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Santiago, trece de agosto de dos mil diecinueve.

VISTO:
En estos autos Rol C-112.683-2016 del Tercer Juzgado Civil de San
Miguel sobre juicio ordinario de reivindicación, caratulados “S ánchez
Castillo, Guillermo Ángel con Cuevas Reyes, Karen Fabiola ”, por sentencia
de diecisiete de agosto de dos mil diecisiete, que se lee a fojas 147 y
siguientes, el mencionado tribunal rechazó la demanda, sin costas.
En contra de dicha resolución la actora dedujo recurso de apelaci ón y
una sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel la confirm ó por
resolución de veintiocho de diciembre de ese año, escrita a fojas 234 y
siguientes.
Esta última sentencia es impugnada por la misma parte mediante
recurso de casación en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONS IDE RA ND O:
PRIMERO : Que la recurrente afirma en su libelo de nulidad
sustantiva que el fallo infringe, en primer lugar, los art ículos 889 y 915 del
Código Civil al desestimar la acción reivindicatoria pese a que concurren
todos sus presupuestos de procedencia, pues el inmueble materia del juicio
se encuentra debidamente singularizado y se comprob ó que pertenece a su
parte y está privada de su posesión. Sin embargo, los jueces del fondo
rechazan la demanda por circunstancias no previstas en la ley, coligiendo
que la demandada no es poseedora, obviando la doctrina y jurisprudencia
que aclaran que la acción interpuesta es la máxima expresi ón de protecci ón
del derecho de dominio y debe entenderse que no s ólo autoriza al due ño
que no está en posesión de una cosa singular, perseguirla y obtener que se
declare judicialmente que el poseedor de ella, sea condenado a restitu írsela,
sino también, que se dirija en contra del que poseyendo a nombre ajeno y
sin ánimo de señor -mero tenedor- la retenga indebidamente, como
acontece en la especie ya que la demandada afirma ser usufructuaria y no
poseedora del bien raíz, usufructo que, no obstante, es inoponible a quien
recurre.

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En consecuencia, el fallo deja a su parte sin v ías jurídicas para
recuperar la posesión del inmueble que le pertenece, quedando en la
completa indefensión.
En segundo término denuncia el quebrantamiento del art ículo 767 del
Código Civil en relación al inciso segundo del art ículo 9 de la Ley 14.908,
reprobando que el fallo considere oponible a su parte el derecho de
usufructo invocado por la demandada, no obstante no haberse inscrito ese
derecho real en el Conservador de Bienes Raíces de San Miguel
De acuerdo a la jurisprudencia que menciona, señala que tanto el
usufructo constituido por los modos previstos en el art ículo 766 del C ódigo
Civil como aquel que declara el juez en virtud de lo previsto en el art ículo
11 de la Ley N° 14.908, requiere de competente inscripción porque recae
en un inmueble, disponiendo el artículo 767 del c ódigo sustantivo que sin
ella, el usufructo “no valdrá”.
Además, el artículo 686 del citado código prescribe que la tradici ón
del dominio de los bienes raíces se efectuará por inscripci ón del t ítulo en el
Registro del Conservador y que de la misma manera se proceder á con la
tradición de los derechos de usufructo o de uso constituidos en bienes ra íces,
como a su vez lo dispone el artículo 52 del Reglamento Conservatorio de
Bienes Raíces, concluyendo que si bien la inscripción en el registro
conservatorio del usufructo que recae sobre un bien ra íz no constituye una
formalidad o solemnidad en su constitución sino una manera especial propia
de los inmuebles de efectuar la tradición del derecho real de uso del bien de
que se trata, la falta de inscripción no lo invalida sino que conlleva que la
tradición del derecho no ha sido concretada y por ello se hace ineficaz
respeto de la parte demandante.
Explica que procedió a adquirir el inmueble previa revisi ón de sus
títulos y que se enteró de la existencia del usufructo solo cuando interpuso
la demanda, derecho real que le resulta inoponible y cuya existencia
tampoco impide el acogimiento de la acción reivindicatoria.
Como tercer error de derecho arguye la violaci ón del art ículo 38 del
Código de Procedimiento Civil pues el fallo tiene en consideraci ón la
existencia de una acción pauliana deducida por la demandada ante el

