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CAMINOS CRUZADOS #2 LIBERTAD, FILOSOFÍA Y BUEN SENTIDO / SENTIDO COMÚN

Bibliografía
El problema con la noción
de “cuerpos más simples”:
Deleuze, G., Conversaciones. trad. por J. L. Pardo, Valencia, Pre-textos,
1996.
Spinoza, Deleuze
---, Diferencia y repetición, trad. por M. S. Delpy y H. Beccacece, y la física cuántica
Madrid, Amorrortu, 2009. Raimundo Fernández Mouján
---, Nietzsche y la filosofía, trad. por C. Artal, Barcelona, Anagrama, (uba-vrije universiteit brusssel)
1998.
Ferreyra, J. (Comp.), Intensidades Deleuzianas. Deleuze y las fuentes
de su filosofía III, Buenos Aires, La Cebra, 2016. La historia de la física no es solamente una secuencia de
descubrimientos experimentales y observaciones, seguidas
Foucault, M., Microfísica del poder, trad. por Alvarez-Uría, F., y Varela, J.,
por su descripción matemática; es también una historia
Madrid, La Piqueta, 1979. de conceptos. Para una comprensión de los fenómenos la
Gaudio, M., Solé, J., y Ferreyra, J. (Eds.), Los caminos cruzados de primera condición es la introducción de conceptos adecua-
dos. Sólo con la ayuda de conceptos correctos podemos
Spinoza, Fichte y Deleuze, Buenos Aires, RAGIF Ediciones,
realmente saber lo que ha sido observado.
2018.
Werner Heisenberg
Roque, F., “Cuando la vida está en riesgo: hablar en nombre propio
(contra la subjetividad troll)”, Ideas, revista de filosofía moderna
y contemporánea , Nº 9, 2019, pp. 167- 172. Como para tantas otras cosas, para pensar la relación entre física y
filosofía, sirve volver a los griegos. Cuando Aristóteles habla de “los
Santaya, G., El cálculo trascendental Gilles Deleuze y el cálculo primeros que filosofaron”, los llama físicos (physikoi), y esto porque
diferencial: ontología e historia, RAGIF ediciones, Buenos el objeto del conocimiento para estos pensadores, aquello en lo que
Aires, 2017. centraban su actividad intelectual, era la physis. Se trata de un término
que se suele traducir por naturaleza y que engloba tanto aquello a lo
que referimos cuando decimos algo como “la naturaleza de la reali-
dad” (es decir, naturaleza como esencia), como también, en un sentido
extensivo, a la naturaleza en cuanto el conjunto de la realidad en el
que estamos inmersos. La physis, para estos griegos, la realidad, se
presentaba como algo dinámico y cambiante, pero que al mismo tiem-
po respondía evidentemente a un orden, un criterio, un elemento, que
de algún modo gobernaba sin fin ese dinamismo. Dar cuenta de los
principios que gobiernan la naturaleza era el objetivo del conocimiento

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para ellos. Un conocimiento que vale por muchos, como dirá Heráclito. secundario, incluso optativo: el de ofrecer un “relato”, una interpreta-
Como physis es naturaleza, si queremos también podemos traducir el ción en el sentido de una imagen que, si queremos, podemos agregar
término con que Aristóteles llamaba a estos filósofos como “natura- para quedarnos más tranquilos, pero que no hace a lo esencial de las
listas”, y a uno le viene a la mente que todavía hace no tantos siglos teorías. Pero todo lector de la filosofía moderna sabe muy bien que
lo que hoy llamamos física era también llamado filosofía natural. Física difícilmente la observación (los “térmicos empíricos) pueda ser toma-
o filosofía natural, entonces, y un mismo objetivo que nunca envejece: da por algo “dado”. Y por eso no debería sorprender que, al asumir
comprender y expresar el orden que se despliega constantemente en esa noción ingenua de la observación, a gran parte de los desarrollos
la naturaleza, inteligir, como dirá Heráclito, el lógos de la physis. Pero si científicos contemporáneos (que esencialmente siguen aferrados a
todavía hace menos de dos siglos tomábamos en serio la posibilidad, los parámetros del positivismo), por lo menos en física, se les cuele
por ejemplo, de una física especulativa, hoy esa relación entre física sin que se den cuenta una metafísica que por supuesto no asumen
y filosofía parece haber cambiado, y un empirismo algo ingenuo nos explícitamente. Intentaron desalojar a la especulación de las teorías
hizo creer que el rol del concepto en las ciencias naturales es algo científicas y sin embargo esta se les filtró en la observación misma.
