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A Dios por permitirme vivir hasta estos momentos y seguir con mis estudios.
La Llorona
Cuenta la leyenda, que en un lugar lejano vivía una mujer junto a
sus tres hijitos. A esta familia le iba muy bien, todos eran felices, y
el amor se hacía presente siempre.
Cuando llegó este mal hombre, tiró la puerta de una patada, y gritó
por qué no lo habían recibido. Los niños muy asustados, se
escondieron y la madre por defender a sus hijos, se enfrentó a su
esposo, pero lamentablemente, la mujer fue golpeada y se
desmayó por varias horas.
Cuando ella despertó, buscó a sus hijos por toda la casa, pero no
los encontró ni a ellos ni a su esposo. Decidió continuar con su
búsqueda muy asustada, corrió fuera de la casa bajo la tormenta,
llorando y gritando sus nombres por varios días, meses, años, pero
nunca los encontró.
Las mujeres al oír los lamentos y gritos, corren asustadas tras sus
hijos para esconderlos de ella, ya que se dice, que si los
encuentra, La Llorona se los puede llevar para siempre”.
La ira de la muerte
Cuenta la leyenda que Verónica era una joven alegre, que era de
novia de Fernando, habían planeado casarse y una semana antes,
ella viajó fuera de la ciudad para entregar sus invitaciones.
Cuando llegó el día del matrimonio, ella aún estaba en otra ciudad,
pero decidió vestirse ahí y llegar de frente al matrimonio.
Subió presurosa al auto y sin saber por qué, empezó a tener una
extraña sensación que la puso un poco inquieta. Su tía que iba con
ella, lo notó pero le dijo que los matrimonios siempre son así.
La mañana era triste y el clima muy malo, pues estaba lloviendo
con regular intensidad, cuando ya estaban a 20 minutos de llegar a
la ciudad, en un tramo lleno de curvas, el conductor, inmerso en la
idea de llegar temprano a la boda, aceleró y no pudo controlar el
auto que cayó a un barranco. La joven novia murió
instantáneamente.
Trató de zafarse, pero los grilletes estaban hechos de acero sólido con lo que no
consiguió moverse ni siquiera un ápice. Los gemidos y chillidos de sus parientes
bien pudieron haber salido de la mente de cualquier escritor de leyendas de terror.
Cuando todo aquello concluyó al fin, los ojos del joven estaban acuosos y
enrojecidos a causa de tantísimas lágrimas que derramó.
– ¡Es usted una vil serpiente! Ya no puede hacerme daño, me arrebató a las
personas que amaba. Le advierto que debe cuidarse, ya que mi venganza será
mortífera.
El hombre fue devuelto a la mazmorra, únicamente que ahora su dieta sólo estaba
constituida por agua. Obviamente a los pocos días murió de inanición, dejando a la
monarca tal y como había empezado, es decir, buscando a alguien para poder
casarse.
Mientras eso sucedía, los pregoneros informaban al pueblo de los hechos que
habían acontecido en el castillo. Esos relatos llegaron a oídos de un viejo hechicero,
quien había sido buen amigo de la familia del muchacho.
– Es imperdonable lo que esa mujer ha hecho con todos ellos, en especial con ese
joven, pues lo único que él hacía era el bien. Tengo que descubrir la manera de
traerlo de nuevo a este plano terrenal para que pueda vengarse. Caviló el anciano
mientras buscaba sus libros de hechicería.
Encontró uno que recopilaba algunas historias de terror en las que se usaron brebajes,
los cuales permitían a las ánimas convertirse en fantasmas. De manera clandestina
recolectó uno a uno los ingredientes de la pócima y tiró ese brebaje en la tumba del
occiso.
No sucedió nada extraordinario a excepción de unas cuantas nubes negras que
aparecieron en el cielo. Sin embargo, a partir de ese día la reina malvada empezó
a tener pesadillas y a sentir que alguien la perseguía por todas partes.
– ¿Qué le sucede majestad? ¿Otra vez tiene un mal sueño? Preguntó una de sus
criadas.
– Sí. Sueño con alguien que quiere asesinarme pero por más que busco verle el
rostro, éste siempre está cubierto con una máscara roja. Ciertas noches siento la
respiración de ese ser en mi nuca, como si estuviera esperando el momento exacto
de clavarme un cuchillo por la espalda. No puedo seguir así, mis nervios me están
matando.
– Ahora mismo bajo y le preparo un té señora.
– No, no me dejes aquí.
– No tema, los guardias cuidan su balcón y las escaleras.
La monarca se encerró y se recargó en una de las paredes. En ese instante, sus
ojos vieron cómo se materializaba la figura del muchacho que hacía unos meses
había aprisionado en uno de sus calabozos.
De dicha creatura fantasmal se formaron dos fuertes brazos que se dirigieron al
cuello de la soberana estrangulándola sin que pudiera gritar.
Instantes después llegó la criada y escuchó a la soberana exhalar su último suspiro
mientras alcanzaba a susurrar: Fue el fantasma del campesino.
Hoy día se ubica allí una oficina del INEM, el personal no habla de lo que ocurre
dentro, pero si se pregunta a los gaditanos sobre los fenómenos inexplicables en
la ciudad, todos hacen referencia a la antigua Casa Cuna. Según ellos, los niños
trágicamente desaparecidos siguen deambulando por el lugar con sus llantos y
lamentos, sin encontrar el consuelo ni el descanso que necesitan, junto a las monjas
que ese día corrieron con la misma suerte de ellos.
