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Sus tareas ahora son ocuparse de las tareas de cuidado de sus hermanos,
ayudar a su madre en la casa, servir a su padre y dentro de poco buscar un
marido con el que tener hijos.
Adil, era de una familia que no estaba de acuerdo con lo que estaba
haciendo el gobierno de su país, así que tenían que tener mucho cuidado
e intentar que nadie supiese sobre sus ideales, menos Amira, ya que lo
sabía porque Adil se lo había contado. Esta había jurado no contárselo a
nadie ya que ella pensaba igual y estaba enamorada.
Durante unas semanas Amira no supo nada sobre su amigo Adil, entonces
ella pensó que los soldados habían capturado a Adil y su familia, y se los
habían llevado presos.
Todas las noches esta se escapaba de casa para ir a la de Adil y así saber si
este se encontraba bien. Iba noche tras noche, así, hasta que a la segunda
semana su padre la descubrió. Amira le dijo que solía salir a la ventana
para relajarse y poder estar a solas. Su padre, Rachid, no tardó mucho en
darse cuenta que le estaba mintiendo, entonces este, empezó a buscarle
un marido a su hija para poder librarse de ella.
Amira desde ese día ya no solía escaparse de casa por las noches, así que,
solo se quedaba en la ventana mirando el estrellado cielo pensando en el
paradero de Adil.
Cuando termines de leer esto necesito que quemes esta carta y me dejes
otra en el pincho donde estaba.
Adil”
Durante los próximos días, Amira estuvo muy pendiente de la ventana por
si aparecía una carta de Adil, pero la única sorpresa que se llevó fue la de
su padre diciéndole que le había encontrado un marido y que en los
próximos meses lo iba a conocer. Esta noticia dejó a Amira confusa y triste
a la vez, ya que eso significaba que si se casaba, ya no iba a saber más de
Adil y pasaría a una vida nefasta.
Durante días no durmió casi nada, hasta que una noche después de cenar,
subió a su cuarto, se asomó a la ventana como de costumbre y encontró la
carta que tanto estaba esperando. Esta decía que ellos, habían tenido que
huir porque un vecino les había estado espiando mientras hablaban mal
del gobierno, y por miedo a que este los denunciara por injuria se vieron
obligados a marcharse a el pueblo de su padre, el cual no se encontraba
muy lejos de la ciudad.
Amira al leer esto, volvió a escribir otra carta y la dejo en el pincho. En
cuanto a la de Adil, la quemó, como él le pidió que hiciera. Aquella noche
se la pasó pensando en cuanto tiempo pasaría hasta que recibiera otra
carta.
“La vida aquí es diferente, tienes más libertad, no sientes como que
alguien te esté vigilando todo el día, no tienes presión alguna…
Adil.
A los días, una noche, apareció por sorpresa Adil, Amira le abrió la ventana
y el entró. Estuvieron toda la noche hablando de su futuro, al final Adil
convenció a Amira a que se fuera con él, pero esta no quería dejar a su
madre en esa situación. Así que, ellos quedaron la siguiente noche para
escaparse.
Al tiempo las noticias llegaron al pueblo, lo que hizo que tuvieran que
volver a emigrar, pero esta vez hacia otro país. Estos decidieron ir a
Turquía, aunque el viaje iba a ser duro, no tuvieron más remedio.