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El periodo precerámico (10,000 – 1,200 a.

C)
Introducción:
Hace unos 10.000 años atrás, gran parte del territorio peruano ya estaba poblado por grupos
humanos que ocupaba los diferentes pisos ecológicos propios de nuestra peculiar geografía.
 En la costa norte encontramos a la tradición lítica de Paiján.
 En la sierra norte a los habitantes de las cuevas de Lauricocha y Guitarrero.
 En la sierra central los cazadores – recolectores de los abrigos rocosos de Telarmachay,
Panaulauca y Pachamachy.
 En la sierra sur en la cueva de Pikimachay.
 En la costa extremo sur a la denominada “cultura” Chichorro.

Para la región de Ica las investigaciones sobre los primeros pobladores son escasas. La mayoría
fueron efectuadas durante la primera mitad del siglo pasado por estudiosos como Alberto
Casavilca, Fréderic Engel y William D. Strong. Los sitios descubiertos por estos investigadores
fueron posteriormente visitados por otros arqueólogos que agregaron más información sobre
dichos sitios.

Sin embargo, también se han dado aportes más recientes sobre el tema, como los del Proyecto
Arqueológico Palpa, dirigido por Markus Reindel y Jhony Isla de la Misión Arqueológica
Italiana, a cargo del Giusepe Orefici, y de Duccio Bonavia y Claude Chauchat. Investigaciones
en proceso, como la del Proyecto Nasca Tardio de Kevin Vaughn y Moises Linares; y del
Proyecto Bajo Rio Grande de Burkrad Vogt y Peter Kaulicke vienen registrando ocupaciones
probablemente relacionadas al periodo que nos interesa.

A partir de los trabajos mencionados presentamos aquí, una visión panorámica resumida de las
primeras ocupaciones humanas en la región de Ica dadas durante poco más de 5.000 años. Sus
protagonistas fueron los antecedentes de aquellos que varios siglos después formaron
sociedades o culturas regionales con alto grado de desarrollo social y cultural como Paracas
(800- 200 a.c), Nasca (200 a.C – 750 d.C) e Ica-Chincha (1.100 – 1.476 d.C).

El precerámico temprano o periodo lítico (8.000 – 5.000 a.C)


Corresponde a los primeros grupos humanos cazadores-recolectores nomádicos o
semisedentarios, se desplazaban buscando alimentos, que habitaban la región de Ica eran grupos
pequeños y su organización era básicamente familiar, y poseían una cultura material muy
sencilla. Para este periodo se conocen por lo menos cuatro sitios:
1. SAN NICOLÁS DE MARCONA: Durante los últimos 5 años se llevaron a cabo un
PEA y un Proyecto de Rescate Arqueológico en la Bahía de San Nicolas de Marcona.
Como resultado, se han descubierto extensas áreas con restos de deshechos líticos, con
lugares de talla, que no están asociados a asentamientos humanos. Los restos
corresponden a núcleos y las grandes, sin artefactos terminados, por lo que los
especialistas piensan que se tratan de canteras secundarias, probablemente de mucha
antigüedad, tal vez de fines del Pleistoceno y/o comienzos del Holoceno (12.000 – 10.000
a.C)

2. PAMPA LECHUZA: Como Paijanense se conoce a una cultura de cazadores


recolectores que vivió entre 11.000 y 7.000 a.C, debe su nombre al sitio de Paiján
ubicado entre los valles de Virú y Pacasmayo en el departamento de La Libertad. La
influencia de esta cultura se extendió desde Piura hasta Ica.
Las puntas Paiján son lo más representativas entre sus artefactos lítico. Tienen una forma
especial, punta larga con un pequeño péndulo o soporte para ser amarradas a una lanza.
Este tipo de puntas se encuentran desde el departamento de la Libertad hasta Ica. La
mayoría de arqueólogos han puesto en duda que las “hachas de piedra” que encontró
Edward Lanning en Chivateros (valle del rio Chillón, Lima) fueran herramientas
acabadas. Todo indica que estas piedras eran en realidad núcleos escogidos de las
canteras que fueron utilizadas para hacer las puntas Paiján.

Sobre su uso existen muchas teorías, algunos afirman que están probablemente
relacionadas a la caza de mastodontes, tigres dientes de sable y megaterios o perezosos
gigantes, fauna extinta del Pleistoceno y del Holoceno temprano propia de la zona donde
fueron ubicadas. Sin embargo, Chauchat cree que estas puntas fueron como lanzas para
cazar peces, pues su punta muy delgada no permitía cazar animales de piel más dura.