secundario, una “interpretación” que, si queremos —y si no queremos Quisieron dejar de ser metafísicos y sin darse cuenta se volvieron no
no hace falta—, podemos agregarle a una teoría. ¿Por qué este re- sólo metafísicos sino además dogmáticos. Como le recordó alguna
chazo a la especulación en la física? Sin profundizar demasiado, pero vez Einstein a un joven Heisenberg: “sólo la teoría dice lo que puede
también sin mucho riesgo de equivocarnos, podemos decir que una ser observado”.1 Y acá las dos causas se encuentran, porque esa me-
evidente causa es el inédito éxito que tuvo la física clásica (la mecáni- tafísica presupuesta es claramente la metafísica que informa la física
ca de Newton y el electromagnetismo de Maxwell), su increíble poder clásica.2 Un paradójico empirismo que se cree libre de metafísica y
explicativo, que incluso hizo pensar a muchos durante bastante tiempo que, sin embargo, supone una cosmovisión sustancialista en la obser-
que contábamos ya con la explicación física definitiva. Esto produjo vación misma. Tenemos, por ejemplo, en un experimento de cuántica,
—y es algo que vemos aún hoy— que una determinada filosofía natu- una observación, un “clic” en un detector, y asumimos que contra el
ral se volviese sentido común para los físicos, y que por lo tanto sus detector chocó una partícula. Como resulta claro, ninguna partícula
principios metafísicos quedaran directamente presupuestos, tomados fue observada, sino que el atomismo fue simplemente supuesto. Y lo
inconscientemente por evidencias que no requieren análisis. No hay peor es que esta presuposición se hace, contra toda evidencia, res-
especulación necesaria porque en el fondo ya sabemos lo que es la pecto de una teoría física que exhibe en su formalismo aspectos como
realidad, ya contamos con una representación suya que pasa por ob- la superposición, el entrelazamiento, el principio de indeterminación,
via. Por otro lado, y más recientemente, otra causa evidente de esta entre otras cosas, es decir que refiere a algo que ya no cumple de nin-
situación es la influencia que ejerció y sigue ejerciendo el positivismo guna manera con los parámetros de una partícula, de una sustancia
lógico en nuestro pensamiento científico. Según los positivistas, las
teorías científicas consistían en la correcta relación de dos tipos de
términos: los términos empíricos, es decir lo dado experimentalmente,
1
Citado en: Heisenberg, W., Physics and beyond. Encounters and conversations, New York,
y los términos teóricos, entendidos ahora como la traducción de los Harper & Row, 1971, p 63 (la traducción es nuestra).

2
En otro texto por salir analizamos más en detalle esta extraña y paradójica combinación
términos empíricos en proposiciones simples. Las consideraciones entre metafísica sustancialista y positivismo, a la que llamamos, buscando explicitar la
conceptuales eran entonces desalojadas de su lugar fundamental en contradicción, “sustancialismo sofístico” (De Ronde, C. y Fernández Mouján, R., “Elementos
para una filosofía relacional de la física cuántica. Más allá del sustancialismo y del empirismo
la constitución de las teorías científicas, y pasaban a cumplir un rol positivista”, en Quaderni Materialisti (en prensa)).