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Tribunal de Familia que aprobó la mediaci ón a que llegaron las partes –en
cuya virtud se constituyó el usufructo de la especie-, estimando los
sentenciadores que en ese proceso debe resolverse la validez y efectividad de
los actos celebrados entre la parte demandante y el padre de las menores
beneficiarias de las prestaciones alimentarias acordadas con la demandada,
razonamientos que son equivocados tanto porque no puede considerarse que
está en tramitación dicha acción si no ha sido notificada legalmente, como
porque tampoco corresponde en este juicio desconocer su derecho de
dominio por la sola circunstancia de haberse deducido por la demandada
una acción pauliana ante tribunal diverso.
Vinculado a lo anterior, el cuarto capítulo del libelo anulatorio da
cuenta de la transgresión de los artículos 670 y 686 inciso primero del
Código Civil, reclamando la demandante que no es posible cuestionar la
tradición del dominio del inmueble de autos entre su anterior propietario y
su parte con la sola presentación de una demanda sin notificar y que, por
ende, no ha sido resuelta por una sentencia firme que se pronuncie sobre la
procedencia de la acción pauliana intentada. Y aún en el evento de que se
rechace esa demanda, asevera que la decisión recurrida en estos
antecedentes impediría intentar nuevamente la acción reivindicatoria en
razón de existir cosa juzgada al respecto.
SEGUNDO : Que a fin de precisar la manera en que las partes han
expuesto la controversia jurídica que la recurrente pone en conocimiento de
este tribunal de casación mediante su recurso de nulidad de fondo, resulta
pertinente considerar que la acción reivindicatoria deducida por el
demandante el 22 de julio de 2016 se refiere al departamento n úmero 42
del cuarto piso, estacionamiento E-ll y bodega número B-6, todos del
Edificio Las Brisas del Llano, que tiene su acceso por calle Magdalena
Vicuña N° 1516, que adquirió junto a su cónyuge de manos de Fernando
Andrés Solís Vidal mediante escritura pública de 12 de mayo de 2016,
debidamente inscrita ese mismo año, inmueble que es ocupado por la
demandada, pretensión que dicha parte enfrentó explicando que “le asiste
para la posesión del inmueble el derecho que otorga la constituci ón de
usufructo” que fue acordado en el Cuarto Juzgado de Familia de Santiago

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con el vendedor del demandante, anunciando haber iniciado ante ese
tribunal las acciones correspondientes para revocar la compraventa,
atribuyendo mala fe al vendedor y conocimiento del usufructo al actor de
autos, imputación que dicha parte controvirtió en su escrito de r éplica,
asegurando igualmente que dicho gravamen no existe por no haberse
inscrito en el registro conservatorio correspondiente.
TERCERO : Que el fallo dejó asentados los siguientes hechos de la
causa:
1.- Mediante un acuerdo de mediación aprobado por el Cuarto
Juzgado de Familia de Santiago, en el año 2012 los c ónyuges Fernando
Andrés Solís Vidal y Karen Fabiola Cuevas Reyes regularon alimentos a
favor de sus cuatro hijas nacidas los años 2001, 2003, 2006 y 2008,
incluyendo el usufructo de la propiedad ubicada en calle Magdalena Vicu ña
N° 1516, departamento 42, comuna de San Miguel por un per íodo de 15
años, que adquirió el marido en razón de encontrarse separado totalmente
de bienes de su mujer;
2.- El día 9 de febrero de 2016 se emitió orden de arresto en contra
de Solís Vidal por una deuda de alimentos que ascendía a $13.496.772;
3.- Con fecha 24 de febrero de 2016 las partes presentaron un nuevo
avenimiento por la deuda de alimentos en el que reconocieron el suscrito el
año 2012 e incluyeron expresamente el usufructo de la propiedad reclamada
que se reivindica en el actual proceso, avenimiento que fue aprobado por el
tribunal en el mes de marzo de 2016;
4.- El día 12 de mayo del mismo año el demandante Guillermo
Sánchez Castillo y Fernando Solís Vidal otorgaron escritura p ública de
compraventa por la cual el primero adquirió el inmueble de autos;
5.- En fecha 10 agosto de la misma anualidad Karen Fabiola Cuevas
Reyes dedujo acción pauliana ante el tribunal de familia en contra de
Fernando Andrés Solís Vidal y Guillermo Ángel Sánchez Castillo con el fin
que se rescindiera el contrato de compraventa reci én mencionado. Sol ís
Vidal contestó la demanda el 9 de septiembre de ese mismo a ño
reconociendo el usufructo y señalando que “la voluntad de los
comparecientes siempre fue que la pensión de alimentos de $418.639