Entre las muestras de herramientas de piedra recolectadas por Frederic Engel en los años
1950 en un lugar al sur de Pozo Santo, se encontraron puntas de proyectil bifaciales
manufacturadas en una técnica similar a la del Paijanense, según sostenía Bonavia y
Chauchat quienes estudiaron los artefactos. Recientemente, Jahl Dulanto redescubrió el
sitio confirmando la existencia de artefactos de la industria lítica del sur de Ica.
Por lo tanto, los artefactos líticos de Pozo Santo serían las primeras evidencias claras de
los pobladores primigenio de la regio Ica.

3. VISITANTES (EL HOMBRE DE SANTO DOMINGO): Comprende a los restos


humanos encontrados por Frederic Engel en la Pampa de Santo Domingo ubicada en de la
Bahía de Paracas, con una antigüedad de aprox 7.000 años a.C. De manera común son
conocidos como “El Hombre de Santo Domingo”. Los restos consisten en las tumbas de
dos adultos y un bebe descubiertos por casualidad en una de las tantas expediciones de
Frederic Engel en Paracas, cuando la rueda de un vehículo quebró uno de los cráneos,
poniendo así al descubierto la presencia de agrupación posiblemente de transeúntes en la
zona de la cual, sin embargo, a la fecha no se han encontrado vestigios de sus viviendas.
Estos individuos serían los primeros visitantes de la Bahía de Paracas con los que se
inician la exploración de los abundantes y variados recursos marinos de la zona.

 La primera tumba estaba excavada en el suelo arenoso y contenía el cuerpo de un


adulto fuertemente flexionado, de espalda con las piernas apoyadas en el
estómago, y de las manos sobre la cara, envuelto con una estera. Debajo de la
estera se notaba una frazada de fibras muy finas, quizás de tillandsias con restos
de motivos de calado decorativo creados por desplazamientos de la trama.
También se pudo notar la existencia de otras dos piezas textiles de fibra vegetal
de un implemento de hueso posiblemente para tejer colocado sobre el pecho del
difunto.
 La segunda tumba fue encontrada al lado del primer fardo envuelto en esteras de
junco y una piel de pingüino. El individuo había sido fuertemente flexionado y
recostado sobre su lado izquierdo en posición este-oeste, la cabeza al este; una
mano en la cara, la otra en la pelvis. El fardo se encontró una aguja de hueso
ancha y algo roma.
 El tercer entierro estaba igualmente cavado en la arena y contenía un bebe de
pocos meses de edad flexionado y envuelto con una estera entrelazada doblada a
lo largo; la amarraban dos soguillas, una de junco, la otra de lana de 5 hilos. Un
gorro decorado con conchas discoidales cubría la cabeza; una piel de vicuña
extendida cubría el cuerpo el cual llevaba dos prendas de vestir, una de tejido
entrelazado de fibras muy finas que envolvía una segunda estera. Finalmente, el
fardo estaba finamente amarrado con tres soguillas de lana y fibras vegetales;
como ofrendas tenía una piedra pequeña pintada de rojo, e hilos de lana roja.

4. ABRIGO ROCOSO DE PLAYA LOMITAS: Sitio también descubierto por Engel en


dos cuevas mirando al mar del cerro Olleros, ubicado al sur de la playa Lomitas, costa de
la provincia del distrito de Ocucaje Ica. Aquí se encontraron conchales con restos de
actividades humana fechados en aprox 7.000 años a.C las cuevas están aprox 60 m.s.n.m.,
abiertas hacia el noroeste y opuestas a los fuertes vientos que soplan desde el sur.

Ambas cuevas habían sido habilitadas en su interior y frente ellas, en la bajada hacia la
playa, se habían acumulado gran cantidad de desperdicios. La entrada de una de ellas
media 7m de ancho por 3 m de alto y 4 m de ancho y 2.50 m de alto la otra. Engel excavo
dos pozos de sondeo, uno en el interior y el otro en la terraza exterior de las mismas. En
la capa más profunda de los basurales encontró núcleos y esquirlas de piedra,
conjuntamente con huesos de aves, valvas de moluscos y otros. Los restos de una de las
excavaciones de Engel revelaron una edad de 6.835 a.C

Precerámico tardío o arcaico (5.000 – 1.600 a.C)


El periodo Arcaico en la arqueología de los Andes centrales esta caracterizado por la aparición
de grupos humanos que ya practicaban la agricultura de manera incipiente y tenían cierto grado
de sedentarización. Sus herramientas siguen siendo de piedra, se incorporó el algodón,
elaborando prendas en técnicas pre-telar. El Arcaico en Ica está representado por ocho sitios,
seis ubicados en la zona costera y dos en los valles de la región.

