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ASIGNATURA:

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Mg. JOSÉ ANDRÉS CRUZADO ALBARRÁN


Mg. ANDREA DE FÁTIMA CRUZADO PAREDES

Trujillo - Perú
ÍNDICE

PRESENTACIÓN……………………………………………………………………………….….. 4

CAPÍTULO I: ASPECTOS GENERALES........................................................................................5


1.1 DEFINICIÓN
1.2 LA DOCTRINA SOCIAL NO ES
1.3 COMIENZO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
1.4 FINALIDAD DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
1.5 FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL
1.6 RESPONSABLES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
1.7 LOS CUATRO PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA DOCTRINA SOCIAL

CAPÍTULO II: LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA BIBLIA, TRADICIÓN Y


PADRES DE LA IGLESIA .................................................................................................................10
2.1 ANTIGUO TESTAMENTO.
2.2 NUEVO TESTAMENTO
2.3 PADRES DE LA IGLESIA
2.4 EDAD MEDIA: LA ESCOLÁSTICA
2.5 PERÍODO CONTEMPORÁNEO

CAPÍTULO III: LA CUESTIÓN SOCIAL .......................................................................................13


3.1 DEFINICIÓN DE CUESTIÓN SOCIAL
3.2 AMPLITUD DE LA CUESTIÓN SOCIAL
3.3 ORÍGENES DEL PROBLEMA SOCIAL
3.4 PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN SOCIAL
3.5 LA PERFECCIÓN DEL ORDEN SOCIAL
3.6 CUESTIÓN DE TODOS LOS TIEMPOS
3.7 RAÍZ Y ELEMENTO CLAVE DE LA CUESTIÓN SOCIAL
3.8 REALIDAD SOCIAL Y SITUACIÓN ACTUAL
3.9 CONSECUENCIAS DE LA RIQUEZA MAL REPARTIDA
3.10 ASPECTOS DE LA CUESTIÓN SOCIAL
3.11 ACTITUD DE JESÚS ANTE LOS PROBLEMAS SOCIALES
3.12 ¿JESÚS ES INDIFERENTE A LOS PROBLEMAS SOCIALES DEL MUNDO?
3.13 COMPETENCIA Y LABOR DE LA IGLESIA RESPECTO A LA CUESTIÓN SOCIAL
3.14 ERRORES SOBRE LA INTERVENCIÓN DE LA IGLESIA EN LA CUESTIÓN SOCIAL
3.15 FORMAS DE INTERVENCIÓN DE LA IGLESIA EN LO SOCIAL

CAPÍTULO IV: LA DOCTRINA SOCIAL EN NUESTRO TIEMPO ..........................................18


4.1 EL COMIENZO DE UN NUEVO CAMINO
4.2 DE LA « RERUM NOVARUM » HASTA NUESTROS DÍAS
4.3 A LA LUZ Y BAJO EL IMPULSO DEL EVANGELIO

CAPÍTULO V: LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES .....................26


5.1 EL HOMBRE
5.2 DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
5.3 POSTURA DE LA IGLESIA ACERCA DE LA PERSONA HUMANA
5.4 LA UNIDAD DE LA PERSONA
5.5 APERTURA A LA TRASCENDENCIA Y UNICIDAD DE LA PERSONA
5.6 LA LIBERTAD DE LA PERSONA
5.7 LA IGUAL DIGNIDAD DE TODAS LAS PERSONAS
5.8 LA SOCIABILIDAD HUMANA
5.9 ATENTADOS CONTRA LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

CAPÍTULO VI: LA FAMILIA ..........................................................................................................38


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6.1 LA FAMILIA
6.2 COMETIDOS DE LA FAMILIA
6.3 PRIORIDAD DE LA FAMILIA RESPECTO AL ESTADO: DE NATURALEZA Y DE DERECHO
6.4 LA FAMILIA, ELEMENTO ESENCIAL DE LA SOCIEDAD HUMANA
6.5 DERECHOS FUNDAMENTALES E INALIENABLES DE LA FAMILIA
6.6 DEBERES DEL ESTADO RESPECTO A LA FAMILIA
6.7 ALGUNAS CUESTIONES ESPECIALES

CAPÍTULO VII: ESTADO Y SOCIEDAD. DERECHOS POLÍTICOS DE LA PERSONA .......41


7.1 SOCIEDAD CIVIL Y ESTADO
7.2 PRINCIPIOS QUE SUSTENTAN LA CONDICIÓN DE CIUDADANO
7.3 ALGUNOS DEBERES DEL ESTADO
7.4 DERECHOS POLÍTICOS DE LA PERSONA
7.5 DEBERES CÍVICOS

CAPÍTULO VIII: SITUACIÓN DEL HOMBRE EN AMÉRICA LATINA .................................44


8.1 EXPANSIONISMO DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO
8.2 MECANISMOS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO
8.3 CONSECUENCIAS O EFECTOS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO
8.4 LAS AGRESIONES INTERNAS DE AMÉRICA LATINA
8.5 LAS AGRESIONES EXTERNAS
8.6 LA AGRESIÓN POLÍTICA

CAPÍTULO IX: LA EDUCACIÓN ....................................................................................................47


9.1 CONCEPTO DE EDUCACIÓN
9.2 HABLANDO DE EDUCACIÓN ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?
9.3 LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO PERSONAL FUNDAMENTAL
9.4 LA EDUCACIÓN ES TAMBIÉN
9.5 LA ESCUELA
9.6 LA IGLESIA SABE DE EDUCACIÓN

CAPÍTULO X: LA VIDA POLÍTICA ...............................................................................................52


10.1 CONCEPTO DE POLÍTICA
10.2 SUJETO DE LA POLÍTICA
10.3 POLÍTICA Y PATRIOTISMO
10.4 LA POLITICA COMO ACCION MORAL
10.5 PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA
10.6 PARTIDOS POLÍTICOS

CAPÍTULO XI: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN……………………………………………58


11.1 INTRODUCCIÓN
11.2 MISION DE LA IGLESIA
11.3 DOCUMENTOS PRINCIPALES DE LA DOCTRINA SOCIAL SOBRE LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN SOCIAL
11.4 VALORACIÓN TEOLÓGICO-MORAL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
11.5 TAREAS EN TORNO A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

CAPÍTULO XII: LA ECOLOGÍA……………………………………………………………………..64


12.1 DESTRUCCIÓN DE LA NATURALEZA
12.2 AMBIENTE NATURAL
12.3 PROBLEMAS ENERGÉTICOS

TAREAS PARA LA FASE A DISTANCIA…………………………………………………………..68

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PRESENTACIÓN

Frente a los diferentes y permanentes atentados que afronta el valor de la vida humana, su
dignidad, el valor y respeto de los derechos humanos y la urgencia de renovar en los cristianos
y en la sociedad, los valores éticos y morales, se hace necesario que la doctrina social de la
Iglesia sea conocida y practicada en todos los ámbitos de la formación y desempeño profesional;
además, de hacerla presente en los diferentes ámbitos de la sociedad.

La formación de los Laicos es una prioridad de máxima urgencia para toda la Iglesia. Para
que puedan asumir más conscientemente sus responsabilidades como laicos militantes en la
vida y misión de la Iglesia. Es de suma urgencia, especialmente grave en nuestro tiempo, de
superar la ruptura entre fe y vida, entre Evangelio y cultura, y, en fin, sobre la necesidad de
animar a todos a emprender un proceso de formación integral, espiritual, doctrinal y
apostólica, a fin de ser y vivir lo que confiesan y celebran, y anunciar lo que viven y esperan.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia en el N° 528 expresa que “la doctrina social
es un punto de referencia indispensable para una formación cristiana completa” y en el N°
531 manifiesta que “La doctrina social ha de estar a la base de una intensa y constante obra
de formación, sobre todo de aquella dirigida a los cristianos laicos”.

Esta formación debe tener en cuenta su compromiso en la vida civil: “A los seglares les
corresponde, con su libre iniciativa y sin esperar pasivamente consignas y directrices,
penetrar de espíritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras de la
comunidad en que viven”

La insistencia del Magisterio al proponer esta doctrina como fuente inspiradora del
apostolado y de la acción social nace de la persuasión de que ésta constituye un extraordinario
recurso formativo, tal como lo afirma San Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica
Christifideles Laici, sobre vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo: “Es
absolutamente indispensable -sobre todo para los fieles laicos comprometidos de diversos
modos en el campo social y político- un conocimiento más exacto de la doctrina social de la
Iglesia”. Este patrimonio doctrinal no se enseña ni se conoce adecuadamente: esta es una de
las razones por las que no se traduce pertinentemente en un comportamiento concreto”.

Por estas consideraciones la Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI, ha creído


conveniente insertar en sus Planes de Estudios, la asignatura de Doctrina Social de la Iglesia,
de la cual una pequeña parte se ha considerado en este módulo, esperamos que sea de utilidad
para todos nuestros estudiantes de los diversos programas y modalidades.

Mg. José Andrés Cruzado Albarrán


Mg. Andrea de Fátima Cruzado Paredes
Docentes de la UCT

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO I:
ASPECTOS GENERALES

1.1 DEFINICIÓN:
La Iglesia nunca ha renunciado a decir la palabra que le corresponde acerca de las cuestiones
de la vida social. Es una voz dirigida a las comunidades cristianas y especialmente a los laicos
y laicas, llamados como recuerda el Concilio Vaticano II a ocuparse de las realidades
temporales según Dios (Lumen Gentium= LG 31).

Conocer a fondo y saber cómo actuar y comprometerse en la vida pública es una tarea
tanto imprescindible como compleja. La doctrina social de la Iglesia nos permite juzgar
los cambios de nuestra sociedad a la luz de la fe y de la sensibilidad cristiana en temas tan
complejos como la militancia política, el servicio al bien común, las participación en la
sociedad y en la cultura, el compromiso en el mundo del trabajo y de la empresa, la acción
contra la pobreza y la marginación...

Así es como el pueblo cristiano encuentra ayuda para discernir valores auténticamente
cristianos en medio de una sociedad abierta y plural. Saber guiarse en medio de ese "mar"
de opciones y compromisos es un aporte que podemos y debemos recibir de la Doctrina
social de la Iglesia. Así lo recordaba Juan Pablo II a la hora de definir la misión de la Iglesia
y de las comunidades en su tarea evangelizadora: "El cometido fundamental de la Iglesia en
todas las épocas y particularmente en la nuestra - como recordaba en mi primera encíclica
programática - es "dirigir la mirada del hombre, orientar la conciencia y la experiencia de
toda la humanidad hacia el misterio de Cristo" (Redemptoris missio Nº4).

El cristiano encuentra en la Doctrina social de la Iglesia principios de reflexión, criterios de


juicio y directrices de acción que son la base para un humanismo integral y solidario. El
Compendio de Doctrina social de la Iglesia (Nº 73) cita tres niveles y aportaciones de la
Doctrina social de la Iglesia:

1º. Principios y valores fundamentales: toma sus principios de la teología y de la filosofía,


con la ayuda de las ciencias humanas y sociales que la completan. Principios: la dignidad
de la persona, el bien común, la solidaridad, la participación, la propiedad privada, el
destino universal de los bienes... Valores fundamentales: la verdad, la libertad, la justicia,
la caridad, la paz...

2º. Criterios de juicio: sobre sistemas económicos, instituciones, estructuras; adoptando


también datos empíricos. Ejemplo: juicio de la Iglesia sobre el comunismo, el
liberalismo, la teología de la liberación, el racismo, el fenómenos de la globalización, el
salario justo, etc.

3º. Orientaciones para la acción: juicios contingentes sobre situaciones históricas. No es


una deducción lógica y necesaria, sino que es fruto igualmente de la experiencia pastoral
de la Iglesia y de un discernimiento cristiano de la realidad. La opción preferencial por
los pobres, el diálogo, el respeto por la legítima autonomía de las realidades políticas,
económicas y sociales. Un ejemplo es las sugerencias de la condonación de la deuda
externa, la reforma agraria, la formación de cooperativas, etc. (GS 67-70).
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

a. Algunas definiciones
Podemos decir que la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) es el conjunto de enseñanzas y
normas referentes a todos aquellos valores humanos que han de realizarse en
cooperación social.

La aportación de la Iglesia a la solución de los problemas sociales lo hace principalmente a


través de su doctrina social. Por ello, podemos decir también que la DSI es el conjunto o
corpus de enseñanzas que posee la Iglesia sobre los problemas de orden social.

Otra definición expresa que es la aplicación de la perenne moral cristiana a las presentes
circunstancias económicas y sociales. Se dice también que es la enseñanza moral de la
Iglesia sobre la convivencia humana.

Según el Documento de Puebla (N° 472), la DSI es el conjunto de orientaciones doctrinales


y criterios de acción para contribuir a la liberación y promoción humana”.

1.2 LA DOCTRINA SOCIAL NO ES:


a.- Una tercera vía. No es una propuesta económica o política, no es un “sistema”... Aunque
se haga una crítica, por ejemplo, del socialismo y del capitalismo, no propone un sistema
nuevo, una vía intermedia. No es una propuesta técnica, tanto para el campo político, o para
el campo económico o social, sino que es más bien una doctrina moral, que surge de la
concepción cristiana del hombre y de su vocación al amor y a la vida eterna.

b.- Una utopía, en el sentido de un ideal social imposible de alcanzar. No intenta describir
un paraíso terrenal donde el hombre pueda alcanzar su perfecta realización.

c.- Un pragmatismo, un conformismo o una resignación ante la realidad y las estructuras


existentes, sino que intenta desafiar al hombre creando una sana tensión entre las realidades
temporales como son y los ideales del Evangelio. Busca soluciones verdaderamente dignas
del hombre.

d.- Una doctrina fija, estática, sino más bien un desarrollo continuo. En verdad, los
principios fundamentales no cambian, puesto que están arraigados en la naturaleza humana
que no cambia, sino que las aplicaciones se adaptan a las nuevas circunstancias históricas de
tiempo y espacio.

1.3 COMIENZO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.


Hay quienes piensan que la Doctrina Social de la Iglesia se inició en 1891, con la Encíclica
Rerum Novarum (De las cosas nuevas) del Papa Leon XIII. Sin embargo, este hecho sólo
significa el comienzo de las grandes “Encíclicas Sociales”, que ha supuesto en el último siglo
una reflexión sistemática y muy profunda acerca de las enseñanzas sociales de la Iglesia.

En realidad, la enseñanza moral cristiana sobre el orden social estaba ya presente en el origen
mismo de la Historia de Salvación, quedó expresada de modo admirable en los Evangelios y
ha continuado con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia a través de los siglos.

Ampliamente: Nace con la misma Historia de la Salvación.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Estrictamente: Comienza con el Papa León XIII, al escribir la encíclica “Rerum Novarum”
el 15 de mayo 1891

1.4 FINALIDAD DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.


Es contribuir a la liberación y promoción humana. Es decir, que la Iglesia quiere dar y ofrecer
una respuesta iluminada y exigente a la cuestión social, restituyendo a la persona humana su
propia dignidad, por encima del dinero y del Estado.

1.5 FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL


La DSI se basa principalmente en el Derecho Natural o Ley Natural, expresada también en
la Revelación.

La Ley Natural es la sólida base común de todo derecho y de todo deber, el “lenguaje
universal necesario para cualquier acuerdo” (Pío XII). El Derecho Natural es el conjunto de
facultades y obligaciones que brotan de la naturaleza humana y la Ley Natural es la
expresión de esas exigencias. Las leyes que regulan las relaciones humanas hay que buscarlas
donde el Creador las ha dejado escritas: en la naturaleza del hombre, por ser la misma razón
humana la que manda al hombre el bien y prohíbe hacer el mal.

Muchos consideran a la DSI como una creación del Magisterio de la Iglesia a finales del siglo
XIX, no es exacto. El Magisterio no tiene otra misión que la de anunciar la Palabra de Dios
y cualquier enseñanza doctrinal que no tuviera un vínculo con la única Revelación debe
rechazarse.

Sintetizando podemos decir que las fuentes de la DSI son:


a.- La razón.
b.- La Revelación = (Biblia) de la que la Iglesia saca los principios universales.
c.- Los santos padres (Sam Basilio, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Agustín…)

1.6 RESPONSABLES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


a.- Para toda la Iglesia Universal: El Papa.
b.- Para las respectivas iglesias locales: Los obispos.
c.- Los teólogos.

1.7 LOS CUATRO PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA DOCTRINA SOCIAL


a.- Fundamento General
El mandamiento del amor, sería, por lo tanto, el fundamento general de toda la doctrina
social de la Iglesia.
- El primer fundamento es, sin más, el propio mandamiento del amor: amar a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como si mismo. Este es el fundamente de toda la moral cristiana,
y por lo tanto de la doctrina social de la Iglesia, que forma parte de la moral. Jesús dijo que
el mandamiento doble del amor no es solamente el primero y más importante de los
mandamientos sino que también es un resumen o compendio de toda la ley de Dios y del
mensaje de los profetas.
- Por ello, la doctrina social de la Iglesia da una respuesta a una pregunta: ¿Cómo debo amar
el prójimo en el contexto político, social y económico? Como sabemos bien, el amor de Dios
y del prójimo no se reduce a una obligación sentimental de asistir a misa y echar algunas

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

monedas en la cesta del ofertorio. Debe impregnar, de hecho, toda la vida y conformar
nuestras acciones y nuestro ambiente de acuerdo con el Evangelio.
- Este principio es muy importante para poder superar la tendencia a considerar la economía
o la política como algo completamente separado de la moral, cuando en realidad es
justamente allí donde el cristiano hace que su fe incida en la vida temporal.

b.- Principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia


Eexisten fundamentos específicos, que se pueden resumir en los cuatro principios básicos de
toda la doctrina social de la Iglesia. Estos pilares son: Dignidad de la persona humana, el bien
común, la subsidiariedad y la solidaridad.

1° La dignidad de la persona humana


El principio fundamental o el primer principio clásico es el principio de la dignidad de la
persona humana, del que surgen los derechos humanos. Pensar correctamente sobre la
sociedad, la política, la economía y la cultura significa en primer lugar comprender
correctamente quién es la persona y cuál es su bien verdadero.

Toda persona, creada a imagen de Dios, posee una dignidad inalienable por la cual debe ser
tratada siempre como fin y no sólo como un medio. Cuando Jesús, adoptando la imagen del
Buen Pastor, habla de la oveja descarriada, nos enseña lo que piensa Dios del valor de la
persona humana. Dios no piensa en los hombres en masa, ni en porcentajes, sino como
personas individuales. Cada persona le es preciosa, insustituible.

La Iglesia tiene la correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque “el
hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma. En él ha impreso
su imagen y semejanza (cfr. Gén. 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable.” (CA 11).

Por ello, la Iglesia no piensa en primer lugar en el Estado, el partido, la tribu o en el grupo
étnico sino que lo hace de las personas individuales. La Iglesia, como Cristo, defiende la
dignidad de las personas. Entiende el valor del Estado y de la sociedad como servicio a las
personas y a las familias, y no al revés. El Estado en particular tiene el deber de tutelar los
derechos de las personas, derechos que no provienen del Estado sino del Creador.

2° El bien común.
El segundo principio clásico de la doctrina social de la Iglesia es justamente el principio del
bien común. Está definido por el Concilio Vaticano II como “el conjunto de condiciones
de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el
logro más pleno y más fácil de la propia perfección” (GS 26).

El hombre, creado a imagen de Dios que es comunión trinitaria, alcanza la propia perfección
no aisladamente de los demás sino en comunidad. El egoísmo que nos lleva a buscar el bien
propio por encima del bien común, se supera a través de la búsqueda del bien común. El bien
común se opone, por el contrario, al utilitarismo, es decir a la máxima felicidad (placer) para
el máximo número de personas, que lleva necesariamente a la subordinación de la minoría a
la mayoría. La excelencia e inviolabilidad de la persona individual excluya esta posibilidad
si se subordina el bien de uno al bien de los demás, convirtiendo así al primero en un medio
para la felicidad de los otros.

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Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere inmediato relieve el principio del
destino universal de los bienes: «Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso
de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en
forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad».

Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes,
sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. He ahí, pues, la raíz primera del destino universal
de los bienes de la tierra. Ésta, por su misma fecundidad y capacidad de satisfacer las
necesidades del hombre, es el primer don de Dios para el sustento de la vida humana». La
persona, en efecto, no puede prescindir de los bienes materiales que responden a sus
necesidades primarias y constituyen las condiciones básicas para su existencia; estos bienes
le son absolutamente indispensables para alimentarse y crecer, para comunicarse, para
asociarse y para poder conseguir las más altas finalidades a que está llamada.

3° Subsidiariedad.
El tercer principio clásico de la doctrina social es el principio de la subsidiariedad. Ha sido
explicado por primera vez por el Papa Pío XI en su carta encíclica Quadragesimo Anno (QA).
Este principio enseña que las decisiones en la sociedad deben dejarse al nivel más bajo
posible, es decir al nivel más cercano de las personas sobre las que incide la decisión.

“Así como no es lícito quitar a los individuos y traspasar a la comunidad lo que ellos pueden
realizar con su propio esfuerzo e iniciativa, así tampoco es justo, constituyendo un grave
perjuicio y perturbación del recto orden social, quitar a las comunidades menores e inferiores
lo que ellas pueden realizar y ofrecer por sí mismos, y dárselo a una sociedad mayor y más
elevada, ya que toda acción de la sociedad, en virtud de su propia fuerza y naturaleza, debe
prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorberlos”(QA 79).

Este principio ha sido formulado justamente a la sombra de las amenazas del totalitarismo
con su doctrina centralista de la subordinación de la persona al Estado. Nos invita a buscar
soluciones a los problemas sociales primero en el sector privado antes de solicitar la
intervención del Estado.

4° Solidaridad.
El cuarto principio básico de la doctrina social de la Iglesia ha sido explicitado recientemente
por el Papa Juan Pablo II en su carta encíclica Sollicitudo rei socialis (SRS-1987). Este
principio se llama el principio de la solidaridad. Frente a la globalización, es decir a la
creciente interdependencia de los hombres y los pueblos, es importante tener presente que la
familia humana es una. La solidaridad nos invita a crecer en nuestra sensibilidad con los
demás, y sobre todo con aquellos que sufren.

Pero agrega el Santo Padre que la solidaridad no es un mero sentimiento, sino una verdadera
“virtud” por la que nos hacemos responsables de los otros. El Santo Padre ha escrito que la
solidaridad “no es un sentimiento de vaga compasión o de ternura superficial por los males
de tantas personas, cercanas o distantes. Por el contrario, es la determinación firme y
perseverante de trabajar por el bien común: o sea por el bien de todos y cada uno porque
todos somos en verdad responsables de todos” (SRS, 38).

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO II:
LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA EN LA BIBLIA,
TRADICIÓN Y PADRES DE LA IGLESIA
La Sagrada Escritura es como el alma de la DSI. No hay doctrina cristiana que no tenga su
fuente en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia.

2.1 ANTIGUO TESTAMENTO.


a.- Derechos del hombre
La dignidad del hombre se basa en ser imagen y semejanza de Dios según la cual ha sido
creado. En ella se basa la igualdad de derechos de todos los hombres, la autenticidad del
matrimonio, la fraternidad universal, la libertad original como hijos del mismo padre (Gen
1,27-29; Deut 24,14-16)

b.- Los profetas


El pensamiento social y religioso de los profetas se ha elaborado alrededor del tema de la
justicia. En los profetas y en la Ley, la justicia es tema indisolublemente religioso y social.
La justicia que proclaman y la injusticia que denuncian es una proclamación y una denuncia
delante de Dios. El santo es el justo. El pecado es la iniquidad, es la injusticia. Estas
equivalencias están llenas de sentido.

La justicia de que se habla en el Antiguo y Nuevo Testamento es una justicia comunitaria.


En la Biblia la Doctrina Social se encuentra bajo el nombre de justicia. Cada uno será juzgado
en base a las relaciones con sus semejantes.

Lo que los profetas destacan a plena luz, en consonancia con lo prescrito en el Deuteronomio,
no es primero el derecho del poseedor, es ante todo el derecho del humilde, del pobre, de la
viuda, del huérfano, del extranjero, del asalariado. Lo que recuerdan, en primer lugar, es la
exigencia de la justicia en el contrato del trabajo, ya que es ahí donde el poseedor corre el
peligro de explotar al más débil.

c.- Injusticia y religión


La injusticia es la infidelidad a la Alianza. El tema predilecto de los profetas es que la religión
no vale nada sin justicia. Lo que Yahvé espera del pueblo escogido no son oraciones en
asamblea, ni sacrificios, ni días de ayuno. Lo que espera de su pueblo es que sea, en medio
de los impíos, el testigo, el profeta de su justicia (Is 1,11-17; Miq 6,6-8; Jer 7,4-7)

2.2 NUEVO TESTAMENTO


a.- Evangelios
Todos los rasgos señalados en el AT aparecen en el NT. Encontramos dos características
esenciales acerca de la justicia:
1°. La justicia que Cristo exige es mayor y más perfecta que de los escribas y fariseos (Mt 5)
2°. La justicia es “don de Dios”. El tema del humilde y del pobre ocupa un lugar esencial en
el Evangelio. Llega hasta ocupar el puesto de Jesucristo (Mt 25,10).

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Jesús se identifica con el pobre y el necesitado a los que llama “hermanos míos más
pequeños”. En concordancia con el AT Jesús replicó a los fariseos: “Lo más importante de
la Ley es la justicia, la misericordia y la fe” (Mt 23,23)

La injusticia rompe la comunidad con Dios. San Lucas en su parábola del rico Epulón y
Lázaro nos enseña que es imposible ganar la amistad de Dios sin haber ganado la amistad del
pobre, dándole lo necesario, después de haber atendido sus propias necesidades.

