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Registro Núm.

28636; Décima Época; Tribunales Colegiados de Circuito; Semanario Judicial de la


Federación

Publicación: viernes 17 de mayo de 2019 10:22 h

AMPARO DIRECTO 702/2018. 12 DE DICIEMBRE DE 2018. MAYORÍA DE VOTOS. DISIDENTE: JUAN


SOLÓRZANO ZAVALA. PONENTE: JOSÉ JORGE LÓPEZ CAMPOS. SECRETARIA: ELIA AURORA DURÁN
MARTÍNEZ.

CONSIDERANDO:

QUINTO.—Estudio.

En sus conceptos de violación, el quejoso esgrime que, contrario a lo considerado en el fallo


reclamado, la acción plenaria de posesión no contempla, como uno de sus elementos, la existencia
de un título de propiedad, ni siquiera el acreditamiento de la propiedad de algún inmueble, con lo
cual, él sí tiene legitimación activa en el juicio de origen.

Menciona que en reiteradas jurisprudencias se ha establecido que la acción plenaria de posesión


protege la posesión no así la propiedad y que puede ser ejercida por el poseedor con justo título,
aun cuando no acredite la propiedad ni siquiera que se le cuestione sobre la misma, pues dicha
acción tiene como sustento que quien la ejerza sea poseedor en derecho de la cosa que reclama,
siendo esto el primero de los elementos de la misma.

Sostiene que la acción plenaria de posesión contempla como otro de los elementos de existencia
el justo título, el cual es diferente al título de propiedad, entendiéndose por el primero la causa
generadora de la posesión, conforme al artículo 1055 del Código Civil para el Estado de
Guanajuato.

De esta manera, continúa el peticionario del amparo, el justo título es concebido como el acto
jurídico a través del cual se adquirió la posesión de un bien, y creó fundadamente la convicción en
su adquirente de haber obtenido el dominio, y debido a un vicio o vicios, únicamente tiene la
posesión.

Respecto al justo título, dice el inconforme, según lo sostenido por la responsable, es infundado e
incongruente, ya que el actor puede deducir su acción, incluso, si no quiere que se le cuestione
sobre la propiedad; por lo que si la responsable tuvo por acreditada la posesión en los términos
legales, es decir, pública, continua, pacífica y civil, señalando que las diligencias de información ad
perpetuam, sólo reconocen la posesión que de hecho ya tenía el actor, luego, es contradictorio
que señale que no es posesionario, puesto que con las diligencias de información ad perpetuam
acreditó la posesión.

Además, agrega el promovente del amparo, en el sumario fueron por él ofrecidas más pruebas
como la testimonial a cargo de ********** y **********, quienes en forma coincidente
testificaron al responder a las preguntas novena y décima, así como séptima y décima,
respectivamente, que sabían y les constaba que el actor tiene en propiedad el predio denominado
**********, ubicado en **********, perteneciente al Municipio de Celaya, Guanajuato; que
sabían que se lo compró a ********** en la cantidad de dieciocho mil pesos; que dicha compra
fue hace más de veintitrés años, señalando haber sido testigos presenciales; que el actor ha usado
dicho inmueble cultivando trigo, maíz, jícama, etcétera; que **********, ha invadido una parte
del mismo poniendo palos con alambre de púas y plantas frutales; que la superficie invadida por la
demandada es de veintisiete por ochenta y un metros.

Prueba testimonial que debió ser analizada y no omitirla, como indebidamente se hizo, con la cual
se acreditó y robusteció la compra que efectuó el actor a **********, en la cantidad de dieciocho
mil pesos hace más de veintitrés años, de la fracción del inmueble en conflicto y, por tanto, debió
otorgársele valor probatorio pleno conforme a lo dispuesto por el artículo 220 del código adjetivo
civil.

Dice que la responsable indebidamente sostuvo en el fallo reclamado que, al no haberse


acreditado el primer elemento de la acción consistente en la falta de legitimación activa en la
causa, resultaba ocioso entrar al estudio del resto de los elementos de la acción, siendo que, en la
especie, sí se acreditó plenamente dicha legitimación de la parte actora, por las razones antes
expuestas.

Expresa que la demandada ********** carece de título que la acredite como posesionaria o
propietaria o algún otro derecho sobre la fracción de predio rústico en conflicto.

Señala que la propia tercero interesada arguyó en su escrito de contestación de demanda que es
heredera de su padre sin que hasta la fecha cuente con título alguno de propiedad, diciendo que
se repartió con su sobrino *********** el predio en conflicto, resaltando que los actos de
desposesión de los que se queja el ahora peticionario del amparo, datan de junio de dos mil
dieciséis, lo cual fue confesado expresamente por la demandada.

