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HISTOLIGIA DEL TUBO DIGESTIVO (ESOFAGO, ESTOMAGO, INTESTINO

DELGADO Y GRUESO)
GENERALIDADES DEL ESÓFAGO Y DEL TUBO DIGESTIVO
◗ El tubo digestivo que se extiende desde el esófago hasta el conducto anal, es un tubo
hueco compuesto por cuatro capas bien definidas (desde la luz hacia afuera): mucosa,
submucosa, muscular externa y serosa (cuando el órgano está cubierto por peritoneo) o
adventicia (cuando el órgano está rodeado por tejido conjuntivo).

◗ La mucosa siempre se asocia con la lámina propia subyacente (tejido conjuntivo laxo)
y la muscular de la mucosa (capa muscular lisa). El tipo de epitelio mucoso varía de una
región a otra, al igual que el espesor de la lámina propia y la muscular de la mucosa.
La mucosa tiene tres funciones principales: protección (El epitelio de la mucosa sirve
como una barrera que separa la luz del tubo digestivo del resto del organismo), absorción
(permite el movimiento de los alimentos digeridos, el agua y los electrolitos hacia los
vasos sanguíneos y linfáticos) y secreción (provee lubricación y entrega
enzimas digestivas, hormonas y anticuerpos a la luz del tubo digestivo).

◗ La submucosa está compuesta por tejido conjuntivo denso irregular que contiene
vasos sanguíneos y linfáticos, un plexo nervioso y a veces glándulas.
◗ La muscular externa mezcla e impulsa el contenido del tubo digestivo. Consiste en dos
capas de músculo liso: la capa interna es circular y la capa externa tiene una orientación
longitudinal y entre ellas se halla el plexo nervioso mientérico, que es una delgada lámina
de tejido conjuntivo.
◗ La serosa o adventicia es la capa más externa del tubo digestivo. es una membrana
compuesta por una capa de epitelio plano simple que se denomina mesotelio y una
pequeña cantidad de tejido conjuntivo subyacente.

ESÓFAGO
El esófago es un tubo muscular fijo que conduce alimentos y líquido desde la faringe
hacia el estómago, atraviesa el cuello y el mediastino, sitios en los que está fi jado a las
estructuras por medio de tejido conjuntivo. A medida que ingresa en la cavidad
abdominal, queda libre por una corta distancia, alrededor de 1 cm a 2 cm. La longitud
total del esófago es de unos 25 cm.

◗ La mucosa del esófago posee un epitelio plano estratificado sin estrato córneo En los
seres humanos, las células superficiales pueden exhibir algunos gránulos de
queratohialina, pero normalmente la queratinización no se produce.
La submucosa contiene glándulas esofágicas propias que lubrican y protegen la
superficie de la mucosa.

consiste en tejido conjuntivo denso irregular que contiene vasos sanguíneos y linfáticos
de gran calibre, fi bras nerviosas y células ganglionares. Las fi bras nerviosas y las
células ganglionares forman el plexo submucoso
(plexo de Meissner).
La muscular externa es estriada en su parte superior y es reemplazada en forma gradual
por la capa de músculo liso en la parte inferior.
◗ En la transición esofagogástrica, el epitelio plano estratificado sin estrato córneo
cambia en forma súbita al epitelio cilíndrico simple de la mucosa gástrica. Las glándulas
cardiales esofágicas están presentes en la lámina propia en esta transición.
ESTÓMAGO:
es una región dilatada del tubo digestivo que se ubica justo debajo del diafragma. Recibe
el bolo de alimento macerado desde el esófago. La mezcla y la digestión parcial del
alimento en el estómago por la acción de sus secreciones gástricas, producen una
mezcla líquida pulposa denominada
quimo.
◗ El estómago presenta tres regiones histológicas: la región cardial que rodea el orificio
esofágico, la región pilórica cerca de la unión gastroduodenal y la región fúndica
(anatómicamente ocupada por el fondo y el cuerpo).

◗ La mucosa de la región fúndica forma varios pliegues longitudinales (rugae). Las


células mucosas superficiales tapizan la superficie interna del estómago y las fositas o
fovéolas gástricas, que son los orifi cios en las glándulas fúndicas ramificadas. Las
células mucosas superfi ciales producen una cubierta viscosa (insoluble) gelifi cada, que
contiene iones de bicarbonato, para proteger la superfi cie epitelial contra agresiones
físicas y químicas.

◗ Las glándulas fúndicas producen jugo gástrico que contiene cuatro componentes
principales: ácido clorhídrico (HCl), pepsina (enzima proteolítica), factor intrínseco (para
la absorción de vitamina B12) y moco (protector contra el ácido gástrico).

◗ El epitelio de la glándula fúndica tiene cuatro tipos celulares principales: las células
mucosas del cuello, que producen secreciones mucosas solubles y poco alcalinas; las
células parietales, responsables de la producción de HCl en la luz de su sistema de
canalículos intracelulares; las células principales, que secretan la proteína pepsinógeno;
las células enteroendocrinas, que producen pequeñas hormonas paracrinas y
reguladoras gastrointestinales y las células madre, que son precursores de todas las
células de la glándula fúndica.

◗ Las células mucosas del cuello producen secreciones mucosas solubles y poco
alcalinas.
◗ Las células parietales son grandes células en el medio de la glándula que se encargan
de la producción de HCl dentro de la luz del sistema de canalículos intracelulares. Estas
células también secretan factor intrínseco.
◗ Las células principales se localizan en la parte profunda de la glándula fúndica y
secretan la proteína pepsinógeno. Al contacto con el pH bajo del jugo gástrico, el
pepsinógeno se convierte en pepsina, una enzima proteolítica activa.
Las células enteroendocrinas se encuentran en todos los niveles de la glándula fúndica.
Producen pequeñas hormonas reguladoras gastrointestinales y paracrinas.
◗ Las células madre son precursores de todas las células de la glándula fúndica y se
localizan en la región del cuello de la glándula.
◗ Las glándulas cardiales están compuestas en su totalidad por células secretoras de
moco con ocasionales células enteroendocrinas entremezcladas.
◗ Las glándulas pilóricas son ramifi cadas y están tapizadas por células que tienen un
aspecto semejante al de las células mucosas superfi ciales y células enteroendocrinas
ocasionales.

INTESTINO DELGADO
◗ El intestino delgado es el componente más largo del tubo digestivo y está dividido en
tres regiones anatómicas: el duodeno (con glándulas de Brunner secretoras de moco en
la submucosa), el yeyuno y el íleon (con placas de Peyer en la submucosa).
◗ La mucosa del intestino delgado está revestida por epitelio cilíndrico simple y su superfi
cie absortiva está incrementada por los pliegues circulares y las vellosidades. Las
glándulas intestinales tubulares simples (o criptas) se extienden desde la muscular de la
mucosa y desembocan en la luz de la base de la vellosidad.
◗ El epitelio mucoso intestinal presenta al menos cinco tipos celulares: enterocitos, que
son células absortivas especializadas para el transporte de sustancias desde la luz hacia
los vasos sanguíneos o linfáticos; las células caliciformes, que son glándulas unicelulares
mucosecretoras entremezcladas con otras células del epitelio intestinal; las células de
Paneth, que secretan sustancias antimicrobianas (p. ej., lisozima, %-defensinas); las
células enteroendocrinas, que producen diversas hormonas endocrinas y paracrinas
gastrointestinales y las células M, que están especializadas como células
transportadoras de antígeno y cubren los nódulos linfáticos de la lámina propia.
◗ Las células del epitelio mucoso intestinal se hallan tanto en las glándulas intestinales
como en la superfi cie de las vellosidades, y sus proporciones cambian según la región.
◗ Los enterocitos son células absortivas especializadas en el transporte de sustancias
desde la luz hacia los vasos sanguíneos o linfáticos.
◗ Las células caliciformes son glándulas unicelulares secretoras de mucina dispersas
entre otras células del epitelio intestinal.
◗ Las células de Paneth se encuentran en la base de las glándulas intestinales, y su
función primaria es secretar sustancias antimicrobianas (p. ej.,lisozima, %-defensinas)
◗ Las células enteroendocrinas producen diversas hormonas endocrinas y paracrinas
gastrointestinales. Las células M (que poseen micropliegues) están especializadas como
células transportadoras de antígenos. Cubren los nódulos linfáticos de la lámina propia.
◗ Los células madre son precursores de todas las células de las glándulas intestinales
y se localizan cerca del fondo de la glándula.
◗ La muscular externa coordina las contracciones de las capas interna circular y externa
longitudinal para producir peristalsis que desplaza el contenido intestinal en dirección
distal. El plexo mientérico (plexo de Auerbach) autónomo inerva la muscular externa.
Los enterocitos son células absortivas especializadas para el transporte de sustancias
desde la luz del intestino hacia
el sistema circulatorio.

Renovación celular epitelial en el intestino delgado

Todas las células maduras del epitelio intestinal provienen de una sola población de
células madre.
Las células madre están situadas en la base de la glándula intestinal. Este nicho de
células madre intestinales (zona de replicación celular) está restringido en la mitad
basal de la glándula y contiene células intermedias muy proliferativas (como ya se
explicó) y células en diversas etapas de diferenciación. Una célula destinada a
convertirse en una célula caliciforme o absortiva suele sufrir varias mitosis adicionales
después de abandonar el reservorio de células madre. Las células epiteliales migran
hacia arriba en la glándula intestinal y ascienden por la vellosidad hasta que sufren
apoptosis y se exfolian hacia la luz. Los estudios autorradiográficos han mostrado que el
tiempo de renovación para las células absortivas y las células caliciformes en el
intestino delgado humano es de 4 a 6 días.

Las células enteroendocrinas y las células de Paneth también derivan de los células
madre de la base de la glándula intestinal. Al parecer, las células enteroendocrinas se
dividen sólo una vez antes de sufrir diferenciación. Migran junto con las células absortivas
y las células caliciformes pero con un ritmo más lento. Las células de Paneth migran
hacia abajo y permanecen en la base de la glándula intestinal. Viven alrededor
de 4 semanas y después son reemplazadas por diferenciación de una célula
“predestinada” cercana en la glándula intestinal.
INTESTINO GRUESO

El intestino grueso comprende el ciego con su apéndice vermiforme, el colon, el


recto y el conducto anal. El colon a su vez se subdivide según su ubicación anatómica
en colon ascendente, colon transverso, colon descendente y colon sigmoide.
Las cuatro capas características del tubo digestivo también aparecen en todo el intestino
grueso. Sin embargo, en el nivel macroscópico se comprueban varios rasgos distintivos.
• Tenias del colon, que representan tres bandas equidistantes, estrechas y gruesas
formadas por la capa longitudinal externa de la muscular externa. Se ven sobre todo en
el ciego y en el colon y están ausentes en el recto, el conducto anal y el apéndice
vermiforme.
• Haustras colónicas, que son saculaciones visibles entre las tenias del colon en la
superfi cie externa del ciego y del colon.
• Apéndices omentales, que son pequeñas proyecciones adiposas de la serosa que se
observan en la capa externa del colon.

◗ La mucosa del intestino grueso contiene abundantes glándulas intestinales (criptas de


Lieberkühn) tubulares rectas, que se extienden en todo su espesor. Las glándulas están
cubiertas por enterocitos (para la reabsorción de agua) y células caliciformes ( para
lubricación)
◗ La muscular externa del colon presenta su capa externa condensada en tres bandas
longitudinales prominentes, las tenias colónicas, que conducen a la formación de
saculaciones en la pared del intestino grueso (haustras colónicas)
◗ En el conducto anal, el epitelio cilíndrico simple se torna estratifi cado en la zona de
transición anal (tercera parte media
del conducto anal). La parte inferior del conducto anal está cubierta por epitelio estratifi
cado plano que es continuo con
la piel perineal.

Renovación celular epitelial en el intestino grueso


Todas las células epiteliales intestinales en el intestino grueso derivan de una sola
población de células madre.

Al igual que en el intestino delgado, todas las células epiteliales mucosas del intestino
grueso se originan a partir de células madre localizados en la base de la glándula
intestinal. La tercera parte basal de la glándula constituye el nicho de células madre
intestinales, donde las células recién generadas sufren dos o tres divisiones adicionales
a medida que comienzan a migrar hacia la superfi cie luminal para exfoliarse unos 5 días
más tarde.
Los tipos de células intermedias que se encuentran en la tercera parte basal de la
glándula intestinal, son idénticos a los del intestino delgado.
Los tiempos de recambio de las células epiteliales del intestino grueso son similares a
los del intestino delgado (es decir, cerca de 6 días para las células absortivas y
caliciformes y 4 semanas para las células enteroendocrinas). Las células epiteliales
seniles que alcanzan la superficie de la mucosa sufren apoptosis y se exfolian hacia la
luz en el punto medio entre dos glándulas intestinales contiguas.

Lámina Propia
Si bien la lámina propia del intestino grueso contiene los mismos componentes básicos
que el resto del tubo digestivo, demuestra algunas características estructurales
adicionales y un mayor desarrollo de algunas otras, a saber:

• Meseta colágena, que es una gruesa capa de colágeno y proteoglucanos que se ubica
entre la lámina basal del epitelio y la de los capilares venosos absortivos fenestrados.
Esta capa tiene alrededor de 5 &m de espesor en el colon humano normal y puede ser
hasta tres veces más gruesa en los pólipos colónicos hiperplásicos. La meseta colágena
participa en la regulación del transporte de agua y electrolitos
desde el compartimento intercelular del epitelio hacia el compartimento vascular.

Vaina fi broblástica pericríptica, que constituye una población de fibroblastos bien


desarrollada cuyas células se replican con regularidad. Los fibroblastos se dividen justo
debajo de la base de la glándula intestinal, junto a los células madre del epitelio (tanto
en el intestino delgado como en el intestino grueso). Los fibroblastos pueden
diferenciarse y migrar hacia arriba en forma paralela y sincrónica con las células
epiteliales. Aunque el destino final del fibroblasto pericríptico es desconocido, la mayoría
de estas células, después de alcanzar el nivel de la superficie luminal, adoptan las
características morfológicas e histoquímicas
de los macrófagos. Algunos datos indican que los macrófagos del centro de la lámina
propia del intestino
grueso se originarían como una diferenciación terminal de los fibroblastos pericrípticos.

• GALT, que es continuo con el íleon terminal. En el intestino grueso, el GALT está más
desarrollado; nódulos linfáticos grandes distorsionan el espaciado regular de las
glándulas intestinales y se extienden hacia la submucosa. Es probable que el desarrollo
extenso del sistema inmunitario en el colon sea un refl ejo de la cantidad y variedad de
microorganismos y productos fi nales del metabolismo nocivos que hay en la luz colónica
normal.

• Vasos linfáticos. En general, no hay vasos linfáticos en el centro de la lámina propia


entre las glándulas intestinales y ninguno se extiende hacia la superfi cie luminal del
intestino grueso. Sólo en fecha reciente y mediante el uso de nuevos marcadores muy
selectivos para el epitelio linfático, los investigadores han encontrado vasos linfáticos de
pequeño calibre ocasionales a la altura de las bases de las glándulas intestinales. Estos
vasos drenan hacia la red linfática de la muscular de la mucosa. El siguiente paso en el
drenaje linfático ocurre en los plexos linfáticos de la submucosa y la muscular externa
antes de que la linfa abandone la pared del intestino grueso y drene en los nódulos
linfáticos regionales.
HISTOLOGÍA DEL HÍGADO

GENERALIDADES
El hígado es la masa de tejido glandular
más grande del organismo y el órgano
interno más voluminoso; tiene un peso
aproximado 1500 g que corresponde más o
menos al 2,5% del peso corporal de un
adulto. Se localiza en el cuadrante superior
derecho y en parte del cuadrante superior
izquierdo de la cavidad abdominal,
protegido por la parrilla costal. El hígado
está encerrado en una cápsula de tejido
conjuntivo fibroso (cápsula de Glisson); una
cubierta serosa (peritoneo visceral) que
rodea la cápsula, excepto donde el hígado
se adhiere directamente al diafragma o a
los otros órganos. El hígado está
anatómicamente dividido por surcos
profundos en dos grandes lobulillos (los
lobulillos derecho e izquierdo) y dos
lobulillos pequeños (el lobulillo cuadrado y
el lobulillo caudado; fig. 18-1). Esta división
anatómica sólo tiene importancia
topográfica porque relaciona los lobulillos
hepáticos con otros órganos abdominales.
La división en segmentos funcionales o
quirúrgicos que corresponden a la irrigación
sanguínea y al drenaje biliar tiene una
importancia clínica mayor.

El hígado realiza muchas funciones, lo que


justifica su compleja estructura
Todas las funciones bioquímicas del hígado
son llevadas a cabo por las células
parenquimatosas epiteliales hepáticas, el
hepatocito, y depende de complejas
interrelaciones entre:
•La vascularización (ramas de la arteria hepática y la vena porta, sinusoides y venas
centrales)
•Los hepatocitos
•Los sistemas de drenaje biliar (canalículos y conductos biliares intrahepáticos)
síntesis y secreción de la bilis.

El hígado produce la bilis, una secreción alcalina que contiene agua, iones, fosfolípidos,
pigmentos biliares (sobre todo glucurónico de bilirrubina) y ácidos biliares (glucocolico y
taurocolico).

En el embrión, el hígado se desarrolla como una evaginación endodérmica desde la


pared del intestino anterior (específicamente, a la altura de la porción que se convertirá
en el duodeno) para formar el divertículo hepático. El divertículo prolifera y da origen a
los hepatocitos, que se organizan en cordones celulares (hepatocitos) para formar el
parénquima hepático. El pedículo original del divertículo hepático se convierte en el
colédoco (conducto biliar común). Un brote de este conducto forma el divertículo cístico
que da origen a la vesícula biliar y al conducto cístico.

Fisiología hepática
Muchas proteínas plasmáticas en circulación son producidas y secretadas por el
hígado. El hígado desempeña un papel importante en la captación, almacenamiento y
distribución de sustancias nutritivas y vitaminas que circulan el torrente sanguíneo.
También mantiene la concentración sanguínea de glucosa y regula las concentraciones
circulantes de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).

El hígado produce la mayor parte de las proteínas plasmáticas que circulan en el


organismo. Las proteínas plasmáticas circulantes producidas por el hígado
comprenden:
• Albúminas, que participan en la regulación del volumen plasmático y del equilibrio
líquido de los tejidos mediante el mantenimiento de la presión coloidosmótica del
plasma.
• Lipoproteínas, en particular, VLDL. El hígado sintetiza la mayor parte de las VLDL,
que participan en el transporte de triglicéridos desde el hígado hacia otros órganos. El
hígado también produce pequeñas cantidades de otras lipoproteínas plasmáticas,
como las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y las lipoproteínas de alta densidad
(HDL). Las LDL transportan ésteres de colesterol desde el hígado hacia otros tejidos.
Las HDL extraen el colesterol desde los tejidos periféricos y lo transportan hacia el
hígado (v. cuadro 18-1).
• Glucoproteínas, que incluyen proteinas que participan en el transporte de hierro
como la haptoglobina, la transferrina y la hemopexina.
• Protrombina y fibrinógeno, componentes importantes de la cascada de coagulación
de la sangre.
• Globulinas no inmunitarias y , que también ayudan a mantener la presión
coloidosmótica y sirven como proteínas transportadoras para varias sustancias (v.
cap.10). El hígado almacena y convierte varias vitaminas y hierro. Varias vitaminas se
captan desde la sangre y después se almacenan o se modifican bioquímicamente por
el hígado. Estas vitaminas comprenden:
• Vitamina A (retinol), es importante para la visión. La vitamina A es el precursor del
retinal, que es necesario para la síntesis de rodopsina en la retina del ojo. El hígado
desempeña un papel importante en la captación, el almacenamiento y el mantenimiento
de concentraciones circulantes adecuadas de vitamina A. Cuando la concentración
sanguínea de vitamina A disminuye, el hígado moviliza sus depósitos en las células
hepáticas estrelladas. Entonces la vitamina A se libera hacia la circulación en la forma
de retinol unido a la proteína fijadora de retinol (RBP). El hígado también sintetiza RBP;
la síntesis de RBP es regulada por la concentración plasmática de vitamina A. La
ceguera nocturna y múltiples trastornos de la piel están relacionados con la
insuficiencia de vitamina A.
• Vitamina D (colecalciferol), es importante en el metabolismo del calcio y del fosfato.
La vitamina D se adquiere de la vitamina dietética D3 y también se produce en la piel
durante la exposición a la luz ultravioleta por la conversión de 7-dehidrocolesterol. A
diferencia de la vitamina A, la vitamina D no se almacena en el hígado sino que se
distribuye en el músculo esquelético y en el tejido adiposo. El hígado desempeña un
importante papel en el metabolismo de la vitamina D al convertir la vitamina D3 en 25-
hidroxicolecalciferol, la forma predominante de vitamina D en la circulación. En los
riñones tiene lugar la conversión adicional de la vitamina D3 en 1,25-
hidroxicolecalciferol (calcitriol), que es 10 veces más activo que la vitamina D3. La
vitamina D es indispensable para el desarrollo y el crecimiento del esqueleto y de los
dientes. La insuficiencia de vitamina D se asocia con el raquitismo y los trastornos de la
mineralización ósea.
• Vitamina K, es importante para la síntesis hepática de la protrombina y varios otros
factores de coagulación.

El hígado degrada fármacos y toxinas.


Los hepatocitos están involucrados en la degradación de fármacos, toxinas y otras
proteínas extrañas al organismo (xenobióticos). Muchos fármacos y toxinas no son
hidrófilos y, por lo tanto, los riñones no pueden eliminarlos con eficacia de la
circulación. El hígado convierte estas sustancias en formas más hidrosolubles. Este
proceso es realizado por los hepatocitos en dos fases:
• Fase I (oxidación) comprende la hidroxilación (adición de un grupo OH) y la
carboxilación (adición de un grupo COOH) en un compuesto extraño. Esta fase ocurre
en el retículo endoplásmico liso (REL) y las mitocondrias del hepatocito. El mecanismo
incluye una serie de reacciones bioquímicas con proteínas que en conjunto se
denominan citocromo P450.
• Fase II (conjugación) comprende la conjugación (asociación) de la sustancia extraña
con ácido glucurónico, glicina o taurina. Este proceso torna el producto de la fase Iaún
más hidrosoluble, de modo que pueda ser eliminado con mayor facilidad por los
riñones.

El hígado participa en muchos otros mecanismos metabólicos importantes.


El hígado es importante en el metabolismo de los hidratos de carbono porque mantiene
un suministro adecuado de sustancias nutritivas para los procesos celulares. En el
metabolismo de glucosa, el hígado fosforila la glucosa absorbida desde el tubo
digestivo a glucosa-6-fosfato. Según las necesidades energéticas, la glucosa-6-fosfato
se almacena en el hígado en la forma de glucógeno o se utiliza en mecanismos
glucolíticos. Durante el ayuno, el glucógeno se degrada por el proceso de
glucogenólisis y la glucosa se libera en la sangre.

Además, el hígado participa en el metabolismo lipídico.


Los ácidos grasos provenientes del plasma son consumidos por los hepatocitos en la
–oxidación para proveer energía. El hígado también produce cuerpos cetónicos que
son utilizados como combustible por otros órganos (el hígado no puede usarlos como
fuente de energía). La participación en el metabolismo del colesterol (síntesis y
captación desde la sangre) también es una función importante del hígado. El colesterol
se utiliza en la formación de sales biliares, en la síntesis de VLDL y en la biosíntesis de
orgánulos.

El hígado sintetiza la mayor parte de la urea que se produce en el organismo a partir de


iones de amoníaco derivados de la degradación de proteínas y ácidos nucleicos. Por
último, el hígado participa en la síntesis y la conversión de aminoácidos no esenciales.
La producción de bilis es una función exocrina del hígado. El hígado está involucrado
en numerosas conversiones metabólicas en las que participan sustratos transportados
por la sangre desde el tubo digestivo, el páncreas y el bazo. Algunos de estos
productos intervienen en la producción de la bilis, una secreción exocrina del hígado.
La bilis contiene productos de desecho y degradados que se devuelven al intestino
para su eliminación, así como sustancias que se unen a metabolitos en el intestino para
colaborar con su absorción (tabla 18-1). La bilis es transportada desde el parénquima
del hígado a través de los conductos biliares que se fusionan para formar el conducto
hepático. Entonces, el conducto cístico transporta la bilis hacia la vesícula biliar, donde
se concentra. La bilis regresa por el conducto cístico hacia el colédoco, que la lleva
hasta el duodeno junto con la que proviene directamente del hígado (v. fig. 18-14). Las
funciones de tipo endocrino del hígado están representadas por su capacidad para
modificar la estructura y la función de muchas hormonas. El hígado modifica la acción
de las hormonas liberadas por otros órganos.

Las acciones de tipo endocrino del hígado comprenden las modificaciones de los
siguientes compuestos:
• Vitamina D, que es convertida por el hígado en 25-hidroxicolecalciferol, la forma
predominante de vitamina D circulante (pág. 678)
• Tiroxina, una hormona secretada por la glándula tiroides como tetrayodotironina (T4),
que en el hígado se convierte a su forma biológicamente activa, la triyodotironina (T3),
por desyodación
• Hormona del crecimiento (GH), una hormona secretada por la hipófisis. La acción
de la GH es estimulada por el factor de crecimiento símil insulina 1 (IGF-1) producido
por el hígado e inhibida por la somatostatina, que es secretada por las células
enteroendocrinas del tubo digestivo
• Insulina y glucagón, ambas son hormonas pancreáticas. Estas hormonas se
degradan en muchos órganos, pero el hígado y los riñones son los sitios más
importantes para su degradación.

Irrigación hepática
Para apreciar las múltiples funciones del hígado que se acaban de mencionar, primero
se debe entender su irrigación singular y el modo en que la sangre se distribuye a los
hepatocitos. El hígado presenta un doble suministro sanguíneo compuesto por una
irrigación venosa (portal) a través de la vena porta hepática y una irrigación arterial a
través de la arteria hepática. Ambos vasos ingresan en el hígado por el hilio o porta
hepatis, el mismo sitio por el que salen el conducto biliar común que transporta la bilis
secretada por el hígado y los vasos linfáticos. Por lo tanto, la bilis fluye en dirección
opuesta a la de la sangre. El hígado recibe la sangre que primero irrigó los intestinos, el
páncreas y el bazo. El hígado es único entre los órganos ya que recibe su irrigación
principal (alrededor del 75%) de la vena porta hepática, que transporta sangre venosa
con poca concentración de oxígeno. La sangre que llega al hígado con la vena porta
hepática proviene del tubo digestivo y de los principales órganos abdominales, como el
páncreas y el bazo. La sangre portal que entra en el hígado contiene:

• Sustancias nutritivas y materiales tóxicos absorbidos en el intestino.


• Eritrocitos y productos de degradación de los eritrocitos del bazo.
• Secreciones endocrinas del páncreas y de las células enteroendocrinas del tubo
digestivo.
De ese modo, el hígado se interpone directamente en el trayecto de los vasos
sanguíneos que transportan las sustancias absorbidas en el tubo digestivo.
De ese modo, el hígado se interpone directamente en el trayecto de los vasos
sanguíneos que transportan las sustancias absorbidas en el tubo digestivo. Si bien el
hígado es el primer órgano en recibir sustratos metabólicos y sustancias nutritivas,
también es el primero que se expone a los compuestos tóxicos que se han absorbido.
La arteria hepática, que es una rama del tronco celíaco, transporta sangre oxigenada al
hígado y provee el 25 % restante de su irrigación. Dado que la sangre de las dos
fuentes se mezcla justo antes de irrigar los hepatocitos del parénquima hepático, éstos
nunca quedan expuestos a una sangre totalmente oxigenada. Dentro del hígado, las
ramas de distribución de la vena porta y de la arteria hepática, que llevan sangre a los
capilares sinusoidales (sinusoides) que irrigan los hepatocitos, y las ramas de drenaje
de la vía biliar, que desembocan en el conducto hepático común, transcurren juntas en
una relación que recibe el nombre de tríada portal. Si bien es un término conveniente,
no es una denominación correcta ya que siempre hay uno o más vasos del sistema de
drenaje linfático del hígado que transcurren con la vena, la arteria y el conducto biliar (f
g. 18-2). Los sinusoides están en contacto estrecho con los hepatocitos y colaboran
con el intercambio de sustancias entre la sangre y las células hepáticas. Estos
sinusoides desembocan en la vénula hepática terminal (vena central) que a su vez
drena en las venas sublobulillares. La sangre abandona el hígado a través de las venas
hepáticas, que desembocan en la vena cava inferior.
ESTRUCTURA
Como ya se mencionó, los componentes estructurales del hígado comprenden:
• Parénquima, que consiste en cordones de hepatocitos bien organizadas, que en el
adulto normalmente tienen una sola célula de espesor y están separadas por capilares
sinusoidales. En los niños de hasta 6 años de edad, los hepatocitos se distribuyen en
cordones de dos células de espesor.
• Estroma de tejido conjuntivo que se continúa con la cápsula fibrosa de Glisson. Los
vasos sanguíneos, nervios, vasos linfáticos y conductos biliares transcurren dentro del
estroma de tejido conjuntivo.
• Capilares sinusoidales (sinusoides), conforman el conducto vascular entre los
cordones de hepatocitos.
• Espacios perisinusoidales (espacios de Disse), que se encuentran entre el endotelio
sinusoidal y los hepatocitos.

Con esta información como base, ahora se pueden considerar varios formas de
describir la organización de estos elementos estructurales para entender las funciones
principales del hígado.

Lobulillos hepáticos
Existen tres maneras de describir la estructura del hígado en términos de una unidad
funcional: el lobulillo clásico, el lobulillo portal y el ácino hepático.

El lobulillo clásico es la manera tradicional de describir la organización del parénquima


hepático y es relativamente fácil de visualizar.
Se fundamenta en la distribución de las ramas
de la vena porta y la arteria hepática dentro del
órgano y en el trayecto que sigue la sangre
proveniente de estos vasos para irrigar
finalmente los hepatocitos.
El lobulillo hepático clásico es una masa de
tejido más o menos hexagonal. El lobulillo
clásico (fig. 18-3 y lámina 65, pág. 708) está
compuesto por pilas de cordones
anastomosadas de hepatocitos, de una sola
célula de espesor, separadas por el sistema
interconectado de sinusoides que irriga las
células con una mezcla de sangre portal
(venosa) y arterial.
Cada lobulillo mide alrededor de 2mm 0,7mm. En el centro del lobulillo se encuentra
una vénula relativamente grande, la vénula hepática terminal (vena central), en la cual
desembocan los sinusoides. Los cordones de hepatocitos adoptan una disposición
radial desde la vena central hacia la periferia del lobulillo, como lo hacen los sinusoides.

En los ángulos del hexágono se encuentran las áreas portales (conductos portales),
que consisten en tejido conjuntivo laxo del estroma caracterizado por la presencia de
las tríadas portales. Este tejido conjuntivo finalmente se continúa con la cápsula fibrosa
que rodea el hígado. El espacio portal está bordeado por los hepatocitos más
periféricos del lobulillo. En los bordes del espacio portal, entre el tejido conjuntivo del
estroma y los hepatocitos, existe un pequeño espacio denominado espacio periportal
(espacio de Mall). Se cree que este espacio es uno de los sitios donde se origina la
linfa en el hígado.

En algunas especies (p. ej., el cerdo; fig. 18-4a), el lobulillo clásico se identifica con
facilidad porque los espacios portales están conectados entre sí por capas bastante
gruesas de tejido conjuntivo. En cambio en los seres humanos, lo normales que haya
muy poco tejido conjuntivo interlobulillar y, cuando se examinan cortes histológicos
hepáticos, es necesario trazar líneas imaginarias entre los espacios portales que
rodean a una vena central para tener alguna idea del tamaño del lobulillo clásico (fig.
18-4b).

El lobulillo portal enfatiza las funciones exocrinas del hígado.


La función exocrina principal del hígado es la secreción de bilis. Por lo tanto, el eje
morfológico del lobulillo portal es el conducto biliar interlobulillar de la tríada portal del
lobulillo clásico. Sus bordes externos son líneas imaginarias trazadas entre las tres
venas centrales que se encuentran más cercanas a la tríada portal (fig. 18-5a). Estas
líneas definen un bloque de tejido más o menos triangular que incluye esas porciones
de los tres lobulillos clásicos que secretan la bilis que drena en su conducto biliar axial.
Este concepto permite una descripción de la estructura del parénquima hepático
comparable a la de otras glándulas exocrinas.

El ácino hepático es la unidad estructural que proporciona la mejor correlación


entre la perfusión sanguínea, la actividad metabólica y la patología hepática.