El pecado de riqueza no consiste en tener bienes sino en aprovecharlos para sí solo,


ignorando la miseria del prójimo o negándose a compartirlos con él. Jesús condena la
“riqueza” misma que parece irreconciliable con el Reino. Al sorprenderse los discípulos y
preguntarle: “Quién podrá, pues, salvarse? Cristo contestó: “Para los hombres es imposible,
más para Dios todo es posible” (Mt 19,25).

Así lo demuestra el caso de Zaqueo: “Doy la mitad de mis bienes a los pobres y, si a alguien
he defraudado en algo, le devuelvo cuatro veces más” (Lc 19,8). No es, por tanto la propiedad
misma la que constituye un pecado; es la riqueza, es decir, la acumulación y el uso de las
cosas más allá de las necesidades. Imposibilidad de agradar a Dios en el servicio al dinero:
“Nadie puede servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24).

b.- San Pablo


Para San Pablo la justicia viene a ser la actuación salvífica de Dios, hecha efectiva en
Jesucristo en nosotros que creemos en él, por medio de su misterio pascual (Rom 3,21-28).
Pablo expresa que la justicia no se puede alcanzar con esfuerzos humanos, sino que le es
otorgado al creyente como “Don” de Dios. El imperativo de la moralidad cristiana sigue al
indicativo de la justicia: “Antes de hacer justicia tengo que ser justo”. La única razón de toda
justicia, según Pablo, es Cristo Jesús.

c.- Santiago
La carta de Santiago es una carta que golpea fuerte. Nos dice cosas que a veces no nos gusta
escuchar, pero necesitamos escucharlas y responder a ellas si es que queremos estar bien con
Dios. Dice el apóstol que los ricos perderán lo atesorado, que está podrido por la injusticia.
El remordimiento consumirá como fuego al culpable. En el día del juicio perecerán sus
riquezas: Por la injusticia practicada al adquirirlas o al retener salarios que pertenecen al
trabajador; por el mal uso: para el placer y el lujo; por condenar a morir a hombres indefensos
(Stgo 5, 1-14)

2.3 PADRES DE LA IGLESIA


a.- San Basilio
Es el más representativo de los padres griegos. En una de sus homilías afirma: “El que
despoja a un hombre de lo que se viste, es un ladrón. El que no viste la desnudez de un
indigente, cuando puede hacerlo, merecerá otro nombre; el pan que guardas, pertenece al
hombre hambriento. Al desnudo el abrigo que escondes en tus cofres; al descalzo el zapato
que se pudre en tu casa; al mísero, la plata que escondes” (Hom. 6).

San Basilio explica su pensamiento con la siguiente comparación: “Te pareces a un hombre
que, llegando al teatro, quisiera impedir que los otros entraran y quisiera sólo él gozar del

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espectáculo al cual todos tienen derecho. Así son los ricos: Se adueñan de los bienes comunes
que han acaparado, porque son los primeros que los ocuparon.

b.- San Juan Crisóstomo


No digan: “gasto lo mío, gozo lo que es mío. No, no goza de lo que es suyo, sino de lo que
le pertenece a otro… estos bienes les pertenecen en común con sus semejantes, tal como el
cielo, la tierra y todo lo demás” (Hom. 10).

c.- San Ambrosio


Afirma que, “cuando el rico da algo al pobre, lo único que hace es restituirle lo que le
pertenece. La tierra pertenece a todos, no sólo a los ricos”.

d.- San Agustín


Es más explícito al hablar del derecho de los pobres. Es célebre su definición de justicia:
“Justicia es socorrer a los miserables, socorrer a los desgraciados” (De Trinitate)

Existe un derecho de los pobres. Lo que se da al pobre es una deuda. Dice San Agustín: “Si
dieses lo que es tuyo, sería generosidad... como das lo que es de Él (Jesús presente en el
pobre), es una simple restitución”.

Todos los santos padres fundamentan la doctrina de la justicia en una misma idea: La
naturaleza, tal como Dios la creó, no hizo pobres y ricos. Nuestros bienes, nos vienen de
Dios; por lo tanto, son del uso de todos. Los recursos de la tierra están destinados a los que,
realmente los necesitan. La propiedad privada no destruye este derecho de los pobres y, en
justicia, los ricos deben ayudarles.

2.4 EDAD MEDIA: LA ESCOLÁSTICA


a.- Santo Tomás
La justicia es la voluntad constante y perpetua de dar a cada uno lo que le corresponde
exactamente. “La necesidad de los ricos debe ser la misma que la de los pobres”.

En este tiempo se hace la siguiente división de la justicia:


1º. Conmutativa.- Consiste en la eficaz disposición del individuo o de una comunidad en dar
lo que le toca a otro individuo o comunidad.
2º. Distributiva.- Consiste en la disposición de la comunidad de dar a cada miembro de ella
lo que le corresponde de los bienes de la comunidad.
3º. La justicia general.- Es la disposición universal de hacer justicia a los hombres tanto a
particulares como a hombres agrupados en comunidades.

El período posterior a santo Tomás no tomó mayormente en cuenta el análisis de los social
porque estaban enfrascados en los problemas metafísicos y teológicos.

2.5 PERÍODO CONTEMPORÁNEO


Surgieron pensadores en este período que hicieron reflexiones acerca de lo social y
explicaron esta problemática a la luz de la revelación cristiana. Surgen las explicaciones
específicas de esta problemática por parte de los papas y tiene como resultado lo que se
conoce como Doctrina Social de la Iglesia. Se originan las grandes encíclicas sociales.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO III:
LA CUESTIÓN SOCIAL
A partir del año 1965 hasta 1978 tuvieron en la Iglesia una cierta prudencia en que no se
quería emplear la palabra “doctrina” sino solo “enseñanza social”. Juan Pablo II en 1978,
empieza a emplear la denominación Doctrina Social de la Iglesia (DSI). En la Conferencia
de Medellín se invita a elaborar la DSI. Puebla nos habla ya de Doctrina (DP 793; 1008;
1196). Asimismo, Juan Pablo II en la Encíclica Laborem Exercens (LE) emplea la palabra
doctrina (LE 11; 14 y 20).

3.1 DEFINCIÓN DE CUESTIÓN SOCIAL


Se llama así a la situación social de desequilibrio o desajuste que brota desde dentro de las
estructuras sociales y se manifiesta en la perturbación del orden del Bien Común. En otras
palabras es el fracaso del orden social que impide realizar su fin esencial que es el Bien
Común.

3.2 AMPLITUD DE LA CUESTIÓN SOCIAL


Considerada la Cuestión Social en toda su amplitud abarca no solamente la denominada
“Cuestión Obrera”, sino también otros problemas íntimamente unidos la sociedad como son:
Familia, educación, régimen penitenciario, campesinado, entre otros.

3.3 ORÍGENES DEL PROBLEMA SOCIAL


Destituidos en el pasado los antiguos “gremios de obreros” o agrupaciones de artesanos y
comerciantes que regulaban, de forma general, el método de trabajo, la cantidad de
producción y el precio y no habiéndosele dado, en su lugar, defensa ninguna, los obreros se
hallaban solos, sin defensa ante la inhumanidad de sus patrones y el desenfrenado apetito de
sus competidores.

El capital en manos de unos pocos logró aprovecharse excesivamente. Todo el rendimiento,


todos los productos reclamaban para sí el capital y al obrero apenas si se le dejaba lo
suficiente para reparar y reconstruir las fuerzas.
Todo esto dio origen a lo siguiente:
1º. Los contratos de trabajo y el comercio de todas las cosas, concentradas en pocas manos,
ponen sobre los hombros de la multitud innumerable de los proletariados un “yugo” que
difiere poco de los esclavos.
2º. El obrero es utilizado por los patronos como mero instrumento sin preocuparse de su
alma y sin pensar en intereses superiores.
3º. Existe obstaculización del derecho originario de asociación, cuando más necesitados
estaban los obreros para defenderse de los atroces atropellos de los poderosos.
4º. Se impedía el fin señalado por Dios a los bienes terrenos para el mejoramiento de la
posición de los usuarios.

3.4 PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN SOCIAL


La cuestión social comprende tres elementos necesarios:
a. Existencia de un mal social.- El hecho de vivir una parte de la sociedad en condiciones
inhumanas y de miseria frente a otra que derrocha bienes (Analizar RN 1, 33; QA 109,
125; MM 12,13).

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

b. La conciencia del mal social.- La percepción de injusticia de tal situación (Analizar (MM
9; RN 14; PP 9)
c. Esfuerzos por cambiar el mal social.- Es decir, se den por parte del hombre, esfuerzos
por cambiar tal situación (Analizar RN 14, 27; QA 80).

3.5 LA PERFECCIÓN DEL ORDEN SOCIAL


Juan Pablo II afirmaba que la Cuestión Social es el problema más grave que afronta la
humanidad desde el siglo XVIII. Desde el punto de vista de la visión cristiana es importante
que todos los cristianos tengamos una idea clara sobre la Cuestión Social.

El fin de la sociedad es la persona humana, esto es, que el hombre, todo hombre, consiga el
desarrollo y la perfección de sus facultades. La persona humana debe ser estudiada en su
realidad total.

Nunca se ha conseguido un orden socia perfecto, la sociedad nunca alcanzará totalmente su


perfección; sin embargo, cuanto mejor consiga la sociedad en cada circunstancia histórica
que el hombre alcance su perfección, tanto más perfecto será el orden social.

3.6 CUESTIÓN DE TODOS LOS TIEMPOS


El Problema Social o Cuestión Social ha sido un problema de todos los tiempos. Siempre ha
habido males sociales; sin embargo, sólo desde el siglo XVIII se comenzó a hablar de la
Cuestión Social. Sólo se comienza a hablar del orden social cuando el hombre toma
conciencia del orden social.

El problema social se ha agudizado con el advenimiento del industrialismo. En el fondo de


la cuestión está la desigualdad de los hombres. Se abusó en el pasado y se sigue abusando
ahora de la dignidad humana, de la dignidad moral y de los justos derechos de los
trabajadores, etc.

3.7 RAÍZ Y ELEMENTO CLAVE DE LA CUESTIÓN SOCIAL


En el centro de la Cuestión Social están la dignidad del trabajador, la exigencia de una justa
retribución y las condiciones humanas personales del trabajo (LE 3). La clave esencial, según
la Laborem Exercens, es el trabajador humano, si tratamos de verla verdaderamente desde el
punto de vista del bien del hombre. La solución gradual de la Cuestión Social debe buscarse
en la dirección de “hacer la vida humana más humana”

3.8 REALIDAD SOCIAL Y SITUACIÓN ACTUAL


La realidad social lo describía León XIII en la Rerum Novarum (RN): “Hoy los pueblos están
divididos en dos clases de ciudadanos. Una clase riquísima, que tienen en sus manos toda las
empresas productoras y el comercio; y la otra, pobre y débil con el ánimo llagado y pronto a
amotinarse” (RN 35; QA 18).

En cuanto a la situación actual, hasta ahora el estado de la sociedad humana sigue violento
y, por tanto, inestable y vacilante, como basado en clases de tensiones diversas, contrarias
entre si y, por lo mismo, inclinadas a enemistades y luchas (QA 151).

Existen hombres codiciosos que, a fin de aumentar sus propias ganancias, abusan sin
moderación alguna de las personas “como si no fueran personas sino cosas” (RN 33). Se
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

puede decir, sin temeridad, que las condiciones de vida social y económicas son tales que
una gran parte de los hombres encuentran las mayores dificultades para atender a lo único
necesario: la vida eterna (QA 169).

3.9 CONSECUENCIAS DE LA RIQUEZA MAL REPARTIDA


Las riquezas abundantemente multiplicadas en nuestra época están mal repartidas e
injustamente aplicadas a las distintas clases. De ahí se derivan las siguientes consecuencias.
a. Hambre.- Según estadísticas de la FAO el 70% de la población mundial está infra
alimentada
b. Analfabetismo.- Considerada hoy como una de las plagas más denigrantes. Su causa, por
lo general, es la penuria económica y social existente en muchos lugares.
c. Otros.- Entre las plagas sociales provenientes de la mala repartición de los bienes terrenos
se cuentan también: el divorcio, madres solteras, prostitución, aborto, violencia,
delincuencia, entre otros.

3.10 ASPECTOS DE LA CUESTIÓN SOCIAL


La Cuestión Social es algo complejo. No se puede dar soluciones simplistas. Dentro de los
aspectos de la Cuestión Social tenemos:

a. Aspecto económico.- Lo económico no determina las demás estructuras como enseña el


marxismo, pero si los condiciona profundamente. El bienestar social y la paz social
requieren suficiencia de bienes y equitativa distribución de los mismos entre todos.
Indudablemente, lo económico es uno de los aspectos principales de la Cuestión Social.
b. Aspecto político.- La Cuestión Social es una cuestión política, el ordenamiento de los
quehaceres del pueblo, de la vivencia de los pueblos es una cuestión social por excelencia.
La tarea más grave y más difícil de toda política es lograr resolver la cuestión social.
c. Aspecto moral y religioso.- La Cuestión Social es moral y religiosa, tanto en sus causas
como en sus efectos. En sus causas porque la descristianización de la economía y de la
vida social ha empujado al hombre hacia unas aspiraciones humanas, puramente terrenas
y temporales, es una prueba más de que el pecado es la raíz de todo mal.

La Cuestión Social es moral y religiosa en sus efectos. Las condiciones materiales y sociales
en que viven los hombres condicionan extrínsecamente su vida moral y religiosa. Las
condiciones sociales pueden dificultar y hasta impedir la vida moral y religiosa. Esto
evidencia la presencia de un pecado colectivo.

Consecuencias:
La Cuestión Social no se puede resolver al margen del Evangelio; al mismo tiempo, no se
puede resolver únicamente con el Evangelio, porque se necesita los estudios económicos,
políticos, salud, etc.

3.11 ACTITUD DE JESÚS ANTE LOS PROBLEMAS SOCIALES


Jesús en su enseñanza, en su misión adopta una actitud realista. Así, en Lc 14,31 pone el
ejemplo de la guerra porque el pueblo judío siempre estaba en batalla.

Es una incomprensión considerar a Jesús, por sus palabras contra los ricos como un
revolucionario social; por su exigencia de renuncia a legítimos derechos, como un nuevo
ordenador social; por su precepto de amor al prójimo, como un comunista; por la predicación
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

del amor a sus enemigos, como un pacifista; por sus ataques contra los doctores de La Ley
como un enemigo de la ciencia y de la cultura, etc.

Todos estos unilateralismos mundanos no pueden aplicarse a Jesús ya que todos ellos
desconocen el objetivo primordial de Jesús en todas estas manifestaciones. Dicho objetivo es
de orden estrictamente moral y religioso. Jesús rehúsa intervenir directamente en el
trastornado engranaje de este mundo por razón del carácter propio de su misión, por ser fiel
a ella.

3.12 ¿JESÚS ES INDIFERENTE A LOS PROBLEMAS SOCIALES DEL MUNDO?


Decir esto sería un error peligrosísimo y de las peores consecuencias. Jesús no quería en
modo alguno separar del mundo a sus discípulos.

Jesús no quiso formar parte de un grupo de esenios, alejados del pueblo. No quiso formar
grupos cerrados que, por medio de una elevada piedad del amor fraternal y de la pureza
moral, se preparase para una venida del Reino futuro de Dios. Jesús envía a sus discípulos en
medio del mundo, les encomienda la tarea de anunciar el Evangelio, primeramente a Israel y
después a todos los pueblos.

3.13 COMPETENCIA Y LABOR DE LA IGLESIA RESPECTO A LA CUESTIÓN


SOCIAL.
La vida del hombre no se desarrolla desligada entre lo temporal y lo religioso. Toda la vida
del cristiano debe estar impregnada de su fe. La educación debe abarcar todos los aspectos
de la vida cristiana para que el hombre viva su existencia como Dios lo quiere. La Educación
cristiana tiene que formar hombres capaces de orientar y dar solución a los problemas de
orden social.

Juan Pablo II en la introducción de la Laborem Exercens, define la competencia de la Iglesia


en materia de doctrina social: “No corresponde a la Iglesia analizar científicamente las
posibles consecuencias de tales cambios en la convivencia humana. Pero, la Iglesia considera
deber suyo recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo y
denunciar las situaciones en las que se violan dichos derechos y contribuir a orientar estos
cambios para que se realice un auténtico progreso del hombre y la sociedad” (LE 1)

El Sínodo de los obispos en 1971 afirmaba: “La Iglesia ha aprendido en el Evangelio que su
misión evangelizadora tiene como parte indispensable la acción por la justicia las tareas de
promoción del hombre”.

Pablo VI expresó: “La Evangelización no sería completa, sino tuviera en cuenta la


interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la
vida concreta y social del hombre (EN 29).

a. Deber de la Iglesia
Al definir la Iglesia la competencia recibida de su fundador, expresa también el deber que le
liga de cumplir su mandato. Así por ejemplo, en la Rerum Novarum: “Y, estando
principalmente en nuestras manos la defensa de la religión y administración de aquellas cosas
que están bajo la potestad de la Iglesia, nos estimaríamos que, permaneciendo en silencio,
faltáramos a nuestro deber” (RN 12)
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

b. Límites de su competencia
A la Iglesia no le compete dar solución a los problemas sociales; esto compete a los
gobernantes con la cooperación de los ciudadanos. Con la experiencia que tiene de la
humanidad la Iglesia, sin pretender de ninguna manera mezclarse en la política de los
Estados, solo desea una cosa: continuar bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo,
quien vino al mundo para dar testimonio de la Verdad, para salvar y no para juzgar, para
servir y no para ser servido” (GS 3)

3.14 ERRORES SOBRE LA INTERVENCIÓN DE LA IGLESIA EN LA CUESTIÓN


SOCIAL
a.- Niegan la intervención
1º. Naturalismo.- Sólo admite un fin material y natural del ser humano, por lo tanto, la
sociedad sólo tiene que afanarse por la acumulación de bienes materiales. Aunque algunos
naturalismos mitigados admiten lo sobrenatural; sin embargo, niegan el que la Iglesia
pueda dar directrices en lo económico y social.

2º. Marxismo.- Por principio niega toda intervención de la Iglesia en lo social. Afirma que
los principios sociales han justificado la antigua esclavitud.

3º. Progresismo.- Separa lo espiritual de lo temporal como dos órdenes distintos. La Iglesia
debe realizar su tarea evangelizadora dentro de las estructuras sociales tal como estén.
Para el progresismo la Iglesia no debe ocuparse de lo político.

4º. Falso espiritualismo.- Trata de separar lo religioso de la vida del mundo, como si fueran
dos mundos distintos en el cual no existe ninguna relación entre ellos. Es una postura
tomada con mucha frecuencia por grupos religiosos evangélicos o protestantes.

b.- Exigen una intervención equivocada


Temporalismo.- Exige que la Iglesia intervenga directamente en lo social, como si ella fuera
un partido político más. La jerarquía debería organizar sindicatos, huelgas, etc.

3.15 FORMAS DE INTERVENCIÓN DE LA IGLESIA EN LO SOCIAL


La DSI se ha ido formando a partir de las distintas formas de intervención de la Iglesia en lo
social, entre estas tenemos:

a. La predicación.- Sobre diversos aspectos que abarcan lo social como por ejemplo:
indisolubilidad del matrimonio, reino de Dios y autonomía de lo político, etc.

b. La presentación dogmática.- Los dogmas católicos contienen una carga social muy rica.
Ahí se encuentran expresados la dignidad de la persona humana y la exigencia de la
solidaridad fraterna.

c. Las directrices pastorales.- Que orientan acerca de los condicionamientos sociales como
por ejemplo: anticonceptivos, eutanasia, distanasia, ecología, familia, fecundación in
vitrio, etc y a la creación de condiciones sociales favorables desde el punto de vista
pastoral.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO IV:
LA DOCTRINA SOCIAL EN NUESTRO TIEMPO. APUNTES
HISTÓRICOS (Tomado de Compendio de la Doctrina Social N°s 87 – 104)
4.1 EL COMIENZO DE UN NUEVO CAMINO
La locución doctrina social se remonta a Pío XI y designa el “corpus” doctrinal relativo a
temas de relevancia social que, a partir de la encíclica « Rerum novarum (RN)» de León XIII,
se ha desarrollado en la Iglesia a través del Magisterio de los Romanos Pontífices y de los
Obispos en comunión con ellos.

La solicitud social no ha tenido ciertamente inicio con ese documento, porque la Iglesia no
se ha desinteresado jamás de la sociedad; sin embargo, la encíclica “Rerum novarum” da
inicio a un nuevo camino: injertándose en una tradición plurisecular, marca un nuevo inicio
y un desarrollo sustancial de la enseñanza en el campo social.

En su continua atención por el hombre en la sociedad, la Iglesia ha acumulado así un rico


patrimonio doctrinal. Éste tiene sus raíces en la Sagrada Escritura, especialmente en el
Evangelio y en los escritos apostólicos, y ha tomado forma y cuerpo a partir de los Padres de
la Iglesia y de los grandes Doctores del Medioevo, constituyendo una doctrina en la cual, aun
sin intervenciones explícitas y directas a nivel magisterial, la Iglesia se ha ido reconociendo
progresivamente.

Los eventos de naturaleza económica que se produjeron en el siglo XIX tuvieron


consecuencias sociales, políticas y culturales devastadoras. Los acontecimientos vinculados
a la revolución industrial trastornaron estructuras sociales seculares, ocasionando graves
problemas de justicia y dando lugar a la primera gran cuestión social, la cuestión obrera,
causada por el conflicto entre capital y trabajo.

Ante un cuadro semejante la Iglesia advirtió la necesidad de intervenir en modo nuevo:


las”res novae” (Cosas nuevas), constituidas por aquellos eventos, representaban un desafío
para su enseñanza y motivaban una especial solicitud pastoral hacia ingentes masas de
hombres y mujeres. Era necesario un renovado discernimiento de la situación, capaz de
delinear soluciones apropiadas a problemas inusitados e inexplorados.

4.2 DE LA « RERUM NOVARUM » HASTA NUESTROS DÍAS


a.- La Rerum Novarum (De las cosas nuevas. RN. 1891)
Como respuesta a la primera gran cuestión social, León XIII promulga la primera encíclica
social, la “Rerum novarum”. Esta examina la condición de los trabajadores asalariados,
especialmente penosa para los obreros de la industria, afligidos por una indigna miseria.

La cuestión obrera es tratada de acuerdo con su amplitud real: es estudiada en todas sus
articulaciones sociales y políticas, para ser evaluada adecuadamente a la luz de los principios
doctrinales fundados en la Revelación, en la ley y en la moral natural.

Esta encíclica enumera los errores que provocan el mal social, excluye el socialismo como
remedio y expone, precisándola y actualizándola, “la doctrina social sobre el trabajo, sobre
el derecho de propiedad, sobre el principio de colaboración contrapuesto a la lucha de clases
como medio fundamental para el cambio social, sobre el derecho de los débiles, sobre la
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

dignidad de los pobres y sobre las obligaciones de los ricos, sobre el perfeccionamiento de la
justicia por la caridad, sobre el derecho a tener asociaciones profesionales”.

La “Rerum novarum” se ha convertido en el documento inspirador y de referencia de la


actividad cristiana en el campo social. El tema central de la encíclica es la instauración de un
orden social justo, en vista del cual se deben identificar los criterios de juicio que ayuden a
valorar los ordenamientos socio-políticos existentes y a proyectar líneas de acción para su
oportuna transformación.

La “Rerum novarum” afrontó la cuestión obrera con un método que se convertirá en un


“paradigma permanente” para el desarrollo sucesivo de la doctrina social. Los principios
afirmados por León XIII serán retomados y profundizados por las encíclicas sociales
sucesivas. Toda la doctrina social se podría entender como una actualización, una
profundización y una expansión del núcleo originario de los principios expuestos en la
“Rerum novarum”.

Con este texto, valiente y clarividente, el Papa León XIII confirió “a la Iglesia una especie
de “carta de ciudadanía” respecto a las realidades cambiantes de la vida pública” y «escribió
unas palabras decisivas», que se convirtieron en «un elemento permanente de la doctrina
social de la Iglesia », afirmando que los graves problemas sociales «podían ser resueltos
solamente mediante la colaboración entre todas las fuerzas» y añadiendo también que «por
lo que se refiere a la Iglesia, nunca ni bajo ningún aspecto ella regateará su esfuerzo».

b.- Quadragesimo anno (A los cuarenta años. QA. 1931)


A comienzos de los años Treinta, a breve distancia de la grave crisis económica de 1929, Pío
XI publica la encíclica “Quadragesimo anno” (QA), para conmemorar los cuarenta años de
la «Rerum novarum». El Papa relee el pasado a la luz de una situación económico-social en
la que a la industrialización se había unido la expansión del poder de los grupos financieros,
en ámbito nacional e internacional.

Era el período posbélico, en el que estaban afirmándose en Europa los regímenes totalitarios,
mientras se exasperaba la lucha de clases. La Encíclica advierte la falta de respeto a la libertad
de asociación y confirma los principios de solidaridad y de colaboración para superar las
antinomias sociales. Las relaciones entre capital y trabajo deben estar bajo el signo de la
cooperación.

La “Quadragesimo anno” confirma el principio que el salario debe ser proporcionado no sólo
a las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia. El Estado, en las relaciones
con el sector privado, debe aplicar el principio de subsidiaridad, principio que se convertirá
en un elemento permanente de la doctrina social.

La Encíclica rechaza el liberalismo entendido como ilimitada competencia entre las fuerzas
económicas, a la vez que reafirma el valor de la propiedad privada, insistiendo en su función
social. En una sociedad que debía reconstruirse desde su base económica, convertida toda
ella en la «cuestión» que se debía afrontar, “Pío XI sintió el deber y la responsabilidad de
promover un mayor conocimiento, una más exacta interpretación y una urgente aplicación
de la ley moral reguladora de las relaciones humanas..., con el fin de superar el conflicto de
clases y llegar a un nuevo orden social basado en la justicia y en la caridad”.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

c.- Non abbiamo bisogno” ” (Acerca del Fascismo y la Acción Católica. 1931) y Mit
brennender Sorge (Sobre la situación de la Iglesia católica en el Reich alemán”. 1937).
Pío XI no dejó de hacer oír su voz contra los regímenes totalitarios que se afianzaron en
Europa durante su Pontificado. Ya el 29 de junio de 1931 había protestado contra los
atropellos del régimen fascista en Italia con la encíclica “Non abbiamo bisogno”.