Insiste en que la demandada no cuenta con título o derecho alguno sobre el predio en conflicto, ya
que así fue establecido en la prueba pericial en materia de topografía e identificación de
inmuebles, en la que la perito tercero en discordia concluyó en su dictamen que la demandada sí
invadió la fracción del predio que se reclama y sobre todo que la superficie invadida por la
demandada no se encuentra comprendida en ninguna escritura del padre de la demandada, como
lo arguyó falsamente, con lo cual, dicha tercero interesada carece de derecho alguno sobre la
fracción del predio en conflicto, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 216 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Guanajuato, debiendo otorgarle valor probatorio y
adminicularla con el demás material probatorio aportado al sumario por parte de la actora.

Añade que, además, esa probanza se encuentra robustecida con la confesional de la demandada
**********, la cual hace prueba plena conforme a lo dispuesto por el artículo 204 del citado
ordenamiento legal.

Lo anterior, señala, porque con dicha confesional se acreditó que en dos mil dieciséis, la
demandada colocó alambre de púas, polines y tubería de PVC, en la fracción del terreno en
conflicto denominado **********, que carecía de escritura pública a su nombre que amparara la
propiedad del predio rústico en cuestión; sobre todo, porque sí estaba invadiendo ese predio,
porque se lo repartió entre ella y su sobrino **********, confesión, además, que sustenta
plenamente la invasión del terreno objeto del presente juicio, razón por la cual fue citada y se
presentó en las oficinas de justicia alternativa en la ciudad de Celaya, Guanajuato, en julio de dos
mil dieciséis, con motivo de la invasión del terreno objeto del juicio, concretamente la
contestación al hecho cuarto en cuanto que: "señala que jamás ha tenido contacto con mi
mandante", lo cual es falso. Y cita como apoyo las jurisprudencias II.2o.C. J/21 y 1a./J. 10/2009,
emitidas por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito y por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con los rubros siguientes:

"JUSTO TÍTULO EN LA ACCIÓN PLENARIA O PUBLICIANA, QUÉ DEBE ENTENDERSE POR


(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO)."

"ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN. PARA SU PROCEDENCIA NO ES INDISPENSABLE QUE EL


DOCUMENTO EXHIBIDO COMO JUSTO TÍTULO SEA DE FECHA CIERTA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE MÉXICO)."

Los relatados motivos de queja son infundados atento a las siguientes consideraciones.

En principio, resulta conveniente precisar que de acuerdo con los principios de exhaustividad y de
congruencia que deben imperar al dictar los fallos judiciales, se procederá a resolver las cuestiones
efectivamente planteadas en los motivos de queja, sin que ello importe que, necesariamente,
deba abordarse el estudio de los conceptos de violación en el orden propuesto en el capítulo
correspondiente de la demanda de amparo o contestar argumentos repetitivos u ociosos, ya que
el derecho fundamental a la impartición de justicia completa se refiere únicamente a que los
aspectos debatidos se resuelvan en su integridad, de manera que sólo deben examinarse y
solucionarse los extremos controvertidos que sean necesarios para emitir la decisión que
corresponda.

Resulta aplicable la tesis aislada 1a. CVIII/2007, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, localizable en la página 793 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXV, mayo de 2007, cuyos rubro y texto son:

"GARANTÍA A LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA COMPLETA TUTELADA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA


CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. SUS ALCANCES.—El derecho
fundamental contenido en el referido precepto constitucional implica, entre otras cosas, el deber
de los tribunales de administrar justicia de manera completa, en atención a los cuestionamientos
planteados en los asuntos sometidos a su consideración, analizando y pronunciándose respecto de
cada punto litigioso, sin que ello signifique que tengan que seguir el orden expuesto por las partes
o que deban contestar argumentos repetitivos, pues los órganos encargados de dirimir las
controversias están en aptitud de precisar las cuestiones a resolver, lo que puede o no coincidir
con la forma o numeración adoptada en los respectivos planteamientos, y aunque no pueden
alterar los hechos ni los puntos debatidos, sí pueden e incluso deben definirlos, como cuando la
redacción de los escritos de las partes es oscura, deficiente, equívoca o repetitiva. Esto es, los
principios de exhaustividad y congruencia de los fallos judiciales no pueden llegar al extremo de
obligar al juzgador a responder todas las proposiciones, una por una, aun cuando fueran
repetitivas, ya que ello iría en demérito de otras subgarantías tuteladas por el referido precepto
constitucional –como las de prontitud y expeditez– y del estudio y reflexión de otros asuntos
donde los planteamientos exigen la máxima atención y acuciosidad judicial, pues la garantía a la
impartición de justicia completa se refiere únicamente a que los aspectos debatidos se resuelvan
en su integridad, de manera que sólo deben examinarse y solucionarse las cuestiones
controvertidas que sean necesarias para emitir la decisión correspondiente."

Ahora bien, opuesto a lo esgrimido por el inconforme, para confirmar el fallo de primer grado, la
Sala responsable sostuvo que, en el caso, dicho actor en el juicio natural no había acreditado el
elemento de la acción publiciana o plenaria de posesión consistente en contar con un justo título.