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actual, independiente, ubicada de forma perfectamente determinada como hecho de sustancias independientes, separadas, que tienen en-
en el espacio-tiempo. La presuposición sustancialista se vuelve direc- tre sí relaciones de exterioridad, y que en su sumatoria componen el
tamente un obstáculo para cualquier comprensión consistente de la conjunto de la realidad.
teoría cuántica pero, dado que la especulación fue desalojada, no se
Sabemos que la cosmovisión sustancialista no es objeto de ningún
cuenta con las herramientas para analizar y transformar esa suposi-
consenso en la historia de la filosofía, y que siempre se le señalaron
ción que obstaculiza. En cualquier caso, esa primera y rápida alusión
sus problemas, se le opusieron otras representaciones. Pero en la fí-
a la cuántica, que vamos a retomar enseguida, sirve para evidenciar
sica, como se dijo, esta se volvió sentido común. Por lo menos hasta
cuáles son esos principios metafísicos presupuestos en la representa-
comienzos del siglo XX, cuando apareció una teoría que ya no parecía
ción actual del mundo físico: como dijimos, se trata de una metafísica
poder ser reducida a ese esquema: la física cuántica. Tomemos sólo
sustancialista. Más específicamente, podemos caracterizarla a partir
un ejemplo de la incompatibilidad entre el sustancialismo y la teoría
de las diferentes filosofías que tuvieron una evidente relación con esa
cuántica: el entrelazamiento. Este extraño fenómeno aparece por pri-
representación: en primer lugar, como resulta evidente, encontramos
mera vez bajo la forma de un Gedankenexperiment, un experimento
la filosofía atomista, una filosofía que buscaba salvar al materialismo
pensado, en un artículo cuyos autores son Einstein y dos de sus alum-
del absurdo de la infinita divisibilidad (que se encargaba de señalar ya
nos, Boris Podolsky y Nathan Rosen, y que pasó a ser conocido —por
Zenón de Elea) al postular cuerpos simples que ya no pueden divi-
las siglas de estos— como el artículo de EPR. Pero para presentarlo
dirse, así como un vacío, un no-ser en el que tales cuerpos circulan y
de forma sintética en realidad más nos sirve citar a Schrödinger, quien
se combinan, conformando así en su sumatoria el conjunto de lo real;
le puso su nombre al fenómeno:
también podemos citar como fundamentales en esta cosmovisión a
la ontología y la lógica aristotélicas, que permitieron un atisbo de per- Cuando dos sistemas, de los cuales conocemos los estados por
sus respectivas representaciones, entran en interacción física
manencia y determinación en el pensamiento acerca de la realidad
temporaria a causas de fuerzas conocidas, y cuando luego de un
sensible, que para los pensadores griegos se presentaba como en tiempo de influencia mutua estos sistemas se separan nuevamen-
constante devenir. El desarrollo aristotélico en relación al aspecto for- te, entonces ya no pueden ser descriptos de la misma manera que
mal (y actual) de los entes hizo posible un discurso científico sobre los antes, esto es, dotando a cada uno de una representación propia.
objetos sensibles. La física de Newton tomó como marco el desarrollo Diría que este es no uno más entre otros sino el rasgo caracterís-
aristotélico, aunque desalojando de la descripción de las entidades tico de la mecánica cuántica, aquel que obliga su diferenciación
físicas el aspecto potencial que en Aristóteles resultaba aún funda- total respecto de las líneas clásicas de pensamiento. Por la inte-
mental; y finalmente, no se puede dejar de mencionar a la filosofía racción, las dos representaciones (o funciones de onda ) han
quedado entrelazadas.3
kantiana que, proponiendo una nueva objetividad, ahora situada en el
ámbito trascendental, permitió salvar a la ciencia del escepticismo que
Dos “sistemas” cuánticos que interactuaron y quedaron entrela-
amenazaba con hundirla, y así legitimó como universales (en el senti-
zados, una vez nuevamente separados ya no pueden entenderse de
do de trascendentales) los principios de la física clásica (por ejemplo,
forma separada. El entrelazamiento persiste a pesar de la separación.
el espacio y el tiempo universales de la mecánica newtoniana), así
como las categorías aristotélicas. En cualquier caso, con una meta-

3
Schrödinger, E., “Discussion of Probability Relations between Separated Systems”,
física sustancialista queremos decir: una representación del mundo Mathematical Proceedings of the Cambridge Philosophical Society, 31, 1931, pp. 555-563.
La traducción es nuestra.
