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El juego es un trabajo serio para el niño

A través del juego el niño comprende la naturaleza y su entorno cultural de forma imitativa,
formando la base para un posterior conocimiento del mundo. “Aprender” se convierte en
“comprender”, y es a través de los sentidos y el cuerpo. Así adquiere la experiencia consciente de
sí mismo: puedo conformar el mundo, porque lo he comprendido.

La fantasía despierta en la vida del niño hacia el segundo o tercer año de edad, coincide con la
época en que el niño comienza a desarrollar su pensamiento. Si ambos, (pensamiento y fantasía)
pueden crecer y madurar conjuntamente conducirán a un pensamiento fecundo, creativo que
alcanza el futuro.

En un principio, el niño está en constante movimiento. Paulatinamente se abstrae en su juego


especialmente entusiasmado por lo que le rodea. El juego no está inventado. El interés se fija en
algo y el juego nace por sí mismo.

Un nuevo paso en el desarrollo de la fantasía aparece en el momento en el cual el juego nace de


una idea. El niño sabe primeramente a que quiere jugar, después buscará los objetos necesarios
en su juego. Surge un elemento interno que se desarrolla en forma de imaginación. El escenario
del juego se traslada desde el exterior hacia el interior.

“El desarrollo de la fantasía infantil es, al mismo tiempo, una importante base para el desarrollo de
un pensamiento creativo. Si aquella se ve impedida, este se resentirá”. Joan Almon

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