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Introducción al sistema jurídico internacional y de la UE

Curso OCW, Universidad de Murcia


Cesáreo Gutiérrez Espada, María José Cervell Hortal,
Rosana Garciandía Garmendia y Juan Jorge Piernas López

1. RELACIONES INTERNACIONALES, SOCIEDAD INTERNACIONAL Y


DERECHO INTERNACIONAL

RELACIONES INTERNACIONALES Y DERECHO INTERNACIONAL


1. Llamamos Relaciones Internacionales a la ciencia que estudia las actividades de
interacción entre los diversos actores de la sociedad internacional y entre los que se
incluyen los Estados soberanos, las organizaciones internacionales, las ONG, las
empresas transnacionales e incluso colectivos de otro tipo, como los pueblos o las
organizaciones terroristas internacionales (Al-Qaeda por ejemplo), o el mismo ser
humano. También el Derecho internacional estudia la sociedad internacional y, por
tanto, se ocupa igualmente de las actividades de esos actores que hemos
mencionado. Son pues Relaciones Internacionales y Derecho internacional ciencias
internacionales, pero mientras aquella estudia la sociedad internacional desde la
globalidad (teniendo en cuenta elementos económicos, políticos, jurídicos,
geográficos, sociológicos…); este se centra en las normas jurídicas que afectan a sus
actores.

LA SOCIEDAD INTERNACIONAL
2. La sociedad internacional podría definirse como el conjunto de grupos humanos
organizados, y las personas jurídicas que éstos crean, que busca como fin último
coexistir en paz y cooperar entre sí. Para lograrlo, sus actores más importantes han
establecido reglas comunes que ordenan su convivencia (el Derecho internacional) y
cuyo cumplimiento es supervisado por determinadas instituciones o mecanismos
preestablecidos.

Su evolución.
3. La sociedad internacional es el fruto de una evolución que hunde sus orígenes en
1648 (siglo XVII pues), año de la firma de la Paz de Westfalia y que dio origen al
denominado sistema europeo de Estados. Fue hasta finales del siglo XVIII, una
sociedad eminentemente europea, y sólo a partir de esa fecha comienza a abrirse al

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continente americano. Hasta la Primera Guerra Mundial la sociedad internacional fue,
por tanto, un grupo reducido (apenas cuarenta Estados, fundamentalmente europeos,
pero también americanos y escasa o nula presencia africana o asiática) y homogéneo,
pues los Estados que la integraban compartían el mismo poso cultural, político y
religioso. El fin de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) supuso la formalización de
determinados cambios que removerían sus cimientos: la aparición de la URSS en
1917, el surgimiento de la Sociedad de Naciones (1919), que pretendió acabar con las
guerras y ordenar de manera eficaz el mundo de la época y la pérdida de la situación
privilegiada de la que gozaban los Estados europeos.

Sesión de apertura de la Sociedad de Naciones,


15 de noviembre de 1920 (fuente:
http://cyberschoolbus.un.org/bookstor/kits/spanish/unintro/unintro3.htm

Después de la Segunda Guerra Mundial se perfecciona, a partir de la creación de la


ONU, la voluntad de los Estados de prohibir el uso de la fuerza en las relaciones
internacionales y de regirse por un sistema de seguridad colectiva en el que el
Consejo de Seguridad recién creado se revela como el órgano garante de la paz y
seguridad internacionales. La sociedad internacional es, al fin, completamente
universal, y también, ahora, heterogénea. Aparece, además, dividida por un cisma
ideológico que se prolongó durante más de cuarenta años (Este-Oeste) aunque otra
escisión empezaba a gestarse, la que separa a los Estados ricos del Norte y a los
pobres del Sur. Los Estados, por otro lado, no son ya los únicos protagonistas, pues
hacen su aparición las Organizaciones Internacionales; el Derecho Internacional ya no
sólo separa las soberanías estatales sino que también regula y promueve un derecho
de la cooperación.

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4. La desaparición de la Unión Soviética (1991) permitió augurar la llegada de un
“nuevo orden mundial”, pero la sociedad internacional continúa dividida y, aunque la
escisión ideológica no es tan acentuada como en los años de la Guerra Fría, no puede
decirse que los Estados que existen no están ya enfrentados por sus respectivas
concepciones ideológico-políticas: regímenes populistas en Latinoamérica (Venezuela,
Bolivia, Ecuador), tensión ideológico-cultural con el Islam hostil a los valores de
Occidente, división entre Estados industrializados y los que están en desarrollo o en
franco subdesarrollo; … Y han surgido, además, nuevas amenazas y desafíos, como
el terrorismo internacional y sus ataques contra el llamado mundo occidental, que han
desencadenado reacciones a veces desproporcionadas (Afganistán 2001 e Irak 2003),
proliferación nuclear, conflictos asimétricos, violaciones masivas de derechos
humanos, degradación ecológica del planeta, crisis económica mundial (…).