El ácino hepático tiene forma romboidal y es la unidad funcional más pequeña del
parénquima hepático. El eje menor del ácino está definido por las ramas terminales de
la tríada portal que siguen el límite entre dos lobulillos clásicos. El eje mayor del ácino
es una línea trazada entre las dos venas centrales más cercanas al eje menor
Por lo tanto, en una vista bidimensional (fig. 18-5b), el ácino hepático ocupa parte de
los lobulillos clásicos contiguos. Este concepto permite una descripción de la función
secretora exocrina del hígado comparable con la del lobulillo portal. Los hepatocitos en
cada ácino hepático se describen dispuestos en tres zonas elípticas concéntricas que
rodean el eje menor (v. fig. 18-5b).

• Zona 1 es la más cercana al eje menor y a la irrigación proveniente de las ramas


penetrantes de la vena porta y de la arteria hepática. Esta zona corresponde a la
periferia de los lobulillos clásicos.

• Zona 3 es la más lejana al eje menor y la más cercana a la vena hepática terminal
(vena central). Esta zona corresponde al centro del lobulillo clásico que rodea la vena
hepática terminal.

• Zona 2 se encuentra entre las zonas 1 y 3 pero no presenta límites nítidos. La división
en zonas es importante en la descripción e interpretación de patrones de degeneración,
regeneración y efectos tóxicos específicos del parénquima hepático en relación con el
grado o la calidad de la perfusión vascular de los hepatocitos.

Como resultado del flujo sanguíneo sinusoidal, el gradiente de oxígeno, la actividad


metabólica de los hepatocitos y la distribución de enzimas hepáticas varían a lo largo
de las tres zonas. La distribución de las lesiones hepáticas por isquemia y exposición a
sustancias tóxicas puede explicarse con el uso de esta interpretación en zonas.

Las células en la zona 1 son las primeras en recibir oxígeno, nutrimentos y toxinas
desde la sangre sinusoidal y las primeras en mostrar cambios morfológicos después de
la oclusión del conducto biliar (estasis biliar). Estas células también son las últimas en
morir si la circulación se ve afectada y las primeras en regenerarse. En cambio, las
células en la zona 3 son las primeras en sufrir necrosis isquémica (necrosis
centrolobulillar) en situaciones de perfusión reducida y las primeras en acumular
lípidos. Estas células son las ultimas en responder a las sustancias tóxicas y a la
estasis biliar. Entre las zonas 1 y 3 también se observan las variaciones normales de la
actividad enzimáticas, la cantidad y las dimensiones de los orgánulos citoplasmáticos y
el tamaño de los depósitos celulares de glucógeno. Las células de la zona 2 presentan
características morfológicas y funcionales y respuestas intermedias entre las de las
células de las zonas 1 y 3. Vasos sanguíneos del parénquima Los vasos sanguíneos
que ocupan los espacios portales se denominan vasos interlobulillares.

Sólo los vasos interlobulillares que forman las tríadas portales más pequeñas envían
sangre hacia los sinusoides. Los vasos interlobulillares mayores se ramifican en los
vasos de distribución que se ubican en la periferia del lobulillo. Estos vasos de
distribución emiten vasos de entrada hacia los sinusoides (fig. 18-6). En los sinusoides,
la sangre fluye en forma centrípeta hacia la vena central. La vena central transcurre a lo
largo del eje central del lobulillo hepático clásico, aumenta su calibre a medida que
avanza a través del lobulillo y desemboca en una vena sublobulillar. Varias venas
sublobulillares convergen para formar las venas hepáticas más grandes que
desembocan en la vena cava inferior.

La estructura de la vena porta y sus ramas dentro del hígado es la típica de las venas
en general. La luz de esta vena es mucho más grande que la de la arteria asociada con
ella. La estructura de la arteria hepática es igual a la de otras arterias (es decir, tiene
una pared muscular gruesa). Además de suministrar sangre arterial directamente a los
sinusoides, la arteria hepática suministra sangre oxigenada al tejido conjuntivo y otras
estructuras en los espacios portales más grandes.

Los capilares en estos espacios portales más grandes devuelven la sangre a las venas
interlobulillares antes de que las mismas se vacíen en el sinusoide. La vena central
(vena centrolobulillar) es un vaso de paredes delgadas que recibe sangre desde los
sinusoides hepáticos. Su revestimiento endotelial está rodeado por pequeñas
cantidades de fibras de tejido conjuntivo dispuestas en espiral.

La vena central, llamada así debido a su posición central en el lobulillo clásico, es en


realidad la vénula terminal del sistema de venas hepáticas y, por lo tanto, es más
apropiado llamarla vénula hepática terminal. La vena sublobulillar, que es el vaso que
recibe sangre desde las vénulas hepáticas terminales, posee una capa bien definida de
fibras de tejido conjuntivo, tanto colágenas como elásticas, justo por fuera del endotelio.

Las venas sublobulillares, así como las venas hepáticas en las que desembocan,
transcurren solas. Dado que son vasos solitarios, se pueden distinguir con facilidad en
los cortes histológicos de las ramas de la vena porta que son miembros de la tríada. En
las venas hepáticas no hay válvulas.

Los sinusoides hepáticos están revestidos con un endotelio discontinuo delgado.

El endotelio sinusoidal discontinuo presenta una lámina basal discontinua que falta en
muchos sitios. La discontinuidad del endotelio es obvia por dos razones:
• Hay fenestraciones grandes, sin diafragma en las células endoteliales.
• Hay brechas amplias entre las células endoteliales contiguas.
Los sinusoides hepáticos dif eren de otros sinusoides porque un segundo tipo celular, el
llamado macrófago sinusoidal estrellado o célula de Kupffer (f g. 18-7 y lámina 66, pág.
710), es un componente habitual del revestimiento del vaso.

Las células de Kupff er pertenecen al sistema fagocítico mononuclear.

Al igual que otros miembros del sistema fagocítico mononuclear, las células de Kupffer
derivan de los monocitos. La microscopia electrónica de barrido (MEB) y la microscopia
electrónica de transmisión (MET) muestran con claridad que las células de Kupf er
forman parte del revestimiento del sinusoide. Antes se consideraban como
revestimiento de la superf cie luminal de las células endoteliales. Es probable que esta
concepción histológica antigua tuviera su origen en el hecho de que las evaginaciones
de las células de Kupf er a veces se superponen con las evaginaciones endoteliales en
el lado luminal del vaso. Las células de Kupf er no están unidas a las células
endoteliales vecinas. Las evaginaciones de las células de Kupf er con frecuencia
parece que atraviesan la luz sinusoidal e incluso pueden hasta ocluirla parcialmente. La
presencia de fragmentos de eritrocitos y de hierro en la forma de ferritina en el
citoplasma de las células de Kupf er indica que participarían en la degradación final de
algunos eritrocitos dañados o envejecidos que llegan al hígado desde el bazo. Parte del
hierro ferritínico puede convertirse en gránulos de hemosiderina y almacenarse en
estas células. Esta función aumenta mucho después de una esplenectomía y entonces
se torna esencial para la eliminación de los eritrocitos desgastados.

Espacio perisinusoidal (Espacio de Disse)


El espacio perisinusoidal es el sito de intercambio de materiales entre la sangre y
los hepatocitos.

El espacio perisinusoidal (espacio de Disse) se encuentra entre las superf cies basales
de los hepatocitos y las superf cies basales de las células endoteliales y de las células
de Kupf er que tapizan los sinusoides. Desde la superf cie basal de los hepatocitos, se
proyectan pequeñas microvellosidades irregulares hacia este espacio (f g. 18-8).

Las microvellosidades incrementan hasta seis veces la extensión de la superf cie


disponible para el intercambio de sustancias entre los hepatocitos y el plasma. Debido
a las grandes brechas en la capa endotelial y a la falta de una lámina basal continua,
no existe una barrera importante entre la sangre plasmática en el sinusoide y la
membrana plasmática de los hepatocitos. Las proteínas y las lipoproteínas sintetizadas
por el hepatocito, se transf eren a la sangre a través del espacio perisinusoidal; todas
las secreciones hepáticas siguen este mecanismo, excepto la bilis.
En el hígado fetal, el espacio entre los vasos sanguíneos y los hepatocitos contiene
islotes de células hematopoyéticas. En los casos de anemia crónica en el adulto,
pueden reaparecer células hematopoyéticas en el espacio perisinusoidal. Las células
hepáticas estrelladas (células de Ito) almacenan vitamina A; sin embargo, en algunas
patologías, se diferencian en miofi broblastos y sintetizan colágeno. El otro tipo celular
encontrado en el espacio perisinusoidal es la célula estrellada hepática (comúnmente
llamada célula de Ito). Estas células de origen mesenquimatoso son el sitio principal de
depósito de la vitamina A hepática en la forma de ésteres retinílicos dentro de las
inclusiones lipídicas citoplasmáticas (v. f g. 18-7). La vitamina A se libera de la célula
estrellada hepática como retinol (la forma alcohólica) unido a la proteína fi jadora de
retinol (RBP). Después se transporta desde el hígado hasta la retina, donde su
estereoisómero 11-cisretinal se une a la proteína opsina para formar rodopsina, el
pigmento visual de los bastones y conos de la retina. Durante muchos años, los aceites
de hígado de pescado (p. ej., aceite de hígado de bacalao) fueron importantes fuentes
alimenticias de vitamina A, tanto desde el punto de vista médico como económico.

Correlación clínica
En algunas patologías hepáticas, como la infl amación crónica o la cirrosis, las células
estrelladas hepáticas pierden su capacidad de almacenar vitamina A y lípidos y se
diferencian en células con las características de miofibroblastos. Estas células parecen
desempeñar un papel importante en la fi brogénesis hepática; sintetizan y depositan
colágeno tipo I y tipo III dentro del espacio perisinusoidal, con lo que aparece la f brosis
hepática. Este colágeno es continuo con el tejido conjuntivo del espacio portal y con el
tejido conjuntivo que rodea la vena central. Un incremento de la cantidad de estroma f
broso perisinusoidal es un signo temprano de respuesta hepática a las sustancias
tóxicas. El citoplasma de las células estrelladas hepáticas contiene elementos
contráctiles, como la desmina y los f lamentos de actina a de músculo liso. Durante la
contracción celular, aumenta la resistencia vascular en los sinusoides por la reducción
luminal de estos vasos, lo cual conduce a la hipertensión portal. Además, las células
estrelladas hepáticas intervienen en la remodelación de la matriz extracelular durante la
restauración de una lesión hepática.

Vía linfática
La linfa hepática se origina en el espacio perisinusoidal.
El plasma que persiste en el espacio perisinusoidal drena en el tejido conjuntivo
periportal, donde se describe un intersticio pequeño, el espacio periportal (espacio de
Mall) (f g. 18-9) entre el estroma del espacio portal y los hepatocitos más periféricos.
Desde este sitio de recolección, el líquido entra entonces en los capilares linfáticos que
transcurren con los otros componentes de la tríada portal. La linfa avanza por los vasos
de mayor calibre, en la misma dirección que la bilis (es decir, desde los hepatocitos
hacia los espacios portales y finalmente hacia el hilio hepático). Alrededor del 80% de
la linfa hepática sigue esta vía y desemboca en el conducto torácico, donde forma la
porción principal del conducto linfático torácico.

Hepatocitos
Los hepatocitos forman los cordones celulares anastomosados del lobulillo
hepático.

Los hepatocitos son células poligonales, grandes que miden entre 20 μm y 30 μm


(micras) en cada dimensión. Constituyen alrededor del 80% de la población celular del
hígado. El núcleo de los hepatocitos es grande y esferoidal y ocupa el centro de la
célula. Muchas células en el hígado del adulto son binucleadas; la mayor parte de los
hepatocitos del adulto son tetraploides (es decir, contienen el doble [4d] de la cantidad
de ADN normal). La heterocromatina aparece en grumos dispersos en el nucleoplasma
y como una banda bien def nida bajo la envoltura nuclear. En cada núcleo hay dos o
más nucléolos bien desarrollados.

Los hepatocitos son las células asociadas con el sistema digestivo que viven un
bastante prolongado; su vida media es de alrededor de 5 meses. Además, los
hepatocitos tienen una capacidad de regeneración considerable cuando la sustancia
hepática se pierde por procesos tóxicos, enfermedades o cirugía.

El citoplasma hepatocítico en general es acidófilo. Los componentes citoplasmáticos


específicos pueden identificarse por técnicas comunes y especiales de tinción; estos
componentes comprenden:
• Las regiones basófilas, que corresponden al retículo endoplásmico rugoso (RER) y a
ribosomas libres.
• Las mitocondrias abundantes; con colorantes vitales o con histoquímica enzimática se
pueden detectar entre 800 y 1000 mitocondrias por célula.
• Los múltiples complejos de Golgi pequeños en cada célula, que se ven con tinciones
especificas.
• La gran cantidad de peroxisomas, que se detectan con técnicas inmunocitoquímicas.
• Los depósitos de glucógeno que se tiñen con la técnica de Pas (ácido peryódico-
reactivo de Schiff). No obstante, en un corte teñido con hematoxilina y eosina (H&E) de
muestras bien conservadas, el glucógeno también se ve como espacios irregulares,
que suelen impartirle un aspecto vacuolado fino al citoplasma.
• Las inclusiones lipídicas de diversos tamaños que se observan después de una
fijación apropiada y de la tinción con azul de toluidina o Sudanes (lámina 66, pág. 710).
En los preparados histológicos de rutina, a veces se ven espacios redondeados que
corresponden a los sitios donde estaban las inclusiones lipídicas antes de disolverse
durante la técnica empleada. La cantidad de inclusiones lipídicas se incrementa
después de la inyección o ingestión de ciertas hepatotoxinas, entre las que se
encuentra el etanol.
• El pigmento lipofuscina dentro de los lisosomas, que se observa en los cortes tenidos
con H&E en cantidades variables. Con la técnica de PAS, también se puede visualizar
como gránulos pardos bien delineados.

Como ya se mencionó, el hepatocito es poliédrico; por conveniencia, se describe con


seis superficies, aunque podrían ser más. En la figura 18-10 se muestra un esquema
del corte transversal de un hepatocito cuboide. Dos de sus superf cies enfrentan el
espacio perisinusoidal. La membrana plasmática de otras dos superficies está
enfrentada a un hepatocito vecino y a un canalículo biliar. Si asumimos que la célula es
cuboide, las dos superf cies restantes, que no aparecen en el diagrama, también darían
a hepatocitos contiguos y a canalículos biliares. Las superficies enfrentadas al espacio
perisinusoidal son el equivalente de la superficie basal de otras células epiteliales; las
superficies que dan a hepatocitos vecinos y canalículos biliares equivalen a las superf
cies lateral y apical, respectivamente, de otras células epiteliales.

Los peroxisomas son abundantes en los hepatocitos.


Los hepatocitos pueden presentar entre 200 y 300 peroxisomas por célula. Son
relativamente grandes y su diámetro varía de 0,2 μm a 1,0 μm (f g. 18-11a). Los
peroxisomas son un sitio importante de consumo de oxígeno y de esta manera
desempeñan una función similar a la de las mitocondrias. Contienen una gran cantidad
de oxidasa que genera peróxido de hidrógeno, H2O2. La enzima catalasa, que también
se localiza dentro de los peroxisomas, degrada el peróxido de hidrógeno a oxígeno y
agua. Estos tipos de reacciones intervienen en muchos procesos de desintoxicación
que se producen en el hígado (p. ej. la desintoxicación del alcohol). En efecto, cerca de
la mitad del etanol que se ingiere es convertido en acetaldehído por la acción de
enzimas contenidas en los peroxisomas hepáticos. En los seres humanos, los
peroxisomas también contienen catalasa y D-aminoácido oxidasa, así como alcohol
deshidrogenasa. Además, los peroxisomas también participan en la degradación de
ácidos grasos (%-oxidación), así como en la glucogénesis y en el metabolismo de las
purinas.

El REL puede ser extenso en los hepatocitos.


En los hepatocitos, el REL en puede ser extenso pero varía según la actividad
metabólica (f g. 18-11b). El REL contiene enzimas que intervienen en la degradación y
la conjugación de toxinas y fármacos, así como enzimas que se encargan de la síntesis
del colesterol y del componente lipídico de las lipoproteínas. En situaciones en las que
un hepatocito se sobrecarga de fármacos, toxinas o estimulantes metabólicos, el REL
puede convertirse en el orgánulo predominante en la célula. Además de estimular la
actividad del REL, ciertos fármacos y hormonas inducen la síntesis de nuevas
membranas de REL y de sus enzimas asociadas. El REL sufre hipertrof a después de
la administración de alcohol, fármacos (p. ej., fenobarbital, esteroides anabólicos y
progesterona) y ciertos agentes quimioterapéuticos utilizados para tratar el cáncer. La
estimulación del REL por el etanol aumenta su capacidad para desintoxicar otros
fármacos, ciertos carcinógenos y algunos pesticidas. Por otro lado, el metabolismo que
ocurre en el REL, en realidad puede acrecentar los efectos lesivos sobre el hepatocito
que ejercen algunos compuestos tóxicos, como el tetracloruro carbónico (CCl4) y el
3,4-benzopireno.

El gran aparato de Golgi de los hepatocitos puede contener hasta 50 unidades


(dictiosomas) de Golgi.
La exploración de los hepatocitos con el MET permite observar que el aparato de Golgi
es mucho más complejo que los que se ven en los cortes histológicos de rutina. Las
tinciones con metales pesados (tinción de Golgi) de cortes hepáticos gruesos provee
indicios de la extensión de la red de Golgi. En los hepatocitos se encuentran hasta 50
dictiosomas de Golgi, cada una compuesto por tres a cinco cisternas muy apiladas,
además de muchas vesículas grandes y pequeñas. Estas “unidades” en realidad son
ramas del aparato de Golgi tortuoso que se observa en los preparados teñidos con
metales pesados. Se cree que los elementos del aparato de Golgi concentrados cerca
del canalículo biliar están asociados con la secreción exocrina de bilis. En cambio, las
cisternas y las vesículas del Golgi cercanas a las superf cies sinusoidales de la célula,
contienen gránulos electrodensos de 25 nm a 80 nm de diámetro que se cree que
corresponden a precursores de VLDL y otras lipoproteínas. En última instancia, estas
sustancias se liberan en la sangre como parte de la función secretora endocrina de los
hepatocitos. En las porciones dilatadas del REL y, a veces, en los extremos distendidos
de las cisternas del RER donde se sintetizan, se observan glóbulos electrodensos
similares.

Los lisosomas concentrados cerca del canalículo biliar corresponden a los


cuerpos densos peribiliares que se ven en los cortes histológicos.

Los lisosomas hepatocíticos son tan heterogéneos que sólo pueden identif icarse con
certeza, incluso con el MET, por medios histoquímicos. Además de las enzimas
lisosómicas normales, con el MET se identifican otros componentes:
• Gránulos de pigmentos (lipofuscina)
• Orgánulos citoplasmáticos con digestión parcial
• Figuras de mielina
Los lisosomas hepatocíticos también pueden ser un sitio de almacenamiento normal de
hierro (en la forma de un complejo de ferritina) y un sitio de acumulación de hierro en
ciertas enfermedades por depósito excesivo. La cantidad de lisosomas se incrementa
en una gran variedad de situaciones patológicas, que oscilan desde la estasis biliar
obstructiva simple hasta la hepatitis por virus y la anemia. Sin embargo, si bien el
espectro de la función hepática normal, en particular el ritmo de secreción biliar, es
bastante amplio, no se producen cambios morfológicos de importancia estadística en el
aparato de Golgi o en los lisosomas del citoplasma peribiliar que concuerden con el
ritmo de la secreción biliar.

Árbol biliar
El árbol biliar es el sistema tridimensional de conductos de diámetro creciente por el
que atraviesa la bilis desde los hepatocitos hacia la vesícula biliar y desde allí hasta el
intestino. En el hígado de un ser humano adulto, existen más de 2 km de conductos y
conductillos biliares interconectados de diferentes tamaños y formas. Estas estructuras
no son sólo conductos pasivos, sino que también son capaces de modif car el f ujo
biliar y cambiar su composición como respuesta a la estimulación hormonal y nerviosa.

El árbol biliar tiene un revestimiento de colangiocitos, que vigilan el flujo biliar y


regulan su contenido.

Los colangiocitos son células epiteliales que forman el revestimiento interno del árbol
biliar. Cuando se examinan con el MET, los colangiocitos se identif can por su
citoplasma con orgánulos escasos, las uniones herméticas que hay entre las células
contiguas y la presencia de una lámina basal completa. La región apical de los
colangiocitos tiene un aspecto semejante a la región apical de los hepatocitos por las
microvellosidades que se proyectan en la luz. Además, cada colangiocito contiene cilios
primarios que detectan los cambios en el flujo biliar que producen alteraciones en su
secreción (f g. 18-12). Los pequeños conductillos biliares tienen un revestimiento de
colangiocitos pequeños, sobre de forma cúbica, pero a medida que el diámetro del
conducto biliar aumenta, los colangiocitos se tornan cada vez más grandes y adquieren
una forma más cilíndrica.

El canalículo biliar es un conducto pequeño formado por surcos yuxtapuestos en


la superficie de los hepatocitos contiguos.

Las ramas más pequeñas del árbol biliar son canalículos biliares hacia los cuales los
hepatocitos secretan la bilis. Los canalículos biliares forman un anillo completo
alrededor de las cuatro caras de los hepatocitos hexaédricos idealizados (f g. 18-13 y
lámina 66, pág. 710). Tienen un diámetro luminal aproximado de 0,5 m y están aislados
del resto del compartimento intercelular por uniones herméticas, que son parte de los
complejos de unión que también comprenden zonulae adherentes y desmosomas. Las
microvellosidades de dos hepatocitos contiguos se extienden hacia la luz canalicular.
En las membranas plasmáticas de los canalículos se detecta adenosina trifosfatasa
(ATPasa) y otras fosfatasas alcalinas, lo cual indica que la secreción biliar hacia este
espacio es un proceso activo. El flujo biliar es centrífugo, es decir, desde la región de la
vénula hepática terminal (vena central) hacia el espacio portal (en sentido opuesto al
flujo sanguíneo). Cerca del espacio portal, pero aún dentro del lobulillo, los canalículos
biliares se transforman en conductos de Hering de trayecto corto.

El conducto de Hering actúa como un reservorio de células progenitoras


hepáticas.

Debido a su ubicación en la interfaz decisiva entre los hepatocitos y los colangiocitos,


se ha postulado que el nicho de citoblastos hepáticos se encuentra en los conductos de
Hering o en sus cercanías. Esta hipótesis fue sustentada por la aparición de
precursores de células hepáticas cerca de los conductos de Hering en algunos
trastornos patológicos caracterizados por un daño extenso a los hepatocitos. Estas
células podrían migrar y diferenciarse en hepatocitos o en células del conducto biliar.
Recientemente, la reconstrucción tridimensional de las reacciones canaliculares en la
necrosis hepática, indica que los colangiocitos pequeños que revisten los conductos de
Hering proliferan profusamente y migran hacia el parénquima hepático. En las técnicas
de tinción inmunocitoquímicas, estas células expresan marcadores duales de antígenos
tanto biliares como hepatocíticos y según parece participan en la reparación del tejido
hepático lesionado por los procesos patológicos crónicos. Por lo tanto, se ha llegado a
la conclusión de que el conducto de Hering está compuesto por citoblastos hepáticos
específ cos o los alberga. Los estudios de laboratorio indican que en el futuro, los
citoblastos hepáticos podrían finalmente ser de utilidad en el tratamiento de las
enfermedades del hígado.

El conductillo biliar corresponde a la parte del árbol biliar que está revestida por
colangiocitos en su totalidad.

La bilis del conducto de Hering continúa su f ujo hacia el conductillo biliar intrahepático
(v. f g. 18-9), el cual está revestido completamente por colangiocitos. El análisis
tridimensional de cortes seriales del hígado teñidos con técnicas inmunocitoquímicas
permite observar que el conducto de Hering suele cruzar el límite del lobulillo y
convertirse en un conductillo biliar en el espacio periportal (de Mall) (v. f g. 18-9). La
diferencia principal entre el conducto de Hering y el conductillo biliar no es su ubicación
dentro del lobulillo sino si la estructura está parcial o completamente revestida por
colangiocitos. Los conductillos biliares intrahepáticos llevan la bilis hacia los conductos
hepáticos. Los conductillos poseen un diámetro aproximado de 1,0 $m a 1,5 $m y
conducen la bilis hacia los conductos biliares interlobulillares que forman parte de la
tríada portal. El diámetro de estos conductos oscila entre 15 $m y 40 $m y los
colangiocitos que los forman son cúbicos cerca de los lobulillos y se tornan cada vez
más cilíndricos a medida que los conductos se acercan al hilio hepático. Las células
cilíndricas presentan microvellosidades bien desarrolladas, como las de los conductos
biliares extrahepáticos y la vesícula biliar. A medida que los conductos biliares
adquieren un tamaño mayor, se rodean en forma progresiva de una cubierta de tejido
conjuntivo denso con fibras elásticas abundantes. Conforme los conductos se
aproximan al hilio, en este tejido conjuntivo aparecen células musculares lisas. . Los
conductos interlobulillares se unen para formar los conductos hepáticos derecho e
izquierdo, los que, a su vez, se unen para formar el conducto hepático común a la
altura del hilio (f g. 18-14). En algunas personas, en el tejido conjuntivo que hay entre el
hígado y la vesícula biliar, cerca del cuello vesicular, se hallan los conductos de
Luschka. Estos conductos se conectan con el conducto cístico y no con la luz de la
vesícula biliar. desde el punto de vista histológico son similares a los conductos biliares
intrahepáticos y podrían ser restos de conductos biliares embrionarios aberrantes.

Los conductos biliares extrahepáticos llevan la bilis hacia la vesícula biliar y el


duodeno.

El conducto hepático común tiene unos 3 cm de longitud y está revestido por células
epiteliales cilíndricas altas que son muy parecidas a las de la vesícula biliar. En este
conducto están representadas todas las capas del tubo digestivo (v. pág. 618), excepto
la muscular de la mucosa. El conducto cístico conecta el conducto hepático común con
la vesícula biliar y transporta bilis desde la vesícula biliar y hacia ella. Cuando el
conducto cístico se une con conducto hepático común, el conducto fusionado se
denomina colédoco o conducto biliar común y se extiende por unos 7 cm hacia la pared
del duodeno para terminar en la ampolla de Vater. Un engrosamiento de la muscular
externa duodenal en la ampolla constituye el esfínter de Oddi, que rodea los orif cios
del conducto biliar común y el conducto pancreático y actúa como válvula para regular
el f ujo biliar y el jugo pancreático hacia el duodeno.

El hígado del ser humano adulto secreta, en promedio, cerca de 1 l de bilis por
día.

La bilis cumple dos funciones principales. Interviene en la absorción de grasa y es


utilizada por el hígado como un vehículo para la excreción de colesterol, bilirrubina,
hierro y cobre. La composición de la bilis y las funciones específ cas de la mayoría de
sus componentes se reseñan en la tabla 18-1. Como se menciona en la tabla, muchos
componentes de la bilis se reciclan a través de la circulación portal.
• Alrededor del 90 % de las sales biliares, un componente de la bilis, se reabsorbe en el
intestino y regresa al hígado con la sangre de la vena porta. Luego, los hepatocitos
reabsorben las sales biliares y vuelven a secretarlas. Los hepatocitos también
sintetizan nuevas sales biliares para reemplazar a las que se pierden.
• El colesterol y el fosfolípido lecitina, así como la mayoría de los electrolitos y el agua
que llegan al intestino con la bilis, también se reabsorben y se reciclan.

El glucurónido de bilirrubina, el producto desintoxicado final de la degradación de la


hemoglobina, no se recicla. Se excreta con las heces, a las que les confiere su color.
Una falla en la absorción de la bilirrubina o la incapacidad de conjugarla o de secretar
glucurónido puede causar ictericia.

El flujo biliar desde el hígado es regulado por mecanismos hormonales y nerviosos. La


velocidad del flujo sanguíneo hacia el hígado y la concentración de sales biliares en la
sangre ejercen efectos reguladores sobre el flujo biliar. El flujo biliar se incrementa
cuando las hormonas como la colecistocinina (CCK), la gastrina y la motilina son
liberadas por las células enteroendocrinas durante la digestión. Las hormonas
esteroides (p. ej., estrógeno durante el embarazo) disminuyen la secreción biliar
hepática. Además, la estimulación parasimpática aumenta el flujo biliar al estimular la
contracción de la vesícula biliar y la relajación del esfínter de Oddi. La bilis que
abandona el hígado a través del conducto hepático común fluye a hacia la vesícula
biliar través del conducto cístico. Después de su estimulación, la vesícula biliar se
contrae en forma constante y envía la bilis hacia el duodeno a través del colédoco.

El hígado posee inervación simpática y parasimpática.

El hígado (y la vesícula biliar) recibe nervios desde las divisiones simpática y


parasimpática del sistema nervioso autónomo. Los nervios ingresan por el hilio y se
ramif can por todo el hígado siguiendo los espacios portales, junto con los miembros de
la tríada portal. Las fi bras simpáticas inervan los vasos sanguíneos y el incremento de
la estimulación de este sistema produce un aumento de la resistencia vascular, una
disminución del volumen sanguíneo hepático y un rápido incremento de las
concentraciones séricas de glucosa (glucemia). Se cree que las fi bras parasimpáticas
inervan los conductos de gran calibre (los que contienen músculo liso en sus paredes)
y quizás también los vasos sanguíneos; su estimulación promueve la captación de
glucosa y su utilización. Cerca del hilio suelen hallarse los somas de las neuronas
parasimpáticas.
VESÍCULA BILIAR
La vesícula biliar un saco distensible con forma de pera que en los seres humanos
contiene un volumen de alrededor de 50 ml de bilis (v. f g. 18-14). Está adherida a la
superf cie visceral del hígado. La vesícula biliar es un derivado secundario del intestino
embrionario, porque se origina como una evaginación del conducto biliar primitivo que
comunica el hígado embrionario con el intestino en desarrollo.

La vesícula biliar concentra y almacena la bilis.


La vesícula biliar es un saco ciego se continúa, desde su región denominada cuello,
con el conducto cístico. A través de este conducto, recibe bilis diluida desde el
conducto hepático. La vesícula biliar puede almacenar la bilis entrante y extraerle cerca
del 90 % del agua que contiene, lo cual produce un incremento de hasta 10 veces en la
concentración de sales biliares, colesterol y bilirrubina. Las hormonas secretadas por
las células enteroendócrinas del intestino delgado, en respuesta a la presencia de
grasa en el duodeno proximal, estimula las contracciones de músculo liso de la
vesícula biliar. Como consecuencia de estas contracciones, la bilis concentrada se
expulsa hacia el colédoco, que la conduce hasta el duodeno.

La mucosa de la vesícula biliar presenta varias características distintivas.

La vesícula biliar vacía o con llenado parcial posee muchos pliegues de la mucosa
profundos (f g. 18-15). La superf cie de la mucosa está compuesta por epitelio cilíndrico
simple (f g. 18-16). Las células epiteliales altas (colangiocitos) exhiben las siguientes
características:
• Numerosas microvellosidades apicales cortas y poco desarrolladas
• Complejos de unión apicales que unen células contiguas y forman una barrera entre
la luz y el compartimento intercelular
• Concentraciones de mitocondrias localizadas en el citoplasma apical y basal
• Pliegues laterales complejos.

Estas células se parecen mucho a las células absortivas del intestino. Ambas células
comparten las características mencionadas, así como la ubicación de la ATPasa
activada por Na"/K" en sus membranas plasmáticas laterales y en las vesículas de
secreción con contenido de glucoproteínas en su citoplasma apical.

La lámina propia de la mucosa está particularmente bien provista de capilares


fenestrados y pequeñas vénulas, pero no posee vasos linfáticos. Esta capa también es
muy celular y contiene una gran cantidad de linfocitos y plasmocitos. Las
características de la lámina propia son semejantes a las del colon, otro órgano
especializado en la absorción de electrolitos y agua. En la lámina propia de la vesícula
biliar humana normal a veces hay glándulas mucosecretoras, en especial cerca del
cuello del órgano, pero son más comunes en las vesículas biliares inflamadas. En estas
glándulas también hay células de aspecto idéntico a las células enteroendocrinas del
intestino.

La pared de la vesícula biliar carece de muscular de la mucosa y de submucosa.

Por fuera de la lamina propia se encuentra una muscular externa que presenta
abundantes fibras colágenas y elásticas entre los haces de células musculares lisas. A
pesar de su origen en un divertículo derivado del intestino anterior, la vesícula biliar no
presenta una muscular de la mucosa o una submucosa. Los haces musculares lisos
están orientados de algún modo aleatorio, a diferencia de la organización en capas el
intestino. La contracción del músculo liso reduce el volumen vesicular, que fuerza la
salida de su contenido hacia el conducto cístico.

