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Por ello, aunque comparten características son muy distintas. Veamos cada una de
ellas a continuación y las razones por las que se ha generalizado su uso tanto en el
sector privado como en el público.
Realizar una firma electrónica quiere decir que una persona física verifica una acción
o procedimiento mediante un medio electrónico, dejando un registro de la fecha y hora
de la misma. Existen diferentes tipos de firmas electrónicas, cada una con su propio
conjunto de requisitos y métodos. De esta forma, se dice que esta firma es un
concepto jurídico y un método de identificación, que se sirve de diversos soportes
electrónicos, como un lápiz electrónico.
Una firma electrónica crea un historial de auditoría que incluye la verificación de quién
envía el documento firmado y un sello con la fecha y hora.
Un dato importante es que no se puede negar haberlo firmado, ya que esta firma
implica la existencia de un certificado oficial emitido por un organismo o institución que
valida la firma y la identidad de la persona que la realiza. Esta se basa en los sistemas
de criptografía de clave pública que satisface los requerimientos de definición de firma
electrónica avanzada.
Los sistemas criptográficos pueden dividirse en dos categorías: los simétricos, que
utilizan la misma clave para encriptar y desencriptar la información; y los asimétrico,
que para encriptar y desencriptar se utilizan dos claves distintas en lugar de una. Son
dos claves numéricas y reciben el nombre de clave privada y clave pública.
Puede ser portador de la firma digital toda persona humana que lo desee. Los
certificados emitidos tienen un período de validez de cuatro años a partir de su fecha y
hora de emisión.
“Todas las firmas digitales son electrónicas, pero no todas las firmas
electrónicas son digitales”