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Tanto Einstein como Schrödinger presentan en realidad al entrela- el sentido habitual no sería posible. Tampoco se ve cómo podrían
zamiento como un problema, y no tanto como un aspecto positivo, formularse y contrastarse las leyes físicas sin este supuesto neto
descriptivo respecto de la teoría. Lo que están señalando es que hay de separabilidad.4
algo que no parece funcionar en la nueva teoría cuántica. Einstein, en
Para Einstein debe darse un sentido ontológico, existencial, a la se-
particular, es enfático al respecto y usa el caso del entrelazamiento
paración espacial. Hay una conexión necesaria entre “tales cosas se
para afirmar que la teoría cuántica está incompleta, y que debe ser po-
encuentran en diferentes partes del espacio” y que “pretendan tener
sible completarla para reestablecer una representación de la realidad
una existencia mutuamente independiente”. La separación espacial
física que no caiga en estas extravagancias. Pero esta resistencia de
funda la real independencia entre la existencia de una y otra entidad.
Einstein no es mero capricho, no es una reacción irreflexiva. Einstein
Este alcance existencial de la separación espacial es para Einstein un
era perfectamente consciente de que el entrelazamiento suponía una
parámetro de la física que no puede ser extraído de ella sin aniquilar
ruptura respecto de un parámetro fundamental de la representación
la física misma. Es uno de los aspectos propios de la visión del mundo
clásica de la realidad física, un parámetro sin el cual, según él, no
expresada en la física clásica que para Einstein debía legítimamente
hay posibilidad de física alguna. Estamos hablando de la separabilidad.
extenderse a valor universal, aplicable a toda teoría física posible. Para
Einstein insiste una y otra vez, luego del artículo de EPR, en que el
Einstein —y esto es importante para nosotros— la separabilidad actúa
problema con la cuántica, aquello que demuestra su incompletitud, es
como principio de individuación. Dado que la separación espacial tiene
su violación de la separabilidad. Con separabilidad queremos decir: el
un alcance ontológico, dado que equivale a una distinción e indepen-
postulado según el cual la separación espacial es marca de una se-
dencia existencial entre entidades, esta constituye fundamentalmen-
paración ontológica, una independencia existencial. La separabilidad,
te, para Einstein, el principio de individuación de la física. La separa-
afirma Einstein, es un aspecto esencial, irreductible, de toda represen-
ción es marca irreductible de mutua independencia de lo que hay que
tación física teórica:
considerar como individuos diferentes. Don Howard, volviendo sobre
Si uno se pregunta qué es característico del mundo de las ideas varios textos de Einstein, muestra que para Einstein la separabilidad
de la física, independientemente de la teoría cuántica, lo primero es el único principio posible para la individuación. Sin separación, no
que le llama la atención es lo siguiente: los conceptos de la física
ve modo de concebir individuos (y sin individuar elementos físicos in-
se refieren a un mundo externo real, es decir, son ideas de cosas
(como cuerpos, campos, etc.) que pretenden tener una “existencia dependientes, no ve cómo sería posible la física):
real”, independiente de los sujetos que las perciben, ideas que, por El principio de separabilidad opera en un nivel más básico como
otra parte, han sido llevadas a tener una relación tan segura como un principio de individuación de sistemas físicos, un principio a
sea posible con las impresiones sensoriales. Es característico de partir del cual determinamos si en una situación específica tene-
estas cosas físicas, además, que se las piensa como dispuestas mos sólo un sistema o dos. Si dos sistemas no son separables,
en un continuo espaciotemporal. Es esencial para esta disposi- entonces no puede haber interacción física entre ellos, ya que no
ción de las cosas introducidas en la física que en un tiempo deter- son en realidad dos sistemas.5
minado estas cosas pretendan tener una existencia mutuamente
independiente, en tanto tales cosas “se encuentren en diferentes
partes del espacio”. Sin el supuesto de la independencia mutua
4
Einstein, A., “Quanten-Mechanik und Wirklichkeit”, en Dialectica 2, 1948, pp. 320-324.
Traducción de Alejandro Cassini y Kim Welling. El subrayado es nuestro.
de la existencia (el ser-así) de las cosas espacialmente separadas,

5
Howard, D. “Einstein on locality and separability”, en Studies in History and Philosophy of
arraigado en el pensamiento cotidiano, el pensamiento físico en Science, Part A, 1985, p. 173. La traducción es nuestra.
