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UNIDAD 01 · RESUMEN 1

Los inicios de la Edad Media


1. LA FRAGMENTACIÓN DEL IMPERIO ROMANO
A finales del siglo II d.C., el Imperio romano dominaba todos los territorios que rodeaban el Mar Mediterráneo, llegando a su
máxima extensión con el emperador Trajano. Más allá de sus fronteras, habitaban una serie de pueblos que los romanos
llamaban “bárbaros” debido a que los consideraban como pueblos salvajes y no civilizados. Muchos pueblos bárbaros, también
conocidos como germanos, habitaban en el centro de Europa, eran nómadas y se dedicaban a la ganadería y la agricultura
itinerante, tenían una organización social tribal, dominada por una aristocracia guerrera, el jefe de la tribu era elegido por una
asamblea de guerreros, y era conocido como rey.
A partir del siglo III d.C., el Imperio Romano entró en una crisis política y económica. Ante la debilidad del Imperio, muchos
pueblos bárbaros comenzaron a invadir el territorio, el emperador Diocleciano consiguió atajar la crisis y restaurar la unidad del
Imperio instaurando la tetrarquía. Sin embargo, en el siglo IV continuaron los ataques de los pueblos germanos, con el fin de
gobernar de forma efectiva el territorio y facilitar la defensa, el emperador Teodosio, decidió dividir el Imperio en el 395 d. C.:
Imperio Romano de Occidente: con capital en Roma e Imperio Romano de Oriente: con capital en Constantinopla.
En el siglo V, los hunos (un pueblo bárbaro que provenía de Asia) dirigidos por Atila, iniciaron la invasión de Europa, esto llevó a
que muchos pueblos bárbaros cruzaran las fronteras del Imperio romano de Occidente para protegerse. Atila siguió su avance
hasta la Galia, donde fue derrotado en la batalla de los Campos Catalaúnicos (451). A pesar de la derrota, el Imperio romano no
logró restablecer sus fronteras, muchos pueblos bárbaros, como los visigodos, los francos, los alanos, los suevos, los anglos, los
sajones o los vándalos, habían penetrado en el territorio del Imperio asentándose definitivamente, formando Estados federados
del Imperio, participando de sus instituciones y ejército. Los emperadores romanos cada vez tenían menos poder. En el 476,
Odoacro, rey de los hérulos (una tribu germana), destronó a Rómulo Augústulo, último emperador del Imperio romano de
Occidente, dando fin al Imperio romano e iniciando un nuevo periodo histórico que conocemos como Edad Media.