1. CEMENTERIOS Y OSARIOS DE CABEZAS LARGAS: Ambos restos fueron


encontrados por Frederic Engel debajo de la ocupación de la Cultura Paracas del sitio
arqueológico de Cabezas Largas, ubicado en la Península de Paracas. El cementerio
incluye seis entierros de individuos adultos envueltos en estelas y pieles de lobo marino
que estaban acompañados de diversos tipos de ofrendas, principalmente, agujas de
huesos, collares de cuentas de conchas, canastas, soguillas de fibra vegetal, etc.

En el Osario, ubicado a unos 2 metros del cementerio se encontró un amontonamiento de


alrededor de 40 individuos con sus cuerpos desarticulados, producto de una remoción
probablemente de tiempos prehispánicos. Algunos de los cadáveres se encontraban
sujetos a la arena por dardos de madera y/o con una piedra grande sobre ellos. Asociados
a esta fosa común, se registraron entre otros:
 40 palos que pudieron ser usados como dardos, algunos de hasta 1.8 de largo y
con la punta afilada.
 Abundante pieles y fibras sin hilar de camélidos, al parecer de vicuña.
 Ornamentos personales (collares, brazaletes, pendientes) de conchas y dientes y
huesos de lobos marinos.
 Puntas de proyectiles de obsidiana.
 Un fardo casi completo, con varios envoltorios de redes, esteras, piel de vicuña,
fue fechado en aprox 5.000 a.C.

2. ALDEA DE SANTO DOMINGO: Corresponde a la primera aldea de pescadores y


recolectores de mariscos hasta ahora conocida para la Bahía de Paracas con una
antigüedad estimada de 4.000 años a.C La aldea consistía en siete chozas circulares con
paredes de estera; seis de las chozas tenían un diámetro promedio de 5 metros y una
séptima, de 11 metros. Sobre toda la aldea se encontraron restos de algodón y jíquima,
ambas plantas cultivadas andinas ya domesticadas. Se registraron también caparazones de
tortuga, huesos de aves y de mamíferos marinos, huesos de peces, huesos y pieles de
camélidos, artefactos de piedra y de hueso, ornamente personales de concha y de huesos,
cestas, tejidos y esteras de fibra vegetal y algodón, etc. Por lo menos una docena de
individuos fueron enterrados en el sitio, también envueltos en esteras y amarrados con
ofrendas funerarias como plumas de aves marinas, finos tejidos de fibra vegetal, batanes
y objetos de hueso, de piedra y de huesos de ballena.

3. LA ESMERALDA: Pequeño asentamiento estacional descubierto por la Misión


Arqueológica Italiana en 1990 en un sector del sitio arqueológico
Cahuachi, debajo de construcciones de adobe de la cultura Nasca. Para el sitio, Jonny Isla
reporta el hallazgo de numerosos artefactos de piedra, sobre todo de obsidiana; valvas de
conchas de abanico, huesos de cuy, fragmentos de tejidos de fibra vegetal. Todos estos
restos estuvieron asociados a una vivienda que inicialmente fue semisubterránea, cavada
en suelo calcáreo y con una pared, probablemente de esteras sostenidas con postes de
troncos, para protegerse de los fuertes vientos propios de la zona.

Posteriormente, esta vivienda fue remodelada, construyéndose un pequeño recinto de


planta forma cuadrangular y los postes son colocados en zanjas delgadas. Poco antes de
que el sitio fuera abandonado, en el recinto se excavo un hoyo y se enterró a un individuo
adulto de sexo masculino de 30 a 35 años de edad. El difunto estaba sobre una “cama” de
piel de lobo marino y su cuerpo estaba cubierto por una estera de fibra vegetal. En el lado
norte del entierro se encontró un cuchillo de obsidiana y varias lascas del mismo material.
El sitio tiene un fechado de 4.400 años a.C.

4. PERNIL ALTO: Sitio registrado por el Proyecto Arqueológico Palpa-Nasca en la


margen norte del Rio Grande, fue definido como un sitio agro alfarero del Periodo Inicial
de la cerámica (1.500 – 800 a.C), pero luego de su excavación, debajo de los restos de
este periodo, se descubrió un pequeño asentamiento del Periodo Arcaico de aprox 4.000
a.C. Este último asentamiento consiste en alrededor de una docena de viviendas
semisubterráneas de planta ovalada o circular de aprox 3 metros de diámetro y de 0.80 a 1
metro de profundidad con hoyos para los postes de madera que sostenían los techos. En la
superficie de las viviendas se notaron zonas de quema, batanes de piedra, manos de moler
y otros restos de actividades domésticas. Pernil Alto del Arcaico recuerda a la Aldea de
Santo Domingo de Paracas.