Por fuera de la muscular externa hay una capa gruesa de tejido conjuntivo denso (v. f g.
18-15). Esta capa contiene vasos sanguíneos de gran calibre, una red linfática extensa
y nervios autónomos que inervan la muscular externa y los vasos sanguíneos (en la
pared del conducto cístico se encuentran somas de las neuronas parasimpáticas). El
tejido conjuntivo también contiene abundantes fibras elásticas y tejido adiposo. La capa
de tejido donde la vesícula biliar se adhiere al parénquima hepático, se conoce como
adventicia. La superf cie no adherida está cubierta por una serosa o peritoneo visceral,
que consiste en una capa de mesotelio y una capa delgada de tejido conectivo laxo.

Además, los divertículos profundos de la mucosa, denominados senos de Rokitansky-


Aschoff, a veces se extienden a través de la muscular externa (f g. 18-17 y lámina 67,
pág. 712). Se cree que son un presagio de alteraciones patológicas y que se
desarrollan como resultado de la hiperplasia (crecimiento excesivo de las células) y la
herniación de las células epiteliales a través de la muscular externa. Asimismo, en
estos senos pueden acumularse bacterias causantes de inflamación crónica, lo cual es
un factor de riesgo para la formación de cálculos biliares.

La concentración de la bilis requiere el transporte acoplado de sales y agua.

Las células epiteliales de la vesícula biliar transportan activamente Na+ , Cl" y HCO3"
desde el citoplasma hacia el compartimento intercelular del epitelio. La ATPasa se
localiza en las membranas plasmáticas laterales de las células epiteliales. Este
mecanismo de transporte activo en esencia es idéntico al descrito en el capítulo 17
para los enterocitos del intestino delgado y las células absortivas del colon. Las células
epiteliales de la vesícula biliar también expresan dos tipos de conductos acuosos de
acuaporina (AQP1 y AQP8), proteínas integrales de la membrana que facilitan el
movimiento pasivo rápido del agua (v. cap. 20, cuadro 20-5). La presencia de
conductos acuosos en las membranas plasmáticas apical y basolateral de las células
epiteliales de la vesícula biliar indica que podrían intervenir en la absorción y secreción
del agua.

El transporte activo de Na", Cl! y HCO3! a través de la membrana plasmática lateral


hacia el compartimiento intercelular (paracelular) hace que aumente la concentración
de electrolitos en el espacio intercelular. El incremento de la concentración de
electrolitos crea un gradiente osmótico entre el espacio intercelular y el citoplasma, y
entre el espacio intercelular y la luz del órgano. El agua se desplaza desde el
citoplasma y desde la luz hacia el espacio intercelular debido al gradiente osmótico (es
decir se desplaza a favor de su gradiente de concentración; v. f g. 18-16b). Si bien el
espacio intercelular puede distenderse hasta un grado que con frecuencia es visible
con el microscopio óptico, esta capacidad es limitada. El desplazamiento de electrolitos
y agua hacia el espacio crea una presión hidrostática, que fuerza la salida de un líquido
casi isotónico del compartimento intercelular hacia el tejido conjuntivo subepitelial
(lámina propia). El líquido que ingresa en la lámina propia pasa con rapidez hacia los
abundantes capilares fenestrados y las vénulas que subyacen muy cerca del epitelio.
Los estudios de transporte de líquido en la vesícula biliar fueron los primeros en
demostrar el papel esencial del compartimento intercelular en el transporte
transepitelial de un líquido isotónico desde la luz hacia los vasos. Por lo tanto, la modif
cación f nal de la bilis es principalmente el resultado del transporte activo de Na", Cl! y
HCO3! y del transporte pasivo de agua, mediado por acuaporina, a través de la
membrana plasmática de las células epiteliales de la vesícula biliar.
HISTOLOGÍA DEL HÍGADO

GENERALIDADES
El hígado es la masa de tejido glandular
más grande del organismo y el órgano
interno más voluminoso; tiene un peso
aproximado 1500 g que corresponde más o
menos al 2,5% del peso corporal de un
adulto. Se localiza en el cuadrante superior
derecho y en parte del cuadrante superior
izquierdo de la cavidad abdominal,
protegido por la parrilla costal. El hígado
está encerrado en una cápsula de tejido
conjuntivo fibroso (cápsula de Glisson); una
cubierta serosa (peritoneo visceral) que
rodea la cápsula, excepto donde el hígado
se adhiere directamente al diafragma o a
los otros órganos. El hígado está
anatómicamente dividido por surcos
profundos en dos grandes lobulillos (los
lobulillos derecho e izquierdo) y dos
lobulillos pequeños (el lobulillo cuadrado y
el lobulillo caudado; fig. 18-1). Esta división
anatómica sólo tiene importancia
topográfica porque relaciona los lobulillos
hepáticos con otros órganos abdominales.
La división en segmentos funcionales o
quirúrgicos que corresponden a la irrigación
sanguínea y al drenaje biliar tiene una
importancia clínica mayor.

El hígado realiza muchas funciones, lo que


justifica su compleja estructura
Todas las funciones bioquímicas del hígado
son llevadas a cabo por las células
parenquimatosas epiteliales hepáticas, el
hepatocito, y depende de complejas
interrelaciones entre:
•La vascularización (ramas de la arteria hepática y la vena porta, sinusoides y venas
centrales)
•Los hepatocitos
•Los sistemas de drenaje biliar (canalículos y conductos biliares intrahepáticos)
síntesis y secreción de la bilis.

El hígado produce la bilis, una secreción alcalina que contiene agua, iones, fosfolípidos,
pigmentos biliares (sobre todo glucurónico de bilirrubina) y ácidos biliares (glucocolico y
taurocolico).

En el embrión, el hígado se desarrolla como una evaginación endodérmica desde la


pared del intestino anterior (específicamente, a la altura de la porción que se convertirá
en el duodeno) para formar el divertículo hepático. El divertículo prolifera y da origen a
los hepatocitos, que se organizan en cordones celulares (hepatocitos) para formar el
parénquima hepático. El pedículo original del divertículo hepático se convierte en el
colédoco (conducto biliar común). Un brote de este conducto forma el divertículo cístico
que da origen a la vesícula biliar y al conducto cístico.

Fisiología hepática
Muchas proteínas plasmáticas en circulación son producidas y secretadas por el
hígado. El hígado desempeña un papel importante en la captación, almacenamiento y
distribución de sustancias nutritivas y vitaminas que circulan el torrente sanguíneo.
También mantiene la concentración sanguínea de glucosa y regula las concentraciones
circulantes de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).

El hígado produce la mayor parte de las proteínas plasmáticas que circulan en el


organismo. Las proteínas plasmáticas circulantes producidas por el hígado
comprenden:
• Albúminas, que participan en la regulación del volumen plasmático y del equilibrio
líquido de los tejidos mediante el mantenimiento de la presión coloidosmótica del
plasma.
• Lipoproteínas, en particular, VLDL. El hígado sintetiza la mayor parte de las VLDL,
que participan en el transporte de triglicéridos desde el hígado hacia otros órganos. El
hígado también produce pequeñas cantidades de otras lipoproteínas plasmáticas,
como las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y las lipoproteínas de alta densidad
(HDL). Las LDL transportan ésteres de colesterol desde el hígado hacia otros tejidos.
Las HDL extraen el colesterol desde los tejidos periféricos y lo transportan hacia el
hígado (v. cuadro 18-1).
• Glucoproteínas, que incluyen proteinas que participan en el transporte de hierro
como la haptoglobina, la transferrina y la hemopexina.
• Protrombina y fibrinógeno, componentes importantes de la cascada de coagulación
de la sangre.
• Globulinas no inmunitarias y , que también ayudan a mantener la presión
coloidosmótica y sirven como proteínas transportadoras para varias sustancias (v.
cap.10). El hígado almacena y convierte varias vitaminas y hierro. Varias vitaminas se
captan desde la sangre y después se almacenan o se modifican bioquímicamente por
el hígado. Estas vitaminas comprenden:
• Vitamina A (retinol), es importante para la visión. La vitamina A es el precursor del
retinal, que es necesario para la síntesis de rodopsina en la retina del ojo. El hígado
desempeña un papel importante en la captación, el almacenamiento y el mantenimiento
de concentraciones circulantes adecuadas de vitamina A. Cuando la concentración
sanguínea de vitamina A disminuye, el hígado moviliza sus depósitos en las células
hepáticas estrelladas. Entonces la vitamina A se libera hacia la circulación en la forma
de retinol unido a la proteína fijadora de retinol (RBP). El hígado también sintetiza RBP;
la síntesis de RBP es regulada por la concentración plasmática de vitamina A. La
ceguera nocturna y múltiples trastornos de la piel están relacionados con la
insuficiencia de vitamina A.
• Vitamina D (colecalciferol), es importante en el metabolismo del calcio y del fosfato.
La vitamina D se adquiere de la vitamina dietética D3 y también se produce en la piel
durante la exposición a la luz ultravioleta por la conversión de 7-dehidrocolesterol. A
diferencia de la vitamina A, la vitamina D no se almacena en el hígado sino que se
distribuye en el músculo esquelético y en el tejido adiposo. El hígado desempeña un
importante papel en el metabolismo de la vitamina D al convertir la vitamina D3 en
25-hidroxicolecalciferol, la forma predominante de vitamina D en la circulación. En los
riñones tiene lugar la conversión adicional de la vitamina D3 en
1,25-hidroxicolecalciferol (calcitriol), que es 10 veces más activo que la vitamina D3. La
vitamina D es indispensable para el desarrollo y el crecimiento del esqueleto y de los
dientes. La insuficiencia de vitamina D se asocia con el raquitismo y los trastornos de la
mineralización ósea.
• Vitamina K, es importante para la síntesis hepática de la protrombina y varios otros
factores de coagulación.

El hígado degrada fármacos y toxinas.


Los hepatocitos están involucrados en la degradación de fármacos, toxinas y otras
proteínas extrañas al organismo (xenobióticos). Muchos fármacos y toxinas no son
hidrófilos y, por lo tanto, los riñones no pueden eliminarlos con eficacia de la
circulación. El hígado convierte estas sustancias en formas más hidrosolubles. Este
proceso es realizado por los hepatocitos en dos fases:
• Fase I (oxidación) comprende la hidroxilación (adición de un grupo OH) y la
carboxilación (adición de un grupo COOH) en un compuesto extraño. Esta fase ocurre
en el retículo endoplásmico liso (REL) y las mitocondrias del hepatocito. El mecanismo
incluye una serie de reacciones bioquímicas con proteínas que en conjunto se
denominan citocromo P450.
• Fase II (conjugación) comprende la conjugación (asociación) de la sustancia extraña
con ácido glucurónico, glicina o taurina. Este proceso torna el producto de la fase Iaún
más hidrosoluble, de modo que pueda ser eliminado con mayor facilidad por los
riñones.

El hígado participa en muchos otros mecanismos metabólicos importantes.


El hígado es importante en el metabolismo de los hidratos de carbono porque mantiene
un suministro adecuado de sustancias nutritivas para los procesos celulares. En el
metabolismo de glucosa, el hígado fosforila la glucosa absorbida desde el tubo
digestivo a glucosa-6-fosfato. Según las necesidades energéticas, la glucosa-6-fosfato
se almacena en el hígado en la forma de glucógeno o se utiliza en mecanismos
glucolíticos. Durante el ayuno, el glucógeno se degrada por el proceso de
glucogenólisis y la glucosa se libera en la sangre.

Además, el hígado participa en el metabolismo lipídico.


Los ácidos grasos provenientes del plasma son consumidos por los hepatocitos en la
–oxidación para proveer energía. El hígado también produce cuerpos cetónicos que
son utilizados como combustible por otros órganos (el hígado no puede usarlos como
fuente de energía). La participación en el metabolismo del colesterol (síntesis y
captación desde la sangre) también es una función importante del hígado. El colesterol
se utiliza en la formación de sales biliares, en la síntesis de VLDL y en la biosíntesis de
orgánulos.

El hígado sintetiza la mayor parte de la urea que se produce en el organismo a partir de


iones de amoníaco derivados de la degradación de proteínas y ácidos nucleicos. Por
último, el hígado participa en la síntesis y la conversión de aminoácidos no esenciales.
La producción de bilis es una función exocrina del hígado. El hígado está involucrado
en numerosas conversiones metabólicas en las que participan sustratos transportados
por la sangre desde el tubo digestivo, el páncreas y el bazo. Algunos de estos
productos intervienen en la producción de la bilis, una secreción exocrina del hígado.
La bilis contiene productos de desecho y degradados que se devuelven al intestino
para su eliminación, así como sustancias que se unen a metabolitos en el intestino para
colaborar con su absorción (tabla 18-1). La bilis es transportada desde el parénquima
del hígado a través de los conductos biliares que se fusionan para formar el conducto
hepático. Entonces, el conducto cístico transporta la bilis hacia la vesícula biliar, donde
se concentra. La bilis regresa por el conducto cístico hacia el colédoco, que la lleva
hasta el duodeno junto con la que proviene directamente del hígado (v. fig. 18-14). Las
funciones de tipo endocrino del hígado están representadas por su capacidad para
modificar la estructura y la función de muchas hormonas. El hígado modifica la acción
de las hormonas liberadas por otros órganos.

Las acciones de tipo endocrino del hígado comprenden las modificaciones de los
siguientes compuestos:
• Vitamina D, que es convertida por el hígado en 25-hidroxicolecalciferol, la forma
predominante de vitamina D circulante (pág. 678)
• Tiroxina, una hormona secretada por la glándula tiroides como tetrayodotironina (T4),
que en el hígado se convierte a su forma biológicamente activa, la triyodotironina (T3),
por desyodación
• Hormona del crecimiento (GH), una hormona secretada por la hipófisis. La acción
de la GH es estimulada por el factor de crecimiento símil insulina 1 (IGF-1) producido
por el hígado e inhibida por la somatostatina, que es secretada por las células
enteroendocrinas del tubo digestivo
• Insulina y glucagón, ambas son hormonas pancreáticas. Estas hormonas se
degradan en muchos órganos, pero el hígado y los riñones son los sitios más
importantes para su degradación.

Irrigación hepática
Para apreciar las múltiples funciones del hígado que se acaban de mencionar, primero
se debe entender su irrigación singular y el modo en que la sangre se distribuye a los
hepatocitos. El hígado presenta un doble suministro sanguíneo compuesto por una
irrigación venosa (portal) a través de la vena porta hepática y una irrigación arterial a
través de la arteria hepática. Ambos vasos ingresan en el hígado por el hilio o porta
hepatis, el mismo sitio por el que salen el conducto biliar común que transporta la bilis
secretada por el hígado y los vasos linfáticos. Por lo tanto, la bilis fluye en dirección
opuesta a la de la sangre. El hígado recibe la sangre que primero irrigó los intestinos, el
páncreas y el bazo. El hígado es único entre los órganos ya que recibe su irrigación
principal (alrededor del 75%) de la vena porta hepática, que transporta sangre venosa
con poca concentración de oxígeno. La sangre que llega al hígado con la vena porta
hepática proviene del tubo digestivo y de los principales órganos abdominales, como el
páncreas y el bazo. La sangre portal que entra en el hígado contiene:

• Sustancias nutritivas y materiales tóxicos absorbidos en el intestino.


• Eritrocitos y productos de degradación de los eritrocitos del bazo.
• Secreciones endocrinas del páncreas y de las células enteroendocrinas del tubo
digestivo.
De ese modo, el hígado se interpone directamente en el trayecto de los vasos
sanguíneos que transportan las sustancias absorbidas en el tubo digestivo.
De ese modo, el hígado se interpone directamente en el trayecto de los vasos
sanguíneos que transportan las sustancias absorbidas en el tubo digestivo. Si bien el
hígado es el primer órgano en recibir sustratos metabólicos y sustancias nutritivas,
también es el primero que se expone a los compuestos tóxicos que se han absorbido.
La arteria hepática, que es una rama del tronco celíaco, transporta sangre oxigenada al
hígado y provee el 25 % restante de su irrigación. Dado que la sangre de las dos
fuentes se mezcla justo antes de irrigar los hepatocitos del parénquima hepático, éstos
nunca quedan expuestos a una sangre totalmente oxigenada. Dentro del hígado, las
ramas de distribución de la vena porta y de la arteria hepática, que llevan sangre a los
capilares sinusoidales (sinusoides) que irrigan los hepatocitos, y las ramas de drenaje
de la vía biliar, que desembocan en el conducto hepático común, transcurren juntas en
una relación que recibe el nombre de tríada portal. Si bien es un término conveniente,
no es una denominación correcta ya que siempre hay uno o más vasos del sistema de
drenaje linfático del hígado que transcurren con la vena, la arteria y el conducto biliar (f
g. 18-2). Los sinusoides están en contacto estrecho con los hepatocitos y colaboran
con el intercambio de sustancias entre la sangre y las células hepáticas. Estos
sinusoides desembocan en la vénula hepática terminal (vena central) que a su vez
drena en las venas sublobulillares. La sangre abandona el hígado a través de las venas
hepáticas, que desembocan en la vena cava inferior.
ESTRUCTURA
Como ya se mencionó, los componentes estructurales del hígado comprenden:
• Parénquima, que consiste en cordones de hepatocitos bien organizadas, que en el
adulto normalmente tienen una sola célula de espesor y están separadas por capilares
sinusoidales. En los niños de hasta 6 años de edad, los hepatocitos se distribuyen en
cordones de dos células de espesor.
• Estroma de tejido conjuntivo que se continúa con la cápsula fibrosa de Glisson. Los
vasos sanguíneos, nervios, vasos linfáticos y conductos biliares transcurren dentro del
estroma de tejido conjuntivo.
• Capilares sinusoidales (sinusoides), conforman el conducto vascular entre los
cordones de hepatocitos.
• Espacios perisinusoidales (espacios de Disse), que se encuentran entre el endotelio
sinusoidal y los hepatocitos.

Con esta información como base, ahora se pueden considerar varios formas de
describir la organización de estos elementos estructurales para entender las funciones
principales del hígado.

Lobulillos hepáticos
Existen tres maneras de describir la estructura del hígado en términos de una unidad
funcional: el lobulillo clásico, el lobulillo portal y el ácino hepático.

El lobulillo clásico es la manera tradicional de describir la organización del parénquima


hepático y es relativamente fácil de visualizar.
Se fundamenta en la distribución de las ramas
de la vena porta y la arteria hepática dentro del
órgano y en el trayecto que sigue la sangre
proveniente de estos vasos para irrigar
finalmente los hepatocitos.
El lobulillo hepático clásico es una masa de
tejido más o menos hexagonal. El lobulillo
clásico (fig. 18-3 y lámina 65, pág. 708) está
compuesto por pilas de cordones
anastomosadas de hepatocitos, de una sola
célula de espesor, separadas por el sistema
interconectado de sinusoides que irriga las
células con una mezcla de sangre portal
(venosa) y arterial.
Cada lobulillo mide alrededor de 2mm 0,7mm. En el centro del lobulillo se encuentra
una vénula relativamente grande, la vénula hepática terminal (vena central), en la cual
desembocan los sinusoides. Los cordones de hepatocitos adoptan una disposición
radial desde la vena central hacia la periferia del lobulillo, como lo hacen los sinusoides.

En los ángulos del hexágono se encuentran las áreas portales (conductos portales),
que consisten en tejido conjuntivo laxo del estroma caracterizado por la presencia de
las tríadas portales. Este tejido conjuntivo finalmente se continúa con la cápsula fibrosa
que rodea el hígado. El espacio portal está bordeado por los hepatocitos más
periféricos del lobulillo. En los bordes del espacio portal, entre el tejido conjuntivo del
estroma y los hepatocitos, existe un pequeño espacio denominado espacio periportal
(espacio de Mall). Se cree que este espacio es uno de los sitios donde se origina la
linfa en el hígado.

En algunas especies (p. ej., el cerdo; fig. 18-4a), el lobulillo clásico se identifica con
facilidad porque los espacios portales están conectados entre sí por capas bastante
gruesas de tejido conjuntivo. En cambio en los seres humanos, lo normales que haya
muy poco tejido conjuntivo interlobulillar y, cuando se examinan cortes histológicos
hepáticos, es necesario trazar líneas imaginarias entre los espacios portales que
rodean a una vena central para tener alguna idea del tamaño del lobulillo clásico (fig.
18-4b).

El lobulillo portal enfatiza las funciones exocrinas del hígado.


La función exocrina principal del hígado es la secreción de bilis. Por lo tanto, el eje
morfológico del lobulillo portal es el conducto biliar interlobulillar de la tríada portal del
lobulillo clásico. Sus bordes externos son líneas imaginarias trazadas entre las tres
venas centrales que se encuentran más cercanas a la tríada portal (fig. 18-5a). Estas
líneas definen un bloque de tejido más o menos triangular que incluye esas porciones
de los tres lobulillos clásicos que secretan la bilis que drena en su conducto biliar axial.
Este concepto permite una descripción de la estructura del parénquima hepático
comparable a la de otras glándulas exocrinas.

El ácino hepático es la unidad estructural que proporciona la mejor correlación


entre la perfusión sanguínea, la actividad metabólica y la patología hepática.

El ácino hepático tiene forma romboidal y es la unidad funcional más pequeña del
parénquima hepático. El eje menor del ácino está definido por las ramas terminales de
la tríada portal que siguen el límite entre dos lobulillos clásicos. El eje mayor del ácino
es una línea trazada entre las dos venas centrales más cercanas al eje menor
Por lo tanto, en una vista bidimensional (fig. 18-5b), el ácino hepático ocupa parte de
los lobulillos clásicos contiguos. Este concepto permite una descripción de la función
secretora exocrina del hígado comparable con la del lobulillo portal. Los hepatocitos en
cada ácino hepático se describen dispuestos en tres zonas elípticas concéntricas que
rodean el eje menor (v. fig. 18-5b).

• Zona 1 es la más cercana al eje menor y a la irrigación proveniente de las ramas


penetrantes de la vena porta y de la arteria hepática. Esta zona corresponde a la
periferia de los lobulillos clásicos.

• Zona 3 es la más lejana al eje menor y la más cercana a la vena hepática terminal
(vena central). Esta zona corresponde al centro del lobulillo clásico que rodea la vena
hepática terminal.

• Zona 2 se encuentra entre las zonas 1 y 3 pero no presenta límites nítidos. La división
en zonas es importante en la descripción e interpretación de patrones de degeneración,
regeneración y efectos tóxicos específicos del parénquima hepático en relación con el
grado o la calidad de la perfusión vascular de los hepatocitos.

Como resultado del flujo sanguíneo sinusoidal, el gradiente de oxígeno, la actividad


metabólica de los hepatocitos y la distribución de enzimas hepáticas varían a lo largo
de las tres zonas. La distribución de las lesiones hepáticas por isquemia y exposición a
sustancias tóxicas puede explicarse con el uso de esta interpretación en zonas.

Las células en la zona 1 son las primeras en recibir oxígeno, nutrimentos y toxinas
desde la sangre sinusoidal y las primeras en mostrar cambios morfológicos después de
la oclusión del conducto biliar (estasis biliar). Estas células también son las últimas en
morir si la circulación se ve afectada y las primeras en regenerarse. En cambio, las
células en la zona 3 son las primeras en sufrir necrosis isquémica (necrosis
centrolobulillar) en situaciones de perfusión reducida y las primeras en acumular
lípidos. Estas células son las ultimas en responder a las sustancias tóxicas y a la
estasis biliar. Entre las zonas 1 y 3 también se observan las variaciones normales de la
actividad enzimáticas, la cantidad y las dimensiones de los orgánulos citoplasmáticos y
el tamaño de los depósitos celulares de glucógeno. Las células de la zona 2 presentan
características morfológicas y funcionales y respuestas intermedias entre las de las
células de las zonas 1 y 3. Vasos sanguíneos del parénquima Los vasos sanguíneos
que ocupan los espacios portales se denominan vasos interlobulillares.

Sólo los vasos interlobulillares que forman las tríadas portales más pequeñas envían
sangre hacia los sinusoides. Los vasos interlobulillares mayores se ramifican en los
vasos de distribución que se ubican en la periferia del lobulillo. Estos vasos de
distribución emiten vasos de entrada hacia los sinusoides (fig. 18-6). En los sinusoides,
la sangre fluye en forma centrípeta hacia la vena central. La vena central transcurre a lo
largo del eje central del lobulillo hepático clásico, aumenta su calibre a medida que
avanza a través del lobulillo y desemboca en una vena sublobulillar. Varias venas
sublobulillares convergen para formar las venas hepáticas más grandes que
desembocan en la vena cava inferior.

La estructura de la vena porta y sus ramas dentro del hígado es la típica de las venas
en general. La luz de esta vena es mucho más grande que la de la arteria asociada con
ella. La estructura de la arteria hepática es igual a la de otras arterias (es decir, tiene
una pared muscular gruesa). Además de suministrar sangre arterial directamente a los
sinusoides, la arteria hepática suministra sangre oxigenada al tejido conjuntivo y otras
estructuras en los espacios portales más grandes.

Los capilares en estos espacios portales más grandes devuelven la sangre a las venas
interlobulillares antes de que las mismas se vacíen en el sinusoide. La vena central
(vena centrolobulillar) es un vaso de paredes delgadas que recibe sangre desde los
sinusoides hepáticos. Su revestimiento endotelial está rodeado por pequeñas
cantidades de fibras de tejido conjuntivo dispuestas en espiral.

La vena central, llamada así debido a su posición central en el lobulillo clásico, es en


realidad la vénula terminal del sistema de venas hepáticas y, por lo tanto, es más
apropiado llamarla vénula hepática terminal. La vena sublobulillar, que es el vaso que
recibe sangre desde las vénulas hepáticas terminales, posee una capa bien definida de
fibras de tejido conjuntivo, tanto colágenas como elásticas, justo por fuera del endotelio.

Las venas sublobulillares, así como las venas hepáticas en las que desembocan,
transcurren solas. Dado que son vasos solitarios, se pueden distinguir con facilidad en
los cortes histológicos de las ramas de la vena porta que son miembros de la tríada. En
las venas hepáticas no hay válvulas.

Los sinusoides hepáticos están revestidos con un endotelio discontinuo delgado.

El endotelio sinusoidal discontinuo presenta una lámina basal discontinua que falta en
muchos sitios. La discontinuidad del endotelio es obvia por dos razones:
• Hay fenestraciones grandes, sin diafragma en las células endoteliales.
• Hay brechas amplias entre las células endoteliales contiguas.
Los sinusoides hepáticos dif eren de otros sinusoides porque un segundo tipo celular, el
llamado macrófago sinusoidal estrellado o célula de Kupffer (f g. 18-7 y lámina 66, pág.
710), es un componente habitual del revestimiento del vaso.

Las células de Kupff er pertenecen al sistema fagocítico mononuclear.

Al igual que otros miembros del sistema fagocítico mononuclear, las células de Kupffer
derivan de los monocitos. La microscopia electrónica de barrido (MEB) y la microscopia
electrónica de transmisión (MET) muestran con claridad que las células de Kupf er
forman parte del revestimiento del sinusoide. Antes se consideraban como
revestimiento de la superf cie luminal de las células endoteliales. Es probable que esta
concepción histológica antigua tuviera su origen en el hecho de que las evaginaciones
de las células de Kupf er a veces se superponen con las evaginaciones endoteliales en
el lado luminal del vaso. Las células de Kupf er no están unidas a las células
endoteliales vecinas. Las evaginaciones de las células de Kupf er con frecuencia
parece que atraviesan la luz sinusoidal e incluso pueden hasta ocluirla parcialmente. La
presencia de fragmentos de eritrocitos y de hierro en la forma de ferritina en el
citoplasma de las células de Kupf er indica que participarían en la degradación final de
algunos eritrocitos dañados o envejecidos que llegan al hígado desde el bazo. Parte del
hierro ferritínico puede convertirse en gránulos de hemosiderina y almacenarse en
estas células. Esta función aumenta mucho después de una esplenectomía y entonces
se torna esencial para la eliminación de los eritrocitos desgastados.

Espacio perisinusoidal (Espacio de Disse)


El espacio perisinusoidal es el sito de intercambio de materiales entre la sangre y
los hepatocitos.

El espacio perisinusoidal (espacio de Disse) se encuentra entre las superf cies basales
de los hepatocitos y las superf cies basales de las células endoteliales y de las células
de Kupf er que tapizan los sinusoides. Desde la superf cie basal de los hepatocitos, se
proyectan pequeñas microvellosidades irregulares hacia este espacio (f g. 18-8).

Las microvellosidades incrementan hasta seis veces la extensión de la superf cie


disponible para el intercambio de sustancias entre los hepatocitos y el plasma. Debido
a las grandes brechas en la capa endotelial y a la falta de una lámina basal continua,
no existe una barrera importante entre la sangre plasmática en el sinusoide y la
membrana plasmática de los hepatocitos. Las proteínas y las lipoproteínas sintetizadas
por el hepatocito, se transf eren a la sangre a través del espacio perisinusoidal; todas
las secreciones hepáticas siguen este mecanismo, excepto la bilis.
En el hígado fetal, el espacio entre los vasos sanguíneos y los hepatocitos contiene
islotes de células hematopoyéticas. En los casos de anemia crónica en el adulto,
pueden reaparecer células hematopoyéticas en el espacio perisinusoidal. Las células
hepáticas estrelladas (células de Ito) almacenan vitamina A; sin embargo, en algunas
patologías, se diferencian en miofi broblastos y sintetizan colágeno. El otro tipo celular
encontrado en el espacio perisinusoidal es la célula estrellada hepática (comúnmente
llamada célula de Ito). Estas células de origen mesenquimatoso son el sitio principal de
depósito de la vitamina A hepática en la forma de ésteres retinílicos dentro de las
inclusiones lipídicas citoplasmáticas (v. f g. 18-7). La vitamina A se libera de la célula
estrellada hepática como retinol (la forma alcohólica) unido a la proteína fi jadora de
retinol (RBP). Después se transporta desde el hígado hasta la retina, donde su
estereoisómero 11-cisretinal se une a la proteína opsina para formar rodopsina, el
pigmento visual de los bastones y conos de la retina. Durante muchos años, los aceites
de hígado de pescado (p. ej., aceite de hígado de bacalao) fueron importantes fuentes
alimenticias de vitamina A, tanto desde el punto de vista médico como económico.

Correlación clínica
En algunas patologías hepáticas, como la infl amación crónica o la cirrosis, las células
estrelladas hepáticas pierden su capacidad de almacenar vitamina A y lípidos y se
diferencian en células con las características de miofibroblastos. Estas células parecen
desempeñar un papel importante en la fi brogénesis hepática; sintetizan y depositan
colágeno tipo I y tipo III dentro del espacio perisinusoidal, con lo que aparece la f brosis
hepática. Este colágeno es continuo con el tejido conjuntivo del espacio portal y con el
tejido conjuntivo que rodea la vena central. Un incremento de la cantidad de estroma f
broso perisinusoidal es un signo temprano de respuesta hepática a las sustancias
tóxicas. El citoplasma de las células estrelladas hepáticas contiene elementos
contráctiles, como la desmina y los f lamentos de actina a de músculo liso. Durante la
contracción celular, aumenta la resistencia vascular en los sinusoides por la reducción
luminal de estos vasos, lo cual conduce a la hipertensión portal. Además, las células
estrelladas hepáticas intervienen en la remodelación de la matriz extracelular durante la
restauración de una lesión hepática.

Vía linfática
La linfa hepática se origina en el espacio perisinusoidal.
El plasma que persiste en el espacio perisinusoidal drena en el tejido conjuntivo
periportal, donde se describe un intersticio pequeño, el espacio periportal (espacio de
Mall) (f g. 18-9) entre el estroma del espacio portal y los hepatocitos más periféricos.
Desde este sitio de recolección, el líquido entra entonces en los capilares linfáticos que
transcurren con los otros componentes de la tríada portal. La linfa avanza por los vasos
de mayor calibre, en la misma dirección que la bilis (es decir, desde los hepatocitos
hacia los espacios portales y finalmente hacia el hilio hepático). Alrededor del 80% de
la linfa hepática sigue esta vía y desemboca en el conducto torácico, donde forma la
porción principal del conducto linfático torácico.

Hepatocitos
Los hepatocitos forman los cordones celulares anastomosados del lobulillo
hepático.

