Características de la monarquía visigoda y por qué la Iglesia y la nobleza
alcanzaron tanto poder. El fin del Imperio romano llegó a finales del siglo V, coincidiendo con la crisis que sufría el imperio. Los pueblos bárbaros (suevos, alanos y vándalos) decidieron aprovechar esta flaqueza para conquistar Hispania. El Imperio cada vez más debilitado, se vió incapaz de hacerlas frente por lo que decidieron pedir ayuda a los visigodos para derrotarlos. Éstos vencieron y expulsaron a los pueblos invasores de la Península y decidieron asentarse en ella. Los visigodos eran un pueblo germano que tras perder contra los francos en la batalla de Vuillé, retrocedieron a la Península e instalaron su capital en Toledo. Fueron consolidando su influencia y en el año 469 decidieron separar Hispania del Imperio Romano. A pesar de que la población hispanorromana era mucho mayor en cuanto a número de habitantes, los visigodos se atribuyeron el poder militar y político. Este reino visigodo tenía 2 influencias: la romana, de la que prevalecía la lengua latina, la organización administrativa y el derecho romano y la alemana, que fue la que introdujo la monarquía electiva y el derecho consuetudinario. Los visigodos llevaron a cabo un largo proceso unificador para lograr la unidad territorial, política, jurídica y religiosa. Para lograr la unificación territorial, los visigodos tuvieron que enfrentarse a los suevos situados en el noroeste; astures, cántabros y vascones, localizados en la costa Cantábrica y al Imperio Bizantino que había ocupado parte de Andalucía aprovechando un conflicto civil visigodo. El rey Leovigildo fue el principal propulsor de esta unificación ya que fue bajo su mandato cuando se conquistó el reino suevo. La unificación total del territorio llegó con el rey Suintila, quién a principios del siglo VII expulsó a los bizantinos definitivamente. En el ámbito judicial, los habitantes del reino se regían por dos Códigos Jurídicos o legislativos diferentes, uno específico para los habitantes de origen germánico, que era el Código de Eurico, y otro para los habitantes de origen hispanorromano, el Código de Alarico. Para unificar jurídicamente a toda la población, el rey Recesvinto promulgó un único código para facilitar la convivencia entre hispanorromanos y visigodos, conocido como FUERO JUZGO, que era una recopilación de las leyes más importantes tanto del derecho romano como del derecho godo/ germánico. El tipo de monarquía que predominaba bajo el mandato de los visigodos fue la electiva, aunque quisieron introducir la monarquía hereditaria, no lo lograron. A pesar de que el rey tenía amplios poderes como el de juez supremo, jefe del ejército, legislador o encargado de la paz y la guerra entre otros, su poder quedaba limitado al no existir la monarquía hereditario, porque era elegido por nobles de alto rango. Estos nobles constituían el Officium Palatino, que era una institución política que se encargaba del tesoro regio, de la administración de las tierras de la Corona, de la recaudación de impuestos y de los gastos del monarca y de su casa. El Aula Regia, era el consejo asesor del rey, formado por algunos miembros del Officium Palatino. Los Concilios de Toledo, eran el órgano de gobierno eclesiástico, convocado por el rey y que se reunía periódicamente para legislar sobre asuntos políticos y religiosos. Participaban en él obispos y nobles del Aula Regia o del Officium Palatino. La religión practicada por los hispanorromanos era la cristiana, pero para los visigodos, era arriana por lo que había bastantes dificultades en la convivencia y la estabilidad del reino visigodo. Los cristianos consideraban a los arrianos herejes, porque éstos negaban el principio de la Santísima Trinidad, es decir, que no creían que Padre, Hijo y Espíritu Santo fuese la misma persona. Para acabar con los conflictos ideológicos sobre la religión, en el año 589, tiene lugar el III concilio de Toledo, en el cual, el rey godo Recaredo, tomó la decisión de abandonar el arrianismo para convertirse al cristianismo, y obligó a toda la población de origen visigodo a tomar el cristianismo como la única religión oficial en el Reino. A partir de estos momentos la Iglesia, se convirtió en una institución clave, totalmente vinculada con el poder político. En el IV Concilio de Toledo, la Iglesia comienza a tener poder a la hora de elegir un nuevo monarca. El fin del reino visigodo fue provocado por una gran crisis económica, social y política a finales del siglo VII: las malas cosechas dieron lugar a hambrunas y epidemias; aumentó la conflictividad social, ya que se produjeron persecuciones contra algunas minorías como los judíos; el poder monárquico se fue debilitando frente a las constantes rebeliones nobiliarias, la última ocurrió cuando un noble llamado Rodrigo dió un golpe de Estado para destronar a Vitiza. Éste buscó apoyo en los musulmanes para declararle la guerra. Ambos se enfrentaron en la batalla de Guadalete, lo que supuso la caída del reino en manos de los musulmanes.