuronal”. Seguidamente plantearemos las
ideas principales de la psicología ecológica, estas son: i) la idea fundamental de que
percepción y sensación son procesos distintos; ii) que tanto la percepción como la
acción están basadas en las affordances; iii) el mutualismo agente-entorno; iv) la
idea de resonancia ecológica (Gibson 1979; Chemero 2009; Raja 2018, 2021).

En segundo lugar, partiremos de una pregunta fundamental: ¿qué función o


rol desempeña el sistema nervioso dentro del relato de la psicología ecológica? Así
pues, para responder esta pregunta abordaremos qué es lo que ha dicho la
literatura neurocientífica acerca de las affordances. Las affordances fueron
introducidas por Gibson como las posibilidades para la acción que ofrece el entorno,
sin embargo algunos neurocientíficos las han usado típicamente para referirse a
representaciones-orientadas-a-acciones (Cisek 2007; Fagg y Arbib 1998; Tucker y
Ellis 2001, 2004; Symes et al., 2007). No obstante, la motivación principal de este
apartado es mostrar como esta interpretación de las affordances es incorrecta
usando, para ello, los argumentos ofrecidos por el mismo Gibson (1979) que han
sido actualizados por autores como Anderson (2014) y su “neural reuse” en los que
se apela a una arquitectura cognitiva deslocalizada, apostando así por una
neurofisiología disposicional.

El apartado tres se centrará en argumentar que la actividad neuronal no


depende solamente de las señales sensoriales provenientes del entorno, sino que
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que esta se origina en la acción a nivel personal del propio agente cognitivo. La idea
de la neurociencia ecológica es la de estudiar la función cerebral no meramente
como una correspondencia entre estímulos y actividad neuronal, sino de una forma
dinámica en correspondencia con la interrelación de agente-entorno (Shamay-
Tsoory y Mendelsohn, 2019; Fan et al., 2021; Wal et al., 2021; Chubykin et al., 2013;
Zipser et al., 1996; Gilbert y Li 2013; Leinweber et al., 2017; Huda et al., 2020).

El cuarto apartado, por último, será la conclusión de este trabajo: presentar el


disposicionalismo relacional, que sería la forma novedosa de unificar la resonancia
ecológica con las affordances. Y es que si por un lado admitimos que las
affordances son disposiciones ancladas realmente en el mundo, que no se
manifiestan hasta que no encajan presencialmente con las disposiciones
complementarias correctas, y por el otro lado admitimos que el sistema nervioso
bajo la perspectiva ecológica es disposicional, se puede decir que las “disposiciones
complementarias correctas” mencionadas serán las disposiciones neurofisiológicas
gracias a la noción relacional de resonancia que lo hará posible.

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