En las excavaciones también se encontraron más de 30 entierros humanos, mayormente


de niños, pero también de adultos. Cada tumba contenía un solo individuo envuelto en
esteras, tapado con ramas, tallos, hojas y gramíneas; algunos presentan colares, dijes y
pulseras. Las tumbas estaban normalmente cubiertas con hojas, tallos y ramas. Uno de los
difuntos tenía como ofrendas objetos de molienda, artefactos y cuentas de collar de
moluscos, huesos trabajados, astas de venado, una punta de obsidiana y fragmentos de
calabaza; en su cabeza hubo restos de gorro de fibra vegetal y de vestimenta del mismo
material. En otro caso, el cadáver de un niño menor de 1 año, tenía un gorro de fibra
vegetal; como parte de su ajuar mortuorio, había dos objetos de hueso trabajado y una
pulsera de conchas. En términos generales, los entierros de Pernil Alto son muy similares
a los de Santo Domingo de Paracas y al de La Esmeralda de Cahuachi.
5. CASAVILCA: Sitio descubierto en 1937 por el intelectual iqueño Alberto Casavilca
Curaca de donde deriva su nombre. William Strong, Gordon Willey y John Cobett lo
investigaron en los años de 1940. En 1956 fue visitado por Edward Lanning y Frederic
Engel, y en 1991 por Patrick Carmichael. Casavilca consiste en un conchal localizado en
el lado norte del estuario de Rio Ica, a unos 700 metros de la orilla del mar. Entre los
artefactos de piedra encontrados hay lascas de obsidiana, raspadores de piedra,
fragmentos de madera tallada. Se encontraron también restos de viviendas de postes y
paredes de totora o cañas, huesos de llamas y objetos hechos con vertebras de ballenas,
entre otros. Adicionalmente se mencionan fragmentos de mates, planta que debe haber
sido cultivada tierra adentro. Engel obtuvo para el sitio un fechado de 4.470 – 110; aprox
2.500 ac.

6. SANTA ANA: Cosiste en un conchal de 100 m norte – sur x 300 m este – oeste y 50 cm
de altura que contiene predominantemente valvas de mancha. Otras evidencias en
superficie incluyen carbón, fogatas, huesos de lobo marinos, así como también
fragmentos de mates, hojas de totoras y lascas retorcidas de cuarcita. Con evidencias los.
El sitio, que se ubica en el lado norte de la desembocadura del rio Grande de Nasca, fue
descubierto por Frederic Engel quien encontró, además, restos de una choza con postes de
madera y un entierro humano, obteniendo una datación de aprox 2.720 a.C.

7. CONCHAL DE SAN NICOLÁS: Asentado en la Bahía de San Nicolas de Marcona que


fueron registrados inicialmente por William D. Strong en 1953. Los restos consisten en
cinco conchales de 15 a 1.5 cm de largo x 3 a 4 metros de altura con restos de erizo de
mar, lapas, choros y almejas. También contenían ceniza, carbón, huesos de lobo marino y
de aves, numerosos cantos rodados y esquirlas de obsidiana erosionadas por el viento. La
única evidencia posible de planta cultivada fue el tallo de un mate.

Entre los artefactos encontrados sobre y debajo de la superficie fueron:


 Cinco puntas de proyectil finalmente retocadas.
 Tres raspadores laterales.
 Un cuchillo de lasca y muchas lascas.
 Núcleos y nódulos de obsidiana negra y veteadas de rojo que representan restos
de fabricación de los artefactos de piedra en el sitio.

8. CONCHALES DE OTUMA: Según sostiene Frederic Engel, hace aprox 4.000 años, en
la zona donde se ubican las Salinas de Otuma, 15 kilómetros al sur de la Península de
Paracas, hubo un levantamiento del nivel del mar el cual ingreso unos 4 kilómetros en la
zona continental formando una laguna muy similar a la que hoy existe en Laguna Grande.

A fines del Arcaico (1.600 a 1.800 a.C) los recurso que contenían la laguna fueron
explotados por los antiguos habitantes de la zona. Muestra de ello son los 31 conchales
que se ubican alrededor bordes la antigua laguna conteniendo mayormente conchas de
abanico. Se asume que la carne de las conchas era secada con sal y luego llevada a
asentamientos en los valles. En los conchales también se encontraron desperdicios de
comestibles, maderas, cañas, restos de sauce, algarrobo y objetos domésticos como eres
entrelazadas, artefactos de hueso y un dardo de obsidiana. Hubo, además, varios tipos de
conchas marinas, restos de delfines, y huesos de lobo de mar, de aves marinas y de
ballenas. Un hallazgo relevante adicional fueron las primeras telas entrelazadas de
algodón. Una pequeña aldea se asentó en el noreste de la laguna.
Resumen:
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, las características generales de las primeras
ocupaciones humanas en la región e Ica se pueden resumir de la siguiente manera:

- Los asentamientos son pequeños: inicialmente fueron campamentos estacionales de


caza y recolección de recursos alimenticios. Para el Arcaico, los sitios son un poco mas
grandes, con viviendas generalmente cavadas hasta cierta profundidad en el suelo y
tienen plata de forma circular u ovalada, con paredes de esteras sostenida por postes de
ramas de árboles (sauce, huapango, pájaro bobo, etc.)- este tipo de viviendas
semisubterráneas, como observa Johny Isla, es típico de los primeros asentamientos
sedentarios de la costa peruana.

- La economía de subsidencia estuvo basada en la pesca, la recolección de recursos


marinos, así como la caza de animales silvestres tanto marinos (moluscos, peces, lobos
marinos, pingüino, delfín y tortuga marina) como terrestres (vicuña y venados); también
debieron aprovechar la carne, grasa y huesos de ballena y delfines que varaban en las
orillas de las playas. Durante el Arcaico, a las actividades anteriores se incorpora la
practica incipiente de la agricultura, representada por la presencia de algodón, la
jíquima y los mates o calabazas, y también se agrega la crianza de animales domésticos
como el cuy.

- El aspecto funéreo se dio en la forma de entierros consistente en hoyos simples cavados


en el suelo, con cobertura de ramas, hojas y tallos de arboles y arbustos. Comúnmente, a
los individuos se les cubría y enfardaba con esteras y presentaban indumentaria y gorros
hechos con fibra vegetal. También se encuentran fardos con pieles de camélido, piel de
lobo marino y redes de cactus. El ajuar funerario incluye principalmente implementos
de piedra y ornamentos personales de conchas marinas. Estos rasgos muestran el
esmerado tratamiento de los difuntos desde los tiempos ancestrales en la región de Ica
tal como igualmente sucede en otras partes del Perú para el Periodo Precerámico.

- La industria textil fue a base de fibras de plantas silvestres como el junco, la totora y
enea, plantas que crecen alrededor de fuentes naturales de agua; a fines del Arcaico se
agrega el algodón. Con estos materiales los que tejieron a mano sus ropajes y esteras
para diversos usos, incluyendo el funerario. De otro lado, las fibras obtenidas de cactus
se emplearon para fabricar redes de pesca e hilos para acertar cuentas de collar y pulsera
con cuentas de conchas marinas y de semillas. Estos objetos usados como ornamentos
personales y se les encuentra con frecuencia acompañando a los difuntos.

- Con relación a la industria lítica, hay presencia recurrente de artefactos y restos de


