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timidad era incluso mucho más general que el de criminalidad.

MENDELSOHN fue Capítulo VIII


el autor de una tipología de las víctimas basada en la correlación de culpabilidad
entre la víctima y el victünario: a mayor culpabilidad de uno, menor culpabilidad Las teorías de la reacción social, teorías del conflicto, el marxismo
del otro. Así, para este autor existiría una "personalidad victimal", a la que clasi- y el pensamiento crítico respecto de la cuestión criminal
ficaba desde la víctima totalmente inocente hasta la víctin1a más culpable que el
autor o incluso única responsable del hecho. En este último caso, creo que, en
realidad, o se está diciendo una barbaridad o no estamos frente a una real vícti-
ma ni frente a un delito, con lo que le cabría bastante razón a las críticas que for-
mulaba en su época JIMÉNEZ DE ASÚA.
También el ya mencionado Hans VON HENTIG hizo, para 1948 y en El criminal
VIII. 1. Los años sesenta. Crisis en las sociedades Hopulentas"
y su víctima, una clasificación de tipologías de víctimas. Con especial hincapié en
y des legitimación de los aparatos de control
las relaciones entre víctima y victimario, Henri ELLEMBERGER escribió en 1954 en
Ginebra el artículo Relaciones psicológicas entre el criminal y su víctima. Desde en- Todo empezó a moverse en el interior de los Estados centrales tras unos años
tonces comenzarían a aparecer numerosos trabajos dedicados a este tema, que de aparente éxito del diseño de equilibrio social, planteado por KEYNES y aplica-
también ocuparía la atención de los argentinos como Octavio ITURBE, autor en do por las políticas del New Deal, primero en los Estados Unidos, y, tras la victo-
1958 del artículo "Victimología: nuevo enfoque criminológico de la víctima del de- ria de éstos, en Europa -aunque en los países nórdicos la experiencia de Estados
lito". Entre todos estos autores se destacaron también el criminólogo Thorsten SE- beneficencia es anterior-o Estos movimientos se relacionarían con la toma de con-
LLIN y su discípulo Marvin WOLFGANG, introductores en La medición de la delin- ciencia de lo que dicho "equilibrio" significaba política y socialmente, antes que
cuencia de 1964, y en artículos previos, de los conceptos de victimización primaria con el cambio de las condiciones económicas que harían estallar el sistema unos
-cuando el delito tiene una víctima individual-, secundaria -víctima colectiva-, ter- cuantos años después. Los diversos grupos humanos sumergidos en esa sociedad
ciaria -intereses difusos o el Estado-, victimización mutua y no victimización -en supuestamente "opulenta" -las minorías étnicas en los países centrales, las gran-
el que incluían a los delitos sin víctimas-, des mayorías marginadas en los países periféricos, las mujeres en todas partes-
pondrían en evidencia que también entonces había ganadores y perdedores. y que
estos últimos no estimaban justo mantenerse en posiciones subordinadas sólo pa-
ra salvar al sistema. Lo interesante del caso es que la proclama de la "justicia" iría
más allá de una mera reivindicación personal y sectorial, y pondría en evidencia
las bases materiales sobre las que se sustentaban los Estados del bienestar. Esos
Estados que, por cierto, poca satisfacción proporcionaban a quienes no podían
acceder a ningún bienestar por habitar zonas expoliadas para poder mantener
ventajas en las centrales, para quienes no podían acceder a la educación por el co-
lor de su piel, o al trabajo por su condición femenina. En efecto, éste, comootros
momentos de "estabilización", era un período en el que se pretendía legitimar,
"naturalizar", un sistema de dominación, que podía verse como preferible antes
que la guerra, el hambre o cualquier otra falta de certeza. Pero llegaba el momen-
to en que los "perdedores" podían quejarse, y sus reclamos serían posibles por el
clima político que se recuperaba de la parálisis producida por la gran depresión
de los treinta, primero, y la Segunda Guerra Mundial, después. Aquellos otros mo-
.mentos excepcionales siempre fueron las mejores armas de quienes ejercen el po-
der para legitimarse, pero el modelo de Uguerra fría" -con evidentes momentos
"calientes" como Corea, Vietnam, etc., que dejaron casi la misma cantidad de
muertos que las guerras mundiales- no serviría para acallar los conflictos inter-
nos tanto en el área occidental como en la soviética.