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Es entonces sobre todo de la violación de ese principio esencial a toda Si uno intenta ese desarrollo conceptual necesario para la compren-
teoría física que debemos concluir, según Einstein, que la descripción sión de la cuántica, independiente del sustancialismo que se plasma
cuántica no es una descripción completa de los fenómenos físicos. en la física clásica, se encuentra frente a una tarea ardua, pero en la
cual encuentra rápidamente socios. Suelen ser filósofos cuyas obras
Pero el tiempo no le dio la razón a Einstein. Cincuenta años des-
no entablaron esa fuerte relación con la física, con los conceptos fun-
pués del artículo de EPR pudieron realizarse experimentos —estos ya
damentales de la física, que sí tienen las de Demócrito, Aristóteles o
no solamente pensados— que mostraron que no era posible “comple-
Kant. Filósofos que desarrollaron cosmovisiones que, aunque resulten
tar” la teoría en el sentido de reestablecer una representación clásica
rechazadas por muchos científicos y filósofos de la ciencia casi como
que sostuviese la separabilidad. Las correlaciones entre las partes
fantasías, logran, cuando uno relaja los presupuestos, también interpre-
que se comprueban en el entrelazamiento violan las condiciones de
tar objetivamente el mundo. Filosofías que logran interpretar el mundo
la experiencia posible clásica (las llamadas desigualdades de Bell), es
pero que no cuentan con una relación con los conceptos fundamenta-
decir, están correlacionadas en un sentido más fuerte. La separabili-
les de la física clásica. Si hablamos del problema de la no separabilidad,
dad no es un principio de la física cuántica. Este breve pasaje por el
dos socios son por ejemplo Parménides y Spinoza, que construyen sus
problema del entrelazamiento sirve para mostrar que, para la com-
argumentaciones justamente sobre la imposibilidad —incluso el absur-
prensión de la física cuántica, la teoría física más poderosa y predictiva
do— de la separación ontológica. Es sobre esta imposibilidad que basan
que poseemos, lo que se requiere no es tanto una sofisticación mayor
sus argumentos más fuertes para probar el monismo como único punto
de nuestros medios técnicos o el desarrollo de nuevos formalismos
de partida posible para conocer la realidad. Pero Spinoza es todavía
matemáticos (el formalismo matemático de la cuántica está cerrado,
mejor socio para nosotros que Parménides porque nos permite no sólo
es esencialmente el mismo desde la década de 1920), sino más bien
criticar el postulado clásico de la separabilidad, sino además empezar
metafísica: la crítica de la experiencia clásica y el desarrollo de un es-
a pensar en un sentido positivo cómo reponer una noción de individuo
quema conceptual coherente con el formalismo de la teoría. Uno que,
que ya no dependa de la separabilidad. Nos ayuda a pensar la posibili-
por ejemplo, permita pensar una representación de la realidad física
dad de una noción no sustancialista de individuo. Spinoza es consciente
sin hacer de la separabilidad el principio de individuación. Pero las pre-
de que la negación de la separación exige proponer nuevos criterios
suposiciones sustancialistas todavía sobreviven, e incluso claramente
de individualidad. Spinoza, luego de haber probado que sólo existe una
dominan en los textos sobre física cuántica. Se toma, por ejemplo, al
única sustancia, ya no puede definir al individuo en términos sustan-
fenómeno del entrelazamiento al mismo tiempo que se sostiene la
ciales. Un individuo no puede ser una sustancia, porque sustancia hay
separabilidad, y se lo entiende entonces como entrelazamiento entre
una sola. Y la individuación, la diversidad, debe producirse sin divisiones
dos “partículas” separadas, entre las que habría una especie de efecto
sustanciales, sin hacer de la única sustancia múltiples sustancias. Debe
mágico, de telekinesis extraña y nunca explicada. Y este pasaje por el
producirse sin recurrir a la separación ontológica. ¿Cómo pensar al in-
entrelazamiento también sirve para hacer por fin explícito el tema de
dividuo al interior del monismo? No es una cuestión ni fácil ni menor,
este trabajo: el problema con el atomismo. El evidente problema que la
pero Spinoza arriesga una propuesta: define al individuo como relación.
física cuántica tiene con el atomismo, y el problema que encontramos
Cada individuo, para Spinoza, es una particular relación de movimiento
con el atomismo al interior de la filosofía de Spinoza.
y reposo, de velocidad y lentitud. Ya no una sustancia sino una ratio,
propia a cada individuo, es decir una relación, una proporción específica.