Contra lo alegado por la parte inconforme a lo largo de sus conceptos de violación, si bien la
autoridad responsable consideró como requisito de la acción plenaria de posesión un título de
propiedad, lo cierto es que se refirió a un justo título, el cual constituye una figura jurídica distinta,
como se explicará más adelante; de ahí la inexactitud de las aseveraciones por parte del
peticionario del amparo en el sentido de que la sentencia reclamada sea violatoria de garantías en
su perjuicio, porque el tribunal de alzada lo constriñó a exhibir como requisito esencial de la acción
publiciana, un instrumento que acredite la propiedad del inmueble en conflicto cuando lo que se
cuestiona en el proceso es su mejor derecho a poseer el inmueble controvertido.

En ese orden, si el documento base de la acción plenaria de posesión ejercida por el quejoso
consistió en unas diligencias de información testimonial ad perpetuam elevadas a la escritura
pública número **********, del índice de la notaría pública número **********, de la ciudad de
Celaya, Guanajuato, entonces, es evidente que dicho instrumento no satisface el elemento
esencial de la multirreferida acción publiciana, consistente en el justo título.

Esto es así, pues como bien lo sostiene el fallo reclamado, la eficacia o ineficacia de tales
diligencias no proviene de su condición de escritura pública, sino del artículo 734 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de Guanajuato, en cuanto establece que la resolución dictada en
ese tipo de procedimientos, no surte efectos contra persona ajena a éstos, ni la información
testimonial rendida en jurisdicción voluntaria podrá ser estimada como tal en juicio contradictorio.

Por tanto, la prevalencia del mejor derecho a poseer, no puede sustentarse, en este caso, en la
circunstancia de que el instrumento base de la acción se trate de un documento público, pues el
único efecto es darle certeza en cuanto a la fecha de su confección, no la conversión del derecho
adquirido a través de las citadas diligencias.

El anterior es criterio definido por el entonces Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de
Trabajo de Décimo Sexto Circuito, en la tesis aislada XVI.2o.C.T.4 C (10a.), consultable en la página
1518, Libro XXIII, Tomo 3, agosto de 2013, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, que este tribunal comparte y dice:

"ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN. LA INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD DE


LA ESCRITURA DONDE SE PROTOCOLIZARON LAS DILIGENCIAS DE INFORMACIÓN AD PERPETUAM,
NO MODIFICA LA NATURALEZA DE ÉSTAS, NI EVIDENCIA UN MEJOR DERECHO PARA POSEER EL
INMUEBLE EN CONFLICTO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE GUANAJUATO).—La naturaleza de las
diligencias de información ad perpetuam a que se refiere el artículo 731 del Código de
Procedimientos Civiles para el Estado de Guanajuato, no varía sólo por el hecho de que la escritura
donde se protocolizaron se hubiese inscrito en el Registro Público de la Propiedad, ni puede
revelar un mejor derecho al de la parte contraria, para poseer el inmueble en conflicto, aun
cuando el título presentado por éste, date de una fecha posterior a la inscripción de aquel
documento, pues la eficacia o ineficacia de las diligencias no proviene de esa condición, sino del
artículo 734 del propio ordenamiento, en cuanto establece que la resolución dictada en ese tipo
de procedimientos, no surte efectos contra persona ajena a éstos, ni la información testimonial
rendida en jurisdicción voluntaria podrá ser estimada como tal en juicio contradictorio. Por tanto,
la prevalencia del mejor derecho a poseer, no puede sustentarse, en ese caso, en la fecha de
inscripción de los títulos de las partes contendientes, pues el único efecto de esa inscripción es la
publicidad, no la conversión del derecho adquirido a través de las citadas diligencias."

Por lo expuesto, si el quejoso no demostró tener un justo título para acreditar la acción plenaria de
posesión, es inconcuso que a nada práctico conducía que la Sala responsable analizara la prueba
testimonial por él ofrecida, ni la confesional a cargo de la tercero interesada así como tampoco la
pericial, a las cuales se refiere en sus motivos de queja para demostrar la posesión civil con la que
afirma contar, en tanto que la prueba idónea para satisfacer el multirreferido requisito de la
acción publiciana es la documental.

En efecto, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha definido que el "justo
título" –para efectos de acreditar los elementos necesarios en la posesión, requeridos para
adquirir por prescripción positiva (artículo 1246 del Código Civil para el Estado de Guanajuato),
igualmente exigidos por el artículo 734 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Guanajuato, en orden de acreditar tal posesión en las diligencias de información ad perpetuam,
que es el caso que nos ocupa–, viene a ser un acto traslativo de dominio imperfecto, que quien
pretende adquirir el bien a su favor cree fundadamente bastante para transferirle el dominio, lo
que implica que esa creencia debe ser "seria" y descansar en un error que en concepto del
juzgador sea fundado, porque se trate de un error que "en cualquier persona" pueda haber
provocado una creencia respecto de la validez del título.

