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Cultivando la gratitud

(Parte 1)

Como hijos de Dios siempre debemos tener un corazón agradecido. La gratitud es la que abre las
puertas de acceso a mayores bendiciones. Honramos a Dios cuando lo adoramos con gratitud.

El Señor nos invita a vivir una vida plena, completa, abundante y gloriosa y ¿cómo podemos llegar
a experimentar eso? Transitando el camino del agradecimiento y la gratitud por medio de una
relación de intimidad con Él. Dios espera que no desaprovechemos esta oportunidad ni seamos
indiferentes.

El agradecimiento es una forma de adoración. En el capítulo 103 de salmos hay muchas


expresiones de celebración y adoración hacia Dios por medio de la gratitud que nace del corazón.
Expresiones que van más allá de observar si las situaciones o las circunstancias son buenas para
hacerlo, porque si tenemos al Señor como una prioridad celebrarlo será algo primordial.

Veamos un ejemplo de este salmo: “Bendice alma mía a Jehová, bendiga todo mi ser su santo
nombre […]”. Salmos 103:1 ¿Qué produce que en nuestra boca haya este tipo de expresiones?
Valorar y honrar nuestra relación con Dios. Tener nuestro tiempo de oración y confesión.

Nuestra boca no debe dejar de darle gloria a Dios todos los días de la vida. Cada mañana, cada
noche al acostarnos nutramos nuestra comunión y alimentemos esta preciosa relación con el
Señor. De esa búsqueda e interés nacerán cosas poderosas y se liberarán a nuestro espíritu lo que
viene de la naturaleza y del carácter de Dios.

Su presencia nos trae gozo, paz y alegría. Es hermoso poder disfrutar de la presencia del Señor.
"Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor,
se regocijará sobre ti con cánticos" (Sofonías 3:17). Como lo dice la escritura Él nos salvará, se
gozará de alegría con nosotros, callará de amor, se regocijara con cánticos. Permitamos que se
nos revele el carácter que tiene nuestro Dios para remover conceptos erróneos que impiden que
experimentemos una vida llena de gozo. Él desea que nos regocijemos y que seamos agradecidos,
que tengamos Su misma actitud y que podamos establecer en nuestra vida un ambiente de gozo.

El gozo es una expresión primaria del reino de Dios. De Su reino en y a través de nuestras vidas.
Contamos además con el Espíritu Santo que opera todo el tiempo en nosotros (Romanos 14:17).

La adoración nos introduce en el reposo de Dios

Debemos ponernos de acuerdo con la perspectiva de cómo Dios ve las cosas desde el cielo. En
nuestra relación con Él es donde se genera y nace el gozo. ¿Por qué nos pondríamos tristes si hay
situaciones que no son favorables? si desde la mirada y perspectiva divina en Cristo podemos
revertir lo desfavorable. Ser agradecido nos fortalece, porque Su gozo es nuestra fuerza.

Hay 3 ordenanzas destinadas a la iglesia en 1° Tesalonicenses 5: 16-18:

1. Vs. 16 “Estad siempre gozosos”. Siempre quiere decir en todo momento. Cuando
conocemos los principios del sistema del reino de Dios nos conectamos con Su corazón y
esto nos permitirá estar siempre gozosos más allá de las circunstancias. Estar gozosos es
también un acto de obediencia hacia Dios.
2. Vs. 17 “Orad sin cesar”. El mandamiento que nos da el Señor es que debemos orar
continuamente. Orar, en cualquier espacio y lugar en el que nos encontremos.
3. Vs. 18 “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús”. Que seamos agradecidos en todo tiempo es la voluntad del Señor y es algo que
debemos trabajarlo desde nuestro interior para que también podamos llevarlo como
influencia de fe a todos los que están a nuestro alrededor.

Debemos ser agradecidos por la vida, por Su fidelidad, porque Su presencia nos acompaña, porque
su amor nos rodea. No necesitamos un suceso para agradecer, tan solo pensar en estas razones
nos llevan a ver la vida en Dios de otra manera y encontrar gratitud en nuestro diario andar. El
gozo, la oración, la gratitud atraen las bendiciones del cielo

Oración en acuerdo:

Padre, me determino a que la gratitud sea parte de mi estilo de vida. Honro tu nombre porque
todo lo bueno viene solo de ti. En el nombre de Jesús, amén.

Nota: enseñanza tomada del día 18 de noviembre 2021, Apóstol Juan Crudo.

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