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correspondía a los dividendos por crédito hipotecario y cr édito
complementario del inmueble en que reside la Sra. Cuevas junto a las
niñas…única forma en que podía otorgarse el usufructo del inmueble …”,
proceso que aún no se resuelve.
CUARTO: Que sobre la base de tales hechos los jueces concluyen
la improcedencia de la acción reivindicatoria tanto porque que la
demandada no tiene la calidad de poseedora de inmueble, ya que “lo ha
aceptado como pago de la pensión de alimentos, entendiendo que el due ño
del inmueble era el alimentante”, y, por consiguiente, “s ólo ejerce su
derecho de usar y gozar de la cosa”, cuanto porque se encuentra en
discusión el título que en autos se invoc ó en autos para ejercerla, habida
consideración a que se encuentra en tramitación la acci ón paulina que
dedujo la ocupante del inmueble contra quienes comparecieron en la
escritura de compraventa, a fin de que se revoque ese contrato y puedan las
alimentarias habitarlo, pues constituye parte del acuerdo de alimentos y es
un “derecho personalísimo y humano en favor de las hijas del matrimonio
Solís Cuevas”, más todavía si Fernando Solís Vidal y Karen Cuevas Reyes
“pactaron régimen de separación de bienes en el mes de enero del a ño 2016
y la venta se produjo en mayo de ese mismo año ” -razonamiento este
último que, valga aclarar, no se condice con el mérito del proceso pues en
el mes de enero de 2016 Solís Vidal contrajo un nuevo matrimonio con
Macarena Loyola Salgado pactando en ese acto separaci ón de bienes-
añadiendo los jueces de segundo grado que es necesario “que se resuelvan
acciones pendientes y relacionadas con la materia de esta causa”.
QUINTO: Que la demandante ha ejercido en esta causa la acción
reivindicatoria que contempla el artículo 889 del C ódigo Civil, que es la
que tiene el dueño de una cosa singular, de que no est á en posesi ón, para
que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela.
Tal acción se sustenta en el poder de persecuci ón y la inherencia del
derecho a la cosa, propio de todo derecho real y muy en particular del
derecho de propiedad. Por esta acción el actor no pretende que se declare
su derecho de dominio, puesto que afirma tenerlo –por lo que la petici ón
que en relación a ello contiene el libelo de fojas 1 no resulta relevante- sino

