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ABANDONO DE TRABAJO

77162852La inconcurrencia por parte del trabajador a su fuente laboral se constituye en sí misma
en una de las causas más comunes de ruptura de la relación laboral en nuestro medio, pudiendo
esta conducta ser motivada por distintos factores (salud, mejores ofertas de trabajo, precarias
condiciones laborales, salarios bajos, traslado a otra localidad, acoso laboral, etc.), resultando
imperioso puntualizar que si bien esta contingencia indigna de sobremanera al empleador, este
último debe ser consciente de las causas que originaron esta inasistencia a efecto de que el mismo
evite tomar decisiones que pudieran causar mayores perjuicios económicos a su empresa como
por ejemplo las multas y actualizaciones que posiblemente se generasen como consecuencia de
negarle el pago de los derechos y beneficios sociales que corresponden a su ex-dependiente por
su inconcurrencia en su puesto de trabajo.         

En este entendido resulta importante clarificar que las causales establecidas en los incisos d) y f)
del Art. 16 de la Ley General del Trabajo, inherentes a la inasistencia injustificada de más de tres
días consecutivos, o más de seis en el transcurso de un mes y retiro voluntario del trabajador,
antes de los términos establecidos en el Art. 13 de la referida norma sustantiva laboral,
respectivamente, como causales legales para despedir legalmente a un trabajador sin la obligación
por parte del empleador del pago del desahucio e indemnización; a la fecha se encuentran
expresamente derogados por el Art. 2 de la longeva Ley de 23 de noviembre del año 1.944,
consecuentemente ninguna de las causales arriba señaladas, aún de darse materialmente, podrían
siquiera fundar el no pago de los beneficios sociales señalados por ley.

Claro está, que lo precedentemente señalado tampoco significa que la inasistencia injustificada del
trabajador en la actualidad no se encuentre regulado por la normativa laboral en actual vigencia,
toda vez que: en relación al derogado Inc. d) del arriba citado artículo de la Ley General del Trabajo
fue restablecida posteriormente por Decreto Supremo Nº 1592 de 19 de abril de 1.949 al
determinar en su Art. 7 lo que sigue: 

“Interrumpirán la continuidad de los servicios la inasistencia o el abandono injustificado del trabajo


cuando excedan de seis días hábiles seguidos…”

Lo que significa por un aparte que para poder establecerse la ruptura o interrupción de la relación
laboral deberán transcurrir inexcusablemente más de 6 días hábiles desde que el trabajador se
ausentó de su fuente laboral, y por otra que para el caso de haber transcurrido los mismos, esta
conducta debe ser considerada como una RENUNCIA TÁCITA VOLUNTARIA, conforme a la línea
jurisprudencia que en materia laboral con meridiana claridad a explicado que en cuanto al
abandono de cargo el trabajador no siempre resuelve disolver el contrato de trabajo y liberarse de
las obligaciones que él le imponía mediante un acto jurídico (renuncia expresa). A veces esa
actitud se colige de uno o varios hechos con consecuencias jurídicas; por ejemplo, el abandono, lo
cual pese a la irregularidad de la conducta que denota, también produce efecto disolutorio.

La doctrina distingue, al efecto el “abandono-incumplimiento” y el “abandono renuncia”. El primero


consiste en una violación a los deberes que impone el contrato. En cambio el segundo abandono
renuncia, aunque se manifiesta también en inasistencia al empleo, exterioriza una decisión de no
reintegrarse a él (dándolo por disuelto). Se produce por la no concurrencia al empleo por tiempo
prolongado, haber aceptado otro con el mismo horario que el anterior, haberse mudado a una
localidad muy distante, etc. El comportamiento del trabajador revela inequívocamente su decisión
de disolver la relación jurídica.
Se dan por tanto, dos clases de renuncia: a) la declarada formalmente como tal y comunicada y b)
la que surge del comportamiento observado (renuncia tácita).”

Concluyéndose en consecuencia que aun pudiéndose acreditar con documentación idónea la


inconcurrencia del trabajador a su fuente laboral a este indudablemente le corresponderá el pago
por concepto de indemnización por todo el tiempo de trabajo, incluyendo los derechos adquiridos
(aguinaldo, vacaciones y primas si correspondiere) siempre y cuando el mismo haya acumulado un
tiempo de servicios mayor a 90 días, conforme a las apartadas disposiciones legales que
cronológicamente han regulado hasta la fecha el pago de este derecho (indemnización) por
renuncia voluntaria y que por cierto me permito explanar a continuación de manera puntillosa por
su notable importancia.  