Actores del grupo social y sujetos de su Ordenamiento jurídico.


5. Resulta generalmente admitido que determinar la personalidad jurídica internacional
consiste en identificar qué agentes son titulares según las normas de este
Ordenamiento de derechos y deberes. En el Derecho internacional (como en el
interno), la capacidad jurídica que se predica de sus sujetos no es idéntica para todos,
estando además sometida a una constante evolución (así lo expresó la CIJ en el
asunto sobre la reparación de los daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas
(1949). Los Estados son los sujetos claves, pero también las organizaciones
internacionales lo son, aunque se trate de sujetos funcionales o secundarios. Y otros
también existen junto a ellas (pueblos, ser humano…).

6. El Estado sigue siendo el sujeto por excelencia del Derecho internacional: es


necesario, primario (en cuanto puede dar vida con su voluntad a otros sujetos
secundarios) y pleno porque posee todas las competencias o poderes que el
Ordenamiento jurídico no le prohíbe, condiciona o matiza. No existe sin embargo una
definición oficial para él, aunque se considera que son necesarios cuatro requisitos
para que exista: base territorial cierta, población permanente, gobierno efectivo e
independencia.

7. Cuando una entidad reúne los elementos mencionados es un Estado, sin que
importe que haya sido reconocido o no formalmente por los demás, puesto que
cuando un Estado reconoce a otro, sólo constata un hecho preexistente. No hay, por lo

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demás, obligación jurídica alguna de reconocer a una entidad ya que el
reconocimiento es un acto voluntario, libre. Es probable, sin embargo, que pueda
pensarse hoy en la existencia de una norma consuetudinaria que obligue al no
reconocimiento como Estados de entidades nacidas en violación de normas
fundamentales del Derecho internacional, como la que consagra el derecho de los
pueblos coloniales a su libre determinación, la que prohíbe la puesta en práctica de un
sistema apartheid (o discriminación racial institucionalizado), o la que prohíbe el uso
de la fuerza armada en las relaciones internacionales. Poco nos ha aclarado este
punto la CIJ: en su dictamen de 22 de julio de 2010 (asunto sobre la declaración de
independencia de Kosovo) se limitaba a decir sin más que la declaración unilateral de
independencia de Kosovo (2008) no violaba norma alguna concreta del Derecho
Internacional y se negaba a pronunciarse sobre la validez jurídica de los
reconocimientos que de Kosovo se han llevado a cabo por otros Estados.

8. Junto al de Estados encontramos el denominado reconocimiento de Gobiernos. El


IDI, en su resolución sobre reconocimiento de Estados y de nuevos Gobiernos (1936),
afirmó que “el reconocimiento del nuevo gobierno de un Estado ya reconocido es el
acto libre por el que uno o varios Estados verifican que una persona o un grupo de
personas están en condiciones de obligar al Estado que pretenden representar y
expresan su voluntad de mantener relaciones con ellas”. El reconocimiento de
Gobiernos es pues una decisión más bien política y discrecional.

9. Los Estados son formalmente iguales en derechos, son sin embargo bastante
desiguales si atendemos a otros factores (edad, poder militar, territorio, población,
poder económico…). Todos ellos son, además, soberanos, lo que supone negar
cualquier autoridad por encima de la del propio Estado, pero también hacerle titular de
todos los poderes y competencias necesarios para el desarrollo de las funciones de
regulación interna y externa de la vida del grupo), sin más límites que el Derecho.

Si todos los Estados son soberanos, todos son iguales (principio de igualdad
soberana) y si todos son iguales ninguno de ellos podrá intervenir en los asuntos
internos de otros (principio de no intervención), ni tampoco podrá, por medio de sus
órganos, ejercer jurisdicción sobre un Estado extranjero sin su consentimiento, es
decir, un Estado no puede ser procesado ante o por los tribunales de otro, ni sus
bienes objeto de medidas de ejecución forzosa (inmunidad de jurisdicción y de
ejecución).

