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INVESTIGACIÓN
● Básicas o fundamentales. Son aquellas realizadas sobre los objetos, los contenidos
museológicos y la especialidad a la que se dedica el museo.
● Aplicadas u operativas. Aluden a cuando los resultados obtenidos se divulgan a los
usuarios y al público, empleando los objetos como vehículo de conocimiento, es decir, a
través de exposiciones, de talleres y de actividades de difusión.
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En este sentido, si se ahonda en la definición de investigar, según la RAE (2020), esta consiste
en “realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de
aumentar los conocimientos sobre una determinada materia”. Esto implica que la investigación
base su misión en una búsqueda sistemática, mediante la aplicación del método científico. De
este modo, tal y como explica Humberto Eco, citado por Lasheras et al. (2008), los conocimientos
adquiridos en el museo abarcan tanto los estudios cuantitativos, propios de las ciencias
físico-naturales, como los estudios cualitativos de las ciencias sociales:
En definitiva, puede decirse que el proceso de investigación que se ejecuta en los museos se
rige por las siguientes etapas:
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suma a los resultados de los análisis de los bienes patrimoniales, incrementando la información
acumulada sobre ellos. Por otro lado, la experiencia científica del profesional debe apoyarse en
otras aptitudes necesarias para la difusión de los conocimientos adquiridos. Aquí toman relevancia
los aspectos relacionados con la oratoria y la elocuencia, tanto para las presentaciones en público
como para las conferencias u otras actividades complementarias. En este sentido, las áreas de
trabajo de investigación engloban el desarrollo de los proyectos de investigación, que aúnan
los estudios de campo, los trabajos de laboratorio y las labores compartidas de documentación en
las bibliotecas. Dentro del campo de investigación también se incluyen las tareas relacionadas con
los estudios de público, una pesquisa que se trata como un objeto más de evaluación, así como
el estudio de mercado, los análisis de funcionamiento interno, etcétera.
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Sin este requisito impuesto por la Ley 13/1986 de Fomento y Coordinación de la Investigación
Científica y Técnica, (la conocida Ley de la Ciencia), los museos quedan al margen de las
convocatorias de los planes nacionales de investigación I+D, salvo que figuren como asociados,
nunca como titulares, en proyectos presentados por los organismos reconocidos, como el CSIC o
las Universidades (Lasheras et al., 2008).
6.2.2. Laboratorio
El desarrollo de las actividades propias de la investigación supone que los museos realicen los
análisis científicos en los laboratorios, “lugar dotado de los medios necesarios para realizar
investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico” (RAE, 2020). De hecho,
las tareas del laboratorio son fundamentales para el estudio de las colecciones.
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6.2.2.1. Evolución de los laboratorios
Estos espacios científicos comenzaron a instalarse en los museos a partir del siglo XIX. El primero
fue en el Staatliche Museen de Berlín, en el año 1833. A partir de ese momento, especialmente
tras la Primera Guerra Mundial, le siguieron el British Museum de Londres en 1919, el Metropolitan
Museum of Art de Nueva York en 1930 o el Istituto Centrale per il Restauro de Roma en 1994, por
ejemplo. En España, fue en el año 1961 cuando se creó el Instituto Central de Restauración y
Conservación de Obras y Objetos de Arte, Arqueología y Etnología, que se corresponde con el
actual Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Con la creación de este organismo
se pretendía paliar la ausencia de estos servicios en los museos. Su principal misión era la
investigación y el ejercicio de prácticas para la conservación y la restauración del patrimonio
histórico español.
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● No destructivos. Suelen ser los más empleados por no afectar a la integridad de la obra. El
más utilizado es la espectrografía por fluorescencia de rayos X, que permite conocer la
composición química, la procedencia de los elementos y la técnica de fabricación de las
obras. Por su parte, la microscopia electrónica es otra técnica no destructiva que posibilita la
recuperación de información interesante, incluso de objetos conservados en los museos.
En este sentido, existe una auténtica revolución de dichas técnicas, como demuestra el uso de la
nanotecnología o de los rayos láser para este fin de salvaguardia e investigación en los bienes
culturales. No obstante, debe asumirse que cualquier técnica de análisis implica, casi siempre, la
destrucción de un fragmento del objeto. Sin embargo, estas muestras suelen ser mínimas y
acaban formando parte de un banco o de un archivo de muestras de gran uso, importancia y
longevidad. Con el fin de utilizar como última opción estos procedimientos invasivos, que afectan
a la conservación de las piezas, se activan protocolos de actuación que incluyen una reflexión,
una definición de los objetivos y un modo de archivo de las muestras no analizadas (Gutiérrez,
2012).
6.2.3. Biblioteca
Las instituciones museísticas cuentan con otra área fundamental para su labor científica, además
de los laboratorios, los proyectos de investigación y las publicaciones, destacando la biblioteca.