En 1937 publicó la encíclica Mit brennender Sorge. El texto fue leído desde el púlpito de
todas las iglesias católicas en Alemania, tras haber sido difundido con la máxima reserva. La
encíclica llegaba después de años de abusos y violencias y había sido expresamente solicitada
a Pío XI por los Obispos alemanes, a causa de las medidas cada vez más coercitivas y
represivas adoptadas por el Reich en 1936, en particular con respecto a los jóvenes, obligados
a inscribirse en la « Juventud hitleriana ». El Papa se dirige a los sacerdotes, a los religiosos
y a los fieles laicos, para animarlos y llamarlos a la resistencia, mientras no se restablezca
una verdadera paz entre la Iglesia y el Estado. En 1938, ante la difusión del antisemitismo,
Pío XI afirmó: «Somos espiritualmente semitas ».

d.- Divini Redemptoris (El Divino Redentor. DR. 1937)


Con esta encíclica sobre el comunismo ateo y sobre la doctrina social cristiana, Pío XI criticó
de modo sistemático el comunismo, definido “intrínsecamente malo”, e indicó como medios
principales para poner remedio a los males producidos por éste, la renovación de la vida
cristiana, el ejercicio de la caridad evangélica, el cumplimiento de los deberes de justicia a
nivel interpersonal y social en orden al bien común, la institucionalización de cuerpos
profesionales e interprofesionales.

e.- Radiomensajes de Pio XII. (1942-1944)


Los Radiomensajes navideños de Pío XII, junto a otras de sus importantes intervenciones en
materia social, profundizan la reflexión magisterial sobre un nuevo orden social, gobernado
por la moral y el derecho, y centrado en la justicia y en la paz. Durante su Pontificado, Pío
XII atravesó los años terribles de la Segunda Guerra Mundial y los difíciles de la
reconstrucción.

No publicó encíclicas sociales, sin embargo manifestó constantemente, en numerosos


contextos, su preocupación por el orden internacional trastornado: «En los años de la guerra
y de la posguerra el Magisterio social de Pío XII representó para muchos pueblos de todos
los continentes y para millones de creyentes y no creyentes la voz de la conciencia universal,
interpretada y proclamada en íntima conexión con la Palabra de Dios. Con su autoridad moral
y su prestigio, Pío XII llevó la luz de la sabiduría cristiana a un número incontable de hombres
de toda categoría y nivel social».

Una de las características de las intervenciones de Pío XII es el relieve dado a la relación
entre moral y derecho. El Papa insiste en la noción de derecho natural, como alma del
ordenamiento que debe instaurarse en el plano nacional e internacional.

Otro aspecto importante de la enseñanza de Pío XII es su atención a las agrupaciones


profesionales y empresariales, llamadas a participar de modo especial en la consecución del
bien común: « Por su sensibilidad e inteligencia para captar ‘los signos de los tiempos’, Pío
XII puede ser considerado como el precursor inmediato del Concilio Vaticano II y de la
enseñanza social de los Papas que le han sucedido ».
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

f.- Mater et magistra (Madre y Maestra. MM. 1961)


Los años Sesenta abren horizontes prometedores: la recuperación después de las
devastaciones de la guerra, el inicio de la descolonización, las primeras tímidas señales de
un deshielo en las relaciones entre los dos bloques, americano y soviético. En este clima, San
Juan XXIII lee con profundidad los “signos de los tiempos”.

La cuestión social se está universalizando y afecta a todos los países: junto a la cuestión
obrera y la revolución industrial, se delinean los problemas de la agricultura, de las áreas en
vías de desarrollo, del incremento demográfico y los relacionados con la necesidad de una
cooperación económica mundial. Las desigualdades, advertidas precedentemente al interno
de las Naciones, aparecen ahora en el plano internacional y manifiestan cada vez con mayor
claridad la situación dramática en que se encuentra el Tercer Mundo.

Juan XXIII, en la encíclica “Mater et magistra”, “trata de actualizar los documentos ya


conocidos y dar un nuevo paso adelante en el proceso de compromiso de toda la comunidad
cristiana”. Las palabras clave de la encíclica son comunidad y socialización: la Iglesia está
llamada a colaborar con todos los hombres en la verdad, en la justicia y en el amor, para
construir una auténtica comunión. Por esta vía, el crecimiento económico no se limitará a
satisfacer las necesidades de los hombres, sino que podrá promover también su dignidad.

g.- Pacem in terris (Paz en la tierra. PT. 1963)


Con la encíclica “Pacem in terris”, San Juan XXIII pone de relieve el tema de la paz, en
una época marcada por la proliferación nuclear. Este documento contiene, además, la primera
reflexión a fondo de la Iglesia sobre los derechos humanos; es la encíclica de la paz y de la
dignidad de las personas. Continúa y completa el discurso de la “Mater et magistra” y, en la
dirección indicada por León XIII, subraya la importancia de la colaboración entre todos: es
la primera vez que un documento de la Iglesia se dirige también “a todos los hombres de
buena voluntad”, llamados a una tarea inmensa: “la de establecer un nuevo sistema de
relaciones en la sociedad humana, bajo el magisterio y la égida de la verdad, la justicia, la
caridad y la libertad”.

La “Pacem in terris” se detiene sobre los poderes públicos de la comunidad mundial,


llamados a «examinar y resolver los problemas relacionados con el bien común universal en
el orden económico, social, político o cultural». En el décimo aniversario de la “Pacem in
terris”, el Cardenal Maurice Roy, Presidente de la Pontificia Comisión “Iustitia et Pax”, envió
a Pablo VI una carta, acompañada de un documento con un serie de reflexiones sobre el valor
de la enseñanza de la encíclica del Papa Juan para iluminar los nuevos problemas vinculados
con la promoción de la paz.

h.- Gaudium et spes (Gozo y esperanza. GS. 1965)


La Constitución pastoral “Gaudium et spes”, del Concilio Vaticano II, constituye una
significativa respuesta de la Iglesia a las expectativas del mundo contemporáneo. En esta
Constitución, “en sintonía con la renovación eclesiológica, se refleja una nueva concepción
de ser comunidad de creyentes y pueblo de Dios. Y suscitó entonces nuevo interés por la
doctrina contenida en los documentos anteriores respecto del testimonio y la vida de los
cristianos, como medios auténticos para hacer visible la presencia de Dios en el mundo”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

La “Gaudium et spes” delinea el rostro de una Iglesia “íntima y realmente solidaria del género
humano y de su historia”, que camina con toda la humanidad y está sujeta, juntamente con el
mundo, a la misma suerte terrena, pero que al mismo tiempo es “como fermento y como alma
de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios”.

Esta encíclica estudia orgánicamente los temas de la cultura, de la vida económico-social,


del matrimonio y de la familia, de la comunidad política, de la paz y de la comunidad de los
pueblos, a la luz de la visión antropológica cristiana y de la misión de la Iglesia. Todo ello lo
hace a partir de la persona y en dirección a la persona, “única criatura terrestre a la que Dios
ha amado por sí mismo”. La sociedad, sus estructuras y su desarrollo deben estar finalizados
a “consolidar y desarrollar las cualidades de la persona humana”.

Por primera vez el Magisterio de la Iglesia, al más alto nivel, se expresa en modo tan amplio
sobre los diversos aspectos temporales de la vida cristiana. “Se debe reconocer que la
atención prestada en la Constitución a los cambios sociales, psicológicos, políticos,
económicos, morales y religiosos ha despertado cada vez más... la preocupación pastoral de
la Iglesia por los problemas de los hombres y el diálogo con el mundo”.

i.- Dignitatis humanae (La dignidad Humana. DH. 1965)


Otro documento del Concilio Vaticano II de gran relevancia en el “corpus” de la doctrina
social de la Iglesia es la declaración “Dignitatis humanae”, en el que se proclama el derecho
a la libertad religiosa. El documento trata el tema en dos capítulos. El primero, de carácter
general, afirma que el derecho a la libertad religiosa se fundamenta en la dignidad de la
persona humana y que debe ser reconocido como derecho civil en el ordenamiento jurídico
de la sociedad.

El segundo capítulo estudia el tema a la luz de la Revelación y clarifica sus implicaciones


pastorales, recordando que se trata de un derecho que no se refiere sólo a las personas
individuales, sino también a las diversas comunidades.

j.- Populorum Progressio (El desarrollo de los pueblos. PP. 1967)


“El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, afirmaba San Pablo VI en la encíclica
“Populorum Progressio”, que puede ser considerada una ampliación del capítulo sobre la
vida económico-social de la “Gaudium et spes”, no obstante introduzca algunas novedades
significativas.

En particular, el documento indica las coordenadas de un desarrollo integral del hombre y de


un desarrollo solidario de la humanidad: “dos temas estos que han de considerarse como los
ejes en torno a los cuales se estructura todo el entramado de la encíclica. Queriendo convencer
a los destinatarios de la urgencia de una acción solidaria, el Papa presenta el desarrollo como
‘el paso de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida más humanas’, y
señala sus características”.

Este paso no está circunscrito a las dimensiones meramente económicas y técnicas, sino que
implica, para toda persona, la adquisición de la cultura, el respeto de la dignidad de los demás,
el reconocimiento “de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin”.
Procurar el desarrollo de todos los hombres responde a una exigencia de justicia a escala

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mundial, que pueda garantizar la paz planetaria y hacer posible la realización de “un
humanismo pleno”, gobernado por los valores espirituales.

En esta línea, San Pablo VI instituye en 1967 la Pontificia Comisión “Iustitia et Pax”,
cumpliendo un deseo de los Padres Conciliares, que consideraban “muy oportuno que se cree
un organismo universal de la Iglesia que tenga como función estimular a la comunidad
católica para promover el desarrollo de los países pobres y la justicia social internacional”.

Por iniciativa de San Pablo VI, a partir de 1968, la Iglesia celebra el primer día del año la
Jornada Mundial de la Paz. El mismo Pontífice dio inicio a la tradición de los Mensajes que
abordan el tema elegido para cada Jornada Mundial de la Paz, acrecentando así el “corpus”
de la doctrina social.

k.- Carta apostólica “Octogesima adveniens” (A los ochenta años. OA. 1971)
A comienzos de los años Setenta, en un clima turbulento de contestación fuertemente
ideológica, San Pablo VI retoma la enseñanza social de León XIII y la actualiza, con ocasión
del octogésimo aniversario de la “Rerum novarum”, en la Carta apostólica “Octogesima
adveniens”.

El Papa reflexiona sobre la sociedad post-industrial con todos sus complejos problemas,
poniendo de relieve la insuficiencia de las ideologías para responder a estos desafíos: la
urbanización, la condición juvenil, la situación de la mujer, la desocupación, las
discriminaciones, la emigración, el incremento demográfico, el influjo de los medios de
comunicación social, el medio ambiente.

l.- Laborem exercens (Sobre el trabajo humano. LE. 1981)


Al cumplirse los noventa años de la «Rerum novarum», San Juan Pablo II dedica la encíclica
“Laborem exercens”, al trabajo, como bien fundamental para la persona, factor primario de
la actividad económica y clave de toda la cuestión social. Delinea una espiritualidad y una
ética del trabajo, en el contexto de una profunda reflexión teológica y filosófica.

El trabajo debe ser entendido no sólo en sentido objetivo y material; es necesario también
tener en cuenta su dimensión subjetiva, en cuanto actividad que es siempre expresión de la
persona. Además de ser un paradigma decisivo de la vida social, el trabajo tiene la dignidad
propia de un ámbito en el que debe realizarse la vocación natural y sobrenatural de la persona.

m.- Sollicitudo rei sociales (Preocupación por la cuestión social. SRS.1987)


Con la encíclica “Sollicitudo rei sociales”, San Juan Pablo II conmemora el vigésimo
aniversario de la «Populorum progressio» y trata nuevamente el tema del desarrollo bajo un
doble aspecto: “el primero, la situación dramática del mundo contemporáneo, bajo el perfil
del desarrollo fallido del Tercer Mundo, y el segundo, el sentido, las condiciones y las
exigencias de un desarrollo digno del hombre”.

La encíclica introduce la distinción entre progreso y desarrollo, y afirma que “el verdadero
desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios, esto es, a lo que
se posee, sino que debe contribuir a la plenitud del “ser” del hombre. De este modo, pretende
señalar con claridad el carácter moral del verdadero desarrollo”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

San Juan Pablo II, evocando el lema del pontificado de Pío XII, “Opus iustitiae pax”, la paz
como fruto de la justicia, comenta: “Hoy se podría decir, con la misma exactitud y análoga
fuerza de inspiración bíblica (cf. Is 32,17; St 3,18), “Opus solidaritatis pax”, la paz como
fruto de la solidaridad”.

n.- Centesimus annus (A los cien años. CA. 1991)


En el centenario de la «Rerum novarum», San Juan Pablo II promulga su tercera encíclica
social, la “Centesimus annus”, que muestra la continuidad doctrinal de cien años de
Magisterio social de la Iglesia.

Retomando uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la organización social


y política, que había sido el tema central de la encíclica precedente, el Papa escribe: “el
principio que hoy llamamos de solidaridad ... León XIII lo enuncia varias veces con el
nombre de “amistad”...; Pío XI lo designa con la expresión no menos significativa de “caridad
social”, mientras que San Pablo VI, ampliando el concepto, en conformidad con las actuales
y múltiples dimensiones de la cuestión social, hablaba de “civilización del amor”.

San Juan Pablo II pone en evidencia cómo la enseñanza social de la Iglesia avanza sobre el
eje de la reciprocidad entre Dios y el hombre: reconocer a Dios en cada hombre y cada
hombre en Dios es la condición de un auténtico desarrollo humano. El articulado y profundo
análisis de las “res novae “(cosa nueva) y especialmente del gran cambio de 1989, con la
caída del sistema soviético, manifiesta un aprecio por la democracia y por la economía libre,
en el marco de una indispensable solidaridad.

ñ.- Caritas in veritate (La Caridad en la verdad. CV. 2009)


Benedicto XVI (2009) con la encíclica “Caritas in veritate”, quiere iluminar a todos los
miembros de la sociedad, en especial para los políticos, economistas, líderes de la cultura y
miembros de los grupos sociales.

Caritas in veritate propuso una meta bien alta a todos los hombres: la de alcanzar en este
mundo globalizado y competitivo un desarrollo que se auténtico; es decir, verdaderamente
humano, y que haga posible, no solo que se viva la justicia, sino que lleguemos a conformar
una genuina fraternidad.

o.- Laudato si (Alabado seas. LS 2015)


El Papa Francisco (2015), con la encíclica “Laudato si”, que toma el nombre de la
invocación del santo de Asís “Alabado seas mi Señor”, nos recuerda que la tierra es también
como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos
acoge entre sus brazos.

“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están
creciendo?” (N°. 160). Esta pregunta está en el centro de Laudato si’, la Encíclica del Papa
Francisco sobre el cuidado de la casa común.

Y continúa: “Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede
plantear la cuestión de modo fragmentario”, y nos conduce a interrogarnos sobre el sentido
de la existencia y el valor de la vida social: “¿Para qué pasamos por este mundo? ¿Para qué
vinimos a esta vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra?”:
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

si no nos planteamos estas preguntas de fondo -dice el Pontífice – “no creo que nuestras
preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes”.

4.3 A LA LUZ Y BAJO EL IMPULSO DEL EVANGELIO


Los documentos aquí evocados constituyen los hitos principales del camino de la doctrina
social desde los tiempos de León XIII hasta nuestros días.

Esta sintética reseña se alargaría considerablemente si tuviese cuenta de todas las


intervenciones motivadas por un tema específico, que tienen su origen en “la preocupación
pastoral por proponer a la comunidad cristiana y a todos los hombres de buena voluntad los
principios fundamentales, los criterios universales y las orientaciones capaces de sugerir las
opciones de fondo y la praxis coherente para cada situación concreta”.

En la elaboración y la enseñanza de la doctrina social, la Iglesia ha perseguido y persigue no


unos fines teóricos, sino pastorales, cuando constata las repercusiones de los cambios sociales
en la dignidad de cada uno de los seres humanos y de las multitudes de hombres y mujeres
en contextos en los que “se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que
avance paralelamente el mejoramiento de los espíritus”.

Por esta razón se ha constituido y desarrollado la doctrina social: “un “corpus” doctrinal
renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada
por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo (cf. Jn 14,16.26; 16,13-15), lee los
hechos según se desenvuelven en el curso de la historia”.

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CAPÍTULO V:
LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES

5.1 EL HOMBRE
¿Qué es el hombre?, ¿Qué es la persona humana?, ¿Qué es aquello por lo cual yo soy una
persona humana? Las respuestas filosóficas a estas preguntas son sumamente variadas y
contradictorias. He aquí algunas de las opiniones: “El hombre es solamente conciencia”. “El
hombre no es más que materia y es imposible pensar en un elemento supra material como
constitutivo del hombre”. “El hombre es solamente vida”. “El hombre es una esencia
espiritual, una persona”.

5.2 DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA.


a.- ¿Qué es la persona humana?
Es el ser irrepetible, diferente de todo otro, incapaz de ser suplido por otro, con una vocación
y una tarea propias en la historia. La personalidad del hombre es la base de sus derechos
inalienables y es el fundamento de su dignidad.

b.- ¿En qué consiste el valor o dignidad del hombre?


El hombre es digno por:
1º. Su origen: Cuerpo y alma proceden de Dios.
2º. Naturaleza:- Posee una naturaleza racional, esta naturaleza tiene su raíz en la
espiritualidad del alma humana, esta naturaleza es inmortal, el hombre goza de libertad,
es un ser libre y es responsable de sus actos.
3º. Su fin: Dice san Agustín, “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta
que descanse en ti”

El hombre es digno por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios. Ha sido constituido
señor de la entera creación: “Le diste el mandato sobre las obras de tus manos, todo lo
sometiste bajo sus pies” (Salmo 8). El hombre es digno porque vale la sangre misma de
Jesucristo, nuestro Redentor. El hombre es digno por la presencia de Dios en él. Jesucristo
es el hombre: la dignidad de todos los hombres.

c.- Consecuencias de la Dignidad del Hombre


1º. Igualdad de los hombres.- Todos los hombres tienen igualdad esencial, al coincidir en
su origen, naturaleza y destino. Existe una desigualdad accidental, como color, raza,
nacionalidad, etc. La actitud de la Iglesia frente a las desigualdades accidentales es la de
aceptarlas. Ella insiste en una mejor distribución de los bienes, condena toda desigualad
proveniente de la injusticia, sobre todo porque es un escándalo porque puede solucionarse.
Por ejemplo ¿por qué se gastan 450 mil millones de dólares en armas cada año?
2º. Tres consecuencias de orden social
-La sociedad política.- Esta se tiene que ordenar a la perfección de las personas. “La ciudad
existe para el hombre, no el hombre para la ciudad” (DR). “La persona humana debe ser el
principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones” (Gaudium et spes= GS)

-El hombre es sujeto de derechos


“En toda convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el
principio de que todo ser humano es persona, es decir, una naturaleza dotada de inteligencia
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

y de voluntad libre y que de esta misma naturaleza nacen directamente al mismo tiempo
derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente
inalienables” (Pacem in terris= PT 6)

-El hombre debe ser agente activo de su vida social.


“El hombre en cuanto tal, lejos de ser tenido como objeto y elemento pasivo debe, por el
contrario, ser considerado como sujeto, fundamento y fin de la vida social” (Pío XII).

d.- la iglesia es defensora de la dignidad del hombre


La Iglesia posee gracias al Evangelio, la verdad sobre el hombre. Esta se encuentra en una
antropología que la Iglesia no cesa de profundizar y de comunicar.

San Juan Pablo II expresaba que “La afirmación primordial de esta antropología es la del
hombre como imagen de Dios, irreductible a una simple parcela de la naturaleza, o a un
elemento anónimo de la ciudad humana. Ireneo escribía: ‘La gloria del hombre es Dios, pero
el receptáculo de toda acción de Dios, de sus sabiduría, de su poder es el hombre”.

Sigue manifestado el Papa, “Cuando un pastor de la Iglesia anuncia con claridad y sin
ambigüedades la Verdad sobre el hombre, revelado por aquel que conocía ‘lo que en el
hombre había’, debe animarle la seguridad de estar prestando el mejor servicio al ser
humano”.

Por eso explica el santo padre cuál es la base de la verdadera liberación: “Esta verdad
completa sobre el ser humano constituye el fundamento de la enseñanza social de la Iglesia,
así como es la base de la verdadera liberación. A la luz de esta verdad, no es el hombre un
ser sometido a los procesos económicos o políticos, sino que esos procesos están ordenados
al hombre y sometidos a él. (Discurso Juan Pablo II. Puebla 1,9)

No es por oportunismo ni por afán de novedad que la Iglesia “experta en humanidad”, es


defensora de los Derechos Humanos. Es por un auténtico compromiso evangélico el cual, al
igual que Cristo, es sobre todo compromiso con los más necesitados.

Fiel a este compromiso, la Iglesia quiere mantenerse libre frente a los opuestos sistemas, para
optar sólo por el hombre. Cualesquiera que sean las miserias o sufrimientos que aflijan al
hombre; no a través de la violencia, de los juegos de poder, de los sistemas políticos sino por
medio de la verdad sobre el hombre, camino hacia un futuro mejor.

5.3 POSTURA DE LA IGLESIA ACERCA DE LA PERSONA HUMANA


(Tomado de Compendio Social de la Iglesia N°s 124-151)
Iluminada por el admirable mensaje bíblico, la doctrina social de la Iglesia se detiene, ante
todo, en los aspectos principales e inseparables de la persona humana para captar las facetas
más importantes de su misterio y de su dignidad.

En efecto, no han faltado en el pasado, y aún se asoman dramáticamente a la escena de la


historia actual, múltiples concepciones reductivas, de carácter ideológico o simplemente
debido a formas difusas de costumbres y pensamiento, que se refieren al hombre, a su vida y
su destino. Estas concepciones tienen en común el hecho de ofuscar la imagen del hombre
acentuando sólo alguna de sus características, con perjuicio de todas las demás.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

La persona no debe ser considerada únicamente como individualidad absoluta, edificada por
sí misma y sobre sí misma, como si sus características propias no dependieran más que de sí
misma. Tampoco debe ser considerada como mera célula de un organismo dispuesto a
reconocerle, a lo sumo, un papel funcional dentro de un sistema.

Las concepciones que tergiversan la plena verdad del hombre han sido objeto, en repetidas
ocasiones, de la solicitud social de la Iglesia, que no ha dejado de alzar su voz frente a estas
y otras visiones, drásticamente reductivas. En cambio, se ha preocupado por anunciar que los
hombres “no se nos muestran desligados entre sí, como granos de arena, sino más bien unidos
entre sí en un conjunto orgánicamente ordenado, con relaciones variadas según la diversidad
de los tiempos” y que el hombre no puede ser comprendido como “un simple elemento y una
molécula del organismo social”, cuidando, a la vez, que la afirmación del primado de la
persona, no conllevase una visión individualista o masificada.

La fe cristiana, que invita a buscar en todas partes cuanto haya de bueno y digno del hombre
(cf. 1 Ts 5,21), “es muy superior a estas ideologías y queda situada a veces en posición
totalmente contraria a ellas, en la medida en que reconoce a Dios, trascendente y creador,
que interpela, a través de todos los niveles de lo creado, al hombre como libertad
responsable”.

La doctrina social se hace cargo de las diferentes dimensiones del misterio del hombre, que
exige ser considerado “en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de
su ser comunitario y social”, con una atención específica, de modo que le pueda consentir la
valoración más exacta.

5.4 LA UNIDAD DE LA PERSONA


El hombre ha sido creado por Dios como unidad de alma y cuerpo: “El alma espiritual e
inmortal es el principio de unidad del ser humano, es aquello por lo cual éste existe como un
todo -“corpore et anima unus”- en cuanto persona. Estas definiciones no indican solamente
que el cuerpo, para el cual ha sido prometida la resurrección, participará de la gloria;
recuerdan igualmente el vínculo de la razón y de la libre voluntad con todas las facultades
corpóreas y sensibles. La persona -incluido el cuerpo- está confiada enteramente a sí misma,
y es en la unidad de alma y cuerpo donde ella es el sujeto de sus propios actos morales”.

Mediante su corporeidad, el hombre unifica en sí mismo los elementos del mundo material,
“el cual alcanza por medio del hombre su más alta cima y alza la voz para la libre alabanza
del Creador”. Esta dimensión le permite al hombre su inserción en el mundo material, lugar
de su realización y de su libertad, no como en una prisión o en un exilio. No es lícito
despreciar la vida corporal; el hombre, al contrario, “debe tener por bueno y honrar a su
propio cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar en el último día”.

La dimensión corporal, sin embargo, a causa de la herida del pecado, hace experimentar al
hombre las rebeliones del cuerpo y las inclinaciones perversas del corazón, sobre las que
debe siempre vigilar para no dejarse esclavizar y para no permanecer víctima de una visión
puramente terrena de su vida.

Por su espiritualidad el hombre supera a la totalidad de las cosas y penetra en la estructura


más profunda de la realidad. Cuando se adentra en su corazón, es decir, cuando reflexiona
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

sobre su propio destino, el hombre se descubre superior al mundo material, por su dignidad
única de interlocutor de Dios, bajo cuya mirada decide su vida. Él, en su vida interior,
reconoce tener en “sí mismo la espiritualidad y la inmortalidad de su alma” y no se percibe
a sí mismo “como partícula de la naturaleza o como elemento anónimo de la ciudad humana”.

