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a.

El capítulo 2 “teorías éticas de referencia” intenta explicar de forma superficial las bases de la
bioética en las cuales se trata de sustentar la toma de decisiones del personal de la salud.
Los pilares principales son el de no maleficencia, autonomía y justicia, el de no maleficencia se
basa en el principio hipocrático el cual en otras palabras dicta que siempre debe prevalecer el
beneficio al paciente, dicho en otras palabras, el tratamiento escogido no debería causar un
daño colateral superior al padecimiento que el paciente ya posee.
El principio de autonomía hace referencia a que la decisión final de acogerse a un tratamiento
debe ser del paciente no del operador y siempre que este posea facultades mentales para
decidirlo conscientemente apruebe el procedimiento.
El principio de justicia se basa en la igualdad de cada ser humano sin importar sus diferencias,
pero este principio causa conflicto en la interpretación ya que expone que el operador deberá
juzgar si el costo y beneficio que pueda recibir el paciente es equitativo y significativo para el
resto de la sociedad, ya que los recursos destinados a la salud son un bien común y el
tratamiento de un paciente puede ser elevado y de resultados poco apreciables, los cuales
podrían ser destinados a pacientes con mayor margen de posibilidades de resultados favorables,
esto pone al operador en una balanza donde cualquier decisión puede ser considerada acertada
o errada dependiendo quien la juzgue.
b. Estos principios nos permiten definir un método para la toma de decisiones acerca de los
tratamientos aplicables a un paciente, pero dependen mucho de factores sociales y personales,
nos da pautas aplicables en nuestro ejercicio profesional para la toma de decisiones y el trato
justo a cada paciente.
c. Cada principio tiene limitantes, el principio de no maleficencia podría bloquear la incursión en
practicas experimentales ya que no se podría definir si el resultado será mejor o peor que lo que
el paciente ya posee, el principio de autonomía no permite al doctor actuar bajo sus propios
criterios y conocimientos si el paciente no lo permite, por ejemplo los casos en que personas
afines a alguna religión no permiten una práctica clínica o cuando el paciente se encuentra
negado o no desea seguir luchando por mejorar, y el principio de justicia pone en consideración
el costo y beneficio de mantener un paciente contra la mejora de varios con patologías más
fácilmente tratables, sobre todo en economías de recursos limitados como la nuestra, donde
éticamente no se puede medir el valor de una vida, pero con el dinero que mantienes una vida
con pronósticos sumamente negativos podrías ayudar a otras con mayores posibilidades.
d. Estas teorías nos permiten crear un pensamiento crítico con el cual evaluaremos las posibilidades
de adoptar tratamientos a todo paciente que sea nuestra responsabilidad al desempeñarnos
laboralmente, todo funcionario de la salud debe tener un criterio imparcial y ético para decidir,
pero este documento nos brinda bases para definir los aspectos que tendremos en cuenta al
valorar cada situación.
e. Para la sociedad en general estos principios crean las bases sobre las cuales se fundamenta la
toma de decisiones médicas, medir las acciones con base a los resultados posibles, permitir al
paciente decidir acerca de los tratamientos posibles a los cuales acogerse y calcular una
distribución equitativa de los recursos destinados a la salud de toda una comunidad.

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