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que demanda al juez que lo haga constatar o reconocer y, como
consecuencia de ello, ordene la restitución de la cosa a su poder por el que
la posee. En otras palabras, es la acción que tiene el due ño no poseedor
contra el poseedor no dueño.
En efecto, según lo sostiene el profesor don Luis Claro Solar: “Todo
derecho que es desconocido, perturbado o violado da lugar a un recurso a
la autoridad del juez para que lo haga reconocer y lo ampare en su
ejercicio”.
“Esta reclamación judicial del derecho es la acción destinada a
sancionarlo y a mantener al titular del derecho en el ejercicio de los poderes
o facultades que sobre la cosa le corresponden en virtud de su naturaleza
propia. La acción reivindicatoria conforme lo dispone el art ículo 889 del
Código Civil, es aquella que tiene el dueño de la cosa singular, de la que no
está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a restituirla ”.
“Esta acción sigue directamente la cosa, quienquiera que sea la
persona en cuyo poder se encuentre y aunque esta persona no se halle
ligada por ningún vínculo de derecho con aquél a quien la acci ón competa;
es una acción real, una acción in rem, a que se da el nombre de
reivindicación, reivindicatio” (Explicaciones de Derecho Civil Chileno y
Comparado, Editorial Jurídica de Chile, año 1979, tomo IV, página 384).
En cuanto al objeto de la acción, tambi én se ha dicho que éste
consiste en “reclamar la posesión de la cosa, o más propiamente, la cosa
misma, ya que con relación a ella ejerce los actos el poseedor. Dijimos que
lo normal era que la posesión y el dominio se encontraran reunidos en una
sola mano pero que podía darse el caso de que una persona perdiera la
posesión de una cosa, conservando el dominio de ella. Se ha roto en este
caso el estado normal y corriente de las cosas, y en estas circunstancias, la
ley autoriza al propietario para reclamar la cosa de quien la tenga.
Entonces, el objeto de la reivindicación no es, como vulgarmente se cree, el
derecho de dominio; no es ese derecho lo que se reclama, porque si fuera el
dominio lo que se ha perdido, no podrían ejercitarse estas acciones que
competen al dueño de la cosa”. (Arturo Alessandri Rodr íguez, Derecho
Civil, Los Bienes, Primer Año Tomo II, Editorial Lex, páginas 198, 199).

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De lo anteriormente reseñado se desprende que la acci ón podr á
prosperar siempre que concurran ciertos requisitos, a saber, que: a) La cosa
que se reclama sea susceptible de reivindicar; b) El actor reivindicante sea
dueño de ella; c) El reivindicante esté privado de su posesi ón, y d) El
demandado esté en posesión de la especie que se reclama.
En el caso de autos, la controversia se suscita sobre el dominio del
inmueble por parte del actor y la razón por la cual la demandada lo ocupa.
Sobre lo primero la recurrente aduce la infracción de los art ículos 889, 915,
670 y 686 del Código Civil y en relación al segundo aspecto postula el
quebrantamiento de los artículos 767 del Código Civil y 9 inciso segundo
del texto refundido de la Ley N° 14.908.
SEXTO: Que el fallo ha dejado asentado que el 12 de mayo de
2016 el demandante Guillermo Sánchez Castillo celebró con Fernando Solís
Vidal un contrato de compraventa en cuya virtud el segundo enajen ó al
primero el bien raíz materia del juicio.
Consta en autos que dicho título fue inscrito a fojas 10.284 N ° 7954
del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de San Miguel
del año 2016.
De tales antecedentes debe colegirse que el demandante es due ño del
departamento número 42 del cuarto piso, estacionamiento E-ll y bodega
número B-6, todos del Edificio Las Brisas del Llano, que tiene su acceso por
calle Magdalena Vicuña N° 1516, pues así lo imponen los art ículos 760,
686, 700, 728 del Código Civil y demás disposiciones de ese cuerpo
normativo que configuran la denominada teoría de la posesi ón inscrita,
sobre adquisición, conservación y pérdida de la posesi ón de los inmuebles
sujetos al régimen de posesión inscrita, basada en los art ículos 686, 696,
702, 724, 728, 730, 924, 925, 2505 y 2510 del mismo cuerpo legal.
Tal conclusión no puede ser desvirtuada por la sola existencia de un
proceso en el que se ha ejercido la llamada acción pauliana o revocatoria,
destinado a dejar sin efecto el contrato que ha permitido al actor hacerse
dueño del inmueble, pues el éxito de dicha pretensi ón supone la
concurrencia de ciertos requisitos legales y ello debe ser definido mediante

