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31/8/2021 ¿Es pecado hacerme una cirugía plástica?

| Coalición por el Evangelio

VIDA CRISTIANA

¿Es pecado hacerme una cirugía plástica?


24 AGOSTO, 2021  | 
​PATRICIA NAMNÚN

El año 2020 se ha caracterizado por encierros y trabajo remoto, pero también en Estados Unidos se
realizaron más de 15 millones de cirugías estéticas en ese mismo período de tiempo. Las más comunes
fueron la cirugía de nariz, la liposucción y el aumento de busto. El 92% de estas cirugías fueron
realizadas por mujeres y el total gastado fue de 16.7 mil millones de dólares. Eso sin considerar que a
pesar de ser una cifra tan alta, este año hubo una notable disminución del 30% en comparación con el
2019. Aunque no tenemos estadísticas de estos mismos procedimientos en nuestra región, de seguro
nos sorprenderíamos también con los resultados.

Aunque las estadísticas no establecen la moralidad de estos actos, sí nos ayudan a entender algo de la
tendencia de nuestros corazones. La intención de este artículo no es ser dogmáticos ni legalistas con
relación a este tema, pero no podemos negar la realidad de que podrían señalar que tenemos una
marcada tendencia a idolatrar nuestros cuerpos. Se puede observar una manera incorrecta de percibir
nuestros cuerpos como si nos fueron dados para hacernos lucir bien, cuando más bien nuestros
cuerpos tienen el propósito de hacer lucir bien a Dios (1 Co 10:31).

“Se puede observar una manera incorrecta de percibir


nuestros cuerpos como si nos fueron dados para hacernos
lucir bien, cuando más bien nuestros cuerpos tienen el
propósito de hacer lucir bien a Dios”

El anhelo para con nuestros cuerpos


Desarrollar el discernimiento requerido con relación al tema de la cirugía plástica requiere entender,
con mente y corazón, que nuestros cuerpos nos fueron dados para glorificar a Dios. Eso implica que los
usaremos de una manera que demuestre que nuestros cuerpos no son nuestros dioses y que lo que
hagamos con ellos evidenciará que Dios es mucho más preciado para nosotras que nuestros propios
cuerpos.

El apóstol Pablo nos dice lo siguiente: «Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré
avergonzado, sino que con toda confianza, aun ahora, como siempre, Cristo será exaltado en mi
cuerpo, ya sea por vida o por muerte» (Fil 1:20).  Pablo nos muestra que su deseo es que su cuerpo
sea un instrumento para engrandecer el nombre de Cristo mientras viva y aun cuando muera, su deseo
es que la gente pueda reconocer que su tesoro es Cristo, y no su cuerpo.

Esto pudiera parecer un estándar inalcanzable y, sin embargo, es una muestra de un corazón que ha
entendido dónde se encuentra verdaderamente el gozo. En todo lo que hagamos o dejemos de hacer
necesitamos tener en mente que nuestros cuerpos no nos pertenecen y, por lo tanto, debemos usarlos
de una manera agradable a Aquel que lo formó (Sal 139:13-14), demostrando con nuestras acciones
que Dios está en el trono y no nuestra imagen física.

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/pecado-cirugia-plastica/ 1/4
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Aplicando discernimiento
En ningún lado de las Escrituras podríamos encontrar un texto que aluda a que una cirugía plástica es
pecado en sí misma y aquello a lo que la Biblia no llama pecado, nosotros tampoco debemos hacerlo.

Ahora bien, no debes asumir que un supuesto silencio bíblico directo a este tipo de operaciones te da
luz verde para hacerte un aumento de busto o una modificación en tu nariz. Aunque la Biblia no nos
dice que la cirugía plástica sea pecado, sí nos da algunos principios que necesitamos tomar en cuenta a
la hora de tomar una decisión tan importante para alterar nuestro cuerpo.

Aquí te dejo ocho preguntas que pueden servirte frente a la decisión de una cirugía plástica:

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/pecado-cirugia-plastica/ 2/4
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1. ¿Cuál es la motivación de mi corazón? Como creyentes necesitamos recordar que nuestro