Los hepatocitos son células poligonales, grandes que miden entre 20 μm y 30 μm


(micras) en cada dimensión. Constituyen alrededor del 80% de la población celular del
hígado. El núcleo de los hepatocitos es grande y esferoidal y ocupa el centro de la
célula. Muchas células en el hígado del adulto son binucleadas; la mayor parte de los
hepatocitos del adulto son tetraploides (es decir, contienen el doble [4d] de la cantidad
de ADN normal). La heterocromatina aparece en grumos dispersos en el nucleoplasma
y como una banda bien def nida bajo la envoltura nuclear. En cada núcleo hay dos o
más nucléolos bien desarrollados.

Los hepatocitos son las células asociadas con el sistema digestivo que viven un
bastante prolongado; su vida media es de alrededor de 5 meses. Además, los
hepatocitos tienen una capacidad de regeneración considerable cuando la sustancia
hepática se pierde por procesos tóxicos, enfermedades o cirugía.

El citoplasma hepatocítico en general es acidófilo. Los componentes citoplasmáticos


específicos pueden identificarse por técnicas comunes y especiales de tinción; estos
componentes comprenden:
• Las regiones basófilas, que corresponden al retículo endoplásmico rugoso (RER) y a
ribosomas libres.
• Las mitocondrias abundantes; con colorantes vitales o con histoquímica enzimática se
pueden detectar entre 800 y 1000 mitocondrias por célula.
• Los múltiples complejos de Golgi pequeños en cada célula, que se ven con tinciones
especificas.
• La gran cantidad de peroxisomas, que se detectan con técnicas inmunocitoquímicas.
• Los depósitos de glucógeno que se tiñen con la técnica de Pas (ácido
peryódico-reactivo de Schiff). No obstante, en un corte teñido con hematoxilina y eosina
(H&E) de muestras bien conservadas, el glucógeno también se ve como espacios
irregulares, que suelen impartirle un aspecto vacuolado fino al citoplasma.
• Las inclusiones lipídicas de diversos tamaños que se observan después de una
fijación apropiada y de la tinción con azul de toluidina o Sudanes (lámina 66, pág. 710).
En los preparados histológicos de rutina, a veces se ven espacios redondeados que
corresponden a los sitios donde estaban las inclusiones lipídicas antes de disolverse
durante la técnica empleada. La cantidad de inclusiones lipídicas se incrementa
después de la inyección o ingestión de ciertas hepatotoxinas, entre las que se
encuentra el etanol.
• El pigmento lipofuscina dentro de los lisosomas, que se observa en los cortes tenidos
con H&E en cantidades variables. Con la técnica de PAS, también se puede visualizar
como gránulos pardos bien delineados.

Como ya se mencionó, el hepatocito es poliédrico; por conveniencia, se describe con


seis superficies, aunque podrían ser más. En la figura 18-10 se muestra un esquema
del corte transversal de un hepatocito cuboide. Dos de sus superf cies enfrentan el
espacio perisinusoidal. La membrana plasmática de otras dos superficies está
enfrentada a un hepatocito vecino y a un canalículo biliar. Si asumimos que la célula es
cuboide, las dos superf cies restantes, que no aparecen en el diagrama, también darían
a hepatocitos contiguos y a canalículos biliares. Las superficies enfrentadas al espacio
perisinusoidal son el equivalente de la superficie basal de otras células epiteliales; las
superficies que dan a hepatocitos vecinos y canalículos biliares equivalen a las superf
cies lateral y apical, respectivamente, de otras células epiteliales.

Los peroxisomas son abundantes en los hepatocitos.


Los hepatocitos pueden presentar entre 200 y 300 peroxisomas por célula. Son
relativamente grandes y su diámetro varía de 0,2 μm a 1,0 μm (f g. 18-11a). Los
peroxisomas son un sitio importante de consumo de oxígeno y de esta manera
desempeñan una función similar a la de las mitocondrias. Contienen una gran cantidad
de oxidasa que genera peróxido de hidrógeno, H2O2. La enzima catalasa, que también
se localiza dentro de los peroxisomas, degrada el peróxido de hidrógeno a oxígeno y
agua. Estos tipos de reacciones intervienen en muchos procesos de desintoxicación
que se producen en el hígado (p. ej. la desintoxicación del alcohol). En efecto, cerca de
la mitad del etanol que se ingiere es convertido en acetaldehído por la acción de
enzimas contenidas en los peroxisomas hepáticos. En los seres humanos, los
peroxisomas también contienen catalasa y D-aminoácido oxidasa, así como alcohol
deshidrogenasa. Además, los peroxisomas también participan en la degradación de
ácidos grasos (%-oxidación), así como en la glucogénesis y en el metabolismo de las
purinas.

El REL puede ser extenso en los hepatocitos.


En los hepatocitos, el REL en puede ser extenso pero varía según la actividad
metabólica (f g. 18-11b). El REL contiene enzimas que intervienen en la degradación y
la conjugación de toxinas y fármacos, así como enzimas que se encargan de la síntesis
del colesterol y del componente lipídico de las lipoproteínas. En situaciones en las que
un hepatocito se sobrecarga de fármacos, toxinas o estimulantes metabólicos, el REL
puede convertirse en el orgánulo predominante en la célula. Además de estimular la
actividad del REL, ciertos fármacos y hormonas inducen la síntesis de nuevas
membranas de REL y de sus enzimas asociadas. El REL sufre hipertrof a después de
la administración de alcohol, fármacos (p. ej., fenobarbital, esteroides anabólicos y
progesterona) y ciertos agentes quimioterapéuticos utilizados para tratar el cáncer. La
estimulación del REL por el etanol aumenta su capacidad para desintoxicar otros
fármacos, ciertos carcinógenos y algunos pesticidas. Por otro lado, el metabolismo que
ocurre en el REL, en realidad puede acrecentar los efectos lesivos sobre el hepatocito
que ejercen algunos compuestos tóxicos, como el tetracloruro carbónico (CCl4) y el
3,4-benzopireno.

El gran aparato de Golgi de los hepatocitos puede contener hasta 50 unidades


(dictiosomas) de Golgi.
La exploración de los hepatocitos con el MET permite observar que el aparato de Golgi
es mucho más complejo que los que se ven en los cortes histológicos de rutina. Las
tinciones con metales pesados (tinción de Golgi) de cortes hepáticos gruesos provee
indicios de la extensión de la red de Golgi. En los hepatocitos se encuentran hasta 50
dictiosomas de Golgi, cada una compuesto por tres a cinco cisternas muy apiladas,
además de muchas vesículas grandes y pequeñas. Estas “unidades” en realidad son
ramas del aparato de Golgi tortuoso que se observa en los preparados teñidos con
metales pesados. Se cree que los elementos del aparato de Golgi concentrados cerca
del canalículo biliar están asociados con la secreción exocrina de bilis. En cambio, las
cisternas y las vesículas del Golgi cercanas a las superf cies sinusoidales de la célula,
contienen gránulos electrodensos de 25 nm a 80 nm de diámetro que se cree que
corresponden a precursores de VLDL y otras lipoproteínas. En última instancia, estas
sustancias se liberan en la sangre como parte de la función secretora endocrina de los
hepatocitos. En las porciones dilatadas del REL y, a veces, en los extremos distendidos
de las cisternas del RER donde se sintetizan, se observan glóbulos electrodensos
similares.

Los lisosomas concentrados cerca del canalículo biliar corresponden a los


cuerpos densos peribiliares que se ven en los cortes histológicos.

Los lisosomas hepatocíticos son tan heterogéneos que sólo pueden identif icarse con
certeza, incluso con el MET, por medios histoquímicos. Además de las enzimas
lisosómicas normales, con el MET se identifican otros componentes:
• Gránulos de pigmentos (lipofuscina)
• Orgánulos citoplasmáticos con digestión parcial
• Figuras de mielina
Los lisosomas hepatocíticos también pueden ser un sitio de almacenamiento normal de
hierro (en la forma de un complejo de ferritina) y un sitio de acumulación de hierro en
ciertas enfermedades por depósito excesivo. La cantidad de lisosomas se incrementa
en una gran variedad de situaciones patológicas, que oscilan desde la estasis biliar
obstructiva simple hasta la hepatitis por virus y la anemia. Sin embargo, si bien el
espectro de la función hepática normal, en particular el ritmo de secreción biliar, es
bastante amplio, no se producen cambios morfológicos de importancia estadística en el
aparato de Golgi o en los lisosomas del citoplasma peribiliar que concuerden con el
ritmo de la secreción biliar.

Árbol biliar
El árbol biliar es el sistema tridimensional de conductos de diámetro creciente por el
que atraviesa la bilis desde los hepatocitos hacia la vesícula biliar y desde allí hasta el
intestino. En el hígado de un ser humano adulto, existen más de 2 km de conductos y
conductillos biliares interconectados de diferentes tamaños y formas. Estas estructuras
no son sólo conductos pasivos, sino que también son capaces de modif car el f ujo
biliar y cambiar su composición como respuesta a la estimulación hormonal y nerviosa.

El árbol biliar tiene un revestimiento de colangiocitos, que vigilan el flujo biliar y


regulan su contenido.

Los colangiocitos son células epiteliales que forman el revestimiento interno del árbol
biliar. Cuando se examinan con el MET, los colangiocitos se identif can por su
citoplasma con orgánulos escasos, las uniones herméticas que hay entre las células
contiguas y la presencia de una lámina basal completa. La región apical de los
colangiocitos tiene un aspecto semejante a la región apical de los hepatocitos por las
microvellosidades que se proyectan en la luz. Además, cada colangiocito contiene cilios
primarios que detectan los cambios en el flujo biliar que producen alteraciones en su
secreción (f g. 18-12). Los pequeños conductillos biliares tienen un revestimiento de
colangiocitos pequeños, sobre de forma cúbica, pero a medida que el diámetro del
conducto biliar aumenta, los colangiocitos se tornan cada vez más grandes y adquieren
una forma más cilíndrica.

El canalículo biliar es un conducto pequeño formado por surcos yuxtapuestos en


la superficie de los hepatocitos contiguos.

Las ramas más pequeñas del árbol biliar son canalículos biliares hacia los cuales los
hepatocitos secretan la bilis. Los canalículos biliares forman un anillo completo
alrededor de las cuatro caras de los hepatocitos hexaédricos idealizados (f g. 18-13 y
lámina 66, pág. 710). Tienen un diámetro luminal aproximado de 0,5 m y están aislados
del resto del compartimento intercelular por uniones herméticas, que son parte de los
complejos de unión que también comprenden zonulae adherentes y desmosomas. Las
microvellosidades de dos hepatocitos contiguos se extienden hacia la luz canalicular.
En las membranas plasmáticas de los canalículos se detecta adenosina trifosfatasa
(ATPasa) y otras fosfatasas alcalinas, lo cual indica que la secreción biliar hacia este
espacio es un proceso activo. El flujo biliar es centrífugo, es decir, desde la región de la
vénula hepática terminal (vena central) hacia el espacio portal (en sentido opuesto al
flujo sanguíneo). Cerca del espacio portal, pero aún dentro del lobulillo, los canalículos
biliares se transforman en conductos de Hering de trayecto corto.

El conducto de Hering actúa como un reservorio de células progenitoras


hepáticas.

Debido a su ubicación en la interfaz decisiva entre los hepatocitos y los colangiocitos,


se ha postulado que el nicho de citoblastos hepáticos se encuentra en los conductos de
Hering o en sus cercanías. Esta hipótesis fue sustentada por la aparición de
precursores de células hepáticas cerca de los conductos de Hering en algunos
trastornos patológicos caracterizados por un daño extenso a los hepatocitos. Estas
células podrían migrar y diferenciarse en hepatocitos o en células del conducto biliar.
Recientemente, la reconstrucción tridimensional de las reacciones canaliculares en la
necrosis hepática, indica que los colangiocitos pequeños que revisten los conductos de
Hering proliferan profusamente y migran hacia el parénquima hepático. En las técnicas
de tinción inmunocitoquímicas, estas células expresan marcadores duales de antígenos
tanto biliares como hepatocíticos y según parece participan en la reparación del tejido
hepático lesionado por los procesos patológicos crónicos. Por lo tanto, se ha llegado a
la conclusión de que el conducto de Hering está compuesto por citoblastos hepáticos
específ cos o los alberga. Los estudios de laboratorio indican que en el futuro, los
citoblastos hepáticos podrían finalmente ser de utilidad en el tratamiento de las
enfermedades del hígado.

El conductillo biliar corresponde a la parte del árbol biliar que está revestida por
colangiocitos en su totalidad.

La bilis del conducto de Hering continúa su f ujo hacia el conductillo biliar intrahepático
(v. f g. 18-9), el cual está revestido completamente por colangiocitos. El análisis
tridimensional de cortes seriales del hígado teñidos con técnicas inmunocitoquímicas
permite observar que el conducto de Hering suele cruzar el límite del lobulillo y
convertirse en un conductillo biliar en el espacio periportal (de Mall) (v. f g. 18-9). La
diferencia principal entre el conducto de Hering y el conductillo biliar no es su ubicación
dentro del lobulillo sino si la estructura está parcial o completamente revestida por
colangiocitos. Los conductillos biliares intrahepáticos llevan la bilis hacia los conductos
hepáticos. Los conductillos poseen un diámetro aproximado de 1,0 $m a 1,5 $m y
conducen la bilis hacia los conductos biliares interlobulillares que forman parte de la
tríada portal. El diámetro de estos conductos oscila entre 15 $m y 40 $m y los
colangiocitos que los forman son cúbicos cerca de los lobulillos y se tornan cada vez
más cilíndricos a medida que los conductos se acercan al hilio hepático. Las células
cilíndricas presentan microvellosidades bien desarrolladas, como las de los conductos
biliares extrahepáticos y la vesícula biliar. A medida que los conductos biliares
adquieren un tamaño mayor, se rodean en forma progresiva de una cubierta de tejido
conjuntivo denso con fibras elásticas abundantes. Conforme los conductos se
aproximan al hilio, en este tejido conjuntivo aparecen células musculares lisas. . Los
conductos interlobulillares se unen para formar los conductos hepáticos derecho e
izquierdo, los que, a su vez, se unen para formar el conducto hepático común a la
altura del hilio (f g. 18-14). En algunas personas, en el tejido conjuntivo que hay entre el
hígado y la vesícula biliar, cerca del cuello vesicular, se hallan los conductos de
Luschka. Estos conductos se conectan con el conducto cístico y no con la luz de la
vesícula biliar. desde el punto de vista histológico son similares a los conductos biliares
intrahepáticos y podrían ser restos de conductos biliares embrionarios aberrantes.

Los conductos biliares extrahepáticos llevan la bilis hacia la vesícula biliar y el


duodeno.

El conducto hepático común tiene unos 3 cm de longitud y está revestido por células
epiteliales cilíndricas altas que son muy parecidas a las de la vesícula biliar. En este
conducto están representadas todas las capas del tubo digestivo (v. pág. 618), excepto
la muscular de la mucosa. El conducto cístico conecta el conducto hepático común con
la vesícula biliar y transporta bilis desde la vesícula biliar y hacia ella. Cuando el
conducto cístico se une con conducto hepático común, el conducto fusionado se
denomina colédoco o conducto biliar común y se extiende por unos 7 cm hacia la pared
del duodeno para terminar en la ampolla de Vater. Un engrosamiento de la muscular
externa duodenal en la ampolla constituye el esfínter de Oddi, que rodea los orif cios
del conducto biliar común y el conducto pancreático y actúa como válvula para regular
el f ujo biliar y el jugo pancreático hacia el duodeno.

El hígado del ser humano adulto secreta, en promedio, cerca de 1 l de bilis por
día.

La bilis cumple dos funciones principales. Interviene en la absorción de grasa y es


utilizada por el hígado como un vehículo para la excreción de colesterol, bilirrubina,
hierro y cobre. La composición de la bilis y las funciones específ cas de la mayoría de
sus componentes se reseñan en la tabla 18-1. Como se menciona en la tabla, muchos
componentes de la bilis se reciclan a través de la circulación portal.
• Alrededor del 90 % de las sales biliares, un componente de la bilis, se reabsorbe en el
intestino y regresa al hígado con la sangre de la vena porta. Luego, los hepatocitos
reabsorben las sales biliares y vuelven a secretarlas. Los hepatocitos también
sintetizan nuevas sales biliares para reemplazar a las que se pierden.
• El colesterol y el fosfolípido lecitina, así como la mayoría de los electrolitos y el agua
que llegan al intestino con la bilis, también se reabsorben y se reciclan.

El glucurónido de bilirrubina, el producto desintoxicado final de la degradación de la


hemoglobina, no se recicla. Se excreta con las heces, a las que les confiere su color.
Una falla en la absorción de la bilirrubina o la incapacidad de conjugarla o de secretar
glucurónido puede causar ictericia.

El flujo biliar desde el hígado es regulado por mecanismos hormonales y nerviosos. La


velocidad del flujo sanguíneo hacia el hígado y la concentración de sales biliares en la
sangre ejercen efectos reguladores sobre el flujo biliar. El flujo biliar se incrementa
cuando las hormonas como la colecistocinina (CCK), la gastrina y la motilina son
liberadas por las células enteroendocrinas durante la digestión. Las hormonas
esteroides (p. ej., estrógeno durante el embarazo) disminuyen la secreción biliar
hepática. Además, la estimulación parasimpática aumenta el flujo biliar al estimular la
contracción de la vesícula biliar y la relajación del esfínter de Oddi. La bilis que
abandona el hígado a través del conducto hepático común fluye a hacia la vesícula
biliar través del conducto cístico. Después de su estimulación, la vesícula biliar se
contrae en forma constante y envía la bilis hacia el duodeno a través del colédoco.

El hígado posee inervación simpática y parasimpática.

El hígado (y la vesícula biliar) recibe nervios desde las divisiones simpática y


parasimpática del sistema nervioso autónomo. Los nervios ingresan por el hilio y se
ramif can por todo el hígado siguiendo los espacios portales, junto con los miembros de
la tríada portal. Las fi bras simpáticas inervan los vasos sanguíneos y el incremento de
la estimulación de este sistema produce un aumento de la resistencia vascular, una
disminución del volumen sanguíneo hepático y un rápido incremento de las
concentraciones séricas de glucosa (glucemia). Se cree que las fi bras parasimpáticas
inervan los conductos de gran calibre (los que contienen músculo liso en sus paredes)
y quizás también los vasos sanguíneos; su estimulación promueve la captación de
glucosa y su utilización. Cerca del hilio suelen hallarse los somas de las neuronas
parasimpáticas.
VESÍCULA BILIAR
La vesícula biliar un saco distensible con forma de pera que en los seres humanos
contiene un volumen de alrededor de 50 ml de bilis (v. f g. 18-14). Está adherida a la
superf cie visceral del hígado. La vesícula biliar es un derivado secundario del intestino
embrionario, porque se origina como una evaginación del conducto biliar primitivo que
comunica el hígado embrionario con el intestino en desarrollo.

La vesícula biliar concentra y almacena la bilis.


La vesícula biliar es un saco ciego se continúa, desde su región denominada cuello,
con el conducto cístico. A través de este conducto, recibe bilis diluida desde el
conducto hepático. La vesícula biliar puede almacenar la bilis entrante y extraerle cerca
del 90 % del agua que contiene, lo cual produce un incremento de hasta 10 veces en la
concentración de sales biliares, colesterol y bilirrubina. Las hormonas secretadas por
las células enteroendócrinas del intestino delgado, en respuesta a la presencia de
grasa en el duodeno proximal, estimula las contracciones de músculo liso de la
vesícula biliar. Como consecuencia de estas contracciones, la bilis concentrada se
expulsa hacia el colédoco, que la conduce hasta el duodeno.

La mucosa de la vesícula biliar presenta varias características distintivas.

La vesícula biliar vacía o con llenado parcial posee muchos pliegues de la mucosa
profundos (f g. 18-15). La superf cie de la mucosa está compuesta por epitelio cilíndrico
simple (f g. 18-16). Las células epiteliales altas (colangiocitos) exhiben las siguientes
características:
• Numerosas microvellosidades apicales cortas y poco desarrolladas
• Complejos de unión apicales que unen células contiguas y forman una barrera entre
la luz y el compartimento intercelular
• Concentraciones de mitocondrias localizadas en el citoplasma apical y basal
• Pliegues laterales complejos.

Estas células se parecen mucho a las células absortivas del intestino. Ambas células
comparten las características mencionadas, así como la ubicación de la ATPasa
activada por Na"/K" en sus membranas plasmáticas laterales y en las vesículas de
secreción con contenido de glucoproteínas en su citoplasma apical.

La lámina propia de la mucosa está particularmente bien provista de capilares


fenestrados y pequeñas vénulas, pero no posee vasos linfáticos. Esta capa también es
muy celular y contiene una gran cantidad de linfocitos y plasmocitos. Las
características de la lámina propia son semejantes a las del colon, otro órgano
especializado en la absorción de electrolitos y agua. En la lámina propia de la vesícula
biliar humana normal a veces hay glándulas mucosecretoras, en especial cerca del
cuello del órgano, pero son más comunes en las vesículas biliares inflamadas. En estas
glándulas también hay células de aspecto idéntico a las células enteroendocrinas del
intestino.

La pared de la vesícula biliar carece de muscular de la mucosa y de submucosa.

Por fuera de la lamina propia se encuentra una muscular externa que presenta
abundantes fibras colágenas y elásticas entre los haces de células musculares lisas. A
pesar de su origen en un divertículo derivado del intestino anterior, la vesícula biliar no
presenta una muscular de la mucosa o una submucosa. Los haces musculares lisos
están orientados de algún modo aleatorio, a diferencia de la organización en capas el
intestino. La contracción del músculo liso reduce el volumen vesicular, que fuerza la
salida de su contenido hacia el conducto cístico.

Por fuera de la muscular externa hay una capa gruesa de tejido conjuntivo denso (v. f g.
18-15). Esta capa contiene vasos sanguíneos de gran calibre, una red linfática extensa
y nervios autónomos que inervan la muscular externa y los vasos sanguíneos (en la
pared del conducto cístico se encuentran somas de las neuronas parasimpáticas). El
tejido conjuntivo también contiene abundantes fibras elásticas y tejido adiposo. La capa
de tejido donde la vesícula biliar se adhiere al parénquima hepático, se conoce como
adventicia. La superf cie no adherida está cubierta por una serosa o peritoneo visceral,
que consiste en una capa de mesotelio y una capa delgada de tejido conectivo laxo.

Además, los divertículos profundos de la mucosa, denominados senos de


Rokitansky-Aschoff, a veces se extienden a través de la muscular externa (f g. 18-17 y
lámina 67, pág. 712). Se cree que son un presagio de alteraciones patológicas y que se
desarrollan como resultado de la hiperplasia (crecimiento excesivo de las células) y la
herniación de las células epiteliales a través de la muscular externa. Asimismo, en
estos senos pueden acumularse bacterias causantes de inflamación crónica, lo cual es
un factor de riesgo para la formación de cálculos biliares.

La concentración de la bilis requiere el transporte acoplado de sales y agua.

Las células epiteliales de la vesícula biliar transportan activamente Na+ , Cl" y HCO3"
desde el citoplasma hacia el compartimento intercelular del epitelio. La ATPasa se
localiza en las membranas plasmáticas laterales de las células epiteliales. Este
mecanismo de transporte activo en esencia es idéntico al descrito en el capítulo 17
para los enterocitos del intestino delgado y las células absortivas del colon. Las células
epiteliales de la vesícula biliar también expresan dos tipos de conductos acuosos de
acuaporina (AQP1 y AQP8), proteínas integrales de la membrana que facilitan el
movimiento pasivo rápido del agua (v. cap. 20, cuadro 20-5). La presencia de
conductos acuosos en las membranas plasmáticas apical y basolateral de las células
epiteliales de la vesícula biliar indica que podrían intervenir en la absorción y secreción
del agua.

El transporte activo de Na", Cl! y HCO3! a través de la membrana plasmática lateral


hacia el compartimiento intercelular (paracelular) hace que aumente la concentración
de electrolitos en el espacio intercelular. El incremento de la concentración de
electrolitos crea un gradiente osmótico entre el espacio intercelular y el citoplasma, y
entre el espacio intercelular y la luz del órgano. El agua se desplaza desde el
citoplasma y desde la luz hacia el espacio intercelular debido al gradiente osmótico (es
decir se desplaza a favor de su gradiente de concentración; v. f g. 18-16b). Si bien el
espacio intercelular puede distenderse hasta un grado que con frecuencia es visible
con el microscopio óptico, esta capacidad es limitada. El desplazamiento de electrolitos
y agua hacia el espacio crea una presión hidrostática, que fuerza la salida de un líquido
casi isotónico del compartimento intercelular hacia el tejido conjuntivo subepitelial
(lámina propia). El líquido que ingresa en la lámina propia pasa con rapidez hacia los
abundantes capilares fenestrados y las vénulas que subyacen muy cerca del epitelio.
Los estudios de transporte de líquido en la vesícula biliar fueron los primeros en
demostrar el papel esencial del compartimento intercelular en el transporte
transepitelial de un líquido isotónico desde la luz hacia los vasos. Por lo tanto, la modif
cación f nal de la bilis es principalmente el resultado del transporte activo de Na", Cl! y
HCO3! y del transporte pasivo de agua, mediado por acuaporina, a través de la
membrana plasmática de las células epiteliales de la vesícula biliar.
PANCREAS GENERALIDADES
PÁNCREAS

Fundamentos

El páncreas es una glándula alargada con las siguientes partes: cabeza, cuerpo y
cola. La cabeza es la porción amplia que se localiza en la curva, con forma de “C”,
del duodeno. Está unida al duodeno por medio de tejido conjuntivo. El cuerpo del
páncreas, de ubicación central, atraviesa la línea media del cuerpo humano y la cola
se extiende en dirección al hilio del bazo. El conducto pancreático (de Wirsung)
recorre toda la longitud de la glándula y desemboca en el duodeno a la altura de la
ampolla de Vater, a través de la cual también se introducen en el duodeno el
colédoco y la vesícula biliar. El esfínter de Oddi rodea la ampolla y no solo regula el
flujo de la bilis y el jugo pancreático hacia el duodeno, sino que impide el reflujo de
los contenidos intestinales hacia el conducto pancreático. Algunas personas tienen
un conducto pancreático accesorio (de Santorini), vestigio del origen del páncreas
a partir de dos primordios endodérmicos embrionarios que se evaginan del intestino
proximal. Una capa delgada de tejido conjuntivo laxo forma una cápsula alrededor
de la glándula. Desde esta cápsula, los tabiques se extienden hacia la glándula,
dividiéndola en lóbulos mal definidos. En estos, un estroma de tejido conjuntivo laxo
rodea las unidades parenquimatosas. Entre los lóbulos, cantidades abundantes de
tejido conjuntivo rodean los grandes conductos, los vasos sanguíneos y los nervios.
Además, en el tejido conjuntivo que rodea el conducto pancreático
existen glándulas mucosas pequeñas que drenan en el conducto.

El páncreas es una glándula exocrina y endocrina.

A diferencia del hígado, en el cual las funciones exocrinas y secretoras (endocrinas)


se llevan a acabo en la misma célula, la función doble del páncreas se reparte en
dos componentes estructuralmente
distintos:

• El componente exocrino sintetiza y secreta enzimas hacia el


duodeno, indispensables para la digestión en el intestino.

• El componente endocrino sintetiza las hormonas insulina y glucagón y las


secreta a la sangre. Estas hormonas regulan el metabolismo de glucosa,
lípidos y proteínas en el organismo.

El componente exocrino se localiza en toda la glándula; dentro del páncreas


exocrino se encuentran dispersos grupos celulares bien definidos, denominados
islotes de Langerhans, que constituyen el componente endocrino.

1
Diagrama del páncreas, el duodeno y los conductos excretores asociados. El conducto pancreático principal (de
Wirsung) atraviesa toda la longitud del páncreas y entra en el duodeno después de unirse al colédoco. Es
frecuente un conducto pancreático accesorio (de Santorini), como se ilustra aquí, que desemboca en el
duodeno a la altura de la papila duodenal menor separada. El sitio de entrada del colédoco y el conducto
pancreático principal en el duodeno generalmente está marcado por la papila duodenal mayor, visible
sobre la superficie interna del duodeno.

Páncreas exocrino

El páncreas exocrino es una glándula serosa.

Histológicamente, el páncreas exocrino es muy parecido a la glándula parótida, con


la que se confunde. Las unidades de secreción (adenómeros) tienen forma acinar o
tubuloacinar y están formadas por epitelio simple de células serosas piramidales

El páncreas exocrino es un órgano glandular que vierte su secreción al intestino a


través de un sistema ductal. El páncreas es una estructura de forma alargada y
triangular, que se extiende desde su cabeza, que ocupa el espacio formado por la
concavidad del duodeno, y va adelgazándose hasta su cola, situada en el
hipocondrio izquierdo, cerca del hilio esplénico. El conducto pancreático principal se
une al extremo distal del conducto biliar, y juntos se abren a la luz duodenal en una
pequeña elevación, la ampolla de Vater.

El páncreas posee una cápsula fibrocolagena fina y mal definida a partir de la cual
penetran en él estrechos septos irregulares. Cada lóbulo está formado por
agrupaciones aproximadamente esféricas (ácinos) de células exocrinas secretoras.

2
Cada ácino posee su propio conducto intraacinar, que desemboca en conductos
progresivamente mayores

Las células poseen una superficie libre (luminal) angosta además de una superficie
basal ancha. El tejido conjuntivo periacinar es mínimo. Las células secretoras
serosas del acino producen precursores
enzimáticos digestivos secretados por el páncreas. Los acinos pancreáticos son
únicos entre los acinos glandulares porque el conducto inicial que parte desde el
acino, el conducto intercalado (¡de Bol!), en realidad, comienza dentro del
adenómero mismo

Acino pancreático y su sistema de conductos.

a. En esta microfotografía de un corte fino de material, incluido en plástico y teñido con H8:E, puede observarse
el inicio de un conducto de Boll dentro de un acino pancreático.
Las células que forman el conducto dentro del acino son las células centroacinares. En el citoplasma apical de
las células parenquimáticas se pueden observar claramente gránulos de cimógeno eosinófilo. 860x.

3
b. En el esquema se observa el comienzo del conducto de Boll. Nótense la ubicación y las formas de las células
centroacinares dentro del acino. Constituyen el revestimiento epitelial inicial del conducto de Boll que drena en
un conducto colector intralobulillar.

Microfotografía electrónica del acino pancreático y del conducto de Boll. Obsérvese que el acino pancreático
está formado por células acinares piramidales. Su región basal contiene el núcleo rodeado por RER extenso y
por el aparato de Golgi. La región apical exhibe gránulos de cimógeno bien conservados. Es visible el origen
del conducto de Boll revestido por células centroacinares. 5800x

Las células exocrinas pancreáticas son células secretoras de proteínas.


Los ácinos están formados por células secretoras de proteínas (células acinares
pancreáticas), con base ancha y superficie apical estrecha, cubiertas por algunas
microvellosidades cortas.

Estas células son ricas en retículo endoplásmico rugoso, que se concentra


principalmente en la mitad inferior de la célula y es el responsable de su basofilia
citoplásmica. La mitad superior de la célula, la más cercana a la luz, contiene una
cantidad variable de gránulos de zimógeno eosinófilos, en donde se encuentran las
proenzimas sintetizadas por la célula. Algunas células contienen gran número de
estos gránulos, mientras que otras, que contienen pocos o ninguno, se piensa que
han vaciado recientemente sus gránulos por exocitosis hacia la luz acinar. Se cree
que las preenzimas son sintetizadas por el retículo endoplásmico rugoso y luego
transportadas al Golgi, que las almacena en gránulos

4
Las células del conducto ubicadas dentro del acino son conocidas como células
centroacinares.

Las células acinares se caracterizan por una basofilia bien definida en el citoplasma
basal y por gránulos acidófilos de cimógeno en el citoplasma apical. Los gránulos
de cimógeno son más abundantes en el páncreas de las personas que están en
ayuno. Las células centroacinares planas carecen de retículo endoplasmático
rugoso y gránulos de secreción; por lo tanto, se tiñen muy pálidamente con eosina.
Esta tinción débil sirve para identificarlas en los cortes histológicos de rutina.

Las células acinares pancreáticas producen y segregan los precursores de


una amplia variedad de enzimas.
Las secreciones de las células exocrinas pancreáticas están involucradas en la
degradación de los alimentos en la luz duodenal e incluyen enzimas proteolíticas
(especialmente tripsinógeno, quiotripsinógeno, procarboxipeptidasas A y B y
proelastasa) y enzimas lipolíticas (profosfolipasa y prolipasa). El páncreas segrega
también amilasa, colesterol esterasa y ribonucleasas.
La secreción pancreática es alcalina debido a la secreción selectiva de iones
bicarbonato, atribuida al sistema ductal más que a las células acinares.

