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Hay dos grupos de palabras en el NT que expresan la acción de plegarse del hombre,
su subordinación voluntaria a una persona o al poder de otro que le sale al encuentro a
través de los acontecimientos. En ese caso se aplica al hombre el término npavq
[prays] o 6362se le llama XOUIEIVÓQ [tapeinós]. Ambos grupos de palabras están
ligados por el hecho de que en muchos pasajes reemplazan al mismo término hebreo.
Si en los pasajes en que aparece nptxvQ (prays) se llama la atención más bien sobre la
amabilidad respetuosa que que se muestra ante el otro, el término tapeinós subraya
ante todo la actitud de subordinación, sea ésta adoptada de un modo forzoso o
voluntario. Las palabras de +ambos grupos aparecen a menudo juntas. En el núcleo
central del testimonio bíblico aparece el «ser prays» —concebido casi siempre
helenísticamente como una virtud activa— como una consecuencia del «ser tapeinós»,
expresión que ha recibido con más fuerza la impronta de su trasfondo hebreo y que
tiene el sentido de una merma existente, ocasionada o asumida. Ambos términos
expresan no sólo un porte exterior, sino también una actitud del espíritu.
Epieikés y sus derivados expresan ante todo los sentimientos mesurados, razonables,
ordenados, en contraposición al libertinaje o al desenfreno. Luego describen la manera
delicada e indulgente de comportarse en los asuntos jurídicos: una manera que suaviza
¡a dureza del derecho con sus leyes y exigencias y que se contrapone a otra manera de
proceder, que quiere imponer a toda costa el derecho, aunque sea el propio.
2. Prays (19 veces en los LXX) traduce al hebreo 'án¡ (3 veces), miserable, pobre,
humilde y sobre todo a su forma secundaria (posterior) 'ánáw (13 veces), humilde,
suave. El hecho de que la versión de los LXX pueda traducir también 'ánaw (21 veces
en el AT) y 'uní (65 veces en el AT) por névnQ [penes], TZXWXÓQ [ptóchós] (->
pobre) y -» xa-EEivÓQ [tapeinós] nos muestra a las claras la amplia gama de matices
que posee el vocablo hebreo, y que no puede ser completamente abarcada por ninguna
de dichas traducciones.
(itpaÜQ) Humildad
Pero Yahvé toma partido en favor de este 'am (Ex 22, 24; Dt 24,14 s), al igual que los
profetas (Is 3, 14 s; 10, 2; Am 2, 7; 8, 4; Zac 7, 10) y la literatura sapiencial (Prov 14,
21; 22, 22; 31, 9.20). Dado que Yahvé es el Dios de los humildes (Sal 25,9; 149,4; 34,
3), escucha y consuela a aquellos de quienes los hombres no se compadecen (Is 29,19;
Job 36, 15), hasta que logre cambiar las circunstancias existentes y las ponga a su
favor (Is 26, 6; Sal 37, 11; 147, 6).
Así, el vocablo 'am y luego mucho más todavía 'anaw, además de designar a los
pobres en sentido estricto, pasan a ser una autodenominación religiosa de aquellos
que, en una situación de necesidad, sólo buscan humildemente la ayuda de Yahvé o
bien la han encontrado (Lutero traduce preferentemente por miserable o desgraciado
[elend]: Sal 40,18; 102,1; Sof 2, 3; 3,12; Is 41,17; 49,13; 66, 2), y en los textos de
Qumrán, de los miembros de la comunidad en general (-> pobre, art. nzojxá;
[ptdchós] II, 5). A partir de aquí, la palabra puede adquirir a veces el significado de
humilde, sumiso, modesto (Nm 12, 3; Ecl 6, 8).
En los pasajes mesiánicos del AT el rey salvador constituido por Dios será el defensor
de todos los pobres y desheredados (Sal 45, 5; 72; Is 11, 4; 61, 1). El vocablo 'áni
nunca se usa como atributo de Dios, pero en Zac 9, 9 (cf. Nm 12, 3; Eclo 45, 4)
probablemente es un título honorífico del mesías. Utilizando la montura de los
humildes, se acerca a los pobres y desheredados, para los cuales ser-comprendidos
significa la comunidad de destino, la unión en la alianza. El rey de la paz aceptará la
condición sociológica del pobre: no tendrá posesiones, ni medios para ejercer poder,
ni derecho alguno sobre la tierra.
