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LA SENDA HACÍA LA LIBERTAD

Es el año 2022, Afganistán está en manos del régimen Islámico, allí, en


Bamiyán vive Amira con su familia. Hasta hace unos meses ella podía ir a
estudiar y hacer una vida como la de otra adolescente del mundo. Ahora
con el régimen Islámico, ha perdido muchos de los derechos que tenía
antes como el poder ir a la escuela, salir a la calle ella sola, practicar un
deporte…

Sus tareas ahora son ocuparse de las tareas de cuidado de sus hermanos,
ayudar a su madre en la casa, servir a su padre y dentro de poco buscar un
marido con el que tener hijos.

Amira, estaba enamorada de un chico llamado Adil. Este era un chico de


su clase con el que tenía muy buena relación. Estos solían quedar con un
grupo de amigos por las tardes para charlar un rato y pasarlo bien.

Adil, era de una familia que no estaba de acuerdo con lo que estaba
haciendo el gobierno de su país, así que tenían que tener mucho cuidado
e intentar que nadie supiese sobre sus ideales, menos Amira, ya que lo
sabía porque Adil se lo había contado. Esta había jurado no contárselo a
nadie ya que ella pensaba igual y estaba enamorada.

Durante unas semanas Amira no supo nada sobre su amigo Adil, entonces
ella pensó que los soldados habían capturado a Adil y su familia, y se los
habían llevado presos.

Todas las noches esta se escapaba de casa para ir a la de Adil y así saber si
este se encontraba bien. Iba noche tras noche, así, hasta que a la segunda
semana su padre la descubrió. Amira le dijo que solía salir a la ventana
para relajarse y poder estar a solas. Su padre, Rachid, no tardó mucho en
darse cuenta que le estaba mintiendo, entonces este, empezó a buscarle
un marido a su hija para poder librarse de ella.
Amira desde ese día ya no solía escaparse de casa por las noches, así que,
solo se quedaba en la ventana mirando el estrellado cielo pensando en el
paradero de Adil.

Pasaron unas cuantas semanas hasta que una noche al asomarse a la


ventana encontró un sobre clavado en un pincho de madera, este estaba
un poco arrugado, en su interior se encontraba una carta de Adil que
decía: “Perdón por no haberte escrito antes, no he podido por una razón
que ahora no puedo contarte.

Cuando termines de leer esto necesito que quemes esta carta y me dejes
otra en el pincho donde estaba.

Te escribiré más cartas en cuanto pueda.

Adil”

A Amira se le escapaban las lágrimas al terminar de leerla. Después de


estar varios minutos delante de la carta, al fin reaccionó y empezó a
quemar la carta. Una vez terminó, escribió otra y la dejó tal y como le dijo
Adil.

Durante los próximos días, Amira estuvo muy pendiente de la ventana por
si aparecía una carta de Adil, pero la única sorpresa que se llevó fue la de
su padre diciéndole que le había encontrado un marido y que en los
próximos meses lo iba a conocer. Esta noticia dejó a Amira confusa y triste
a la vez, ya que eso significaba que si se casaba, ya no iba a saber más de
Adil y pasaría a una vida nefasta.

Durante días no durmió casi nada, hasta que una noche después de cenar,
subió a su cuarto, se asomó a la ventana como de costumbre y encontró la
carta que tanto estaba esperando. Esta decía que ellos, habían tenido que
huir porque un vecino les había estado espiando mientras hablaban mal
del gobierno, y por miedo a que este los denunciara por injuria se vieron
obligados a marcharse a el pueblo de su padre, el cual no se encontraba
muy lejos de la ciudad.
Amira al leer esto, volvió a escribir otra carta y la dejo en el pincho. En
cuanto a la de Adil, la quemó, como él le pidió que hiciera. Aquella noche
se la pasó pensando en cuanto tiempo pasaría hasta que recibiera otra
carta.