***
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El individuo tiene, dice, “un número muy grande de partes”, que le per- Pero volvamos ahora a la cuestión del entrelazamiento, al desafío
tenecen bajo una cierta relación. Pero lo esencial y primero aquí no son que el entrelazamiento plantea para la concepción de la individualidad,
las partes sino la relación. Pensemos el ejemplo filosófico típico: una y veamos si bajo una visión relacional del individuo adquiere un sen-
mesa. Y pensemos que reemplazamos una de sus patas. En términos tido diferente. Un existente cuántico, entendido ahora como relación,
de sustancia sin duda se produjo un cambio y es legítimo preguntar si se compone con otro: se entrelazan. Este entrelazamiento, en cuanto
se trata todavía de la misma mesa. Pero la pregunta, para Spinoza, no compone dos relaciones en una sola más compleja, puede ser tam-
es si la masa o la sustancia es la misma, sino si la relación se conserva. bién un individuo. Y el parámetro fundamental para saber si ese indivi-
¿La relación que define a la mesa, más allá de los componentes que la duo permanece o no es el sostenimiento de la comunicación supuesta
actualizan, se conserva o no? Si se conserva, el individuo permanece. por su relación específica de movimiento y reposo. La evidencia expe-
Los individuos en Spinoza, además, como ya no son sustancias, no pue- rimental demuestra que la separación espacial no elimina esa comu-
den tener relaciones aditivas. Es decir, un individuo no se suma a otro, nicación, no destruye la relación. Por lo tanto, según estos parámetros
no se agrega exteriormente al primero. Ahora los individuos, en cuanto que estamos ensayando, la individualidad permanece. La separación
relaciones, entran en otro tipo de vínculo, entran en vínculos de compo- espacial no determina un proceso de individuación, no produce ne-
sición, se componen y se descomponen. Es la composibilidad. La com- cesariamente una división en dos individuos. Uno podría entender el
posibilidad permite, por ejemplo, que dos o más individuos que entran entrelazamiento en el contexto de la digresión física del libro II de la
en una relación entre ellos por la cual se comunican sus movimientos Ética, y entenderlo como haciendo alusión al comportamiento de un
según una cierta relación, puedan ser concebidos también como un individuo, y no de dos. El Lema VI de la digresión podría incluso, con
solo individuo, como una sola relación, más compleja. Y de hecho pode- apenas un poco de voluntarismo, ser leído en este sentido:
mos ir mucho más lejos —hasta el final— por este camino, y concebir Si ciertos cuerpos, que componen un individuo [el individuo pro-
el conjunto de la naturaleza como el individuo compuesto de todos los ducto del entrelazamiento], son compelidos a cambiar el sentido
individuos, la relación de todas las relaciones. La diferencia entre los de sus movimientos [como sucede en el Gedankenexperiment de
diversos individuos al interior de la naturaleza es una diferencia modal, EPR], pero de manera tal que puedan continuar moviéndose y co-
la negación que los distingue una negación parcial, y no absoluta, no municándose entre sí sus movimientos según la misma relación
una división sustancial. El individuo modal es, entonces, relativo. Esto que antes, ese individuo conservará asimismo su naturaleza, sin
no quiere decir que esas diferencias no existan, que sean dependientes cambio alguno en su forma.6
de una perspectiva, que sean subjetivas —no hay que confundir esta
relatividad con relativismo— sino simplemente que las diferencias no
constituyen separaciones, que no son cortes en el ser. No porque divida ***
en dos una cosa, porque serruche mi computadora, divido al ser. Entre Pero hay algo que molesta en todo esto. Hay algo que leímos en Spi-
una mitad y la otra de lo que era una computadora no se abre una grieta noza y que no encaja. Algo que de hecho parece refutar todo nuestro
en el ser mismo. Simplemente descompongo y compongo. De un modo análisis de Spinoza. Dijimos más arriba que un individuo era un “gran
hago dos, serrucho: descompongo. Y luego quemo una de las mitades número de partes” bajo una cierta relación. ¿Qué son esas partes?
de la computadora, alimento un fuego, una combustión: compongo de
nuevo, de otra manera.

