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TEMA 1 LOS ESTADOS DE CRISTO

A. El estado de humillación (Anonadamiento). El estado de humillación


consiste en que Cristo dejó de lado su majestad divina, la cual le pertenecía
como gobernante soberano del universo, y asumió la naturaleza humana en
calidad de siervo; y que él, que es el supremo dador de la ley, se sujetó a
las demandas y la maldición de la ley. Esta doctrina está basada en pasajes
tales como Mateo 3:15; Gálatas 3:13; 4:4; y Filipenses 2:6-8. Este Manual
de doctrina reformada estado de Cristo se refleja en su correspondiente
condición, de la cual nosotros comúnmente distinguimos las siguientes
etapas:

1. La encarnación y el nacimiento de Cristo. En la encarnación el Hijo de


Dios, llamado algunas veces el Verbo (Jn. 1), se hizo carne. Esto no
significa que él cesó de ser lo que era y que se transformó en hombre. En
su naturaleza esencial el Hijo de Dios es exactamente el mismo antes y
después de la encarnación. Más bien, significa sencillamente que además
de su naturaleza divina, asumió una naturaleza humana completa, que
consiste de cuerpo y alma (Jn. 1:14; Ro. 8:3; 1 Ti. 3:16; 1 Jn. 4:2; 2 Jn. 7).
a. Por medio de la encarnación, realmente llegó a convertirse en
miembro de la raza humana. Cristo derivó su naturaleza humana de
la sustancia de María.
b. Debemos afirmar lo anteriormente dicho en oposición a los que
afirman que Cristo recibió su naturaleza humana de parte del cielo y
que María era simplemente un conducto o canal a través del cual
pasó.
c. Esto acentúa el hecho de que el nacimiento de Cristo nada tiene de
ordinario sino que es sobrenatural, en virtud de lo cual fue llamado
"el Hijo de Dios".
 El elemento más importante en relación con el nacimiento de
Jesús fue la operación sobrenatural del Espíritu Santo, porque
a causa de eso únicamente fue posible este nacimiento
virginal. La Biblia se refiere a este hecho particular en Mat. 1:
18-20; Luc. 1: 34, 35; Heb. 10: 5.
 La obra del Espíritu Santo en relación con la concepción de
Jesús, fue doble;
(1) fue la causa eficiente de lo que fue concebido en el
vientre de María, y de esta manera se excluyó como
factor eficiente la actividad del hombre. Esto estuvo
completamente en armonía con el hecho de que la
persona que iba a nacer no era humana, sino la
persona del Hijo de Dios, que como tal no estaba
incluido en el pacto de obras y se encontraba libre de la
culpa del pecado.
(2) El Espíritu Santo santificó la naturaleza humana de
Cristo en su mero principio, y de esta manera lo
conservó libre de la corrupción del pecado.

No podemos decir con exactitud como ejecutó el Espíritu Santo esta obra
santificante, porque todavía no se ha entendido lo suficiente de qué modo
pasa la contaminación del pecado ordinariamente de padres a hijos. Sin
embargo, debería notarse que la influencia santificante del Espíritu Santo
no estuvo limitada al momento de la concepción de Jesús, sino que
continuó a través de toda su vida, Juan 3: 34; Heb. 9: 14. Solamente por
medio de esta concepción sobrenatural pudo Cristo nacer de una virgen. La
doctrina del nacimiento virginal está basada en los siguientes pasajes de la
Escritura, Isa. 7: 14; Mat. 1: 18, 20; Luc. 1: 34, 35, y está apoyada también
por Gál. 4: 4.

La encarnación, definitivamente fue un acto de humillación que él tomara la


forma de «carne», es decir, que asumiera la naturaleza humana tal como es
desde la caída, débil y sujeta al sufrimiento y a la muerte, aunque en su
caso, libre de la mancha del pecado. La doctrina de la persona y la obra de
Cristo

LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO.