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la sentencia ejecutoriada que recaiga en ese juicio declarativo,
pronunciamiento que no ha sido comprobado en estos autos.
S ÉPTIMO : Que en cuanto al segundo impedimento que los jueces
del fondo han considerado para rechazar la reivindicación, esto es, la
circunstancia de que la demandada ocupa el inmueble ejerciendo un
derecho de usufructo y no como poseedora, corresponde efectuar algunas
precisiones.
En primer lugar debe recordarse que el usufructo es un derecho real
que constituye un gravamen que recae en uno de los atributos del dominio,
puesto que mediante él se resta al propietario la facultad de gozar de un
bien que le pertenece al transferirla al usufructuario, efecto que se expresa
en el artículo 765 del Código Civil cuando estatuye que: “El usufructo
supone necesariamente dos derechos coexistentes, el del nudo propietario y
el del usufructuario”, agregando en su segundo inciso: “Tiene por
consiguiente una duración limitada, al cabo de lo cual pasa al nudo
propietario y se consolida con la propiedad”.
Consta en autos que un tribunal de familia aprob ó en el mes de
marzo de 2016 el acuerdo de alimentos alcanzado entre el vendedor del
demandante y la demandada, actual ocupante del inmueble, el que se
remitía a otra convención del año 2012, incluyendo el usufructo del bien
raíz en cuestión, sin que se haya comprobado la inscripción de ese usufructo
en el Registro de Hipotecas y Gravámenes a cargo del Conservador
competente.
Luego, de conformidad a lo previsto en el art ículo 766 del C ódigo
Civil, el usufructo se puede constituir, entre otros modos, por acto entre
vivos, como acontece en la especie. Pero el artículo siguiente
perentoriamente advierte que “el usufructo que haya de recaer sobre
inmuebles por acto entre vivos, no valdrá si no se otorgare por instrumento
público inscrito”.
Por su parte, el inciso segundo del artículo 9 de la Ley N ° 14.908
autoriza al juez competente para fijar tambi én, como pensi ón alimenticia,
un derecho de usufructo, uso o habitación sobre bienes del alimentante,
como sucedió en la situación que se revisa al prestar el tribunal su

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aprobación al acuerdo que en tal sentido adopt ó el alimentante con la
madre de sus hijas.
En lo que interesa, el mencionado artículo 9 expresa, en su inciso
segundo, que: “El juez podrá también fijar o aprobar que la pensi ón
alimenticia se impute total o parcialmente a un derecho de usufructo, uso o
habitación sobre bienes del alimentante, quien no podr á enajenarlos ni
gravarlos sin autorización del juez. Si se tratare de un bien ra íz, la
resolución judicial servirá de título para inscribir los derechos reales y la
prohibición de enajenar o gravar en los registros correspondientes del
Conservador de Bienes Raíces. Podrá requerir estas inscripciones el propio
alimentario”, y en su último inciso dispone: “El no pago de la pensi ón as í
decretada o acordada hará incurrir al alimentante en los apremios
establecidos en esta ley y, en el caso del derecho de habitaci ón o usufructo
recaído sobre inmuebles, se incurrirá en dichos apremios aun antes de
haberse efectuado la inscripción a que se refiere el inciso segundo”.
Como se aprecia, tanto el Código Civil como la Ley N° 14.908
requieren la competente inscripción si el usufructo recae sobre un bien ra íz,
en consonancia con el artículo 686 del código sustantivo, que prescribe que
la tradición del dominio de los bienes raíces se efectuar á por inscripci ón del
título en el Registro del Conservador y que de la misma manera se
procederá con la tradición de los derechos de usufructo o de uso
constituidos en bienes raíces, del modo que tambi én considera el art ículo 52
del Reglamento Conservatorio de Bienes Raíces.
OCTAVO: Que al tenor de los mencionados preceptos legales se
aprecia que para el Código Civil, el usufructo voluntario constituido por
acto entre vivos que recae sobre inmuebles es solemne, pues no vale si no se
otorga por instrumento público inscrito. Al decir de la doctrina, “la
inscripción no es solemnidad del acto constitutivo del usufructo, s ólo lo ser ía
la escritura pública. La inscripción sería la forma de hacer nacer el derecho
real de usufructo…Del contrato otorgado por escritura p ública nace el
derecho personal para exigir la inscripción de la que nacer á el derecho real
de usufructo” (“Los Bienes”. Fernando Rozas Vial. Legal Publishing Chile.
2007, pág. 305).

