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Jesús es la Vida

(Parte 1)

Debemos reconocer que en Cristo está la verdad, los principios, el poder, la autoridad y la vida.
Jesús es el autor de todas las cosas y la fuente de toda clase de bendición.

Vamos a ver una situación muy particular en la vida de Pedro:

«Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el
Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (Mateo 16:15-
17, RVR1960).

A partir de esta pregunta que hace el Señor va a venir una respuesta excelente y poderosa por
parte de Pedro “eres el Mesías y el hijo de Dios”, una respuesta que revela a Jesús y que está
basada en una revelación divina.

En este tiempo se requiere de nosotros que tengamos un concepto claro de la verdad acerca de
quién es Jesús. Las personas pueden desarrollar opiniones o pensamientos con respecto al
evangelio del Señor Jesucristo y del reino de Dios, pero nosotros debemos ajustarnos a la
revelación que nos da La Palabra acerca de quién es Él.

Cada día tenemos que redescubrir a Cristo en nuestra vida

«Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella» (Mateo 16:18, RVR1960).

A partir de una confesión verdadera, la confesión que hizo Pedro, el Señor dice que edificará una
iglesia que ni las puertas del Hades podrán contra ella. Las palabras que está diciendo el Señor
Jesús en estos versículos son para impulsar la misión del reino sobre la tierra a través de la iglesia.
La iglesia somos nosotros. Y en nuestro avance en Fe se puede levantar oposición, pero siempre
saldremos triunfantes y vencedores, porque la vida de Cristo está dentro de nosotros. Ningún arma
forjada por parte del enemigo va a prevalecer (Isaías 54:17). Es la fe puesta en Jesucristo la que
vence al mundo y nos da la victoria (1 Juan 5:4-5).

«Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los
cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos» (Mateo 16:19, RVR1960).

Estos versículos concluyen afirmando que en nuestras manos está el poder de soltar palabras de
bendición para traer manifestaciones divinas y que la obra de Cristo sea revelada para que todos
puedan conocer que en Él está la vida, la autoridad y el poder.

Esta pregunta es la misma que debemos ser capaces de responder nosotros ¿Quién es Él?

Nuestro conocimiento sobre Él define lo que recibimos. Nosotros estamos bendecidos por mantener
nuestro enfoque y mirada en Él. No es casual que tengamos experiencias limitadas cuando
tenemos un limitado conocimiento acerca del Padre. Por eso, debemos crecer en el conocimiento
revelado y en la meditación diaria sobre la persona de Jesucristo, sobre Su carácter, Sus atributos,
Sus valores y todo lo que corresponde a Sus virtudes y a los principios de sabiduría, ese es el pilar
de nuestra vida cristiana. Cuando vivimos bajo un Cristo revelado, las estrategias del mal van a ser
expuestas y van a salir a la luz. Porque entendemos la autoridad que Dios nos ha delegado para
vencer las artimañas del enemigo y las fuerzas del mal que se levanten en nuestra contra.

Toda clase de avivamiento en la iglesia viene a partir de tener una revelación de los aspectos de
Cristo en nuestra vida personal. Todo comienza en la intimidad, cuando Cristo es revelado, el
Espíritu Santo trae un avivamiento personal que se manifiesta en todo nuestro ambiente. Porque
nuestra misión es levantar el nombre del Señor y expresarlo en la sociedad y en el contexto de
nuestra cultura. Dar a conocer que tenemos un Cristo vivo, que resucitó y es un vencedor. Pero
para ello debemos tener un concepto claro acerca de Jesucristo, para que podamos transmitir con
verdad que en el Señor está escondida la vida.

Permitamos que se nos revele la vida de Jesús en nuestros corazones para que nuestra vida refleje
quién es Él.

Oración en acuerdo: Padre, ayúdame a crecer cada día en el conocimiento del Cristo revelado. En
tu nombre, amén.

Nota: enseñanza tomada del día 17 de abril 2022, Apóstol Juan Crudo.

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