Los gránulos de cimógeno contienen una gran variedad de enzimas digestivas


en una forma inactiva.

Las enzimas pancreáticas pueden digerir la mayoría de las sustancias alimenticias.


A continuación, se enumeran las enzimas inactivas, o proenzimas, contenidas en
los gránulos de cimógeno pancreático, junto con las sustancias específicas que
digieren una
vez activadas:

• Endopeptidasas (tripsinógeno, quimiotripsinógeno) y exopeptidasas


proteolíticas (procarboxipeptidasa, proaminopeptidasa), que digieren
proteínas mediante la escisión de sus enlaces
peptídicos internos (endopeptidasas) o de los aminoácidos de los extremos
terminales carboxilo o amino del péptido.

• Enzimas amilolíticas (amilasa a), que digieren los hidratos de carbono al


romper los enlaces glucosídicos de los polímeros de la glucosa.

• Lipasas, que digieren lípidos por escisión de los enlaces éster de los
triglicéridos para producir ácidos grasos libres.

• Enzimas nucleolíticas (desoxirribonucleasa y ribonucleasa), que digieren


ácidos nucleicos para producir nucleótidos.

5
Las enzimas digestivas pancreáticas se activan solo después de alcanzar la luz del
intestino delgado. Al principio, la actividad proteolítica de las enterocinasas en el
glucocáliz de las microvellosidades de las células absortivas intestinales convierte
el tripsinógeno en tripsina, una enzima proteolítica poderosa. Después, la tripsina
cataliza la conversión de otras enzimas inactivas, así como la digestión de proteínas
en el quimo.

Con la MET se observa que la basofilia citoplasmática de las células acinares


pancreáticas corresponde a un extenso conjunto ordenado de RER y ribosomas
libres. La presencia de estos numerosos orgánulos concuerda con el alto grado de
actividad de síntesis proteínica de las células acinares. En el citoplasma apical hay
un aparato de Golgi bien desarrollado que participa en la concentración y envasado
de los productos secretados. Las mitocondrias son pequeñas y, si bien están en
toda la célula, se concentran entre las cisternas del RER.

Microfotografía electrónica del citoplasma apical de varias células pancreáticas acinares. Una célula pancreática
acinar está circunscrita por la línea discontinua. Los núcleos (N) de dos células contiguas se pueden distinguir
en la parte inferior de la imagen. El citoplasma apical contiene un extenso retículo endoplasmático rugoso (REA),
mitocondrias (M), gránulos secretores con contenido de cimógeno (GSZ) y siluetas de Golgi (G). La superficie
apical da a una luz (L) en la cual se liberan los gránulos de cimógeno. Se señala un complejo de unión (CU)

cerca de la luz. 20000x.

6
Sistema de conductos del Páncreas exocrino.

Las células acinares están unidas entre sí por complejos de unión en sus polos
apicales; de esta manera forman una luz aislada hacia la cual se extienden
pequeñas microvellosidades desde la superficie celular apical y se liberan los
gránulos de cimógeno por exocitosis.

Las secreciones pancreáticas circulan por un sistema ductal ramificado que confluye
en un conducto pancreático principal.

El sistema ductal pancreático comienza en el ácino. Las células pálidas


centroacinares representan el componente intraacinar del conducto intercalado,
están recubiertas por un epitelio cúbico de una sola capa, y forman una compleja
red.

La compleja red ramificada de conductos intralobulillares desemboca en los grandes


conductos interlobulillares revestidos de epitelio cilíndrico poco profundo, donde
pueden encontrarse células enteroendocrinas y algunas células caliciformes. Los
conductos interlobulillares, a su vez, desembocan directamente en el conducto de
Wirsung, que atraviesa toda la glándula de forma paralela a su eje longitudinal; ello
le confiere a esta porción del sistema de conductos un aspecto de espinazo de
pescado.

Los conductos interlobulillares de mayor tamaño discurren por los septos


fibrocolágenos situados entre los lobulillos pancreáticos mal definidos.

Los conductos interlobulillares se unen a los conductos pancreáticos principales,


que se extienden longitudinalmente desde la cola del páncreas hasta su cabeza y
desembocan en la luz duodenal a través de la ampolla de Vater. Los conductos
pancreáticos principales están tapizados por un epitelio cilíndrico alto que contiene
algunas células caliciformes secretoras de mucina.

En la cabeza del páncreas surge un segundo conducto (accesorio) grande, el


conducto pancreático accesorio o de Santorini.

Los conductos de Boll añaden bicarbonato y agua a la secreción exocrina.


El páncreas secreta cerca de 1 L de líquido por día, casi el mismo volumen inicial
de la secreción hepática biliar. Mientras que la bilis se concentra en la vesícula biliar,
todo el volumen de la secreción pancreática se entrega al duodeno. Si bien los
acinos secretan un pequeño volumen de líquido con proteínas abundantes, las
células del conducto de Boll secretan un gran volumen de líquido rico en sodio y
bicarbonato. El bicarbonato sirve para neutralizar la acidez del quimo que entra en
el duodeno desde el estómago y para establecer el pH óptimo para la actividad de
las principales enzimas pancreáticas.

7
La secreción exocrina pancreática está sometida a un control
hormonal y neuronal.

Dos hormonas secretadas por las células enteroendocrinas del duodeno, la


secretina y la CCK, son los reguladores principales del páncreas exocrino. La
entrada del quimo ácido
en el duodeno estimula la liberación de estas hormonas en la sangre:

• La secretina es una hormona polipeptídica (27 residuos de aminoácidos) que


estimula las células de los conductos para secretar un gran volumen de
líquido con una alta concentración de HCO) y, pero sin ningún contenido
enzimático o con muy pocas enzimas.

• La colecistocinina (CCK) es una hormona polipeptídica (33 residuos de


aminoácidos) que determina que las células acinares secreten sus
proenzimas.

La acción coordinada de las dos hormonas provoca la secreción de un gran volumen


de líquido alcalino, abundante en enzimas, hacia el duodeno. Además de la
influencia hormonal, el páncreas también recibe inervación autónoma. Las fibras
nerviosas simpáticas intervienen en la regulación del flujo sanguíneo pancreático.
Las fibras parasimpáticas estimulan la actividad de las células acinares y
centroacinares. Los somas neuronales que a veces se observan en el páncreas
pertenecen a las neuronas posganglionares parasimpáticas.

Páncreas endocrino.
El páncreas endocrino es un órgano difuso que secreta hormonas que regulan la
concentración de glucosa en sangre.

Las células endocrinas pancreáticas están agrupadas en cúmulos llamados


islotes de Langerhans
los islotes de Langerhans son agrupaciones celulares redondeadas, diseminadas
por todo el tejido pancrático. Están incrustadas en el componente exocrino y son
más numerosos en la zona de la cola. Su tamaño y el número de células que
contiene son muy variables. Las células de los islotes son más pequeñas y más
pálidas que las células exocrinas, y adquieren formas esféricas o poligonales por la
compresión de las células adyacentes. Cada islote posee su propia red capilar, que
se halla en contacto con todas las células.
Los islotes pancreáticos se forman a partir de brotes celulares de los mismos
conductillos que dan lugar a los componentes exocrinos del páncreas.

8
figura 1. Islotes de Langerhans. a)
Microfotografía a medio aumento de un islote
de Langerhans (I), englobado en el
componente exocrino (E) del páncreas. Los
islotes aproximadamente esféricos, están
formados por células mucho menores que las
del páncreas exocrino, de las que se
encuentran separados por una fina capsula
fibrocolagenosa (C). b) microfotografía a gran
aumento de células de islotes. Obsérvese
que todas las células se hallan en contacto
con la red capilar (C).

Los islotes individuales pueden contener sólo unas pocas células o varios
centenares de ellas. Sus células poligonales están dispuestas en cordones
irregulares cortos, que están rodeados por una red profusa de capilares fenestrados.
Las células endocrinas definitivas de los islotes se desarrollan entre la novena y la
duodécima semanas de gestación.
Cada islote pancreático contiene diferentes células neuroendocrinas.
Cada tipo celular participa en la secreción de una única hormona. La nomenclatura
de los tipos celulares es confusa por lo que identificaremos cada tipo celular por su
hormona principal, e indicaremos otros términos entre paréntesis.
Existen cuatro tipos celulares principales y al menos dos secundarios. Del número
total de células pancreáticas endocrinas, las proporciones de los principales tipos
celulares son las siguientes:
• Aproximadamente un 70% son celulas secretoras de insulina y amilina
(celulas B o beta) y, en general, se localizan en su porción central. Las células
B o beta contienen abundantes gránulos de secreción de unos 300nm de
diámetro con un centro poliédrico denso y una matriz pálida. Se cree que el
centro poliédrico es insulina cristalizada.
• Aproximadamente un 20% son células secretoras de glucagón (celulas A o
alfa), se localizan en la periferia de los islotes. Las células A o alfa contienen
gránulos de secreción de unos 250nm de diámetro que son más uniformes
en tamaño y se encuentran más juntos en el citoplasma que los gránulos de
las células B. El gránulo es el sitio del glucagón almacenado.
• Aproximadamente y un 5-10% son celulas secretoras de somatostatina
(células D, gamma o tipo III), también se localizan en la periferia de los islotes.

9
La somatostatina secretada por éstas células está contenida en los gránulos
de secreción que son más grandes que los de las células A y B.
• Aproximadamente un 1-2% son células secretoras de polipéptido pancreático
(células PP o F)
Las células PP, relativamente escasas al observar un fragmento pancreático al azar,
son más abundantes en el lóbulo posterior del páncreas, en la cabeza y en la región
cervical. También se hallan diseminadas en las paredes de los conductos. Sus
vacuolas neurotransmisoras son esféricas, con un nucleo central electrodenso
rodeado por una amplia zona trasparente a los electrones
Los tipos celulares secundarios son:
• Células secretoras de péptido intestinal vasoactivo (VIP) (celulas D-1 o tipo
IV).
• Células secretoras mixtas (células EC o enterocromatfines)
Otros tipos celulares minoritarios se hallan presentes en pequeña cantidad en los
islotes y dispersos por los componentes exocrino y ductal. Se ha observado que las
células de secreción mixta producen diversos péptidos activos, como motilina y
sustancia P, y también serotonina.
Ciertos datos indican que algunas células pueden secretar más de una hormona.
La tinción inmunocitoquímica ha permitido verificar la presencia de varias hormonas,
además del glucagón, en el citoplasma de las células A. Éstas incluyen péptido
inhibidor gástrico (GIP), CCK y hormona adrenocorticotrópica (ACTH)-endorfina.
Si bien, ni existe evidencia morfológica clara sobre la presencia de células G (células
de gastrina) en los islotes, la gastrina también podría ser secretada por una o más
células.
Los islotes contienen una compleja red de capilares con endotelio fenestrado.
Los islotes de Langerhans comprenden solo 1 y 2% de la masa total del páncreas,
sin embargo, reciben cerca del 10-15% del flujo sanguíneo pancreático. En los
islotes de Langerhans existen dos patrones predominantes de flujo sanguíneo. El
patrón más frecuente es el ingreso de la sangre en el centro del islote, al que irriga
en primer lugar, que después se esparce hacia la periferia. En el segundo patrón
varias arteriolas ingresan en la periferia de los islotes y se ramifican en capilares
fenestrados para irrigar el centro del islote.
Los islotes pancreáticos están inervados por el sistema nervioso autónomo.
Existen ramas nerviosas simpáticas y parasimpáticas que contactan directamente
con la superficie de alrededor de 10% de la célula. Existen uniones en hendidura
bien desarrollados entre células de los islotes adyacentes, que pueden proporcionar
el mecanismo a través del cual el estímulo neural llega a todas las células. El

10
sistema nervioso autónomo inerva también los vasos sanguíneos y, probablemente,
influye sobre la perfusión.
La estimulación parasimpática aumenta la producción de insulina y glucagón,
mientras que la estimulación simpática inhibe la liberación de insulina.
Diabetes sacarina (diabetes mellitus)
La producción insuficiente de insulina produce la enfermedad diabetes mellitus,
caracterizada, por ejemplo, por disminución de la utilización de la glucosa. En
consecuencia, hay hiperglucemia (aumento de la concentración de glucosa en la
sangre) y la consiguiente glucosuria (glucosa en la orina). Se observan muchos
otros síntomas como consecuencia del amplio espectro de acciones que ejerce la
insulina en el organismo, además de una tendencia a la aparición de daños
orgánicos, por ejemplo, debidos a modificaciones vasculares. La diabetes se
clasifica en dos tipos principales: diabetes mellitus insulinodependiente, también
denominada diabetes tipo l o diabetes juvenil, debida a disminución de la producción
de insulina por el páncreas; y diabetes mellitus no insulinodependiente. también
llamada diabetes tipo 2 o diabetes del adulto, debida a la menor sensibilidad para la
insulina en los tejidos. En la diabetes tipo 1, la menor producción de insulina se debe
a destrucción de las células B hasta que desaparecen por completo, por lo cual las
concentraciones de insulina plasmática son muy bajas o indetectables. Importantes
evidencias sugieren que se trata de una enfermedad autoinmune, por ejemplo,
debida a anti cuerpos circulantes contra las células B. Las causas predisponentes
incluyen factores genéticos (herencia poligénica) y quizá ciertos tipos de infecciones
virales.
Aún queda mucho por descubrir respecto de las relaciones causales. En la diabetes
tipo 2, la disminución de la cantidad de células B en el páncreas es escasa o nula,
por lo que la insulina plasmática es normal o incluso puede estar aumentada, dado
que la incapacidad para utilizar la glucosa se debe a una carencia relativa de
insulina como consecuencia de la menor sensibilidad tisular. Por lo tanto, podrá
considerarse el tratamiento con insulina en los casos graves de diabetes tipo 2. No
existen evidencias de que la diabetes tipo 2 se deba a autoinmunidad o infecciones
virales, mientras que parecen tener mayor importancia los factores genéticos que
en la diabetes tipo 1, dado que hay casi el 100% de concordancia en el desarrollo
de la enfermedad en gemelos idénticos. Sin embargo, se desconoce el patrón de
herencia. Ciertas evidencias sugieren que una ingesta excesiva de alimentos, en
especial cuando se asocia con obesidad y disminución de la actividad física, tiene
importancia en la incidencia del desarrollo de diabetes tipo 2. También influye la
edad avanzada, dado que por lo general la diabetes tipo 2 sólo aparece después de
los 40 años.

11
Figura 2. En (a) se detectó
la presencia de glucagón,
en (b) células secretoras
de insulina, (d) células
secretoras se
somatostatina, (f) células
secretoras de polipéptido
pancreático

12
Las dos hormonas más importantes secretadas por los islotes de Langerhans
son la insulina y glucagón.
La insulina es una molécula proteica pequeña compuesta por dos cadenas
polipeptídicas, A y B, unidas por dos puentes disulfuro y es sintetizada por las
células B. la acción de la insulina tiene profundos efectos sobre varios procesos
metabólicos del organismo, por lo general, la insulina estimula los procesos
anabólicos de los músculos, el hígado y el tejido adiposo, dado que estimula la
síntesis de glucógeno, proteínas y ácidos grasos. El efecto directo más importante
de la insulina es su capacidad para estimular el trasporte de glucosa a través de la
membrana de determinadas células. En particular la secreción de insulina depende
de la concentración de glucosa en la sangre que tiene efecto directo sobre dicha
secreción. La adrenalina y la noradrenalina ejercen regulación hormonal que inhibe
secreción de insulina por unión con receptores alfa 2, adrenérgicos en las células
B, y la estimula por unión con receptores beta adrenérgicos. En condiciones
normales, el efecto general de esta regulación es inhibidor. La secreción es
estimulada por el péptido inhibidor gástrico (GIP) liberado por las células K de la
mucosa de la porción proximal del intestino delgado, que se cree que es el factor
intestinal fisiológico que normalmente estimula la secreción de insulina después de
la ingesta de glucosa.
La inervación autónoma de los islotes también influye sobre la secreción hormonal.
La estimulación de las fibras parasimpáticas aumenta la secreción de insulina
mediada por acetilcolina como neurotransmisor) mientras que la estimulación de las
fibras simpáticas inhibe la liberación de insulina.
Es la secreción endocrina más abundante.
El glucagón es un polipéptido pequeño sintetizado por las células A. En varios
aspectos, el efecto del glucagón es opuesto al de la insulina. El más importante es
sobre la glucemia, cuya concentración aumenta. Este efecto se debe a que el
glucagón aumenta la actividad de la fosforilasa por la vía del AMP cíclico, después
de unirse a los receptores de glucagón acoplados a proteína G sobre los
hepatocitos. Esto causa la degradación del glucógeno a glucosa, que se libera a la
sangre. El glucagón también posee otros mecanismos de acción por intermedio de
otros tipos de receptores sobre los hepatocitos, que también conducen a aumentar
la liberación de glucosa a la sangre. Al igual que para la insulina, en principio la
regulación de la secreción de glucagón es ejercida por la concentración de glucosa
en la sangre, de modo tal que cuando disminuye la glucemia se estimula la
secreción de la hormona, mientras que la glucemia elevada la inhibe. La secreción
también es estimulada por fibras nerviosas simpáticas, por acción sobre receptores
beta adrenérgicos, y por el sistema parasimpático, a través de fibras del nervio vago.
Varios otros factores actúan sobre la secreción de glucagón, como la ingesta de
alimentos (mediante hormonas intestinales).

13
Otra hormona que también es secretada es la Somatostatina.
La somatostatina es secretada por las células D de los islotes. Es idéntica a la
hormona secretada por el hipotálamo que regula la liberación de somatotrofina
(hormona de crecimiento) desde la adenohipófisis. Si bien el papel preciso de la
somatostatina es los islotes no está claro, se ha demostrado que inhibe la secreción
de insulina y glucagón. También suprime la secreción exocrina del Páncreas.

Células secretoras de insulina. Las


células secretoras de insulina/amilina
ocupan el área central de los islotes
pancreáticos y son el tipo celular más
abundante. Estas células poseen un
retículo endoplasmático rugoso muy
desarrollado, un Golgi prominente y
numerosas vesículas neurosecretoras
de unos 300 nm de diámetro. Las
vesículas presentan un núcleo central
electrondenso en forma de estructura
cristalina romboidal o poliédrica rodeada
por un halo transparente a los
electrones y envuelta por una
membrana fina. En algunas vesículas
falta el núcleo, probablemente debido a
la reciente descarga de la insulina (el
núcleo central parece estar compuesto
por insulina formando complejos con
zinc). Se cree que el péptido amilina
modula la acción de la insulina.

14
Células secretoras de glucagón. Las
células secretoras de glucagón se
localizan principalmente en la periferia
de los islotes pancreático. Las células
secretoras de glucagón poseen rasgos
ultraestructurales similares a las
células secretoras de insulina, excepto
que las vesículas secretoras son
menores y su núcleo electrodenso es
más esférico y generalmente
excéntrico.

Células secretoras de
somatostatina. Las células
secretoras de somatostatina son una
población minoritaria y, en el hombre,
están diseminadas de forma
aparentemente aleatoria entre los
islotes pancreáticos
Algunos islotes contienen un número
importante de estas células, mientras
otros no poseen ni una sola. Las
células secretoras de somatostatina
contienen vesículas neurosecretoras
más grandes que las células secretoras de insulina y de glucagón, de hasta 35 nm
de diámetro, y su núcleo es mucho menos electrodenso.

15
VASOS LINFÁTICOS
Estas redes suelen no ser visibles en cortes histológicos de rutina pero pueden
demostrarse por métodos experimentales. Una red está ubicada en las regiones exteriores
de la corteza y drena en vasos linfáticos mayores que hay en la cápsula. La otra red es más
profunda dentro del parénquima del riñón y desemboca en los vasos linfáticos grandes en
el seno renal. Existen numerosas anastomosis entre las dos redes linfáticas.
INERVACIÓN
Las fibras que forman el plexo renal derivan, en su mayor parte, de la división simpática
del sistema nervioso autónomo. Causan la contracción del músculo liso vascular y la
consecuente vasoconstricción.
Los glomérulos son: Racimo pequeño y redondo de vasos sanguíneos en el interior de los
riñones. Filtra la sangre para reabsorber materiales útiles y extrae los desperdicios en
forma de orina.
La constricción de las arteriolas aferentes a los glomérulos reduce la velocidad de
filtración y disminuye la producción de orina.
La constricción de las arteriolas eferentes de los glomérulos incrementa la velocidad de
filtración y aumenta la producción de orina.
La pérdida de inervación simpática conduce al incremento de la producción urinaria total.
URÉTER, VEJIGA URINARIA Y URETRA
Todas las vías urinarias, excepto la uretra, presentan la misma organización general.
Una mucosa (revestida por epitelio de transición), una muscular y una adventicia (o, en
algunas regiones, una serosa).
El epitelio de transición tapiza los cálices, los uréteres, la vejiga y el segmento inicial de la
uretra.
La orina fluye en forma secuencial a un cáliz menor, un cáliz mayor y la pelvis renal y
abandona cada riñón a través del uréter hacia la vejiga urinaria. donde se almacena. Por
último, la orina se elimina a través de la uretra.
El epitelio de transición (urotelio)
Este epitelio estratificado es esencialmente impermeable a las sales y al agua. Las células
en el epitelio de transición están compuestas por al menos tres capas:

• La capa superficial
• La capa celular intermedia
• La capa celular basal
La capa superficial:
Contiene células poliédricas grandes, mononucleares o multinucleadas. Con frecuencia se
describen como células en cúpula o células sombrilla debido a la curvatura. La forma de
estas células epiteliales depende de la acumulación de orina de la vía urinaria. Una vejiga
urinaria vacía, las células en cúpula son más bien cuboides Cuando la vejiga se llena, las
células están muy estiradas y se ven desplegadas y aplanadas.
La capa celular intermedia
Contiene células con forma de pera que están conectadas entre sí y células en cúpula
suprayacentes por desmosomas.
Los desmosomas son puntos de unión.
Cuando una célula en cúpula suprayacente desaparece, la población de células
intermedias se diferencia y reemplaza la célula superi cial perdida con rapidez.
La capa celular basal
Consiste en pequeñas células que poseen un solo núcleo que se localiza en la membrana
basal. Esta capa contiene células madre del urotelio.
El epitelio de transición mantiene una barrera de permeabilidad urotelial a pesar de los
cambios dinámicos en la pared de la vejiga urinaria y otros órganos que contienen orina.
A medida que la vejiga u otros órganos que contienen orina se distienden, la superficie
plegada de la mucosa se estira y expande. Las células en cúpula también sufren cambios
en su membrana apical que están asociados con la presencia de vesículas fusiformes.
Éstas están formadas por unidad de membranas asimétricas similares a aquellas en las
placas uroteliales.
Durante la micción, el proceso se revierte a medida que la membrana apical añadida se
recupera por endocitosis y la membrana apical de las células en cúpula se acorta.
El músculo liso de las vías urinarias está organizado en haces.
En toda la vía urinaria bajo el urotelio hay una lámina propia de colágeno denso. Las
paredes carecen de muscular de la mucosa y de submucosa. En las porciones tubulares
(uréteres y uretra), suele haber dos capas de músculo liso.
Capa longitudinal
Capa circular
El músculo liso de las vías urinarias está mezclado con tejido conjuntivo, de modo que
forma haces paralelos en lugar de láminas musculares puras.
Uréteres
Cada uréter conduce la orina desde la pelvis renal hacia la vejiga urinaria y tiene alrededor
de 24 a 34 cm de longitud. La parte distal del uréter ingresa en la vejiga urinaria y sigue un
trayecto oblicuo a través de la pared vesical.
El epitelio de transición (urotelio) tapiza la superficie luminal de la pared del uréter. El
resto de la pared está compuesto por musculo liso y tejido conjuntivo.
El musculo liso se divide en tres capas:
Una capa longitudinal interna, una capa circular media y una capa longitudinal externa. Sin
embargo, la capa longitudinal externa está presente sólo en el extremo distal del uréter.
A medida que la vejiga se distiende por la acumulación la orina, los orificios de los
uréteres se comprimen, lo cual reduce la posibilidad de que haya reflujo de orina hacia los
uréteres. La contracción del músculo liso de la pared de la vejiga también comprime los
orificios de desembocadura de los uréteres en la vejiga.
Esta acción contribuye a prevenir la diseminación de infecciones desde la vejiga y la
uretra, que son sitios frecuentes de infección crónica hacia los riñones.
Vejiga urinaria
Es un reservorio distensible para la orina, ubicado en la pelvis por detrás de la sínfisis del
pubis; su tamaño y su forma cambian a medida que se llena. Tiene tres orificios, dos para
los uréteres (orificios ureterales) y un para la uretra (orificio interno de la uretra).
La región triangular definida por estos tres orificios, el trígono, es bastante lisa y tienen
un espesor constante, mientras que el resto de la pared vesical es grueso.
Estas diferencias son un reflejo de los orígenes embriológicos del trígono y del resto de la
pared vesical: el trígono deriva de los conductos mesonéfricos embrionarios y la porción
principal de la pared se origina en la cloaca.
Hacia el orifico de la uretra, las fibras musculares forman el esfínter uretral interno
involuntario, que es un anillo muscular ubicado alrededor del orificio de la uretra.
La vejiga está inervada por las divisiones simpáticas y parasimpáticas del sistema nervioso
autónomo:
fibras simpáticas, forman un plexo en la adventicia de la pared vesical.
fibras parasimpáticas, son las las fibras eferentes del reflejo de la micción.
fibras sensitivas, que van desde la vejiga hasta la porción sacra de la médula espinal
Uretra
Es el tubo fibromuscular que transporta orina desde la vejiga urinaria hasta el exterior a
través del orificio externo de la uretra.
En el varón, la uretra funciona como segmento terminal tanto de la vía urinaria como de la
vía espermática. Tiene unos 20 cm de longitud y presenta tres porciones bien definidas.
La uretra prostática Está tapizada por epitelio de transición. La glándula prostática está
ubicada justo debajo de la vejiga y rodea la parte superior del conducto que drena orina
de la vejiga (uretra). La función principal de la próstata es producir el líquido que nutre y
transporta esperma (líquido seminal).
La uretra membranosa se extiende por alrededor de 1 cm desde el vértice de la glándula
prostática hasta el bulbo del pene. Atraviesa el espacio perineal profundo del piso de la
pelvis a medida que ingresa en el periné.
La uretra peniana está rodeada por el cuerpo esponjoso a medida que atraviesa la
longitud del pene. Está revestida por epitelio seudocilíndrico estratificado excepto en su
extremo distal, donde está tapizada por epitelio estratificado plano que se continúa con la
piel del pene.
En la mujer, la uretra es corta, mide entre 3 cm y 5 cm de longitud desde la vejiga hasta el
vestíbulo de la vagina, donde normalmente termina justo detrás del clítoris. La mucosa se
describe tradicionalmente con pliegues longitudinales. Al igual que en la uretra
masculina, al principio el revestimiento es epitelio de transición, una continuación del
epitelio vesical, pero cambia a epitelio estratificado plano antes de su terminación.
FUNCIÓN TUBULAR RENAL
A medida que el ultrafiltrado glomerular atraviesa el túbulo urinífero y los conductos colectores
del riñón, sufre cambios que incluyen tanto la absorción activa y pasiva, como la secreción.

• Ciertas sustancias del ultrafiltrado se reabsorben, algunas en forma parcial (p. ej., agua, sodio y
bicarbonato) y otras por completo (p. ej., glucosa).

• Otras sustancias (p. ej., creatinina y bases y ácidos orgánicos) se añaden al ultrafiltrado (es decir,
la orina primaria) mediante la actividad secretora de las células tubulares. Por lo tanto, el volumen
del ultrafiltrado se reduce de modo sustancial y la orina se torna hiperosmótica.

Túbulo contorneado proximal


El túbulo contorneado proximal es el sitio inicial y principal de reabsorción.

El túbulo contorneado proximal recibe el ultrafiltrado desde el espacio urinario de la cápsula de


Bowman. Las células cúbicas del túbulo contorneado proximal poseen especializaciones
superficiales complejas asociadas con las células que se encargan de la absorción y del transporte
de líquidos.

Estos túbulos presentan las siguientes características:

➢ Un borde en cepillo
➢ Un complejo de unión
➢ Pliegues o plegamientos
➢ Extensa interdigitación de las evaginaciones basales de células contigua
➢ Estriaciones basales

El túbulo contorneado proximal recupera la mayoría de los líquidos del ultrafiltrado. De los 180
l/día de ultrafiltrado que ingresa en las nefronas, alrededor de 120 l/día, o el 65% del ultrafiltrado,
es reabsorbido por el túbulo contorneado proximal. Dos proteínas principales tienen a su cargo la
reabsorción de líquidos en los túbulos contorneados proximales:

ATPasa de Na+/K+ (bomba de sodio), una proteína transmembrana que se localiza en los pliegues
laterales de la membrana plasmática. Es responsable de la reabsorción de Na+, que es la fuerza
impulsora principal para la re absorción de agua en el túbulo contorneado principal.

Acuaporina 1 (AQP-1), una pequeña proteína transmembrana (30kDa) que funciona como un canal
acuoso molecular en la membrana celular de los túbulos contorneados proximales.

El túbulo contorneado proximal también reabsorbe casi la totalidad de los aminoácidos, los
monosacáridos y los pequeños polipéptidos.

Al igual que en el intestino, las microvellosidades de las células del túbulo contorneado proximal
están cubiertas por un glucocáliz bien desarrollado que contiene varias ATPasas, peptidasas y altas
concentraciones de disacaridasas. El túbulo contorneado proximal recupera casi el 100% de la
glucosa. La absorción de glucosa por las células epiteliales genera una alta concentración
intracelular de glucosa que activa la familia de los transportadores de glucosa (GLUT2).
El túbulo contorneado proximal también recupera alrededor del 98% de los aminoácidos filtrados.

Los pequeños polipéptidos son recuperados en un proceso similar al de la glucosa que emplea los
cotransportadores de péptidos asociados al H+ de la superficie apical (PepT1 and PepT2). Una vez
dentro de la célula, los polipéptidos se degradan con facilidad y se transportan a través de la
membrana basolateral como aminoácidos libres. Las proteínas y los péptidos grandes sufren
endocitosis en el túbulo contorneado proximal.

Cuando las proteínas se unen a los receptores, se inicia el proceso de endocitosis y las vesículas
endocíticas que contienen la proteína unida forman grandes endosomas tempranos con contenido
proteico.

Estos endosomas tempranos están destinados a convertirse en lisosomas, y las proteínas


incorporadas por endocitosis son degradadas por hidrolasas ácidas. Los aminoácidos producidos
en la degradación lisosómica se reciclan y se devuelven a la circulación a través del compartimento
intercelular y el tejido conjuntivo intersticial.

Túbulo recto proximal


Las células del túbulo recto proximal no son tan especializadas para la absorción como las del
túbulo contorneado proximal. Son más cortas, con un borde en cepillo menos desarrollado y con
evaginaciones laterales y basolaterales que se presentan en menor cantidad y son menos
complejas.

Las células del túbulo recto proximal están destinadas a recuperar la glucosa remanente que
escapó a la recuperación en los túbulos contorneados proximales antes de que ingrese en el
segmento delgado del asa de Henle. Estas células también poseen transportadores de glucosa
GLUT1.

Segmento delgado del asa de Henle


la longitud del segmento delgado varía según la ubicación de la nefrona en la corteza. En el
microscopio óptico es posible detectar al menos dos clases de túbulos de segmento delgado El
examen microscópico electrónico de los segmentos delgados de varias nefronas permite observar
diferencias adicionales, concretamente, la existencia de cuatro tipos de células epiteliales.

• Epitelio tipo I, que se encuentra en las ramas delgadas ascendente y descendente del asa
de Henle de las nefronas de asa corta.

• Epitelio tipo II, que se halla en la rama descendente delgada de las nefronas de asa larga
en el laberinto cortical.
• Epitelio tipo III, que se localiza en la rama descendente delgada en la médula interna
• Epitelio tipo IV, que se ubica en la curvatura de las nefronas de asa larga y en toda la rama
ascendente delgada.
Los papeles funcionales específicos de los cuatro tipos de células están relacionados con su
función en el sistema intercambiador de contracorriente que actúa en la concentración de líquido
tubular.