El hombre, por tanto, tiene dos características diversas: es un ser material, vinculado a este
mundo mediante su cuerpo, y un ser espiritual, abierto a la trascendencia y al descubrimiento
de “una verdad más profunda”, a causa de su inteligencia, que lo hace “participante de la luz
de la inteligencia divina”.

La Iglesia afirma: “La unidad del alma y del cuerpo es tan profunda que se debe considerar
al alma como la “forma” del cuerpo, es decir, gracias al alma espiritual, la materia que integra
el cuerpo es un cuerpo humano y viviente; en el hombre, el espíritu y la materia no son dos
naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza”.

Ni el espiritualismo que desprecia la realidad del cuerpo, ni el materialismo que considera el


espíritu una mera manifestación de la materia, dan razón de la complejidad, de la totalidad y
de la unidad del ser humano.

5.5 APERTURA A LA TRASCENDENCIA Y UNICIDAD DE LA PERSONA


a.- Abierta a la trascendencia
A la persona humana pertenece la apertura a la trascendencia: el hombre está abierto al
infinito y a todos los seres creados. Está abierto sobre todo al infinito, es decir a Dios, porque
con su inteligencia y su voluntad se eleva por encima de todo lo creado y de sí mismo, se
hace independiente de las criaturas, es libre frente a todas las cosas creadas y se dirige hacia
la verdad y el bien absolutos.

Está abierto también hacia el otro, a los demás hombres y al mundo, porque sólo en cuanto
se comprende en referencia a un tú puede decir yo. Sale de sí, de la conservación egoísta de
la propia vida, para entrar en una relación de diálogo y de comunión con el otro.

La persona está abierta a la totalidad del ser, al horizonte ilimitado del ser. Tiene en sí la
capacidad de trascender los objetos particulares que conoce, gracias a su apertura al ser sin
fronteras. El alma humana es en un cierto sentido, por su dimensión cognoscitiva, todas las
cosas: “todas las cosas inmateriales gozan de una cierta infinidad, en cuanto abrazan todo, o
porque se trata de la esencia de una realidad espiritual que funge de modelo y semejanza de
todo, como es en el caso de Dios, o bien porque posee la semejanza de toda cosa o en acto
como en los Ángeles o en potencia como en las almas”.

b.- Única e irrepetible


El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un “yo”, capaz de
autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse. La persona humana es un ser inteligente
y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de tener conciencia de sí y de
sus propios actos. Sin embargo, no son la inteligencia, la conciencia y la libertad las que
definen a la persona, sino que es la persona quien está en la base de los actos de inteligencia,
de conciencia y de libertad. Estos actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser
persona.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

La persona humana debe ser comprendida siempre en su irrepetible e insuprimible


singularidad. En efecto, el hombre existe ante todo como subjetividad, como centro de
conciencia y de libertad, cuya historia única y distinta de las demás expresa su
irreductibilidad ante cualquier intento de circunscribirlo a esquemas de pensamiento o
sistemas de poder, ideológicos o no.

Esto impone, ante todo, no sólo la exigencia del simple respeto por parte de todos, y
especialmente de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables, en relación a
cada hombre de este mundo, sino que además, y en mayor medida, comporta que el primer
compromiso de cada uno hacia el otro, y sobre todo de estas mismas instituciones, se debe
situar en la promoción del desarrollo integral de la persona.

c.- El respeto de la dignidad humana


Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente
de la persona humana. Ésta representa el fin último de la sociedad, que está a ella ordenada:
“El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al
bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario”.

El respeto de la dignidad humana no puede absolutamente prescindir de la obediencia al


principio de “considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de
los medios necesarios para vivirla dignamente”. Es preciso que todos los programas sociales,
científicos y culturales, estén presididos por la conciencia del primado de cada ser humano.

En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su mismo
desarrollo, que puede realizar plena y definitivamente sólo en Dios y en su proyecto salvífico:
el hombre, en efecto, en su interioridad, trasciende el universo y es la única criatura que Dios
ha amado por sí misma.

Por esta razón, ni su vida, ni el desarrollo de su pensamiento, ni sus bienes, ni cuantos


comparten sus vicisitudes personales y familiares pueden ser sometidos a injustas
restricciones en el ejercicio de sus derechos y de su libertad.

La persona no puede estar finalizada a proyectos de carácter económico, social o político,


impuestos por autoridad alguna, ni siquiera en nombre del presunto progreso de la comunidad
civil en su conjunto o de otras personas, en el presente o en el futuro.

Es necesario, por tanto, que las autoridades públicas vigilen con atención para que una
restricción de la libertad o cualquier otra carga impuesta a la actuación de las personas no
lesione jamás la dignidad personal y garantice el efectivo ejercicio de los derechos humanos.
Todo esto, una vez más, se funda sobre la visión del hombre como persona, es decir, como
sujeto activo y responsable del propio proceso de crecimiento, junto con la comunidad de la
que forma parte.

Los auténticos cambios sociales son efectivos y duraderos solo si están fundados sobre un
cambio decidido de la conducta personal. No será posible jamás una auténtica moralización
de la vida social si no es a partir de las personas y en referencia a ellas: en efecto, “el ejercicio
de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

A las personas compete, evidentemente, el desarrollo de las actitudes morales, fundamentales


en toda convivencia verdaderamente humana (justicia, honradez, veracidad, etc.), que de
ninguna manera se puede esperar de otros o delegar en las instituciones. A todos,
particularmente a quienes de diversas maneras están investidos de responsabilidad política,
jurídica o profesional frente a los demás, corresponde ser conciencia vigilante de la sociedad
y primeros testigos de una convivencia civil y digna del hombre.

5.6 LA LIBERTAD DE LA PERSONA


a.- Valor y límites de la libertad
El hombre puede dirigirse hacia el bien sólo en la libertad, que Dios le ha dado como signo
eminente de su imagen: “Dios ha querido dejar al hombre en manos de su propia decisión
(cf. Si 15,14), para que así busque espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente
a éste, alcance la plena y bienaventurada perfección.

La dignidad humana requiere, por tanto, que el hombre actúe según su conciencia y libre
elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de
un ciego impulso interior o de la mera coacción externa”.

El hombre justamente aprecia la libertad y la busca con pasión: justamente quiere -y debe-,
formar y guiar por su libre iniciativa su vida personal y social, asumiendo personalmente su
responsabilidad. La libertad, en efecto, no sólo permite al hombre cambiar convenientemente
el estado de las cosas exterior a él, sino que determina su crecimiento como persona, mediante
opciones conformes al bien verdadero: de este modo, el hombre se genera a sí mismo, es
padre de su propio ser y construye el orden social.

La libertad no se opone a la dependencia creatural del hombre respecto a Dios. La Revelación


enseña que el poder de determinar el bien y el mal no pertenece al hombre, sino sólo a
Dios (cf. Gn 2,16-17). “El hombre es ciertamente libre, desde el momento en que puede
comprender y acoger los mandamientos de Dios. Y posee una libertad muy amplia, porque
puede comer “de cualquier árbol del jardín”.

Pero esta libertad no es ilimitada: el hombre debe detenerse ante el “árbol de la ciencia del
bien y del mal”, por estar llamado a aceptar la ley moral que Dios le da. En realidad, la
libertad del hombre encuentra su verdadera y plena realización en esta aceptación”.

El recto ejercicio de la libertad personal exige unas determinadas condiciones de orden


económico, social, jurídico, político y cultural que son, “con demasiada frecuencia,
desconocidas y violadas. Estas situaciones de ceguera y de injusticia gravan la vida moral y
colocan tanto a los fuertes como a los débiles en la tentación de pecar contra la caridad. Al
apartarse de la ley moral, el hombre atenta contra su propia libertad, se encadena a sí mismo,
rompe la fraternidad con sus semejantes y se rebela contra la verdad divina”.

La liberación de las injusticias promueve la libertad y la dignidad humana: no obstante, “ante


todo, hay que apelar a las capacidades espirituales y morales de la persona y a la exigencia
permanente de la conversión interior si se quieren obtener cambios económicos y sociales
que estén verdaderamente al servicio del hombre”.

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b.- El vínculo de la libertad con la verdad y la ley natural


En el ejercicio de la libertad, el hombre realiza actos moralmente buenos, que edifican su
persona y la sociedad, cuando obedece a la verdad, es decir, cuando no pretende ser creador
y dueño absoluto de ésta y de las normas éticas.

La libertad, en efecto, “no tiene su origen absoluto e incondicionado en sí misma, sino en la


existencia en la que se encuentra y para la cual representa, al mismo tiempo, un límite y una
posibilidad. Es la libertad de una criatura, o sea, una libertad donada, que se ha de acoger
como un germen y hacer madurar con responsabilidad”. En caso contrario, muere como
libertad y destruye al hombre y a la sociedad.

La verdad sobre el bien y el mal se reconoce en modo práctico y concreto en el juicio de la


conciencia, que lleva a asumir la responsabilidad del bien cumplido o del mal cometido. “Así,
en el juicio práctico de la conciencia, que impone a la persona la obligación de realizar un
determinado acto, se manifiesta el vínculo de la libertad con la verdad.

Precisamente por esto la conciencia se expresa con actos de “juicio”, que reflejan la verdad
sobre el bien, y no como “decisiones” arbitrarias. La madurez y responsabilidad de estos
juicios -y, en definitiva, del hombre, que es su sujeto- se demuestran no con la liberación de
la conciencia de la verdad objetiva, en favor de una presunta autonomía de las propias
decisiones, sino, al contrario, con una apremiante búsqueda de la verdad y con dejarse guiar
por ella en el obrar”.

El ejercicio de la libertad implica la referencia a una ley moral natural, de carácter universal,
que precede y aúna todos los derechos y deberes. La ley natural “no es otra cosa que la luz
de la inteligencia infundida en nosotros por Dios. Gracias a ella conocemos lo que se debe
hacer y lo que se debe evitar. Esta luz o esta ley Dios la ha donado a la creación” y consiste
en la participación en su ley eterna, la cual se identifica con Dios mismo. Esta ley se llama
natural porque la razón que la promulga es propia de la naturaleza humana. Es universal, se
extiende a todos los hombres en cuanto establecida por la razón.

En sus preceptos principales, la ley divina y natural está expuesta en el Decálogo e indica las
normas primeras y esenciales que regulan la vida moral. Se sustenta en la tendencia y la
sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, y en el sentido de igualdad de los seres humanos
entre sí. La ley natural expresa la dignidad de la persona y pone la base de sus derechos y de
sus deberes fundamentales.

En la diversidad de las culturas, la ley natural une a los hombres entre sí, imponiendo
principios comunes. Aunque su aplicación requiera adaptaciones a la multiplicidad de las
condiciones de vida, según los lugares, las épocas y las circunstancias, la ley natural es
inmutable, “subsiste bajo el flujo de ideas y costumbres y sostiene su progreso... Incluso
cuando se llega a renegar de sus principios, no se la puede destruir ni arrancar del corazón
del hombre. Resurge siempre en la vida de individuos y sociedades”.

Sus preceptos, sin embargo, no son percibidos por todos con claridad e inmediatez. Las
verdades religiosas y morales pueden ser conocidas « de todos y sin dificultad, con una firme
certeza y sin mezcla de error », sólo con la ayuda de la Gracia y de la Revelación. La ley

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

natural ofrece un fundamento preparado por Dios a la ley revelada y a la Gracia, en plena
armonía con la obra del Espíritu.

La ley natural, que es ley de Dios, no puede ser cancelada por la maldad humana. Esta Ley
es el fundamento moral indispensable para edificar la comunidad de los hombres y para
elaborar la ley civil, que infiere las consecuencias de carácter concreto y contingente a partir
de los principios de la ley natural. Si se oscurece la percepción de la universalidad de la ley
moral natural, no se puede edificar una comunión real y duradera con el otro, porque cuando
falta la convergencia hacia la verdad y el bien, “cuando nuestros actos desconocen o ignoran
la ley, de manera imputable o no, perjudican la comunión de las personas, causando daño”.

En efecto, sólo una libertad que radica en la naturaleza común puede hacer a todos los
hombres responsables y es capaz de justificar la moral pública. Quien se autoproclama
medida única de las cosas y de la verdad no puede convivir pacíficamente ni colaborar con
sus semejantes.

La libertad está misteriosamente inclinada a traicionar la apertura a la verdad y al bien


humano y con demasiada frecuencia prefiere el mal y la cerrazón egoísta, elevándose a
divinidad creadora del bien y del mal: “Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin
embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su
libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios
(...). Al negarse con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompe el hombre la
debida subordinación a su fin último, y también toda su ordenación tanto por lo que toca a su
propia persona como a las relaciones con los demás y con el resto de la creación”.

La libertad del hombre, por tanto, necesita ser liberada. Cristo, con la fuerza de su misterio
pascual, libera al hombre del amor desordenado de sí mismo, que es fuente del desprecio al
prójimo y de las relaciones caracterizadas por el dominio sobre el otro; Él revela que la
libertad se realiza en el don de sí mismo. Con su sacrificio en la cruz, Jesús reintegra el
hombre a la comunión con Dios y con sus semejantes.

5.7 LA IGUAL DIGNIDAD DE TODAS LAS PERSONAS


“Dios no hace acepción de personas” (Hch 10,34; cf. Rm 2,11; Ga 2,6; Ef 6,9), porque todos
los hombres tienen la misma dignidad de criaturas a su imagen y semejanza. La Encarnación
del Hijo de Dios manifiesta la igualdad de todas las personas en cuanto a dignidad: “Ya no
hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno
en Cristo Jesús” (Ga 3,28; cf. Rm 10,12; 1 Co 12,13; Col 3,11).

Puesto que en el rostro de cada hombre resplandece algo de la gloria de Dios, la dignidad de
todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres.
Esto es, además, el fundamento último de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres,
independientemente de su raza, Nación, sexo, origen, cultura y clase.

Sólo el reconocimiento de la dignidad humana hace posible el crecimiento común y personal


de todos (cf. St 2,19). Para favorecer un crecimiento semejante es necesario, en particular,
apoyar a los últimos, asegurar efectivamente condiciones de igualdad de oportunidades entre
el hombre y la mujer, garantizar una igualdad objetiva entre las diversas clases sociales ante
la ley.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

También en las relaciones entre pueblos y Estados, las condiciones de equidad y paridad son
el presupuesto para un progreso auténtico de la comunidad internacional. No obstante los
avances en esta dirección, es necesario no olvidar que aún existen demasiadas desigualdades
y formas de dependencia.

A la igualdad en el reconocimiento de la dignidad de cada hombre y de cada pueblo, debe


corresponder la conciencia de que la dignidad humana sólo podrá ser custodiada y promovida
de forma comunitaria, por parte de toda la humanidad. Sólo con la acción concorde de los
hombres y de los pueblos sinceramente interesados en el bien de todos los demás, se puede
alcanzar una auténtica fraternidad universal; por el contrario, la permanencia de condiciones
de gravísima disparidad y desigualdad empobrece a todos. “Masculino” y “femenino”
diferencian a dos individuos de igual dignidad, que, sin embargo, no poseen una igualdad
estática, porque lo específico femenino es diverso de lo específico masculino.

Esta diversidad en la igualdad es enriquecedora e indispensable para una armoniosa


convivencia humana: “La condición para asegurar la justa presencia de la mujer en la Iglesia
y en la sociedad es una más penetrante y cuidadosa consideración de los fundamentos
antropológicos de la condición masculina y femenina, destinada a precisar la identidad
personal propia de la mujer en su relación de diversidad y de recíproca complementariedad
con el hombre, no sólo por lo que se refiere a los papeles a asumir y las funciones a
desempeñar, sino también y más profundamente, por lo que se refiere a su significado
personal”.

La mujer es el complemento del hombre, como el hombre lo es de la mujer: mujer y hombre


se completan mutuamente, no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino también
ontológico. Sólo gracias a la dualidad de lo “masculino” y lo “femenino” se realiza
plenamente lo “humano”. Es la “unidad de los dos”, es decir, una “unidualidad” relacional,
que permite a cada uno experimentar la relación interpersonal y recíproca como un don que
es, al mismo tiempo, una misión: “A esta “unidad de los dos” Dios les confía no sólo la opera
de la procreación y la vida de la familia, sino la construcción misma de la historia”. “La mujer
es “ayuda” para el hombre, como el hombre es “ayuda” para la mujer “ en su encuentro se
realiza una concepción unitaria de la persona humana, basada no en la lógica del
egocentrismo y de la autoafirmación, sino en la del amor y la solidaridad.

Las personas minusválidas son sujetos plenamente humanos, titulares de derechos y deberes:
“A pesar de las limitaciones y los sufrimientos grabados en sus cuerpos y en sus facultades,
ponen más de relieve la dignidad y grandeza del hombre”. Puesto que la persona minusválida
es un sujeto con todos sus derechos, ha de ser ayudada a participar en la vida familiar y social
en todas las dimensiones y en todos los niveles accesibles a sus posibilidades.

Es necesario promover con medidas eficaces y apropiadas los derechos de la persona


minusválida. “Sería radicalmente indigno del hombre y negación de la común humanidad
admitir en la vida de la sociedad, y, por consiguiente, en el trabajo, únicamente a los
miembros plenamente funcionales, porque obrando así se caería en una grave forma de
discriminación: la de los fuertes y sanos contra los débiles y enfermos”. Se debe prestar gran
atención no sólo a las condiciones de trabajo físicas y psicológicas, a la justa remuneración,
a la posibilidad de promoción y a la eliminación de los diversos obstáculos, sino también a
las dimensiones afectivas y sexuales de la persona minusválida: “También ella necesita amar
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

y ser amada; necesita ternura, cercanía, intimidad” según sus propias posibilidades y en el
respeto del orden moral que es el mismo, tanto para los sanos, como para aquellos que tienen
alguna discapacidad.

5.8 LA SOCIABILIDAD HUMANA


La persona es constitutivamente un ser social, porque así la ha querido Dios que la ha creado.
La naturaleza del hombre se manifiesta, en efecto, como naturaleza de un ser que responde a
sus propias necesidades sobre la base de una subjetividad relacional, es decir, como un ser
libre y responsable, que reconoce la necesidad de integrarse y de colaborar con sus
semejantes y que es capaz de comunión con ellos en el orden del conocimiento y del amor:
“Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera orgánica por un principio de
unidad que supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad
perdura en el tiempo: recoge el pasado y prepara el porvenir”.

Es necesario, por tanto, destacar que la vida comunitaria es una característica natural que
distingue al hombre del resto de las criaturas terrenas. La actuación social comporta de suyo
un signo particular del hombre y de la humanidad, el de una persona que obra en una
comunidad de personas: este signo determina su calificación interior y constituye, en cierto
sentido, su misma naturaleza.

Esta característica relacional adquiere, a la luz de la fe, un sentido más profundo y estable.
Creada a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26), y constituida en el universo visible para
vivir en sociedad (cf. Gn 2,20.23) y dominar la tierra (cf. Gn 1,26.28-30), la persona humana
está llamada desde el comienzo a la vida social: “Dios no ha creado al hombre como un “ser
solitario”, sino que lo ha querido como “ser social”.

La sociabilidad humana no comporta automáticamente la comunión de las personas, el don


de sí. A causa de la soberbia y del egoísmo, el hombre descubre en sí mismo gérmenes de
insociabilidad, de cerrazón individualista y de vejación del otro. Toda sociedad digna de este
nombre, puede considerarse en la verdad cuando cada uno de sus miembros, gracias a la
propia capacidad de conocer el bien, lo busca para sí y para los demás. Es por amor al bien
propio y al de los demás que el hombre se une en grupos estables, que tienen como fin la
consecución de un bien común. También las diversas sociedades deben entrar en relaciones
de solidaridad, de comunicación y de colaboración, al servicio del hombre y del bien común.

La sociabilidad humana no es uniforme, sino que reviste múltiples expresiones. El bien


común depende, en efecto, de un sano pluralismo social. Las diversas sociedades están
llamadas a constituir un tejido unitario y armónico, en cuyo seno sea posible a cada una
conservar y desarrollar su propia fisonomía y autonomía.

Algunas sociedades, como la familia, la comunidad civil y la comunidad religiosa,


corresponden más inmediatamente a la íntima naturaleza del hombre, otras proceden más
bien de la libre voluntad: “Con el fin de favorecer la participación del mayor número de
personas en la vida social, es preciso impulsar, alentar la creación de asociaciones e
instituciones de libre iniciativa “para fines económicos, sociales, culturales, recreativos,
deportivos, profesionales y políticos, tanto dentro de cada una de las Naciones como en el
plano mundial”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

5.9 ATENTADOS CONTRA LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA


La Gaudium et spes expresa que todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de
cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo
lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas
corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la
dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos
arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes;
también las condiciones ignominiosas de trabajo en la que los obreros son tratados como
mero instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables.

Todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente infamantes, degradan la civilización
humana, deshonran más a quienes las practican que a quienes padecen la injusticia y son
totalmente contrarias al honor debido al Creador (GS N° 27)

a.- Marginación
En la actualidad se dan fuertes diferencias sociales entre los hombres. Existen grupos y
sectores sociales que son excluidos de la vida social. Marginación que se da sobre todo el
trato a los indígenas que son vistos como ciudadanos de segunda categoría.

La marginación, como proceso social, plantea el reto entre pobreza y sociedad, poniendo de
manifiesto que aunque ésta es fruto de un sistema socioeconómico injusto, es posible vivir
de otra manera.

Equivocadamente existe la conciencia, generalmente aceptada, de que el hombre, en la


sociedad, está organizado en clases sociales, las cuales responden a las propias estructuras
sociales en las que se organiza la misma. Sin embargo, la Doctrina Social de la Iglesia expresa
que en el ámbito social, la primacía la deben ocupar necesariamente las personas y el bien
común, por encima de intereses particulares. Hay que hacer recordar que el fundamento y el
propio fin de la sociedad es la atención y cuidado a la propia persona humana.

Para afrontar el desafío de la marginación se debe tener en cuenta lo siguiente:


1º. La capacitación para que grandes sectores de la sociedad puedan acceder a los bienes
necesarios.
2º. Una mirada nueva del otro, que lo presente también como nuestro hermano.
3º. La formación de líderes y agentes para el cambio social; la educación en los derechos y
deberes que son propios de todo individuo.
4º. El respeto por las diferencias culturales y étnicas de los diversos pueblos que configuran
una nación.

b.- Inequidad
La realidad que se vive actualmente, en muchos contextos sociales, ponen en evidencia que
la inequidad es una constante que golpea, de múltiples maneras, a grandes grupos y sectores,
que no pueden acceder a aquello que objetivamente le corresponde.

Existe también la falta de integración sociocultural, que ha llevado consigo la superposición


de culturas y lecturas manifiestamente parciales. No existe una adecuada promoción de
aquellos que están excluidos y sumidos en situaciones de injusticia. Se debe exigir el derecho
a un trabajo y vida digna para todos los individuos.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Como cristianos debemos tener una mirada integral de la sociedad, en la que queden
reflejados todos los individuos y sectores sociales. Supone una mirada profunda, que no
contempla sólo los intereses políticos o de partido, sino que promueve y mira al bien común.

c.- Violencia
La violencia es una constante a lo largo de la historia y el tiempo, como recurso ante
situaciones en las que el individuo se encuentra en la frontera. El nuevo contexto social del
que se esperaba que pusiera fin a esta realidad, lo que ha logrado s que éste se potencie,
todavía más, por lo que es necesario encontrar respuestas diversas a las que se han propuesto
hasta ahora.

Existe en la sociedad actual fuertes disensiones sociales, en las cuales hay personas y grupos
que intentan solucionar los conflictos por medio de la fuerza, generando profundas divisiones
y conflictos, en los que los más perjudicados son siempre los pobres. Muchos de esos grupos
piensan que se puede llegar al cambio social por medio de la fuerza ya sea como guerra,
revolución, guerrilla, terrorismo, etc

La doctrina social de la Iglesia considera que las cuestiones sociales han de ser abordadas
desde la exigencia de la justicia, donde el freno a toda manifestación de la violencia debe ser
tajante y sostenible en el tiempo.

Tenemos el desafío de implantar y vivir una paz integral que esté basada en la justicia, en la
edificación de un orden según la justicia y la caridad, fundamentado en la correcta
comprensión de la persona humana, en la convivencia y el encuentro de aquellos que,
anteriormente, estuvieron enfrentados, en la conciliación y defensa de los derechos
personales, así como su promoción, evitando que predominen los intereses de algunos
particulares o de grupos sociales, con carácter de privilegio.

Como cristianos estamos obligados a:


1º. Proponer respuesta coherente, que no se queden sólo en la paz, sino que busquen y
promuevan la concordia entre todos los individuos y grupos sociales.
2º. Trabajando por la paz, oponiéndose a toda forma de violencia.
3º. Asumir, como un principio fundamental, que la unidad es el elemento característico de
la paz, y que está sustentada en la propia imagen de Dios.

d.- Otros atentados


Existen otros atentados contrala dignidad de la persona humana como: Genocidios, Aborto,
Violación a las mujeres y niñas, Maltrato, Terrorismo Violencia de género, Esclavitud,
Machismo, Abuso a menores, Trabajos inhumanos, Racismo, Analfabetismo, Guerras,
Pobreza extrema, Malgastar agua, Dictaduras, Falta de ayuda sanitaria, Falta de libertad de
expresión, Discriminación, Diferencia entre países, Desescolarización, Rechazo a personas
de otras culturas, Inmigración por cuestiones sociales, económicas o políticas,
Discriminación por problemas físicos o psíquicos, entre otros.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO VI:
LA FAMILIA
6.1 LA FAMILIA: NOCIÓN. ORIGEN DIVINO.
La familia es la comunidad de vida de padres e hijos, aunque en sentido más amplio designe el
grupo consanguíneo entero, y a veces, el hogar doméstico de los que viven bajo un mismo techo
(mejor, sobre un mismo suelo). Esta societas parentalis (La sociedad de los padres) se funda en
el matrimonio: "alianza por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda
la vida. La persona humana entra en la sociedad a través de la familia, que es el primer ejercicio
de sociabilidad. De ahí que se llame a la familia ""fundamento", "célula madre", "semilla
natural" etc. del orden social. Así lo ha defendido el Magisterio de la Iglesia en múltiples
ocasiones.