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E II, 13, lem. 7. Se cita la traducción de Vidal Peña.
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Son, dice Spinoza, “cuerpos más simples”. ¿Qué son esos “cuerpos que chocan o interactúan entre sí; por esos choques las “partículas”
más simples”? ¿Estamos volviendo acaso sobre un atomismo, es de- emiten radiación, y esta sale por un pequeño agujero en el cuerpo
cir, justamente, sobre una visión del mundo sustancialista, que divi- negro. El problema es que había una inadecuación entre la canti-
de la realidad en sustancias independientes, separadas por el vacío? dad de radiación que decía la teoría que debía emitir ese cuerpo
No parece algo coherente al interior del sistema de Spinoza, sobre negro en temperaturas frías, y la cantidad que realmente emitía. La
todo teniendo en cuenta su enfático rechazo de la separación. Los teoría no se adecuaba al fenómeno. Planck tiene una idea: haga-
intérpretes de Spinoza se ven entonces en la obligación de intentar mos la cuenta suponiendo que la energía no es una integral sino
soluciones. Deleuze delimita el ámbito posible de las soluciones al una sumatoria. Esto, que parece muy trivial, es muy significativo.
decir que, a la hora de dar sentido a estos “cuerpos más simples”, no Porque la integral viene a representar un continuo, y la sumatoria
se puede recaer ni en un atomismo ni en un indefinitismo, es decir viene a representar la discretitud. Desde entonces, la energía debe
en la idea de que siempre puedo seguir dividiendo al infinito. Deleuze entenderse no como un continuo sino como discreta. La energía,
hace además su propia propuesta, una fundada en la importancia del dice Plank, va por pedazos, paquetes, quanta (plural del singular
cálculo infinitesimal en la época de Spinoza (recordemos al pasar que quantum). Planck incluso encuentra cuál es la medida mínima de
el cálculo infinitesimal es lo que permite justamente el desarrollo de este paquete y lo llama el “cuanto de acción”. Es decir, una cantidad
la física clásica, al lograr traducir en términos matemáticos la noción de energía no puede ser menor a un cuanto de acción, y cualquier
de continuo). La propuesta de Deleuze, sobre la que no vamos a de- energía es un múltiplo del cuanto de acción. Planck era consciente
tenernos, se basa en la idea de infinito positivo propia al siglo XVII y de lo extraño de la solución y de las consecuencias que podía traer
en la relación diferencial, que permite, según su lectura, hablar de la (la cuantización de la energía lleva, por ejemplo, a la cuantización de
existencia de una relación cuando ya no hay cuerpo, cuando ya no la velocidad y por lo tanto a la cuantización —la discretitud— del es-
hay extensión. Permite poner primero a la relación y no a la sustancia. pacio y el tiempo, lo que ya se vuelve bastante extraño), y creía que
Pero lo que se busca acá es pensar otra posibilidad, otra alternativa su propuesta iba posteriormente a ser reemplazada o corregida. Sin
al atomismo, también situada entre esos dos límites que Deleuze de- embargo eso no sucedió y por el contrario la constante de Planck
termina, pero proveniente esta vez de la física. Una posibilidad que no (el “cuanto de acción”) se convirtió en la base de una serie de desa-
es aplicable por supuesto a Spinoza, que no puede ser aquello en lo rrollos que transformaron por completo a la física y dieron origen a
que Spinoza estaba pensando cuando escribió acerca de los “cuerpos la teoría cuántica. Einstein usó el desarrollo de Planck para explicar
más simples”, pero que nos permite pensar un sentido para algo así el efecto fotoeléctrico, Bohr para proponer un nuevo modelo ató-
como una “unidad mínima” más allá del atomismo. Una unidad mínima mico, Heisenberg para su principio de indeterminación, y así siguió
que en realidad ya no sería cuerpo. Y se trata en realidad del primer creciendo lo teoría cuántica durante las primeras décadas del siglo
concepto de la cuántica, de la noción más primitiva de la teoría: el XX, partiendo del descubrimiento de Planck.