Por lo general, se piensa que los sufrimientos de Cristo tienen que ver
solamente con su agonía final. Sin embargo, lo cierto es que toda su
vida fue una vida de sufrimiento. El Señor vivió una vida de servicio, una
vida sin pecado en un mundo maldecido por el pecado. El camino de la
obediencia fue para él un camino de sufrimiento.

1. Los sufrimientos de Cristo en las tentaciones.


Fueron las tentaciones parte integral de los sufrimientos de Cristo.
Fueron tentaciones que encontró en el camino del sufrimiento, Mat. 4:1-
11 (y paralelos); Luc. 22:28; Juan 12:27; Heb. 4:15; 5:7, 8.
Su ministerio público comenzó con un período de tentación, pero todavía
después se repitieron las tentaciones, en intervalos, hasta llegar al
oscuro Getsemaní.

2. Únicamente por haber entrado a pruebas idénticas a las de los hombres,


en sus tentaciones, pudo Jesús convertirse en el sumo sacerdote
profundamente compasivo, y alcanzar las alturas de una perfección
probada y triunfante, Heb. 4: 15; 5: 7-9.

3. No debemos defraudar la realidad de las tentaciones de Jesús en su


carácter de último Adán, quien asumió nuestra semejanza en todo, y
que fue tentado en todo, pero no pecó. Heb
4. Varias causas produjeron los sufrimientos de Cristo.
Todos los sufrimientos de Cristo fueron el resultado del hecho de haber
tomado el lugar de los pecadores vicariamente. Pero debemos distinguir
varias causas próximas, por ejemplo:
a. El hecho de que el Señor del universo haya tenido que ocupar la
posición de sirviente, y es más, la posición de un cautivo o esclavo, y
que aquel que tenía derecho hereditario de mando estuvo sujeto a
obedecer.
b. b. El hecho de que aquel que era puro y santo tuviera que haber
vivido en una atmósfera pecaminosa y corrompida, en asociación
diaria con pecadores, recordando constantemente la grandeza de la
culpa con la que estaba cargado por causa de los pecados de sus
contemporáneos. Mt 17:17;
c. c. Su perfecto conocimiento y clara anticipación, desde el mero
principio de su vida, de los extremos sufrimientos que habían como
de derramarse sobre El en el término de ella. Supo exactamente lo
que tenía que venir y la perspectiva estaba muy lejos de ser
agradable.
d. d. Por último, también las privaciones de la vida, las tentaciones del
diablo, el odio y rechazamiento de su pueblo, y el maltrato y las
persecuciones a las que estuvo sujeto. Jn 1:11; Lc 19:; 47; Jn 7:1; Lc
4:13.

La única forma en que Jesús pudo llegar a ser un verdadero sumo


sacerdote —uno que «puede socorrer a los que son tentados»—, fue
participando de las verdaderas desgracias de los seres humanos (Mt. 4:1-
11; Le. 22:28; Jn. 12:27; Heb. 2:18; 4:15; 5:7-9). Nadie ha podido responder
satisfactoriamente la pregunta: ¿cómo pudo Jesús haber sido tentado si
carecía de pecado? Por un lado, debemos afirmar que sus tentaciones
fueron reales, y por otro lado, debemos tener la certeza de que dichas
tentaciones jamás hubieran podido hacer pecar a Jesús.

LA MUERTE DE CRISTO.
La muerte a la que nos referimos es la muerte física de Cristo. Él no
murió como consecuencia de un accidente, ni por mano de un asesino,
sino por causa de una sentencia judicial.
a. Era importante que esto sucediera de esta forma porque él debía
«ser contado entre los transgresores» (Le. 22:37; Is. 53:12).
b. También era importante que fuera juzgado y sentenciado por un juez
romano, personaje que representaba el máximo poder judicial en el
mundo, que operaba por la gracia de Dios y que administraba justicia
en el nombre de Dios. (Juan 19:10,11).
c. Además, tuvo un significado especial el hecho de que no fuera
decapitado o apedreado hasta la muerte, sino crucificado (práctica
no judía).
d. Al sufrir aquel castigo romano, fue reconocido entre los peores
criminales y la escoria de la humanidad, y así cumplió las exigencias
más extremas de la ley. Al mismo tiempo, sufrió una muerte infausta
y de esta forma demostró estar bajo la maldición de Dios por causa
nuestra (Dt. 21:23; Gá. 3:13).