Las ramas delgadas ascendente y descendente del asa de Henle poseen diferentes propiedades
estructurales y funcionales. Los estudios del ultrafiltrado que entra en la rama delgada
descendente y sale de la rama delgada ascendente del asa de Henle permiten comprobar cambios
radicales en su osmolalidad. El ultrafiltrado que ingresa en la rama delgada descendente es
isoosmótico, mientras que el ultrafiltrado que sale de la rama delgada ascendente es
hipoosmótico con respecto al plasma Las dos ramas del asa de Henle tienen diferentes
permeabilidades y, por ende, diferentes funciones:

La rama delgada descendente del asa de Henle es muy permeable al agua debido a la presencia de
acuaporinas (AQP) que permiten el libre paso del agua. Esta rama es mucho menos permeable al
Na+ y la urea.

La rama delgada ascendente del asa de Henle es muy permeable al Na+ y al Cl- debido a la
presencia de cotransportadores de Na+/K+/2Cl-.

Además, la rama delgada ascendente es muy impermeable al agua; por lo tanto, a medida que la
concentración intersticial de Na+ y Cl- aumenta, el intersticio se torna hiperosmótico y el líquido
en la luz de la nefrona se torna hipoosmótico. Por esta razón, la rama delgada ascendente a veces
recibe el nombre de segmento diluyente de la nefrona.

Asimismo, las células epiteliales que revisten la rama gruesa ascendente producen una proteína de
85kDa denominada uromodulina (proteína de Tamm-Horsfall).

La uromodulina también modula la adhesión celular y la transducción de señal mediante la


interacción con varias citocinas.

En las personas con enfermedades renales inflamatorias, se detecta uromodulina precipitada en la


orina en forma de cilindros urinarios.

Túbulo recto distal


El túbulo recto distal es parte de la rama ascendente del asa de Henle. El túbulo recto distal (rama
gruesa ascendente), como ya se mencionó, es parte de la rama ascendente del asa de Henle e
incluye las porciones medular y cortical, con esta última ubicada en los rayos medulares.

el epitelio del túbulo contorneado distal también es bastante impermeable al agua. El segmento
inicial del túbulo contorneado distal es el sitio primario para la reabsorción del Ca2+ regulada por
la hormona paratiroidea.

Este túbulo corto tiene a su cargo las siguientes funciones:

• Reabsorción de Na+
• Reabsorción de iones bicarbonato
• Reabsorción de cloruro (Cl-)
• Secreción de amonio
Túbulo conector
El túbulo conector corresponde a una región de transición entre el túbulo contorneado distal y el
conducto colector cortical.

Estudios morfológicos y fisiológicos demostraron que los túbulos conectores desarrollan un papel
importante en la secreción de K+ que en parte está regulada por los mineralocorticoides
secretados por la corteza suprarrenal.

Conductos colectores corticales y medulares Los conductos colectores corticales y medulares


determinan la osmolalidad final de la orina mediante la reabsorción de agua. El conducto colector
medular externo también es el sitio de reabsorción de la urea mediante el transporte facilitado
que utiliza el transportador de urea A1 Los conductos colectores están formados por epitelio
simple. Los conductos colectores corticales poseen células aplanadas, Los conductos colectores
medulares tienen células cúbicas.

En los conductos colectores existen dos tipos celulares bien definidos:

• Células claras, también llamadas células principales o células del conducto colector (CD).

Son células de tinción pálida que presentan verdaderos repliegues basales en lugar de
evaginaciones que se interdigitan con las de las células contiguas. Poseen un solo cilio primario y
relativamente pocas microvellosidades cortas.

Estas células poseen abundantes conductos acuosos regulados por la hormona antidiurética (ADH)
acuaporina 2 (AQP-2) Las células principales también tienen abundantes receptores
mineralocorticoides citoplasmáticos (MR); por lo tanto, son el blanco principal de la acción de la
aldosterona.

La aldosterona no funciona en el túbulo contorneado distal sino en los túbulos conectores y los
conductos colectores.

Sin embargo, nuevas metodologías de investigación molecular muestran que la aldosterona actúa
fundamentalmente sobre las células principales (claras) de los conductos colectores.
La aldosterona es secretada por la corteza suprarrenal y liberada bajo la estimulación de la
angiotensina II o mediante un incremento en la concentración de K+ en la sangre

• Células oscuras, también denominadas células intercalares (IC)

CÉLULAS INTERSTICIALES
El tejido conjuntivo del parénquima renal, denominado tejido intersticial, rodea las nefronas, los
conductos y los vasos sanguíneos y linfáticos.

En la corteza, se reconocen dos tipos de células intersticiales: las células que se parecen a
fibroblastos, situadas entre la membrana basal de los túbulos y los capilares peritubulares
contiguos, y algunos macrófagos.

En la médula, las células intersticiales principales se parecen a los miofibroblastos.

La mayoría de los fibroblastos se origina dentro del tejido intersticial a través de un mecanismo
denominado transición epiteliomesenquimatosa.

Los estudios de investigación indican que, en la fibrosis renal, más de una tercera parte de todos
los fibroblastos relacionados con la enfermedad se originan a partir de las células epiteliales
tubulares ubicadas en el sitio de la lesión. La proliferación de fibroblastos en respuesta a
mitógenos locales suele conducir a una insuficiencia renal irreversible caracterizada por nefritis
tubulointersticial.
HISTOFISIOLOGÍA DEL RIÑÓN El sistema multiplicador de contracorriente genera orina
hiperosmótica. El término contracorriente indica un flujo de líquido en estructuras contiguas en
dirección opuesta. La capacidad para excretar orina hiperosmótica depende del sistema
multiplicador de contracorriente en el que participan tres estructuras, a saber:

• Asa de Henle, que actúa como un multiplicador de contracorriente. El ultrafiltrado se desplaza


dentro de la rama descendente del segmento delgado del asa hacia la papila renal y regresa hacia
la unión corticomedular dentro de la rama ascendente del segmento delgado. Los gradientes
osmóticos de la médula se establecen a lo largo del eje del asa de Henle.

• Vasos rectos, que forman asas paralelas al asa de Henle. Actúan como intercambiadores de
contracorriente de agua y solutos entre la parte descendente (arteriolas rectas) y la parte
ascendente (vénulas rectas) de los vasos rectos. Los vasos rectos contribuyen a mantener el
gradiente osmótico de la médula.

• El conducto colector; actúa en la médula como un dispositivo equilibrador osmótico. El


ultrafiltrado modificado en los conductos colectores puede lograr mayor equilibrio con el
intersticio medular hiperosmótico. El nivel de equilibrio depende de la activación de los conductos
acuosos dependientes de ADH (AQP-2).

IRRIGACIÓN SANGUÍNEA Algunos aspectos de la irrigación sanguínea del riñón se han descrito en
relación con las funciones específicas (es decir, filtración glomerular, control de la presión arterial
e intercam bio de contracorriente). Sin embargo, aún no se ha brindado una descripción general
de la irrigación sanguínea renal. Cada riñón recibe una rama grande de la aorta abdominal
denominada arteria renal. La arteria renal se ramifica dentro del seno renal y emite arterias
interlobulares hacia el parénquima del riñón. Estas arterias transcurren entre las pirámides hasta
la corteza y después se curvan para seguir un trayecto arqueado a lo largo de la base de la
pirámide entre la médula y la corteza. Por consiguiente, las arterias interlobulares se denominan
arterias arcuatas. Las arterias interlobulillares son ramificaciones de las arterias arcuatas y
ascienden a través de la corteza hacia la cápsula. Si bien los límites entre los lobulillos no están
definidos, las arterias interlobulillares, cuando están incluídas en un corte perpendicular al vaso, se
ubican a mitad de camino entre rayos medulares contiguos que están en el laberinto cortical. A
medida que atraviesan la corteza hacia la cápsula, las arterias interlobulillares emiten ramas
denominadas arteriolas aferentes, una hacia cada glomérulo. Una arteriola aferente individual
puede originarse directamente de la arteria interlobulillar, o un tronco común derivado deella
puederamificarse para formar varias arteriolas aferentes. Algunas arterias interlobulillares
terminan cerca de la periferia de la corteza, mientras otras ingresan a la cápsula renal para
proveerle su irrigación. Las arteriolas aferentes dan origen a los capilares que forman el glomérulo.
Los capilares glomerulares se reúnen para formar una arteriola eferente que, a su vez, da origen a
una segunda red de capilares denominados capilares peritubulares. La distribución deestos
capilares difieresegún provengan de un glomérulo cortical o de un glomérulo yuxtamedular.

• Las arteriolas eferentes de los glomérulos corticales dan origen a una red capilar peritubular que
rodea a los túbulos uriníferos locales.

• Las arteriolas eferentes de los glomérulos yuxtamedulares descienden hacia el interior de la


médula a lo largo del asa de Henle y se subdividen en vasos más pequeños que continúan hacia el
vértice de la pirámide, pero describen asas a diversas alturas para retornar en forma de vasos
rectos hacia la base de la pirámide. De ese modo, las arteriolas eferentes desde los glomérulos
yuxtamedulares dan origen a los vasos rectos descendentes, los que junto con los vasos rectos
ascendentes participan en el sistema intercambiador de contracorriente. Drenan a través de la red
capilar medular peritubular en las venas arcuatas. Estos vasos se describen en la explicación del
sistema intercambiador de contracorriente. En general, el flujo venoso en el riñón sigue un
trayecto inverso al flujo arterial y las venas transcurren paralelas a las arterias correspondientes,
Por consiguiente.

• Los capilares corticales peritubulares drenan en las venas interlobulillares, las que a su vez
drenan en las venas arcuatas, las venas interlobulares y la vena renal.

• La red vascular medular drena en las venas arcuatas y así sucesivamente.

• Los capilares peritubulares cercanos a la superficierenal y los capilares de la cápsula drenan en


las venas estrelladas (llamadas así debido a su patrón de distribución cuando se observan desde la
superficie renal), las que drenan en las venas interlobulillares y así sucesivamente.
El sistema urinario está compuesto por los dos riñones; los dos uréteres, que conducen la orina
desde los riñones hasta la vejiga urinaria y la uretra, que conduce la orina desde la vejiga hacia
el exterior del organismo. Los riñones cumplen un papel importante en la homeostasis
corporal mediante la conservación de líquidos y electrolitos y la eliminación de desechos
metabólicos.

• Síntesis y secreción de la hormona glucoproteica eritropoyetina (EPO), que actúa sobre la


médula ósea y regula la formación de eritrocitos en respuesta a la reducción de la
concentración de oxígeno en la sangre.

• Síntesis y secreción de la proteasa ácida renina, una enzima que interviene en el control de la
presión arterial y el volumen sanguíneo.

Hidroxilación de 25-OH vitamina D3, un precursor esteroide producido en el hígado, hacia su


forma hormonalmente activa 1,25-(OH)2 vitamina D3. Este paso es regulado principalmente
por la hormona paratiroidea (PTH), que estimula la actividad de la enzima 1-hidroxilasa e
incrementa la producción de la hormona activa

ESTRUCTURA GENERAL DEL RIÑÓN

Los riñones son grandes órganos rojizos con forma de habichuela, ubicados a cada lado de la
columna vertebral en el espacio retroperitoneal de la cavidad abdominal posterior

Cápsula La superficie del riñón está cubierta por una cápsula de tejido conjuntivo. La cápsula
está compuesta por dos capas bien definidas: una capa externa de fibroblastos y fibras
colágenas y una capa interna con un componente celular de miofibroblastos

Corteza y médula El examen a simple vista del corte de un riñón fresco hemiseccionado
permite observar que su sustancia está dividida en dos regiones diferentes:

• Corteza, que es la parte externa pardo rojiza.

• Médula, que es la parte interna mucho más pálida.

Un lóbulo está compuesto por un conducto colector y todas las nefronas que drena.

Los lóbulos del riñón se subdividen adicionalmente en lobulillos compuestos por un rayo
medular central y el tejido cortical circundante

La nefrona La nefrona es la unidad estructural y funcional del riñón. La nefrona es la unidad


estructural y funcional fundamental del riñón.

Ambos riñones humanos contienen alrededor de 2 millones de nefronas. Las nefronas son
responsables de la producción de orina y son el equivalente de la porción secretora de otras
glándulas.

Organización general de la nefrona La nefrona está compuesta por el corpúsculo renal y un


sistema de túbulos.

Como ya se mencionó, el corpúsculo renal constituye el inicio de la nefrona. Está formado por
el glomérulo, que es un ovillo de capilares compuesto por 10 a 20 asas capilares, rodeado por
una estructura epitelial bilaminar, la cápsula renal o cápsula de Bowman. La cápsula de
Bowman es la porción inicial de la nefrona, donde la sangre que fluye a través de los capilares
glomerulares se filtra para producir el ultrafiltrado glomerular. Los capilares glomerulares son
irrigados por una arteriola aferente y son drenados por una arteriola eferente que después se
ramifica para formar una nueva red de capilares que irriga los túbulos renales.

Túbulos de la nefrona Los segmentos tubulares de la nefrona se designan según el trayecto


que adoptan (contorneado o recto), según su ubicación (proximal o distal) y según el espesor
de su pared (grueso o delgado). A partir de la cápsula de Bowman, los segmentos secuenciales
de la nefrona consisten en los siguientes túbulos:

• Túbulo contorneado proximal, se origina en el polo urinario de la cápsula de Bowman. Sigue


un curso muy tortuoso o contorneado y después ingresa en el rayo medular para continuar
como túbulo recto proximal.

• Túbulo recto proximal, comúnmente denominado rama descendente gruesa del asa de
Henle, que desciende hacia la médula.

• Rama descendente delgada, es la continuación del túbulo recto proximal dentro de la


médula. Describe una curva en U o asa y regresa hacia la corteza.

• Rama ascendente delgada es la continuación de la rama descendente delgada después de


describir su asa.

• Túbulo recto distal, también denominado rama ascendente gruesa del asa de Henle, que es
la continuación de la rama ascendente delgada.

• Túbulo contorneado distal, que es menos tortuoso que el túbulo contorneado proximal; por
consiguiente, en un corte del laberinto cortical, hay menos siluetas de túbulos distales que
siluetas de túbulos proximales. En su parte final, el túbulo contorneado distal desemboca en
un conducto colector cortical de un rayo medular a través del túbulo conector arqueado o de
un túbulo más corto, simplemente llamado túbulo conector.

Tipos de nefronas Según la localización de los corpúsculos renales en la corteza, se identifican


varios tipos de nefronas

• Nefronas subcapsulares o nefronas corticales


• Nefronas yuxtamedulares
• Nefronas intermedias o nefronas mediocorticales

Conductos colectores

Los conductos colectores corticales comienzan en la corteza a partir de la confluencia de


túbulos conectores o túbulos conectores arqueados de muchas nefronas y siguen dentro de
los rayos medulares hacia la médula. Cuando los conductos colectores corticales alcanzan la
médula, se conocen como conductos colectores medulares internos o externos. Estos
conductos continúan su trayecto hacia el vértice de la pirámide, donde confluyen en conductos
colectores más grandes (hasta 200m) denominados conductos papilares (conductos de Bellini)
que desembocan en un cáliz menor. La región de la papila que contiene llos orificios de
desembocadura de estos conductos colectores se denomina área cribosa.

Aparato de filtración del riñón

El corpúsculo renal contiene el aparato de filtración del riñón, que está compuesto por el
endotelio glomerular, la membrana basal glomerular subyacente y la capa visceral de la
cápsula de Bowman
cápsula de Bowman y tiene tres componentes diferentes:

• Endotelio de los capilares glomerulares


• Membrana basal glomerular (MBG)
• Hoja visceral de la cápsula de Bowman
• Hoja visceral de la cápsula de Bowman
• Capa superficial del endotelio
• La lámina rara externa
• La lámina rara interna
• La lamina densa

Mensangio

En el corpúsculo renal, la MBG es compartida entre varios capilares para crear un espacio que
contiene un grupo adicional de células denominadas células mesangiales. Por lo tanto, las
células mesangiales están encerradas por la MBG.

Las siguientes son funciones importantes de las células mesangiales

• Fagocitosis y endocitosis.
• Sostén estructural
• Secreción
• Modulación de la distensión glomerular

Aparato yuxtaglomerular

El aparato yuxtaglomerular comprende la mácula densa, las células yuxtaglomerulares y las


células mesangiales extraglomerulares. La porción terminal del túbulo recto distal de la
nefrona se ubica en contigüidad directa con las arteriolas aferentes y eferentes, y junto a
algunas células mesangiales extraglomeruares en el polo vascular del corpúsculo renal. En este
sitio, la pared del túbulo contiene células que forman la denominada mácula densa. Con el
microscopio óptico, las células de la mácula densa se distinguen porque son más estrechas y a
menudo más altas que las otras células del túbulo distal

Este sistema desempeña un papel importante en el mantenimiento de la homeostasis sódica y


la hemodinámica renal (v. cuadro 20-3). Los gránulos de las células yuxtaglomerulares
contienen una aspartil proteasa, denominada renina, que es sintetizada, almacenada y
liberada hacia la sangre por estas células musculares lisas modificadas. En la sangre, la renina
cataliza la hidrólisis de una 2-globulina circulante, el angiotensinógeno, para producir el
decapéptido angiotensina I. Luego:

• La angiotensina I es convertida en el octapéptido activo angiotensina II por la enzima


convertidora de angiotensina (ACE) presente en las células endoteliales de los capilares
pulmonares.

• La angiotensina II estimula la síntesis y la liberación de la hormona aldosterona desde la zona


glomerular de la glándula suprarrenal.

• La aldosterona, a su vez, actúa sobre las células principales de los túbulos conectores y los
conductos colectores para incrementar la reabsorción de Na y agua, así como la secreción de K
, con lo que aumenta el volumen sanguíneo y la presión arterial.
• La angiotensina II también es un poderoso vasoconstrictor que posee un papel regulador en
el control de la resistencia vascular renal y sistémica.
GENERALIDADES DEL SISTEMA GENITAL FEMENINO
- El sistema genital femenino está compuesto por órganos sexuales internos y
estructuras genitales externas.
están localizados en la pelvis mientras que las estructuras genitales externas (genitales
externos) están situados en la parte anterior del periné y en conjunto reciben el nombre de
vulva.
Los órganos genitales internos son los ovarios, las tubas uterinas, el útero y la vagina
.Están situados sobre todo en la cavidad pélvica y en el periné.
Los órganos genitales externos incluyen el monte del pubis, los labios mayores y
menores, el clítoris, el vestíbulo y el orifcio de la vagina, el himen y el orificio uretral externo.
Las glándulas mamarias se incluyen en este capítulo debido a que su desarrollo y su estado
funcional están directamente relacionados con la actividad hormonal del sistema
reproductor femenino. Del mismo modo, la placenta está incluida debido a su relación
funcional y física con el útero en el embarazo.
Los órganos genitales femeninos sufren cambios cíclicos regulares desde la
pubertad hasta la menopausia.
Los ovarios, las tubas uterinas y el útero de una mujer sexualmente madura sufren
marcados cambios estructurales y funcionales relacionados con la actividad nerviosa y las
modificaciones de la concentración de las hormonas durante cada ciclo menstrual y durante
el embarazo.
Los ovarios dejan de producir oocitos y detienen su función endocrina de producción de
hormonas que regulan la actividad reproductiva. Otros órganos (p. ej., la vagina y las
glándulas mamarias) disminuyen en grados variables sus funciones, en particular la
actividad secretora.
OVARIO
Las dos funciones principales del ovario son la producción de gametos y la síntesis de
hormonas esteroides.
Los ovarios poseen dos funciones interrelacionadas: la gametogénesis (producción de
gametos) y la esteroidogénesis (producción de esteroides). En la mujer, la producción de
gametos se denomina ovogénesis. Los gametos en desarrollo se conocen como oocitos;
los gametos maduros se denominan óvulos.
Los ovarios secretan dos grupos principales de hormonas esteroides, los estrógenos y los
progestágenos.
. Los estrógenos promueven el crecimiento y la maduración de los órganos sexuales
internos y externos y producen las características sexuales femeninas que se desarrollan
en la pubertad. Los estrógenos también actúan sobre las glándulas mamarias para
promover el desarrollo de las mamas al estimular el crecimiento de los conductos y la
estroma y la acumulación de tejido adiposo.
. Los progestágenos preparan los órganos sexuales internos, sobre todo el útero, para el
embarazo al promover cambios secretores en el endometrio (que se comentan en la
sección sobre cambios cíclicos endometriales). Los progestágenos también preparan la
glándula mamaria para la lactación al promover la proliferación de los lobulillos.
Estructura ovárica
En las nulíparas (mujeres que todavía no han tenido hijos), los ovarios son estructuras pares
blanco rosadas con forma de almendra, que miden unos 3 cm de longitud, 1,5cm de ancho
y 1cm de espesor. Cada ovario está fjado a la superfcie posterior del ligamento ancho del
útero a través un pliegue peritoneal, el mesoovario El polo superior (tubárico) del ovario
está unido a la pared de la pelvis mediante el ligamento suspensorio del ovario, que
conduce los vasos y los nervios. El polo inferior (o uterino) está unido al útero mediante el
ligamento ovárico. Este ligamento es un resto del ligamento genital caudal (gubernaculum),
el cordón fibroso embrionario que fija a la gónada en desarrollo al piso de la pelvis.
El ovario está compuesto por una corteza y una médula.
Un corte a través del ovario permite ver dos regiones bien definidas:
1. La médula o región medular está ubicada en la porción central del ovario y contiene
tejido conectivo laxo, una masa de vasos sanguíneos tortuosos bastante grandes, vasos
linfáticos y nervios
2. La corteza o región cortical se encuentra en la porción periférica del ovario y rodea
la médula. La corteza contiene los folículos ováricos incluidos en un tejido conjuntivo muy
celular. En la estroma que rodea los folículos hay fibras de músculo liso dispersas. El límite
entre la médula y la corteza no está definido.
El ovario está cubierto por un “epitelio germinativo” en lugar de un mesotelio.
La superficie del ovario está cubierta por una capa individual de células cubicas y, en
algunas partes, células casi planas. Esta capa celular, conocida como epitelio germinativo,
se continúa con el mesotelio que tapiza el mesovario. El término epitelio germinativo
proviene de antaño cuando se creía en forma incorrecta que éste era el sitio de origen de
las células germinativas durante el desarrollo embrionario. En la actualidad se sabe que las
células germinativas primordiales (masculinas y femeninas) tienen un origen extragonadal
y migran desde el saco vitelino embrionario hacia la corteza de la gónada embrionaria,
donde se diferencian e inducen la diferenciación del ovario. Una capa de tejido conjuntivo
denso, la túnica albugínea, se localiza entre el epitelio germinativo y la corteza subyacente.
. Los tumores que se originan a partir de la superficie epitelial del ovario constituyen más
del 70 % de los cánceres ováricos. El origen de los tumores del epitelio superficial podría
relacionarse con la rotura y reparación repetidas del epitelio germinativo que ocurre durante
las ovulaciones.
Los folículos ováricos proporcionan un microambiente para el ovocito en desarrollo.
Los folículos ováricos de varios tamaños, cada uno con un solo ovocito, están distribuidos
en la estroma de la corteza. El tamaño del folículo indica el estado de desarrollo del ovocito.
Las etapas iniciales de la ovogénesis ocurren durante la vida fetal cuando las divisiones
mitóticas incrementan en forma masiva la cantidad de oogonios (v. sección sobre
ovogénesis). OVARIO Los oocitos presentes en el nacimiento permanecen detenidos en la
primera división meiótica de su desarrollo Durante la pubertad, pequeños grupos de
folículos sufren un crecimiento y maduración cíclicos.
Desarrollo folicular
Desde el punto de vista histológico, pueden identifcarse tres tipos básicos de folículos
ováricos según su estado de desarrollo:
. folículos primordiales
. folículos en crecimiento, que a su vez se subclasifcan en folículos primarios y
secundarios (o antrales)
. folículos maduros o folículos de de Graaf.
El folículo primordial es la etapa inicial del desarrollo folicular.
Los folículos primordiales recién aparecen en el ovario durante el tercer mes de desarrollo
fetal. El crecimiento inicial de los folículos primordiales es independiente de la estimulación
por gonadotrofnas. En el ovario maduro, los folículos primordiales se encuentran en la
estroma de la corteza justo debajo de la túnica albugínea. Una capa simple de células
foliculares planas rodea el ovocito
La superficie externa de las células foliculares está limitada por una lámina basal. En esta
etapa, el ovocito y las células foliculares que lo rodean están estrechamente adosados entre
sí. El ovocito en el folículo mide alrededor de 30 µm de diámetro y posee un núcleo
excéntrico voluminoso que contiene cromatina dispersa con precisión y un nucléolo grande
o más de uno. El citoplasma del ovocito, conocido como ovoplasma, contiene un cuerpo de
Balbiani
El folículo primario es la primera etapa en el desarrollo del folículo en crecimiento.
A medida que el folículo primordial se desarrolla en un folículo en crecimiento, ocurren
cambios en el ovocito, en las células foliculares y en la estroma contigua. Inicialmente, el
ovocito aumenta de tamaño y las células foliculares aplanadas circundantes proliferan y se
tornan cúbicas. En esta etapa, es decir, cuando las células foliculares se tornan cúbicas, el
folículo recibe el nombre de folículo primario. A medida que el ovocito crece, secreta
proteínas específcas que se ensamblan en una cubierta extracelular denominada zona
pelúcida. Esta zona aparece entre el ovocito y las células foliculares contiguas
Las células foliculares sufren estratificación para formar la capa granulosa del
folículo primario.
A través de una proliferación mitótica rápida, la capa simple de células foliculares da origen
a un epitelio estratifcado, la membrana granulosa (capa granulosa), que rodea el ovocito.
Las células foliculares ahora se identifcan como células de la granulosa. La lámina basal
mantiene su posición entre la capa más externa de las células foliculares, que se tornan
cilíndricas, y la estroma de tejido conjuntivo.
El desplazamiento de sustancias nutritivas y las pequeñas moléculas de información desde
la sangre hacia el líquido folicular es indispensable para el normal desarrollo del óvulo y del
folículo.
Las células de tejido conjuntivo forman las capas de la teca del folículo primario.
A medida que las células de la granulosa proliferan, las células de la estroma perifolicular
forman una vaina de células de tejido conjuntivo, conocida como teca folicular, justo por
fuera de la lámina basal . La teca folicular además se diferencia en dos capas:
.La teca interna es una capa interna, muy vascularizada de células secretoras cúbicas
(lámina 93, pág. 942). Las células de la teca interna con diferenciación completa poseen
características ultraestructurales típicas de células productoras de esteroides. Las células
de la teca interna poseen una gran cantidad de receptores de hormona luteinizante (LH).
En respuesta a la estimulación por LH, estas células sintetizan y secretan los andrógenos
que son los precursores de los estrógenos. Además de las células secretoras, la teca
interna contiene fbroblastos, haces de fbras colágenas y una red extensa de vasos
pequeños típica de los órganos endocrinos.
. La teca externa es la capa más externa de células de tejido conjuntivo. Contiene sobre
todo células de músculo liso y haces de fbras de colágeno.
La maduración del ovocito ocurre en el folículo primario.
La distribución de los orgánulos cambia a medida que el ovocito madura. Múltiples
elementos de Golgi dispersos derivados del único cuerpo de Balbiani del ovocito primordial
se dispersan en el citoplasma. La cantidad de ribosomas libres, mitocondrias, vesículas
pequeñas y cuerpos multivesiculares y la cantidad de retículo endoplásmico rugoso (RER)
se incrementa. También pueden observarse ocasionales inclusiones lipídicas y
acumulaciones de pigmento lipocromo. Los oocitos de muchas especies, incluidos los
mamíferos, exhiben vesículas secretoras especializadas conocidas como gránulos
corticales.
El folículo secundario se caracteriza por un antro lleno de líquido.
El folículo primario inicialmente se hace más profundo en la estroma cortical a medida que
incrementa su tamaño, sobre todo por proliferación de las células de la granulosa. Los
factores necesarios para el crecimiento folicular y oocítico son varios:
. Hormona foliculoestimulante (FSH)
. Factores de crecimiento (p. ej., factor de crecimiento epidérmico [EGF], factor de
crecimiento simil insulina I [IGF-I])
. Iones calcio (Ca2+)
Las células del cúmulo oóforo forman una corona radiante alrededor del ovocito del
folículo secretor.
Conforme el folículo secundario incrementa su tamaño, el antro, revestido por varias capas
de células de la granulosa, también se agranda (El estrato granuloso posee un espesor
relativamente uniforme excepto en la región asociada con el ovocito. Aquí, las células de la
granulosa forman un montículo abultado, el cúmulo oóforo, que se proyecta dentro del
antro. Las células del cúmulo oóforo que rodean en forma inmediata el ovocito y permanece
con él en la ovulación, forman la corona radiante.
Los folículos maduros o de de Graaf contienen el ovocito secundario maduro.
El folículo maduro, también conocido como folículo de de Graaf, presenta un diámetro de
10mm o más. Debido a su gran tamaño, se extiende a través de todo el espesor de la
corteza ovárica y sobresale en la superfcie del ovario. A medida que el folículo se acerca a
su tamaño máximo, la actividad mitótica de las células de la granulosa disminuye.
En los seres humanos, la LH estimula las células de la teca interna para que secreten
andrógenos. Debido a la falta de la enzima aromatasa, las células de la teca interna no son
capaces de producir estrógenos. En cambio, las células de la granulosa contienen
aromatasa y, por ende, algunos andrógenos son transportados a sus retículos
endoplásmicos lisos (REL) para un procesamiento adicional.
Irrigación sanguínea y drenaje linfático

La irrigación sanguínea de los ovarios proviene de dos fuentes diferentes: las arterias ováricas y
las arterias uterinas. Las arterias ováricas son las ramificaciones de la aorta abdominal que pasan a
los ovarios a través de los ligamentos suspensorios y proporcionan la irrigación arterial principal a
los ovarios y a las tubas uterinas. Estas arterias se anastomosan con la segunda fuente de
irrigación del ovario, las ramificaciones ováricas de las arterias uterinas, que se originan en las
arterias ilíacas internas. Vasos bastante grandes que surgen de esta región de anastomosis
atraviesan el mesovario y se introducen en el hilio ovárico. Estas arterias grandes se denominan
arterias helicinas debido a que se ramifican y se enrollan a medida que pasan a la medula ovárica.
Las venas que acompañan las arterias forman un plexo denominado plexo pampiniforme al
abandonar el órgano por el hilio. La vena ovárica se forma a partir del plexo. En la región cortical
del ovario, las redes de vasos linfáticos en las capas de la teca rodean los folículos en desarrollo
grandes y los folículos atrésicos, así como los cuerpos lúteos. Los vasos linfáticos siguen el trayecto
de las arterias ováricas conforme ascienden hacia los ganglios linfáticos paraaórticos en la región
lumbar.

Inervación

Los ovarios están inervados por el plexo ovárico autónomo.

Las fibras nerviosas autónomas que inervan el ovario forman parte sobre todo del plexo ovárico.
Aunque está claro que el ovario recibe fibras simpáticas y parasimpáticas, poco se conoce acerca
de su distribución real. En la médula hay grupos de células ganglionares parasimpáticas dispersos.
Las fibras nerviosas siguen a las arterias en su paso por la médula y la corteza del ovario e inervan
el músculo liso de las paredes vasculares. Las fibras nerviosas asociadas con los folículos no
perforan su lámina basal. Las terminaciones nerviosas sensitivas están dispersas en la estroma. Las
fibras sensitivas envían impulsos a través del plexo ovárico que alcanzan los ganglios espinales de
los primeros nervios lumbares. Por lo tanto, el dolor ovárico es referido en la distribución cutánea
de estos nervios espinales

Tubas uterinas

Las tubas uterinas son órganos pares con forma de tubo que se extienden en forma bilateral desde
el útero hacia los ovarios. También llamados trompas de Falopio, estos órganos tubulares
transportan el óvulo desde el ovario hasta el útero y proveen el medio ambiente necesario para la
fecundación y el desarrollo inicial del cigoto hasta su etapa de mórula. Uno de los extremos de la
trompa contiguo al ovario se abre hacia la cavidad peritoneal; el otro extremo se comunica con la
cavidad uterina. Cada trompa uterina mide aproximadamente entre 10 cm y 12cm de longitud y
puede dividirse en cuatro segmentos macroscópicos:

• El infundíbulo es el segmento de la trompa en forma de embudo contiguo al ovario. En el


extremo distal, se abre hacia la cavidad peritoneal. El extremo proximal se continúa con la
ampolla. Extensiones de flecos, o fimbrias, se extienden desde la boca del infundíbulo hacia el
ovario.

• La ampolla es el segmento más largo de la trompa y constituye alrededor de dos terceras partes
de su longitud total, y es el sitio donde ocurre la fecundación.
• El istmo es el segmento medio, estrecho de la trompa uterina, contiguo al útero.

