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01 DE ABRIL DE 2016
CIRUGÍA I – SECCIÓN Y3
PRUEBAS DE IMÁGENES
Las pruebas de imagen, son el pilar básico en la
evaluación de los nódulos mamarios y el diagnóstico de la
patología mamaria maligna. En concreto, la mamografía,
que no ha cambiado sustancialmente en los últimos años
salvo en lo referido a cuestiones técnicas menores,
sigue siendo la prueba radiológica inicial en el estudio de
pacientes sintomáticas > 35 años o entre 30-35 años si
existen antecedentes familiares de carcinoma de mama.
La ecografía constituye una prueba
complementaria a la mamografía en estas
pacientes para caracterizar mejor una
lesión visualizada en la mamografía (sobre
todo para diferenciar los nódulos sólidos de
los quísticos) o bien ante una anomalía
palpable cuando el estudio mamográfico sea
negativo. La ecografía es, sin embargo, la
prueba de elección inicial en pacientes < 35
años.
La resonancia magnética mamaria es una prueba complementaria que posee unas indicaciones muy
específicas, efectuadas por el propio radiólogo o por el ginecólogo, generalmente tras un estudio inicial
positivo, ante la sospecha de multicentricidad o bilateralidad.
Existen múltiples tipos de secreciones mamarias. Las 2 que tienen más interés son la galactorrea y las
secreciones mamarias anormales.
La galactorrea consiste en una secreción semejante a la leche más o menos diluida, generalmente
bilateral, que aparece fuera del período puerperal (> 6 meses desde la finalización de la lactancia). Puede
asociarse a hiperprolactinemia, aunque no siempre es así, y sus causas son múltiples: fisiológicas (estrés,
sueño, succión del pezón, postaborto...); patológicas (tumores hipofisarios, hipotiroidismo primario, cirugía,
insuficiencia renal crónica...); por fármacos/drogas (clorpromacina, haloperidol, sulpirida, reserpina,
metildopa, heroína...). Su estudio excede el propósito de esta revisión.
La secreción mamaria anormal se define como aquella secreción persistente, a través de un único
ducto mamario, espontánea (mancha el sujetador) y en ausencia de lactancia1. Se estima que entre un 6 y
un 12% de las pacientes que consultan por este tipo de secreción tienen un cáncer como causa de la
misma. Este porcentaje se eleva hasta un 15% cuando la secreción es de coloración serosa o
sanguinolenta. No obstante, cabe señalar que las causas más frecuentes de secreción sanguinolenta son
benignas
En la década de los noventa, se implantó en España el Programa de detección precoz del carcinoma de
mama (screening), dirigido a una población diana femenina entre los 50 y los 69 años dependiendo de las
distintas comunidades autónomas, con el objetivo de detectar el cáncer en una fase más temprana. Se
trata de un programa de cribado en mujeres asintomáticas, a partir de la realización periódica (cada 2
años) de mamografías bilaterales en 2 proyecciones (cráneo-caudal y oblicua-medio-lateral)3. Las
mamografías son evaluadas posteriormente y por separado por 2 radiólogos (doble lectura) que en lugar
de realizar un informe radiológico estándar, cumplimentan un formulario en el que se evalúan numerosos
aspectos como son las características y composición de las mamas, las dificultades técnicas derivadas de
las mismas (por ejemplo, mamas muy densas), la presencia de nódulos, áreas de distorsión arquitectural,
micro-calcificaciones, etc., así como su localización. Finalmente, se infiere una categoría del Sistema de
Informes y Registro de Datos de Imagen de Mama (BI-RADS, en inglés Breast Imaging Reporting and
Data System) que conllevará básicamente 2 actitudes: permanecer dentro del proceso de screening y
realizar la siguiente mamografía a los 2 años, o la derivación hospitalaria para realización de pruebas
complementarias, proyecciones adicionales o biopsia. Ninguno de los radiólogos tiene acceso al resultado
de la otra lectura y en caso de que exista discordancia en la categoría final, primará siempre la categoría
de mayor nivel4.
El BI-RADS5 fue desarrollado por el American College of Radiology en colaboración con distintas
asociaciones de cirugía, medicina preventiva, oncología y anatomía patológica, en un intento de
homogeneizar y estandarizar en lo posible los informes radiológicos de la mamografía. De este modo, se
han reducido notablemente las confusiones en la interpretación de los hallazgos descritos en los
informes radiológicos, constituyendo en la actualidad una herramienta fundamental para todos los
especialistas que participan en el proceso diagnóstico y terapéutico de la patología mamaria. El sistema
BI-RADS no solo permite utilizar un lenguaje universal a la hora de describir los hallazgos radiológicos,
sino que de la categoría final inferida se derivan automáticamente una serie de actitudes o
procedimientos.
·Categoría 5: alta sospecha de malignidad. Lesiones que con casi toda certeza representan un
carcinoma de mama (probabilidad > 95%). Presenta los signos radiológicos "clásicos" de malignidad. Por
ejemplo, nódulo denso, espiculado de contornos irregulares.
·Categoría 6: hallazgos confirmados como malignos por biopsia. Se utiliza en los casos seleccionados en
los que se realiza una mamografía tras la biopsia (y su resultado) cuando la paciente ha solicitado una
segunda opinión, o sobre todo, antes del inicio de quimioterapia previa a la exéresis quirúrgica.
Creemos que es necesario que el médico de atención primaria conozca el significado y traducción
práctica del sistema BI-RADS para una correcta interpretación de los informes radiológicos, así como
para su explicación al paciente. En algunas ocasiones, el ginecólogo envía directamente el informe
radiológico a la paciente, sin verla de nuevo en consulta. Al ser un informe técnico y al no tener la
posibilidad de preguntarle al ginecólogo, es frecuente que las pacientes consulten con un grado a veces
importante de ansiedad a su médico de familia, el cual debería estar familiarizado con el manejo del
sistema BI-RADS.