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Amazon: la lógica de “el ganador se lo lleva todo”

BY DOMÈNEC MELÉ

Posted on 28/10/2015

AmazonHace casi 20 años, dos prestigiosos economistas, Robert H. Frank y


Philip J. Cook, escribieron un libro que tenía por título “The Winner-Take-All
Society” (literalmente “La sociedad del ganador se lo lleva todo”). El subtítulo
clarificaba el sentido: “Por qué unos pocos de arriba sacan más que el resto de
nosotros“. Se ocupa de un tema que sigue siendo actual: la desorbitada
remuneración de los socios o muy altos cargos directivos de firmas de élite a
las cuales la promoción exige una fuerte competición interna, que a veces es
brutal. Encontramos en este grupo firmas de consultoría, despachos de
abogados, empresas de servicios financieros e incluso empresas de
distribución al detal como Amazon.

Hay empresas de este tipo que conceden permisos por maternidad o no


permiten trabajar los sábados. Sin embargo, como comentaba recientemente
Noam Scheiberaug, las políticas de trabajo pueden ser amables, pero la
competición brutal, no lo es.

Respecto a Amazon, el pasado mes de agosto, el New York Times (NYT) publicó
un largo y documentado reportaje. Recogiendo más de 100 testimonios de
empleados y exempleados de Amazon, relataba estragos en el sistema de
competición interno, que incluso comprendía una herramienta de evaluación
online donde cada empleado podía expresar a los directivos alabanzas y
críticas sobre el desempeño de sus compañeros sin que estos se enteraran.
Una auténtica lucha de todos contra todos. Acerca del ambiente de trabajo,
un exempleado afirmaba:

“te puedo decir que es un lugar indecentemente estresante para trabajar. No


le deseo un trabajo en Amazon a mi peor enemigo. Todo el mundo estaba con
medicamentos para la depresión, bebían demasiado o tenían problemas
graves para dormir. Si trabas ahí olvídate de tener cualquier tipo de vida fuera
de la Amazonía, 75 horas semanales o más son la norma. Es absolutamente
brutal. Ni siquiera me di cuenta de lo asquerosamente abusivo que era hasta
que me fui.”

Según el citado artículo, varios padres o madres de familia dijeron que


abandonaron el trabajo o bien lo estaban considerando debido a la presión de
los jefes o compañeros para pasar menos tiempo con sus familias.

Otro antiguo empleado expresaba la consideración que merecen los


trabajadores en esta empresa: “En Amazon, no eres más que “login”, una cara
en una placa, ‘un elemento de recuento’, una fila en una base de datos en una
habitación gigante llena de servidores, a la espera del momento de “volcar” tu
pequeña aportación.”

Según el mencionado artículo del NYT, una encuesta de 2013 llevada a cabo
por PayScale, una firma de análisis de salarios, señalaba que la mediana de
permanencia en Amazon es de un año y solo el 15 por ciento de los empleados
permanece más de 5 años. No es un fracaso sino una estrategia bien pensada.
Hay muchos candidatos a entrar, pero otros muchos se van. Es parte del
sistema para retener a los “mejores” o más bien los que son capaces de
sobrevivir en Amazon. Por otra parte, se penaliza a pagar parte del bono a
cobrar si se sale antes de un año. Pero no todo dinero; motiva también saberse
ganador, sacar una mejor evaluación que los otros, enfrentarse con retos cada
vez más exigentes. Es lo que persiguen los responsables últimos de la empresa
para lograr el máximo de cada trabajador, pero ¿es bueno?

Esta mentalidad competitiva propiciada por “la lógica del que gana se lo lleva
todo” favorece que la mayoría se queme y abandone la empresa y, los que se
quedan, tengan que sacrificar su vida personal o familiar quizá hasta el punto
de vivir para la empresa.

Hay una “ecología humana” de adaptación de las personas a su entorno, pero


no toda adaptación es plausible. El desarrollo humano es mucho más que
adaptarse: es crecer en humanidad. Culturas como la de Amazon y la de otras
empresas con estilos parecidos pueden hacer a uno más productivo,
halagándole con el espejuelo del éxito o del dinero, pero destrozándolo en su
humanidad. Empresas como esas crecen, enriquecen a los que están más
arriba, pero de ningún modo contribuyen a mejorar la sociedad.

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