En cuanto a la causal de despido inserta en el Inc. f) del Art. 16 de la Ley General del Trabajo
(renuncia voluntaria), cuya regulación fue reiteradamente modificada por una serie de
disposiciones legales teniendo como base legal lo determinado por el Art. 13 del mismo cuerpo
sustantivo laboral claro con la adecuación introducida el año 1.942 por la Ley de 8 de diciembre del
referido año, que a la letra disponía:

“Cuando fuere retirado el empleado u obrero por causal ajena a su voluntad, el patrono estará
obligado independientemente del desahucio, a indemnizarle por tiempo de servicios, con la suma
equivalente a un mes de sueldo o salario por cada año de trabajo continuo; y si los servicios no
alcanzaren a un año, en forma proporcional a los meses trabajados descontando los tres primeros
meses que se reputan de prueba excepto en los contratos de trabajo por tiempo determinado que
no sufrirán ningún descuento de tiempo. Se reputa como período de prueba solo al que
corresponde la inicial de los primeros tres meses, mas no a los subsiguientes que resulten en virtud
de renovación o prórroga. Si el empleado tuviere más de 15 años de servicios y el obrero más de
ocho años, percibirán la indicada indemnización aunque se retirasen voluntariamente”.

Parte última modificada 6 años después mediante Ley de 21 de diciembre de 1.948, mediante la
cual se redujo el periodo para acceder en caso de renuncia al prenombrado derecho
(indemnización) de la siguiente manera:

“Si el empleado u obrero tuviera más de 8 años de servicios percibirá la indicada indemnización
aunque se retire voluntariamente”.

Disposición legal retocada nuevamente 30 años después mediante Decreto Supremo Nº 11478 de
16 de mayo de 1.974 reduciéndose nuevamente dicho plazo por intermedio del siguiente tenor:

“Si el trabajador tuviera cinco o más años continuos de servicios cumplidos, recibirá la indicada
indemnización aunque se retire voluntariamente. Cualquier contratación posterior de los
trabajadores que se acogen a este beneficio sólo procederá previo acuerdo de ambas partes”.

Cronología de reformas legales modificada por última vez el 1 de mayo de 2.009, fecha en que se
emitió el D.S. Nº 110 en cuyo Art. 1ro. determina:

“El presente Decreto Supremo tiene por objeto garantizar el pago de indemnización por tiempo de
servicios de las trabajadoras y trabajadores, luego de haber cumplido más de noventa (90) días de
trabajo continuo, producido el retiro intempestivo de que fueran objeto o presentada su renuncia
voluntaria, toda vez que el pago de la indemnización por tiempo de servicios constituye un derecho
adquirido”.
Disposición última plenamente vigente y que por cierto también reformuló lo prescrito por el Art.
2do. del Decreto Supremo Nº 11478 quedando consolidado hasta la fecha lo que sigue: 

“Los derechos adquiridos por las trabajadoras y los trabajadores cada cinco (5) años, serán
acumulados, por lo que la pérdida de sus beneficios sociales en aplicación de las causales
señaladas en el Artículo 16 de la Ley General del Trabajo y Artículo 9 de su Decreto Reglamentario
sólo se aplicará al quinquenio vigente sin afectar los anteriores”.

Conforme lo precedentemente explanado, dentro de la inicial ilustración del Art. 13 de la Ley


General del Trabajo contenida en el Decreto Ley de 24 de mayo de 1.939 que en su último párrafo
establecía los límites aplicables únicamente al Inc. f) del Art. 16 de la referida Ley Laboral (retiro
voluntario); en esta definición el quinquenio se consolidaba exclusivamente para el caso de que el
trabajador, después de 8 o más años de servicios ininterrumpidos renuncie voluntariamente; en
efecto, el texto establecía: “...Si el trabajador tuviere más de 8 años de servicios, percibirán la
indicada indemnización aunque se retire voluntariamente...”, entendiéndose entonces por su
específica referencia al “retiro voluntario” que el quinquenio no adquiría eficacia o no se
consolidaba  para las restantes causales de despido (robo, hurto, perjuicio material, revelación de
secretos industriales, etc.), y es esta misma definición con diferencias en los 15 años, la que se
ratifica tanto en la Ley de 8 de diciembre de 1.942 como en la Ley de 21 de diciembre de 1.948
hasta la promulgación del Decreto Supremo Nº 11478 de 16 de mayo de 1.974 en cuyo Art. 2º
determinaba que “...la pérdida de sus beneficios sociales en aplicación de las causales señaladas
en el Art. 16 de la Ley General del Trabajo y 9 de su Reglamento, se aplicará únicamente al
quinquenio vigente sin afectar a los anteriores...”, para concluirse en la última definición
determinada por el Decreto Supremo Nº 110 de mayo de 2.009 en el que se reduce a solo 90 días
de trabajo continuo la consolidación y derecho a la indemnización tratándose de retiro o renuncia
voluntaria.

Concluyéndose entonces que para el caso de que la trabajador haya abandonado su fuente
laboral, a este indudablemente le corresponderá por todo lo anotado líneas arriba, el pago por
concepto de indemnización por tiempo de servicios, incluyendo los derechos adquiridos (aguinaldo,
vacaciones y primas si correspondiere) siempre y cuando el ex-dependiente haya acumulado una
antigüedad de más de 90 días.

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