tallado de piedra en los mismos asentamientos. Entre los materiales utilizados sobresale
la obsidiana, vidrio natural de origen volcánico, uno de cuyos principales yacimientos
se localiza en la región de Ayacucho. Ello significo que los grupos humanos de Ica
estuvieron en interacción con aquellos de la sierra ayacuchana y probablemente también
de Huancavelica. Esto esta además sustentado por la frecuente presencia de huesos y
pieles de camélidos andinos.
En resumen, los primeros habitantes de la región de Ica, a pesar de su limitada cultura material,
conocieron y exploraron recursos de diferentes pisos ecológicos (mares, valles, quebradas,
zonas altoandinas), interactuando con otros grupos humanos que vivieron antes de la aparición
de sociedad agro alfareras complejas.
De otro lado, si bien del periodo de los primeros habitantes de la región de Ica hasta las fechas
solo se conoce once asentamientos, ello no significa que esta temprana ocupación se haya
reducido a este número o que no esté representado en ciertas áreas como el valle de Chincha.
Debido a sus características, muchos deben haber desaparecido por actividades antrópicas y
otros pueden o deben estar cubiertos por restos de otras ocupaciones de culturas posteriores.
Adicionalmente, desde los años 1960 a la fecha, en la región no ha habido investigaciones
orientadas al estudio específico del Periodo Precerámico y los hallazgos que se han hecho han
sido de alguna manera fortuitos, como en el caso de La Esmeralda y Pernil Alto.
Finalmente es interesante notar que a mediados y fines del Periodo Arcaico, los pueblos de otras
regiones de las Andes Centrales construyeron grandes asentamientos con arquitectura cívico
ceremonial monumental, como Caral en la Costa Norte o de la Fase Mito de Kotosh en la región
de Huánuco. En contraste, y como se ha visto, en la región de Ica solo encontramos sitios muy
pequeños y modestos y solo fue a partir del florecimiento de la Cultura Paracas (800 – 200 a.C)
que la región tuvo un desarrollo socio-cultural notable.
Periodo inicial en la costa sur (1000 – 800 a.C)
Periodo inicial
Con el transcurrir de los años, el hombre andino logro la domesticación de plantas y animales en
casi en todos los pisos altitudinales. El cuidado y dedicación que se tuvo con estos bienes obligo
a los hombres a volverse sedentario. Agrupados en aldeas, buscaron el beneficio comunal a
través de la división del trabajo. Los valles interandinos, las lomas y valles costeños fueron los
escenarios geográficos escogidos para establecerse y formar asentamientos poblacionales de
gran envergadura donde resalta la arquitectura monumental de carácter ceremonial, que tuvo sus
inicios en el precerámico tardío. Fue principalmente en el acosta central y norte donde se
encuentran las más grandes construcciones (especialmente pirámides truncas y complejos en
forma de U), no obstante, en la sierra se han encontrado los primeros restos de arquitectura
religiosa.
Junto a estas expresiones arquitectónicas la cerámica apareció en los Andes, pero cabe aclarar
que su presencia no es una medida que establece el avance tecnológico del antiguo poblador
andino. Para cuando aparece la cerámica en los Andes Centrales, existía paralelamente un
desarrollo tecnológico y cultural avanzado para la época pero que no usa cerámica (a cerámico):
Caral.
Lo que si fue novedoso para la época fue la organización política. Las jefaturas y templos
alcanzaron papeles predominantes en la organización de las aldeas. Las autoridades religiosas
obtenían del poblador común su energía y fuerza de trabajo para garantizar con los excedentes
producidos el prestigio de los templos. Surgieron especialistas dedicados fundamentalmente a la
producción de utensilios y herramientas y que estuvieron principalmente al servicio de las elites
y grupos jerárquicos.
Uno de los primeros y principales de los centros ceremoniales del Periodo Inicial fue Kotosh, en
el departamento de Huánuco. Su ocupación se remonta al 2.500 a.C, extendiéndose hasta el
1.500 a.C. En este se ha hallado el famoso Templo de las Manos Cruzadas, llamado así por el
hallazgo de relieves de manos debajo de nichos en uno de sus recintos.
De este periodo data también la construcción del canal de Cumbemayo, (Cajamarca), una obra
de irrigación que conecta las cuencas del Pacifico y el Amazonas a través de un agreste terreno.
El canal esta labrado sobre la roca y estuvo asociado a ceremonias de culto al agua.
Uno de los mas famosos centros ceremoniales de es este periodo es Cerro Sechin, en el valle de
Casma, sobre la costa del Pacifico. La fachada del templo esta adornada por lajas de piedra con
relieves que presentan guerreros ornamentados con cabezas cercenadas u armados con porras.
Junto a ellos se ha representado una colección de partes humanas que incluye columnas
vertebrales, pilas de cabezas cortadas, rosarios de ojos, cuerpos cortados a la mitad, entrañas,
etc. conformando una escena macabra. Al parecer, esta escena representa un hecho mítico,
incluso un mito de creación, aunque existen otros estudiosos que sostienen que la escena
representa un suceso real.
Importancia y antigüedad de la cerámica en los andes centrales
La cerámica aparece como el más común de los materiales arqueológicos y en sociedades