Esto sería verificable sobre todo a fines de los años sesenta pues, a diferencia
de las guerras que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Vietnam
no produjo el efecto integrativo de la sociedad estadounidense, sino que significó
un importante punto de ruptura. Tal ruptura se identificaría con un pensamiento
crítico y libertario -y de izquierda en el uprimer mundo", o sinlplemente liberal-

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350 Capítulo VII
TUNG (1893-1976) dirigía en China desde 1966. Pero que sin embargo también fue
democrático en el "segundo"-. Esto no quiere decir que todos los pensadores del
idealizada por importantes sectores juveniles en Occidente.
momento fueran críticos, puesto que los pensadores más reaccionarios seguirían
Ese Occidente evidentemente incluye a América Latina. También allí, o prin-
ejerciendo un notable poder de presión. De he~ho, la. ~ovili~ació~ juvenil crítica
cipalmente allí, importantes sectores reclamaban contra un modelo dependiente
pr6bablemente surgió con10 reacción a la manIpulaClon nacIOnalIsta exace:bada
de desarrollo que no hacía sino reforzar el modelo de extracción de riquezas pa-
por la campaña "macartista", llevada adelante por un oscuro s~nador ~e WIscon-
ra subvencionar el modelo capitalista central. Y contra estos reclamos los secto-
sin, en especial desde 1947 a 1954, y que se tradujo en persecucIOnes a Intelectua-
res dominantes culminaron por "quitarse la máscara" del desarrollo y ponerse la
les y trabajadores, absurdas aunque no menos trascendentes. Como esfuerzo
de la reacción, con el apoyo estadounidense, mediante represiones y violaciones
consciente para eliminar la disidencia, la "caza de brujas" cumplió sus objetivos
a los derechos humanos que comienzan a gestarse en esta década del sesenta. Por
de imponer el conservadurismo cristiano como cuasi religión de Estado -s~ i.m-
ejemplo: México en la plaza de Tlatelolco, gobiernos militares en Brasil y Argen-
ponen legalmente el Día Nacional de la Plegaria en 1952 y el program~ televIsIvo
tina, posterior golpe de Estado en Chile.
de desayuno nacional para rezar en 1953-, de sacar de sus puestos a mIles de tra-
Este rechazo a la sociedad represora y explotadora, a esta sociedad que prac-
bajadores progresistas -como muestra en el caso de Hollywood la p~l,fcula C~z~ ticaba injusticias y luego intentaba neutralizar la exigencia compensatoria me-
de brujas de Irwin WINKLER en 1993-, además de formar en la repreSIOn a POlItI- diante la naturalización de lo "existente", iba a ir acompañado de un rechazo al
cos posteriormente poderosos -como los luego presidentes NIXON, REAGAN, BUSH- modelo científico propio del Estado benefactor, el representado por la sociología
y a su arsenal teórico "neo conservador" . Como consecuencia no querida, como he estructural-funcionalista. Un hecho puntual en que se publicit6 la injerencia de
sugerido más arriba, se vería florecer un pensamiento rebelde y de reacción a esas ~os expertos a sueldo de los Estados Unidos, el escándalo en torno al llamado
ideas conservadoras, que además mostraría una faz contestataria n1uy original. "proyecto Can1elot" -en el que se usaban a científicos para extraer información
y es que el centro del poder mundial de ese entonces, los Estados Unidos, es- sobre actividades políticas-, terminó por destruir la imagen del "experto" en cues-
tuvo dominado en esta década y la siguiente por las reacciones juveniles a la gue- tiones sociales. Así, un cierto anticientificismo -antipositivista y también anties-
rra del Vietnam y a la política exterior estadounidense que auspiciaba mayores tructural-funcionalista- se alzó en la época bajo los reclamos de humanismo. Por
conflictos para beneficio del "complejo industrial militar". Estos reclamos iban a oposición al carácter "formal", "abstracto" y "empírico" del método de las ciencias
estar caracterizados por la edad de los jóvenes manifestantes y por una nueva éti- sociales, se produciría un vuelco a formas que cuestionaban la especificidad del
ca y estética reactiva, en la que entrarían en juego esquemas religiosos o morales saber "científico" y se retomaban prácticas que iban desde el idealismo a la recon-
y también de pensamiento político, social y hasta criminológico -de ello me ocu- sideración del sentido común.