• La porción uterina o intramural, que mide alrededor de 1cm de longitud, se ubica dentro de la
pared uterina y se abre hacia la cavidad del útero

La pared de la trompa uterina está compuesta por tres capas. La pared de la trompa uterina se
parece a la pared de otras vísceras huecas y está compuesta por una capa serosa externa, una
capa muscular intermedia y una capa mucosa interna. No obstante, la trompa carece de
submucosa.

• La serosa o peritoneo es la capa más externa de la trompa uterina y está compuesta por el
mesotelio y una capa delgada de tejido conjuntivo.

• La muscular, en la mayor parte de su longitud, está organizada en una capa circular interna
bastante gruesa y una capa externa, longitudinal, más delgada. El límite entre estas capas suele ser
poco nítido.

• La mucosa, que es el revestimiento interno de la trompa uterina, exhibe pliegues longitudinales


bastante delgados, que se proyectan hacia la luz de la trompa uterina en toda su longitud. Los
pliegues son más abundantes y complejos en la ampolla y se tornan más pequeños en el istmo.

En la trompa uterina ocurre transporte bidireccional.

La trompa uterina ejecuta movimientos activos justo antes de la ovulación conforme las fimbrias
entran en contacto estrecho con el ovario y se ubican sobre la región de la superficie ovárica
donde ocurrirá la rotura. Cuando se expulsa el ovocito, las células ciliadas en el infundíbulo lo
barren hacia la abertura de la trompa uterina y así impiden que caiga en la cavidad peritoneal.

ÚTERO

El útero recibe la mórula en proliferación rápida que proviene de la trompa uterina. Todo el
desarrollo embrionario y fetal posterior ocurre dentro del útero, el cual sufre un incremento
drástico en tamaño y desarrollo. El útero humano es un órgano hueco, con forma de pera,
localizado en la pelvis entre la vejiga y el recto. En una mujer nulípara, pesa entre 30g y 40g y mide
7,5cm de largo, 5cm de ancho en su parte superior, y 2,5cm de espesor. Su luz, que también es
aplanada, está en continuidad con la de las trompas y la de la vagina.

Desde el punto de vista anatómico, el útero se divide en dos regiones:

• El cuerpo es la porción superior grande del útero. La superficie anterior es casi plana y la
superficie posterior es convexa. La parte superior redondeada del cuerpo que se expande por
arriba de la desembocadura de las tubas uterinas recibe el nombre de fondo uterino.

• El cuello o cérvix es la porción inferior del útero, con forma de barril, que se encuentra separada
del cuerpo por istmo. La luz del cérvix, el conducto cervical, presenta una abertura estrecha en
cada extremo. El orificio interno comunica con la cavidad del cuerpo uterino y el orificio externo
con la luz vaginal.
Cuello uterino

El endometrio del cuello uterino difiere del resto del útero. La mucosa cervical mide alrededor de
2mm a 3mm de espesor y difiere mucho del resto del endometrio uterino porque contiene
glándulas ramificadas grandes. También carece de arteriasen espiral. La mucosa cervical sufre
pocos cambios en espesor durante el ciclo menstrual y no se desprende durante el periodo de
menstruación. Durante cada ciclo menstrual, sin embargo, las glándulas cervicales sufren
importantes cambios funcionales que están relacionados con el transporte del espermatozoide
dentro del conducto cervical. La cantidad y propiedades del moco secretado por las células
glandulares varían durante el ciclo menstrual por la acción de las hormonas ováricas. En la mitad
del ciclo, la cantidad de moco producido se incrementa unas 10 veces. Este moco es menos
viscoso y parece proporcionar un medio más favorable para la migración espermática. En otros
momentos del ciclo menstrual, el moco cervical restringe el paso de los espermatozoides en el
útero. Por lo tanto, los mecanismos hormonales aseguran que la ovulación y los cambios en el
moco cervical estén coordinadas, lo cual aumenta la posibilidad de que haya concepción si los
espermatozoides recién eyaculados y el óvulo llegan en forma simultánea al sitio de fecundación
en la trompa uterina. El bloqueo de los orificios de salida de las glándulas mucosas causa la
retención de sus secreciones y la formación de dilataciones quísticas en la mucosa cervical
denominados quistes de Naboth. Los quistes de Naboth se desarrollan con frecuencia pero son
clínicamente importantes sólo si se encuentran en gran cantidad y producen un marcado
agrandamiento del cuello uterino. La zona de transformación es el sitio de transición entre el
epitelio estratificado plano vaginal y el epitelio cilíndrico simple cervical
La ovulación es una parte del ciclo menstrual en
la que el ovario libera un óvulo Maduro, dentro
del ovario hay cientos de miles de folículos, cada
folículo es una bola hueca todas con un óvulo
Maduro en el centro, el ciclo del sangrado
menstrual comienza El primer día del sangrado
menstrual, durante los primeros 7 días del ciclo,
algunos folículos comienzan a crecer, al mismo
tiempo estos folículos que están madurando,
segregan hormonas, segregan estrógenos en el
flujo sanguíneo, para preparar las paredes del
útero para el embarazo, Alrededor del día 7
todos los folículos, excepto 1, empiezan a
degenerarse, hay un folículo dominante, va
creciendo y alimenta el ovulo en desarrollo
dentro del mismo, Alrededor del día 12 el
folículo segrega una gran cantidad de estrógeno
en el flujo sanguíneo, cuando el estrógeno llega
al hipotálamo y la glándula pituitaria del
cerebro, libera un gran volumen de hormona
luteinizante, Alrededor del día 14 la hormona
luteinizante hace que el folículo crezca rápido,
justo un día antes de la ovulación, el ovulo se
desprende del interior del folículo, el folículo
protuberante libera químicos haciendo que las
trompas de Falopio, se mueva cerca del folículo
y lo rodee, el folículo expulsa el ovulo en la
cavidad abdominal, las fimbrias recogen al
ovulo, los cilios microscópicos sobre la
superficie de la fimbria transportan al ovulo
hacia la entrada de las trompas de Falopio, las
contracciones musculares empujan
suavemente al ovulo hacia el útero, después de
la ovulación, el ovulo vive entre 12 y 24 horas
por lo tanto para que una mujer quede
embarazada el ovulo tiene que ser fecundado
por un espermatozoide en ese periodo, si no es
fecundado, el ovulo se disuelve afuera y es
eliminado junto con las paredes del útero
durante las menstruación.

El ovocito primario queda detenido entre 12 y


50 años en la etapa de diploteno de la profase
de la primera división meiótica.
Los oocitos primarios dentro de los folículos
primordiales inician la primera división meiótica
en el embrión, pero el proceso se detiene en la
etapa de diploteno de la profase meiótica.
La primera profase meiótica no se completa
hasta justo antes de la ovulación. Por lo tanto,
los oocitos primarios permanecen detenidos en
la primera profase meiótica entre 12 y 50 años.
cada célula hija del ovocito primario recibe una
cantidad equivalente de cromatina, pero una de
ellas recibe la mayor parte del citoplasma y se
convierte en el ovocito secundario. La otra
célula hija recibe una cantidad mínima de
citoplasma y se convierte en el primer cuerpo
polar.
El ovocito secundario queda detenido en la
metafase de la segunda división meiótica justo
antes de la ovulación.
Tan pronto como se completa la primera
división meiótica, el ovocito secundario inicia la
segunda división meiótica.
Después de la ovulación el folículo colapsado se
reorganiza en el cuerpo lúteo. En la ovulación,
la pared folicular, compuesta por las células de
la granulosa y de la teca remanentes, adquiere
pliegues profundos a medida que el folículo
colapsa y se transforma en el cuerpo lúteo.
El cuerpo lúteo de la menstruación se forma en
ausencia de fecundación. Si la fecundación y la
implantación no ocurren, el cuerpo lúteo
permanece activo sólo durante 14 días; en este
caso, se llama cuerpo lúteo de la menstruación
Los espermatozoides deben penetrar la corona
radiante y así poder acceder a la zona pelúcida,
a. La penetración se logra por una proteólisis
limitada de la zona pelúcida por delante del
espermatozoide hipermovil que avanza.
Después de penetrar la zona pelúcida, el
espermatozoide ingresa en el espacio
perivitelino que entre ella y el ovolema
(membrana plasmática del ovocito). Aquí,
después de acoplarse al ovolema, la membrana
plasmática del espermatozoide se fusiona con el
ovolema. Este proceso, denominado
impregnación del ovocito.
Un espermatozoide impregnante genera una
señal molecular para la reanudación y la
finalización de la segunda división meiótica. Esta
división transforma el ovocito secundario en un
ovocito maduro y desencadena la expulsión del
segundo cuerpo polar hacia el espacio
perivitelino. El material genético masculino que
se ubica dentro del núcleo de la cabeza del
espermatozoide incorporado, se desenvuelve y
se utiliza para formar el pronúcleo masculino,
que contiene 23 cromosomas paternos. Las
membranas nucleares de los pronúcleos
femenino y masculino se disuelven y los
cromosomas se alinean dentro del huso
mitótico común. El cigoto resultante contiene
un complemento diploide de 46 cromosomas y
más tarde sufre la primera división mitótica o
primera segmentación.
Varios espermatozoides pueden penetrar la
membrana pelúcida, pero sólo uno completa el
proceso de la fecundación
Si la fecundación y la implantación ocurren, el
cuerpo lúteo aumenta su tamaño para formar el
cuerpo lúteo del embarazo
o Cambios cíclicos durante el ciclo menstrual
Los cambios cíclicos del endometrio durante el ciclo menstrual están representados por las fases
proliferativa, secretora y menstrual.

El ciclo menstrual es un espectro continuo de etapas evolutivas en la capa funcional del endometrio.

En última instancia, es controlado por las gonadotrofinas secretadas por la porción distal de la hipófisis
que regula las secreciones esteroides del ovario.

El ciclo normalmente se repite cada 28 días, durante los cuales el endometrio atraviesa una secuencia de
cambios morfológicos y funcionales. Es conveniente describir el ciclo en tres fases sucesivas:

 La fase proliferativa ocurre al mismo tiempo que la maduración folicular y es afectada por la
secreción de los estrógenos ováricos.
 La fase secretora coincide con la actividad funcional del cuerpo lúteo y es afectada principalmente
por la secreción de progesterona.
 La fase menstrual comienza cuando la producción hormonal del ovario declina con la
degeneración del cuerpo lúteo.

Las fases son parte de un proceso continuo y no hay una separación abrupta entre ellas. La fase
proliferativa del ciclo menstrual es regulada por los estrógenos.

Al final de la fase menstrual, el endometrio está compuesto por una banda delgada de tejido conjuntivo,
de más o menos 1mm de espesor, que contiene las porciones basales de las glándulas uterinas y los
segmentos proximales de las arterias en espiral.

Esta capa es el estrato basal; la capa desprendida durante la menstruación es el estrato funcional.

La fase proliferativa se inicia por acción de los estrógenos

Las células epiteliales, las células del estroma y las células endoteliales del estrato basal proliferan con
rapidez y pueden observarse los cambios siguientes:

 Las células epiteliales en la porción basal de las glándulas reconstituyen las glándulas y migran
para cubrir la superficie endometrial denudada.
 Las células del estroma proliferan y secretan colágeno y sustancia fundamental.
 Las arterias en espiral se alargan a medida que se restablece el endometrio y estas arterias están
apenas contorneadas y no se extienden hasta la tercera parte superior del endometrio.

La fase proliferativa continúa hasta un día después de la ovulación, que ocurre alrededor del día 14 en un
ciclo de 28 días.

En el final de esta fase, el endometrio ha alcanzado un espesor de unos 3mm.

Las glándulas tienen una luz estrecha y son relativamente rectas con un aspecto levemente ondeado.

En la región basal de las células epiteliales hay acumulación de glucógeno.


En los preparados histológicos de rutina, la extracción de glucógeno durante la técnica de preparación
determina que el citoplasma celular basal aparezca vacío.

La fase secretora del ciclo menstrual es regulada por la progesterona.

Uno o dos días después de la ovulación y por efecto de la progesterona, ocurren cambios notorios en el
estrato funcional.

El endometrio se torna edematoso y finalmente puede alcanzar un espesor de entre 5 mm y 6 mm.


Las glándulas crecen y adquieren un aspecto en tirabuzón y su luz se distiende a medida que se llena de
productos de secreción.

El líquido mucoide producido por el epitelio glandular tiene muchas sustancias nutritivas, en particular
glucógeno, que son necesarias para sustentar el desarrollo en el caso de que ocurra la implantación.

El crecimiento observado en esta etapa es producto de la hipertrofia de las células epiteliales, el aumento
de la vascularización y el edema del endometrio.

Las arterias en espiral, sin embargo, se alargan y se enrollan más, se extienden casi hasta la superficie del
endometrio.

La acción secuencial de los estrógenos y la progesterona sobre las células del estroma permite su
transformación en células deciduales, el estímulo transformador es la implantación del blastocito, el
resultado de la transformación consiste en la aparición de células grandes y pálidas, con glucógeno
abundante, si bien su función precisa no se conoce, es claro que estas células proveen un medio favorable
para la nutrición del embrión y crean una capa especializada que facilita la separación de la placenta de
la pared uterina al final del embarazo.

la fase menstrual es causada por la disminución de la secreción ovárica de progesterona y


estrógenos.

El cuerpo lúteo produce hormonas en forma activa durante unos 10 días si no se produce la fecundación.

Al disminuir con rapidez las concentraciones hormonales ocurren cambios en la irrigación del estrato
funcional del endometrio, al principio, las contracciones periódicas de las paredes de las arterias en
espiral, que duran varias horas, causan la isquemia del estrato funcional, las glándulas detienen su
secreción y el endometrio reduce su espesor conforme el estroma se torna menos edematosa.

Después de unos 2 días, los periodos prolongados de contracción arterial, con pocos momentos de
permeabilidad, causan la destrucción del epitelio de revestimiento superficial y la rotura de los vasos
sanguíneos.

Cuando las arterias en espiral se ocluyen, la sangre fluye hacia el estrato basal pero no hacia el estrato
funcional.
El flujo menstrual está compuesto por sangre, líquido uterino y células epiteliales y del estroma que se
han desprendido del estrato funcional.

A medida que los fragmentos de tejido se separan del endometrio, los extremos desgarrados de las venas,
arterias y glándulas quedan expuestos, el desprendimiento continúa hasta que sólo queda la capa basal.

La coagulación de la sangre está inhibida durante este periodo de flujo menstrual, el flujo arterial
sanguíneo está restringido, excepto por los breves periodos de relajación de las paredes de las arterias en
espiral.

La sangre mana en forma continua desde los extremos abiertos de las venas, el periodo de flujo menstrual
normalmente dura alrededor de 5 días, la pérdida promedio de sangre durante la fase menstrual es de
35ml a 50ml.

El flujo sanguíneo a través de las arterias rectas mantiene irrigada la capa basal, como ya se mencionó,
este proceso es cíclico.

Al comenzar la fase proliferativa del ciclo siguiente, las células epiteliales proliferan con rapidez y migran
hacia la superficie para restaurar el epitelio de revestimiento, si no hay ovulación (ciclo anovulatorio), no
se forma el cuerpo lúteo y, por ende, no se produce progesterona, en ausencia de progesterona, el
endometrio no ingresa en la fase secretora y continúa en la fase proliferativa hasta la menstruación.

En los casos de infertilidad, las biopsias endometriales son de utilidad para diagnosticar estos ciclos
anovulatorios, así como otros trastornos del ovario y del endometrio.

Implantación

Si la fecundación y la implantación se producen, la fase menstrual del ciclo es reemplazada por


una fase grávida.

si hay fecundación y el producto de la concepción se implanta, la involución del endometrio se retrasa


hasta después del parto.

Cuando el blastocisto se implanta en la mucosa uterina al principio de la segunda semana, las células del
corion de la placenta en desarrollo comienzan a secretar hCG y otras luteotrofinas, estas hormonas
mantienen el cuerpo lúteo y lo estimulan para que continúe la producción de progesterona y estrógenos,
así se impide la involución endometrial y el endometrio sigue desarrollándose durante las primeras
semanas de la gestación.

La implantación es el proceso mediante el cual un blastocisto se instala en el


endometrio.
El óvulo humano fecundado sufre una serie de cambios mientras atraviesa la trompa uterina y llega a la
cavidad del útero que lo prepara para su implantación en la mucosa uterina.

Desde el comienzo, el embrión en desarrollo inicia el diálogo materno-embrionario, que es indispensable


para su mayor desarrollo e implantación. Poco después de la fecundación, el embrión viable secreta el
factor de preimplantación (PIF), un péptido de 15 aminoácidos (MVRIKPG- SANKPSDD) especifco para el
embrión que promueve la adhesión del embrión al endometrio, En el momento de la implantación, el PIF
estimula la proliferación y la invasión del trofoblasto en la decidua basal.

El cigoto sufre escisión, seguida de una serie de divisiones mitóticas sin crecimiento celular, cuya
consecuencia es un aumento rápido de la cantidad de células en el embrión, al principio, el embrión se
encuentra bajo el control de macromoléculas de información maternas que ya se han acumulado en el
citoplasma del óvulo durante la ovogénesis, el desarrollo ulterior depende de la activación del genoma
embrionario, que codifica diversos factores de crecimiento, componentes de uniones celulares y otras
macromoléculas necesarias para la evolución normal de la etapa de blastocisto.

La masa celular que resulta de la serie de divisiones mitóticas se conoce como mórula (lat. morum, mora)
y las células individuales son los blastómeros, unos tres días después de la fecundación, la mórula, que ha
alcanzado una etapa de 12 a 16 células y continúa rodeada por la membrana pelúcida, ingresa en la
cavidad uterina.

La mórula permanece libre en el útero alrededor de un día mientras continúan las divisiones celulares y
el desarrollo.

El embrión inicial da origen a un blastocisto, una esfera celular hueca con un cúmulo de células localizado
en forma centra, este macizo celular interno da origen a los tejidos del embrión propiamente dicho,
mientras que la capa de células periféricas, el macizo celular externo forma el trofoblasto y después la
placenta.

El líquido entra a través de la membrana pelúcida durante este proceso y forma una cavidad llena de
líquido, la cavidad blastocística, este fenómeno define el comienzo de la etapa del blastocisto, conforme
el blastocisto permanece libre en la luz uterina durante uno o dos días y sufre divisiones mitóticas
adicionales, la membrana pelúcida desaparece, el macizo celular externo ahora se llama trofoblasto y el
macizo celular interno se denomina embrioblasto.

La implantación ocurre durante un período breve conocido como ventana de implantación.

La adherencia del blastocisto al epitelio endometrial ocurre durante la ventana de implantación, que es
el período durante el cual el útero es receptivo para la implantación del blastocisto, este periodo breve es
el resultado de una serie de acciones programadas de la progesterona y los estrógenos sobre el
endometrio.

Los fármacos antiprogesterona, como la mifepristona (RU-486) y sus derivados, compiten por los
receptores en el epitelio endometrial y así bloquean la unión de las hormonas, la incapacidad de la
progesterona para acceder a sus receptores impide la implantación y, en consecuencia, cierra
efectivamente la ventana.

En los seres humanos, la ventana de implantación comienza el día 6 después de la secreción masiva de LH
y se completa alrededor del día 10

Al entrar en contacto con la pared uterina por las células trofoblásticas del polo embrionario, el
trofoblasto prolifera con rapidez y comienza a invadir el endometrio, el trofoblasto invasor se diferencia
en un citotrofoblasto y un sincitiotrofoblasto.

 El citotrofoblasto es una capa celular interna mitóticamente activa que produce células que se
funden con el sincitiotrofoblasto, la capa erosiva externa, la fusión del citotrofoblasto con el
sincitiotrofoblasto multinucleado suprayacente puede desencadenarse por la muerte celular
programada (apoptosis).

 El sincitiotrofoblasto no es mitóticamente activo y consiste en una masa citoplasmática


multinucleada. Invade activamente el epitelio y el estroma subyacente del endometrio

La actividad del trofoblasto, el blastocisto queda totalmente sumergido en el endometrio hacia el


undécimo día del desarrollo, el sincitiotrofoblasto posee complejos de Golgi bien desarrollados, REL y RER
abundantes, muchas mitocondrias y una cantidad bastante grande de inclusiones lipídicas, estas
características son consistentes con la función secretora de progesterona, estrógenos, hCG y lactógenos
que cumple esta capa, los resultados de estudios recientes indican que las células del citotrofoblasto
también pueden ser una fuente de hormonas esteroides y hCG.

Después de la implantación, el endometrio sufre decidualización.

Durante el embarazo, la porción del endometrio que sufre cambios morfológicos se denomina decidua o
caduca (decidua graviditas), como su nombre lo implica, esta capa se desprende con la placenta en el
momento del parto, la decidua incluye todo el endometrio excepto por su capa más profunda, durante el
proceso de decidualización, que normalmente dura al menos entre 8 y 10 días, las células de la estroma
se diferencian en células deciduales que son redondeadas y grandes en respuesta a las concentraciones
elevadas de progesterona, las glándulas uterinas aumentan de tamaño y se tornan más tortuosas durante
la primera parte del embarazo y después se adelgazan y se aplanan conforme el feto en desarrollo va
ocupando toda la luz uterina.

Según su relación con el sitio de implantación se identifican tres regiones diferentes de la decidua:

 La decidua basal es la porción del endometrio subyacente al sitio de la implantación.


 La decidua capsular es una porción delgada del endometrio que está entre el sitio de la
implantación y la luz uterina.
 La decidua parietal comprende el resto del endometrio del útero
hacia el final del tercer mes, el feto ha crecido hasta el punto en que la decidua capsular subyacente se
fusiona con la decidua parietal de la pared opuesta, de manera que la cavidad uterina se oblitera,
alrededor del décimo tercer día del desarrollo, ya ha aparecido un espacio extraembrionario, la cavidad
coriónica, las capas celulares que forman el límite externo de esta cavidad (es decir, el sincitiotrofoblasto,
el citotrofoblasto y el mesodermo extraembrionario somático) reciben la denominación colectiva de
corion.

La membrana más interna que envuelve el embrión se denominan amnios.

Cuello
El endometrio del cuello uterino difiere del resto del útero.
La mucosa cervical mide alrededor de 2mm a 3mm de espesor y difiere mucho del resto del endometrio
uterino porque contiene glándulas ramificadas grandes, también carece de arterias en espiral. la mucosa
cervical sufre pocos cambios en espesor durante el ciclo menstrual y no se desprende durante el periodo
de menstruación.

Durante cada ciclo menstrual, sin embargo, las glándulas cervicales sufren importantes cambios
funcionales que están relacionados con el transporte del espermatozoide dentro del conducto cervical.

La cantidad y propiedades del moco secretado por las células glandulares varían durante el ciclo menstrual
por la acción de las hormonas ováricas, en la mitad del ciclo, la cantidad de moco producido se incrementa
unas 10 veces, este moco es menos viscoso y parece proporcionar un medio más favorable para la
migración espermática.

En otros momentos del ciclo menstrual, el moco cervical restringe el paso de los espermatozoides en el
útero.

Por lo tanto, los mecanismos hormonales aseguran que la ovulación y los cambios en el moco cervical
estén coordinadas, lo cual aumenta la posibilidad de que haya concepción si los espermatozoides recién
eyaculados y el óvulo llegan en forma simultánea al sitio de fecundación en la trompa uterina.

La zona de transformación es el sitio de transición entre el epitelio estratificado plano vaginal


y el epitelio cilíndrico simple cervical.
La porción del cuello uterino que se proyecta en la vagina, la porción vaginal o ectocérvix, está tapizada
por un epitelio estratificado, en la zona de que en las mujeres en edad fértil se localiza justo por fuera del
orificio externo ocurre una transición brusca entre el epitelio estratificado plano del ectocérvix y el epitelio
cilíndrico simple secretor de moco del conducto cervical, el endocérvix.

Antes de la pubertad y después de la menopausia, la zona de transformación se encuentra dentro del


conducto cervical, las alteraciones metaplásicas en esta zona de transformación constituyen las lesiones
precancerosas del cuello uterino.

La metaplasia (Gr. meta, más allá; plassein, moldear, dar forma) constituye una respuesta adaptativa y
reversible a la lesión persistente del epitelio causada por infecciones crónicas, se debe a la
reprogramación de las células madre epiteliales que comienzan a diferenciarse en un linaje celular nuevo.
Dentro del conducto cervical (endocérvix), se manifiesta como un reemplazo del epitelio cilíndrico simple
por un epitelio estratificado plano totalmente maduro, las células epiteliales cervicales se exfolian en
forma constante hacia la vagina.

Los preparados de células cervicales teñidos (extendidos de Papanicolaou [Pap]) se utilizan de rutina para
la detección y el diagnóstico de lesiones precancerosas y cancerosas del cuello uterino.
PLACENTA

La placenta está compuesta por una porción fetal, formada por el corion y una porción materna,
formada por la decidua basal. Las dos porciones participan en el intercambio fisiológico de
sustancias entre las circulaciones materna y fetal. El sistema circulatorio uteroplacentario comienza
a desarrollarse alrededor del día 9, con la aparición de espacios vasculares denominados lagunas
trofoblásticas dentro del sincitiotrofoblasto. Los senos maternos que derivan de los capilares que
hay en la porción materna de la placenta, se anastomosan con las lagunas trofoblásticas.

La proliferación del citotrofoblasto, el crecimiento del mesodermo coriónico y el desarrollo de los


vasos sanguíneos dan origen sucesivamente a las vellosidades coriónicas. Los cambios que sufren
son los siguientes:

Vellosidades coriónicas primarias: que se forman por la rápida proliferación del citotrofoblasto. Éste
envía cordones o aglomeraciones celulares hacie el interior de las lagunas trofoblásticas llenas de
sangre que hay en el sincitiotrofoblasto). Las vellosidades primarias aparecen entre los días 11 y 13
del desarrollo embrionario.

Vellosidades coriónicas secundarias: que están compuestas por un centro de mesénquima que está
rodeado por una capa interna de citotrofoblasto y una capa externa de sincitiotrofoblasto. Aparecen
alrededor del día 16 cuando las vellosidades coriónicas primarias son invadidas por tejido conjuntivo
laxo del mesénquima coriónico. Las vellosidades secundarias cubren toda la superficie del saco
coriónico.

Vellosidades coriónicas terciarias: que se forman hacia el final de la tercera semana cuando en las
vellosidades secundarias aparecen vasos sanguíneos que se han desarrollado en sus centros de
tejido conjuntivo.

Por lo tanto, alrededor del sincitiotrofoblasto se forma una capa delgada de células
citotrofoblásticas denominadas cubierta trofoblástica. La cubierta trofoblástica sólo está
interrumpida en los sitios donde los vasos maternos se comunican con los espacios intervellosos.
Las vellosidades coriónicas forman brotes trofoblásticos en forma continua durante todo el
embarazo. Las vellosidades coriónicas pueden permanecer libres (vellosidades flotantes) en el
espacio intervelloso o crecer en el lado materno de la placenta (placa basal) para formar las
vellosidades de células madre o vellosidades de anclaje.

La capa de citotrofoblastos parece discontinuarse y, en algunas regiones, los núcleos de los


sincitiotrofoblastos se reúnen en cúmulos para formar nudos sincitiales dispersos en forma
irregular.

En la estroma de tejido conjuntivo de las vellosidades se reconocen varios tipos celulares: células
mesenquimatosas, células reticulares, fibroblastos, miofibroblastos, células musculares lisos y
células presentadoras de antígenos placentarios fetales (macrófagos placentarios), que
histórica mente se conocen como células de Hofbauer.

En el inicio del desarrollo, los vasos sanguíneos de las vellosidades establecen comunicación con los
vasos del embrión.
La sangre comienza a circular a través del sistema cardiovascular embrionario y las vellosidades
alrededor de los 21 días. Los espacios intervellosos son el sitio de intercambio de sustancias
nutritivas, productos e intermedios metabólicos y productos de desecho entre los sistemas
circulatorios materno y fetal. Durante las primeras 8 semanas, las vellosidades cubren toda la
superficie coriónica, pero conforme el crecimiento continúa, las vellosidades en la decidua capsular
comienzan a degenerarse y dejan una superficie relativamente avascular denominada corion liso.
Las vellosidades contiguas a la decidua basal aumentan en cantidad y tamaño con rapidez y se
ramifican mucho. Esta región del corion, que es el componente fetal de la placenta, se denomina el
corion frondoso o corion velloso. La capa de la placenta desde la cual se proyectan las vellosidades,
recibe el nombre de placa coriónica.

Durante el periodo de rápido crecimiento del corion frondoso, alrededor del cuarto o quinto mes
de gestación, la parte fetal de la placenta se divide por acción de los tabiques placentarios
(deciduales) en 15 a 25 estructuras denominadas cotiledones. Los tabiques placentarios con forma
de cuña forman los límites de los cotiledones y dado que no se fusionan con la placa coriónica, la
sangre materna puede circular con facilidad entre ellos. Los cotiledones aparecen como regiones
abultadas en el lado materno de la placa basal. La decidua basal forma una capa compacta (placa
basal) que es el componente materno de la placenta. La placa basal, la parte más externa de la
placenta que entra en contacto con la pared uterina, consiste en tejidos embrionarios (cubierta
trofoblástica que contiene una capa delgada de sincitiotrofoblasto y citotrofoblasto) y tejidos
maternos (decidua basal). Los vasos de esta parte del endometrio suministran sangre a los espacios
intervellosos.

La sangre fetal y la sangre materna están separadas por la barrera placentaria.

La separación de la sangre fetal y la sangre materna, conocida como barrera placentaria, es


mantenida principalmente por las capas de tejido fetal. A partir del cuarto mes, estas capas se
tornan muy delgadas para facilitar el intercambio de productos a través de la barrera placentaria.

En su estado más delgado, la barrera placentaria consiste en:

-Sincitiotrofoblasto

-Capa citotrofoblástica interna delgada (o discontinua)

-Lamina basal del trofoblasto

-Tejido conjuntivo (mesenquimatoso) de la vellosidad

-Lámina basal del endotelio

-Endotelio de los capilares placentarios fetales en la vellosidad terciaria

Esta barrera es muy parecida a la barrera hematogaseosa del pulmón, con la cual tiene una analogía
funcional importante, como es el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono, en este caso entre
la sangre materna y la sangre fetal. También se parece a la barrera hematogaseosa porque en su
tejido conjuntivo posee un tipo particular de macrófago, que en este caso es la célula presentadora
de antígenos placentaria fetal (célula de Hofbauer).
La sangre fetal ingresa a la placenta a través de un par de arterias umbilicales. Al entrar en la
placenta, estas arterias se ramifican en varios vasos de disposición radial que a su vez emiten
muchas ramas en la placa coriónica. Las ramas de estos vasos se introducen en las vellosidades y
forman redes capilares extensas en asociación estrecha con los espacios intervellosos. El
intercambio de gases y productos metabólicos ocurre a través de las capas fetales delgadas que
separan los dos torrentes sanguíneos en este nivel.

La sangre fetal retorna a través de un sistema de venas que son paralelas a las arterias excepto que
convergen en una sola vena umbilical. La sangre materna llega a la placenta a través de 80 a 100
arterias endometriales en espiral que perforan la placa basal. La sangre de estas arterias en espiral
fluye hacia la base de los espacios intervellosos, los que contienen alrededor de 150ml de sangre
materna que se recambia de tres a cuatro veces por minuto. La presión sanguínea dentro de las
arterias en espiral es mucho más alta que la de los espacios intervellosos. Al ser inyectada en cada
latido, la sangre llega a la profundidad de estos espacios. Al disminuir la presión, la sangre refluye
sobre las superficies de las vellosidades y finalmente ingresa en las venas endometriales que
también están en la base de los espacios. El intercambio de gases y productos metabólicos ocurren
mientras la sangre fluye sobre las vellosidades. Normalmente, el agua, el dióxido de carbono, los
productos de desecho metabólico y las hormonas son transferidas desde la sangre fetal a la sangre
materna; el agua, el oxígeno, los metabolitos, los electrolitos, las vitaminas, las hormonas y algunos
anticuerpos fluyen en la dirección opuesta. La barrera placentaria no excluye muchos de los agentes
potencialmente peligrosos como el alcohol, la nicotina, los virus, los fármacos, las hormonas
exógenas y los metales pesados.

Antes de que se establezca la circulación en la placenta, el crecimiento del embrión es sustentado,


en parte, por productos metabólicos que son sintetizados por el trofoblasto o transportados a través
de él. El sincitiotrofoblasto sintetiza glucógeno, colesterol y ácidos grasos, así como otras sustancias
nutritivas utilizadas por el embrión.

La placenta también funciona como un órgano endocrino, que produce hormonas esteroides y
peptídicas, así como prostaglandinas, que desempeñan un papel importante en el inicio del parto.

