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Dasein es un término que en alemán combina las palabras «ser» (sein) y «ahí» (da), significando «existencia» (por
ejemplo, en la frase „Ich bin mit meinem Dasein zufrieden“ «Estoy contento con mi existencia»). Es usado por varios
filósofos alemanes, como Hegel o Jaspers, pero sobre todo por el filósofo Martin Heidegger para indicar el modo de
existir propio del ser humano. El sentido literal de la palabra Da-sein es 'ser-ahí'. Que más bien sería el estar haciendo
algo ahí como expresa el uso del gerundio en latín.
El término expresa el hecho de que la existencia no se define sólo como rebasamiento que trasciende la realidad dada
en dirección de la posibilidad, sino que este sobrepasamiento es siempre sobrepasamiento de algo, está siempre
situado, está aquí. Existencia, Dasein, ser-en-el-mundo, son sinónimos. Los tres conceptos indican el hecho de que el
hombre está «situado» de manera dinámica, es decir, en el modo del
poder ser. En la acción de estar haciendo algo la experiencia se vuelve transitiva, lo cual nos coloca en
situaciones que al estar experimentando eso lo hacemos en directo y sin elucubraciones intelectuales —a menos que la
misma experiencia sea cognitiva—.
Ejemplo, el karateka al aprender sus katas o golpes, piensa, siente y se mueve para practicar; pero en la medida que
penetra en la esencia del kata lo hace de una manera absorta, al estar in situ, esto es, en alguna pelea sus movimientos
son directos e intuitivos y deja que el cuerpo se maneje por sí solo. Esto es Dasein, que se vuelve activo al situar a la
persona haciendo algo.
En la filosofía china y en el budismo se habla del ichinen, o sea, i de sujeto chi de energía y nen de fusión; el sujeto que
se fusiona con la energía cósmica.
El termino Dasein es usado para identificar categóricamente la relación entre el ser humano y cualquier acción enfocada
hacia el alcance de un propósito; entonces, el propósito es conocido, razonable y procesado intelectualmente, pero la
acción no goza de las mismas condiciones, porque de alguna manera es una acción preconsciente, no procesada, no
cuestionada; sencillamente concurre, se hace; y eso es Dasein.
Este término también indica el grado de entrega del ser humano en relación al mundo. Los seres humanos nos
entregamos, en la condición de participantes, a favor de la rutina, el trabajo, las costumbres —entre otras instancias
similares—, pero cada acción que realiza es una muestra de entrega y de continua relación con la creación; aunque no
esté tan claro, como se mencionó anteriormente, cuáles son los vehículos que proporcionan el impulso de dichas
acciones.
HEIDEGGER (1889-1976)
opina que la primera misión de toda filosofía es aclarar «el sentido del ser», lo que
significa «ser». Kant partía para su sistema de un análisis de la ciencia, de la posibilidad
de los juicios en la ciencia. Pero Heidegger encuentra que la ciencia es un hacer del
hombre, es decir, algo que tiene el modo de ser del hombre que la hace. Más aún, según
Heidegger, ya desde Platón el hombre occidental no se somete al ser, sino que somete el
ser a sí mismo y lo reduce a representaciones hasta hacer del mundo imagen. Así, el
hombre postplatónico occidental dice que conoce cuando posee «e-videncia», es decir,
visión, retrato, «eidos». Esto constituye, según él, un descarrío intelectual. El hombre
preplatónico conocía en cuanto estaba atento al ser (especie de unión intuitiva o
mística), y el hombre medieval cristiano conocía en cuanto que era y se sentía criatura.
Ni uno ni otro, según Heidegger, redujeron el ser a la condición de objeto convocado a
la presencia del hombre.
La realidad primaria, donde el ser se capta con su sentido original, es lo que Heidegger
llama el «Dasein». «Dasein» es una palabra alemana que, por difícilmente traducible, se
suele transcribir en todos los idiomas. Significa «ser-ahí», y, en definitiva, se refiere al
hombre como «arrojado a la existencia», ser que existe en el mundo y actúa sobre las
cosas, que tienen, ante todo, el sentido de instrumentos del Dasein. La filosofía, según
Heidegger, no puede ser más que una analítica e interpretación del Dasein.
Este análisis del Dasein descubre, ante todo, la contingencia de su ser. El Dasein aparece
inexplicablemente en la realidad, sobrenada durante su vida en el poder-no-ser, esto es,
suspendido sobre la nada, y, entre sus muchas y fortuitas posibilidades, sólo una es
necesaria: el morir. El Dasein es un «ser para la muerte» (Sein zum Tode).
He dicho que este existencialismo alemán constituye sólo una de las dos caras del
existencialismo. Es la aceptación de la contingencia y de la finitud, y su superación por
un vivir en presencia de la muerte: filosofía de tragedia y de desesperación. El reverso,
en cambio, tiene algo de irreflexivo y hedonista: el existencialismo interpretado por los
filósofos y literatos franceses de la posguerra...