4. La sepultura de Cristo. Podría parecer que la muerte de Cristo fue la


última etapa de su humillación, especialmente si se toman en cuenta las
últimas palabras en la cruz: «Todo se ha cumplido» (Jn. 19:30). Pero estas
palabras, con toda probabilidad, se refieren a su sufrimiento activo.
a. Es indudable que su entierro también formó parte de su humillación.
Parte del castigo del pecado consiste en que el ser humano regrese
al polvo de la tierra (Gn. 3:19).
b. Además, varios pasajes de la Escritura sugieren el descenso que la
permanencia del Salvador en la tumba fue una humillación (Sal.
16:10; Hch. 2:27, 31; 13:34, 35).
c. El libro de Romanos 6:1-6 presenta al pecador como siendo
sepultado con Cristo, y esto se refiere al descenso, al desprenderse,
a la destrucción de la vieja naturaleza.
d. Esto claramente indica que la sepultura de Cristo es considerada
parte de su humillación. La sepultura de Cristo sirve para que los
redimidos no tengan terror a todo lo que involucra el sepulcro y para
santificarlo.

5. El descenso de Cristo al Hades. Después de hablar de los sufrimientos


y de la muerte del Salvador, el Credo Apostólico agrega: «descendió a los
infiernos». Estas palabras han sido interpretadas de muy distintas maneras.
a. Los católicos romanos las interpretan diciendo que, después de la
muerte, Cristo descendió al limbus patrum, lugar donde estaban
aprisionados los creyentes del Antiguo Testamento, para librarlos y
llevarlos al cielo.
b. Los luteranos consideran que el descenso a los infiernos es la
primera etapa de la exaltación de Cristo, una marcha triunfal, quizá
entre su muerte y resurrección, para celebrar su victoria sobre los
poderes de la tinieblas.
c. La Iglesia de Inglaterra sostiene que mientras el cuerpo de Cristo
estaba en el sepulcro, su alma se dirigió a aquella parte del abismo
llamada paraíso, donde habitan las almas justas, y les presentó una
exposición plena de la verdad.
d. Finalmente, las iglesias reformadas interpretan generalmente la frase
«descendió a los infiernos» en forma figurada, como una manera de
expresar la idea de que Cristo sufrió los tormentos del infierno tanto
en Getsemaní como en la cruz. En general, parece que lo mejor
sería combinar dos pensamientos:
(a) que Cristo sufrió los tormentos del infierno en el huerto y en
la cruz; y (b) que él experimentó la más profunda humillación
que el estado de la muerte ofrece.

La doctrina del descenso a los infiernos se basa en los siguientes pasajes


de la Escritura: Salmo 16:8-10; Efesios 4:9; 1 Pedro 3:18, 19 y 4:6.

B. El estado de exaltación. En el estado de exaltación Cristo dejó de estar


sujeto a la ley como una obligación del pacto, habiendo pagado el castigo
por el pecado y habiendo merecido la justicia y la vida eterna para el
pecador. Como Mediador, ingresó al pleno favor y la complacencia de Dios
y fue coronado con la correspondiente gloria y honor. Su condición tuvo que
demostrar que el castigo del pecado había sido abolido. Su exaltación
también fue su glorificación. Los católicos romanos y los luteranos enseñan
que la exaltación de Cristo comenzó con el descenso al abismo. Sin
embargo, las iglesias reformadas mantienen que comenzó con la
resurrección de Cristo. Aquí deben ser tomadas en consideración cuatro
etapas:

1. La resurrección de Cristo. La resurrección fue el gran punto decisivo en


los estados de Cristo.

a. La naturaleza de la resurrección. La resurrección de Cristo no


consistió en el simple hecho de haber vuelto a la vida nuevamente y
que el cuerpo y el alma fueron reunidos. Si esto es todo lo que
involucró, él no podría haber sido llamado «primicias de los que
murieron» (1 Co. 15:20), ni «el primogénito de la resurrección» (Col.
1:18; Ap. 1:5). Más bien consistió en que su naturaleza humana,
tanto cuerpo como alma, fue restaurada a su pureza, fuerza y
perfección original, e incluso fue elevada a un nivel superior, mientras
que su cuerpo y alma eran reunidos en un organismo viviente.
 Fue muy evidente que después de la resurrección su cuerpo
sufriera un cambio muy drástico. Era el mismo, y sin embargo,
tan diferente que no era fácilmente reconocible.
 Era un cuerpo material y real, y al mismo tiempo podía
instantáneamente aparecer o desaparecer de una manera
sorprendente; era un cuerpo transformado en un órgano
perfecto del espíritu, y era por eso «espiritual» (Le. 24:31, 36,
39; Jn. 20:19; 21:7; 1 Co. 15:50).

Evidentemente, también hubo un cambio en la existencia del alma de


Cristo. Esto no significa que él cambió religiosa o éticamente, sino
que su alma fue dotada de nuevas cualidades, perfectamente
adecuadas a su futuro ambiente Manual de doctrina reformada
celestial. Por medio de la resurrección, se convirtió en el Espíritu que
da vida (1 Co. 15:45).
b. El significado de la resurrección. La resurrección de Cristo tiene
un triple significado: (a) significa que por medio de la resurrección
Dios Padre declaró que Cristo había cumplido todas las demandas
de la ley como una obligación del pacto; (b) simboliza lo que los
creyentes experimentarán en su justificación, nacimiento espiritual y
futura resurrección (Ro. 6:4, 5, 9; 8:11; 1 Co. 6:14; 15:20-22; 2 Co.
4:10,11,14; Col. 2:12; 1 Ts. 4:14); y (c) es la causa de nuestra
justificación, regeneración y resurrección final (Ro. 4:25; 5:10; Ef.
1:20; Fil. 3:10; 1 P. 1:3).

c. La negación de la resurrección. La resurrección de Jesucristo es


un milagro que desafía toda explicación natural. Por esa misma
razón, muchos en el pasado y en la actualidad niegan la resurrección
de Cristo, arguyendo que es una imposibilidad física y que la materia,
con el pasar del tiempo, llega a incorporarse a muchos organismos y
que jamás puede ser restituida en el cuerpo del que alguna vez
formó parte. Pero aquellos que niegan la resurrección deben explicar
por qué durante el primer siglo de la era cristiana la creencia general
consistía en afirmar la resurrección de Cristo. Se han ofrecido varias
explicaciones, tales como: (a) que los apóstoles y otros testigos
iniciales encajaron una mentira al pueblo crédulo; (b) que en realidad
Jesús no murió, sino que simplemente se desmayó, en tanto que los
apóstoles pensaron que él realmente había muerto; (c) que debido al
estado mental tan agitado en que los apóstoles y las mujeres se
encontraban, vieron visiones de Jesús y confundieron éstas con
verdaderas apariciones; y (d) que la historia de la resurrección fue
realmente tomada de otras religiones orientales y derivada de mitos
paganos. Pero estas explicaciones ignoran los hechos relacionados
al caso, tal como la Escritura los presenta.