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Así lo ha resuelto esta Corte en causa rol N° 519-2009.
Tratándose de un usufructo constituido por sentencia judicial
conforme a la Ley N° 14.908, el legislador razonablemente prescindi ó de la
solemnidad consistente en el otorgamiento de una escritura p ública pues en
realidad no se trata de un contrato de usufructo sino de una modalidad de
la pensión alimenticia.
En tal caso, el alimentante “no podrá entonces enajenar esos bienes
sin autorización del juez. Si se tratare de un inmueble, dicha ‘prohibici ón ’
debe inscribirse en el Conservador de Bienes Raíces (art. 11, inc. 1 °). La
inscripción de tal prohibición de enajenar es lo único que se necesita para el
goce del usufructo en referencia…”. “Si el alimentante contrar ía las normas
anteriormente expuestas, aun antes de haberse efectuado la inscripci ón de la
prohibición de enajenar el inmueble sometido a usufructo, uso o habitaci ón
como pensión alimenticia, incurre en los apremios que señala la Ley de
Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias (art. 11, inc. 3 °) ”
(Tratado de los Derechos Reales”. Bienes. Tomo Segundo, Arturo
Alessandri R., Manuel Somarriva U., Antonio Vodanovic H. Ediciones
Jurídicas de Santiago, Séptima Edición, 2016, págs.. 144 y 145).
NOVE NO : Que de lo dicho cabe colegir que, en cualquier caso,
la inscripción del título constitutivo del usufructo en el Registro de
Hipotecas y Gravámenes del Conservador de Bienes Raíces del lugar donde
está situado el inmueble no constituye una formalidad o solemnidad en la
constitución del usufructo sobre bienes raíces, sino una manera especial,
propia de los inmuebles, de efectuar la tradición del derecho real de uso del
bien de que se trata y del cual el propietario se ha desprendido en beneficio
de un tercero.
La inscripción es un acto posterior a la configuración del t ítulo, por lo
que aquel invocado en la especie por la demandada es v álido, pero la
tradición del derecho a que ella se refiere, esto es, del uso y goce del
inmueble, no ha sido concretada y por esta razón es ineficaz respecto del
actor y, por ende, inoponible.
D ÉCIMO: Que despejado lo anterior corresponde ahora esclarecer
la naturaleza y efectos jurídicos de la ocupación que ostenta la demandada,