Por tanto, para probar su "justo título", el promovente debe aportar al juicio plenario de posesión
las pruebas necesarias para acreditar:

1) Que el acto traslativo de dominio que constituye su justo título tuvo lugar, lo cual debe
acompañarse de pruebas que demuestren que objetivamente existían bases suficientes para creer
fundadamente que el enajenante podía disponer del bien cuya propiedad aduce le transfirió, ya
que ello demuestra cierta diligencia e interés en el adquirente en conocer el origen del título que
aduce tener su enajenante;

2) Si el acto traslativo de dominio de que se trata es oneroso, que se hicieron pagos a cuenta del
precio pactado; en caso contrario, tendrá que probar que la transmisión del bien se le hizo en
forma gratuita; y,

3) La fecha de celebración del acto jurídico traslativo de dominio, la cual deberá acreditarse en
forma fehaciente, pues resulta el punto de partida para realizar, en su caso, el estudio de los
títulos presentados por las partes.

Luego, resulta inconcuso que los anotados extremos sólo podían ser demostrados por el
inconforme a partir de una prueba documental, no así con la testimonial ni la confesional o la
pericial, cuyo estudio resultaba innecesario por no haberse colmado los elementos de la acción en
estudio.
Ilustra el anterior criterio, en cuanto al concepto de justo título, la jurisprudencia por contradicción
de tesis 1a./J. 82/2014 (10a.), emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, publicada en la página 200, Libro 13, Tomo I, diciembre de 2014, de la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Décima Época «y en el Semanario Judicial de la Federación
del viernes 5 de diciembre de 2014 a las 10:05 horas», que es del tenor literal siguiente:

"PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA. AUNQUE LA LEGISLACIÓN APLICABLE NO EXIJA QUE EL JUSTO


TÍTULO O ACTO TRASLATIVO DE DOMINIO QUE CONSTITUYE LA CAUSA GENERADORA DE LA
POSESIÓN DE BUENA FE, SEA DE FECHA CIERTA, LA CERTEZA DE LA FECHA DEL ACTO JURÍDICO
DEBE PROBARSE EN FORMA FEHACIENTE POR SER UN ELEMENTO DEL JUSTO TÍTULO
(INTERRUPCIÓN DE LA JURISPRUDENCIA 1a./J. 9/2008). Esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en la jurisprudencia citada, estableció que para la procedencia de la acción
de prescripción positiva de buena fe es indispensable que el documento privado que se exhiba
como causa generadora de la posesión sea de fecha cierta, porque: a) se inscribió en el Registro
Público de la Propiedad; b) fue presentado ante algún funcionario por razón de su oficio; o, c)
alguno de sus firmantes falleció. Ahora bien, una nueva reflexión sobre el tema lleva a apartarse
de ese criterio y, por ende, a interrumpir dicha jurisprudencia, ya que, tanto la certeza de la fecha
como la celebración misma del acto jurídico traslativo de dominio, incluyendo la autenticidad del
documento, pueden acreditarse con diversos medios de prueba que deben quedar a la valoración
del juzgador, además de que el cumplimiento con alguno de los tres requisitos señalados no es
óptimo para acreditar el ‘justo título’. En efecto, el justo título es un acto traslativo de dominio
‘imperfecto’, que quien pretende usucapir el bien a su favor cree fundadamente bastante para
transferirle el dominio, lo que implica que esa creencia debe ser seria y descansar en un error que,
en concepto del juzgador, sea fundado, al tratarse de uno que ‘en cualquier persona’ pueda
provocar una creencia respecto de la validez del título. Por tanto, para probar su justo título, el
promovente debe aportar al juicio de usucapión las pruebas necesarias para acreditar: 1) que el
acto traslativo de dominio que constituye su justo título tuvo lugar, lo cual debe acompañarse de
pruebas que demuestren que objetivamente existían bases suficientes para creer fundadamente
que el enajenante podía disponer del bien, lo cual prueba cierta diligencia e interés en el
adquirente en conocer el origen del título que aduce tener su enajenante; 2) si el acto traslativo de
dominio de que se trata es oneroso, que se hicieron pagos a cuenta del precio pactado; en caso
contrario, tendrá que probar que la transmisión del bien se le hizo en forma gratuita; y, 3) la fecha
de celebración del acto jurídico traslativo de dominio, la cual deberá acreditarse en forma
fehaciente, pues constituye el punto de partida para el cómputo del plazo necesario para que
opere la prescripción adquisitiva de buena fe; además de probar que ha poseído en concepto de
propietario con su justo título,de forma pacífica, pública y continua durante cinco años, como lo
establecen los Códigos Civiles de los Estados de México, de Nuevo León y de Jalisco. De manera
que todo aquel que no pueda demostrar un nivel mínimo de diligencia, podrá prescribir, pero en el
plazo más largo de diez años, previsto en los códigos citados, ya que, de otra forma, se estará
ampliando injustificadamente el régimen especial que el legislador creó para aquellas personas
que puedan probar que su creencia en la validez de su título es fundada, con base en
circunstancias objetivas, y no apreciaciones meramente subjetivas ajenas a la realidad. Así, la
procedencia de la prescripción adquisitiva que ejerce un poseedor que aduce ser de buena fe,
tendrá que cimentarse en la convicción que adquiera el juzgador de la autenticidad del propio
título y de la fecha a partir de la cual se inició la posesión en concepto de propietario, con base en
la valoración de los diversos medios de convicción que ofrezca la parte actora para demostrar que
es fundada su creencia en la validez de su título, debiendo precisar que la carga de la prueba recae
en la parte actora."