De este modo, puede decirse que cada museo posee una biblioteca particular según los fondos,
las funciones y las actividades que se hayan establecido en los planes museológicos o en los
programas de actuación pertinentes. En esta especialización de disciplinas, la adquisición de los
libros, por parte de la biblioteca, comparte su protagonismo con la obtención de las piezas para
aumentar la colección. Estos fondos, de igual forma, se obtienen por compra, intercambio o
donaciones. Algunos museólogos, en este sentido, afirman que la biblioteca actúa como un buen
baremo para conocer la calidad de las investigaciones que se llevan a cabo. A modo de
ejemplo, tienen una gran relevancia investigadora las bibliotecas del Museo Reina Sofía, la del
Prado o la del IPCE, que es la más importante de su campo —dentro del patrimonio cultural— a
nivel mundial y la primera que tiene una planta circular en España. Por otro lado, la herramienta y
el legado cultural que supone la biblioteca requiere de espacios adecuados y de libreros o
archivistas que cumplan con una ordenación científica y funcional de los fondos. De esta forma,
se facilita y se permite el acceso a cualquier investigador o persona que precise la consulta de los
fondos. En la actualidad, muchos museos cuentan, incluso, con secciones orientadas al público
infantil, un detalle que ayuda a mejorar y a ampliar su función educativa. Además, la
digitalización de los fondos está permitiendo optimizar todos los recursos para cumplir con la
responsabilidad de servicio social que tiene el museo.
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la colaboración con otras instituciones. Este es un factor de gran relevancia, puesto que
dichas publicaciones pueden ayudar a consolidar la imagen, el prestigio y la calidad de un museo.
En cuanto a la realización de actividades de divulgación científica, cualquier museo precisa de
una programación anual enfocada a dicha finalidad. La mayoría de las actuaciones giran en torno
a conferencias, cursos o talleres para todos los niveles, desde el experto hasta el no usuario. Estas
actividades permiten reforzar las investigaciones del colectivo científico a partir de mensajes
comunicativos ofertados a los ciudadanos. Asimismo, los investigadores pueden utilizar otro tipo
de canales de divulgación científica, como las siguientes acciones mencionadas por Nogales
(2004):
El Ministerio de Cultura y Deporte (s.f.; k) señala al museo MNAR como uno de los más
importantes en el ámbito científico español, por su gran papel y trayectoria en la investigación y
difusión científica. Este ha desarrollado diferentes programas de difusión social, en los que se
utilizan varios formatos para volcar las investigaciones a la sociedad:
● Exposiciones. Se trata de un vehículo socializador, con una gran capacidad para atraer a
todo tipo de públicos hacia los contenidos científicos de un museo. Se pueden efectuar por el
propio museo, o bien pueden ser proyectos externos de otras entidades, pero facilitadas al
museo.
● Publicaciones. Consiste en la publicación de los resultados obtenidos en una investigación
para afianzar y divulgar ante la comunidad científica. En el caso del MNAR, este cuenta con
una línea editorial propia para divulgar las investigaciones. Además, participa en diferentes
actos de seminarios, reuniones y congresos o revistas especializadas para ello.
RESUMEN
● La investigación es la primera exigencia de la institución museística, que responde a la
función de consultar diferentes archivos o de planificar la información en torno a un conjunto
de bienes patrimoniales. Así, es la base de todas las actividades de la institución.
● El proceso de investigación se ejecuta mediante seis fases: realización de informes científicos;
análisis de datos; recogida de muestras; difusión de contenidos; supervisión; y colaboración
con otras actividades.
● La programación de proyectos permite a los museos completar, actualizar, interpretar y
ampliar el horizonte de sus propias colecciones y ser incluidos dentro de los planes nacionales
e internacionales de investigación.
● Los museos deben realizar los análisis científicos en los laboratorios, lugar dotado de los
medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter
científico o técnico. Estas tareas son fundamentales para el estudio de las colecciones.
● Las técnicas y los instrumentos más frecuentes de un laboratorio museológico son las fichas
científicas, el análisis de la superficie y de la estructura interna de las piezas y los medios
para identificar la composición química de los objetos.
● La biblioteca es una de las áreas indispensables para las tareas de investigación. Las
adquisiciones de libros tienen el mismo protagonismo que la obtención de piezas.
● Tras finalizar el análisis de los bienes, el investigador tiene la obligación de difundir la
información obtenida. Así, la proyección externa del trabajo investigativo también implica su
publicación.
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● En cuanto a la realización de actividades de divulgación científica, cualquier museo precisa de
una programación anual enfocada a dicha finalidad. La mayoría de las actuaciones giran en
torno a conferencias, cursos o talleres para todos los niveles.
AUTOEVALUACIÓN
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.
SOLUCIONARIO
1. ¿Qué estudios abarca una investigación museística? Los conocimientos adquiridos en el
museo abarcan tanto los estudios cuantitativos, propios de las ciencias físico-naturales, como los
estudios cualitativos de las ciencias sociales. 2. Enumera las etapas del proceso de
investigación. El proceso de investigación se rige por las siguientes etapas:
No destructivos. Suelen ser los más empleados por no afectar a la integridad de la obra. El más
utilizado es la espectrografía por fluorescencia de rayos X, que permite conocer la composición
química, la procedencia de los elementos y la técnica de fabricación de las obras. Por su parte, la
microscopia electrónica es otra técnica no destructiva que posibilita la recuperación de
información interesante, incluso de objetos conservados en los museos. 5. ¿Qué supone la
digitalización de las bibliotecas? La digitalización de los fondos está permitiendo optimizar
todos los recursos para cumplir con la responsabilidad de servicio social que tiene el museo.
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