Pasaron unos días y recibió otra, esta decía:

“La vida aquí es diferente, tienes más libertad, no sientes como que
alguien te esté vigilando todo el día, no tienes presión alguna…

¿Cómo estás tú por ahí? Espero que bien.

Una noche de estas me pasaré por tu casa para hablar un poco.

Adil.

Amira no perdió ni un solo minuto y se puso a escribir de nuevo una carta,


pero en esta, le contó a Adil que su padre la quería casar con un hombre
que no conocía de nada, que estaba desesperada y que estaba pensando
en escaparse de casa para siempre. Dejó la carta donde siempre y se
metió en la cama.

Al día siguiente se despertó y como de costumbre bajó a desayunar, pero


esta vez se negó a hacer las tareas de casa, entonces su padre eufórico le
pegó un tortazo y ella no se aguantó y soltó todo lo que pensaba. Al
escuchar las palabras que le salían por la boca a Amira, su padre le puso
un trozo de tela en esta y se la llevó a la habitación. Una vez allí Rachid, le
dijo que iba a pagar caras las consecuencias si alguien escuchaba lo que
estaba diciendo. A los minutos subió su madre y le comentó quitándole el
trozo de tela de la boca que se tranquilizara y que ella pensaba igual, pero
que no lo podía decir por las consecuencias que les conllevarían.

A los días, una noche, apareció por sorpresa Adil, Amira le abrió la ventana
y el entró. Estuvieron toda la noche hablando de su futuro, al final Adil
convenció a Amira a que se fuera con él, pero esta no quería dejar a su
madre en esa situación. Así que, ellos quedaron la siguiente noche para
escaparse.

Al día siguiente Amira se lo comento a su madre y al instante, mientras


Rachid trabajaba, se pusieron a preparar dos mochila con un poco de ropa
y víveres. Cayó la noche y su padre llegó a casa, cenaron y como era
normal en Rachid, se fue al bar con los amigos. Entonces a las horas
apareció Adil para llevárselas, salieron por la ventana descolgándose y
pusieron rumbo hacia Seh Diwar.
Pasaron varias horas caminando por el paisaje montañoso, hasta que
cuando estaba amaneciendo, vieron el pueblo. Al mismo tiempo Rachid
llegaba a casa, pero como iba tan borracho no se dio cuenta que su familia
no estaba.

Al siguiente día, él se despertó y como se dio cuenta de que no estaban, se


enfadó tanto que empezó a romper las cosas de la casa, fue tanto el ruido
que hizo que aparecieron los hombres del estado Islámico, entonces el les
contó lo sucedido y pusieron posters por toda la ciudad de búsqueda y
captura por toda la ciudad.

Al tiempo las noticias llegaron al pueblo, lo que hizo que tuvieran que
volver a emigrar, pero esta vez hacia otro país. Estos decidieron ir a
Turquía, aunque el viaje iba a ser duro, no tuvieron más remedio.

Pasaron meses y al fin llegaron, nada más llegar se pusieron a buscar un


trabajo para poder tener ingresos, pero no era tan fácil, era muy difícil
tener un trabajo digno, así que se tuvieron que conformar con la limpieza
de las bodegas de algunos barcos, lo que no sabían es que los iban a tener
explotados.
La situación era inaguantable, pero ellos no se rendían porque era su única
salvación. Un día Adil llegó a casa diciendo que había conseguido sacarse
la licencia de piloto de avión, lo que significaba que iban a tener una
estabilidad económica. Lo contrataron en una aerolínea no muy conocida,
pero con el tiempo, consiguió tener tanta experiencia que fue contratado
en Fly Emirates, en consecuencia de esto, la empresa le ofreció un traslado
a España, él aceptó sin pensárselo dos veces, así que se llevó con él a toda
su familia y a Amira y su madre. Cuando llegaron a España, la empresa les
proporcionó una casa, allí pasaron los años, y Amira y Adil empezaron a
salir juntos.
Al cabo de tres años, decidieron casarse, se celebró la boda y ellos dos se
compraron una casa en Barcelona y tuvieron dos hijos, Umir y Fátima.

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