Efectivamente, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al resolver la


contradicción de tesis 47/2011, distinguió entre el valor de las diligencias de información ad
perpetuam, previstas en los artículos 731 y 734 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Guanajuato, y la inmatriculación por resolución judicial (donde, precisamente, como parte de ese
procedimiento, se deben rendir las referidas informaciones), establecida en los artículos 3061,
3068 y 3069 del Código Civil para el Estado de Hidalgo, de donde resulta conveniente traer a
colación las siguientes consideraciones:

"...QUINTO.—Determinación del criterio a prevalecer. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de


Justicia de la Nación considera que debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia, el criterio
que se sustenta en el presente fallo, de conformidad con los siguientes razonamientos:

"Así es, en principio, conviene traer a contexto las consideraciones que sustentó esta Primera Sala,
en la ejecutoria relativa a la contradicción de tesis **********, de la que derivó la citada
jurisprudencia 1a./J. 91/2005, que tomaron como parámetro los tribunales contendientes para
emitir los criterios que colisionan en la presente contradicción de tesis:

"a) La problemática que se abordó en aquella contradicción, radicó en determinar si las diligencias
de información testimonial ad perpetuam eran eficaces para acreditar la propiedad de un
inmueble y, en consecuencia, si podían servir de base para ejercer una acción reivindicatoria, de
acuerdo a la legislación del Estado de Guanajuato. Se dijo que, de conformidad con el artículo 731
de la legislación adjetiva del Estado de Guanajuato, con el trámite de las diligencias de información
se da publicidad a la solicitud del interesado, y para ello se le pide un certificado del Registro
Público de la última inscripción del inmueble; posteriormente, se cita al Ministerio Público y a los
colindantes; en el caso de que estos últimos no estén de acuerdo con la solicitud, se terminará
inmediatamente la jurisdicción voluntaria; si los colindantes están de acuerdo con la solicitud del
promovente y el Ministerio Público no se opone, se cita a varios testigos que tengan arraigo en el
lugar, para que declaren sobre la posesión que el solicitante ha tenido respecto del inmueble; y
que una vez rendidas las testimoniales, si el Juez estima que se acreditó la posesión del solicitante,
se dicta la declaración establecida en el artículo 1252 del Código Civil del Estado de Guanajuato.

"b) Para discernir a qué declaratoria se refería el numeral 731 del código adjetivo, se realizó un
ejercicio de interpretación del diverso artículo 1252 de la codificación sustantiva de aquella
entidad, mediante el cual se llegó a la conclusión de que tal disposición previene dos hipótesis
distintas; por un lado, una vía contenciosa que puede presentarse cuando existe un propietario
inscrito en el registro público y un poseedor pretende adquirir por prescripción el bien inscrito; y
por otra parte, la posibilidad de que si no existe ninguna persona inscrita en el registro, se pueda
demostrar la posesión. Se dijo que en el primer caso, cuando se ejercita la acción de prescripción
positiva y la misma es procedente, la resolución correspondiente es un título de propiedad; y, en la
segunda hipótesis, como no hay nadie que aparezca como propietario en el registro público, no se
deduce acción alguna y el artículo remite al Código de Procedimientos Civiles respecto del trámite
para demostrar únicamente que se ha tenido la posesión del inmueble.
"c) En ese entendido, se concluyó que la declaración a que alude el artículo 731 de la legislación
adjetiva del Estado de Guanajuato, no es la que se establece en el párrafo segundo del diverso
ordinal 1252 del Código Civil de Guanajuato, en el sentido de que se declarará que el promovente
de las diligencias ya adquirió la propiedad y la resolución funcionará como título de propiedad,
sino que se refiere a la declaración del tercer párrafo del mismo artículo, relativa a que se
demostró que el promovente tiene la posesión en los mismos términos en que, de conformidad a
la ley, puede ejercitarse la acción de prescripción adquisitiva, es decir, lo que se declara en la
resolución de las informaciones ad perpetuam no es que se adquirió la propiedad, sino que se
demostró la posesión.

"d) Se mencionó que tal afirmación se corroboraba con la interpretación sistemática de los
artículos 1252 del código civil y 734 del procedimental de dicha entidad, en tanto que este último
establece que ‘cuando el promovente demuestre haber tenido la posesión, el Juez dictará
resolución en ese sentido’, es decir, que se demostró la posesión con las testimoniales.

"e) Adicionalmente, se dijo que tal postura era lógica si se atendía a la naturaleza del
procedimiento de las diligencias de información ad perpetuam, las que se desarrollan sin que se
promueva cuestión alguna entre partes, por lo que la declaración respectiva no produce efectos
contra terceros y sólo tiene efectos declarativos, pero no constituye ningún derecho, ya que ello
sólo puede derivar de un procedimiento contencioso, toda vez que los derechos que se
constituyen podrían traducirse en actos privativos en contra de otros sujetos, por lo que sería
necesario oír a éstos para cumplir con la garantía de audiencia.