2. LOS REINOS GERMÁNICOS


Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, comenzó la Edad Media, periodo caracterizado por la fragmentación del
territorio del Imperio en reinos independientes gobernados por los pueblos germanos. En el siglo VI encontramos: Reino de los
Visigodos: ocupaba gran parte de Hispania y el sur de la Galia, Reino de los Suevos: ocupaba la provincia de Gallaecia en
Hispania (coincide con la actual Galicia), Reino de los Francos: ocupaba el norte de la Galia, Reino de los Burgundios: ocupaba la
región de la actual Borgoña, Reino de los Ostrogodos: ocupaba gran parte de la península Itálica, Reino de los Anglos: se
establecieron en Britannia, Reino de los Sajones: actual Dinamarca y Reino de los Alamanes (Baviera, Alemania).
Política: Estos reinos germanos eran gobernados por un rey, el sistema político era una monarquía electiva y no hereditaria. El
rey era elegido por un consejo de nobles entre la aristocracia guerrera, cuando moría era elegido otro rey. Por este motivo, eran
frecuentes las luchas y asesinatos entre diferentes clanes o familias nobiliarias. Unos siglos después, muchas de estas
monarquías se convirtieron en hereditarias. Las funciones del rey eran dictar leyes, impartir justicia y dirigir el ejército. Los
germanos no tenían leyes escritas, su legislación era un conjunto de costumbres (derecho consuetudinario) transmitidas de
forma oral de padres a hijos. El gobierno lo ejercía el rey con ayuda de un consejo de nobles que lo asesoraba en tareas de
gobierno o para impartir justicia. La organización territorial consistió en la división en pequeñas provincias llamadas ducados
(grandes territorios gobernados por duques), condados (territorios con ciudades gobernadas por condes), marcas (zonas
fronterizas gobernadas por marqueses), para ejercer el poder en las ciudades a menudo se apoyó en los obispos de la Iglesia.
Economía: los nuevos reinos germanos se caracterizaron por la ruralización de la economía, donde predominó la práctica de la
agricultura y la ganadería. La inseguridad, debida a la falta de un poder político y militar fuerte, dificultó las comunicaciones y el
comercio por miedo a los asaltos, la actividad comercial quedó limitada a mercados locales, desapareciendo las grandes rutas
comerciales del Imperio romano. Muchas ciudades cayeron en decadencia al desaparecer el comercio y la población urbana
huyó al campo, donde se encomendó a un señor. De este modo, la tierra, en manos de una minoría compuesta por la nobleza y
la Iglesia, se convirtió en la principal fuente de riqueza y poder y la agricultura se convirtió en la principal actividad económica.
Sociedad: los germanos eran una minoría (2% de la población) dentro de las grandes provincias romanas como Hispania, Galia o
Italia. Por este motivo no trataron de imponer su modo de vida. En el siglo VI la sociedad se encontraba dividida entre romanos y
germanos, cada uno con sus propias leyes, religión, cultura y lengua, hasta el punto de que ni siquiera estaban permitidos los
matrimonios mixtos. A partir del siglo VIII, los germanos comenzaron a adoptar parte de la cultura romana y a establecer
relaciones familiares con romanos, comenzando un proceso de asimilación cultural y social con las siguientes consecuencias:
● Nuevos idiomas: en los territorios con una romanización más intensa y mayor uso del latín como Hispania, Galia, Dacia
o Italia, las lenguas evolucionaron desde el latín vulgar hacia lenguas romance como el castellano, el catalán, el gallego,
el portugués, el francés, el rumano o el italiano. En las zonas menos romanizadas, como Britannia invadida por anglos y
sajones, o Alamannia, ocupada por alamanes, se impusieron lenguas germánicas como el inglés y el alemán.
● Nuevas leyes: los germanos no tenían leyes escritas, con el tiempo se fueron recopilando por escrito y finalmente se
crearon nuevos códigos legislativos que recogían parte del derecho germano y parte del derecho romano.
Cultura: algunos pueblos germanos eran politeístas y adoraban a muchos dioses, otros eran cristianos, pero practicaban el
arrianismo que no creía en la Santísima Trinidad y aunque admitía que Jesús era hijo de Dios, negaba su condición divina. Con el
tiempo adoptaron el catolicismo, que era la religión oficial del Imperio romano, por influencia de la población romana.
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Los inicios de la Edad Media
3. EL REINO VISIGODO
En el año 409, numerosos pueblos bárbaros, presionados por los hunos, atravesaron las fronteras del Imperio romano. Los
suevos, alanos y vándalos se establecieron en la península Ibérica. Ante esta situación, en el año 416 el emperador Romano
pidió al pueblo visigodo que los expulsara de Hispania. Poco después, los visigodos consiguieron expulsar a alanos y vándalos que
se refugiaron en el Norte de África y los suevos quedaron confinados en Galicia. En el año 418, el emperador romano concedió
un territorio en el sur de la Galia a los visigodos, quienes fundaron el Reino de Tolosa, como pueblo federado de Roma.
Tras la caída del Imperio en el 476, los visigodos alcanzaron su independencia, pero pronto sufrieron los ataques de los francos.
En el año 507 tiene lugar la batalla de Vouillé donde los francos derrotan a los visigodos, obligándolos a desplazarse a Hispania
formando el Reino Visigodo de Toledo. Los visigodos eran una minoría respecto a la mayoría de población hispanorromana, no
obstante lograron dominar el territorio y organizar un Estado basado en:
● Monarquía Electiva: los monarcas eran elegidos por un consejo de nobles, lo que explica las frecuentes luchas entre
