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Relato de un ex- drogodependiente:

"LAS DROGAS ME ROBARON LAS SENSACIONES


Y LAS ALEGRÍAS QUE, A FIN DE CUENTAS, SON LA
ÚNICA RAZÓN PARA VIVIR"

Mi nombre es Javier y me gustaría relatar mi vivencia en el mundo de las drogas, pudiendo


hablar ahora desde fuera de ellas y de una manera objetiva.

Yo empecé a tomar alcohol cuando tenía 13 años, no era consciente del riesgo que corría,
"solo quería divertirme"

Empecé bebiendo alcohol los fines de semana, con los amigos: cerveza, whisky, cada vez era
más grande la cantidad que bebía.

Cuando cumplí los 14 años empecé a fumar porros, "pillábamos costo" entre varios amigos,
nos lo fumábamos en el parque o en el campo de unos de ellos, yo pensaba que fumar porros
me hacia molar más, me sentía importante y más mayor.

Yo por esa época jugaba al fútbol y los efectos del alcohol y el hachís aun no me impedían
seguir jugando, los excesos solo eran los fines de semana.

Seguí coqueteando con el mundo de las drogas sin darme cuenta que cada día estaba más
inmerso, con 16 años probé mi primera raya de cocaína, eran las fiestas de mi pueblo.

No imaginaba que ese día cambiaría mi vida.

Ya había cruzado otra barrera y a partir de entonces da igual como se llamara la sustancia
LSD, SPEED, todo lo que estaba de moda en el ambiente nocturno y de discoteca, por aquel
entonces y fumaba porros todos los días, era un elemento primordial en mi vida, no podía
pasar un día sin fumarlos.

A los 18 años me fui a Ibiza, ya que me fichó el equipo de allí, entonces el problema se
agravó bastante más, mi consumo de cocaína se disparó, llegando incluso a perder el
conocimiento por los excesos.

Por todo esto los directivos del equipo no me renovaron el contrato, volví a mi pueblo, antes
de cumplir los 20 abandoné la práctica del fútbol.

Comencé a robar, cada vez necesitaba más cantidad de droga y a la vez más dinero, incluso
robaba en mi propia casa, mi familia estaba realmente destrozada.
Los siguientes cuatro años fueron un infierno, ya era consciente de que tenía un problema,
empecé mi recorrido por médicos y psicólogos siempre con el apoyo de mi familia, tomé todo
tipo de tratamientos y pastillas raras, solo conseguía engancharme también a esos fármacos
sin dejar mi adicción inicial.

Un día salí de casa y no volví hasta pasados tres días y mi familia me dio unos fármacos que
me dejaron dormido, al despertar mis padres ya tenían todo preparado y me encontré en un
centro de rehabilitación en un pueblecito llamado Los Molinos, en plena sierra de Madrid, el
teléfono es 902 999 912.

De esto ya hace tiempo, terminé mi terapia, y os aseguro que no solo no tomo drogas, sino
que soy un chaval feliz, que tiene un equipo de fútbol sala y no necesita drogas para
relacionarse con la gente, con una familia encantadora y a los que debo la vida.

Si alguien al leer estas vivencias y detectar ir por el mismo camino, no esperes llegar al final
de el, yo conseguí ganar la batalla a las drogas y vivo para contarlo, pienso que soy
afortunado.

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