"Ahora bien, esta Primera Sala estima que tales consideraciones no guardan aplicación y, por
ende, no resuelven la problemática jurídica que se analiza en la presente contradicción, derivado
de la divergencia de las legislaciones de los Estados de Guanajuato e Hidalgo, como se verá a
continuación.

"Ciertamente, en las ejecutorias que configuran la presente confrontación de criterios, los


Tribunales Colegiados se pronunciaron en relación con la eficacia jurídica de los títulos que se
exhibieron en sendos juicios reivindicatorios para acreditar el elemento propiedad, y que tuvieron
como antecedente causal diligencias de información ad perpetuam; sin embargo, no debe
desatenderse que el procedimiento del que emanaron tales títulos fue el de inmatriculación por
resolución judicial (donde precisamente, como parte de ese procedimiento, se deben rendir las
referidas informaciones).

"En ese contexto, debe decirse que si bien es verdad que esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación ha establecido que la inmatriculación es la incorporación al Registro Público de la
Propiedad de un bien inmueble, hasta entonces carente de antecedentes registrales y que tal
inscripción tiene como única finalidad dar publicidad al acto, mas no constituir derechos.

"Lo cierto es que la legislación civil del Estado de Hidalgo, para el caso de las inmatriculaciones por
resolución judicial, establece un procedimiento especial, a través del cual, puede obtenerse una
declaratoria de propiedad. ..." (el énfasis es nuestro)

Como se dice, la parte de la ejecutoria de contradicción de tesis transcrita, dio lugar a la


jurisprudencia 1a./J. 29/2012 (10a.), publicada en la página 402, Libro XII, Tomo 1, septiembre de
2012 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, que es del tenor literal
siguiente:

"JUICIO REIVINDICATORIO. EL TÍTULO DE PROPIEDAD DERIVADO DE LA DECLARACIÓN EMITIDA EN


UN PROCEDIMIENTO DE INMATRICULACIÓN POR RESOLUCIÓN JUDICIAL, MEDIANTE
INFORMACIÓN DE DOMINIO, ES APTO PARA DEMOSTRAR LA PROPIEDAD (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE HIDALGO).—Si bien, en el Estado de Hidalgo, la declaración derivada de un simple
procedimiento de jurisdicción voluntaria sobre diligencias de información ad perpetuam, no puede
constituir un título de propiedad que sea oponible a los demás, sino únicamente un ‘título
supletorio’, no resulta válido sostener una premisa similar para el caso de un título proveniente
del trámite de inmatriculación por resolución judicial mediante información de dominio, ya que
por disposición expresa del artículo 3059 del Código Civil de dicha entidad –una vez cumplidos los
requisitos establecidos para tal efecto–, la declaración que se emita en ese procedimiento, se
tendrá como título de propiedad para ser inscrito en el Registro Público de la Propiedad, como
primer antecedente del bien inmueble; sin perjuicio de que tal inscripción pueda cancelarse
mediante mandato judicial contenido en sentencia irrevocable."

En ese contexto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación distinguió entre las diligencias de
información ad perpetuam, respecto de un bien que ha sido inscrito en el Registro Público de la
Propiedad y del Comercio, no puede constituir ningún derecho, en tanto que provienen de un
procedimiento seguido unilateralmente por un interesado, esto es, no contencioso, pudiendo
afectar derechos particulares de terceros; mientras que en un procedimiento de inmatriculación
por resolución judicial, es dable adquirir el dominio en virtud de la inscripción de dicha resolución
en el Registro Público, como primer antecedente del bien inmueble.

Lo anterior pone en evidencia que no genera ningún derecho en favor del quejoso el documento
de fecha cierta derivado de unas diligencias de información ad perpetuam respecto de un
inmueble que cuenta con una previa inscripción en el Registro Público, como aconteció en el caso
debatido, puesto que –sin prejuzgar sobre a quién de los contendientes en el juicio plenario de
posesión que aquí nos ocupa corresponde un mejor título para poseer el inmueble en conflicto–,
la parte demandada probó que el predio que posee cuenta con inscripción en dicho medio oficial
de publicidad, según consta en la escritura pública ********* –exhibida al dar contestación–,
pasada ante la fe de la notaría pública número **********, de Celaya, Guanajuato, pues dicha
documental evidencia de conformidad con lo dispuesto por el artículo 207 del código adjetivo civil,
el cual establece que los documentos públicos hacen prueba plena, que tal instrumento fue
presentado para ese propósito ante el Registro Público del Partido Judicial de Celaya, en el Estado
de Guanajuato, el veintisiete de marzo de mil novecientos setenta y ocho, quedando registrada el
cuatro de abril de la señalada anualidad, según consta en los dos sellos plasmados por la misma
institución de publicidad oficial al final de la escritura en comentario; luego, es dable concluir que
dicha documental pública fue inscrita treinta y cuatro años antes que el documento del actor, aquí
quejoso, teniendo en cuenta que éste fue exhibido ante el mismo registro para su inscripción el
once de septiembre de dos mil doce, con lo cual, este último no constituye un justo título para
instar la acción plenaria de posesión en términos de las citadas jurisprudencias por contradicción
de tesis emitidas por la Primera Sala del Más Alto Tribunal en el País, por tratarse de un
documento que se refiere a un bien raíz que ya se encontraba inscrito en el Registro Público de la
Propiedad y del Comercio y, por ende, no oponible a terceros.
Dicho en otras palabras, con independencia de que las diligencias de información ad perpetuam
previstas en los artículos 731, fracción II y 734 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Guanajuato, pudieran representar un documento apto para acreditar la posesión de hecho o
material respecto de un bien inmueble, lo cierto es que no serían suficientes para probar la
posesión civil exigida para el ejercicio de la acción plenaria de posesión, esto es, no constituyen un
justo título.