2. La ascensión de Cristo. La Escritura no resalta tan abiertamente


la ascensión de Cristo como su resurrección. Esta última fue
realmente el punto culminante en la vida de Jesús, y la ascensión
puede ser considerada como su complemento necesario y su
consumación. Esto no significa que la ascensión carece de un
significado independiente. Las pruebas que la Escritura ofrece al
respecto son más que suficientes. Jesús la mencionó una y otra vez
antes de su muerte. La doctrina de la persona y la obra de Cristo (Jn.
6:62; 14:2,12; 16:5, 10, 17, 28; 17:5; 20:17). Lucas nos ofrece un
doble informe de ella (Le. 24:50-53; Hch. 1:6-11). Pablo se refiere a
ella repetidamente (Ef. 1:20; 4:8-10; 1 Ti. 3:16), y la Epístola a los
Hebreos trae a colación su significado (1:3; 4:14; 9:24).

a. La naturaleza de la ascensión. Se describe a la ascensión


como el ascenso visible de la persona del Mediador desde la
tierra hacia el cielo, de acuerdo a su naturaleza humana. Fue
una transición de lugares, un ir de un lado a otro. Esto implica,
por supuesto, que tanto el cielo como la tierra son lugares.
Pero la ascensión de Jesús no consistió simplemente en una
transición de un lugar a otro; también incluyó otro cambio en la
naturaleza humana de Cristo. Aquella naturaleza pasó a la
plenitud de la gloria celestial y se adaptó perfectamente a la
vida del cielo. Algunos eruditos cristianos de tiempos recientes
consideran que el cielo es una condición y no un lugar, y por
eso cree que la ascensión no posee localidad. Sin embargo, la
Escritura presentan claramente al cielo como un lugar. Es el
lugar de habitación de seres creados, tales como los ángeles y
los santos (Mt. 18:10; 2 Co. 5:1), y se le menciona muchas
veces junto a la tierra, la cual es un lugar (1 Cr. 16:31; Ec. 5:2;
Is. 66:1). Además, la Biblia dirige nuestra atención arriba a los
cielos, y abajo al infierno (Dt. 30:12; Jos. 2:11; Sal. 139:8; Ro.
10:6, 7).

b. El concepto luterano de la ascensión. El punto de vista


luterano acerca de la ascensión es diferente al de los
reformados. Ellos no consideran que sea una transición de
lugares, sino un cambio de condición, por lo cual la naturaleza
humana de Cristo pasó a gozar y ejercer plenamente las
perfecciones divinas que le fueron comunicadas en la
encarnación y llegó así a ser permanentemente omnipresente.

c. El significado de la ascensión. En la ascensión vemos a


Cristo como nuestro gran sumo sacerdote que entra en el
santuario interior para presentarle al Padre su sacrificio
completo.
 Da a entender proféticamente la ascensión de todos los
creyentes, que ya están sentados en las regiones
celestiales con Cristo (Ef. 2:6); y están destinados a
estar con él para siempre (Jn. 17:24).
 Finalmente, también sirve como instrumento para
preparar un lugar para aquellos que son de Cristo. El
Señor mismo señala la necesidad de ir al Padre, a fin
de preparar un lugar para sus discípulos (Jn. 14:2, 3).

3. La presencia de Cristo a la derecha del Padre. Después de la


ascensión, Cristo tomó su lugar en el trono sentándose a la diestra
del Padre. Él predijo que se sentaría a la derecha del Todopoderoso
(Mt. 26:64). Pedro menciona esto en sus sermones (Hch. 2:33-36;
5:31), y varios pasajes en las epístolas se refieren a esto (Ef. 1:20-
22; Heb. 10:12; 1 P. 3:22; Ap. 3:21; 22:1).
a. Es obvio que la expresión «a la derecha del Padre» no puede
ser interpretada literalmente, sino que se debe entender como
una indicación figurada del lugar donde reside el poder y la
gloria.
b. Por lo tanto, la presencia de Cristo sentado a la derecha del
Padre significa sencillamente que se le ha otorgado el poder
de gobernar a la iglesia y al universo, y que debe compartir la
correspondiente gloria.
c. Consiste en su inauguración pública como el Dios-Hombre.
Ahora que está sentado a la derecha del Padre, Cristo
gobierna y protege su iglesia y ejerce autoridad sobre el
universo en nombre de su pueblo; presenta su sacrificio
completo al Padre, haciéndolo efectivo y asegurando sus
beneficios por medio de la constante intercesión por todos los
creyentes; y continúa enseñando a su pueblo por medio del
Espíritu Santo y de instrumentos humanos.