ágrafas (sin escritura) como la de la civilización andina resulta un material de suma importancia
pues de ella podemos inferir aspectos tecnológicos, y de su iconografía, aspectos sociales,
culturales, religiosos y de la vida cotidiana de las sociedades que la manufacturaron. Es también
una herramienta muy útil para la datación relativa de asentamientos.
En el Perú los sitios donde se han encontrado las evidencias mas tempranas de uso de la
cerámica son Pandanche (Cajamarca) con unos 2460 años y Wayra Jirca una fase del sitio de
Kotosh (Huánuco) con 1800 años a.C.
El periodo inicial en la costa sur
En nuestra región este periodo esta representado por cinco sitios arqueológicos. De ellos solo
tres (Disco Verde, Pernil Alto y Hacha) han sido investigados a profundidad. Del sitio
Mastodonte, ubicado en el extremo norte del sector Villacurí, se tienen referencias generales,
pero por el hallazgo de un cuenco con base anular en alfarería marrón oscuro asociado a un
fechado de 1.800 a.C. se ubica dentro del periodo.
Los otros dos sitios, Erizo y Consuelo, localizados en el Valle de Ica, casi no existe
información. Solo se sabe que en ellos se identificaron ollas sin cuello decorados con una hilera
de círculos estampados, una forma y decoración típica del Periodo Inicial.
En algunos proyectos de investigación de las últimas décadas se han observado fragmentos de
cerámica del periodo en contextos secundarios o en colecciones de superficie, pero no se ha
ahondado en su estudio.
1. Fase disco Verde (1000 – 800 a.C)
El sitito esta ubicado en el litoral oeste de la Bahía de Paracos y debe su nombre a la
presencia de unas plantas llamadas “verdolagas” (Sesuvium portulacastrum) que crecen
en forma radial formando círculos en áreas inmediatas al mar, siendo una especie
endémica de nuestro litoral. El sitio consiste en un conjunto de conchales bajos
asentados a lo largo del borde de una terraza natural de tres metros de altura que limita
con la playa de Atenas. El paraje es, a su vez, la esquina norte-este de una entrado del
mar a la península conocida como “El Sequion”, habitad común de aves migratorias
como el flamenco (Phoenicopterus chilienses) y el rayado (Rynchops niger), así como
de especies marinas económicamente muy importantes endémicas en zonas de aguas
tranquilas fondos fangosos, como concha de abanico (Argopecten purpuratus) , concha
navaja, almejas blancas, crustáceos como el cangrejo peludo, cangrejo araña y peces
como la guitarra, el lenguado y varias especies de rayas.
Redes confeccionadas en base a algodón y anzuelos trabajados en concha y hueso
fueron las herramientas con las que el hombre enfrento el reto de su subsistencia y sentó
las bases de una economía sustentada en la pesca y recolección de especies marinas en
aguas tranquilas y poco profundas, características de la Bahía de Paracas. El
asentamiento inicial en el sitio habría sido una modesta aldea de pescadores que solo
empleaban el algodón para su indumentaria, esteras para dormir y herramientas toscas
de piedra fabricadas con guijarros.
Las excavaciones practicadas por Engel, cuyos vestigios aún se pueden observar en el
sitio, arrojaron evidencias de ocupación desde Disco Verde hasta Nasca Temprano. Los
restos de la fase Disco Verde se encuentran en los estratos 13 al 23, es decir, en los once
mas profundos y mas antiguos del sitio, según el perfil estratigráfico esquemático que el
autor presenta. Es probable que, en los niveles inferiores de Puerto Nuevo, así como en
otros asentamientos cercanos del litoral este de la Bahía, existan también evidencias de
esta fase de cerámica inicial; las recientes exploraciones de García Soto en esta parte de
la Bahía de Paracas parecen confirmar esta ocupación.
Las dos dataciones radiocarbónicas mas antiguas obtenidas en las excavaciones de
Disco Verde son 27 + 60 A.P y 2705 A.P, han sido calibradas por Paul entre 1045 a 790
a.C. lo cual nos permite ubicar cronológicamente a la fase Disco Verde entre
aproximadamente 1.000 y 800 a.C.
Inicialmente, Engel presentaba ceramios Disco Verde como “típicos de la época
Chavín” cuando en realidad no tenían vinculación estilística alguna con ninguna de las
fases conocidas para la alfarería de Chavín de Huántar, erros que es corregido
posteriormente. De otro lado, parece que cuando Engel habla de la cerámica Disco
Verde, se refiere básicamente a un “loza marrón” en uso hasta épocas Cavernas; es
decir, que se trataría de un altar sencillo vigente por un largo periodo.
Disco Verde. DeLeonardis reporta un tiesto comparable a los dos mencionaos en un
asentamiento ubicado en las vecindades de Callango en el valle bajo de Ica. De la misma
zona de Callango, en 1963 John Rowe y Patricia Lyon registraron un sitio Hacha del
Periodo Inicial del valle de Acarí. El uso del negativo y de bases anulares en Hacha en
una época similar a la de nuestra fase más temprana relaciona el estilo Hacha con Disco
Verde; el vaso que Riddell y Valdez presentan en su figura 4d es típico de Disco Verde.
2. PENIRL ALTO
En los últimos años, en los valles de Palpa sean registrado varios sitios con cerámica que
presenta las mismas características. Sin embargo, es en el sitio de Pernil Alto en donde