corazón es engañoso y sin remedio (Jer 17:9). Nuestra tendencia jamás debe ser seguir
simplemente los deseos de nuestros corazones, sino evaluarlos, iluminarlos con la Palabra y
guiarlos a Cristo. Antes de tomar una decisión para alterar tu cuerpo, primero evalúa delante de
Dios cuál es el deseo real de tu corazón. Pídele que te examine y te muestre qué te está motivando
y procura someter tu voluntad a la de Él y no a tus propios deseos.
2. ¿Qué pasaría dentro de mí si no logro hacerme esta cirugía? ¿Estaría tranquila o me llenaría
de ansiedad? La respuesta honesta a esta pregunta nos ayudará a ver si nuestros cuerpos y
nuestra imagen representan un ídolo para nosotras. Todo aquello que ocupe el lugar de Dios en
nuestras vidas es pecado para nosotras, por más inocente que parezca (Dt 6:13). Además no
podemos caer en la ilusión de una satisfacción completa y permanente con nuestro cuerpo luego
de la operación. No hay nada perfecto en este mundo y creer que lo lograremos en términos
estéticos nos puede generar mucha ansiedad porque será imposible de alcanzar por completo.
3. ¿Estoy consciente de los riesgos médicos de estas cirugías? Toda intervención quirúrgica
representa un riesgo. Necesito preguntarme si realmente vale la pena someter mi cuerpo a tales
riesgos, recordando una vez más que nuestros cuerpos no nos pertenecen.
4. ¿Esta cirugía tiene la intención de reparar alguna malformación o es para cambiar algo de
mi cuerpo que no me gusta? Los avances médicos son una muestra de la gracia común de Dios
y eso incluye ciertos avances en la reparación de malformaciones del cuerpo que son el resultado
de defectos genéticos o accidentes. Aunque siempre debemos cuidar nuestros corazones, un
cristiano o cristiana pudiera estar buscando restaurar la operatividad original de Dios para su
cuerpo. A la hora de contemplar la idea de una cirugía, necesitas preguntarte si esto que quieres
cambiar es producto de algo que no está funcionando correctamente o es simplemente una parte
de tu cuerpo que no te gusta.
5. ¿Esta cirugía es para resistir los efectos de la vejez? Con el paso de los años nuestros cuerpos
irán cambiando y necesitamos aceptar con gratitud y contentamiento aun los cambios que
nuestros cuerpos van experimentando con el paso de los años porque de lo contrario, sin importar
cuántas cirugías nos hagamos, terminamos acumulando amargura en nuestros corazones.
6. ¿Qué piensa mi iglesia sobre este tema? Los creyentes no vivimos en islas, separados de la
iglesia, sino que más bien hemos sido llamados a vivir en comunidad y sometimiento mutuo (Ef
5:21). Antes de tomar una decisión como una cirugía plástica, necesitamos hablar con algunos de
nuestros pastores y líderes para conocer su posición y pedirles que nos ayuden a examinar
nuestros corazones. Comparte también tu intención con tus hermanos en Cristo, escucha con
atención su opinión porque “Sin consulta los planes se frustran, pero con muchos consejeros
triunfan” (Pr 15:22).
7. Si estás casada o vives con tus padres ¿qué piensan ellos al respecto? La Biblia llama a los
hijos a someterse a sus padres y a las esposas a sus maridos, en todo aquello que sea agradable al
Señor (Col 3:18-20). Tomar una decisión sobre nuestro cuerpo en contra de nuestros padres o
esposos, definitivamente no honrará al Señor.
8. ¿Esta cirugía es una forma sabia de invertir los recursos que Dios me ha dado? Necesitamos
recordar que no somos dueños sino mayordomos de aquello que tenemos. Por lo tanto, la manera
en la que decido usar mis recursos debe ser contemplada a la luz de esta realidad. ¿Hay algo de
mayor importancia que estoy dejando de cubrir o realizar para hacerme esta operación? ¿Me
estoy endeudando para poder hacerlo? ¿Estaré usando recursos que deberían estar destinados a
pagar deudas o cumplir con otros compromisos financieros.

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/pecado-cirugia-plastica/ 3/4
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“Procuremos invertir todo lo que somos, por encima de


cualquier cosa, en que Su imagen sea cada vez más visible en
nosotros”

Su imagen, no la mía
Ya sea que tomemos la decisión o no de practicarnos una cirugía plástica, debemos recordar que
aquello que estamos llamados a cuidar y cultivar principalmente es nuestro crecimiento espiritual. El
verdadero adorno de una mujer no es su apariencia, es la imagen de Cristo que se va formando en ella
(2 Co 3:17-18).

Como ya dijimos, debido a que la Biblia no alude a la ciencia de la cirugía plástica como un pecado,
debemos ser cautelosos al hablar del tema porque involucra la realidad de nuestro corazón. Sin
embargo, ¿sabes de qué sí habla bastante la Escritura? De la vanidad (1 Jn 2:19), de lo engañoso de
las apariencias (2 Co 5:12), del materialismo (1 Ti 6:7-8), la mundanalidad (Stg 4:4) y aún más, de la
necesidad del contentamiento para tener una vida fructífera (Fil 4:11).

Procuremos invertir todo lo que somos, por encima de cualquier cosa, en que Su imagen sea cada vez
más visible en nosotros porque “Engañosa es la gracia y vana la belleza, pero la mujer que teme al
SEÑOR, ésa será alabada” (Pr 31:30).

Patricia Namnún es coordinadora de iniciativas femeninas de Coalición por el Evangelio, desde donde escribe,
contacta autoras, y adquiere contenidos específicos para la mujer. Sirve en el ministerio matrimonios y de mujeres y es
diaconisa en la Iglesia Bautista Internacional, República Dominicana. Patricia es graduada del Instituto Integridad &
Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa
Seminary Wives Institute. Ama enseñar la Palabra a otras mujeres y está felizmente casada con Jairo desde el 2008 y
juntos tienen tres hermosos hijos, Ezequiel, Isaac, y María Ester. Puedes encontrarla en Instagram y YouTube.

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/pecado-cirugia-plastica/ 4/4

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