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Los riesgos naturales de Ecuador

no solo se limitan a los volcanes


Ecuador es vulnerable a los desastres naturales debido a diversas razones, entre ellas, su
ubicación geográfica y efectos del cambio climático que agravan los impactos de inundaciones,
lluvias fuertes, sequías, incendios forestales, deslizamientos de tierra y terremotos. A esto se
suma que el país es sísmico y volcánico por excelencia. Entre 2017 y 2020 ocurrieron 1.461
inundaciones, 11.336 incendios forestales, 4.157 deslizamientos y 113 actividades volcánicas,
de acuerdo al Plan de Desarrollo 2021-2025.

Por su ubicación geográfica, características climáticas, hidrológicas y geofísicas está amenazado


por sismos, inundaciones, erupciones volcánicas, entre otros. Estos han causado enormes
pérdidas de vidas humanas y efectos negativos en la economía.

Los sismos han generado la mayor pérdida histórica en los últimos 50 años, con valores por
USD 8 467 millones. A estos se suman los efectos climáticos por el Fenómeno de El Niño y de
La Niña, con USD 4 373 millones.

El terremoto de 2016 representó un costo de reconstrucción de USD 3 344 millones, de los


cuales el 67% fue financiado directamente por el sector público. El estudio también estima que
las pérdidas por posibles sismos de gran magnitud, en un período de retorno de 200 años,
pudieran alcanzar los USD 30 582 millones.

Asimismo, los volcanes representan un riesgo constante, ya que por la limitación económica
solo se estudia al 15% de ellos.

De acuerdo con el ‘Atlas de Espacios Geográficos Expuestos a Amenazas Naturales y


Antrópicas’, en el país se han contabilizado 27 volcanes potencialmente activos. El 39% de la
población ecuatoriana está expuesta a sus amenazas, un valor en constante crecimiento debido a
la expansión de los asentamientos urbanos.

Paralelamente, los efectos de la época lluviosa son constantes en el país. Históricamente, las
provincias de la Costa han sido las más afectadas, sobre todo por la influencia del fenómeno de
El Niño, con Guayas a la cabeza, con más de un centenar de inundaciones en los últimos 50
años.

Principio de precaución: ante la magnitud de los riesgos a que nos enfrentamos, se impone una
actitud de vigilante anticipación que identifique y descarte de entrada las vías que podrían
llevar a desenlaces catastróficos, aun cuando la probabilidad de éstos parezca pequeña y
las vías alternativas más difíciles u onerosas.

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