familias y clanes por el poder real. El monarca se apoyaba en algunas instituciones como el Aula Regia (órgano asesor
del monarca visigodo, aconsejaba al rey en tareas de gobierno) y los Concilios (asambleas, convocadas por el rey, para
tomar decisiones políticas o religiosas. En ellas participaba el rey, un consejo de nobles y el clero).
● Control del territorio: el rey Leovigildo logró consolidar la autoridad del rey sobre el territorio, expulsando a los suevos
en el 585, y sometiendo a astures, cántabros y vascones. Más tarde, el rey Suintila logró expulsar definitivamente a los
bizantinos del sur peninsular en el 624.
● Delegación del poder: Para que el gobierno del rey llegase a todos los territorios hispánicos, el rey nombraba unos
delegados como los duques y condes, que ejercían el poder del rey en las provincias (ducados) y ciudades (condados).
● Unificación jurídica y religiosa: Durante el periodo visigodo destacaron tres reyes: Leovigildo (derogó la ley que
prohibía los matrimonios mixtos en el 573), Recaredo (impulsó la conversión al catolicismo de los visigodos en un
principio arrianos, logrando la unidad religiosa del reino en el 587) y Recesvinto (unificó las leyes romanas y las leyes
visigodas en un nuevo código legislativo conocido Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo en el 654).
La sociedad visigoda estaba dividida en un grupo minoritario de privilegiados compuesto por nobles y clérigos de origen
visigodo (2% de la población) con el rey a la cabeza que ocupaban los cargos políticos y poseían las tierras y un grupo mayoritario
de no privilegiados, en su mayoría campesinos hispanorromanos (98% de la población) aunque también había esclavos. La
actividad principal de este periodo fue la agricultura. Los visigodos adoptaron el latín como lengua culta, sin embargo, fue
derivando hacia un latín vulgar que con el tiempo daría lugar al castellano, el catalán y el gallego. En sus manifestaciones
artísticas destacó la arquitectura, con iglesias en piedra de planta longitudinal, con poca altura, con arcos de herradura, bóvedas
y una sobria decoración como San Pedro de la Nave. También fueron hábiles orfebres con piezas como el tesoro de Guarrazar.
4. EL IMPERIO BIZANTINO
El Imperio romano de Oriente logró sobrevivir a las invasiones bárbaras y lograría mantener su hegemonía otros 1000 años,
hasta que en el año 1453 los turcos tomaron Constantinopla. Durante la Edad Media, el Imperio romano de Oriente será
conocido como Imperio bizantino, y su capital, Constantinopla, como Bizancio. El mayor esplendor del Imperio Bizantino, tuvo
lugar en el siglo VI, que conocemos como Primera Edad de Oro, y corresponde al reinado de Justiniano (527-565) quien
pretendía restaurar la gloria del Imperio romano. Logró derrotar a los vándalos conquistando parte del norte de África, a los
visigodos conquistando el sur de la península Ibérica y las Baleares y a los ostrogodos conquistando la península Itálica. El
territorio se dividió en provincias llamadas themas, gobernadas por un estratega. Este periodo de esplendor político y militar
coincide con una gran prosperidad económica y cultural que se manifiesta en la ciudad de Bizancio como nueva capital del
Mediterráneo, con bellos edificios como Santa Sofía, máxima expresión cultural de la arquitectura bizantina. También tuvo lugar
un renacimiento de la vida urbana, siendo la ciudad el centro de las actividades económicas y sede del gobierno, destacaron
ciudades como Constantinopla, Alejandría o Damasco. La economía era agraria, pero tuvo gran importancia el comercio uniendo
las rutas comerciales de Asia y el Mediterráneo. En los siglos VII y VIII Bizancio perdió gran parte de los territorios conquistados.
El Imperio Bizantino conformó una teocracia donde el emperador, o Basileus, era considerado un delegado de Dios en la Tierra, y
ejercía el poder político, militar y religioso en nombre de Dios. Para llevar su poder a todos los territorios del imperio se rodeó de
un cuerpo de funcionarios y diplomáticos. Además, se elaboró un cuerpo jurídico único para todo el Imperio a partir del derecho
romano, conocido como Código de Justiniano. Su sociedad estaba organizada por un grupo privilegiado en torno al emperador o
basileus, seguido de la aristocracia y el alto clero. Después, había una amplia mayoría de no privilegiados con soldados,
funcionarios, artesanos, comerciantes y campesinos libres. En el escalón social más bajo estaban los siervos y los esclavos.
En el aspecto religioso, las disputas como la destrucción de iconos, y las diferencias entre las iglesias de Oriente y Occidente,
debido a las diferencias en las ceremonias o la posibilidad de matrimonio de los sacerdotes, llevaron en el año 1054 al Cisma de
Oriente, lo que supuso la separación definitiva entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Griega u Ortodoxa, que no reconocía
al Papa de Roma, sino al Patriarca de Constantinopla. En el aspecto cultural, el griego terminó imponiéndose al latín. Entre las
manifestaciones artísticas destacó la arquitectura con la construcción de templos de planta de cruz griega y cúpula como Santa
Sofía en Constantinopla, y estaban ricamente decoradas con mosaicos. También destacó la pintura de iconos, con cristos o
vírgenes sobre fondos dorados. Para evangelizar y traducir la biblia a las lenguas eslavas de búlgaros, serbios y rusos, los monjes
Cirilio y Metodio inventaron el alfabeto cirílico que hoy utilizan los pueblos eslavos del este de Europa.

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