Su origen es divino, como todo lo que pertenece a la naturaleza humana, pues deriva del carácter
creatural del hombre "hombre y mujer los creó". La importancia que tiene la familia en la
configuración de la sociedad es evidente: tal como sea la familia será la sociedad porque así será
el hombre.

6.2 COMETIDOS DE LA FAMILIA


Juan Pablo II atribuye a la familia cuatro cometidos:
a.- Formación de una comunidad de personas
Comunidad de personas: la familia es, ante todo, una comunidad de personas, fundada y
vivificada por el amor; no es un grupo de personas que viven en la misma casa; esto es
importante, pero relativo; lo más importante es que tienen una cohesión entre los miembros fruto
de los vínculos contraídos entre los cónyuges y la relación entre ellos: filiación y paternidad.
"En la familia se constituye un conjunto de relaciones interpersonales -relación conyugal,
paternidad-maternidad, filiación, fraternidad- mediante las cuales toda persona humana queda
introducida en la "familia humana" y en la "familia de Dios", que es la Iglesia".
b.- Servicio a la vida
Al servicio de la vida: "el cometido fundamental de la familia es el servicio a la vida, el realizar
a lo largo de la historia la bendición del Creador, trasmitiendo en la generación la imagen divina
del hombre al hombre". El planteamiento anticonceptivo no es sólo una cuestión de moral
personal, sino de ética social. (Cf Humanae vitae N° 17).
c.- Participación en el desarrollo de la sociedad
Participación en la vida civil: por su propia esencia -puesto que la familia es anterior a cualquier
otra sociedad- tiene en la vida civil una prioridad, que le confiere el derecho y el deber de
participación en los asuntos públicos. "La familia posee vínculos vitales y orgánicos con la
sociedad, porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio
a la vida. En efecto, de la familia nacen los ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera
escuela de esas virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad
misma".

Pero la función social de la familia va más lejos: "no puede reducirse a la acción procreadora e
educativa, aunque encuentra en ella su primera e insustituible forma de expresión". "La función
social de las familias está llamada a manifestarse también en la forma de intervención política,
es decir, las familias deben ser las primeras en procurar que las leyes y las instituciones del
Estado no sólo no ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y los

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

deberes de la familia. En este sentido las familias deben crecer en la conciencia de ser
'protagonistas' de la llamada 'política familiar', a asumirse la responsabilidad de transformar la
sociedad; de otro modo las familias serán las primeras víctimas de aquellos males que se han
limitado a observar con indiferencia".
d.- Participación en la vida y misión de la Iglesia
Entre los cometidos fundamentales de la familia cristiana se halla el eclesial, es decir, que ella
está puesta al servicio de la edificación del Reino de Dios en la historia, mediante la
participación en la vida y misión de la Iglesia.

Esto se fundamenta en el contenido y características de esa participación: imagen viva y


representación histórica del misterio de la Iglesia. "La familia hará partícipes a otras familias,
generosamente, de sus riquezas espirituales. Así es como la familia cristiana, cuyo origen está
en el matrimonio, que es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia,
manifestará a todos la presencia viva del Salvador en el mundo y la auténtica naturaleza de la
Iglesia, ya por el amor, la generosa fecundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, ya por la
cooperación amorosa de todos sus miembros".

6.3 PRIORIDAD DE LA FAMILIA RESPECTO AL ESTADO: DE NATURALEZA Y


DE DERECHO.
Siendo la familia lógica y realmente anterior a la sociedad civil, se sigue que sus derechos y
deberes son también anteriores y más naturales. Esto hace que, siguiendo el razonamiento
lógico, toda sociedad ha de respetar lo que es ontológicamente anterior. De ahí que la
organización social comienza por el respeto de los derechos de la persona y de la familia.

La familia tiene un origen natural, mientras que el Estado en algo artificial -lo que no quiere
decir que no sea necesario- creado por el hombre: "es una manera de organizarse jurídicamente
la sociedad" y su misión fundamental será la de proteger los derechos de los individuos y de la
familia, ya que su objeto es el de procurar el bien común.

6.4 LA FAMILIA, ELEMENTO ESENCIAL DE LA SOCIEDAD HUMANA.


Siendo la familia un elemento esencial de la sociedad, el progreso de la sociedad entera está en
función de la salud de que goce la familia. Pero al mismo tiempo resulta evidente que la familia
es insuficiente para lograr todos los objetivos de perfección del hombre. La organización social
tiene por objeto el bien común, que, bien mirado, es el bien de la institución familiar.

6.5 DERECHOS FUNDAMENTALES E INALIENABLES DE LA FAMILIA.


a.- A su existencia: libertad para ser constituida; vínculo matrimonial estable; desarrollar su
propia vida; protección y ayuda legales y económicas. Este es el primero y fundamental de los
derechos de la familia: la existencia y la libertad en su constitución. Esto conecta
inmediatamente con el derecho del individuo a elegir el propio estado y a formar una familia.

Ni el Estado ni ninguna otra organización social es quien para imponer o prohibir un


determinado estado civil. Tampoco son admisibles las injerencias sociales o estatales en la
intimidad de la familia: el consejo genético, por ejemplo, nunca puede ser una imposición
genética. Aquí entrarían muchos aspectos relativos a cuestiones ético-morales de la vida
humana.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

b.- Al cumplimiento de su propia misión: procreadora y educativa. Corresponde al ámbito


familiar el ejercicio de la función procreadora y educativa como derecho inalienable. En el
aspecto educativo: derecho que corresponde a los padres, que necesitan el concurso social para
cumplir su misión. También hay que reconocer al Estado, en su busca del bien común, el
derecho a exigir unos niveles de escolarización y unificar contenidos por su valor objetivo
respecto al bien común.

c.- Ordenar su vida religiosa: Como parte del derecho de la persona a venerar a Dios en
público y en privado se encuentra el derecho de la familia a organizar libremente su vida
religiosa siempre que se respeten los imperativos del bien común.

d.- A los bienes económicos (trabajo y remuneración; vivienda digna; cierto patrimonio,
emigración, etc): Esto no supone una obligación del Estado a facilitar bienes económicos porque
sí. El Estado tiene la obligación de promover las condiciones necesarias para ello: promoción
de puestos de trabajo, de centros educativos si no los hay, etc.

e.- A la intimidad: Derecho a la no injerencia de nadie en cuestiones que competen


exclusivamente al ámbito familiar.

f.- A la participación en la vida social: El derecho a la participación en la vida social es obvio:


la familia es el elemento primario de la estructura social.

6.6 DEBERES DEL ESTADO RESPECTO A LA FAMILIA.


a.- Reconocimiento de su prioridad y derechos: El primer paso es el reconocimiento de la
prioridad de la familia respecto del Estado, es decir, el reconocimiento por parte del propio
Estado de su función concreta.

b.- Protección legal y administrativa: Si la legislación va en contra de la familia va en contra


del bien común.

c.- Cuestiones sobre legislaciones divorcistas y abortistas: la Iglesia entiende que las
legislaciones divorcistas o abortistas son contrarias a la naturaleza humana, y, por consiguiente,
no son auténticas leyes, pues no son aptas para conseguir el bien común. Respecto al Divorcio
el Magisterio de la Iglesia enseña que el matrimonio es de suyo naturalmente indisoluble. El
matrimonio no se identifica con el amor: el amor es o debe ser la causa del matrimonio, pero no
es su esencia. Su esencia, que radica en la naturaleza sexuada, es el compromiso de una unión
exclusiva y excluyente y respecto al aborto, no parece necesario profundizar en la cuestión sobre
el inicio de la vida y la maldad intrínseca de todo acto que atente contra la vida a un ser inocente.

6.7 ALGUNAS CUESTIONES ESPECIALES.


a.- Familia en sentido extenso: cada vez es más frecuente en los documentos del Magisterio
hablar de la humanidad como de familia en sentido amplio, extenso: aparece el concepto de
familia humana.
b.- Personas ancianas. Este es uno de los problemas más acuciantes en las sociedades
avanzadas o desarrolladas: los ancianos, entendiendo por ancianos no solo los añosos, sino
también el resto de las clases pasivas. Abandono de ancianos durante los períodos de vacaciones,
ancianos desatendidos por sus descendientes, ausencia de organismos sociales de acogida de
inválidos, ausencia de centros de medicina paliativa.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO VII
ESTADO Y SOCIEDAD. DERECHOS POLÍTICOS DE LA PERSONA
7.1 SOCIEDAD CIVIL Y ESTADO.
Características de la sociedad estatal (completa, perfecta, orgánica, necesaria). Factores: pueblo,
territorio y soberanía. Fin del Estado: realizar el bien común en servicio de la persona y de la
sociedad.

Estado es la organización política de la sociedad; es una forma de organización histórico-social.


Su misión es el bien común. En un sentido más restringido se llama Estado a la institución que
legalmente ejerce el poder en la sociedad civil.

Lo que conocemos como organización estatal -el triple poder legislativo, ejecutivo y
judicial- está sancionado como organización válida en la “Rerum novarum” y, más
recientemente, en la Centesimus annus. Esto quiere decir que una organización constituida
sobre la base de esta triple distinción de poderes es compatible con la doctrina de Cristo, no que
de hecho lo sea.

Clásicamente se habla de que el Estado es una forma de organización que reúne las siguientes
características:
a.- Completa y perfecta, que encierra en sí todos los medios para cumplir sus fines.

b.- Orgánica, que existe en su seno una distribución funcional; necesaria: ¡ojo! Lo que es
necesario es un tipo (en términos generales) de organización social, no una forma concreta de
organización. Esta necesidad se infiere de la naturaleza social del hombre.

Como elementos fundamentales para que pueda hablarse de Estado están: un grupo de personas
(ciudadanos), es decir, un pueblo; un territorio determinado y una soberanía respecto a otras
organizaciones sociales.

7.2 PRINCIPIOS QUE SUSTENTAN LA CONDICIÓN DE CIUDADANO.


a.- Principio de igualdad.
Todos los ciudadanos tienen una igualdad de derechos y deberes.

b.- Principio de diversidad de funciones


No todos tienen la misma misión dentro de la estructura social, sino que se trata de una estructura
orgánica con diversidad de funciones.

c.- Principio de autoridad. Necesidad; origen divino; mediación popular.


La Iglesia defiende el origen divino del principio de autoridad. Esta doctrina es tan antigua como
la Iglesia misma. Basta confrontar Rom 13, 1-7 para verlo. Por tanto esta afirmación pertenece
a la Revelación. Esto se contrapone a las teorías del "Contrato social" tanto en su versión
rousoniana como en la de Hobbes.

La soberana autonomía de Dios es transferida al hombre. No es el hombre el principio de


autoridad: los hombres no eligen la autoridad sino que constituyen a unas personas en autoridad.
Esto no se contrapone con el planteamiento de los regímenes democráticos.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

La autoridad humana no puede ejercerse como si no tuviera instancias superiores. León XIII ya
previno contra la "democracia liberal": "Es el pueblo el que elige las personas a las que se ha de
someter. Pero lo hace de tal manera que traspasa a éstas no tanto el derecho a mandar cuanto
una delegación para mandar, y aun ésta sólo para ser ejercida en su nombre".

Hay que distinguir esta "ideología de la democracia liberal" de la democracia en sí misma,


como régimen de gobierno: aquí -en la democracia liberal- la legitimidad viene por mayoría. El
presupuesto de que los ciudadanos se obedecen a sí mismos es una utopía. En el fondo, si la
autoridad no viene de Dios, la ley humana no puede obligar nunca en conciencia con verdadera
obligación moral.

"Del hecho de que la autoridad proviene de Dios no debe en modo alguno deducirse que los
hombres no tengan derecho a elegir los gobernantes de la Nación, establecer la forma de
gobierno y determinar los procedimientos y los límites en el ejercicio de la autoridad. De aquí
que la doctrina que acabamos de exponer pueda conciliarse con cualquier clase de régimen
auténticamente democrático”.

"La Iglesia respeta la legítima autonomía del orden democrático; pero no posee título alguno
para expresar preferencias por una u otra solución institucional o constitucional. La aportación
que ella ofrece en este sentido es precisamente el concepto de la dignidad de la persona, que se
manifiesta en toda su plenitud en el misterio del Verbo encarnado"

Volvemos a la cuestión que es central en toda la Doctrina Social de la Iglesia: la persona


humana. La autoridad, como la misma sociedad, surge y deriva de la naturaleza, y, por tanto,
del mismo Dios, que es su autor. De esto se derivan consecuencias fundamentales: la autoridad
puede mandar con mandato moral, y los ciudadanos deben obedecer en conciencia.

La auténtica Democracia.
"Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una
recta concepción de la persona humana. Requiere que se den las condiciones necesarias para la
promoción de las personas concretas, mediante la educación y la formación en los verdaderos
ideales, así como de la 'subjetividad' de la sociedad mediante la creación de estructuras de
participación y de corresponsabilidad"

El Estado para poder efectuar su función (velar por el bien común) necesita unos medios: ha de
tener poder, pero limitado. De lo contrario cae en el totalitarismo.

7.3 ALGUNOS DEBERES DEL ESTADO


Genéricamente son los deberes derivados del respeto a los derechos de la persona humana, tanto
individualmente como los constituidos en familia.
1º. En orden a la religión y a la moral: no discriminación por motivos religiosos y legislar de
acuerdo con las exigencias del orden moral natural.

2º. Libertades de la persona y de los grupos sociales: garantizar -no sólo defender- el ejercicio
de la legítima libertad de las personas.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

3º. Justicia distributiva: promover la justicia distributiva, es decir, cuidar de la correcta


distribución y utilización de los bienes materiales. El Estado puede establecer, por ejemplo,
una ley por la que se limita el uso de las calefacciones.

4º. Fomento del progreso económico y social: el progreso social no se refiere sólo a aspectos
de bienestar material.

5º. Prudente administración de la cosa pública. El estado no es el propietario sino


administrador de unos bienes que son de los ciudadanos (cargas fiscales, etc.).

7.4 DERECHOS POLÍTICOS DE LA PERSONA.


Naturalmente algunos de los derechos políticos de la persona dependen del sistema de gobierno
legítimo en cada caso: no son los mismos derechos en un régimen de un tipo que de otro.

Como la Iglesia no se va a decantar por ningún modelo político concreto, sólo vamos a encontrar
en la doctrina social de la Iglesia planteamientos genéricos. En la “Pacem in terris” se reconocen
los derechos a la propiedad privada, reunión y asociación y a intervenir en la vida pública.

a.- De participación.
Derechos derivados: libertad de formar y manifestar la propia opinión política; derecho de
reunión y asociación política; sufragio.

b.- Otros derechos.


A la nacionalidad; a la libre circulación y residencia.

c.- Derechos en relación con la justicia.


Reconocimiento como persona; imparcialidad en la administración de justicia; presunción de
inocencia; no recibir tratos crueles; seguridad personal; libertad.

d.- Ámbitos o esferas de autonomía.


Elección de estado; libertad religiosa; propiedad; enseñanza; etc.

7.5 DEBERES CÍVICOS:


1º. Cumplimiento de las leyes justas: las leyes justas obligan en conciencia. Este punto es
importante: hay obligación moral, para un católico, de cumplir con las leyes que se
presuman justas.
2º. Prestaciones personales y fiscales: la contribución de cada ciudadano al bien común puede
tener formas variadas, prestaciones de tipo personal (servicio militar o servicios sociales) y
económica, mediante la contribución por medio de impuestos.
3º. Participación en la vida pública: en las estructuras sociales que permiten esa participación,
no sólo es un derecho, sino que es un deber del ciudadano: votar (la abstención puede ser
una opción legítima) es un deber; lo mismo sucede con otros aspectos del fenómeno
asociativo.
4º. Obediencia, respeto y honor a las autoridades: las personas revestidas de autoridad
merecen, además del respeto debido a cualquier persona, obediencia, respeto y honor por
el cargo que ostentan.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO VIII
SITUACIÓN DEL HOMBRE EN AMÉRICA LATINA

7.1 EXPANSIONISMO DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO


La Iglesia no está contra la ciencia y la tecnología pero detecta:
1º. Un consumismo discriminatorio: Algunos consumen mucho y otros casi nada.
2º. Propaganda: Influye negativamente en la mentalidad de las personas. Se presenta como
si la felicidad estuviera en el consumir y en el tener más.
3º. El valor del hombre: Se define por los niveles de consumismo. El que tiene más es más.
Destruye los valores éticos de la sociedad. La sociedad de consumo tiene el poder mágico
de reducir todo a objeto de consumo: personas. Valores, ideas, ideologías, etc.

La sociedad de consumo tiende a constituirse en un sistema integrado, en el sentido de que


todo está orientado a garantizar el crecimiento del ritmo de consumo, desde el sistema
educativo hasta la propia organización del espacio urbano. Ejemplo: la propaganda.

8.2 MECANISMOS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO


a. Masificación de los hombres: La masa no piensa, todos pierden su personalidad.
b. Desintegración de las relaciones humanas: Tanto en el ciclo de producción como en el
de venta. El hombre deja de ser persona, para convertirse en un número.
c. La propaganda: Se precisa. Es necesario aumentar la demanda y crear necesidades
humanas a través de la propaganda. Se puede decir que la propaganda de la sociedad de
consumo es la tiranía de la palabra.
d. La inflación alta: Lo promueve la sociedad de consumo porque se tiene que comprar
cualquier cosa para que el dinero no se pierda por la devaluación.

7.3 CONSECUENCIAS O EFECTOS DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO


Las consecuencias de la cultura consumista sobre las sociedades en desarrollo como la
nuestra, son:
1º. Lo superfluo en vez de lo básico.
2º. Las frustraciones de los pobres.
3º. Los pueblos en vías de desarrollo se han convertido en pueblos espectadores.
4º. La democracia, la ecología se destruyen.
5º. Dependencia económica. De las naciones más pobres del mundo, una de ellas se
encuentra en América Latina (Haití).
6º. Degradación del amor-sexualidad: la persona se despersonaliza, se deshumaniza.
7º. Aumento cuantitativo y extensivo del uso del sexo: Disminución cualitativa del sexo.
Propaganda en revistas, cantos, bailes, medios de comunicación social. Se ha variado el
umbral de la excitabilidad: hay que consumir más para tener placer.
8º. La violencia: Nuestra sociedad actual es la más violenta de toda la historia de la
humanidad.
9º. Pérdida de la práctica de los valores.
10º. Aceleración del ritmo de vida: Todo se hace más rápido. Ejemplo: Un carro al correr 100
km/h, se gasta más rápido que si corriera a 40 km/h.
11º. Es difícil salir de la sociedad de consumo. Ejemplo: a un joven en un retiro espiritual les
difícil permanecer allí porque está acostumbrado al ritmo acelerado de la vida, de la
calle. Empobrecimiento del espíritu: La sociedad de consumo coloca en primer lugar el
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

valor de las cosas, el hombre queda en segundo lugar. Sin embargo, las necesidades
reales del hombre son trascendentales. El hombre no las puede satisfacer en este mundo.
Sus necesidades son de orden espiritual más no material.
12º. Privación de la capacidad de admiración.

8.4 LAS AGRESIONES INTERNAS EN AMÉRICA LATINA Y OTROS PAISES


a.- Crecimiento demográfico y demanda laboral.
Aumento de población día a día. América Latina tiene posibilidades de una mano de obra
superabundante debido a su demanda de trabajo de una gran masa de jóvenes. El sector
moderno con las técnicas importadas produce la maquinación del sector informal, de los
campesinos y de los asalariados sin calificación lo cual es un subproducto del sistema
económico que rige en esta parte del mundo.
b.- Ricos y pobres
La brecha, el abismo entre ricos y pobres es inmensa. Esta desigualdad es causa de muchas
agresiones. Aquí algunas cifras a tener en cuenta:
1º. Cuarenta y dos personas poseen la misma fortuna que 3700 millones de pobres.
2º. En el año 2016, cuarenta millones de personas laboraban como esclavas. 4 millones eran
menores de edad.
3º. En el año 2019, 12 millones de peruanos, tienen ingreso promedio: s/. 150 al mes.
4º. La riqueza de los multimillonarios ha crecido en dólares 900.000 millones en el año 2018,
es decir, 2.500 millones de dólares al día.
5º. La pobreza extrema está aumentando en el África Subsahariana. Datos recientes muestran
que 3.400 millones de personas (casi la mitad de la humanidad) rozan la pobreza extrema
y viven con menos de 5.50 dólares al día.
c.- El campo y la ciudad
Es una de las agresiones más severas: Fuga del campo a la ciudad. Siempre hay preocupación
por los derechos humanos urbanos y casi nula preocupación por los derechos humanos de los
hombres del campo. El campesino y el indígena sin tener defensa económica ordinaria, están
en necesidad de vender inmediatamente después de la cosecha a los intermediarios a precios
muy bajos. Esto los obliga a pedir préstamos con tasas altas.

Si es que hubiera una Reforma Agraria, como en pasado, y se limitara a distribuir parcelas,
sin prestar ninguna ayuda técnica, sin otorgar créditos bajos… provocará que el éxodo rural
se siga dando. En algunos casos existen campesinos que trabajan y viven en una parcela y
una casa que no les pertenece, están obligados a prestar servicios a los dueños de la tierra
con convenios “no formalizados”. La liberación tardía de la esclavitud en América Latina,
no ha significado para ellos una liberación completa.

8.5 LAS AGRESIONES EXTERNAS


Existen también agresiones que denominamos externas.- Existe el “derecho de la fuerza” por
parte de la naciones dominantes contra las naciones del tercer y cuarto mundo. El
“Documento de Medellín” llamaba a esta dependencia “neocolonialismo”. Los documentos
de “Puebla” y “Quadragesimo anno” denuncian la misma agresión. Entre las agresiones
externas tenemos:
a.- El comercio
La desigualdad en el comercio entre los países subdesarrollados productores de materia prima
y los desarrollados abastecedores de productos industriales es un factor importante de
discriminación. Esta injusticia proviene porque los países desarrollados controlan los
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

mecanismos del mercado internacional y se aprovechan de la competencia que los países


subdesarrollados se hacen entre ellos.
b.- La ayuda internacional
Esto se convierte, a veces, en fuente de dependencia económica y en políticas claramente que
van contra la dignidad de la persona humana. Esto se muestra porque se condiciona esta
ayuda internacional a políticas de Estado, por ejemplo: anticoncepción, control de la
natalidad, entre otros.
c.- La inversión extranjera
Es el factor que mantiene a los países subdesarrollados en la dependencia. Los inversionistas
hacen pagar caro los servicios que prestan, especialmente cuando la situación política o social
no les parece estable.
d.- La deuda externa
Cada año aumenta el costo de la deuda, la cual se hace impagable. Se acerca el momento en
que los países del tercer mundo no podrán pagar los intereses y amortizar el capital de su
deuda. El obispo emérito Luis Bambarén dijo: “No podemos tener una esperanza de alivio
de la deuda externa o de una mayor inversión en programas sociales. A mí me gusta poner el
caso de Honduras, que consiguió un préstamo del FMI por 92 millones de dólares para una
central hidroeléctrica. La central está funcionando y Honduras ha pagado ya 250 millones,
pero sigue debiendo los 92 millones”. (Revista domingo. La República 11/04/2004 p.5).
e.- Los armamentos
Muchas de las guerras son patrocinadas por los grandes fabricantes de armas. San Paulo VI
decía: “Toda carrera de armamento se convierte en un escándalo intolerable” (PP 53)
f.- Las empresas trasnacionales
Aumenta la dependencia externa. Nadie sabe qué pasaría si se detuviese, por cualquier razón,
el flujo de las inversiones. 22 mil millones fueron las ganancias en el 2010 de las
trasnacionales en el Perú. Si el 1% más rico pagase un 0.5% más de impuestos sobre la
riqueza, se recaudaría más dinero del necesario para escolarizar a los 262 millones de niñas
y niños que actualmente no tienen acceso a una educación y proveer servicios públicos de
atención sanitaria que salvarían la vida de 3,3 millones de personas.

8.6 LA AGRESIÓN POLÍTICA


El documento de “Puebla” denuncia las “angustias surgidas por el abuso del poder, típicos
de los regímenes de fuerza… a la agresión responde la subversión, a la subversión la
represión”. Entre las agresiones políticas, mencionamos:
a.- Deterioro de la democracia
La historia de Latinoamérica es de esperanzas democráticas y frustraciones totalitarias. Las
personas y, sobre todo, la juventud están desilusionadas de los líderes políticos. América
Latina no ha encontrado todavía su estilo y su estructura política propia.
b.- Surgimiento de la guerrilla
Proliferación de brotes de violencia armada. La lucha armada sólo puede provocar el triunfo
de la represión. Los pobladores se encuentran entre dos fuegos: Por un lado, la guerrilla y
por el otro, el gobierno con sus fuerzas armadas. La “Comisión de la Verdad y la
Reconciliación” en el Perú, expresó: “Dada la información disponible, concluimos que
el número total de muertos y desaparecidos se puede estimar en 69.280 personas.
c.- Intervención extranjera en política nacional
Se da a través de varios mecanismos: Ayuda militar o económica que siempre es base de
presiones políticas. Se ejerce presión externa con medidas represivas: sanciones económicas
en el mercado internacional, control de los préstamos y demás ayudas.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO IX
LA EDUCACIÓN
(Tomado de Conceptos Básicos de la Doctrina Social Cristiana. Jesús Lazo. PP 125-131)

San Pablo VI afirmó que la Iglesia es “experta en humanismo”. Por eso, San Juan Pablo
II no se cansaba de repetir “el hombre es el camino de la Iglesia”, ella entiende de los
hombres y mujeres de todos los tiempos, porque, como dijo San Juan XXIII, la Iglesia es
“Madre y Maestra”. En efecto, la doctrina social cristiana formula y enseña en cada
tiempo y lugar lo que favorece el conocimiento y el desarrollo pleno del hombre,
mediante la educación.

