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* Exposición efectuada al inaugurar el día 3 de marzo de 1992, el ciclo anual de actividades del
G.I.D.I.F., Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.
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Los autores desean señalar en este punto, la enorme importancia que puede
tener un aliento, una inflexión de voz, un gesto de desconfianza, una conjuntiva
inyectada, un rubor. Una vez más es conveniente recordar que es el llamado
por uno de nosotros "el discurso total" lo que debe captarse y no solamente "la
palabra".
Por tal razón, en conjunto con la Cátedra de Psicología Forense de la Uni-
versidad de Buenos Aires, en la sede pericial de la calle Viamonte se ha mon-
tado —desde mediados de 1991— un sistema experimental por el cual, para
las peritaciones psiquiátricas del fuero civil y laboral, sobre lodo en las situa-
ciones de familia, un equipo profesional participa en el estudio del o los
peritados. Así, un psicólogo atiende como secretario y recepcionista observa-
dor, mientras otro, desde un ángulo no visible, mantiene una visión de la espe-
ra, y carente de intervención activa.
Al primero incumbe recibir e informarse de los datos del peritado, pudien-
do, si así lo cree conveniente, inducir al llenado de los formularios testísticos
del tipo interrogatorio, siendo de utilidad —con frecuencia— desinliibir y des-
conectar al entrevistado con conversación adaptable a los tiempos, lugares,
circunstancias y personas, proceder que puede utilizarse induciendo a la reali-
zación incluso de algún test elemental (dibujos tipo Bender, o HTP, libre, etc...),
lo cual puede hacer descender la ansiedad.
Al segundo, en cambio, corresponde registrar dato por dato, prestando —
además— particular atención a la relación peritado/acompañantes/recepción.
En los medios forenses, es comtín olvidar o ignorar que un psiquiatra o
|\sicólogo avezado en la clínica, con experiencia de más de tres o cuatro lustros
en la especialidad, puede arribar a diagnósticos en forma cuasi instantánea, en
cuanto alcanza a captar un mínimo signo sintomático que le conduzca a un
síndrome. En tales casos, se aconseja siempre —de tener que interrumpirse el
examen, o de tener que elevar un diagnóstico con carácter de urgente— formu-
lar un pre-informe al Tribunal, para luego, con más tiempo confirmar y/o pro-
luii(li/,ar el diagnóstico captado.
I ,a importancia de este aspecto exige una reiteración, ya que es frecuente,
isii escritos impugnatorios, argumentar la necesidad de prolongadas entrevistas
con i'l peí Hado, si se desea fundamentar un diagnóstico, y solicitar una nulidad
(le |>fiUnción, basándose la argumentación únicamente en el tiempo breve de
In t'uiifvl.siu.
SI. en I lempos del maestro Bonhour, sus discípulos éramos obligados a
luiimilm (lliignósiicos de esjialdas al enfermo y en base al sonido de sus pasos.
Reflexiones en torno a las peritaciones psiquiátrico y psicológico forenses 43
éste (lo que incluye toda conclusión válida extraída en el "a quo" del examen
realizado —como se expone supra—-), para luego pasar a la entrevista propia-
mente dicha, la que debe referirse siguiendo los cánones acumulados en el
siglo y medio en que se ha estructurado la psico-semiología. Lamentablemen-
te, es común —sobre todo en psicólogos no entrenados en centros
asistenciales— una exposición desordenada, salpicada de trozos de discurso
del peritado, en donde no es posible captar sistematización alguna, siendo poco
fundadas —en consecuencia— una conclusión diagnóstica y/o una conclusión
pericial.
Fruto de todo ello es —sin duda alguna— la inutilidad del documento de
peritación en cuanto a su función específica, la que no es otra cosa que ilustrar
al magistrado interviniente.
Por ello, se reitera una y otra vez la absoluta necesidad de que un perito
psiquiatra o psicólogo este entrenado en la especialidad y, sobre todo, de modo
previo en psicología clínica (lo que incluye capacidad para efectuar un
psicodiagnóstico) y posea un hábil manejo en la semiología del comporta-
miento: a) presentación: bioüpo, mímica y psicomotricidad, porte, conducta
verbal; b) análisis de la reactividad en la relación perito/peritado: existencia de
confianza, oposición y/o indiferencia; c) análisis del comportamiento en el
curso de la vida cotidiana: cuidados corporales, sueño, comportamiento sexual,
conducta alimentaria, vida familiar, actividad socioprofesional, y d) análisis
de la eventual existencia en el peritado de una tendencia a la producción de
conductas antisociales (fugas, suicidio, atentados contra la moral, robo, incen-
dio, homicidio, etc.,) en la semiología de la actividad psíquica basal actual:
a) claridad e integración del campo de la conciencia, orientación
temporoespacial, memoria, afectividad de base, actividad sintética de base,
psicomotricidad, percepción y en la semiología del sistema permanente de
la personalidad, lo que implica —^para H. Ey— una a) semiología de los tras-
tomos de carácter; b) una semiología de los conflictos intrapsíquicos de la
persona (yo neurótico); c) una semiología de la alienación de la persona (yo
psicótico) y d) una semiología del sistema intelectual de la persona (en los
casos de patología, del yo demencial), con el consiguiente análisis del fondo
mental y del patrimonio. Junto a estos últimos ítems, se incluye también la
semiología de las agenesias de personalidad o detenciones del desarrollo inie-
lectual de los sujetos; e), síndrome que apunta más a un trastorno global de Ui
personalidad, que a una afección de algunas de sus funciones aisladas.
Concluido el capítulo del examen actual, expuestos los tipos y lesultados
de los exámenes complementarios efectuados (psico-diagnóslico, estudios
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BIBLIOGRAFÍA
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• DSM-III-R (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales). Masson S.A., 1988.
graduar de
1 a 100% en un
interacción del enfermo epiléptico con su particular entorno social y las conse-
cuencias que dicha patología provocan en él, determinados rasgos se observan
a)n una frecuencia que excede lo estadísticamente aceptable y obligan a reco-
nocer que, en la mayoría de los epilépticos —fundamentalmente en la epilep-
sia temporal—, existen alteraciones de diversa cuantía y tipo, que configuran
un aspecto psiquiátrico que ineludiblemente deberá considerarse para el enfo-
que total de esta patología.
b. de tener que utilizarse esta técnica, en todo momento debe ser ello bajo
expresa autorización judicial, contando con el consentimiento informado del
futuro examinado;
c. se debe evitar por todos los medios posibles que la técnica narcoanalítica
sea utilizada con fines totalitarios y en desmedro de las libertades individuales.
d. en todo momento debe ser llevada a cabo por médicos por las posibles
consecuencias psicofísicas sobre el interrogado.