Quienes abandonaron el barco lo hicieron a toda prisa, sin recoger provisiones, pero
llevando consigo los documentos del barco, el sextante, el cronómetro. Al no
encontrar La Yola se cree que huyeron en ella, y siendo tan pequeña sin duda fue
sobrecargada y volcó, dando un trágico final a toda la tripulación.
La versión oficial afirma que una fuga de gases del alcohol que se transportaba, hizo
pensar al capitán que podría ocurrir una explosión o envenenamiento y ordenó
mentales que llevaron a todos a lanzarse por la borda. Tal vez fue el capitán quien
se volvió loco y lanzó a todos fuera de barco. Pero misteriosamente…no se
los extraños ruidos que se escuchaban cada noche, conociendo su fama de maldito,
los miembros de la tripulación presa del pánico, abandonaron el barco. Quienes
quedaron a bordo desaparecieron uno a uno, hasta que el capitán quedó solo, pero…
una noche de tormenta vio salir de una escotilla, una figura demoniaca, que tomó el
timón mientras él se arrojó al mar para escapar… vio como el barco se alejaba con
Satanás al mando.
vencido…
Leyenda del Submarino UB-65
a un marinero ir a proa a realizar una inspección de las escotillas, una inspección que
debía realizarse de manera rutinaria, pero el marinero saltó por la borda siendo
atrapado por el remolino del submarino, lo cual se consideró un suicidó. Una vez
iniciada la inmersión, el capitán ordenó estabilizar la nave, pero los mandos se
a la superficie.
Luego de estos extraños sucesos fue enviado a los astilleros para ser revisado en
seco. A los pocos días fue declarado apto para el servicio. Durante el abastecimiento
del submarino, un torpedo explotó súbitamente, matando en el acto al segundo
proa y con los brazos cruzados, otro marinero vivió días después la misma situación
y desertó.
A pesar de todo lo acontecido, el UB-65 era una nave aprobada para navegar y
mando para contarle que habían visto al segundo teniente fallecido, habían subido
a bordo con rumbo a la proa de la nave. Sin explicación el fantasma se paró, se volvió
afectó a la tripulación ya que lo único que deseaban era abandonar la nave. En los
momentos que el capitán bajaba la pasarela, fue muerto al ser alcanzado por la
metralla.
En la siguiente misión del UB-65 un tripulante se suicidó, un artillero se volvió loco y
navegando a la deriva frente a las costas de Irlanda y creyó que estaba abandonado.
Decidieron remolcarlo y cuando el capitán miró por el periscopio vio una extraña
figura que permanecía de pie, con los brazos cruzados en la proa de la nave
remolcada. Entonces el UB-65 explotó de repente y se hundió. A bordo de él había
34 marinos.
La investigación prosiguió después de la guerra pero ningún nuevo elemento pudo
explicar lo que había pasado. El UB-65 y su tripulación fantasma, tal vez siga
vigías y Don Nuño Alvear hacían la guardia mientras los demás descansaban
pequeña chimenea, pero junto a los silbidos del viento creyó escuchar una
tenebrosa y estremecedora voz.
Momentos más tarde alguien llamó a la puerta. Tal vez era algún necesitado, pero
no había que confiar en los que andaban errantes a tan altas horas. El recién llegado
dialogaba con los soldados de la entrada suplicando albergue, mientras Don Nuño,
intranquilo, escuchaba tras la puerta. Su voz tenía un acento. Minutos más tarde se
presentó en la cámara del Templario un viejo canoso de larga y blanca barba. Sus
manos huesudas sostenían a duras penas el báculo de peregrino, y sus pies
descalzos se arrastraban penosamente por las losas del pavimento. Don Nuño,
estremecido, se puso de pie dirigiendo su temerosa mirada al anciano, que le dijo: -
Por fin me presento ante vos-,-¿De dónde venís y a dónde os dirigís?- preguntó el
guardián con voz temblorosa,-De dónde vengo es un enigma, pero allí he de regresar
asustado para pensar, se frotaba los ojos para comprobar que no fuese un sueño y
al saber que no, preguntó de nuevo al anciano: –Decidme, ¿quién sois y a qué habéis
venido?-,-A por vos. O mejor aún, a por vuestra alma, que escapa de vuestro pecho
como el humo escapa de la llama. Ahora estáis en mis manos. ¡Soy vuestra muerte!–
queda fuerza para el más leve soplo. Debéis afrontar vuestro destino- exclamaba
pacíficamente el señor de barbas blancas -¡Os lo ruego, -dejadme! – suplicaba Don
Nuño, -De nada sirven vuestros ruegos ante los testimonios de los que os acusan ante
Dios. ¡Mirad, mirad!-.
Entonces, entre las llamas de la chimenea, se reflejaron dolientes rostros. Don Nuño
los reconoció a todos, cada uno de ellos había sufrido a manos del cruel Templario.
Había musulmanes a quien crucificó, doncellas que arrojó por un precipicio al
negarse a satisfacer sus sucios deseos, los pacíficos peregrinos que huían humeando
en carne viva al serle derramado aceite hirviendo desde lo alto de las torres del
castillo. Todas las escenas fueron revividas por don Nuño, que cayó al suelo
echándose las manos a los ojos sintiendo que le ardían las entrañas, se le nubló la
comprobando con espanto que éste se hallaba muerto en el suelo, con el pelo más
blanco, y con abundante sangre manando de su nariz, boca y ojos. Del misterioso