Las hormonas esteroides (progesterona y estrógenos) son esenciales para mantener el embarazo.
A medida que la gestación progresa, la placenta reemplaza al cuerpo lúteo en su papel de secretor
principal de estos esteroides. Hacia el final de la octava semana, la placenta produce progesterona
suficiente para mantener el embarazo si el cuerpo lúteo se extirpa quirúrgicamente o deja de
funcionar. En la producción de estrógenos placentarios, la corteza suprarrenal fetal desempeña un
papel crucial porque provee los precursores necesarios para la síntesis de estas hormonas.

- Gonadotrofina coriónica humana (hCG) que es necesaria para la implantación y el mantenimiento


del embarazo. Su síntesis comienza alrededor del día 6, aún antes de que se forme el
sincitiofibroblasto. La hCG exhibe una gran homología de secuencia (de alrededor del 85%) con la
LH, que es necesaria para la ovulación y el mantenimiento del cuerpo lúteo durante el ciclo
menstrual. En forma similar a la acción de la LH durante el ciclo menstrual, la hCG mantiene el
cuerpo lúteo durante las etapas iniciales del embarazo.

- Somatomamotrofina coriónica humana (hCS), también conocida como lactógeno placentario


humano (hPL), está muy relacionada con la hormona de crecimiento humana. Se sintetiza en el
sincitiotrofoblasto y promueve el crecimiento general, regula el metabolismo de la glucosa y
estimula la proliferación de los conductos mamarios en la mama materna. Los efectos de la hCS
sobre el metabolismo materno son importantes, pero la función de esta hormona en el desarrollo
fetal sigue sin conocerse.

- Factores símil insulina I y II (IGF-I e IGF-II), que son producidos por el citotrofoblasto y estimulan su
proliferación y su diferenciación.

- Factor de crecimiento endotelial (EGF), que en la placenta joven tiene una acción doble
dependiente de la edad. En la placenta de 4 a 5 semanas el EGF es sintetizado por el citotrofoblasto
y estimula la proliferación del trofoblasto. En la placenta de 6 a 12 semanas, la síntesis de EGF se
traslada al sincitiotrofoblasto; entonces, estimula y mantiene la función del trofoblasto
diferenciado.

- Relaxina, que es sintetizada por las células deciduales y participa en el “ablandamiento” del cuello
uterino y de los ligamentos pélvicos en preparación para el parto.

- Leptina, que es sintetizada por el sincitiotrofoblasto, en particular durante el último mes de


gestación. Al parecer, la leptina regula el almacenamiento materno de las sustancias nutritivas
según las necesidades fetales de alimento. También participa en el transporte de las sustancias
nutritivas a través de la barrera placentaria de la madre al feto.

- Otros factores de crecimiento, que estimulan la proliferación citotrofoblástica (p. ej., factor de
crecimiento fibroblástico, factor estimulante de colonias [CSF-1], factor de crecimiento derivado de
plaquetas e interleucinas [IL-1 and IL-3]) o inhiben el crecimiento y la proliferación del trofoblasto
(p. ej., factor de necrosis tumoral).

VAGINA

La vagina es una vaina fibromuscular que se extiende desde el cuello del útero hasta el vestíbulo
vaginal, el cual corresponde a la región situada entre los labios menores. En una mujer virgen, el
orificio de entrada a la vagina puede estar ocluido por el himen, que es un repliegue de la membrana
mucosa que se proyecta dentro de la luz vaginal. El himen o sus restos derivan de la membrana
endodérmica que separaba la vagina en desarrollo de la cavidad del seno urogenital definitivo del
embrión. La pared vaginal está compuesta por los siguiente estratos:

- Una capa mucosa interna que posee pliegues o rugosidades transversales abundantes y está
revestida por epitelio estratificado plano. Las papilas de tejido conjuntivo de la lámina propia
subyacente empujan el revestimiento epitelial. En los seres humanos y en otros primates, las células
epiteliales pueden contener gránulos de queratohialina, pero en situaciones normales no ocurre
queratinización.

- Una capa muscular intermedia, que está organizada en dos estratos de músculo liso
entremezclados (uno circular interno y otro longitudinal externo), que a veces no son fáciles de
discernir. El estrato externo se continúa con la capa correspondiente en el útero y es mucho más
grueso que el estrato interno. A la altura del introito vagina, hay fibras musculares estriadas que
pertenecen al músculo bulboesponjoso.
- Una capa adventicia externa, que está organizada en un estrato interno de tejido conjuntivo denso
contiguo a la capa muscular y un estrato externo de tejido conjuntivo laxo que se confunde con la
adventicia de las estructuras vecinas. El estrato interno contiene muchas fibras elásticas que
contribuyen a la elasticidad y a la resistencia de la pared vaginal. El estrato externo contiene una
gran cantidad de vasos sanguíneos y linfáticos, así como nervios.

La luz de la vagina está revestida por un epitelio plano estratificado sin estrato córneo. Su superficie
está lubricada sobre todo por el moco producido por las glándulas cervicales. Las glándulas
vestibulares mayores y menores, ubicadas en la pared del vestíbulo vaginal, producen más moco
para lubricar este órgano. En la pared de la vagina misma no hay glándulas. El epitelio de la vagina
sufre cambios cíclicos durante el ciclo menstrual. Bajo la influencia de los estrógenos, durante la
fase folicular, las células epiteliales sintetizan y acumulan glucógeno a medida que migran hacia la
superficie. Las células se descaman en forma continua, pero cerca de la fase menstrual o durante la
misma, la capa superficial del epitelio vaginal puede desprenderse entera.

La lámina propia exhibe dos regiones bien diferenciadas. La región externa justo debajo del epitelio
está compuesta por un tejido conjuntivo laxo muy celular. La región más pro funda, contigua a la
capa muscular, es más densa y podría considerarse una submucosa. Esta región contiene muchas
venas de paredes delgadas que simulan tejido eréctil durante la excitación sexual. Justo debajo del
epitelio hay una gran cantidad de fibras elásticas, algunas de las cuales se extienden dentro de la
capa muscular. La lámina propia contiene muchos linfocitos y leucocitos (en particular, neutrófilos)
que migran hacia el interior del epitelio. También puede haber nódulos linfáticos solitarios, La
cantidad de linfocitos y leucocitos en la mucosa y en la luz vaginal aumenta de manera notable
cuando ocurre el fujo menstrual. La vaina posee pocas terminaciones nerviosas de la sensibilidad
general.

GENITALES EXTERNOS

Los genitales externos femeninos consisten en las partes siguientes, que en conjunto se conocen
como vulva y poseen un revestimiento de epitelio estratificado plano:

- Monte del pubis, que es una prominencia redondeada sobre la sínfisis del pubis, formada por tejido
adiposo subcutáneo.

- Labios mayores, que son dos pliegues cutáneos longitudinales grandes, homólogos de la piel del
escroto, que se extienden desde el monte del pubis y forman los límites laterales de la hendidura
urogenital. Contienen una capa delgada de músculo liso que se parece al dartos escrotal y una gran
cantidad de tejido adiposo subcutáneo. La superficie externa, así como la del monte del pubis, está
cubierta de vello pubiano. La superficie interna es lisa y carece de vello. En ambas superficies hay
glándulas sebáceas y sudoríparas.

- Labios menores, que son pliegues cutáneos pares, sin vello, que limitan el vestíbulo vaginal y son
homólogos de la piel del pene. En las células profundas del epitelio hay una gran cantidad del
pigmento melanina. El centro de tejido conjuntivo dentro de cada pliegue carece de tejido adiposo,
pero contiene muchos vasos sanguíneos y fibras elásticas delgadas. En la estroma hay glándulas
sebáceas grandes.
- Clítoris, que es una estructura eréctil homóloga del pene. Su cuerpo está compuesto por dos
pequeñas formaciones eréctiles, los cuerpos cavernosos; el glande del clítoris es un diminuto
tubérculo redondeado de tejido eréctil. La piel que cubre el glande es muy delgada, forma el
prepucio del clítoris y contiene terminaciones nerviosas sensitivas abundantes.

- Vestíbulo. El vestíbulo está revestido por epitelio estratificado plano. Sobre todo en las cercanías
del clítoris y alrededor del orificio externo de la uretra hay una gran cantidad de glándulas mucosas
pequeñas, las glándulas vestibulares menores (también llamadas glándulas de Skene). Las glándulas
vestibulares mayores (también llamadas glándulas de Bartholin) son pares, más grandes y
homólogas de las glándulas bulbouretrales masculinas. Estas glándulas tubuloalveolares tienen
alrededor de 1 cm de diámetro y están ubicadas en la pared lateral del vestíbulo por detrás del bulbo
vestibular. Las glándulas vestibulares mayores secretan moco lubricante. Los conductos de estas
glándulas desembocan en el vestíbulo cerca del orificio vaginal.

- Los corpúsculos de Meissner son abundantes, en particular en la piel del monte del pubis y de los
labios mayores.

-Los corpúsculos de Pacini están distribuidos en las capas más profundas del tejido conjuntivo y se
encuentran en los labios mayores y en asociación con el tejido eréctil. Los impulsos sensitivos
provenientes de estas terminaciones nerviosas desempeñan un papel importante en la respuesta
fisiológica durante la excitación sexual.

- Las terminaciones nerviosas libres son muy abundantes y están distribuidas en forma equitativa
por toda la piel de los genitales externos.
Generalidades del aparato reproductor masculino
El aparato genital masculino esta formado por los testiculos, las vias espermaticas,
las glandulas sexuales anexas y el pene.

Las glandulas sexuales anexas comprenden las vesiculas seminales, la prostata y las
glandulas bulbouretrales.
Las dos funciones primarias del testiculo son la produccion de gametos masculinos o
espermatozoides (espermatogénesis) y la sinstesis de hormonas sexuales
masculinas o androgenos (esteroidogénesis).

Testiculos
Los testiculos del adulto son organos ovoides pares que se encuentran dentro del
escroto fuera de la calidad abdominal. Estan suspendidos de los cordones
espermaticos y adheridos al escroto por los ligamentos escrotales, que son restos del
gubernaculum testis.
Desarrollo del testiculo
El sexo genetico queda determinado en el momento de la fecundacion por la
presencia o la ausencia del cromosoma Y. Sin embargo, los testiculos no se forman
hasta la septima semana del desarrollo. El sexo gonadal esta determinado por el gen
SRY, que se halla situado en la region determinante del sexod del brazo corto del
cromosoma Y.
Se ha comprobado que la proteina especifica que se une al ADN llamada TDF y
codificada por el gen SRY, es la causa directa del desarrollo y la diferenciacion
testicular.
Los testiculos, al igual que los ovarios tienen tres origenes diferentes:
● El mesodermo intermedio.
● El epitelio mesodermico (mesotelio celomico).
● Las células germinativas primordiales.
La migracion de las células germinativas primordiales hasta el sitio de formacion de
gonadas induce la proliferacion de las células mesodermicas de la cresta urogenitales
y de las células del mesotelio celómico para que se desarrollen los cordones
sexuales primitivos. Mas tarde estor cordones se diferencian en los cordones
testiculares que dan origen a los tubulos seminiferos, los tubulos rectos y la rete
testis o red de haller.

En la primera etapa del desarrollo de los testiculos aparecen en la pared abdominal


posterior como primordios indiferenciados derivados de las crestas urogenitales que
son identicos en ambos sexos.
Al principio de la embriogenesis masculina el mesenquima que separa los cordones
testiculares da origen a células de Leydig que producen testosterona para estimular
el desarrollo del primordio indiferente en un testiculo. Ademas, la testosterona causa
la proliferacion y la diferenciacion de los conductos mesonefricos (de wolff) de los que
derivan las vias espérmaticas. Tambien en esta etapa inicial las celular de Sertoli que
se desarrollan dentro de los cordones testiculares producen otra sustancia hormonal
importante llamada factor inhibidor mülleriano (MIF).
El desarrollo y diferenciacion de los genitales externos ocurren al mismo tiempo y son
causados por la accion de la dihidrotestosterona (DTH), un producto de la
conversion de la testosterona por la 5-alfa reductasa.
Mas o menos en la vigesimo sexta semana de la gestacion los testiculos descienden desde
el abdomen hacia el escroto.
Estructura del testiculo
Una capsula muy gruesa de tejido conjuntivo denso, llamada túnica albuginea, cubre
cada testiculo. La parte interna de esta capsula o tunica vasculosa es una lamina de
tejido conjuntivo laxo que contiene vasos sanguineos.
Cada testiculo esta dividio en alrededor de 250 lobulillos por tabiques incompletos de
tejido conjuntivo que se proyecta desde la cápsula.
A lo largo del testiculo la tunica albuginea aumenta de espesor y protruye dentro del
organo para formar el mediastino testicular.
Cada lobulillo testicular consiste en 1 a 4 tubulos seminiferos en los que se producen
los espermatozoides y un estroma de tejido conjuntivo en la que hay celulares
intersticiales o de Leydig.
Cada tubulo dentro del lobulillo describe un asa, está muy contorneado a causa de su
longitud considerable y se pliega sober si mismo.
Cada tubulo seminifero tiene una longitud de unos 50 cm y un diametro entre 150 y
250 micrometros.
El epitelio seminifero es un epitelio estratificado complejo y poco habitual que esta
compuesto por dos poblaciones celulares basica:
● Células de Sertoli
● Células Espermatogenicas
La tunica propia, tambien llamada tejido peritubular, es un tejido conjuntivo
multiestratificado que carece de fibroblastos tipicos. En el hombre esta compuesta por
tres a cinco capas de células mioides y fibrillas colagenas ubicadas por fuera de la
lamina basal del epitelio seminifero.

Células de Leydig.
Las células de Leydig son células poliedricas grandes eosinofilas que de manera
caracteristica contienen inclusiones lipidicas.
Con frecuencia tambien contienen pigmento lipofuscinico y cristales citoplasmaticos
bastoniformes distintivos llamados cristales de Reinkle.
Al igual que en otras células secretoras de esteroides, las células de Leydig tienen un
reticulo endoplasmatico liso complejo que es la causa de su eosinofilia.
Las células de leydig se diferencian y secretan testosterona durante las primeras
etapas de la vida fetal. La secreción de la testosterona es necesaria en el desarrollo
embrionario, la maduracion sexual y la función reproductora.
Las células de Leydig son activas en la diferenciacion inicial del feto masculino y luego
sufren un periodo de inactividad que comienza mas o menos a los 5 meses de vida
fetal.
Espermatogénesis.
La espermatogénesis es el mecanismo encargado de la producción de espermatozoides;
es la gametogénesis en el hombre. Este proceso se produce en las gónadas. La
espermatogénesis tiene una duración aproximada de 62 a 75 días en la especie humana
y se extiende desde la adolescencia y durante toda la vida del varón.
La formación de espermatozoides comienza alrededor del día 24 del desarrollo
embrionario en el saco vitelino. Aquí se producen unas 100 células germinales que migran
hacia los esbozos de los órganos genitales. Alrededor de la cuarta semana ya se
acumulan alrededor de 4000 de estas células germinales, Los testículos para poder
producir espermatozoides, tendrán que esperar hasta la pubertad, cuando estén
suficientemente desarrollados.( La ovogénesis se inicia en la mujer el tercer mes del
desarrollo intrauterino. En el hombre, la espermatogénesis, cuando éste alcanza la
pubertad. En la ovogénesis se produce sólo un gameto funcional.

La espermatogénesis se divide en tres fases distintas.


1- Fase espermatogónica.
2- Fase espermatocítica (meiosis)
3- Fase de espermátide (espermiogénesis)

1- Fase espermatogónica: en la fase espermatogónica, las células madres se dividen para


poder reemplazarse a si mismos y poder proveer una población de espermatogonios que
estén predestinados.
2- Fase esoermatocitica (meiosis). En la fase Espermatocítica, los espermatocitos
primarios sufren meiosis para reducir tanto la cantidad de cromosomas como el contenido
del ADN

3-fase espemátide (espermiogenesis)


En la fase espermátide, las espermátidas sufren una remodelación celular extensa
conforme se diferencian en espermatozoides maduros.

La espermatogénesis, en la especie humana, comienza cuando las células germinales de


los túbulos seminíferos de los testículos se multiplican. Se forman unas células llamadas
espermatogonias. Cuando el individuo alcanza la madurez sexual las espermatogonias
aumentan de tamaño y se transforman en espermatocitos de primer orden.
En estas células se produce la Meiosis: la meiosis I dará lugar a dos espermatocitos de
segundo orden y tras la meiosis II resultarán cuatro espermátidas.
Durante el eyaculado se produce una elevada pérdida de espermatozoides, junto con un
número bastante elevado de espermatozoides malformados; de toda la capacidad
espermatogénica potencial del testículo, tan sólo un 25% consigue tener capacidad
suficiente y ser apto para la fecundación.

La testosterona es una hormona esteroide que es producida principalmente en los


testículos de los machos (células de Leydig) y en los ovarios de las hembras, aunque
pequeñas cantidades son secretadas por las glándulas suprarrenales.
En los hombres, la testosterona juega un papel clave en el desarrollo de los tejidos
reproductivos masculinos como los testículos y próstata, La testosterona es necesaria
para el desarrollo normal del espermatozoide. La testosterona activa genes que
promueven la diferenciación de espermatogonia. como también la promoción de los
caracteres sexuales secundarios tales como el incremento de la masa muscular y ósea y
el crecimiento del peso corporal. Además, la testosterona es esencial para la salud y el
bienestar como también para la prevención de la osteoporosis.
REGULACIÓN HORMONAL DURANTE LA ESPERMATOGÉNESIS
Esta regulación se produce por retroalimentación negativa, desde el hipotálamo, el que
actúa en la hipófisis, y finalmente en el testículo. Las hormonas responsables son:

Testosterona: responsable de las características sexuales masculinas, es secretada en el


testículo por las células de Leydig o instersticiales. Esta hormona también es secretada
por la médula de lacorteza suprarrenal pero en menores cantidades en comparación al
testículo, también se secreta en las mujeres pero en mínimas cantidades.

hormona folículo estimulante: secretada por la hipófisis, actúa


sobre las células de Sértoli de los testículos que nutren espermatozoides y favorecen su
desarrollo.

hormona luteinizante: secretada por la hipófisis, actua las células de Leydig o


instersticiales para que secreten testosterona.

Inhibina: secretada las células de Sértoli o nodrizas, actúa


la hipófisis inhibiendo la secreción de FSH y con ello deteniendo la espermatogénesis.
CONDUCTOS INTRATESTICULARES

Al fnal de cada túbulo seminífero hay una transición brusca hacia los túbulos rectos o tubuli recti.
Este segmento terminal corto del túbulo seminífero está tapizado sólo por células de Sertoli. Cerca
de su terminación, los túbulos rectos se estrechan y su revestimiento epitelial cambia a simple
cúbico. Los túbulos rectos desembocan en la red testicular, una serie compleja de conductos
anastomosados dentro del tejido conjuntivo muy vascularizado del mediastino testicular

VIAS ESPERMÁTICAS

las vías espermáticas derivan del conducto mesonéfrico (de Wolff) y de los túbulos excretores
mesonéfricos. El desarrollo inicial de las células de Leydig y el comienzo de la secreción de
testosterona estimulan el conducto mesonéfrico (de Wolf) para que se diferencie en la vía
espermática del testículo en desarrollo . La porción del conducto mesonéfrico contigua al testículo
en desarrollo adquiere un trayecto contorneado y se diferencia en el conducto del epidídimo.
Además, una cierta cantidad (aproximadamente 20) de los túbulos excretores mesonéfricos
restantes en esta región entra en contacto con los cordones testiculares en desarrollo y por último
se convierte en los conductillos eferentes que conectan la red testicular en formación con el
conducto del epidídimo. La porción distal del conducto mesonéfrico adquiere una gruesa cubierta
de músculo liso y se convierte en el conducto deferente. El extremo del conducto mesonéfrico
distal da origen al conducto eyaculador y a las vesículas seminales

Los conductillos eferentes están revestidos por un epitelio seudocilíndrico estratificado.

En el hombre, unos 20 conductillos eferentes conectan los conductos de la red testicular en el


borde superior del meiastino testicular con la porción proximal del conducto del epidídimo.
Conforme los conductillos eferentes abandonan el testículo, sufren un enrollamiento pronunciado
y forman de 6 a 10 masas cónicas, los conos eferentes (coni vasculosi), cuyas bases son parte de la
cabeza del epidídimo. Los conos eferentes de unos 10mm de largo contienen conductos muy
contorneados que miden de 15cm a 20 cm de longitud. En la base de los conos los conductillos
eferentes desembocan en un conducto único, el conducto del epidídimo. Los conductillos
eferentes están tapizados por un epitelio seudocilíndrico estratifcado en el que hay cúmulos de
células altas y bajas, lo cual le imparte a la superfcie adluminal el aspecto de dientes de sierra.
Dispersas entre las células cilíndricas hay algunas células basales que actúan como células madre
epiteliales. Las células cilíndricas altas con ciliadas. Las células bajas no ciliadas poseen muchas
microvellosidades e invaginaciones canaliculares de la superfcie apical, así como una gran cantidad
de vesículas pinocíticas, cuerpos densos limitados por membrana, lisosomas y otras estructuras
citoplasmáticas asociadas con la actividad endocítica. La mayor parte del líquido secretado en los
túbulos seminíferos se reabsorbe en los conductillos eferentes. El primer sitio de la vía
espermática en que aparece una capa de músculo liso es el inicio de los conductillos eferentes. Las
células musculares lisas forman una capa de varias células de esue éstas se disponen en forma de
una vaina circular en la pared del conductillo. Entremezcladas con las células musculares hay fbras
elásticas. El transporte de los espermatozoides en los conductillos eferentes se realiza en gran
medida por la acción ciliar y la contracción de esta capa fbromuscular.
Epidídimo

El epidídimo es un órgano que contiene los conductillos eferentes y el conducto del epidídimo. El
epidídimo es una estructura con forma de semiluna que está apoyada sobre las superfcies superior
y posterior del testículo. Mide más o menos 7,5 cm de longitud y está compuesto por los
conductillos eferentes y el conducto del epidídimo, junto con los vasos sanguíneos, el músculo liso
y las cubiertas de tejido conjuntivo asociados. El conducto del epidídimo es un tubo muy enrollado
que mide de 4 m a 6 m de longitud. En el epidídimo se describe una cabeza, un cuerpo y una cola.
Los conductillos eferentes ocupan la cabeza y el conducto del epidídimo ocupa el cuerpo y la cola.
Los espermatozoides nuevos que entran en el epidídimo, provenientes del testículo, maduran
durante su paso a lo largo el conducto del epidídimo, donde adquieren movilidad y la capacidad de
fecundar un ovocito. Durante este proceso de maduración que depende de los andrógenos, la
cabeza del espermatozoide se modifca por la adición del factor discapacitante asociado con la
superficie que contiene glucoconjugados del líquido epididimario. Este proceso, denominado
discapacitación, inhibe de manera reversible la capacidad fecundante del espermatozoide. Más
tarde, el factor discapacitante asociado con la superfcie se libera durante el proceso de
capacitación que ocurre en el sistema genital femenino justo antes de la fecundación. Después de
madurar en el epidídimo, los espermatozoides pueden transportar su contenido haploide de ADN
hasta el óvulo y después de la capacitación pueden unirse a receptores de espermatozoides
situados en la membrana pelúcida del óvulo. Esta unión desencadena la reacción acrosómica en la
cual el espermatozoide utiliza las enzimas de su acrosoma para perforar la cubierta externa del
ovocito.

las células principales del epitelio seudoestratificado del epidídimo poseen estereocilios.

Al igual que la mayor parte de la vía espermática, el conducto del epidídimo también está
revestido por un epitelio seudocilíndrico estratifcado. En general, contiene dos tipos celulares:

células principales, cuya altura varía entre unos 80 µm en la cabeza del epidídimo y unos 40 µm
en la cola. Desde la superfcie apical de estas células se extienden hacia la luz muchas
microvellosidades modifcadas largas e irregulares que reciben el nombre de estereocilios. Los
estereocilios varían en altura desde 25µm en la cabeza hasta aproximadamente 10µm en la cola.

células basales, que son pequeñas células redondeadas que descansan sobre la lámina basal. Son
células madre del epitelio del conducto.

las células epididimarias tienen función tanto absortiva como secretora. La mayor parte del líquido
que no se reabsorbe en los conductillos eferentes se reabsorbe en la porción proximal del
epidídimo.

conducto deferente

El conducto deferente es el segmento más largo de la vía espermática. El conducto deferente (vas
deferens), es una continuación directa de la cola del epidídimo. Asciende a lo largo del borde
posterior del testículo, cerca de los vasos y los nervios testiculares. Después se introduce en el
abdomen como un componente del cordón espermático al atravesar el conducto inguinal. El
cordón espermático contiene todas las estructuras que se dirigen hacia el testículo o provienen de
él. Además del conducto deferente, el cordón espermático contiene la arteria testicular, arterias
pequeñas para el conducto deferente y el músculo cremáster, el plexo pampiniforme, vasos
linfáticos, fbras nerviosas simpáticas y la rama genital del nervio genitofemoral. Todas estas
estructuras están rodeadas por fascias derivadas de la pared abdominal anterior. Después de
abandonar el cordón espermático, el conducto deferente desciende en la pelvis hasta la altura de
la vejiga, donde su extremo distal se dilata para formar la ampolla del conducto deferente que
recibe el conducto de la vesícula seminal y continúa hasta la uretra a través de la próstata con el
nombre de conducto eyaculador. El conducto deferente está revestido por un epitelio
seudocilíndrico estratifcado que se parece mucho al del epidídimo.
GLANDULAS ANEXAS, SEMEN RY PENE.
GLANDULAS ANEXAS:
Son estructuras formadas por 5 glándulas exocrinas encargadas de formar secreciones que
faciliten el coito y la fecundación.

• Dichas glándulas, están compuestas por:


• Vesículas Seminales.
• Próstata.
• Glándulas bulbouretrales (de Cowper)
VESICULAS SEMINALES.
Las vesículas seminales Son un par de glándulas tubulares, alargadas y muy tortuosas,
ubicadas en la pared posterior de la vagina urinaria paralelas al ampolla de los conductos
deferentes. Un conducto excretor corto que parte de cada vesícula seminal y se une a las
ampollas de los conductos deferentes nada para formar los conductos eyaculadores. Las
vesículas seminales se desarrollan como imaginaciones de los conductos meso néfricos en
la región de la ampolla futura. La pared de la vesícula seminal es contienen una mucosa,
una capa de músculo liso delgada y una cubierta fibrosa.
La mucosa tiene muchos pliegues primarios, secundarios y terciarios que aumentan el área
de la superficie secretora. Preguntar por Claudia todas las cavidades irregulares así
formadas están en comunicación con la luz. El epitelio cilíndrico seudoestratificado contiene
células cilíndricas altas no ciliadas y células redondas bajas apoyadas sobre la lámina basal.
la secreción de la vesícula seminales es un material viscoso blanco amarillento. Contiene
fructuosa, que es el principal sustrato metabólico para los espermatozoides, junto con otros
sacáridos simple, aminoácidos, ácido ascórbico y prostaglandinas. Si bien las
prostaglandinas se aislaron Por Primera Vez en la próstata, en la vesícula seminal se
sintetizan en gran cantidad.
La contracción de la cubierta muscular lisa de la vesícula seminal durante la eyaculación
expulsa su secreción hacia los conductos eyaculadores y contribuye a elevar los
espermatozoides de la uretra. La función secretora y la morfología de las vesículas
seminales están bajo el control de la testosterona.
PROSTATA.
La próstata es la glándula sexual accesoria mas grande del aparato reproductor masculino.
Su forma y tamaño es comparado con los de una nuez. La función principal de la próstata
es secretar un liquido claro, ligeramente alcalino, que contribuye a la composición del
semen. La glándula esta ubicada en la pelvis, debajo de la vejiga, donde rodea el segmento
prostático de la uretra.
Esta compuesta por 30-50 glándulas tubo alveolares dispuestas en tres capas: una capa
mucosa interna, una capa submucosa intermedia y una capa periférica que contiene las
glándulas prostáticas principales.
Las glándulas de la capa mucosa drenan directamente en la uretra; las otras dos capas
tienen conductos que desembocan en los senos prostáticos, ubicados a cada lado de la
cresta uretral en la pared posterior de la uretra.
El parénquima prostático adulto está dividido en cuatro zonas que son anatómicas y
clínicamente distintas:

• La zona central; rodea los conductos eyaculadores conforme atraviesan la próstata.


• La zona periférica; rodea la zona central y ocupa la parte posterior y las porciones
laterales de la glándula.
• La zona Transicional; rodea la uretra prostática y contiene las glándulas mucosas.
• La zona periuretral; contiene glándulas mucosas y submucosas.

En cada una de las zonas prostáticas, el epitelio glandular es en general cilíndrico simple,
pero puede haber parches de epitelio cubico simple, plano simple y, a veces,
seudoestratificado. Los alveolos de las glándulas prostáticas, en especial los de los adultos
mayores, a menudo contienen concreciones prostáticas de formas y tamaños diversos, con
frecuencia de hasta 2 mm de diámetro.
Las células epiteliales prostáticas producen varias enzimas, en especial el Antígeno
prostático Especifico (PSA), Fosfatasa Acida prostática (PAP) y Fibrinolisina.

• El Antígeno prostático Especifico (PSA); es uno de los marcadores tumorales de


mayor importancia clínica.
• La Fosfatasa Acida prostática (PAP); regula el crecimiento celular y el metabolismo
del epitelio glandular de la próstata.
• La Fibrinolisina; secretada por la glándula prostática, licua el semen.

GLANDULAS BULBOURETRALES (DE COWPER).


Son estructuras del tamaño de un chícharo o guisante ubicadas en el diafragma urogenital.
El conducto de cada glándula atraviesa la fascia inferior del diafragma urogenital y se una a
la porción inicial de la uretra esponjosa. Estas glándulas son tuboloalveolares compuestas,
que estructuralmente se parecen a glándulas secretoras de moco.
El epitelio cilíndrico simple, cuya altura varía mucho según el estado funcional de la
glándula, esta bajo el control de la testosterona. La secreción glandular clara y mucosa
contiene una gran cantidad de galactosa, galactosamina, acido galacturónico, acido siálico
y metilpentosa.
SEMEN.
Contiene liquido y espermatozoides del testículo y productos de secreción del epidídimo, el
conducto eferente, la próstata, las vesículas seminales y las glándulas de Cowper. El liquido
seminal proporciona nutrientes y protección para los espermatozoides durante su paso a
través del sistema de vías espermáticas. El semen es alcalino, y ayuda a neutralizar el
entorno acido de la uretra y la vagina.
Los componentes principales del semen se remontan a la secreción de las vesículas
seminales y la glándula prostática. Otros componentes adicionales incluyen los líquidos
testiculares que no fueron completamente absorbidos en los túbulos rectos, así como
secreciones de las glándulas de Cowper.
El semen también contiene prostaglandinas, que ejercen su influencia sobre el transito de
los espermatozoides en los aparatos reproductores masculino y femenino, y desempeñan
un papel en la implantación del ovulo fecundado.
PENE.
Esta formado principalmente por dos masas dorsales de tejido eréctil, los cuerpos
cavernosos, y una masa ventral del mismo tejido, el cuerpo esponjoso, en el que esta
incluido el segmento esponjoso de la uretra. Una capa fibroelástica densa, la túnica bugínea,
une los tres cuerpos y forma una capsula alrededor de cada uno.
Los cuerpos cavernosos contienen abundantes espacios vasculares amplios de forma
irregular cubiertos por endotelio vascular. Estos espacios están rodeados por una capa
delgada de musculo liso que forma cordones dentro de la túnica albugínea que
interconectan y entrecruzan el cuerpo cavernoso.
El tejido conjuntivo intersticial contiene muchas terminaciones nerviosas y vasos linfáticos.
Los espacios vasculares aumentan de tamaño y adquieren una rigidez mayor al llenarse de
sangre, que proviene sobre todo de la arteria profunda del pene que se divide en ramas
denominadas arterias helicinas. Estas arterias se dilatan durante la erección para aumentar
el flujo sanguíneo al pene.
El pene esta inervado por fibras somáticas y motoras viscerales. Hay una gran cantidad de
terminaciones nerviosas sensitivas distribuidas por todos los tejidos del pene. Las fibras
motoras viscerales inervan el musculo liso de la trabécula de la túnica albugínea y los vasos
sanguíneos.

Tanto las fibras nerviosas motoras viscerales como las sensitivas cumplen una función
esencial en las respuestas de erección y eyaculación. La estimulación parasimpática
comienza la erección, Mientras que la simpática termina la erección y provoca la
eyaculación, una contracción rítmica del músculo liso que expulsa el semen de la uretra
esponjosa.

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