4. El retorno físico de Cristo. El punto culminante de la exaltación


de Cristo no se realizará hasta que él retorne en su capacidad de
juez. Él mismo se refiere a esto como una prerrogativa especial (Jn.
5:22,27), y así lo hacen los apóstoles (Hch. 10:42; 17:31). Varios
pasajes más se refieren también a su actividad judicial (Mt. 19:28;
25:31-34; Le. 3:17; Ro. 2:16; 14:9; 2 Co. 5:10; 2 Ti. 4:1; Stg. 5:9).
Algunos ubican el retorno de Cristo en el pasado, arguyendo que la
promesa de su segunda venida fue realizada cuando él retornó en la
persona del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Pero este
retorno fue espiritual e invisible, en tanto que la Biblia nos enseña
que debemos esperar el retorno físico y visible de Cristo (Hch. 1:11).
Aún después de Pentecostés se nos enseña que debemos esperar la
futura venida de Cristo (1 Co. 1:7; 4:5; 11:26; Fil. 3:20; Col. 3:4; 1 Ts.
4:15-17; 2 Ts. 1:7-10; Tit. 2:13; Ap. 1:7). La segunda venida de
Jesucristo tendrá el propósito de juzgar al mundo y consumar la
salvación de su pueblo. Marcará la victoria total de su obra redentora.
172 La doctrina de la persona y la obra de Cristo.

Preguntas de repaso.
1 ¿En qué consisten los estados del Mediador? ¿Qué es el estado de humillación?
¿En qué consiste la encarnación?
2. ¿Cómo recibe Cristo su naturaleza humana? ¿Qué prueba bíblica tenemos para
el nacimiento virginal? ¿Cuál fue la obra del Espíritu Santo en relación al
nacimiento de Cristo?
3. ¿Fue la encarnación parte de la humillación de Cristo? ¿Es correcto afirmar que
Cristo sufrió únicamente al final de su vida? ¿Cuál es la naturaleza de sus
sufrimientos?
4. ¿Qué significa que Cristo padeció una muerte judicial y que murió crucificado?
5. ¿Cuál es el significado de la sepultura de Cristo? ¿Cuáles son los diferentes
puntos de vista acerca del descenso al abismo?
6. ¿En qué consiste el estado de exaltación?
7. ¿En qué consistió la naturaleza de la resurrección de Cristo? ¿En qué sentido
fue transformado el cuerpo de Cristo después de la resurrección? ¿Sufrió algún
otro cambio?
8. ¿Cuál fue el significado de la resurrección? ¿Cuál es la base que algunos usan
para negar la resurrección? ¿Qué teorías se han presentado para explicar la
creencia general en la resurrección de Cristo?
9. ¿Cómo está relacionada la ascensión de Cristo con su resurrección? ¿Cómo
prueba la Escritura que la ascensión consistió en cambio de lugares?
10. ¿Cuál es la perspectiva de los luteranos acerca de la ascensión?
11. ¿Qué significado tiene la ascensión?
12. ¿Qué significa el hecho de que Cristo está sentado a la derecha de Dios?
¿Qué obra cumple él durante su presencia a la derecha de Dios?
13. ¿Retornó Cristo en la persona del Espíritu Santo? ¿Fue ésta la anunciada
segunda venida de Cristo?
14. ¿Cuál es el propósito de la segunda venida de Cristo?

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