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AGENTES FISICOS AMBIENTALES

¿Qué son los agentes físicos?


Un agente físico es una forma de energía presente en el entorno que tiene
capacidad de interactuar con la materia produciendo diferentes cambios que
pueden ir desde una modificación sustancial de la misma hasta un cambio
momentáneo en su estado.
El término “agentes físicos” se utiliza habitualmente para describir distintas formas
de energía que tienen la capacidad de causar daños en la salud y seguridad de los
trabajadores
Los agentes físicos están presentes en un gran número de actividades laborales
como la construcción, la industria, los centros de investigación e incluso en el
sector servicios y pueden abarcar aspectos estudiados de forma clásica desde el
punto de vista de higiene industrial pero también desde la perspectiva de la
ergonomía.

¿Qué tipos de agentes físicos se estudian en el ámbito de


la seguridad y salud en el trabajo?
Dentro de los agentes físicos se incluyen el ruido, las vibraciones, el ambiente
térmico, las radiaciones ionizantes y las radiaciones no ionizantes, entre las que
se encuentran los campos electromagnéticos y las radiaciones ópticas.
Los agentes físicos que se analizan en el campo de la prevención de riesgos
laborales son variados y proceden de diversas fuentes de energía. En primer lugar
se podrían situar aquellos relacionados con la energía mecánica, el ruido y las
vibraciones, debido a que son los más tradicionales en el terreno de la higiene
industrial y sus efectos perjudiciales en la salud se conocen desde los inicios de la
disciplina.
Por otra parte, se encuentran los relacionados con la energía calorífica.
Un ambiente térmico desfavorable puede ocasionar situaciones de incomodidad
con consecuencias para la salud, pero también puede desencadenar situaciones
de peligro grave si las condiciones ambientales son extremas.
Una de las energías que mayor presencia tiene en el entorno laboral es la energía
en forma de ondas electromagnéticas o radiaciones. Bajo la definición de
radiaciones se incluyen aquellas que tienen energía suficiente para ionizar la
materia, conocidas como radiaciones ionizantes. Las radiaciones ionizantes
pueden tener naturaleza de onda electromagnética o corpuscular (por ejemplo, la
radiación α está compuesta por núcleos de helio).
Las radiaciones que no tienen energía suficiente para ionizar la materia se
clasifican dentro del epígrafe de radiaciones no ionizantes. En esta definición se
incluyen los conocidos como campos electromagnéticos y las radiaciones ópticas.

¿Cómo afectan a los trabajadores?


Dado que la naturaleza de los agentes físicos es variada, los efectos que van a
tener en la salud de los trabajadores serán diferentes en función del tipo de agente
que los origine.
Por ejemplo, la exposición repetida y duradera a niveles elevados de ruido puede
producir, entre otros efectos, una pérdida de la audición o hipoacusia mientras que
la exposición a vibraciones produce diversos trastornos musculoesqueléticos y
neurológicos.
Las radiaciones ionizantes son capaces de producir, entre otros efectos,
modificaciones de las moléculas de ADN, con las graves consecuencias que esto
puede desencadenar. Así mismo, son bien conocidos los graves daños en los ojos
y en la piel que pueden producir las radiaciones ópticas, como la inducción de
cáncer de piel por parte de las radiaciones ultravioleta.

Entre los efectos adversos asociados a la exposición a campos electromagnéticos


se pueden destacar el calentamiento de los tejidos que producen microondas y
radiofrecuencias. Puede que los más graves sean los efectos indirectos de los
campos magnéticos estáticos intensos, ya que pueden interferir con los
dispositivos médicos tales como los marcapasos o las prótesis metálicas
implantadas en algunas personas.
Con respecto a los efectos que puede ocasionar un ambiente térmico
desfavorable, pueden ir desde una mera sensación de malestar, ya sea por calor o
por frío, déficit en la atención o concentración que puede incrementar la tasa de
errores y con ella la de accidentes, hasta la muerte por hipotermia o golpe de
calor.

¿Cómo se evalúan los riesgos debidos a agentes físicos?


La evaluación de riesgos ocasionados por agentes físicos va a tener unas
peculiaridades diferentes dependiendo del agente que origine dicho riesgo. No
obstante, los agentes físicos tienen la característica común de contar con
magnitudes medibles y que se pueden cuantificar con mayor o menor dificultad.
Por ejemplo, el nivel de ruido se mide en decibelios y existen aparatos destinados
a medirlo. También existen aparatos para medir la intensidad de las vibraciones, la
temperatura, la dosis de radiación o la intensidad de radiación visible o infrarroja,
etc.
Esta característica de los agentes físicos va a determinar la forma habitual de
evaluar los riesgos pero siempre teniendo en cuenta los principios comunes a
todas las evaluaciones de riesgos donde primero se deben identificar los riesgos,
después tratar de eliminarlos, posteriormente evaluar los que no se han podido
evitar y en función del resultado de la evaluación se habrán de proponer una serie
de medidas de prevención y protección para minimizar sus consecuencias para
volver a iniciar después el proceso (ciclo de mejora continua).
Todos los agentes físicos cuentan con normativa de protección de la seguridad y
salud de los trabajadores de carácter laboral o sanitario, esta última sólo en el
caso de las radiaciones ionizantes. En los reales decretos para cada agente se
especifican los valores límite de exposición, de dosis en el caso de las radiaciones
ionizantes, y las peculiaridades que ha de cumplir la evaluación de riesgos.

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