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10. Los Estados crean normas en un doble plano: de un lado, a ellos se debe la
formación de reglas, escritas o no, en el plano jurídico internacional, que les obligan
una vez que han mostrado su consentimiento a las mismas (salvo en el caso de las
normas imperativas, cuestión que será analizada posteriormente); de otro, los Estados
cuentan con un sistema de fuentes de carácter interno. Se superponen de esta
manera dos sistemas normativos, el internacional y el interno, que se ven obligados a
coexistir y relacionarse, aunque no siempre consiguen hacerlo de manera pacífica,
siendo una constante el tira y afloja que existe entre los dos ordenamientos.

11. Las Organizaciones internacionales surgieron en el siglo XIX como un medio de


facilitar la cooperación entre Estados, en cuestiones más técnicas que políticas. En
1919, la Sociedad de Naciones nacía como la primera organización internacional con
vocación de universalidad para tratar cuestiones políticas de alcance general entre los
Estados, aunque la Segunda Guerra Mundial fue el gran detonante que permitió su
proliferación, incentivada por la interdependencia complejidad de los problemas
internacionales.

12. Las Organizaciones internacionales se caracterizan por la presencia de cuatro


elementos: composición predominantemente estatal (aunque en determinadas
ocasiones se admiten entidades diferentes a los Estados), una base jurídica común
expresada en su tratado constitutivo y una estructura orgánica permanente e
independiente (normalmente de un órgano plenario, un órgano no ejecutivo, un órgano
administrativo y, a veces, un órgano de control jurídico, completada con una estructura
personal. Son, además, entidades con una voluntad propia que no se confunde con la
de sus Estados miembros (ni individual ni colectivamente considerados).

Tienen, asimismo, personalidad jurídica y, por tanto, derechos y deberes conforme al


Derecho internacional, aunque quienes las crean les otorgan competencias
específicas cuyos límites están en función de los intereses comunes que se les
confían. Dos son los tipos de competencias que detenta: las expresas que son las que
les han sido atribuidas por los Estados miembros en el tratado constitutivo y las
implícitas, no previstas expresamente en un acto formal pero que la Organización
posee porque resultan necesarias, en expresión de la CIJ en el asunto de los daños
sufridos al servicio de Naciones Unidas (1949), “en tanto que esenciales para el
ejercicio de sus funciones”.

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En la práctica, las organizaciones internacionales llevan a cabo actividades diversas,
como concertar tratados internacionales (ius contrahendi), desarrollar relaciones
diplomáticas, recibiendo (derecho de legación pasivo) representaciones ante ellas de
Estados u otras Organizaciones y enviando (derecho de legación activo)
representaciones propias ante otros sujetos de Derecho Internacional, demandar a
otros sujetos de Derecho internacional en caso de incumplimiento de sus derechos,
asumir responsabilidad en caso de comisión de un hecho ilícito, disfrutar de privilegios
e inmunidades análogos a los diplomáticos (Estados), ejercer poderes territoriales,
competencia excepcional que les permite desarrollar poderes de administración sobre
ciertos territorios.

13. Toda Organización internacional se rige por unas reglas específicas, las Reglas de
la Organización, de las que forman parte sus instrumentos constitutivos, las
resoluciones y actos adoptados y la práctica establecida por la misma.

14. Además de Estados y Organizaciones Internacionales, otros sujetos existen en


Derecho Internacional, pero todos ellos de carácter limitado o parcial. Los más
significativos son, en la actualidad, el ser humano y los pueblos. A la persona el
Derecho Internacional le reconoce una serie de derechos fundamentales, otorgándole
además mecanismos para controlar su respeto, y también les impone obligaciones
concretas (prohibición de la comisión de crímenes internacionales). A los pueblos les
concede el derecho de libre determinación, nacido para los coloniales y que les
reconoce el derecho de determinar libremente su condición política y su desarrollo
económico y social, pero también predicable, aunque con contenido diferente, para los
pueblos no coloniales que viven en el seno de un Estado soberano e independiente.

15. Junto a ser humano y los pueblos coexisten entidades diferentes a las que también
el Derecho internacional reconoce cierta capacidad para llevar a cabo alguna de las
manifestaciones propias de la personalidad jurídica (por ejemplo, concertación de
tratados, inmunidades, derechos de legación...).