Esta, siendo un derecho fundamental y universal, es también un deber personal, familiar


y social, que se ejercita a través de la escolarización, la preparación para ejercer una
profesión, el descubrimiento de la propia vocación y la formación permanente que hacen
al hombre capaz no sólo de adquirir la cultura, sino también de conocerse a sí mismo y
ser útil a los demás.

A la Iglesia, preocupada por la vida entera del hombre, también le toca una parte en el
progreso y expansión de la educación a través de sus iniciativas, instituciones y
enseñanzas.

9.1 CONCEPTO DE EDUCACIÓN


La educación esencialmente consiste en la formación del hombre tal cual debe ser. Nunca
se ha de perder de vista que el sujeto de la educación es el hombre todo entero, espíritu
unido al cuerpo en unidad de naturaleza. Fruto de la educación es el hombre que piensa,
juzga y obra constante y coherentemente, según la recta razón.

Educar es instruir y formar a toda la persona humana, sus facultades intelectuales no


menos que su voluntad y sus instintos, al futuro ciudadano laborioso y honesto.

La educación actúa sobre:


1º. La Inteligencia: Enseñanza, instrucción, comunicación de ciencias: Formación de la
inteligencia.
2º. La voluntad: El hombre debe aprender a obrar el bien y evitar el mal. Estímulos,
amonestaciones y avisos, consejos y mandatos: Formación de la voluntad.
3º. Las facultades afectivas (el corazón): El reflejo de lo noble y lo bello en las potencias
apetitivas de orden sensible (despertar los sentimientos): Formación de la sensibilidad

Una recta educación procura la más armónica formación de estas tres energías del alma.
Se ordena, sin embargo, primariamente a la voluntad: educación de la virtud; en cambio
la instrucción se refiere a los variados conocimientos y al ejercicio de las diversas
profesiones.

9.2 HABLANDO DE EDUCACIÓN ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?


Estamos hablando de: Una expresión del derecho a la cultura, un factor de integración
social y desarrollo, un proceso global e integrador, un proceso libre de alienaciones y
una tarea para toda la vida.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

La Educación ayuda a los individuos a desarrollarse como personas y a integrarse en la


sociedad, mediante la transmisión de los múltiples aspectos del patrimonio cultural de
cada pueblo y de la humanidad. La Educación es, por tanto, una expresión del derecho a
la cultura, factor de integración social y motor del desarrollo humano de los pueblos.

Porque se trata de buscar el desarrollo de todos los aspectos de la persona, la educación


ha de ser:
1º. Un proceso global e integrador: no se limita a la transmisión de conocimientos
instrumentales, sino que difunde valores, crea actitudes y ofrece sentido a la vida.
2º. Un proceso libre de alienaciones: No ha de estar dominada por intereses de ningún
grupo social, ni puede estar manipulada, en orden a dirigir la manera de pensar y de
comportarse de los ciudadanos de acuerdo a una ideología.
3º. Aunque hay tiempos y espacios institucionalizados para algunos aspectos del
proceso educativo (infancia, juventud, escuela y universidad), la educación no puede
reducirse en el tiempo, es tarea de toda la vida: Se debe dar en la familia, en los
medios de comunicación, en los círculos de amistades y de tiempo libre, en los
sindicatos, en las empresas, en los municipios, en las comunidades eclesiales. Es un
proceso evolutivo, progresivo, permanente y personalizador.

9.3 LA EDUCACIÓN ES UN DERECHO PERSONAL FUNDAMENTAL


La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) afirma el derecho de toda
persona a la educación, así como el alcance de la finalidad del ejercicio del mismo (Art
26).

La Doctrina Social de la Iglesia enseña que todos los hombres, con independencia de la
raza, condición social, edad y sexo, en virtud de su dignidad de personas, poseen el
derecho inalienable a la educación, orientando el desarrollo armonioso de todas sus
capacidades físicas, morales como intelectuales, religiosas, artísticas y sociales.

Es un derecho que exige libertad: De elección de tipo de educación, de creación de


instituciones educativas, de expresión e información para buscar la verdad.

Es un derecho que exige igualdad: De protección jurídica y de oportunidades de acceso


a los bienes educativos y culturales.

9.4 LA EDUCACIÓN ES TAMBIÉN


1. Un deber personal.
La educación en tanto que derecho fundamental, lleva asociado el deber personal de
realizarlo. La educación responde a la aspiración profunda de cada persona, ser
inteligente y libre, de convertirse en protagonista y responsable de su desarrollo y
crecimiento en humanidad. Es un derecho irrenunciable, porque busca el desarrollo
pleno de todo el hombre y de todos los hombres. Es un grave atropello a la dignidad
personal el abandono del deber correlativo de “crecer en humanidad, valer más, ser más”

2. Un derecho y una obligación familiar.


La familia es la primera educadora. En numerables ocasiones la Iglesia firma y defiende
que la familia es la primera y mejor educadora. Antes que en la sociedad y en la escuela,
en el seno de la familia el ser humano recibe las primeras nociones sobre la verdad y el
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

bien, aprende qué quiere decir amar y ser amado, y qué quiere decir en concreto ser
persona. A través de la familia los hijos encuentran el puente más seguro y estable para
su integración en la sociedad. La familia es escuela del más rico humanismo.

Los padres son los primeros responsables de la educación. Su primera e intransferible


obligación y derecho es educar a los hijos. Todas las demás instancias que colaboran en
la educación, en especial los maestros, debe ser “colaboradores de los padres”, a ellos
les confían una parte de la tarea educativa.

No se puede obstaculizar el derecho de la familia a elegir el tipo de educación para sus


hijos. Los padres son los que deben de dirigir el proceso educativo según sus propias
convicciones y valores. Y para ello deben contar con las posibilidades que les permiten
elegir el modelo de educación, según el modelo de hombre y mujer que quieran para sus
hijos.

3.- Una obligación social y una tarea pública.


La sociedad y el Estado deben garantizar el ejercicio real y efectivo del derecho a la
educación de la persona humana, según los principios rectores de la solidaridad y la
subsidiariedad.

Alcanzar los más elevados niveles de extensión y calidad de la escolarización,


alfabetización, capacitación para la vida y para participar en la sociedad a través de la
cultura, debe ser una meta social. La sociedad y el Estado deben garantizar el logro de
esta meta mediante:

a.- El principio de solidaridad: Contribuyendo cada hombre con sus semejantes a la


elevación cultural, profesional, educativa en general, de todos y cada uno, especialmente
de los más desfavorecidos.

b.- El principio de subsidiariedad: Ni el Estado, ni estructura alguna de orden superior


deben sustituir u obstaculizar la iniciativa y la responsabilidad de las personas y los
grupos sociales en los niveles del proceso educativo en los que éstos pueden actuar.

En cuanto a nuestro país, cabe decir que, desde su independencia política, el Perú
confronta diversas necesidades, siendo la más importante la falta de una buena educación
de nuestro pueblo.

Entre todas las obligaciones que tiene el Estado peruano, ninguna más importante y
trascendental que la educación. En ella debe invertir lo mejor de sus hombres, de su
dinero y de sus esfuerzos.

Siendo la aptitud del educador el presupuesto fundamental de la educación, el Estado


debe procurar, entre otros aspectos, los siguientes:

-Considerar que no cualquier persona puede ser maestro, porque además de valores
éticos y morales, debe poseer suficiente capacitación en las materias que debe enseñar y
el arte de comunicarlas pedagógica y didácticamente.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

-Propender, con el mayor empeño, a que la capacitación del maestro sea excelente,
llevada a cabo, en las instituciones del más alto nivel científico y tecnológico, y en los
que se cultive un profundo amor a la Patria.
-Procurar que el maestro sea el profesional mejor remunerado económicamente y
brindarle el máximo de alicientes, a fin de que su noble labor sea debidamente
recompensada.

Nuestros gobernantes deben entender que el problema del desarrollo socio-económico


de la Nación es en gran medida un problema de educación, y que esta es la gran palanca
del progreso nacional.

A tal efecto afirmaba San Pablo VI en la Populorum progressio: “Se puede afirmar que
el crecimiento económico depende, en primer lugar, del progreso social; por eso, la
educación básica es el primer objetivo de un plan de desarrollo. Efectivamente, el
hambre de instrucción no es menos deprimente que el hambre de alimentos: un
analfabeto es un espíritu subalimentado. Saber leer y escribir, adquirir una formación
profesional es recobrar la confianza en sí mismo y descubrir que se puede progresar al
mismo tiempo que los demás” (PP 34).

9.5 LA ESCUELA
Entre todos los medios e instancias educativas, la escuela tiene especial importancia.
1º. La primera función de la escuela es transmitir la cultura de acuerdo con los planes
establecidos para asegurar la integración social del alumno
2º. A través de la trasmisión de la cultura, la escuela debe educar porque constituye una
estructura comunitaria, es lugar de convivencia y socialización.
3º. Además, la escuela debe formar integralmente a la persona, su inteligencia, voluntad
e instintos.
4º. La escuela no trasmite solo saberes sino valores, actitudes, posturas ante la realidad
y concepción de la vida, la historia y el universo.
5º. La escuela puede y debe educar para la vida mediante la educación de los valores
éticos y morales.

9. 6 LA IGLESIA SABE DE EDUCACIÓN


La Iglesia Madre y Maestra, acumula una fecunda experiencia en educación.
Históricamente la Iglesia ha sido la primera institución que se ha preocupado por la
educación de los hombres.
a. En todos los pueblos y culturas, desde la edad Media, la Iglesia ha creado un ingente
número de escuelas y universidades (Bologna, La Sorbona, Oxford, Salamanca,
Coimbra, Lovaina, etc), nacidas a la sombra de monasterios, conventos, iglesias,
cabildos.

b. Dentro de una gran tradición de servicio al humanismo, destacan San Isidoro de


Sevilla (560-636), uno de los primeros enciclopedistas católicos; San Raimundo de
Peñafort (1185-1275), autor de una de las primeras síntesis del Derecho; Raimundo Lulio
(1235-1315), un gran maestro de la lógica y del diálogo con la cultura islámica.

c. En Hispanoamérica, la Iglesia fundó las primeras universidades, como es el caso de


la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima; (En Trujillo contamos con el Primer
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

colegio Fundado en Sudamérica: Colegio Seminario, fundado por el Obispo Marcelo


Corne en 1625) y regenta innumerables colegios y escuelas, particulares y parroquiales.

d. Desde el siglo XVI a nuestros días, llama la atención el gran número de


Congregaciones Religiosas que encontraron en la enseñanza la manera más eficaz de
realizar la evangelización y el quehacer social: Jesuitas, Escolapios, Marianistas,
Maristas, Salesianos, Agustinos, etc).

2. Rico patrimonio de pensamiento y orientación.


El deseo de hacer efectiva la conexión entre la fe y la vida, entre la fe y las culturas, ha
movido siempre a la Iglesia a crear instituciones educativas propias, y a estar presente en
aquellas en las que pueda anunciar a todos los hombres el camino de la promoción cabal
de la persona humana.

a. El Concilio Vaticano II, recogiendo en abundancia las enseñanzas de Pio XI en la


Encíclica “Divini Illius Magistri” (Sobre la Educación Cristiana de la Juventud-1929),
aprobó la declaración “Gravissimun educationis” (1965), “Sobre la educación
cristiana de los niños y jóvenes”.

b. Desde el Concilio, la Sagrada Congregación para la Educación Católica hizo públicos


varios importantes documentos sobre la presencia de la Iglesia en el campo de la
educación: “La escuela católica” (1977); “El laico, testigo de la fe en la escuela”
(1982); “Dimensión religiosa de la educación en la escuela católica” (1988).

En estos documentos se presentan los rasgos irrenunciables del modelo de educación


que debe ofertar la escuela católica a la sociedad, a creyentes y no creyentes:
1º. La síntesis entre fe-cultura y vida
2º. La formación y enseñanza religiosa.
3º. La capacidad de formar comunidad educativa.
4º. La sensibilidad a las injusticias y la opción por la justicia y la solidaridad
5º. La actitud de servicio a la Iglesia y a la sociedad.

c. En las enseñanzas de grado superior destacan: La constitución apostólica de San Juan


Pablo II “Ex corde Ecclesiae”, “Sobre las universidades católicas” (1990); y
“Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura universitaria”, de la
Congregación para la Educación Católica, el Consejo Pontificio para los laicos y el
Consejo Pontificio para la Cultura (1994)

Estos documentos confirman la enorme importancia concedida por la Iglesia:


1º. A la promoción de la cultura superior.
2º. A la formación de hombres y mujeres de auténtico prestigio por su investigación,
pensamiento y enseñanza.
3º. A la preparación de hombres y mujeres capaces no sólo de ser testigos de la fe, sino
también de desempeñar las funciones más importantes al servicio de la sociedad.

La Iglesia cree prestar un servicio a la cultura y a la sociedad si hace presente en el seno


de la universidad católica o estatal, el diálogo y el entendimiento entre la fe y la cultura,
la religión y la ciencia o entre la fe y la razón.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO X
LA VIDA POLÍTICA
(Tomado de Conceptos Básicos de la Doctrina Social Cristiana. Jesús Lazo. PP 199-206)

10.1 CONCEPTO DE POLÍTICA


Desde la consideración de la política como la actividad más noble a la cual puede aspirar el
hombre, hasta su menosprecio como símbolo de lo más abyecto, de la ambición sin freno
moral, de la astucia que todo lo mide en razón de su utilidad para conseguir el poder, hay una
distancia que reclama ser explicada.

En nuestros días existe una apreciación bastante generalizada, según la cual pertenece la
política a un ámbito ajeno a lo moral y a lo verdaderamente fructífero para el hombre; hasta
se considera una muestra de seriedad y de honestidad el ser “apolítico”.

Si se mira, sin embargo, el ser “apolítico” desde la auténtica y clásica noción de política, esto
aparece como un engendro monstruoso, cono lo propio de ángel o bestia metidos, con disfraz
de hombres, en un mundo que no es el suyo. “La política es el arte de gobernar a los hombres
que viven en sociedad”.

También se da habitualmente el nombre de política a los esfuerzos que realizan los hombres
para llegar a la dirección de los asuntos públicos. Todo lo que guarde relación con el gobierno
de la ciudad, de la comunidad, de la región, del Estado, ya se trate de ambicionar la dirección
misma o la actividad de aquellos que desempeñan una función pública, lleva el nombre de
“política”.

10.2 SUJETO DE LA POLÍTICA


En la política, ¿son los hombres unos sujetos que actúan por sí mismos, comprometiendo su
propia responsabilidad, o son objetos conducidos por los dirigentes que actúan sobre ellos?

En los gobiernos autoritarios, totalitarios, los hombres no son más que unos subordinados
que no pueden tener actividad propia alguna, ni iniciativa, ni responsabilidad personales. Son
objetos.

Pio XII dice: “El hombre, lejos de ser un objeto y una especie de elemento pasivo de la vida
social, es, debe ser, y habrá de seguir siendo, por el contrario, el sujeto, el fundamento y el
fin... el ciudadano tiene conciencia de su propia personalidad, de sus obligaciones y de sus
derechos, y la conciencia de su propia libertad se une al respeto de la libertad y de la dignidad
de los demás… No espera un impulso de fuera, juguete dócil entre las manos de quienquiera
que explote sus intereses e impresiones (Mensaje Radiofónico del 24 de diciembre de 1944)

10.3 POLÍTICA Y PATRIOTISMO


Es preciso recuperar el verdadero sentido de las palabras. Estas no son instrumentos que
puedan, indiferentemente, ser reemplazados por otros cuando se desvirtúan. Abandonar el
exacto sentido de las palabras es perder el sentido de la realidad que nos hacen presente.
Recuperarlos es, en cambio, volver a descubrir ese sentido, restaurando el lugar que le
corresponde.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

De un modo general, la política es todo aquello por lo cual los hombres vinculan al bien
común, que es el bien de la Patria. De este modo, el amor a la Patria que nos dispone a darle
lo mejor de nosotros, es la dimensión básica de la política.

Con prescindencia de ella es imposible gobernar rectamente, pues desaparece el bien real
como fin y criterio, y es imposible también ser parte adecuada de la sociedad política, pues
no hay un todo real que dé sentido a la participación. El patriotismo, el espíritu de servicio,
la entrega al bien común nacional, son las disposiciones políticas básicas.

10.4 LA POLÍTICA COMO ACCIÓN MORAL


a.- Concepción social cristiana
La índole esencial de la política es la moral. Precisamente la crisis en que se halla la política
en nuestros días se debe a su liberación de la moral. La índole moral de la política se
manifiesta no sólo en el hecho de que su fin sea el bien común del hombre, sino también en
que los medios que debe ordenar para que el fin sea alcanzado deben llevar la marca de ese
mismo bien.

En el orden moral no se pueden separar los medios de los fines, para considerarlos de manera
independiente, como etapas autónomas en el movimiento hacia una meta, tal como puede
observarse en la acción de los cuerpos.

Por esto, no se puede plantear la acción política como tendiente a alcanzar una colección de
objetivos independientes; tiene que estar presente en todos ellos el fin único, el bien común,
que comprende esos bienes parciales.

La Ética, reina de las ciencias normativas, dicta sus principios al derecho y condiciona su
orientación; la subsistencia de la Ética alimenta las concepciones jurídicas. Los ideales
morales sobre la perfección humana, sobre la finalidad y sentido último de la vida del
hombre, deciden el sentido de la justicia que inspira a la concepción jurídica.

El derecho suministra, a su vez, el armazón necesario para la construcción de la teoría


política. De esta suerte la filosofía política queda cimentada en los principios generales del
Derecho y de la Ética.

Todo el esfuerzo de la doctrina social, cristiana sobre la política se concentra en este punto:
llevar al sector de la política los principios morales.

b.- Concepción opuesta


La concepción contraria la encontramos en Aristóteles. Para el estagirita, la ciencia suprema
es la política, lo ético es un sector de lo político. Aristóteles considera al hombre
exclusivamente como parte de la “Ciudad”. Este hombre no es un ser per se (por sí mismo)
rodeado de derechos frente a la autoridad del Estado, sino tan sólo una piedra del edificio
político. Este es el criterio de la “Ética a Nicómaco”.

Maquiavelo, ahonda el error de Aristóteles y concede al gobernante la facultad de obrar por


su cuenta, al margen de las normas ordinarias de la moral, cuando ello es necesario para
conseguir o mantener el poder. El ideal supremo del maquiavelismo es el poder.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

El principio de Maquiavelo supone la existencia de una moral absolutamente distinta y


separada de la política; de esta distinción y separación surge el antagonismo moral versus
política.

El sistema totalitario supera el maquiavelismo y enlaza con la idea aristotélica de una moral
que no es sino parte de la política.

Hegel, padre de diferentes corrientes totalitarias, divinizó al Estado y elevó la política al


rango de una teología. Los totalitarismos modernos han divinizado al Mesías que ocupa el
centro del sistema. La política, que encierra el espíritu y voluntad de este gobernante, se
convierte en norma suprema que determina al derecho y la moral.

Dado que esa voluntad política, es ambición de poder y de gloria, la supremacía de la política
encierra la supremacía del poder y sobre toda otra norma, la supremacía de la fuerza sobre la
justicia. Tenemos aquí una reviviscencia del ideal maquiavélico.

10.5 PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA


a.- Declaraciones pontificias
Los Romanos Pontífices desde hace mucho tiempo, invitan a los cristianos a participar en la
vida política. Así tenemos, entre otros, los siguientes:
-Pío X enseña que el deber de cooperar en pro del bien común “supone para todos los
católicos la obligación de prepararse prudente y seriamente para la vida política”
-Pio XI dice que los fieles “deben cumplir con sus deberes y ejercer sus derechos como todos
los demás ciudadanos. Su calidad misma de católicos exige que hagan el mejor uso de estos
derechos y deberes en bien de la religión, inseparable del de la Patria”.

Este mismo Papa declara “Ellos se preguntan a veces sí, católicos como son, no deben hacer
algo de política. Y, tras haberse entregado a detenidas reflexiones sobre este punto, acaban
por establecer ellos mismos las bases de la buena, de la verdadera, de la gran política, esa
que está enfocada hacia el mayor de los bienes, el bien común, el de la polis (ciudad) y de la
civitas (Estado), de ese bien, público que es la suprema ley en torno a la cual gravitan todas
las actividades sociales. Y, procediendo así, comprenderán y cumplirán uno de los más
elevados deberes cristianos, pues, cuanto mayor y más importante sea el campo donde se
pueda trabajar, tanto más imperioso será el deber. Y este es el terreno de la política que afecta
los intereses de la sociedad entera y que, bajo este aspecto, es el campo de la más amplia
caridad, de la caridad política, del que no puede decirse que haya ninguno que le sea superior,
salvo el de la religión”.

Juan Pablo II insiste en llamar a los cristianos para que participen en la vida política. Es un
mensaje central que la doctrina social cristiana dirige hoy a los fieles cristianos hablándoles
del compromiso político como deber religioso prioritario. Pese a la atonía moral que invade
en este tiempo a la sociedad, el espíritu de servicio, unido a la competencia teórica y a la
eficacia práctica, convierten la actividad política en una tarea clara y limpia.

b.- Reclamo del Concilio Vaticano II


Es apremiante el reclamo que hace el Concilio Vaticano II, al decir: “Hay que prestar gran
atención a la educación cívica y política, que hoy día es particularmente necesaria para el
pueblo, y, sobre todo para la juventud, a fin de que todos los ciudadanos puedan cumplir su
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

misión en la vida de la comunidad política. Quienes son o pueden llegar a ser capaces de
ejercer este arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren
ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia venal. Luchen con integridad
moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el
absolutismo de un solo hombre o de un solo partido político; conságrense con sinceridad y
rectitud, más aún, con caridad y fortaleza política, al servicio de todos” (Gaudium et Spes
75).

c.- Aval en la vida política


Los cristianos presentes en la vida política. Han de ser avalados por:
1º. Una competencia profesional adquirida mediante la formación científica, la actitud
técnica y la experiencia profesional.
2º. Una coherencia necesaria entre la fe y la conducta moral en la vida civil, para que sean
la fe y la caridad las que animen la acción política del cristiano.
3º. Un respeto por las virtudes morales y los valores del espíritu, conjugados con las
realidades científicas, técnicas y profesionales.

d.- Testimonio de valores


Alcanzar el poder, no a cualquier precio, requiere la utilización de medios lícitos; se revela,
además, como un camino para moralizar la vida política. En el ejercicio de esa actividad se
presentan fáciles y frecuentes tentaciones que hay que evitar. Entre ellas está el recurso a la
deslealtad y la mentira, el despilfarro de los bienes públicos y el uso de medios equívocos
para mantener y aumentar el poder. Los hechos y conductas poco edificantes, la corrupción
y el desprestigio social, en vez de ahuyentar, deben incitar a la práctica de las virtudes.

Es preciso dar testimonio de valores humanos y evangélicos relacionados con la actividad


política, entre los que cabe enumerar la libertad, la justicia, la solidaridad, la dedicación al
bien común, el estilo sencillo de vida, el amor preferencial por los pobres. etc.; son valores
irrenunciables que los cristianos, comprometidos en la política y en cualquier opción social,
han de poner en práctica.

La Iglesia, porque aprecia el sistema democrático, afirma la existencia de valores frente al


agnosticismo y el relativismo que se quiere asignar a las formas políticas democráticas. Sin
valores se camina con facilidad hacia el totalitarismo visible o encubierto.

Recuperar estos y otros valores como los de tolerancia y respeto a los demás, incluso siendo
adversarios políticos, requiere fuertes convicciones que defiendan el sistema democrático.
Con la apatía y la privatización de la existencia, los derechos de los más débiles suelen ser
postergados o vulnerados.

10.6 PARTIDOS POLÍTICOS


a.- Existencia imprescindible
La existencia de partidos políticos independientes imprescindible para el funcionamiento de
un sistema democrático. Son instrumentos importantes para la formación de la voluntad
democrática y para la defensa de sus intereses.

En el Concilio Vaticano II, la Iglesia se pronunció claramente a favor de la democracia como


la forma de Estado que mejor corresponde a los tiempos modernos.
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

El Concilio considera a la democracia una forma de Estado que resulta de la naturaleza


humana y señala al respecto: “Es perfectamente conforme con la naturaleza humana que se
constituyan estructuras político-jurídicas que ofrezcan a todos los ciudadanos, sin
discriminación alguna y con perfección creciente, posibilidades efectivas de tomar parte libre
y activamente en la fijación de los fundamentos jurídicos de la comunidad política, en el
gobierno de la cosa pública, en la determinación de los campos de acción y de los límites de
las diferentes instituciones y en la elección de los gobernantes. Recuerden, por tanto, todos
los ciudadanos el derecho y al mismo tiempo el deber que tienen de votar con libertad para
promover el bien común. La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre,
se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio”.

El Concilio expresa su “reconocimiento y respeto”- como hemos visto a la difícil y


responsable labor de los políticos y convoca a los cristianos a participar activamente en la
vida política ocupando también puestos de responsabilidad.

b.- Finalidad
Cabe preguntarnos ¿qué finalidad tienen los partidos políticos? La respuesta de la doctrina
social, cristiana es la siguiente: Los partidos políticos en los Estados democráticos deben:
1º. Formar y expresar la voluntad política del pueblo.
2º. Participar con carácter decisivo en la constitución y en las tareas de los órganos de
gobierno.
3º. Educar al pueblo con vistas a una participación responsable en la vida política.