se ha llegado a recuperar grandes cantidades de fragmentos de cerámica donde se
observa un mayor inventario de formas y motivos decorativos. Al mismo tiempo, las
excavaciones han puesto al descubierto un numeroso conjunto de estructuras de barro
pertenecientes a cuatro principales fases de construcción, así como un momento de
reutilización después del abandono del sitio.
Las estructuras arquitectónicas fueron establecidas en u terraza artificial delimitada por
sus cuatro lados por solidos muros hechos con bloques de barro. Los numerosos
recintos, accesos y pasadizos conforman una trama bien organizada que, partiendo de un
núcleo básico, se mantuvo durante toda la ocupación del sitio. De este modo, a lo largo
del tiempo se observa el crecimiento del asentamiento en todas direcciones con la
clausura, ampliación y superposición de estructuras.
Adicionalmente, restos aislados de otras estructuras de barro se registraron en el
extremo sudoeste del sitio, mientras que pequeñas terrazas con deshechos de actividades
domestica se observan en la siguiente quebrada, en el extremo norte del sitio. Luego de
un tiempo de abandono después de la cuarta fase constructiva, una parte de las
estructuras de la zona central fue reutilizada con el agregado de una capa de relleno y el
establecimiento de un apisonado. También en este tiempo se observa la inclusión de
gruesos postes de sauce, pero no se construyeron muros u otras estructuras.
Por otro lado, entre las diversas estructuras se han registrado numerosas capas de uso y
rellenos contenido diversos materiales de actividad doméstica, productiva de bienes y
actividad artesanal. Estas evidencias son claros indicadores de que Pernil Alto constituía
un asentamiento permanente con un estilo de vida sedentario cuya principal actividad
economía estaba basada en la agricultura. La producción artesanal indica la existencia
de una cierta división del trabajo y por ende de las primeras evidencias de estratificación
social. No obstante, se debe indicar que hasta el momento no se han encontrado
entierros pertenecientes a este lapso de tiempo.
Los numerosos fechados de radiocarbono procedentes de muestras tomadas en los
diferentes niveles de ocupación indican que la ocupación del Periodo Inicial en Pernil
Alto ocurrió entre los años 1.300 a 900 a.C.
Finalmente, es importante indicar que, con las excavaciones de Pernil Alto, por primera
vez en la costa sur se ha llegado a excavar y documentar casi completamente un
asentamiento del Periodo Inicial. La variedad y riqueza de los materiales asociados
indican que los habitantes de Pernil Alto además de tener una economía estable y
permanente basada en la agricultura y la producción de bienes secundarios, también
tuvieron acceso a recursos de zonas tan alejadas como el litoral o la sierra.
En el caso de la cerámica se observan algunos rasgos distintivos, tanto en forma como
en decoración, que luego se observan mas desarrollados en el corpus de la famosa
cerámica Paracas. En consecuencia, resulta evidente que el Periodo Inicial constituye el
antecedente inmediato sobre la cual luego se desarrolló la cultura Paracas.
3. HACHA, ESTRUCTUA 4
Esto es un sitio ubicado en el Valle de Acarí y que en las grandes síntesis de arqueología
peruana es considerado como ejemplo esencial de la ocupación del Periodo Inicial de la
costa sur, en base fundamentalmente a los estudios iniciales en el sitio por arqueólogos
de la Universidad de Berkeley en los años cincuenta. Mas recientemente, Robinson
(1994) ha representado un nuevo corpus de evidencias que le han permitido definir dos
fases de ocupación en el sitio, provisionalmente denominadas “Hacha 1” y “Hacha 2”.
Hacha 1 corresponde al material de superficie cuyo componente mas temprano es el
usado precisamente para asignar al sitio dentro del Periodo Inicial, el otro componente
es “Paracas”. El material diagnostico usado para definir el probable estilo alfarero
Hacha 1 procede de la excavación de una de las cinco estructuras que componen el sitio.
En un lente de basura enterrada en asociaciones directa con el muro este de la estructura
4 del sitio se descubrieron aproximadamente dos docenas de fragmentos de lo que sería
la primera cerámica ubicada debajo de la superficie, claramente diferenciada de la de
Hacha 2.
De los tiestos recuperados Hacha 1, Robinson determina cuatro formas de vasijas:
a) Un vaso pequeño del cual solo tiene fragmentos bordes.
b) Un vaso con base anular.
c) Un vaso alto de forma cuadrangular y base anular.
d) Un cuenco bajo cuadrangular con guiones incisos en bandas horizontales en la
superficie exterior.
De las cuatro formas, el vaso o escudilla alto cuadrangular se cuadrangular se asemeja a
aquellos del estilo Puerto Nuevo y es, a la vez, uno de los pocos ejemplos comparativos
que conocemos para esta forma de vasija fuera de la Bahía de Paracas. Robinson ubica a
la fase Hacha 1 a fines del Periodo Inicial y comienzos de Horizonte Temprano. Tanto
por sus fechados radiocarbónicos (ca. 900 – 800 a.C) como por su cerámica, nosotros
relacionamos Hacha 1 con la fase Disco Verde que, Gracia y Pinilla (1995) ubican entre
1.000 y 800 a.C., es decir, a fines del Periodo Inicial o Formativo Temprano.

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