paré más abajo-o Estas protestas, así como los reclamos de minorías étnicas, se- Pero sobre todo se ponía en crisis, con el modelo científico, el modelo políti-
xuales, etc., por los derechos civiles van a evidenciar por distintas razones que ha- co con el que se consustanciaba. Se sucederían críticas desde la izquierda, pero
bía hechos más violentos y antisociales que los llamados tradicionaln1ente delitos. también desde la derecha reaccionaria, al modelo supuestamente liberal que, co-
Como he dicho más arriba, el reclamo pondría en evidencia las injusticias y abe- mo ya se ha dicho, encarnaba el Estado benefactor con su proyecto económico y
rraciones a los derechos humanos que se hacían en nombre de la "civilización" pe- con sus proyectos culturales y también científicos.
ro que en realidad eran la forma de mantener un tipo de sociedad basada en los Todo ello implicaba cuestiones ideológicas pero también otras cuestiones,
delitos del capitalismo industrial, bélico, farmacéutico, etcétera. que es posible mencionar como "cambios culturales". Quienes se organizaban
Como no podía ser de otra forma, tal constatación de que lo que en realidad contra determinado estado de cosas decían sostener una "nueva moral". U na mo-
hacía posible el "bienestar", reflejado en consumo y novedades técnicas, era la ex- ral que a partir del individuo fuera capaz de organizar nuevas formas sociales
plotación y restricción de libertades de "otros", implicaría el rechazo al modelo de que, con rechazo del consumo y valoración de la amistad -y con ella respetando
sociedad estatalizada y capitalista. De este n10do, reivindicaciones que no eran la diferencia-, pudieran gestionarse fuera del capitalismo y el Estado y sus más
esencialmente nuevas, como el pacifismo, los derechos humanos individuales, los claros defensores, el ejército y el sistema penal.
de las minorías y los de las mujeres, etc., encontraban entonces renovado interés Es en estos años sesenta cuando la industria del cine se hace cargo de aquel
de parte de los jóvenes que impulsaron su revuelta cultural con una buena mez- lugar de la cultura popular, que desde el inicio de la modernidad ya había señala-
cla de ideas provenientes del psicoanálisis, del marxismo, de prácticas espiritua- do que a veces es necesario quebrar la ley para obtener justicia. La "cultura popu-
les no occidentales y de otros referentes. Como ejemplo de ello se puede analizar lar" mantenía mitos de este tipo a través de toda la modernidad, ellos están en la
el concepto de "alienación" difundido entonces, pero alejado del originalmente base de la literatura de cordelo de la épica de los bandidos rurales.
formulado por MARX. De acuerdo a esa mitología popular se recuperaría la idea del contenido polí-
Lo que digo en relación a los Estados Unidos, se aplicaría también para el ca- tico de las forn1as delincuenciales, algo que se haría con el aporte de ideas marxis-
so de Europa, aunque algo más tarde y con características especiales en el caso tas o revolucionarias. Aunque el cine ya lo había hecho antes, ahora lo haría más,
inglés, francés o italiano. E incluso en el bloque soviético, donde la reacción al di- yen todo un amplio espectro cultural que va desde las inocentes versiones infanti-
rigismo soviético, primero en Hungría y luego en Checoslovaquia, auguraba la ne- les de El Zorro o de Robin Hood, hasta la revisión heroica de unos bandidos esta-
cesidad de aunar al marxismo con el ineludible cOlnponente de libertad. Algo que dounidenses de la década del treinta en la película Bonnie y Clyde, o el planteo de
dudosamente se produciría en la llamada "Revolución Cultural" que Mao TSE un robo a un banco como un acto antisistema en El caso de Thomas Grown.