Ello, en razón de que las resoluciones recaídas en las diligencias de información ad perpetuam
tienen efectos meramente declarativos respecto de una situación de hecho, mas no constitutivos
del derecho de posesión necesario para adquirir la naturaleza de un justo título, lo cual se
corrobora con lo establecido en el referido numeral 734, en la parte que señala que la resolución
dictada en ese tipo de asuntos no surtirá efectos contra persona ajena al procedimiento, ni la
información testimonial rendida en jurisdicción voluntaria podrá ser estimada como tal en juicio
contradictorio, es el caso del plenario de posesión.

Consecuentemente, aunque las diligencias de información ad perpetuam son un elemento de


prueba, no pueden ser consideradas un justo título como medio para acreditar la posesión, como
lo pretende el quejoso, debido a su naturaleza de documentos no oponibles a terceros, así
sostenido por el tribunal ad quem en el acto reclamado.

Por todo lo expuesto, la Sala responsable actuó con apego a lo dispuesto por el multicitado
artículo 734 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Guanajuato, el cual establece que
la resolución dictada en las diligencias de información ad perpetuam, no surtirá efectos contra
personas ajenas al procedimiento ni la información testimonial rendida en jurisdicción voluntaria
podrá ser estimada en juicio contradictorio, como es el que nos ocupa; por lo que, en ese sentido,
se insiste en que dichas diligencias, aunque consten en un documento de fecha cierta, resultan
ineficaces para colmar el requisito de justo título exigido legalmente para el ejercicio de la acción
publiciana.

Así las cosas, si el documento presentado por el quejoso en el juicio de origen prueba que el
derecho a él transmitido a lo sumo fue el de posesión material o de hecho, no así la posesión civil
o dominio imperfecto del inmueble en controversia, deviene inconcuso que dicha documental no
fue eficaz para probar el multicitado elemento de la acción consistente en el justo título.

Tiene aplicación al caso, la tesis de jurisprudencia por reiteración 4, sustentada por la otrora
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 9, Tomo V,
Materia Civil Primera Parte - SCJN Primera Sección - Civil Subsección 1 - Sustantivo del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-Septiembre 2011, que es de rubro y texto siguientes:

"ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN.—La acción plenaria de posesión o publiciana, compete al


adquirente de buena fe que no está en posesión de la cosa que tiene derecho a poseer con justo
título aunque no lo acredite como propietario; se da contra quien posee con menor derecho y
tiene la finalidad de obtener la restitución de la cosa con sus frutos y accesiones.
Consecuentemente, el actor deberá probar los siguientes elementos: 1. Que tiene justo título para
poseer; 2. Que es de buena fe; 3. Que el demandado posee el bien a que se refiere el título; 4. Que
es mejor el derecho del actor para poseer que el que alega el demandado. Para este efecto, el
juzgador debe examinar cuál de los títulos exhibidos por las partes es mejor para acreditar el
derecho a la posesión civil."

De igual manera, se cita como apoyo la jurisprudencia 1a./J. 13/98, por contradicción de tesis
emitida por la Primera Sala del Más Alto Tribunal en el País, publicada en la página 99, Tomo VII,
marzo de 1998, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que señala:

"ACCIÓN PLENARIA DE POSESIÓN. NO ES REQUISITO DEMOSTRAR HABER DISFRUTADO DE LA


POSESIÓN MATERIAL DEL BIEN.—Para que se declare fundada la acción publiciana deben
acreditarse los siguientes elementos: a) tener justo título para poseer; b) que ese título se haya
adquirido de buena fe; c) que el demandado posee el bien a que se refiere el título; y d) que es
mejor el derecho del actor para poseer materialmente, que el que alegue el demandado. Por lo
que el juzgador debe examinar únicamente la existencia de tales requisitos, sin que deba exigir la
comprobación de que el actor tuvo la posesión material del bien, ya que, de acuerdo con las
circunstancias especiales del caso, lo dejaría en estado de indefensión, a pesar de contar con los
elementos anteriores, al ser improcedentes la reivindicación, por no tener el dominio de la cosa, y
los interdictos posesorios que proceden, dentro de un año, cuando se ha sido despojado de la
posesión material del bien, o existe perturbación en la posesión; de tal manera que la acción
publiciana protege la posesión jurídica y no la material."