Las ONG pueden definirse como las asociaciones, fundaciones y otras instituciones
privadas que tienen un fin no lucrativo de utilidad internacional, son creadas por un
acto de Derecho interno, desarrollan una actividad efectiva en dos o más Estados y
tienen su sede en el territorio de un Estado soberano. Son entidades de Derecho
nacional, pero con influencia, a veces importante, en la estructura internacional
(incluso el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas puede llegar a “arreglos

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adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se
ocupen de asuntos de la competencia del Consejo”, según el artículo 71 de la Carta).

También las empresas transnacionales han crecido en importancia para el Derecho


Internacional en los últimos años, siendo habitual, de hecho, que concierten, de tú a tú,
acuerdos con los Estados: acuerdos de concesión para la exploración o la explotación
de recursos naturales (vga. el petróleo), o incluso acuerdos de desarrollo económico
por los que la empresa aporta al Estado inversiones y asistencia técnica a largo plazo,
resultando aquél pues decisivo para la economía del país. Pese a que los recursos de
buena parte de estas corporaciones son tan o más poderosos que los de muchos
Estados y pese al hecho de la agresividad con que algunas se mueven en las
relaciones económicas, no existe una regulación internacional satisfactoria de sus
actividades sino únicamente Códigos de conducta recomendatorios.

Un grupo social institucionalmente desvertebrado.


16. El Derecho internacional se presenta, en cuanto a estructura normativa, como un
sistema muy diferente de los Derechos internos. La gran mayoría de Ordenamientos
jurídicos nacionales consagra, además, un esquema considerado ya intocable: existe
un Poder Legislativo que crea el Derecho, un Poder Judicial que lo interpreta y aplica,
y un Poder Ejecutivo que lo hace cumplir, pero estas tres instituciones no existen así
estructuradas en el caso de la sociedad internacional.

17. No existe un Poder legislativo universal encargado de elaborar las normas que
obliguen por igual a los sujetos del Derecho internacional. La única institución que, por
su universalidad y carácter deliberante, podría asemejarse sería la Asamblea General
de Naciones Unidas, pero sus resoluciones no tienen carácter vinculante. Tampoco
cuenta la sociedad internacional con un Poder judicial central y general y aunque
pudiera pensarse que es la CIJ quien asume estas funciones, se trata de un órgano
jurisdiccional que sólo conoce de los asuntos que las partes en una controversia hayan
aceptado someterle. Tampoco existe un Poder ejecutivo universal encargado de hacer
cumplir las normas; aunque se pensó que el Consejo de Seguridad asumiría las
funciones de una especie de Gobierno Mundial, los años han permitido la imposibilidad
de que así sea, sobre todo por el desacuerdo de sus miembros y el ejercicio del
derecho de veto de los cinco permanentes.

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¿Quién hace cumplir, en definitiva, las normas del Derecho internacional? Pues, en
último extremo, los mismos que las crean y las interpretan y a quienes se aplican; es
decir, los Estados y, eventualmente, otros sujetos del Derecho internacional.

EL DERECHO INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEO: CONCEPTO Y


NATURALEZA JURÍDICA
18. El Derecho internacional es un Ordenamiento jurídico particular y,
precisamente, ha sido esa peculiaridad la que ha propiciado que se niegue por
algunos su carácter de auténtico Derecho: el Derecho internacional, afirman algunos,
no se cumple realmente en la práctica y carece de las instituciones consustanciales a
cualquier Ordenamiento jurídico.

En lo que respecta al incumplimiento del Derecho internacional, es cierto, sí, que se


vulnera muchas veces, pero no más que el interno: ¿acaso no se incumple, pongamos
por caso, su rama más coercitiva, el Derecho Penal?. Respecto de la ausencia de
instituciones ¿acaso el concepto de lo jurídico debe necesariamente circunscribirse a
un único arquetipo? De hecho, hay quienes piensan que éste se alimenta de dos
fuentes posibles: la del Derecho autoritario y la del que se ha denominado Derecho
basado en la aceptación o el acuerdo. El Derecho interno respondería al primer
modelo, mientras que el Internacional lo haría al segundo

19. Podemos, pues, en términos provisionales entender que el Derecho internacional


es el Ordenamiento jurídico de sociedad internacional, esto es, el conjunto de normas
y principios propios de la sociedad internacional en una época de conflicto y
cooperación entre Estados diferentes y en la que junto a ellos otros actores, en
particular las Organizaciones internacionales, gozan de derechos y obligaciones
establecidos por el Derecho; una época en la que comienza a abrirse, tímidamente
aún, como una de las funciones de esta rama jurídica, la que atiende a la protección
de los intereses de la comunidad internacional en su conjunto.

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