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pues el fallo concluye que no se trata de una poseedora porque “s ólo ejerce
su derecho de usar y gozar de la cosa”, mencionando asimismo que
constituye parte del acuerdo de alimentos y es un “derecho personal ísimo y
humano en favor de las hijas del matrimonio Solís Cuevas “.
Ha de precisarse que el usufructuario es un mero tenedor de la cosa
cuyo usufructo le pertenece. Así lo señala categ óricamente el art ículo 714
del Código Civil, sin que esa calificación entre en contradicci ón con el
artículo 2418 del mismo texto legal que autoriza la constitución de hipoteca
sobre bienes raíces “que se posean en propiedad o usufructo ”, ya que, en
opinión de la doctrina, en esta última disposición “no se us ó la palabra
“posean” en el sentido jurídico conocido, sino como sin ónimo de “tengan ”.
(Fernando Rozas Vial, ob, cit, pág. 131).
Ahora bien, con arreglo a lo prevenido en el art ículo 724, con
relación al artículo 728 de la Codificación sustantiva del ramo, la tenencia
del bien raíz sub lite por el recurrente, que indica como antecedente un
usufructo no inscrito, no ha podido otorgarle la posesi ón del inmueble
disputado.
UND ÉC IMO : Que, no obstante lo recién concluido, lo cierto es
que la calificación jurídica de los hechos propuestos por las partes en sus
escritos fundamentales corresponde exclusivamente al tribunal, en virtud del
principio denominado iura novit curia, en virtud del cual el sentenciador
puede y debe aplicar a la cuestión de hecho (questio facti) las normas legales
que la gobiernan (questio juris). “Como se dice muy frecuentemente, el juez,
en todo caso, al que se le supone por raz ón de su cargo, perfecto conocedor
del derecho, suplirá ex oficio la errónea o imperfecta interpretaci ón del
derecho” (Rev. D. y J., T. LX, 1963, 2ª p., sec. 2ª, pág. 49).
Y en ejercicio de esa función es oportuno recordar que en el r égimen
de constitución de la propiedad inmueble instituido en nuestro
ordenamiento, la inscripción conservatoria a que se refieren los art ículos 724
y 728 del Código Civil cumple la función de solemnizar y asegurar la
adquisición y conservación de la posesión de los bienes ra íces, sin
desentenderse, empero, de la noción esencial que sobre el instituto de la
posesión entrega el artículo 700 del mismo cuerpo normativo, cuando lo

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define como la tenencia de una cosa determinada con ánimo de se ñor o
dueño; de donde surgen como componentes que lo estructuran dos
elementos: uno de carácter material, conocido como el "corpus", que es la
tenencia física o poder de hecho sobre el bien y otro, denominado
"animus", de índole psicológica, que se traduce en la intenci ón de obrar
como señor o dueño (animus domini) o en la intención de tener la cosa para
sí (animus rem sibi habendi).
Así, la posesión de una cosa -en la especie, de un bien ra íz- supone y
exige la concurrencia copulativa de los dos presupuestos o elementos
constitutivos que precedentemente se han señalado; de suerte que, en el
evento de encontrarse el dueño de un inmueble inscrito desprovisto de la
posesión material del mismo, por detentarla otra persona, resulta obvio que
no cuenta aquél con la posesión cabal e íntegra de la cosa, en los t érminos
exigidos por el mencionado artículo 700 del Código Civil, que es lo que
precisamente acontece en la especie.
En semejante situación nuestra jurisprudencia ha sostenido la
procedencia de la acción reivindicatoria a favor del due ño y poseedor
inscrito de un bien raíz en contra de la persona que detenta la posesi ón
material sobre el mismo, basándose para ello en lo dispuesto por los
artículos 889 y 895 del precitado cuerpo legal y en esta línea jurisprudencial
se ha dicho que dentro del sistema instituido por nuestro C ódigo Civil sobre
el dominio y posesión inscrita de los bienes ra íces, no cabe duda de que el
dueño y poseedor inscrito de un inmueble tiene aptitud jur ídica para
ejercitar la acción reivindicatoria en contra de quien detenta su posesi ón
material, como también lo reconoce el artículo 915 de esa codificación.
La doctrina de tal manera asentada por la jurisprudencia sobre la
materia en estudio cobra especial vigor en una situaci ón como la que
evidencian estos autos, donde el actor acudió al principal instrumento
jurídico que nuestro sistema normativo pone a disposici ón del due ño de una
cosa singular para asegurar el pleno dominio sobre la misma: la acci ón
reivindicatoria, dirigiéndola contra la demandada que aun cuando no tenga
ánimo de señorío, ocupa el inmueble reconociendo un dominio ajeno –en su