III En el NT los vocablos se encuentran en Pablo, Sant, 1 Pe, Hech (una vez epieíkeia)
y en Mt (3 veces prays). El influjo veterotestamentario sólo puede reconocerse con
claridad en Mt (en 2 citas); en los demás casos predominan el uso de los vocablos en
el sentido helenístico. Hasta qué punto el NT piensa a partir de los LXX y de su
trasfondo veterotestamentario es una cuestión que no siempre puede decidirse con
claridad. Pero podemos hacer a este respecto dos series de afirmaciones:
a) Los profetas la formulan mediante la amenaza del juicio (Am 2, 7, cf. la y 13 ss; 8,
6, cf. 7 s; Is 2, 9.11.17; 5, 15: 10, 33; 14, 32: contra los filisteos; Sof 2, 3; Ez 21, 31)
al que se contrapone la promesa (Sof 3, 12, junto con npai¡<; [prays]; Ez 17, 24; Is 49,
13; 53, 8, donde los LXX interpretan: «Por su (obediente: v. 7) humillación Dios
anuló (el verbo en pasiva es una paráfrasis del nombre de Dios) el juicio que pesaba
sobre él»; Is 54, 11; también Is 66, 2b; 26, 6, en el cántico de victoria de la apocalipsis
isaiana, que es tardía).
c) Sal y Lam la expresan a través de la certidumbre del que ora de ser escuchado por
Dios (Sal 10,17 s [LXX 9, 38 s]; 25 [24], 18; 31 [30], 8; 34 [33], 19; 38 [37], 10-23;
44 [43], 20.26 s; 51 [50] 19; 74 [73], 21, en paralelismo con -> pobre; 82 [81], 3-8: los
«dioses» son incapaces de hacer justicia al humilde, por eso él debe dirigirse a 3Dios;
90 [89], 3: polvo TM = tapeínosis LXX; 102 [101], 16 ss, espec. v. 18; 113 [112], 5 s:
cántico de alabanza; 116, 310 [115,1] con respecto a 116,1 s [114, 1 s]: cántico de
acción de gracias; 119 [118], 50.67.71.75.92: la ley de Dios sirve de consuelo en la
humillación; 107; 153; 131 [130], 2: cf. supra I; 136 [135], 23: cántico de acción de
gracias; 138 [137], 6: cf. supra 113 [112]; 142 [141], 7, y passim. Lam 1, 5b.8b.12c
con respecto al v. 20; 2, 5c con respecto a 3los vv. 18.20; 3, 32-34 con respecto a los
vv. 31.37 s. Cf. también el v. 4 en el cántico de alabanza de Is 25, 1-5).
La invitación que hace Jesús a los hombres de seguirle no lleva consigo ningún
éthos basado en las obras, como nos lo muestran sus palabras sobre la humildad
en Mt 18,1-5: la exhortación a humillarse, a hacerse como niños (v. 4), no
significa un hacerse más pequeño de lo que se es, sino un saber (al igual que los
niños) cuan pequeño se es realmente. Así pues, la humildad consiste en saber «lo
poco que somos realmente delante de Dios. Pero mediante la palabra "niño" se
alude a la vez al Padre que está en los cielos.
Por eso esta humildad y pequenez es a la vez alegría y bienaventuranza»
(Schniewind, ad locum, cf. también JJeremias, Las parábolas de Jesús, 19764,
232), ya que ella nos hace participar del reino de los cielos.
¿Cómo se puede llegar a esta actitud? Si esta postura estuviese basada en una
idiosincrasia del hombre, la carencia de ella no necesitaría la menor disculpa. Si
se intenta ejercitar un comportamiento adecuado a ella, hay que hacer constar en
seguida que este ejercicio puede, en el mejor de los casos, lograr unas formas
externas; en cambio, la humildad entendida en el sentido bíblico es ante todo
una actitud interior. Si se la considera como un fruto del espíritu, ello quiere
decir que sólo puede desarrollarse sobre el terreno de la fe y sólo cuando el
hombre se ha reconocido culpable delante de Dios y ha reconocido que Dios está
en su derecho. Sólo cuando él se inclina ante Dios a través de este
autorreconocimiento puede establecer con el prójimo una relación que esté en
consonancia con la solidaridad en la culpa y en la midericordia divina. Sólo
cuando ha reconocido que ni posee ni puede adquirir el menor derecho a la
salvación o a la gracia de Dios y que, a pesar de ello, ha encontrado amparo y
protección en la providencia de Dios a través de Cristo, puede entender que no
necesita justificarse a sí mismo ni pensar en términos de supremacía. Pero la
existencia en la gracia le hace libre, exento de envidia, no sólo para ver y aceptar
el progreso de los demás, sino también para fomentar su bien. Por otra parte, el
evangelio nos enseña que el que ellos sean o no agradecidos no debe tener
para nosotros la menor importancia.