Capítulo VIII Reacción social, conflicto, marxismo y pensamiento crítico 353


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Había, ciertamente, una vuelta al romanticismo y a su peligroso culto de los conveniente en quienes quieren ver en el existencialismo un humanisn10 libre de
l/héroes". El ejemplo más cabal sería -es- el de Ernesto l/Che" GUEVARA (1928-1967), cualquier compromiso con el poder, pues justamente él-su más preclaro exposi-
y el de toda la revolución cubana que se había producido en 1958. Ella estaba ahí tor- se comprometió con el nazismo y fue en gran medida cómplice de las múlti-
como muestra de que era posible enfrentarse a una típica dictadura latinoameri- ples atrocidades cometidas en el ascenso al poder de los nazis. El proyecto exis-
cana, y vencerla, y luego a la primera potencia mundial, y resistir. Pero, además, tencialista resultaba inevitable en el siglo XX, pues enfatizaba la contingencia de
ponía a los jóvenes un ejemplo de lo que otros jóvenes decididos podían hacer. toda vida humana, de la individual y de la colectiva, que parece ineluctablemente
Ya no se trataba de ser observador, sino de ser actor. Y esta romántica mira- estar destinada a la muerte. La fragilidad y también la persistencia de todos los
da individualista tenía su correlato social pues implicaba la posibilidad de reali- intentos racionalizadores por dar sentido a la vida aparecían reflejadas en esta fi-
zar cambios sociales. Estaba la convicción optimista de que el hombre todo lo losofía de la existencia. Esa angustia estaría presente en toda la tarea reveladora
puede. El ser humano no tiene marcado el destino, ni tiene por qué conformarse de 10 "real".
con lo que existe. Todo puede cambiarse y, además, para cambiar algo hay que El problema del "ser", que en HEIDEGGER parece trascender incluso a la exis-
cambiar todo. Poner todo de cabeza. Todos estos eran lemas que estaban en la ca- tencia del ser humano, se definiría en relación al tiempo pues la localización que
beza de jóvenes optimistas, tanto en la de aquellos efectivamente perjudicados por define al pensar con10 "ser en el mundo" que se "proyecta" permanentemente ha-
el sistema cuanto de otros que como parte de la sociedad beneficiada sentían que cia el futuro o el pasado o, en general, hacia el exterior, hacia el mundo, al salir-
había llegado el momento de transformación. El momento de criticar el "esto es se o abrirse del sí mismo.
así", el "las cosas como deben ser" o "como están n1andadas". Todo ello se pon- Lo que me interesa ahora es analizar el alcance de la fenomenología. Al me-
dría en crisis. Se discutiría el modelo económico, el político, el científico, pero lo nos -pues sería muy complejo para mí poder dar cuenta de todos sus alcances fi-
importante era que se discutía. Y así se producía una lectura políticamente radi- losóficos- en lo que hace a la búsqueda del "fenómeno" originario, lo que está en
cal de todas las ideas. el fondo de lo aparente o lo que se llamaba la "cosa misma". Al contrario de lo que
Todo este escenario repercutió, evidentemente, en un proceso de ida y vuelta parecería desprenderse de esa búsqueda filosófica, todo lo que se deja de lado en
en el que es difícil señalar quién COlnenzó a plantear la "ruptura", en el pensa- ver esa originariedad de la cosa es muy importante, porque afecta a la vida social.