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momento, el del alimentante como nudo propietario- y reteni éndolo
indebidamente en virtud de un título que no es oponible al actor.
Entenderlo de otra manera importaría dejar a la demandante
desprovista de todo medio de defensa jur ídica respecto de un derecho que,
como el de propiedad, se encuentra expresamente elevado a la condici ón de
garantía fundamental, asegurada en el artículo 19 Nº 24 de la Constituci ón
Política de la República.
DUOD ÉCIMO : Que, en consecuencia, los jueces quebrantan lo
previsto en los artículos 889, 915, 670, 686 y 767 del C ódigo Civil y 9
inciso 2° de la Ley 14.908; por falsa aplicación, incurriendo en una err ónea
aplicación de la ley que ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del
fallo, pues los fundamentos y peticiones expresados por las partes y los
hechos asentados en el fallo determinan la procedencia de la acci ón
intentada, por lo que corresponde hacer lugar a la casaci ón en el fondo
interpuesta, sin que sea necesario analizar las restantes infracciones de
derecho denunciadas por la recurrente.
Por estos fundamentos, disposiciones legales citadas y lo preceptuado
en los artículos 764, 765, 766, 767 y 785, todos del Código de
Procedimiento Civil, se acog e el recurso de casación en el fondo deducido
por la abogada Melisa Fuentes Weber, en representación de la parte
demandante, en contra de la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones
de San Miguel el veintiocho de diciembre de dos mil diecisiete, escrita a
fojas 234, la que se invalida y se reemplaza por la que se dicta acto
continuo, sin nueva vista, pero separadamente.
Se previen e que el abogado integrante señor Peñailillo concurre a
la decisión de acoger el recurso sin compartir lo expresado en los
considerandos octavo, noveno y décimo del fallo de nulidad. En su lugar,
tiene presente las siguientes consideraciones:
1.- Tal como está dispuesto en los artículos 686 y 767 del C ódigo
Civil y en el artículo 52 del Reglamento del Registro Conservatorio, el
usufructo sobre inmuebles constituído por acto entre vivos requiere
instrumento público e inscripción del título en el Registro pertinente. Sin

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estas dos exigencias no hay derecho real de usufructo; no queda constitu ído
ese derecho real. No basta el solo título.
2.- Conforme a la ley 14.908 la exigencia no está alterada cuando el
usufructo es constituído por sentencia como medio de pagar una pensi ón
alimenticia. Sólo hay una diferencia en la forma del título; el instrumento
público normalmente será una escritura pública; aquí es una sentencia
judicial. Pero, versando el usufructo sobre un inmueble, la necesidad de
inscripción persiste, con su consecuencia si falta.
3.- Como en el caso no hay inscripción, la demandada no es
usufructuaria.
Redacción a cargo del ministro señor Fuentes B y de la prevenci ón,
su autor.
N ° 1.513- 2018.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sr.
Guillermo Silva G., Sra. Rosa María Maggi D., Sra. Rosa Egnem S., Sr.
Juan Eduardo Fuentes y Abogado Integrante Sr. Daniel Peñailillo A.
No firma el Abogado Integrante Sr. Peñailillo, no obstante haber
concurrido a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por ausencia.

GUILLERMO ENRIQUE SILVA ROSA MARIA MAGGI DUCOMMUN


GUNDELACH MINISTRA
MINISTRO Fecha: 13/08/2019 12:15:41
Fecha: 13/08/2019 12:15:41

ROSA DEL CARMEN EGNEM SALDIAS JUAN EDUARDO FUENTES BELMAR


MINISTRA MINISTRO
Fecha: 13/08/2019 12:15:42 Fecha: 13/08/2019 12:15:42

NLHXMBVXGK
Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


MINISTRO DE FE
Fecha: 13/08/2019 12:31:01

En Santiago, a trece de agosto de dos mil diecinueve, notifiqué en Secretaría


por el Estado Diario la resolución precedente.

JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


MINISTRO DE FE
Fecha: 13/08/2019 12:31:01

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. NLHXMBVXGK

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