“cuanto de acción”.
Rápidamente, sin embargo, y hasta el día de hoy, el lenguaje y los
La física cuántica empieza cuando Max Planck, al iniciarse el presupuestos atomistas lograron un lugar dominante en la nueva teo-
siglo XX, resuelve un problema. Existía un problema vinculado a ría. Aunque varios de los fundadores de la cuántica, como Einstein
la emisión de radiación de lo que se llama un “cuerpo negro”. Se y Schrödinger, tomaron consciencia de la inadecuación del modelo
trata básicamente de una caja, en la que se introducen “partículas”,
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atomista, este siguió siendo utilizado casi universalmente para referir


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Bibliografía
a aquello que se expresaba en la cuántica. Pero si queremos tomar en
serio el desafío conceptual que supone la física cuántica, si buscamos
pensar la cuántica más allá del esquema sustancialista al que una y Deleuze, G., Spinoza y el problema de la expresión, trad. por H. Vogel,
otra vez demuestra que no puede ser reducida, tenemos que pensar Barcelona, Muchnik, 1975.
el mundo físico sin atomismo. No es tan simple. Pero lo curioso es ---, En medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus, 2015.
que ya al inicio de la teoría, como primer concepto suyo, tenemos una
variante de unidad mínima que no es átomo, que no es sustancia, que ---, Diferencia y repetición, trad. por M. S. Delpy y H. Beccacece,
es, contrariamente, una cantidad de acción, una cantidad mínima de Buenos Aires, Amorrortu, 2009.
acción. Una cantidad de acción no es ciertamente una sustancia. Es De Ronde, C. y Fernández Mouján, R., “Elementos para una filosofía
más bien, quizás, algo así como una diferencia de intensidad.8 Esta relacional de la física cuántica. Más allá del sustancialismo y del
cantidad de acción tampoco puede considerarse como un cuerpo, ni empirismo positivista”, en Quaderni Materialisti (en prensa).
el “más simple”. Pero todo existente cuántico es, por así decir, de la
Einstein, A., “Quanten-Mechanik und Wirklichkeit”, en Dialectica 2,
materia o de la textura de la diferencia, de las diferencias energéticas
1948, pp. 320-324. Trad. por A. Cassini y K. Welling.
o de acción. Y la medida mínima de esa “textura” suya, la diferencia mí-
nima, la conocemos: es la del cuanto de acción de Planck. Si las par- Heisenberg, W., Physics and beyond. Encounters and conversations,
tículas, los puntos materiales de la física clásica, suponen el continuo New York, Harper & Row, 1971.
(y todo lo que viene con él), los existentes cuánticos, que ya no son Howard, D., “Einstein on locality and separability”, en Studies In History
sustancias, cuyo principio de individuación no es ya la separabilidad, and Philosophy of Science, Part A, 1985.
que más cercanos se encuentran de una definición relacional como
la que encontramos en Spinoza, suponen la discretitud, la diferencia. Schrödinger, E., “Discussion of Probability Relations between Separa-
Pero esta discretitud, esta diferencia, que es su naturaleza propia, res- ted Systems”, Mathematical Proceedings of the Cambridge Phi-
ponde a una constante de la cual tenemos la medida, y que nos da su losophical Society, 31, 1931.
límite inferior: el cuanto de acción de Planck. Spinoza, B., Ética, trad. por Vidal Peña, Buenos Aires, Caronte, 2005.

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Schrödinger trata, por ejemplo, al término de “partícula” directamente como una
denominación errónea, y Einstein escribe cosas como: “Somos todos, seguramente,
conscientes de la situación con respecto a los que terminarán siendo los conceptos
básicos fundacionales en física: el punto material o partícula no está sin duda entre ellos”
(Born, M. (ed.), Albert Einstein - Hedwig und Max Born: Briefwechsel, 1916- 1955, Munich,
Nymphenburger, 1969, pp. 223-24. La traducción es nuestra)
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Y acá quizás la relación más prometedora sea con el Deleuze de Diferencia y repetición.
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