miento social. También la criminología se vio alterada por una sensación de con- Todo eso que ha quedado fuera al reducir la cosa a su objetividad es el plus de sub-
flicto con las figuras señaladas de este saber, conflicto que se reflejaba en muchos jetividad, el de las formas de comunicación interindividual. De allí, la importan-
matices, pero sobre todo en la ideología y en la cuestión generacional. De entre cia del sujeto, de su conciencia y de su intencionalidad para definir a las cosas.
todas las aportaciones de la sociología, quizá la más afectada por estos nuevos A pesar de que la fenOlnenología afectaba a todas las fonnas del saber y tan-
planteos fue la de la sociología criminal o criminología, pues aquí se pondría en to en Europa con10 en América Latina, como se ha visto en el capítulo VII, la im-
el can1po de discusión científica a aquellas instituciones que estaban siendo criti- pronta de esta corriente filosófica en los Estados Unidos fue especialmente fruc-
cadas políticamente. tífera, ya que se recibía allí desde los postulados de la sociología, que era más apta
para percibir los fenómenos de la realidad que la misma filosofía o el derecho. AI-
VIII. 2. La fenomenología y la construcción social de la realidad fred SCHUTZ (1899-1959) fue quien acercó a la fenomenología a sus alumnos esta-
dounidenses cuando se trasladó a ese país para huir de la ocupación nazi de su
Es ahora la ocasión de volver sobre algunas ideas filosóficas previas a la dé- país de origen, Austria. Allí, en una Viena que agrupaba a las personalidades más
cada del sesenta. Había dejado en el capítulo anterior alguna atención puesta so- potentes de la ciencia de la primera lnitad del siglo XX, había trabado contacto
bre el "existencialismo", y es que la influencia de esta reflexión filosófica fue fun- con HUSSERL y con sus ideas, a las que uniría las preocupaciones n1etodológicas
damental en el pensamiento social de la segunda parte del siglo xx. de Max WEBER.
Particularmente en la sociología y por su intermedio en la criminología. Ya Ed- Un tema fundamental para SCHUTZ, como para muchos pensadores de su épo-
mund HUSSERL (1859-1938) había dejado establecido que la "descripción de lo da- ca, era la cuestión del entendimiento. En el marco de esta preocupación es que
do", como "actitud fenomenológica", significaba suspender la pretensión de obje- pasaría a hablar de las "construcciones típicas". Mediante ellas, es posible a los
tividad de las cosas para ver cómo estas cosas son construidas. La "actitud humanos asumir estereotipos de comprensión que permiten inteligir más cosas
fenomenológica" sería la que proporcionaría un quiebre en la forma de abordar que las que efectivamente se ven o se dicen. Las "construcciones típicas" o este-
el conocimiento, y en particular el conocimiento sobre la realidad social. Según reotipos no hacen necesario vivir personalmente la experiencia para saber, para
ella, los objetos existen como actos constitutivos de la conciencia. La mente no só- predecir el comportamiento de otro y para poder actuar rápida y "espontánea-
lo percibe sino que constituye, crea. De esta forma, HUSSERL fundaría una aproxi- mente". Con ellas se forma el lenguaje común que permite el entendimiento. El
mación metodológica para el estudio de los temas clásicos que llamaría "fenome-
entendimiento, como cualquier relación social, surge de la intercambiabilidad de
nología de las vivencias lógicas" y que se propondría convertir en objetos a los
posiciones -el ponerse en el lugar del otro- y de la relevancia de congruencias
mismos actos intencionales y a su contenido de sentido inmanente.
-dar por entendido lo que se afirma-o De esta fonna, no hay una esencia, sino que
Tal proyecto alcanzaría su más alto grado de elaboración teórica con el filó-
hay definiciones permanenten1ente puestas en juego. No hay estabilidad, sino una
sofo Martin HEIDEGGER (1889-1976), quien por otro lado provocaría más de un in-

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