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Roa – Psiquiatría
Los disturbios psíquicos: Enfermedades mentales y concepto de enfermedad
Los disturbios psíquicos, ya sea breves o prolongados, se caracterizan porque la psique está absorta
en ellos mientras duran, sin libertad para dedicarse a sus propias tareas. En muchas ocasiones, sin
embargo, el paciente cree estar en la verdad, y es el médico quien tropieza con el disturbio. Cuando
el enfermo enjuicia como psíquicamente anormal lo que le ocurre, se habla en psiquiatría de la
existencia de neurosis genuinas o reactivas, de personalidades o reacciones psicopáticas
Neurosis y psicopatías El neurótico enjuicia bien su situación, tiene noción y conciencia de ella
y expresa sus males en lenguaje notificativo, y no comunicativo, como el psicótico.
El psicópata es en apariencia normal, pero de difícil convivencia, pues no medita el grado en que su
conducta es intolerable. Tiene conciencia de su anormalidad, y es visto como poco confiable y
enredoso. "En lo de jugarse el trabajo yace lo céntrico de las psicopatías".
El hipertímico lleva una vida desenfrenada
El abúlico se deja arrastrar a cualquier aventura
El histérico es sediento de valoración, de mimo, de afecto
El fanático es incapaz de aceptar creencias y posturas diversas a las suyas
El caracterópata tiene los mismos rasgos anormales del psicópata, pero con alta conciencia del
perjuicio que para su desarrollo íntimo esto le ocasiona y lucha contra ello.
Psicosis En las psicosis el enfermo puede ver que algo extraño le ocurre a su mente, e incluso
tener conciencia de que está enfermo, pero no hay noción de que aquello es un trastorno con peligro
de disolución de la psiquico. Prevalece en el cuadro una noción nihilista de inservibilidad. En su
relación con el médico, el lenguaje es comunicativo y no notificativo, o sea, la persona no parece
preocuparse de que se entiendan bien sus molestias. Es característico de la psicosis además que se
detiene el enriquecimiento personal, como sucede a paranoicos, maníacos, depresivos y
esquizofrénicos.
Las psicosis reactivas y la dramatización de los conflictos En las psicosis endógena y exógena
participan activamente lo cultural, lo biográfico, lo religioso del paciente, pero la psicosis reactiva
se origina y mantiene exclusivamente en lo psíquico, convirtiendo lo realmente experimentado en
representación, en el sentido teatral, mostrando los afectos, creencias y formas de existir que traban
su mundo íntimo.
Los instintos y la sinrazón Según las escuelas freudianas, los conflictos actuales no son los
verdaderos originantes de las psicosis reactivas, sino simples detonadores de viejos conflictos no
resueltos edípicos o pre-edipicos, que asaltaran al Yo consciente debido a que le repugnan por su
desenfrenada perversidad. Y corre el peligro del Super-Yo (guardián de la ética) que los rechaza. Es
por esto que lo invaden disfrazados de sueños y locuras, como maneras simbólicas e imaginarias de
satisfacer los deseos inconscientes del Ello. Las psicosis reactivas serian criptogramas con mensajes
ocultos e indicadores de la situación imperante desde el subconsciente, donde existe un peligro
potencial grande que es necesario eliminar por medio del análisis de sus orígenes.
Al autor le parece que conflictos actuales pueden desencadenar una psicosis, donde las pulsiones
son gobernadas por la razón después de adiestrarlas con un educación sostenida. Sin embargo, la
razón en sí es débil, se equivoca fácilmente. Los afectos son inconstantes, contradictorios, de difícil
manejos, no siempre obedientes a la voz de la cordura. La voluntad no es firme, etc. Ser
espiritualmente pobre a sus propias fuerzas – no es sorprendente que ante cualquier contratiempo
menoscabador de la integridad de lo que mas aprecia – que produce una descompaginación total y
en ciertos casos una insania.
La protopsique la conciencia participa poco en los momentos creadores, las ocurrencias, nievas
ideas – surgen de repente a la conciencia son su propia luz, en el momento mas inesperado,
queriendo decir que se han creado ajenos a la conciencia. Parte de la psique ajena a la consciencia,
destinada a trabajar por dentro aquello que recién enseguida, una vez elaborado, la consciencia
ajusta, corrige y precisa en sus alcances concretos finales. Sería además la que escenifica y da
estructura íntima a las psicosis reactivas. La protopsique es donde se cera la vision profunda de la
realidad.
La actividad onírica normal también proviene de la protopsique, ya que escenifica preocupaciones,
intereses, deseos, revelando la típico de la individualidad de la persona. Más allá de la protopsique
parece haber un área anímica más radical, que denominaremos primopsique, por su cercanía a lo
primario del ser, de donde emergerían en algunos hombres las creaciones geniales. El autor las
diferencia del Ello, el Yo y el Superyó Freudianas afirmando que no son tres regiones separadas,
sino que son diversas fases de la elaboración de lo psíquico.
Los afectos y las pulsiones no se contraponen a la inteligencia, sino que esta comprende que sin
ellos quedaría inmóvil.
Se ha propuesto que cualquier intento de propuesta para una definición de trastorno mental que
abarque adecuadamente cualquier escenario concebible está condenado al fracaso. En el CIE no se
ha dado ningún intento de definir padecimiento o enfermedad. La inclusión de una definición de
trastorno mental ofrece algunas ventajas importantes:
- Ayudar a la creación de un marco conceptual para delimitar las fronteras entre los
trastornos mentales y los estados de salud,
o Minimizar el sobrediagnóstico o el problema de los falsos positivos.
o Prevenir el etiquetaje como trastornos mentales de aquellos estados que constituyen
problemas de vida
- Ayudar a explicar por qué se realizan distinciones particulares y por qué existen debates
centrados en algunos estados
- Ayudar a distinguir entre trastornos mentales y otras enfermedades médicas.
La última depende de la clarificación de lo que hace que un trastorno sea mental, mientras que las
ventajas concernientes a los falsos positivos dependen de la clarificación de lo que convierte un
cuadro sintomático psiquiátrico en trastorno.
Establecimiento de las fronteras entre los trastornos mentales y los problemas de vida
¿Qué papel debería jugar el malestar o el deterioro en la distinción de los trastornos? ¿Hasta qué
punto se deberían considerar los valores sociales en la definición de los trastornos?
Como tratantes, nuestro trabajo consiste en intervenir ante una anormalidad, pero ninguna noción de
normalidad puede ser neutral, siempre nace de nuestra forma de estar en el mundo, condicionando
la práctica clínica según nuestros prejuicios y presuposiciones.