Finalmente, toda vez que la falta de un elemento de la acción plenaria de posesión, trajo como
consecuencia que el tribunal ad quem confirmara la decisión del juzgador de primer grado de
tener por demostrada la excepción de falta de legitimación activa en la causa opuesta por la
entonces demandada, aquí tercero interesada, es inconcuso que la Sala responsable no estaba
vinculada a realizar un estudio del título presentado por dicha tercero interesada frente al del
peticionario del amparo, en tanto que, al tratarse de una excepción perentoria dirigida a excluir la
acción, resultó innecesario su análisis a partir de confrontar los títulos respectivamente aportados
por las partes, para dilucidar a quién de ellos correspondía un mejor derecho para poseer el bien
en controversia, como lo pretende el quejoso en sus motivos de queja.

Como respaldo de lo anterior, se invoca la tesis aislada 1121, sustentada por el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, publicada en la página 807, Tomo IV, Materia Civil,
P.R. TCC del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, que este tribunal
comparte y es del tenor literal siguiente:

"LEGITIMACIÓN AD-CAUSAM Y LEGITIMACIÓN AD-PROCESUM.—La legitimación en el proceso y la


legitimación en la causa son situaciones jurídicas distintas, toda vez que la primera de ellas, que se
identifica con la falta de personalidad o capacidad en el actor, se encuentra referida a un
presupuesto procesal, necesario para el ejercicio del derecho de acción que pretenda hacer valer
quien se encuentre facultado para actuar en el proceso como actor, demandado o tercero; la falta
de personalidad se refiere a la capacidad, potestad o facultad de una persona física o moral, para
comparecer en juicio, a nombre o en representación de otra persona, en los términos de los
artículos 44 a 46 del Código de Procedimientos Civiles, por lo que si no se acredita tener
personalidad, legitimatio ad procesum, ello impide el nacimiento del ejercicio del derecho de
acción deducido en el juicio; es decir, la falta de dicho requisito procesal puede ser examinada
oficiosamente por el Juez de la instancia, conforme lo dispone el artículo 47 del Código de
Procedimientos Civiles, o bien opuesta como excepción por el demandado en términos de lo
preceptuado por la fracción IV del artículo 35 de dicho ordenamiento, en cuyo caso, por tratarse
de una excepción dilatoria que no tiende a destruir la acción ejercitada, sino que retarda su curso,
y además de previo y especial pronunciamiento, puede resolverse en cualquier momento, sea
durante el procedimiento o en la sentencia; en cambio, la legitimación activa en la causa es un
elemento esencial de la acción que presupone o implica la necesidad de que la demandasea
presentada por quien tenga la titularidad del derecho que se cuestiona, esto es, que la acción sea
entablada por aquella persona que la ley considera como particularmente idónea para estimular
en el caso concreto la función jurisdiccional; por tanto, tal cuestión no puede resolverse en el
procedimiento sino únicamente en la sentencia, por tratarse de una cuestión de fondo,
perentoria; así, estima este Tribunal Colegiado que cuando la Suprema Corte de Justicia de la
Nación alude a que la legitimación puede estudiarse de oficio en cualquier fase del juicio, se
refiere a la legitimación ad procesum, no a la legitimación ad causam. En consecuencia, si la parte
demandada niega el derecho que hace valer la parte actora, por considerar aquella que ésta no es
la titular del derecho litigioso, resulta inconcuso que se trata de una excepción perentoria y no
dilatoria que tiende a excluir la acción deducida en el juicio, por lo que tal cuestión debe
examinarse en la sentencia que se llegue a pronunciar en el juicio."

En mérito de lo considerado, se impone negar el amparo solicitado por el quejoso.

Por lo expuesto, fundado y con apoyo, además, en lo que ordenan los artículos 184, 188 y 190 de
la Ley de Amparo y, 34, 35 y 41, fracciones II y V, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, se resuelve:

ÚNICO.—La Justicia de la Unión no ampara ni protege a **********, en contra del acto que
reclamó de la Séptima Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato, que se
precisó en el resultando primero del presente fallo.

Notifíquese; anótese en el libro de registro respectivo; con testimonio de esta resolución, vuelvan
los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el expediente.

Así, por mayoría de votos, lo resolvieron los señores Magistrados que integran el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Décimo Sexto Circuito, José Jorge López Campos y Roberto Suárez
Muñoz, en contra el Magistrado doctor Juan Solórzano Zavala, quien emite voto particular por
escrito, siendo ponente el primero de los nombrados.

En términos de lo previsto en los artículos 7 y 8 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la


Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información
considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos
normativos.

Esta ejecutoria se publicó el viernes 17 de mayo de 2019 a las 10:22 horas en el Semanario
Judicial de la Federación.

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