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Red de Ayuda Emocional Sebastián Palermo

¿QUÉ ES LA ADICCIÓN?
Hablar de personas adictas va mucho más allá de aquellos que consumen sustancias como la cocaína, la
marihuana o el alcohol. Para poder abordar esta temática es importante hablar del signi cado de la palabra adicto
el cual la mayoría desconoce. Adicción está compuesta por: a: sin y dicción: hablar; técnicamente hace mención a
“el que no habla”.
Antiguamente se utilizaba esta palabra para referirse a quienes eran discípulos ya que seguían a su
maestro y aprendían de él de forma silenciosa. Con el tiempo, el mismo término se comenzó a utilizar para los
esclavos ya que estos no tenían derecho a hablar ni mucho menos a emitir un juicio u opinión. Más adelante, esta
palabra se aplicaría a las personas que no tienen la capacidad de expresar sus problemas.
Las adicciones actualmente son las conductas repetitivas de un ser humano ante situaciones de angustia, de
inquietud interna o sensación de aburrimiento. El problema está cuando ante estos eventos, por el hecho de no
querer afrontarlos, recurrimos a conductas que en otro momento nos dieron placer.
No necesariamente alguien es adicto sólo a la bebida o a las drogas, podemos ser adictos al celular, a la
comida, a las redes sociales, etc., por el sólo hecho de no estar satisfechos o por estar viviendo una angustia.
Cuando repetimos conductas que nos liberan de la angustia entramos en un proceso de adicción. Es cierto que las
adicciones son diferentes y las consecuencias también, no obstante, lo que hoy quisiera plantear no es a qué somos
adictos sino por qué desarrollamos conductas adictivas.
Si nuestro intento es esquivar mediante la búsqueda de placer una situación que debemos afrontar (un trabajo, un
estudio, una situación relacional) ahí es donde tenemos un problema. Es por ello que necesitamos analizar cómo
estamos resolviendo las diferentes situaciones que se presentan en nuestras vidas.
Por lo general la adicción tiene que ver con un estado de angustia que no está siendo canalizado. Las
palabras de algún modo nos permiten expresar qué nos está sucediendo. Siempre que tenemos una
crisis y podemos hablar con alguien esta acción nos ayuda a ponerle nombre a aquello que nos ocurre. Un padre,
un amigo, un consejero espiritual o quien sea que nos pueda auxiliar es importante para que verbalicemos lo que
estamos viviendo. De esta manera el nivel de angustia desciende.
Pero cuando no puedo hablar, cuando no he desarrollado el hábito de ponerle palabras a lo que me pasa, esa
angustia va a buscar manifestarse de alguna manera y la forma en la que lo hará tiene que ver con el placer. Éste,
muchas veces va a calmar la angustia, pero no la va a resolver. La adicción tiene que ver con esto, es un problema
más emocional que de conducta. A la larga sí se va a convertir en un problema conductual, pero en primer lugar
está ligado a una angustia.
Cuando un joven que consume dice “mi problema no tiene que ver con las drogas”, de alguna manera
tiene razón. Él está viviendo algo mucho más profundo que el consumo de sustancias. Lamentablemente muchas
veces cuando se intenta resolver un problema de adicciones se pone todo el enfoque en la sustancia.
En otras palabras, para poder resolver un problema de angustia va a ser necesario hablar y no quedarse callados.
Comunicarnos siempre va a dar resultado.

@dr.palermo
si es bueno para vos que lo sea para otros, pasalo.





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