Partido viene de “parte”. Ya el mismo nombre indica que esta entidad nunca tiene un fin en
sí misma, sino que siempre debe servir al todo.

Los partidos políticos no son, a pesar de su extraordinaria importancia, un órgano (parte) del
Estado, sino del pueblo; pertenecen al campo social.

En la misma palabra “partido” ya se expresa que deben existir dos o más de ellos. Una parte
nunca puede ser el todo. Partidos, por consiguiente, son grupos de ciudadanos que se unen y
organizan por razones políticas y se distinguen de otros grupos semejantes por su finalidad y
puntos de vista políticos.

Como hemos dicho, en toda auténtica democracia son necesarios los partidos, aun cuando
todo el pueblo esté de acuerdo en los fundamentos morales de la vida política y del Estado,
pues las decisiones políticas son con frecuencia cuestiones de conveniencia o utilidad, sobre
las cuales se puede pensar de muy diversas maneras pese a la unanimidad en los principios
fundamentales.

c.- Condiciones fundamentales.


Todo partido que no quiera destruir sino edificar, debe cumplir ciertas condiciones
fundamentales:
1º. Su programa y actividad deben estar determinados por las exigencias del bien común y
subordinados a éste: no política partidista, sino auténtica política nacional.
2º. Los partidos deben aceptar la existencia del Estado, es decir, reconocer este Estado y su
Constitución. Los partidos deben existir dentro de los límites de éste. Pueden y deben
subsanar los defectos de la constitución por medios jurídicamente reconocidos en ella,
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

pero no pueden inquietar permanentemente el orden del Estado con una oposición a toda
costa.
3º. Toda política e incluso la de los partidos, está obligada a las leyes y normas del derecho
natural, directamente a las que se refieren a la vida política, e indirectamente a las que
afectan a los demás aspectos de la vida social.

d.- Partidos de inspiración social cristiana


1°. Carácter doctrinal
Los partidos que optan por la doctrina social cristiana, tienen por lo mismo un carácter
marcadamente doctrinal y no ideológico. Estos partidos no tienen, sin embargo, un carácter
religioso, sino político. Se rigen, evidentemente, por los principios de la doctrina social de la
Iglesia, pero no obran por misión de la Iglesia, ni según sus orientaciones directas, sino por
su propia convicción y según su propia responsabilidad, de acuerdo con sus puntos de vista
y sobre la realidad del país y conforme a la prudencia política.

2°. Desarrollo y eficacia


El desarrollo y la eficacia de un partido de inspiración social cristiana depende entre otros
aspectos, de lo siguiente:
-Sus integrantes conocen los principios de la doctrina social cristiana, y lo saben aplicar a la
realidad del país.
-Saben dejar decididamente de lado las concepciones liberales, colectivistas y otras
ideologías que se oponen a la doctrina social cristiana.
-Saben defender y realizar las exigencias de la justicia y del amor cristiano.
-En su vida privada, profesional y pública, son consecuentes con la doctrina que profesan, y
practican los valores y virtudes morales.
-Procuran ser líderes en el medio en que se desenvuelven y en la sociedad en general.
-Saben, por una parte, tener tolerancia auténtica y, por otra, aptitud y conocimiento
suficientes en su actitud y actividad política y si conocen la realidad nacional.

3°. Con respecto a la juventud afiliada


El partido de inspiración social cristiana tiene deberes especiales con respecto a la juventud
afiliada, que son de la mayor importancia. Entre otros aspectos debe:
-Capacitar convenientemente a la juventud en la doctrina social cristiana.
-Fomentar el conocimiento integral de la Nación, a fin de que los jóvenes la admiren y la
amen, y así tengan un profundo y vigoroso patriotismo.
-Formar líderes auténticos del partido y de la sociedad.
-Incentivar el conocimiento de la realidad nacional para resolver los problemas a la luz de
los principios doctrinarios.
-Cultivar los valores éticos y las virtudes morales.
-Preservar a la juventud del peligro de la masificación, incluso de la amenaza a través de la
maquinaria del partido, de la sumisión a éste y de los egoísmos partidistas.
-Abrir poco a poco a la juventud la participación en tareas y misiones de carácter político y
con ello a preservar de envejecimiento al partido.
-Ofrecer generosamente ayuda material para que la juventud afiliada pueda prestar su
colaboración y formarse a sí misma.

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CAPÍTULO XI
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

11.1 INTRODUCCIÓN
Ante el tercer milenio se presentan ante los cristianos el reto de la “nueva evangelización” a
las que nos llama insistentemente la Iglesia a través de los Papas. Hubo épocas en que la
comunicación de la verdad se hacía oralmente, de persona a persona. Hoy en día, la
propagación de la prensa diaria, de la radio, de la televisión y del Internet permite una
comunicación tan fluida entre los hombres, que los hechos son noticia, a veces de ámbito
mundial, a los pocos minutos de haber sucedido.

La sociedad actual está viviendo una de las más complejas situaciones que se han dado en el
curso de la historia. El hombre necesita imperiosamente unos instrumentos que lo ayuden a
interpretarla.

El principal marco de referencia son los medios de comunicación social. La Prensa, la Tv, la
radio…se configuran como los narradores de la actualidad y aparecen como formas de
explicación imprescindibles para conocer y comprender lo que está sucediendo dentro y fuera
del entorno cultural.

Los estudios de la información y de la comunicación han dado lugar, de un tiempo a esta


parte, a unas nuevas formulaciones científicas que, con el nombre de “Ciencias de la
Información y Comunicación”, han pasado a engrosar los estudios universitarios de los
distintos países del mundo.

Por otra parte, se reconoce que los avances de la tecnología informativa multiplican los
efectos de los procesos de creación de opinión. Las antenas parabólicas, los videos, los
sistemas satelitales, la televisión por cable, la información computarizada, los celulares, los
chips y tantos otros modernos adelantos han ampliado el fenómeno a niveles planetarios.

Todo ello reclama una orientación de la doctrina social cristiana para la opinión pública, pues
ésta es el punto de arribo de todo proceso de información colectiva.

En cualquier caso, es responsabilidad de la Iglesia, principalmente a través de la actividad


profesional de muchos laicos católicos hacerse presente en esos nuevos areópagos del mundo
de hoy.

Los “comunicadores” cristianos necesitan una formación que los capacite para trabajar con
competencia técnica y eficacia apostólica en un campo tan complejo como éste. Tal
formación deberá abarcar, además de los aspectos técnicos, una profundización en lo moral
y ético, sin descuidar la dimensión filosófica, histórica y las ciencias sociales.

Pero, por encima de todo, deberán ser hombres y mujeres en comunión con Dios, para llevar
su mensaje a todas las gentes por medio de las nuevas técnicas de comunicación.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

11.2 MISION DE LA IGLESIA


La misión de la Iglesia es principalmente anunciar el Evangelio. La Buena Noticia de la
salvación. A esta misión original está supeditada cualquier otra función o realidad eclesial:
estructura jerárquica, magisterio, diplomacia, concilios, viajes apostólicos, etc.

Durante siglos, la Iglesia ha aprovechado todos los medios de comunicación social para
evangelizar: predicación, escritura, teatro, arquitectura, música, pintura, escultura,
manifestaciones populares (procesiones, fiestas patronales, romerías, etc.) Pero últimamente,
a partir de finales del siglo XIX ha aparecido los llamados “masamedia”, capaces de potenciar
la difusión de este anuncio gozoso.

11.3 DOCUMENTOS PRINCIPALES DE LA DOCTRINA SOCIAL SOBRE LOS


MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
No es de extrañar, pues, que los medios de comunicación social, por su importancia para la
Iglesia y por su actualidad en el mundo de hoy, sean de alusión obligada en todas las
manifestaciones de la Iglesia sobre la realidad de hoy, tanto en encíclicas, cartas apostólicas,
discursos pontificios (Pablo VI y Juan Pablo II en la ONU) como en documentos específicos:
Inter mirifica (Entre los maravillosos: Sobre los Medios de Comunicación), Communio et
progressio (Comunión y desarrollo) y Aetatis novae (Nueva era).

11.4 VALORACIÓN TEOLÓGICO-MORAL DE LOS MEDIOS DE


COMUNICACIÓN
a.- Es necesaria
Si San Juan XXIII podía decir en “Mater et Magistra” (MM-1961) que los medios de
comunicación social estaban transformando el mundo, haciendo que el hombre esté en
cualquier acontecimiento por lejano que sea; y San Pablo VI, diez años después, afirmaba en
“Octogésima adveniens” que nacía una nueva civilización de la primacía de la imagen; San
Juan Pablo II comprobó que, gracias a los medios de comunicación social, el mundo se ha
convertido en una “aldea global”.

Benedicto XVI expresaba “En la época actual de la imagen, los medios de comunicación
constituyen efectivamente un extraordinario recurso para promover la solidaridad y el
entendimiento de la familia humana… Ahora bien, todo depende de la manera en que son
usados. Estos importantes instrumentos de la comunicación pueden favorecer el
conocimiento recíproco y el diálogo, o, por el contrario, atizar el prejuicio, el desprecio entre
los individuos y los pueblos; pueden contribuir a difundir la paz o a fomentar la violencia.

Por este motivo, siempre hay que recordar la responsabilidad personal; es necesario que todos
hagan lo que les corresponde para asegurar en toda forma de comunicación objetividad,
respeto de la dignidad humana y atención al bien común. De este modo se contribuye a abatir
los muros de la hostilidad que todavía dividen a la humanidad y se pueden consolidar esos
vínculos de amistad y de amor que son signos del Reino de Dios en la historia.

Y el Papa Francisco expresa “Hay que reconocer que, por un lado, las redes sociales sirven
para que estemos más en contacto, nos encontremos y ayudemos los unos a los otros; pero
por otro, se prestan también a un uso manipulador de los datos personales con la finalidad de
obtener ventajas políticas y económicas, sin el respeto debido a la persona y a sus derechos”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Entre los más jóvenes, las estadísticas revelan que uno de cada cuatro chicos se ha visto
envuelto en episodios de acoso cibernético.

b.- Los fundamentos teológicos


A la hora de fundamentar teológicamente esta realidad mediática, la Iglesia ha dicho su
palabra. “Communio et progressio” remonta los fundamentos de los medios de comunicación
social a los principios altos de la fe católica:

1º. Su origen se encuentra en el mismo misterio trinitario, misterio altísimo de comunicación


entre personas y en la propia persona de Jesús, perfecto comunicador, que se comunica a
sí mismo. Es el mensajero y el mensaje.

2º. Por su función de unir a los hombres y de crear así un mayor sentido comunitario, se
considera a los medios dones de Dios, de quien procede todo principio de unidad.

3º. Como instrumentos creados por el hombre para su servicio son, además, expresión del
precepto divino de “dominar la tierra” y de participar en el plan creador de Dios.

c.- Los fundamentos morales


Se apoyan genéricamente en la vertiente moral de toda creación humana, donde entran en
juego:
1º. La libertad del hombre, que elige la invención y el uso de los medios de comunicación
social, susceptibles de contaminación pecaminosa.

2º. La sociedad entera, afectada por los mensajes emitidos por los medios de comunicación
social, que conforman mentes y conciencia.

3º. El bien común, por cuyo servicio ha de medirse el valor de los medios y que exige una
vigilancia estricta sobre ellos por parte de la sociedad y del Estado.

11.5 TAREAS EN TORNO A LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL


La dimensión moral de los medios impone a toda persona consciente una tarea que no puede
eludir. Para delimitar estas tareas, es preciso tener presente lo anteriormente visto sobre su
valoración; pues la distancia entre lo que son en realidad estos medios y lo que deben ser nos
dará la pauta a seguir en el orden práctico.

Siguiendo las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia al respecto, se pueden clasificar tales
tareas en cuatro apartados: deberes de los propios medios, de los poderes públicos, de los
usuarios y de la Iglesia.

a.- Deberes de los propios medios.


Se pueden agrupar en torno a los deberes en relación con:
1º. La obtención y comunicación de información, donde es preciso superar la parcialidad,
el sensacionalismo y la superficialidad, sabiendo compaginar profesionalmente la
rapidez, hoy tan cotizada, con la exactitud de la noticia. En todo caso, es un imperativo
ético el respetar los límites de la información.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

2º. En el terreno de las artes, es misión importante de los medios de comunicación social
comunicar el arte antiguo y difundir nuevos géneros; velar por el respeto de la cultura
nacional y culturas minoritarias.

3º. Con respecto a la publicidad es precisa una exquisita sensibilidad hacia la libertad de
elección y hacia la verdad. Así como velar por la propia independencia ante los poderes
económicos. En todo caso, debe evitarse la publicidad que explota las pasiones humanas.

4º. Los informadores deben prepararse de forma esmerada y profesional. Recordar


constantemente que están al servicio de los hombres, no de los medios. Es, pues, preciso
tener en cuenta la realidad de su público y su pluralismo, no conformarse con informar
de los hechos, sino procurar iluminar las conexiones entre ellos. Es igualmente
conveniente que se asocien y elaboren un código deontológico: (Deberes y principios
que afectan a una profesión).

5º. En cuanto a los profesionales, les recuerda “Communio et progressio” su deber de


enriquecer la cultura popular, sin hacer concesiones a un “populismo” mal entendido.

6º. Animación de las relaciones interpersonales. “Aetatis novae” hace hincapié en la labor
de animación de las relaciones interpersonales que corresponde a los medios, no de
suplirlas, respetando y participando en el desarrollo integro de la persona, donde la
cultura y la religión tienen puestos eminentes.

7º. La necesaria crítica. Partiendo de la base de que una sociedad masificada es lo más
radicalmente opuesto a un pueblo “libre”, es preciso afirmar que los medios de
comunicación social deben estar al servicio de una opinión pública consciente, activa y
critica, único modo de evitar la masificación en los modos de pensar y de actuar.

8º. Aportación ética. Los medios de comunicación social deben ser unos buenos aliados en
la reconstrucción ética de nuestra sociedad colaborando:
-En la difusión y defensa de los valores fundamentales de la persona humana, en los que
se asienta la vida en libertad de una sociedad democrática.
-En la creación y elevación de una cultura verdaderamente digna del hombre.
-En el rechazo firme y valiente de toda forma de marginación.

Característica esencial de los medios de comunicación deben ser una inquebrantable pasión
por la verdad y la defensa del hombre por encima de cualquier otra consideración e interés.

b.- Deberes de los poderes públicos


Es evidente que lo ha sido llamado el “cuarto poder” no sea ajeno a la preocupaciones y
obligaciones de los poderes públicos. Hoy es un axioma que política y medios de
comunicación social son dos realidades que se entrecruzan constantemente. La Iglesia
también ha reflexionado sobre ello.

En líneas generales, se puede afirmar que si los poderes públicos son los veladores del bien
común, no pueden dejar de vigilar algo tan influyente sobre la sociedad como son los medios
de comunicación social. Como deberes más concretos, señalados por la Iglesia, podemos
citar:
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1º. En el plano internacional. San Juan XXIII en “Pacem in terris” (PT) pide a los Estados
que se esfuercen por sanear internacionalmente el mundo de las comunicaciones para un
conocimiento mejor y estima de todos los países.
2º. La dictadura de los espíritus. San Pablo VI decía en “Octagpesima adveniens” (OA) que
es obligación del Estado alentar lo positivo de los medios de comunicación social para
la convivencia y evitar el posible menoscabo de valores a que pudieran dar lugar. Sobre
todo recuerda que no es misión del Estado tratar de imponer una ideología por medios
que desembocarían en la dictadura de los espíritus, la peor de todas.
3º. La privatización. El excesivo costo de los medios de comunicación social ha llevado a
la privatización y a la desaparición de normas reguladoras. Se cae así en una
manipulación semejante a la estatal. Pero, la solución no es el control estatal, sino más
responsabilidad pública al servicio público.
4º. Igualdad de oportunidades. Es necesario reformar ciertas políticas y estructuras que
impiden el acceso s los medios a ciertos grupos o clases, reducen el derecho a la
información, o priman a grupos económicos, sociales o políticos. Todo ello es contrario
a la naturaleza propia de los medios de comunicación social.
5º. Promoción de la propia cultura. La Iglesia considera positivo el deseo de los pueblos a
disponer de medios de comunicación social propios para conservar y promover sus
culturas y eviten la manipulación de los poderosos.

c.- Deberes de los usuarios


Las nuevas posibilidades que aportan los medios de comunicación social, haciendo que el
hombre esté presente en todo acontecimiento y en todas partes, conllevan igualmente unas
responsabilidades. Esta presencia impone cierto protagonismo que la persona debe asumir.
Todos los documentos de la Iglesia al respecto son unánimes al afirmar que los receptores no
deben permanecer en modo alguno pasivos, sino que deben tratar de recibir los mensajes en
forma activa.
1º. Las preguntas previas. Así “Octagésima adveniens” señala unas preguntas previas que
todo usuario debe hacerse ante los medios dde comunicación social: ¿quiénes son, qué
persiguen, qué medios usan, cómo repercuten en la libertad personal, en la política,
economía, cultura…?

2º. El uso de los medios. Los receptores, dice “Communio et progressio”, no deben
conformarse con ser parte pasiva. Especificando más en que debe consistir esta parte
activa, aclara: deben tener en cuenta que no sólo están llamados a aprender de los medios
de comunicación social y a convertirse en meros consumidores, sino que ellos mismos
deben aprender a servirse de ellos.

3º. La Instrucción básica. Debe interpretar, confrontar, valorar y juzgar los mensajes. Para
ello, deben preocuparse por adquirir una instrucción básica para su uso.

4º. El asociacionismo. Es de suma conveniencia crear asociaciones de usuarios para


defender sus derechos y vigilar la independencia de los medios.

d.- Responsabilidad de la Iglesia.


La Iglesia reconoce que la interpretación de los signos de nuestro tiempo pasa por las nuevas
tecnologías y medios de comunicación, que están unificando la humanidad. De aquí nace
para la Iglesia una nueva responsabilidad.
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1º. Preparación adecuada. Todo el capítulo IV de la III parte de “Communio et progressio”


está dedicada a esbozar un organigrama de oficinas y comisiones eclesiales de medios
de comunicación social, que traten de recoger la opinión del hombre de hoy y de
manifestar la verdadera imagen de la Iglesia.

2º. Diálogo interno. Dada las facilidades que ofrecen los medios, es preciso considerar de
forma nueva el diálogo entre católicos, del Magisterio con los fieles, etc.; y el modo de
organizarse para sacar el mejor provecho de las capacidades que ofrecen los medios de
comunicación social.

3º. Formación de profesionales. La persona es el eje de toda la doctrina social cristiana, por
lo que no se puede olvidar en cuanto a los medios de comunicación social, las
responsabilidades de las personas que los manejan y las de la Iglesia respecto a estos
profesionales.

4º. En “Communio et progressio” se señalan algunos deberes de los profesionales católicos.


Se les pide que estén preparados para dar testimonio de su fe en todos los medios donde
trabajen, sin olvidar nunca su identidad católica.

5º. Denuncia. “Aetatis novae” afirma que la Iglesia no pretende dictar normas, sino que
intenta ayudar indicando criterios éticos aplicables al uso de los medios.

6º. Centrándonos en los últimos años y en un plano general, se puede decir que la Iglesia
está preocupada por las campañas que promueven o en las que participan los medios de
comunicación social. Podemos señalar las más llamativas:
-La colonización cultura llevada a cabo por los países ricos sobre los pobres, amparados
en los elevados costos que necesitan estos medios.
-La doble manipulación: ideológica (por parte del Estado) y económica (por parte de las
empresas privadas)
-Actualmente, los medios de comunicación social obstaculizan el desarrollo de la
persona, promocionan el secularismo, consumismo y la insolidaridad con los pobres.
-Es lamentable la ausencia de programas culturales y que, en cambio, se dé prioridad a
los de diversión, los que, con frecuencia entronizan el sexo y la violencia.
-En “Sollicitudo rei sociales” y “Centesimus annus” San Juan Pablo II denuncia la
participación activa de los medios de comunicación social en las campañas emprendidas
en el tercer mundo contra la natalidad y el tipo de publicidad que, por mero afán de
vender, no duda en poner la felicidad en el consumo; igualmente, Benedicto XVI en
“Caritas in veritatis” (La Caridad en la verdad: CV).

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

CAPÍTULO XII
LA ECOLOGÍA

12.1 DESTRUCCIÓN DE LA NATURALEZA


Debido a la industrialización y al consumo indiscriminado, la destrucción de la naturaleza es
tal, que no pocos intelectuales y políticos ha denunciado los males que se seguirían para los
habitantes de la tierra y sobre todo para las próximas generaciones si se persiste en la
destrucción del medio ambiente.

Ecología (derivado de “oikos”= hogar, patrimonio) significa la “casa del hombre”. Según la
Biblia, Dios creó el mundo y se lo entregó al hombre y a la mujer para habitar dignamente
en él, y para “custodiarlo” y “desarrollarlo”. Pero en ningún caso se dice que don los dueños
absolutos del mundo y menos aún que pueden usarlo a capricho. Pueden “usarlo” pero no
“abusar” de él.

El hecho es que en el mundo, en grandes extensiones del planeta, sufre tal deterioro, que
ocasiona ya un problema moral, pues se destruye la obra del creación, se causa un grave mal
al mismo hombre y se despilfarra lo que ha sido creado para todos los hombres y para
generaciones futuras.

Por ello, el Magisterio de la Iglesia ha llamado con frecuencia la atención sobre este tema y,
dado que el problema se presenta como algo grave en muchas regiones de América, el
Documento del Sínodo (“Ecclesia in América” N° 25) lo advierte con estas serias
recomendaciones: « Y vio Dios que estaba bien » (Gn 1, 25). Estas palabras que leemos en
el primer capítulo del Libro del Génesis, muestran el sentido de la obra realizada por Él. El
Creador confía al hombre, coronación de toda la obra de la creación, el cuidado de la tierra
(cf. Gn 2, 15). De aquí surgen obligaciones muy concretas para cada persona relativas a la
ecología. Su cumplimiento supone la apertura a una perspectiva espiritual y ética, que supere
las actitudes y « los estilos de vida conducidos por el egoísmo que llevan al agotamiento de
los recursos naturales”

Incluso en este sector, hoy tan actual, es muy importante la intervención de los creyentes. Es
necesaria la colaboración de todos los hombres de buena voluntad con las instancias
legislativas y de gobierno para conseguir una protección eficaz del medio ambiente,
considerado como don de Dios. ¡Cuántos abusos y daños ecológicos se dan también en
muchas regiones americanas! Baste pensar en la emisión incontrolada de gases nocivos o en
el dramático fenómeno de los incendios forestales, provocados a veces intencionadamente
por personas movidas por intereses egoístas. Estas devastaciones pueden conducir a una
verdadera desertización de no pocas zonas de América, con las inevitables secuelas de
hambre y miseria. El problema se plantea, con especial intensidad, en la selva amazónica,
inmenso territorio que abarca varias naciones: del Brasil a la Guayana, a Surinam, Venezuela,
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Es uno de los espacios naturales más apreciados en el
mundo por su diversidad biológica, siendo vital para el equilibrio ambiental de todo el plan
12.2 AMBIENTE NATURAL
Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in veritatis (CV), respecto al ambiente natural decía:
“El tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la relación
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

del hombre con el ambiente natural. Éste es un don de Dios para todos, y su uso representa
para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la
humanidad. Cuando se considera la naturaleza, y en primer lugar al ser humano, fruto del
azar o del determinismo evolutivo, disminuye el sentido de la responsabilidad en las
conciencias. El creyente reconoce en la naturaleza el maravilloso resultado de la intervención
creadora de Dios, que el hombre puede utilizar responsablemente para satisfacer sus legítimas
necesidades —materiales e inmateriales— respetando el equilibrio inherente a la creación
misma. Si se desvanece esta visión, se acaba por considerar la naturaleza como un tabú
intocable o, al contrario, por abusar de ella. Ambas posturas no son conformes con la visión
cristiana de la naturaleza, fruto de la creación de Dios.

La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha


sido dada por Dios como ámbito de vida. Nos habla del Creador (cf. Rm 1,20) y de su amor
a la humanidad… La naturaleza está a nuestra disposición no como un «montón de desechos
esparcidos al azar sino como un don del Creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas
para que el hombre descubra las orientaciones que se deben seguir para «guardarla y
cultivarla» (cf. Gn 2,15).

Pero se ha de subrayar que es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como


más importante que la persona humana misma… Por otra parte, también es necesario refutar
la posición contraria, que mira a su completa tecnificación, porque el ambiente natural no es
sólo materia disponible a nuestro gusto, sino obra admirable del Creador y que lleva en sí
una «gramática» que indica finalidad y criterios para un uso inteligente, no instrumental y
arbitrario. Hoy, muchos perjuicios al desarrollo provienen en realidad de estas maneras de
pensar distorsionadas. Reducir completamente la naturaleza a un conjunto de simples datos
fácticos acaba siendo fuente de violencia para con el ambiente, provocando además
conductas que no respetan la naturaleza del hombre mismo. Ésta, en cuanto se compone no
sólo de materia, sino también de espíritu, y por tanto rica de significados y fines
trascendentes, tiene un carácter normativo incluso para la cultura. El hombre interpreta y
modela el ambiente natural mediante la cultura, la cual es orientada a su vez por la libertad
responsable, atenta a los dictámenes de la ley moral. Por tanto, los proyectos para un
desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de
caracterizarse por la solidaridad y la justicia intergeneracional, teniendo en cuenta múltiples
aspectos, como el ecológico, el jurídico, el económico, el político y el cultural”.

