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Comentario sobre los conceptos de la objetividad, la divulgación y la subjetividad.

La especialización es una nueva disciplina que surge gracias a otras especializaciones y


debe permitir la mayor flexibilidad posible. La especialidad también debe adecuarse al
discurso periodístico y no es una tarea sencilla. Cabe destacar la existencia de una figura
que actúa como mediador, una figura que según Bolton es el depositario del saber
especializado y al que contactan los medios de comunicación para conseguir un producto
informativo correctamente orientado a las audiencias generales. Para que un mediador
pueda expresarse por si mismo, requiere de expertos en distintas áreas científicas con
habilidades de divulgador para así conseguir la mayor difusión posible. La supervivencia
del periodismo está condicionada en gran medida a que la actividad periodística sea
entendida por la sociedad y sea valorada como una profesión, por esto es necesario
reafirmar la profesionalidad del periodista. Esto se llevará a cabo mediante la apuesta por
una cultura periodística que pasa por la democratización de los procesos de producción y el
distanciamiento de la idea de que los periodistas han de limitarse a trabajar como simples
administradores de conocimientos.

Glasser, enmascara la autoridad del periodismo utilizando el argumento de la objetividad


como declaración de alejamiento profesional dirigida a proteger a los periodistas de las
acusaciones de parcialidad o tendenciosidad. Esto se corresponde con la ideología del
profesionalismo, que oculta la autoridad del periodista y de su institución periodística por
medio de la objetividad, que conlleva un distanciamiento profesional. Sin embargo, la
objetividad absoluta no se puede alcanzar, en la elección de noticias, el hecho de elegirlas es
un proceso subjetivo. El periodismo especializado reinventa la objetividad pues trata de que
el periodista aspire a la divulgación de la verdad moral de manera rigurosa y eficiente,
teniendo en cuenta las limitaciones y peligros que esto conlleva.

La divulgación correcta es aquella que lleva a cabo documentando, contextualizando e


interpretando. No se trata de un ejercicio neutral, al igual que la objetividad total en el
ejercicio del periodismo no es posible, tampoco lo es la neutralidad en la divulgación.
Einstein dijo que “la divulgación consiste en hacer cada vez un poco más fácil lo bueno y
un poco más difícil lo malo”. Es decir, el fin de la divulgación es bueno, se trata de
comunicar algo útil y productivo para la sociedad. En la divulgación también cabe la
opinión, pero la línea entre opinión e información debe ser claramente diferenciable y sin
mezclar la opinión con la interpretación. La interpretación está relacionada con la
subjetividad. Según Kant, la única subjetividad que podemos creer es como una ficción
operativa. Por eso, la objetividad no existe, realmente, es neutralidad. El desarrollo del
nuevo periodismo norteamericano viene de dejar la falsa objetividad para disfrutar la
subjetividad. Los medios de comunicación reivindicarán el valor de la subjetividad, ya que
venía exigiéndose hasta el momento una objetividad fingida en la que no se podían usar
términos alejados del lenguaje normativizado. Así que contra este tipo de comunicación se
introduce la interpretación, que es fundamental para el periodismo porque explica la
realidad de manera que el sea capaz de comprenderla. Esto está relacionado con teorías de
autores como Aguilera que entienden que el mundo es tan complicado de entender que
debemos explicar e interpretar las noticias. Sin embargo, la interpretación no surge de que
el mundo se haya vuelto muy complejo, sino porque el sentido de la información requiere la
interpretación del emisor, introduciendo un contexto, para ser entendible por el lector y que
este reciba una información completa.

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