Ecuador aborigen, hombre fòsil del ecuador II

Los vestigios arqueólogos se reducen en su mayoría a conjuntos de artefactos de piedra

abandonados en los campamentos prehistóricos, pero el hombre mismo se ha revelado esquivo
a la pala del arqueólogo. En efecto, las investigaciones han fallado sistemáticamente en
encontrar los restos humanos en niveles de ocupación temprana del país. Por otro lado, los
pocos especímenes conocidos, que por su apariencia física pueden ser considerados como
antiguos, resultaron para desilusión de los científicos demasiados recientes.
Uno de los mas controvertidos de la paleoantropología ecuatoriana fue protagonizado por el
famoso cráneo de Punín, descubierto en la quebrada de chalán (provincia de Chimborazo) en
1923, por una expedición del museo americano natural y estudiado en detalle por Sullivan y
Hellman (1938). El cráneo fue descrito como dolicocéfalo, de forma ovoide en norma vertical
con eminencias parietales y occipital prominentes, bóveda craneana poco elevada, cara corta y
algo prognata, dientes grandes y desarrollo supra orbital mas marcado para un cráneo de
mujer, si la identificación de sexo, por lo demás hecha con reservas fuese correctas. En 1974 el
investigador encontró el cráneo de hombre, casi completo con características muy similares
como a las del espécimen anterior, salvo que es un poco mayor de tamaño, puede atribuirse a
dimorfismo sexual.
Otro hallazgo que hay que ubicar en la perspectiva que le corresponda es el de los cráneos de
paltacalo. Se trata de una colección de al menos cien cráneos provenientes de una serie de
abrigos rocosos, uno de los cuales es Paltacolo, ubicados a lo largo de los pequeños afluentes
de jubones o sobre todo los espolones montañosos que los separan. Verneu y Rivert reportaron
ocho abrigos que contenían gran número de osamentas (generalmente 1 a 10 esqueletos por
abrigos) y hasta momias relativamente bien conservadas, asociadas a veces con cerámicas.

Es de lamentar que todavía no haya un conocimiento exacto sobre la verdadera antigüedad

de los restos fósiles hasta ahora encontrados. Por ejemplo, el hombre de Punín, que es
considerado el más antiguo de todos, tiene una datación de 4995 años. En cuanto al cráneo del
hombre de Otavalo se le han hecho dos dataciones, pero increíblemente dieron fechajes
diferentes: el uno de 28000 años y el otro de 500 años antes del presente, ¿cuál es la verdadera
antigüedad el primitivo hombre de Otavalo?

Realmente causa indignación el saber que en nuestro país no ha habido suficiente

preocupación de las instituciones u organismos encargados de cuidar el patrimonio nacional, y
en este caso para siquiera datar la antigüedad exacta de los primeros habitantes del Ecuador.
Ojalá ya la tengamos pronto para beneficio de la cultura del país.

Varios milenios después de la presencia de aquellos primeros pobladores del territorio

ecuatoriano, fueron llegando por el Oeste desde las numerosas islas del Océano Pacífico,
aprovechando las épocas cuando los vientos y las aguas superficiales vienen con dirección a
nuestro país, audaces navegantes, frágiles embarcaciones, que siguieron las corrientes marinas
de 5000 Km., y se encontraron con el continente americano. En los objetos de cerámica de
varias culturas precolombinas ecuatorianas, hay evidencias que indican la probabilidad de este
hecho. Luego, con el paso del tiempo, hubo contactos por tierra y por mar entre nuestras
culturas ancestrales y otras del continente Sur y Centro Americanas, lo que hizo robustecer el
contingente aborigen e indígena. También hallamos evidencias de la llegada de navegantes de
raza negra, la cerámica de las culturas del Período de Integración, es decir, por lo menos unos
500 años antes de la llegada del grupo que logró su libertad de los barcos esclavistas en las
costas de Esmeraldas (1553).

Sin duda, el Ecuador siempre ha sido el destino hallado o buscado de las diferentes razas
humanas.
En definitiva, todos estos primeros habitantes que poblaron las regiones naturales que
conocemos, formaron la base de nuestra vigorosa nacionalidad ecuatoriana.