12.3 PROBLEMAS ENERGÉTICOS


En cuanto a los problemas energéticos, Expresa Benedicto XVI expresa: “Hoy, las cuestiones
relacionadas con el cuidado y salvaguardia del ambiente han de tener debidamente en cuenta
los problemas energéticos… Las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben
disminuir el propio gasto energético… progresar en la búsqueda de energías alternativas.

Esta responsabilidad es global… para no dejar a las nuevas generaciones empobrecida en sus
recursos. El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a
sí mismo, y viceversa. Esto exige que la sociedad actual revise seriamente su estilo de vida
que, en muchas partes del mundo, tiende al hedonismo y al consumismo, despreocupándose
de los daños que de ello se derivan… cuando se respeta la “ecología humana en la sociedad,
también la ecología ambiental se beneficia”.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Para salvaguardar la naturaleza no basta intervenir con incentivos o desincentivos


económicos, y ni siquiera basta con una instrucción adecuada. Éstos son instrumentos
importantes, pero el problema decisivo es la capacidad moral global de la sociedad. Si no se
respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la
gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación,
la conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la
ecología ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al
ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas”.

12.4 EXTRACTO DEL MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO EN SU ENCUENTRO


CON LOS PUEBLOS DE LA AMAZONÍA (19 ENERO DEL 2018)
“…. Probablemente los pueblos originarios amazónicos nunca hayan estado tan Amenazados
en sus territorios como lo están ahora. La Amazonia es tierra disputada desde varios frentes:
por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que
apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra
parte, la amenaza contra sus territorios también viene por la perversión de ciertas políticas
que promueven la «conservación» de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en
concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas. Sabemos de movimientos
que, en nombre de la conservación de la selva, acaparan grandes extensiones de bosques y
negocian con ellas generando situaciones de opresión a los pueblos originarios para quienes,
de este modo, el territorio y los recursos naturales que hay en ellos se vuelven inaccesibles.
Esta problemática provoca asfixia a sus pueblos y migración de las nuevas generaciones ante
la falta de alternativas locales. Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la
Amazonia como una despensa inagotable de los Estados sin tener en cuenta a sus habitantes.

Considero imprescindible realizar esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto,


reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos; asumiendo y rescatando la cultura, lengua,
tradiciones, derechos y espiritualidad que les son propias. Un diálogo intercultural en el cual
ustedes sean los «principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes
proyectos que afecten a sus espacios. El reconocimiento y el diálogo será el mejor camino
para transformar las históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación.

Como contraparte, es justo reconocer que existen iniciativas esperanzadoras que surgen de
vuestras bases mismas y de vuestras organizaciones, y propician que sean los propios pueblos
originarios y comunidades los guardianes de los bosques, y que los recursos que genera la
conservación de los mismos revierta en beneficio de sus familias, en la mejora de sus
condiciones de vida, en la salud y educación de sus comunidades. Este «buen hacer» va en
sintonía con las prácticas del «buen vivir» que descubrimos en la sabiduría de nuestros
pueblos. Y permítanme decirles que sí, para algunos, ustedes son considerados un obstáculo
o un «estorbo», en verdad, ustedes con su vida son un grito a la conciencia de un estilo de
vida que no logra dimensionar los costes del mismo. Ustedes son memoria viva de la misión
que Dios nos ha encomendado a todos: cuidar la Casa Común.

La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida. Sabemos del
sufrimiento que algunos de ustedes padecen por los derrames de hidrocarburos que amenazan
seriamente la vida de sus familias y contaminan su medio natural.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Paralelamente, existe otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación
ambiental propiciada por la minería ilegal. Me refiero a la trata de personas: la mano de obra
esclava o el abuso sexual. La violencia contra las adolescentes y contra las mujeres es un
clamor que llega al cielo. «Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las
diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios
preguntándonos a todos: “¿Dónde está tu hermano?” (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano
esclavo? [...] No nos hagamos los distraídos ni miremos para otra parte. Hay mucha
complicidad. ¡La pregunta es para todos!

Cómo no recordar a santo Toribio cuando constataba con gran pesar en el tercer Concilio
Limense «que no solamente en tiempos pasados se les hayan hecho a estos pobres tantos
agravios y fuerzas con tanto exceso, sino también hoy muchos procuran hacer lo mismo…»
(Ses. III, c.3). Por desgracia, después de cinco siglos estas palabras siguen siendo actuales.
Las palabras proféticas de aquellos hombres de fe —como nos lo han recordado Héctor y
Yésica—, son el grito de esta gente, que muchas veces está silenciada o se les quita la palabra.
Esa profecía debe permanecer en nuestra Iglesia, que nunca dejará de clamar por los
descartados y por los que sufren.

De esta preocupación surge la opción primordial por la vida de los más indefensos. Estoy
pensando en los pueblos a quienes se refiere como «Pueblos Indígenas en Aislamiento
Voluntario» (PIAV). Sabemos que son los más vulnerables de entre los vulnerables. El
rezago de épocas pasadas los obligó a aislarse hasta de sus propias etnias, emprendieron una
historia de cautiverio en los lugares más inaccesibles del bosque para poder vivir en libertad.
Sigan defendiendo a estos hermanos más vulnerables. Su presencia nos recuerda que no
podemos disponer de los bienes comunes al ritmo de la avidez y del consumo. Es necesario
que existan límites que nos ayuden a preservarnos de todo intento de destrucción masiva del
hábitat que nos constituye.

El reconocimiento de estos pueblos —que nunca pueden ser considerados una minoría, sino
auténticos interlocutores— así como de todos los pueblos originarios nos recuerda que no
somos los poseedores absolutos de la creación. Urge asumir el aporte esencial que le brindan
a la sociedad toda, no hacer de sus culturas una idealización de un estado natural ni tampoco
una especie de museo de un estilo de vida de antaño. Su cosmovisión, su sabiduría, tienen
mucho que enseñarnos a quienes no pertenecemos a su cultura. Todos los esfuerzos que
hagamos por mejorar la vida de los pueblos amazónicos serán siempre pocos….”

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

TAREAS PARA LA FASE A DISTANCIA


Enviar estos trabajos al siguiente correo:
Andrés Cruzado Albarrán: jcruzado@uct.edu.pe

Observación: Las respuestas tienen que ser sacadas del módulo. No se permite
respuestas copiadas del Internet, de ser así la nota es cero=00; igualmente, no está
permitido copiar trabajos del compañero de clase, dos trabajos iguales se anulan ambos

I- Contestar las siguientes preguntas:


1. Enuncie una definición de doctrina social de la Iglesia.
2. Enuncie los principios básicos de la doctrina social.
3. Enuncie la definición de Cuestión Social.
4. ¿Debe intervenir la Iglesia en la Cuestión Social? ¿Por qué?
5. Definición de persona humana.
6. ¿Cuál es el fundamento general de la Doctrina Social de la Iglesia?
7. ¿Por qué es digno el hombre?
8. ¿Con qué encíclica empieza la enseñanza social de la Iglesia?
9. ¿La encíclica que confirma el principio que el salario debe ser proporcionado no
sólo a las necesidades del trabajador, sino también a las de su familia, se llama?
10. ¿Cómo se llama la encíclica del Papa Francisco que tiene como tema el cuidado de
la Casa Común?
11. ¿Qué fines persigue la Iglesia en la elaboración y enseñanza de la Doctrina Social?
12. ¿Qué significa que el hombre está abierto a la trascendencia?
13. ¿Cuándo se da una auténtica Democracia?
14. ¿Cuál es la importancia de la familia en la configuración de la sociedad?
15. Mencione tres consecuencias de la sociedad de consumo.
16. ¿Por qué todas las personas poseen el derecho inalienable a la educación?
17. ¿Por qué los laicos deben participar en política?
18. ¿Por qué la Iglesia le da importancia a los Medios de Comunicación Social?
19. ¿Cuál considera usted que es el mensaje central del encuentro del Papa Francisco
con los pueblos de la Amazonía en Puerto Maldonado?
20. ¿Qué opinión le merece esta asignatura de doctrina social de la Iglesia?

II.- Elaborar 3 esquemas de 3 capítulos del presente módulo. (No de los que expuso
en clase)

III.- Análisis de lectura


Realice un comentario crítico a tres de las lecturas, teniendo en cuentas las siguientes
indicaciones:
- Mínimo 12 líneas.
- Letra: Times New Roman. N° 12
- Espaciado: Sencillo.
- Respuestas de internet no se toma en cuenta.
-Si hay dos trabajos iguales o similares la nota es cero (00) para ambos.(Para el que
prestó y para el que pidió prestado el trabajo)

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

LECTURAS
LECTURA Nº 01
CARTA DEL P. MARTÍN LASARTE (SDB), SACERDOTE CATÓLICO, AL
PERIÓDICO NEW YORK TIMES
"Querido hermano y hermana periodista:
«Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que
vivo en Angola como misionero.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico la ampliación del tema en
forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. ¡Así aparece uno de una
ciudad de USA, de la década de los 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos
recientes… Ciertamente todo condenable! Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y
equilibradas, otras amplificadas, llenas de preconceptos y hasta odio.

Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios,
sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la
Iglesia no puede estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las
medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre
una prioridad absoluta.

Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por
millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!
Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por
caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola),
pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar
decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le
hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000
km2, así como con la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la oportunidad de
educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca
de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no
llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P.
Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a
una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina, que alfabeticen cientos de presos; que
otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados,
maltratados y hasta violentados y buscan un refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase
casa por casa confortando los enfermos y desesperados.

No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su
familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos
para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para
los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o sobre
todo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en
Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en
el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales
más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a
causa de una mina, visitando a su gente. En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros
sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.

No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y


alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve. La verdad es que no
procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó
en la noche de Pascua. Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.

No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes. El sacerdote no es ni un héroe ni un


neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.
Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano; y también belleza y bondad como
en cada criatura…

Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea


verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.
Periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión. Sólo eso le pido
amigo»

En Cristo,"
P. Martín Lasarte sdb
"Mi pasado Señor, lo confío a tu Misericordia; Mi presente a tu Amor; Mi futuro a tu Providencia"

LECTURA N° 02
CARTA DEL JEFE SEATTLE AL PRESIDENTE DE USA
El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para
comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, promete
crear una “reservación” para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855.

El Gran Jefe Blanco de Wáshington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras.
El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho
apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar
su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a
tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Wáshington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle
con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis
palabras.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea
extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted
se proponga comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante
de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el
zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el
cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas.
Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja.
Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el
ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de
las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Wáshington manda decir que desea comprar nuestra tierra,
pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir
satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a
considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para
nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua,
sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella
es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias
de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos
es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a
nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los
ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad
que le dedicarían a cualquier hermano. Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras
costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un
forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana
sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus
antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su
hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o
adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.
Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje
y no comprendo. No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se
pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea
porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las
ranas alrededor de un lago? Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave
murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia
diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el
animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente
el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra
tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su
espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también
recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada,
como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores
de los prados. Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos
aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a
sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos
pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar.
Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más
importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.
¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran
soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una
unión en todo.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que
respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen
a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la
tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí
mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra.
Esto es lo que sabemos: todas las cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay
una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida;
él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.
Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar
exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa
estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el
Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.
La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez
más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus
propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios
que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el
hombre piel roja. Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos
sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso
sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de
hablar.

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.


¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.
La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.

LECTURA N° 03
TRABAJO FEMENINO NO REMUNERADO VALE US$ 10 BILLONES
(Por: Ani Lu Torres L. Diario “La República “23 de enero del 2019)

Desigualdad. Mientras que en Perú, el 10,3% de trabajadores no recibe salario y, de ellos, la mayoría
son mujeres.

"La prosperidad económica de los países depende de la enorme contribución (no reconocida) que
realizan las mujeres a través del trabajo de cuidados no remunerados". Así lo revela el informe
denominado "¿Bienestar público o bien privado?", elaborado por Oxfam y en el que analiza cómo ha
evolucionado la pobreza en los últimos 10 años y cómo la riqueza se concentra hoy en solo 43
personas en todo el mundo.

Efectivamente, el organismo ha señalado que la desigualdad es sexista. Si una empresa se encargara


de realizar todo el trabajo de cuidados no remunerados que llevan a cabo las mujeres, su facturación
anual ascendería a US$ 10 billones, es decir, 43 veces más que la de Apple, creadora de los Iphones.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

Incluso, dicha contribución podría llegar a valer hasta el 3% del PBI de un país en vías de desarrollo.
No obstante, Oxfam advierte que no se están realizando políticas para revertir este panorama y, más
bien, indica que "bajo esa situación, solo se espera que la desigualdad económica y de género
continúen siendo una quimera". Mujeres en diferentes países no salen de su situación de pobreza al
invertir gran parte de su tiempo en tareas domésticas por las que no reciben ningún pago.

Panorama en Perú
En nuestro país, la Dirección de Investigación Socio Económica Laboral del Ministerio de
Trabajo confirmó lo señalado por Oxfam: el 70,4% de los trabajadores no remunerados son mujeres
de entre 15 y 75 años.

"De los 15,6 millones de trabajadores peruanos, unos 1,7 millones (10,3%) no reciben ningún tipo de
remuneración y, de ellos, la mayoría son mujeres", detalló David Tenorio, coordinador de dicha
oficina. Sostuvo que un gran grupo trabaja en los sectores de agricultura, pesquería y minería, y otros
son vendedoras, trabajadoras de servicio y del hogar. "Las trabajadoras tienen jornadas de 35 horas a
la semana en promedio. El 80% solo terminó el nivel secundario. Y solo el 3,75% está afiliado a un
sistema de pensiones", indicó Tenorio.

La desigualdad económica no es reciente. La difícil situación que afronta la mujer peruana generó
que se presentara el año pasado un proyecto de ley para que las amas de casa en situación de pobreza
y que tengan hijos cursando estudios reciban una pensión de S/ 651.

"El trabajo de las amas de casa no es remunerado, entonces lo que plantea la iniciativa es que se
empiece a beneficiar a las capas más pobres e ir subiendo progresivamente para dar beneficio a las
mujeres que no tienen otros ingresos", explicó en ese momento Yonhy Lescano, autor de dicho
proyecto. El legislador de Acción Popular presentó su propuesta ante la comisión de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables, así como a la de Trabajo y Seguridad Social del Congreso de la República,
aunque hasta la fecha no se ha debatido su aprobación.

Claves
-Calidad. Los gobiernos deben fomentar servicios de buena calidad, gratuitos, públicos, transparentes
y universales, señala Oxfam.
-Pobreza. Actualmente, casi la mitad de la humanidad vive con US$ 5,5 al día.
-En el Perú, la minería, agricultura y pesca concentran la mayor cantidad de personal no remunerado.
Trabajan hasta 35 horas a la semana.
-Las mujeres pobres dedican tiempo a trabajos de cuidados no remunerados como: recoger leña,
recoger agua, trabajo de cuidados, entre otros.
-Los varones poseen un 5=% más de la riqueza mundial que las mujeres.
-Un reciente estudio sobre la situación en trece países en desarrollo ha revelado que el 69% de la
reducción total de la desigualdad se debe al gasto en educación y salud.

Propuestas frente al reto


-Se debe recordar que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para los países es reducir
los índices de desigualdad, por lo que Oxfam recomendó a los gobiernos establecer una serie de metas
y planes de acción para lograr dicho objetivo.
-El organismo ha enfatizado que se debe dejar de apoyar la privatización de los servicios públicos y,
más bien, ofrecer pensiones, prestaciones por hijos y otras prestaciones sociales a todas las personas.
-Asimismo, han señalado que se debe invertir en servicios públicos como el abastecimiento de agua,
la red eléctrica y las guarderías para reducir el tiempo que dedican las mujeres al trabajo no
remunerado.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

LECTURA N° 04
IDEOLOGÍA DE GÉNERO
1.- ¿QUÉ ES IDEOLOGÍA DE GÉNERO?
La Ideología de Género sostiene que la diferencia entre hombre y mujer es construida por
la sociedad y no definida por la naturaleza con la que uno nace.

2.- ¿QUÉ PROPONE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO?


a. Que se nace sexualmente neutro. No hay sexo femenino o masculino, estas son
construcciones sexuales a través del tiempo.
b. En algunos lugares han llegado a más de 31 géneros y se pueden elegir al que quiera según
su sentir: heterosexual, homosexual, bisexual, transgénero, travesti, transexual,
intersexual, pansexual, andrógino, sin género, genero fluido…
c. Introducir una educación sexual orientada a la autoexploración y experimentación, la cual
debe ser impartida en las escuelas, todo esto sin considerar la intervención de los padres.
d. Se olvida lo fundamental en la educación: “Toda labor educativa que trate de formar
hombres va acompañada de una determinada concepción del hombre… (Edith Stein, “La
estructura de la persona humana”.. p.3)

3.- ESTO ES LO QUE SE PRETENDE ENSEÑAR EN LAS ESCUELAS Y


COLEGIOS MEDIANTE LA CURRÍCULA NACIONAL:
a. Promueve la construcción de una identidad que puede ser distinta a su sexo biológico.
b. Al anular las diferencias entre hombres y mujeres elimina los roles fundamentales y
complementarios en la familia: la maternidad y paternidad.
c. Promueve “sexualidad plena” desde el nivel inicial y “Derechos sexuales y reproductivos”
que una Norma Técnica del Ministerio de Salud (MINSA) entiende como acceso a todo
tipo de anticonceptivos, a la píldora del día siguiente, etc. Desde los 12 años.
d. La vivencia del género tal como cada persona lo siente, por lo que puede corresponder
con el sexo que nació.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

BIBLIOGRAFÍA

- BENEDICTO XVI, Spe Salvi (30-11-2007)


- BENEDICTO XVI (2009). Caritas in Veritate (“La caridad en la verdad”). Lima: Ediciones Paulinas.
- CAMACHO, I. (1991). Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica. San Pablo, Madrid.
- CELAM. Documento de I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Rio de Janeiro. 1955
- CELAM. Documento de II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Medellín. 1968
- CELAM. Documento de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Puebla. La
Evangelización en el presente y en el futro de América Latina (1979). Madrid-España: Biblioteca.
Autores Cristianos.
- CELAM, Documento de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Santo
Domingo (1992).
- CELAM, Documento de la V Conferencia del Episcopado latinoamericano en Aparecida (2007).
- CELAM. Enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad. Guía del profesor. 2011.
Bogotá Colombia.
- COLOM, E (2001). Curso de Doctrina Social de la Iglesia. Ediciones Palabra.
- CONCILIO VATICANO II (1972). Constitución Pastoral Gaudium et Spes, Roma.
- CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción Libertatis Conscientia (22-3-
1986).
- CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones
relativas al compromiso y conducta de los católicos en la vida política (24-11-2002).
- EPISCOPADO ESPAÑOL Documento de la XVII. Asamblea Plenaria. . La Iglesia y la
Comunidad Política. 1973.
- FUENTES, F. (2011).Enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad. Centro de
Publicaciones del CELAM. Bogotá: Colombia. Recuperado de:
http://www.kas.de/wf/doc/kas_12892-1442-1-30.pdf?140509222959
- JUAN PABLO II, Laborem Exercens (14-9-1981)
- JUAN PABLO II, Sollicitudo Rei Socialis (30-12-1987)
- JUAN PABLO II (1991). Centesumus annus. Lima: Ediciones Paulinas.
- JUAN XXIII. Mater et magistra. 1961.
- JUAN XXIII. Pacem in terris. 1963.
- LAZO, J. (2003) Conceptos básicos de la Doctrina Social de la Iglesia. Lima. Fundación Hanns
Seidel.
- LEÓN XIII, Quod Apostolici Munneris (28-12-1878).
- LEÓN XIII, Libertas (20-6-1888).
- LEÓN XIII (1891). Rerum Novarum. Lima: Ediciones Paulinas.
- PABLO VI (1967). Populorum Progressio. Lima: Salesiana.
- PABLO VI, Octogesima Adveniens (14-5-1971)
- PABLO VI Eucharisticum mysterium. 1967.
- PABLO VI. Divinae Consortium Naturae. 1971.
- PABLO VI. Ecclesiam suam. 1964.
- PABLO VI. Evangelii Nuntiandi. 1975.
- PABLO VI. Humanae Vitae. 1968.
- PABLO VI. Mysterium Fidei. 1965.
- PENSAMIENTO SOCIAL N° 5. Desafíos Sociales ante el mensaje del Papa Francisco en el Perú.
Konrad Adenauer. Instituto de Estudios Social Cristianos. Lima-2018
- PÍO XI, Quadragesimo Anno (15-5-1931)
- PÍO XI, Divini Illius Magistri (31-12-1931)
- PÍO XI, Divini Redemptoris (19-3-1937).
- PÍO XII, Summi Pontificatus (20-10-1939)
- PÍO XII, La Solennitá (1-6-1941)
- PÍO XII, Con Sempre (24-12-1942)
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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

- PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”. Compendio de la Doctrina social de la Iglesia.


Ed. Paulinas 2009.
- SORGE, B. (1999) La propuesta social de la Iglesia (1999). Madrid-España: Biblioteca de
Autores Cristianos Papilar.
- SECRETARIADO GENERAL DEL CELAM. Medellín Reflexiones en el CELAM (1977).
Madrid-España: Biblioteca de Autores Cristianos.
- SORGE, B. (1999) La propuesta social de la Iglesia (1999). Madrid-España: Biblioteca de Autores
Cristianos Popular.
- TURLEY, D (1980). Separata de Doctrina Social de la Iglesia. Seminario Mayor de San Carlos
y San Marcelo. Trujillo-Perú.

SIGLAS DE DOCUMENTOS ECLESIALES


CONCILIO VATICANO II (1962-1965)

1. LG = Lumen gentium Constitución dogmática sobre la Iglesia.


2. DV = Dei Verbum Constitución dogmática sobre la divina revelación.
3. SC = Sacrosanctum Concilium Constitución sobre la sagrada liturgia.
4. GS = Gaudium et spes Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual.
5. CD = Christus Dominus Decreto sobre el oficio pastoral de los obispos.
6. PO = Presbyterorum ordinis Decreto sobre el misterio y vida de los presbíteros.
7. OT = Optatam totius Decreto sobre la formación sacerdotal.
8. PC = Perfectae caritatis Decreto sobre la adecuada renovación de la vida
religiosa.
9. AA = Apostolicam actuositatem Decreto sobre el apostolado de los seglares.
10. OE = Orientalium Ecclesiarum Decreto sobre las Iglesias Orientales católicas.
11. AG = Ad Gentes divinitus Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia.
12. UR = Unitatis redintegratio Decreto sobre el ecumenismo.
13. IM = Inter mirifica Decreto sobre los medios de comunicación social.
14. DH = Dignitatis humanae Declaración sobre la libertad religiosa.
15. GE = Gravissimum educationis Declaración sobre la educación cristiana de la
juventud.
16. NA = Nostra aetate Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las
religiones no cristianas.

OTROS DOCUMENTOS OFICIALES

1. RN = Rerum novarum. León XIII, 1891.


2. QA= Quadragesimo anno. Pio XI, 1931
3. DR= Divini Redemptoris. Pio XI, 1937
4. Radiomensajes de Pio XII. (1942-1944)
5. MM = Mater et magistra. Juan XXIII, 1961.
6. PT = Pacem in terris. Juan XXIII, 1963.
7. ES = Ecclesiam suam. Pablo VI, 1964.
8. MF = Mysterium Fidei. Pablo VI, 1965.
9. PP = Populorum progressio. Pablo VI, 1967.

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Mg. Andrés Cruzado Albarrán – Mg. Andrea Cruzado Paredes Doctrina Social de la Iglesia

10. EM = Eucharisticum mysterium. Pablo VI, 1967.


11. CPD = El Credo del Pueblo de Dios. Pablo VI, 1968.
12. HV = Humanae Vitae. Pablo VI, 1968.
13. DCG = Directorio General de Pastoral Catequética. Sgda. Congregación del
Clero. Roma, 1971.
14. OA = Octogessima Adveniens. Pablo VI, 1971.
15. DCN = Divinae Consortium Naturae. Pablo VI, 1971.
16. SM = El Sacerdocio Ministerial. II Sínodo de los Obispos, 1971.
17. ICP = La Iglesia y la Comunidad Política. Documento de la XVII Asamblea
Plenaria del Episcopado Español, 1973.
18. ME = Declaración "Mysterium Ecclesiae" sobre la doctrina católica acerca de
la Iglesia. Sgda. Congregación de la Doctrina de la Fe, 1973.
19. MC = Marialis cultus. Pablo VI, 1974.
20. ASE = El Apostolado Seglar en España. Orientaciones
fundamentales. Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, 1974.
21. ML = Misterio Pascual y acción liberadora. Documento de Trabajo de la
Conferencia Episcopal Tarraconense, 1974.
22. EN = Evangelii Nuntiandi. Pablo VI, 1975.
23. CES = Declaración acerca de ciertas cuestiones de ética sexual. Sgda.
Congregación de la Doctrina de la Fe, 1975.
24. GD = Gaudete in Domino. Pablo VI, 1975
25. RIS = La Reconciliación en la Iglesia y en la Sociedad. Carta Pastoral Colectiva
del Episcopado Español, 1975.
26. RH = Redentor hominis. Juan Pablo II, 1979
27. LE= Laborem exercens. Juan Pablo II, 1981
28. SRS = Solicitudo rei sociales. Juan Pablo II, 1987
29. CFL= Christifideles Laici. Juan Pablo II 1988
30. MD= Mulieres Dignitatem. Juan Pablo II 1988
31. CA= Centesimus annus. Juan Pablo II, 1991)
32. SD= Documento Santo Domingo. CELAM 1992
33. EV= Evangelium Vitae, Juan Pablo II 1995
34. EA= Ecclesia in America. Juan Pablo II, 1999
35. CDSI = Compendio de la Doctrina social de la Iglesia 2004
36. CV= Caritas in veritate. Benedicto XVI, 2009.
37. LS= Laudato sí. Francisco, 2015

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